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Frankie Triviani

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Todo lo publicado por Frankie Triviani

  1. Me quedé absorta en su rostro mientras le escuchaba, sosteniendo mi mano en su pecho, allí donde debía latir un corazón. Me había sentado, con el torso inclinado hacia atrás y apoyando mi peso sobre mi codo. En mi mente trataba de ordenar las posibilidades que el futuro nos tendía ahora que nuestros padres habían hecho entrada en nuestras vidas; sabía que yo no estaba muy dispuesta a convivir con ellos más de lo necesario, pero si Thomas lo deseaba entonces tendría que hacer un esfuerzo mayor. Pero el tampoco era ya un niño pequeño, y reconocía la madurez tanto en sus palabras como en sus sentimientos. A mi me faltaba en lo segundo, pero no estaba segura si deseaba trabajar en ello. —No, ya no necesitamos su cuidado —respaldé sus palabras, aunque en silencio me pregunté si de verdad alguna vez a mi me había hecho falta. No importaba de todas formas, como mi gemelo dijo ¿que mas daba? —, ahora nos tenemos el uno al otro. Nos dedicamos a observar en silencio a una familia de Mooncalfs que no tuvieron reparo en nosotros para hacer una intrusión en el claro, hasta que Thomas comenzó a reír y decidieron regresar por donde habían aparecido. Cuando el rictus de mi gemelo aminoró y se fundió con el silencio, volteó los papeles y volcó la conversación hacia mis asuntos. —Aún no sé que hacer con él —admití, aunque usarlo de saco de sangre ya había pasado por mi mente años atrás, antes de cometer la tontería de casarnos —, pero ahora me está ofreciendo opciones y posibilidades, y eso es agradable. Así que lo dejaré vivir por el momento. —resolví, sonriendo con complicidad. Entonces Thomas mencionó a Baelfire, y no pude evitar reírme ante tal giro de circunstancias —Creo que eso te hace un vampiro, Tommy. No quería reírme, aunque me parecía muy gracioso, pero no deseaba que Thