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Agnes Lynn

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Todo lo publicado por Agnes Lynn

  1. Agnes Lynn Uno de los consejos que su madre le dio cuando dejó su pueblo natal para ir a Hogwarts fue que no debía confiar en las personas hasta que las conociera de fondo. Apariencias, escuchó más de una vez a su madre decir, las apariencias pueden ser engañosas. Es una de las cosas que más tiene presente cuando conoce a alguien nuevo. No que alguien pueda estarle mintiendo u ocultando algo -todavía no es tan paranoica, pero intenta recordar que sobre todo, las personas son multifacéticas y cambiantes, y lo que puede ver a primer contacto no es siempre la realidad. Escuchando a Rory hablar, tiene la idea de que este no es el caso con el hombre. Entre más escucha sus ideas, más se convence de que el hombre está siendo completamente honesto con ella en todo momento. Es el idealismo y optimismo que no pueden fingirse, que la hacen confiar en él aunque aún sea un desconocido. — Creo que entiendo su punto, — comienza. — Acerca de la, digamos, recontextualización de estos objetos como fuentes de poder que llevaron a un imperio a la gloria. Honestamente no creo que la solución a eso sea el ampliar el transfondo de este casco, o de los demás objetos aquí expuestos, es mucho más complicado que eso. Sí, estos objetos brindaron un poder inmensurable a quienes los portaban, pero cuando hablamos de ellos, son inseparables de quienes los llevaban puestos. Las personas son la historia. El imperio romano cayó hace más de un milenio, y aún conocemos sus leyendas, la gente aún se siente atraída por ellas. Ese mismo es el propósito de estos mitos, el dar esperanza a la gente en tiempos oscuros. Mira a su alrededor, a la gente que observa los objetos detrás de los cristales con diferentes grados de emoción e interés. Ahora que Rory lo ha mencionado, pone atención a los portales junto a cada objeto. Desde donde se encuentra, no distingue más que sombras y objetos que se mueven del otro lado. — Creo que eso es justo lo que se encuentra en esos portales. Contexto. Al menos, eso espero, algo que pueda ayudarnos a entender no sólo por qué fueron estas cosas creadas, sino cómo es que algunas parecen siempre estar rodeadas de tragedia. Con una última sonrisa hacia Rory, camina hasta quedar frente al portal, voltea la vista hacia el ministro y apunta hacia el portal con la cabeza, invitándolo a entrar. Da un paso hacia adelante y a su alrededor, el museo y todos sus ocupantes dejan de existir. El cambio de temperatura es inmediato, el aire frío de otoño da paso a una humedad que le indica no está muy lejos de el mar. Frente a ella, se encuentran unas ruinas que no le son extrañas para nada. El coliseo romano en todo su esplendor. Quitándose la gabardina para evitar abochornarse, espera a que Rory la alcance. @ Rory Despard
  2. Agnes Lynn El cambio en Rory es inmediato, y ella no puede evitar sentir un poco afecto por el hombre. La conversación se ha tornado mucho más filosófica de lo que tenía esperado, pero al mismo tiempo la ha dejado mucho más tranquila. Una parte de ella piensa que el ministro es un idealista, pero otra cree que un idealista es justo lo que se necesita para poder empezar a cambiar las cosas. — No sé si la imaginación puede contagiarse, pero el optimismo sí. Sólo hay que transmitírselo a las personas correctas. El comentario que Rory hace acerca de los Evans la hace soltar una carcajada en voz alta. Recuerda la fiesta en la que los vio por primera vez, una tarde llena de drama, alcohol y confusión por igual. Si así es una fiesta normal para ellos, no puede imaginar cómo será su vida diaria. Y no tendrá que hacerlo, gracias al Despard, podrá pasar tiempo con ellos y llegar a conocerlos. — Algo me mencionó Scav acerca de la orden de los dominicos, sí. — Menciona después de que el ministro mencione a la morena. — Ya la conoce. Sobre todas las cosas, ella es un alma libre. Volverá cuando el viento la traiga de vuelta. Mientras tanto, hay que confiar en que se encuentre bien. Es ahí cuando se da cuenta de que llevan ya un buen rato parados frente al casco de invisibilidad, y aunque nadie les ha pedido que se muevan, han empezado a atraer la atención de un par de guardias. Aunado a la recién emoción de Rory, un par de personas en la sala también los observan con diferentes grados de discreción. — Creo que estamos siendo observados, — susurra, acercándose un poco a Rory. Espera que su voz denote su tranquilidad, pues no ha mencionado esto para alarmar al ministro. — Hay que continuar con el recorrido. » Por cierto, me encanta la historia, ¿pero alguna razón por la cuál estemos aquí presentes? Siendo honesta, cuando recibí la invitación creí que era por algo relacionado con los artículos que están en exhibición. El cómo ha descubierto Rory su pasión y afinidad por la construcción, deconstrucción y manejo de objetos mágicos aún no le es claro, pero Agnes está dispuesta a creer que la ubicación de su reunión es sólo una coincidencia. @ Rory Despard
  3. Agnes Lynn No es hasta que Rory menciona a la Orden Oscura que entiende por qué el hombre frente a ella le recuerda tanto a Scavenger. No es sólo la amistad clara que había entre ambos, sino algo más profundo, el lazo entre clanes. Rory puede no ser un sacerdote de parte de la iglesia, pero claro que es uno ante los ojos de Avalon, al igual que su amiga. Más que sentirse ofendida por el comentario, se relaja ante el ministro. Scavenger había dicho algo similar cuando se enteró del clan de la orden que más le interesaba, es una discusión con la cuál ya está familiarizada. — Me recuerda usted a mi mejor amiga, Scavenger. Déjeme explicarme mejor: como todas las ideas que nos rigen, la idea de una sociedad unida es, en estos momentos, una mentira parcial. Uno tiene que imaginarla, para hacerla funcionar. Ahí es donde está el truco. » Eso no quiere decir que sea imposible. No mucha gente tiene la imaginación para concebir una realidad como la que usted plantea, Rory. Yo misma carezco de ese optimismo que parece regirlo, pero hay algo en mi que no puede evitar creer que el cambio es posible. La propuesta que Despard está haciendo le parece enorme. Claro, la idea de una comunidad donde ella y su padre puedan vivir en paz le llena el pecho de añoro, pero nunca antes ha podido alguien mostrarle que tan posible es el concepto en sí. — No sé de cuánta ayuda pueda serle, pero encuentro su idea admirable. Si necesita ayuda, puede contar conmigo. Conozco a los Evans McGonagall, sería un placer para mi quedarme con ellos. Le dedica una sonrisa al ministro, esperando que transmita su agradecimiento mejor que sus palabras. Nunca ha sido buena expresándose usando sólo su voz, así que es un consuelo cuando el ministro trae la conversación a temas más complejos para ella. — Sí, la sociedad romana contenía en sí misma la semilla de su fin. Fue su afán de conquistar y hacerse de poder, su incapacidad de adaptarse, lo que les causó su propia destrucción. Ahora lo único que queda de ella es esto, objetos resguardados detrás de un cristal. No lo dice en voz alta, pero espera que sus palabras sean suficientes para indicarlo. Espera nunca acabar formando parte de algo así. @ Rory Despard
  4. Agnes Lynn No se considera a sí misma como una persona intimidante, es un poco más alta que el promedio, pero nada acerca de ella resalta entre la multitud. Es algo de lo que se siente orgullosa, y algo que ha cultivado desde niña, la capacidad de pasar desapercibida. Es muy raro que capture la mirada de alguna persona sin habérselo propuesto así misma antes. Por lo mismo, sabe que el nerviosismo de Despard no tiene que ver con ella, sino con sus ideas acerca de la convivencia entre la sociedad mágica y muggle. Todavía se encuentra digiriendo el hecho de que Rory no es un sacerdote de modo oficial, sólo un hombre de gran fe, cuando el hombre lanza una pregunta hacia ella. Parpadea un par de veces, no esperaba el tener que enfrentarse a una pregunta ideológica tan pronto, pero aprecia la franqueza del ministro. — Lo inalcanzable parece más incierto cada día. — comienza después de un momento. — Crecí en un pueblo muggle, es correcto. En cierto modo, ese es todavía el lugar al que llamo casa, así que entiendo la preocupación. En cuanto a su pregunta, la verdad es que no creo que haya una sola respuesta. ¿Quién sabe lo que es posible? Hace menos de dos años ambas comunidades estaban separadas por el estatuto de secreto, pero ahora… Ahora imaginarlas separadas es imposible. » No es algo fácil, ambos lados son reacios al cambio. Pero mis padres no me abandonaron cuando descubrieron que la magia existía, no me limitaron o aislaron del mundo. Si ellos pudieron hacerlo, ¿por qué no el resto del mundo? Agnes no es una idealista, sabe que lo que Rory dice podría ser considerado como algo radical en ciertos círculos, algunos de los cuales podrían estar incluso presentes en la exposición. Scavenger siempre fue mejor para esto que ella, para imaginar un mundo mejor. Por un momento desea que la bruja estuviera presente con ellos, Scav sabría qué decir, en momentos como estos. @ Rory Despard
  5. Agnes Lynn La invitación la ha tomado por sorpresa. Aunque ha coincidido con Rory en varias misiones de su bando, la idea de que ha causado una impresión los suficientemente buena como para recibir correspondencia personal la inquieta. Antes de irse, Scavenger le contó un poco acerca de las personas a las que conocía, y aunque la lista no es muy extensa (debido a la naturaleza ermitaña de la Weatherwax), el sacerdote ocupa un lugar importante en ella. Tampoco puede ignorar que el hombre en sí le produce curiosidad. Un sacerdote común y corriente, cabeza del ministerio de magia. Vaya, si no pudiera verlo con sus propios ojos, Agnes no lo creería. Lo que sabe acerca de la sociedad mágica es que se rige por líneas sanguíneas e influencias, el que alguien de orígenes tan simples y mundanos como el padre esté ahora en una posición tan importante le causa intriga y consuelo al mismo tiempo. La invitación es al museo mágico de Londres, donde una exposición de objetos mágicos está en exhibición. Sabe que la exposición -o al menos partes de ella- son de acceso exclusivo, es la razón principal por la cuál ha aceptado la oferta del ministro, quiere ver todos aquellos objetos ella misma. Si los rumores que ha escuchado son ciertos, hay varios objetos ahí que pueden atraer miradas peligrosas. Se alegra un poco cuando llega al museo y se da cuenta que la seguridad es superior a la que se ve en una exposición normal. Juzgando por la manera en que los guardias la observan en cuanto pone un pie en el recinto, sabe que hay ojos por todos lados. En la entrada, muestra la invitación con la firma y sello del ministro, lo que hace que los guardias la dejen entrar, dirigiéndola a la sala con los objetos romanos. Una vez ahí no le cuesta nada encontrar al sacerdote, pensativo frente a lo que parece ser un casco. Al acercarse a él puede ver con más detalle la placa y no puede evitar el suspiro de asombro que le escapa de los labios al leerla. — Aïdos Kynein, — suelta. Las sílabas griegas dejan su boca con familiaridad, pero inmediatamente aclara — El casco de invisibilidad. Los mitos son muchos, pero algunos indican que puede esconder a alguien de los mismos dioses. Una vez que su asombro principal la deja, Agnes se gira para mirar al ministro. — Hola, padre. Espero no haberlo hecho esperar mucho. @ Rory Despard
  6. Agnes Lynn Puede ver su sorpresa reflejada en la cara de los demás miembros de la orden. Nadie se esperaba que una situación tan común, algo que de entrada parecía tan simple, se tornaría en el desastre con que el están lidiando. Regresar a su forma común después de haber compartido consciencia con un árbol es un poco confuso, le cuesta un segundo el recordar cómo mover sus extremidades, y la confusión con su situación actual no ayuda. Las palabras de Cillian sirven para traerla de vuelta a la realidad, urgentes y simples: un escape. La idea sola le deja un mal sabor de boca; es cierto que necesitan reagruparse, analizar la evidencia que tienen y decidir en conjunto cómo continuar con la investigación, pero no puede evitar sentirse como una derrota cuando no tienen la menor idea de con qué están lidiando. — No me gusta la idea de dejar a los habitantes del pueblo abandonados así como así. No sabemos si lo que Aldrich les ha dado tiene efectos secundarios además de volverlos pasivos y fáciles de manipular. Aldrich se encuentra todavía en el piso, y el verlo ahí tendido no hace más que aumentar el vacío en su estómago. Afuera de la capa de hielo con la que se encuentran rodeados, puede escuchar los gritos y golpes de los habitantes del pueblo, obviamente enfocados en llegar hasta el doctor. — Claramente se alteran si perciben que el doctor está en peligro, no me gusta la idea de que puedan crear más caos en su búsqueda. Creo que podríamos asegurar el sótano, así podemos mantenernos cerca sin perder ningún detalle de la poción que Aldrich ha creado. » Si creen que es necesario irnos, está bien, pero alguno de nosotros debe regresar al sótano y reunir la mayor cantidad de evidencia, para que podamos examinarla. Con la velocidad con la que las cosas se han salido de control, no puede evitar querer huir del pueblo. ¿Quién sabe qué mas podría suceder si se quedaban ahí? — ¿Qué opinan? — No le pasa por alto que ni Ludwig ni el otro miembro de la orden no han dado su opinión, le gustaría saber en qué están pensando.
  7. Agnes Lynn Se relaja un poco cuando ve a Kimberly defender al segundo jardinero, todo esto parece haberla tomado de sorpresa también, pero entre ambas han podido resolver el problema sin que alguien inocente fuera herido. Aunque no la ha oído, sabe que la bruja se ha curado las heridas, pues ya ninguna es visible y el gesto de su profesora es un poco más relajado. Con la interrupción de los jardineros, las cosas se han alterado un poco, pero no se le olvida que está en un duelo. Mientras Kimberly está lidiando con los últimos jardineros, ella aprovecha para prevenirse y piensa en una maldición, como tal, causando así que el siguiente ataque de la Black se desperdicie. Siente una pizca de orgullo al ver que su maldición ha surtido efecto, Kimberly balbucea un par de palabras, pero nada parece pasar. Algo le dice que la rubia estaba intentando hacerle lo mismo a ella, pero no reconoce los balbuceos o gestos que le dirige. Hay una característica de la daga que aún no ha probado, y le parece que este es un buen momento para hacerlo. Apuntando hacia Kimberly con la daga, piensa en el juramento de sangre, está consciente que en duelos de uno a uno la duración del efecto es sólo de un turno, pero aún así siente curiosidad de verlo en acción. — Yo juro no lanzar efectos. — Dice en voz alta. Su daga tiembla ligeramente en su mano, indicación de que el juramento ha tomado efecto. La acción ahora le corresponde a Kimberly. Agnes inclina la cabeza, esperando. PV: 100 – 30 = 70 + 30 = 100 PP: 5 + 1 = 6 @ Darla Potter Black
  8. Agnes Lynn Sonríe al ver que su ataque fue exitoso, por un momento hasta le parece ver un destello de satisfacción en los ojos de su profesora. Supone que su primera acción es curarse la herida, ya que sus dedos tocan su costado. Ella sabe que debe aplicar una curación a su propia herida pronto, ya que las punzadas de dolor están empezando a aumentar. Observa como Kimberly invoca su propia daga, y tiene una idea de qué es lo que sigue, la daga implica un sacrificio, así que en cuanto la rubia alza la mano para causarse una herida en el costado, Agnes levanta la varita. — Silencius, — el efecto es inmediato y puede ver como su profesora mueve los labios y se hace una cortada en el costado, pero no siente el ardor correspondiente de la misma. Con la mano derecha toca su costado, lista para curarse, pero algo en los límites de su campo visual llama su atención. Sabe que desviar la mirada en una batalla es un error, pero están en una plaza pública, y aunque está segura que Kimberly ha puesto protecciones para evitar daños colaterales, las personas son curiosas por naturaleza. — ¡Ni un paso más! — grita cuando ve al hombre aparecer a un par de metros de ellas, juzgando por su atuendo y las herramientas en sus manos, es un simple jardinero que ha tenido la mala suerte de encontrarlas en el momento menos oportuno. Se imagina la imagen que deben dar, ambas con dagas en mano y heridas visibles en la piel. Probablemente es eso mismo lo que motiva al hombre a actuar, ya que en vez de hacer caso a su grito, puede ver con horror como empieza su camino hacia ellas, se imagina para intentar detenerlas. Apenas ha dado un par de pasos más cuando Agnes percibe un ligero cambio en la atmósfera, y su horror sólo se incrementa al ver un rayo -seguro parte de los encantamientos protectores en el área- dirigirse hacia el jardinero. Sabe que un muggle no sobreviviría a un hechizo como ese, y es justo cuando el rayo está a punto de impactar contra el pobre hombre que toma la decisión, apretando la daga, dice en voz alta, — ¡Immolo ad protegendum! — sabe que esto la dañará considerablemente, pero como su profesora le ha recordado al inicio, la daga es sacrificio, es saber cuáles son sus propios límites, cuánto puede perder antes de que sea irrecuperable. Está lista para el dolor adicional que el hechizo debe causarle, pero nunca llega. Confundida, da un paso hacia el jardinero, pero este desaparece en un parpadeo, como si se tratase sólo de una ilusión. Entre su confusión, toca su costado y piensa un episkey, deteniendo al fin el dolor punzante en su costado. — ¿Qué fue eso? — pregunta, todavía con el corazón en la garganta. PV: 100 – 30 = 70 + 30 = 100 PP: 5 + 1 = 6 @ Darla Potter Black
  9. Agnes Lynn La respuesta a su pregunta se hizo evidente en cuanto la mano de su profesora rozó contra la suya. En un parpadeo se encontraban en un lugar muy diferente a la escuela. Agnes solía asistir a obras dominicales en su pueblo natal, así que el anfiteatro con sus asientos y a la mitad de la plaza no es una vista extraña para ella. Kimberly no desperdicia tiempo en explicaciones, sólo le recuerda los principios del duelo y que el enfoque de este es el libro de la sangre. No se irá de ahí sin sufrir un par de heridas, sólo debe ser lista y saber cuándo es mejor aplicarlas y para qué. En respuesta a su profesora, Agnes asiente y acomoda su postura. Vistiendo sólo un par de jeans y una camiseta blanca, su libro cuelga de un morral en su cadera. Se concentra un momento y en su mano izquierda -la que no sostiene la varita- invoca la daga del sacrificio. Se toma un par de segundos para sentir el peso y forma de esta sobre la palma de su mano, y regresando su vista hacia Kimberly, empieza. — Immolo oppugnare. — enuncia, inmediatamente después pasa la daga por su costado, un lugar ya manchado de sangre por la práctica anterior. El dolor punzante del corte se manifiesta después de un momento, y de reojo puede ver el ya familiar carmín de la sangre manchando su camisa. — Empecemos, entonces. — Agnes nunca ha sido una por las burlas o chistes durante una batalla, pero apenas están empezando, no descarta la posibilidad de nada. PV: 100 – 30 = 70 PP: 5 + 1 = 6 @ Darla Potter Black
  10. Agnes Lynn Necesitan tiempo para entender bien qué es lo que está pasando, pero no parece que el destino quiera dárselos. Su ilusión ha cumplido su objetivo, por un par de segundos están solos en el laboratorio, pero su respiro no dura nada. Parece que una especie de letargia cae sobre ella, ya sea por el uso reciente de le energía de los oscuros -a la cuál todavía no está del todo acostumbrada- o por lo rápido que las cosas siguen cambiando a su alrededor. Salvo un par de frases en voz alta, ninguno de los presentes se mueve. Al final, es Ludwig quien rompe el silencio y los regresa al presente, a la acción. Dos hombres han abierto las puertas del sótano, sus caras desfiguradas con emoción, aunque no puede descifrar cuál. ¿Sorpresa, enojo, miedo? Cualquiera de ellas le daría una imagen más clara de lo que está pasando en este pueblito, pero no hay nada específico en las caras de estas personas. Su cabeza es una maraña de ideas, pero las palabras de Ludwig vienen a su mente. — Esta gente no está en su sano juicio. — dice rápidamente. — Sea lo que sea que Aldrich les haya dado, esto no es su culpa. — El mensaje implícito en sus palabras es que deben intentar no lastimar a nadie, pero no cree que deba decirlo en voz alta, no frente a las personas y no a miembros de la orden. Antes de que ella misma se pueda poner en acción los hombres bajan las armas que sostenían -nada más que palos y picos- y se calman. Reconociendo el gesto concentrado de Ludwig, a su lado, sabe que el mago acaba de usar un ilusionismo. Después de escuchar sus órdenes, corre detrás de él, ignorando a los demás muggles a su paso. En la entrada de su casa, Aldrich se encuentra sonriente. Alice -la real- a su lado, y frente a ellos, lo que parecen ser cientos de personas. Es como si la población total del pueblo se hubiese reunido en ese punto. “Las personas son impredecibles, está en su naturaleza. Pero es posible obtener la paz, si todos trabajamos juntos” Las palabras de Aldrich resuenan por encima de la multitud, sin duda potenciadas por algún tipo de magia. Su mirada serena enfocada en el mar de gente, como si esto se tratara de un sermón dominical. “A veces esa paz es amenazada. Hay gente que no ve nuestra felicidad como el regalo que es. En estos casos es nuestro deber defenderla.” ¿Ese es su plan? ¿Control mental? ¿Acaso planea mantener a las personas sin magia dóciles con una simple poción? Agnes tiene que contener una carcajada ante la absurdidad de la idea. Como si la idea misma del libre albedrío no estuviera inscrita en lo más profundo de lo que hace a un ser humano. ¿Planea Aldrich atacar a todo aquél que se oponga a sus ideas? “Estos intrusos quieren quitarnos nuestra felicidad. Es nuestra obligación defendernos” Con estas últimas palabras, dirige la mirada justo a ellos. La multitud sigue su ejemplo, sus caras llenas de histeria y caos. Antes de que pueda decir algo más, cientos de personas se abalanzan sobre ellos como un mar. Son campesinos y pueblerinos sin experiencia en luchas, menos contra personas con magia, pero la cantidad de gente que los rodea los excede por mucho. — No hay que dejar a Aldrich escapar — grita. Fija la vista en un árbol cercano a Aldrich, es un árbol joven, casi de su misma estatura. De reojo puede ver a un muggle acercársele y con un movimiento de la muñeca lanza un desmaius. No hay tiempo para calmar a todas las personas. — Escendia, — susurra, centrándose en el árbol mismo y dejando que su espíritu mismo la guíe hacia él. Siente el cambio de manera inmediata, y si tuviera más tiempo para prestar atención está segura que estaría pensando en lo que significa que ella pueda tomar posesión de algo no solo vivo, sino algo no humano como un árbol. En vez de eso, manipula el tronco del árbol mismo -y es tan fácil como si estuviera extendiendo una mano, o una pierna- y arremete contra Aldrich, quien es lanzado contra la pared de su casa, pero permanece consciente. En esta forma, no puede saber si los otros miembros de la orden siguen ahí, o qué están haciendo, pero Agnes tiene fe en ellos, y sabe no dejarán que Aldrich se aleje.
  11. Agnes Lynn La reacción de su profesora es opuesta a la que espera. Y con toda razón, le ha explicado las reglas a la perfección y ella sigue confundiéndolas. Sacudiendo la cabeza, respira para calmar tanto la vergüenza como el ardor del corte que el juramento de sangre le ha causado. Antes de tener que aplicar otro episkey, Kimberly lanza un hechizo sanador por ella. No ha perdido de vista la reacción que la Black ha tenido ante tanta sangre, pero decide no darle mucha importancia, es obvio que no tiene problema controlando sus instintos. A la explicación de las intercalaciones, Agnes recordó sus viejos días en la academia. Han pasado muchos años desde que las reglas del duelo le fueron explicadas y su memoria claramente necesita refrescarse, internamente agradece su profesora por el recordatorio. Las siguientes palabras de Kimberly terminan de sacarla de su ensimismamiento. Entiende el significado de las palabras “una práctica más intensiva”, Agnes sabe que cuando se trata de los libros es necesario demostrar un entendimiento teórico y práctico, así que los duelos son esperados. Sabe también que su profesora ha sido amable hasta ahora con ella, pero una vez que el duelo empiece se espera algo mucho más agresivo por su parte. Parpadea un par de veces. — Creo que tengo la teoría, ahora sí. Prometo poner atención a los detalles más pequeños, y seguir las reglas del juramento y el libro en sí. Todavía con la daga en la mano, hace un movimiento con la cabeza, una pequeña inclinación que espera indique respeto y aceptación al mismo tiempo. — Estoy lista para la acción. Dirige una última mirada a su profesora, no sabe si estarán enfrentándose en ese mismo lugar o si se transportarán a otro lado, pero no planea tomar ninguna decisión apresurada. Si ha de salir del duelo con el conocimiento correcto es necesario que olvide la pena y se enfoque en lo que ya sabe –lo que estudió con atención en días previos. Espera que en esta prueba su memoria y atención no le fallen. @ Darla Potter Black
  12. Agnes Lynn La decepción de todos es palpable. Aún sin poseer formación de medimaga, Agnes sabe que unas simples lágrimas de fénix no pueden ser responsables por curar un virus tan específico como con el que están lidiando. Le basta mirar a sus compañeros para entender que la mayoría piensan lo mismo. Madeline mira a Aldrich con un gesto lleno de algo que bien podría ser inquietud, si la conociera mejor podría llamarlo disgusto, pero no conoce a la bruja lo suficiente para descifrar la expresión en su rostro. La llegada de otro individuo al sótano -no lo reconoce, pero ya que nadie más parece desconfiar de él, decide no preocuparse- y sus respectivas preguntas no hacen más que aumentar sus sospechas de que algo más siniestro está sucediendo en Dalkey. Antes de que pueda hacer otra cosa, la decepción se transforma en tensión. No le sorprende, algo acerca de ese consultorio escondido en un sótano, la claustrofobia y desconfianza en Aldrich que hacen la atmósfera opresiva. No se considera a sí misma como una persona fácilmente asustada, pero desde que puso un pie en el sótano sus nervios no han hecho más que aumentar. Le cuesta trabajo mantener la calma después del gesto de Ludwig, por la forma en que ha examinado el elixir, está segura de que acaba de usar uno de los poderes de los oscuros para fusionarse con los contenidos del frasco mismo. Sus estudios acerca del virus debieron de haberle dado un entendimiento completo acerca del elixir. La reacción del Malfoy casi la desconcentra, pero con un suspiro puede concentrase de nuevo. Lo que quiere hacer requiere de toda su atención. El siguiente en actuar es otro miembro de la orden a quien no conoce, pero le basta escuchar su invocación para confirmar que es un paladín. Lo que sabe de los paladines los pinta como avatares de la justicia, por lo que no le sorprende el gesto ni la amenaza con la que el paladín exige más explicaciones. Juzgando por la expresión de Aldrich, no cree que el problema sea la falta de información. Nada de lo que el doctor les ha dicho parece falso, hasta ahora. Parece más bien un problema de no saber cuáles son las preguntas correctas. Sabe que está lista porque la ansiedad que le ha llenado el estómago desde que llegó a esa casa desaparece. Es algo que sólo sucede cuando usa algún poder relacionado con el clan de los oscuros, cuando puede tomar toda la ansiedad e incertidumbre del día a día y centrarla en un punto. Tiene que ver con el caos, supone. Es lo que pasa cuando puede enfocar todo el caos que trae adentro y apuntarlo hacia afuera, donde pueda dañar a otra persona del mismo modo en que la daña a ella todo el tiempo. Sabe que adentrarse en el clan significa estar en contacto directo con esa oscuridad interna que no le gusta reconocer, fue la razón principal por la cuál aceptó unirse al mismo, pero nunca hubiera imaginado lo correcto que se sentiría el por fin darle un propósito a ese vacío que tiene dentro. Tal como lo ha estudiado, toma esa energía interna y la apunta hacia el doctor Aldrich. El ilusionismo es simple, Agnes imagina la voz de Alice en el piso superior. Cambia los tonos suaves de la anciana por unos llenos de urgencia y temor, pidiendo ayuda, como si alguien estuviera atacándola. Después de la amenaza del paladín, está segura que el doctor se encuentra a la defensiva, y el ruido que se escucha detrás de la puerta del sótano sigue aumentando, pero parece que la ilusión ha sido efectiva. Después de unos segundos nota que Aldrich levanta la cabeza hacia el primer piso, por primera vez desde que llegaron hay algo en su expresión que denota preocupación. Después de proyectar otro grito en su cabeza, el doctor se pone en acción. Sin molestarse en darles explicaciones -¿y por qué lo haría? Si está bajo la creencia de que todos pueden escuchar lo mismo que él- sale disparado hacia el primer piso, en busca de una Alice ficticia. — Lo lamento, — le dice al paladín, que todavía tiene el arma en la mano. — No irá a ningún lado hasta que encuentre a Alice, lo puse bajo una ilusión, no podrá encontrarla hasta dentro de un par de minutos. »Creo que todos hemos notado algo extraño, y no dudo que algo peligroso esté sucediendo aquí. Pero Aldrich no actúa como alguien culpable. — continúa, hablando rápidamente. No tienen mucho tiempo hasta que su ilusión termine. — Ludwig, Madeline, ¿qué han descubierto?
  13. Agnes Lynn Mientras escucha a su profesora hablar, el corte en su muslo empieza a pulsar. Mordiéndose el labio inferior, lo ignora hasta que Kimberly ha terminado. No se pierde del modo en que su varita vibra cuando el juramento de sangre para no usar hechizos no verbales surte efecto. Soltando un suspiro, apunta la varita hacia su muslo y murmura un episkey para cerrar la herida, relajándose un poco cuando siente el ardor disminuir. Repasa la información que Kimberly le ha proporcionado, detectando su error al no curarse inmediatamente después de usar la daga del sacrificio. Entiende que si Kim en realidad quisiera lastimarla habría usado el juramento de sangre para bloquear sus efectos, dejándola en desventaja durante un duelo, o batalla. — No es tanto la información, — menciona después de unos segundos. — Leí el libro, entiendo la teoría, creo. Lo que claramente necesito mejorar es la práctica. — Esto último lo menciona señalando las manchas de sangre en su ropa. — Entiendo lo de las intercalaciones, sí. Aunque en este caso, si estuviéramos peleando, la que llevaría las intercalaciones serías tú, ¿correcto? También, mencionas que podemos usar la maldición intercalada para detener el juramento. Al ser el juramento un hechizo verbal, ¿también se podría usar un hechizo que restrinja el uso de estos, como el langlock, silencius, babosas, etc.? Mira a su profesora, vestida para un duelo, y claramente con mucha experiencia. Agnes no sabía que esperar al llegar a la clase, pero la actitud de Kimberly la ha sorprendido. Ha escuchado muchas cosas acerca de aquellos que conocen los libros lo suficientemente bien para enseñarlos, en su gran mayoría, acerca de lo rudos y despiadados que pueden llegar a ser. Es por esto que la Black ha resultado ser un poco diferente a lo que se imaginaba, aunque no duda por un segundo que la bruja puede llegar a ser despiada, si la situación llama por ello. No puede evitar pensar si algo en ella, a lo mejor su clara inexperiencia, ha contribuido a que Kimberly sea tan amable en su tacto. Con un suspiro, Agnes se promete a sí misma que hará todo en su poder para no decepcionar a su profesora. @ Darla Potter Black
  14. Agnes Lynn Se ha mantenido callada todo el rato, más por desconfianza que por otra razón. Juzgando por la expresión de sus compañeros no es la única incrédula de todo este asunto. Ahora, al escuchar a Audevan Aldrich proclamar que desea quitarles un peso de los hombros, y que ha encontrado una cura a al virus que azota a los muggles, no puede evitar el sonido de desconfianza que sale de sus labios. De reojo puede ver a Madeline examinando un objeto en su bolso y al regresar la mirada al doctor, Agnes puede detectar escepticismo, pero no agresividad o algún otro signo de peligro; eso es suficiente para calmarla un poco. El doctor Aldrich señala con la mano derecha un estante en la esquina de la habitación, donde se encuentran los registros médicos de sus pacientes tratados. Se dirige hacia el estante, con cuidado de no darle la espalda directamente al doctor y de mantenerse atenta, hasta ahora no hay nada que señale las intenciones del doctor como falsas, pero no puede evitar sacudirse la sensación de que algo no encaja tal cual con el hombre. Abriendo uno de los cajones del mueble, toma un puñado de archivos y regresa con el resto del grupo, ofreciéndoles uno de los folders que tomó del estante. Agnes no tiene entrenamiento médico a parte de los hechizos sanadores que ha usado en duelos y batallas, así que decide enfocarse en los registros médicos y dejarle a alguien más el ir a revisar la poción. Espera que al menos uno de ellos sepa lo suficiente para poder examinar el líquido a profundidad. El expediente que tiene en las manos pertenece a un tal Simon Redforth, quién según el documento había empezado a exhibir síntomas del virus un par de semanas antes de caer en el radar del doctor. Las notas médicas incluyen, por supuesto, términos con los que no es completamente familiar, pero todo parece apuntar a que Redforth estuvo muy cerca de morir. — ¿Estoy entendiendo bien? ¿Puede esta poción curar el virus incluso en casos extremadamente grave? — Este hecho no hacía más que aumentar su desconfianza en el hombre. Por todo lo que había leído, los casos graves del virus eran casi imposibles de curar. — ¿Qué tan sencillo es de realizar? — continúa, después de unos segundos. Específicamente no pregunta por los ingredientes del elixir, está segura de que el doctor Aldrich no divulgará los mismos hasta que se sienta satisfecho con ellos. Devuelve la mirada a sus compañeros, curiosa por saber qué opinan del doctor.
  15. Agnes Lynn Escucha con atención a Kim, reprimiéndose mentalmente por su error. Su profesora le explica claramente que antes de conjurar la daga debe pensar en ella. Recuerda que lo más importante cuando se trata de magia es la intención, y que justo esa es la importancia de los hechizos. No puede darse el lujo de olvidar algo tan importante, menos durante una batalla, donde errores como este son de vida o muerte. — Entiendo, — comenta después de que la Black termina de explicar las situaciones en que sería útil utilizar la daga para dañar a alguien más o para defender a alguien. — Si la daga está disponible para nosotros por tres turnos, hay que evaluar cuándo usarla. Comprendo que pensar en el nombre de la daga es necesario para poder conjurarla. Kimberly continúa, y le explica que cualquier daño que se quiera hacer al enemigo se tiene que hacer a uno mismo, por lo que el daño a los órganos vitales está restringido. Ella asiente y está a punto de preguntar algo cuando su profesora, cuya daga ha estado presente desde el inicio de la clase, hace un movimiento con la muñeca y se hace un corte en el brazo. Agnes ha sufrido cortadas antes, es familiar con el agudo dolor de una navaja, pero eso no evita que suelte un suspiro al sentir el corte en su propio brazo derecho. No trae puesto su abrigo, así que puede ver claramente la sangre manchando su playera blanca. Sorprendida, regresa la mirada hacia su profesora justo a tiempo de ver cómo la herida que carga en el brazo se cierra. En cierto modo, lo entiende, sabe que un enfoque práctico es mucho más didáctico que uno teórico, al menos cuando se trata de hechizos y batallas. Hay muchas cosas que los libros no pueden enseñarte, y el cómo actuar en cuanto la adrenalina empieza a correr por tu cuerpo es una de ellas. Kimberly por su lado, sigue explicándole detalles del uso de daga, especialmente el cómo interactúa con otros hechizos en un duelo. Todo esto mientras la herida en su propio brazo continúa curándose. Con una sonrisa, le da sus siguientes instrucciones. Agnes parpadea un par de veces, la sangre aún fluyendo de su brazo, antes de levantar la mano izquierda y pensar en un episkey. En un momento, el dolor punzante que había empezado a recorrerle el lado derecho desaparece. Sin perder un momento, piensa y visualiza de nuevo la daga de sacrificio, y esta vez la daga aparece en su palma derecha con una fisicalidad que antes no había demostrado. Incluso el peso del artefacto diferente en su mano. Su profesora le ha pedido que la ataque, y es claramente capaz de lidiar con un corte, así que no se siente culpable cuando, apenas al sentir el peso de la daga en la mano, enuncia en voz alta, —Immolo oppugnare. — e inmediatamente después pasa la daga por su muslo, provocándose un corte que espera ver reflejado en la pierna derecha de su profesora. Sus jeans y camiseta estaban arruinados con manchas de sangre, mientras espera a ver la reacción de la bruja frente a ella, hace una nota mental para reemplazarlos en cuanto tenga oportunidad. @ Darla Potter Black
  16. Ains, vengo con mis opiniones. Coincido con varios de ustedes, para mi lo mejor de los merodeadores es que, sí eran amigos en el sentido más estricto de la palabra, pero ya adentro cada dinámica era diferente y el modo en el que se veían el uno al otro era diferente. La relación principal ahí para mi es James y Sirius, que son hermanos/amigos/líder y primera mano/etc., o sea, creo que su amistad es "clásica" de niños ricos ingleses. Piensen en la sociedad de los poetas muertos y Neil y Todd. Juntos eran los dueños del mundo, y aunque cualquier otra relación dentro de los merodeadores no funcionara, James y Sirius eran la roca que mantenía el balance. (No me voy al romance porque creo que no es texto, y además para eso existe en fanon y ahí sí, la plática es otra xD) A parte de ellos dos, creo que Peter estaba ahí por idolatría hacia ambos magos. El caso de Remus es más complicado, porque aunque no pertenece al mismo grupo que James y Sirius, tiene la suficiente autonomía para pararse junto a ellos como igual (cof cof cof también estaba enamorado de Sirius cof cof), y al final eso es lo que le da su lugar en el grupo. Creo que James y Sirius tienen un respeto por Remus que no necesariamente tienen por Peter, pues. No sé si me explico.
  17. Yo también sigo la lista de nominaciones a los Hugos y los Nebula casi religiosamente, nunca me han fallado en términos de calidad, y siempre termino descubriendo cosas bien interesantes. Estoy de acuerdo en lo de la perspectiva asiática, pasa que de repente todas nuestras referencias la ciencia ficción son américanas o inglesas y tienen un punto de vista muy occidental. Para mi fue muy sorpresivo el ver como Cixin Liu abordaba temas tan comunes de la ciencia ficción con un enfoque completamente diferente. Ahora que china está creciendo más y más (no sólo en lo ecónomico, en lo que siempre ha sido un gigante) en cuestiones culturales, creo que vamos a ir viendo un aumento en libros, películas (el boom de las series de televisión ya está sucediendo) y hasta música. De adaptaciones del trabajo de Cixin Liu, en netflix precisamente está la adaptación de su segunda novela más famosa, La Tierra Errante. Esta no he tenido la oportunidad de verla, pero sí he leído el libro y también se me hace súper interesante en concepto.
  18. El nombre oficial de esta trilogía es "El recuerdo del pasado de la Tierra", aunque la mayoría la conoce por el nombre de su primera novela, "El problema de los tres cuerpos". Tal como lo sugiere la imagen, es una trilogía de ciencia ficción escrita por Cixin Liu. Pertenciente al género de ciencia ficción "dura" (es decir, ciencia ficción cuyo enfoque está en la ciencia, física y matemáticas), el primer tomo fue publicado en china en el año 2006, traducio al inglés en el 2014 (idioma en el cuál ganó varios premios, entre ellos el Hugo al mejor libro de ciencia ficción) y al español el en 2017, por la editorial Tor. No es posible contar la trama sin espoilear completamente la historia, así que me enfocaré en el primer libro. Este comienza a la mitad de la revolución cultura china, cuando una astrofísica hace contacto, más por casualidad que por otra cosa, con una señal que parece provenir del espacio mismo. Desde ahí se desarolla una trama que es en parte novela policiaca, de ciencia ficción y novela histórica, todo esto desde la perspectiva china, que es diametralmente opuesta a cualquier concepto de ciencia ficción americana que podamos tener. Si los libros les parecen muy pesados o el concepto my extraño, no se preocupen. Tal ha sido la fama de esta saga que actualmente hay dos adaptaciones a la televisión siendo producidas, una de las cuales está siendo manejada por los mismos Benioff y Weiss, que produjeron y escribieron Game of Thrones, y la cual será transmitida por Netflix durante el 2022. La otra adaptación viene de la televisión china, y aunque no tiene los mismos niveles de producción, al ser el país original de la obra, seguro que podrán darle más contexto cultural. En términos generales, esta saga fue fundamental para el desarrollo y expansión de la ficción china en occidente, y a mi parecer, merece cada premio y alabanza que se le ha dado. Cixin Liu nos entrega una historia que no es sólo acerca de extraterrestres, sino que como toda la buena ciencia ficción, cambia el enfoque hacia la humanidad misma, y examina, desde un punto de vista oriental, nuestra propia naturaleza.
  19. Honestamente, creo que las primeras dos películas son las mejores adaptaciones, pero mi película favorita es la tercera. Es el úlitmo score de John Williams, la idea del viaje en el tiempo con el giratiempos me encanta. Mi única queja con esa película es que tiene, a mi parecer, el peor doblaje al español latino de toda la saga. Nada más escucharlo me pone los pelos de punta.
  20. Agnes Lynn La novedad del viaje es algo a lo que todavía no se acostumbra, el instinto de abandonar el aire libro y recluirse en su estudio es un empuje constante en su cabeza. Sería tan fácil el cerrar los ojos y dejarse llevar por la costumbre, regresar a su apartamento y seguir examinando el objeto en su escritorio. Si tan solo pudiera callar a esa voz en su cabeza. La consecuencia más directa de su encierro es la falta de información respecto a la situación del mundo actual. Por supuesto que ha leído las cartas de su padre acerca de la plaga que azota a la sociedad muggle, pero su pueblo natal es tan insignificante que incluso parece que el virus ha tenido piedad con ellos. Aún así, los rumores son amplios y horribles. No tiene que extender mucho la imaginación para pensar en un par de modos en que los magos podían empeorar la situación actual, y más importante, mejorarla. Esa última es la razón por la cuál se encuentra caminando por las calles de Dalkey, haciendo el mayor esfuerzo por mezclarse entre las personas que la rodean y jugando, lo mejor que puede, el rol de turista con un trozo de pergamino en la mano. Las instrucciones iniciales son simples, alguien bajo el nombre de Aldrich asegura tener una cura -o el camino a una- para el virus, y la orden está ahí para investigarlo. Sabe que está en el lugar correcto sin tener que mirar el papel. La memoria de Bones, el médico local de su villa en Bromley, le viene a la mente en cuanto ve a los locales sentados en la sala de espera a través de la ventana. Las caras largas de algunos, y la energía en general confirman sus sospechas. Apenas ha dado un golpe ligero en la puerta cuando esta se abre, demostrando a una mujer mayor que viste un semblante cansado. — Buenas tardes, mi nombre es Kit. — Técnicamente no es una mentira, su segundo nombre es Katherine, pero entiende que está en una misión de reconocimiento e investigación, y debido al objeto tan sensible de su visita, no quiere dejar nada que pueda rastrearse hasta ella o la orden. — Busco al Dr. Aldrich, es en relación a— — La cura del virus, ¿correcto? — La voz de la mujer frente a ella es apenas un susurro, pero hay una firmeza en sus palabras que le da la impresión de que la anciana no tiene paciencia para mentiras. Agnes asiente con la cabeza y antes de que pueda explicar más, la mujer continúa. — No eres la única. Hay alguien en la sala de espera ya, y durante el día han venido más personas. Agnes toma apenas un par de segundos para digerir la información. — Claro, lamento las molestias, pero los rumores se esparcen rápido, no me sorprende que hayan llegado a varios oídos curiosos. Entiende bien la función de un médico local, y lo protectora que puede resultar la comunidad a la que pertenece. — Sólo queremos hablar, se lo aseguro, señora…. — hace un gesto de interés, esperando que la mujer capte su intención. — Croyton. Alice Croyton. — comenta la anciana con un suspiro, al mismo tiempo que se hace a un lado para que Agnes pueda pasar. Una vez adentro, no le sorprende ver a Ludwig ahí. En cuanto lo distingue se acerca a él y toma siento a su lado. — La Sra. Croyton me dice que no somos los primeros en venir a preguntar acerca de la cura. — le susurra al Malfoy después de saludarlo. — ¿Crees que debamos preocuparnos?
  21. Independientemente de su relación con Voldemort, creo que el sombrero estaba apuntando a algo más básico. La característica dominante de Slytherin es la ambición, que por sí sola no es mala. Esto significa, entre varias cosas, que las personas de Slytherin tienen ambición suficiente para perseguir posiciones importantes a nivel gubernamental, académico. O incluso a perseguir el poder. Si Harry fuese un Slytherin se hubiese rodeado de todas esas personas, lo que creo que le hubiera dado una ventaja después de Hogwarts. Me lo imagino así como pertenecer a una fraternidad exclusiva en la universidad, después de ello las oportunidades son inmensas.
  22. McGonagall. Como dice Adrian, se me hace la más justa de los profesores. Puede haber otros más atrevidos o coloridos, pero como educadora, es a mi parecer la que más se precupa por enseñarle a todos los alumnos por igual. No tiene casas favoritas ni discrimina alumnos. Mi top de profesores quedaría: 1. McGonagall 2. Lupin 3. Flitwick
  23. Que bonito toparse aquí con un poco de amor para ASOUE, por mucho mi saga de libros infantiles favorita. @ Cillian Haughton , me gustó mucho tu reseña. Fíjate que yo a la película de Barry Sonnenfeld no la tengo en tan buena imagen, se me hace que se enfoca más en la estética que en la historia, pero la serie de Netflix se me hizo una adaptación muy buena, precisamente por eso de que toman elementos de All The Wrong Questions y los otros libros de la saga. Los libros originales dejan muchos cabos sueltos (por su propio diseño, no creo que una historia deba de explicarte y resolverte todas las dudas, mi cosa favorita acerca de los libros es que para entener ciertos puntos y eventos, tienes que jugarle tú mismo al detective), y la serie hace un buen trabajo de presentarlos al público en general. A mi punto de vista, la serie hizo un trabajo perfecto expandiendo en los personajes secundarios (Jacques y Kit Snicket, mis adorados), Olivia, y hasta los hermanos Quagmire. En los libros sólo tuvimos un vistazo pequeñito de ellos, pero la serie les da una personalidad tremenda. No sé si vaya a haber más acerca de estos libros en Netflix, pero una adaptación de All The Wrong Questions no estaría nada mal, yo creo.
  24. Agnes Lynn Un golpeteo en la ventana la saca de sus pensamientos, con cuidado de no desarmarlo, pone el artefacto que tiene en las manos en la mesa. Todavía no sabe qué será el objeto que está creando, pero incluye una cantidad específica de cristales que deben manejarse con cuidado. El pergamino que carga la lechuza la termina de sacar de su ensimismamiento, justo la noche anterior se la había pasado leyendo el libro de sangre en preparación para su clase. Aunque aún tiene dudas acerca del mismo, la idea de poner en práctica los conceptos del libro le llena el estómago de emoción. Elige un vestuario simple, unos jeans holgados y unas botas negras de cuero, con una camiseta blanca de manga corta; para esta clase, ignora el pesado abrigo que carga a todos lados, dejando sus brazos pálidos y delgados sentir el aire frío. A su lado derecho, a la altura de la cadera, cuelga un bolso de piel color arena que contiene el libro de la sangre. Para su buena suerte, la prueba se llevará a cabo en la universidad, así que no tiene problema localizando el lugar. Pierde un par de segundos admirando la torre de Astronomía, y hace una nota mental para no olvidar que debe refrescar sus conocimientos acerca de los astros mismos. En el claro que está a lado de la torre la espera una mujer de cabello rubio vestida con un pantalón de cargo. Agnes asiente como un gesto de saludo y antes de que pueda decir algo, la mujer se presenta. Su profesora es directa y concisa, su tono firme -aunque no agresivo ni frío- inmediatamente le recuerda que está ahí para aprender una habilidad mágica importante, una que mal empleada podría costarle más que sólo sangre. — Mi nombre es Agnes. Agnes Lynn. — Empieza después de unos segundos. — He estado leyendo el libro estos últimos días. Entiendo que está centrado en el sacrificio, cada acción que se toma con la daga es un intercambio equivalente de energías, ya sea para dañar o proteger, el costo es nuestra propia sangre. » En teoría, creo que tengo los conceptos claros. Entiendo que el conjurar la daga no se toma como una acción al momento de un duelo, sólo el usarla. Veo que al menos el uso de la marca de sangre requiere de contacto físico, y que debemos pronunciar “Obedire”, sobre esa misma acción se da la instrucción que la persona debe realizar, ¿correcto? O tenemos que esperar una acción en lo que la marca toma efecto. Tiene bastante que Agnes no está presente en algún combate, y con los cambios en la sociedad mágica las nuevas reglas aún le resultan un poco abrumadoras. Espera que su profesora no confunda su inseguridad con cobardía, ya que es lo último que desea transmitir. Antes de que la Black pueda responder, Agnes extiende la mano y se concentra en las instrucciones de libro. Encima de su palma extendida se materializa una daga, el diseño es simple con un mango negro, un par de runas grabadas en la hoja son el único detalle en el arma. Al igual que su profesora, procede a mostrar su daga para que se inspeccione.
  25. En poco tiempo, cada uno de sus compañeros ha traído un objeto al vestíbulo. Apenas ha tenido tiempo de observarlos, ya que los estremecimientos de Erast son cada vez más rápidos y fuertes. Para Agnes esa es la mejor señal, el edificio está molesto, sabe que si destruyen el vínculo que tiene con los espíritus perderá su poder y está intentando detenerlos. Aún puede sentir el frío, pero es ahora un malestar secundario. Frente a ella, los miembros de la orden usan los poderes de los diferentes clanes para obtener -y destruir- los objetos, y ella se siente en un sueño. Cuando piensa en la Orden, lo primero que le viene a mente es valentía, honor, deber, idealismo. Adjetivos que describen a gente como Scavenger, que aunque tiene un espíritu que pertenece al bosque aún se las arregla para regresar a la comunidad mágica y pelear por lo que considera correcto. No sería una mentira el decir que sólo aceptó la invitación a la misión porque la idea de decepcionar a su amiga era insoportable, pero parada ahí a la mitad de un edificio tambaleante, mientras las personas a su alrededor se mueven a su propio ritmo y con su propia magia, ahí se da cuenta de que tan mal ha entendido todo. Esa claridad es la que la obliga a moverse de nuevo, su mente apenas recitando el Phantom que le permite moverse a la otra habitación sin tener que buscar una puerta o entrada. No tarda mucho en encontrar una corriente de aire frío, y dejándose guiar completamente por su instinto, deja que su cuerpo la siga. No se considera una persona particularmente valiente, o especial. Hay una voz en su cabeza que ha vivido ahí desde los once años y que ha repetido variaciones de la misma pregunta desde entonces. Una década y media después, Agnes aún no tiene una respuesta. Ha leído tomos enteros acerca de biología, genética, historia, incluso teología; por todo lo que sabe, fue el azar. Nada más que el orden aleatorio y caótico de un universo que siempre esta cambiando. Una pequeña variación en sus células fue lo suficiente para darle acceso a la magia, la primera de su clase en su pequeño árbol familiar. Con el tiempo ha aceptado la incertidumbre, pero nunca ha podido hacer mucho por esa sensación de pérdida y soledad que le oprime el estómago cuando piensa en su magia. Tan acostumbrada a percibir su situación como una desventaja, atrapada entre dos mundos y no perteneciendo completamente a uno solo, nunca se le había ocurrido pensar en su situación como una ventaja. La gente le teme a la oscuridad, porque en las sombras se esconden los horrores del mundo. Pero eso no es verdad, Agnes puede probar ahora que no es cierto. En las sombras hay posibilidad, descubrimiento. En la oscuridad hay libertad. Uno sólo debe saber cómo moverse en ella. Se detiene cuando siente una corriente de frío golpear su pecho. Parpadea un par de veces hasta que la habitación donde se encuentra toma forma, iluminada por un rayo de luz de luna. A diferencia de la otra habitación, esta no está vacía. Apenas visible bajo la luz, un espíritu está plantado a la mitad de la sala. Sólo su torso es completamente visible, las extremidades se pierden en la sombra, ahí donde deberían estar sus pies descansa un reloj de bolsillo, no muy diferente al que ella carga. Decidiendo evitar confrontaciones directas (más les vale salir del lugar lo más pronto posible, antes de que los tremores terminen de derribarlo), Agnes se concentra en ese sentimiento de libertad que la inundó antes y dice en voz alta — Umbra. Sabe que umbra es una invocación delicada, y más importante, que no debe usarla por mucho tiempo, pero aún así se toma un par de segundos para digerir la sensación. Se siente como si estuviera cubierta en una capa de hielo, de repente. En su cabeza hay una presión firme, pulsante. Agnes piensa en dar un paso, y aunque sabe que su cuerpo no se ha movido, siente claramente la sensación de movimiento. Después de una vida completa existiendo en dos lugares a la vez, es casi reconfortante el poder poner palabras y emociones al sentimiento. Su sombra toma el reloj y en un par de pasos está de regreso con ella. Con un suspiro, Agnes siente el frío disminuir al mismo tiempo que la presión en su cabeza desaparece casi por completo, dejando un dolor muy ligero detrás. Está a punto de regresar cuando escucha un susurro no muy lejos de ella. Cierra los ojos intentando sentir alguna corriente fría, pero no puede detectar ninguna. Con la varita en alto, se dirige hacia la fuente del susurro. Hay una puerta que liga con otra habitación, ahí encuentra a uno de sus compañeros, puede ver su respiración forzada, como si estuviera exhausto. La mano que no sostiene la varita se encuentra encerrada en un puño, con los nudillos casi en blanco. — Cubías, — está casi segura de que ese es su nombre. — ¿Pudiste encontrar el objeto? Nosotros no podemos destruirlos, necesitamos buscar a los paladines. Camina hasta quedar cerca del moreno, ofreciendo su cuerpo como apoyo para que este empiece a caminar. — Hay que regresar al vestíbulo, ahí destruirán los objetos. Lentamente, comienza el camino de vuelta al vestíbulo, con Cubías a su lado y ambos objetos en sus manos.
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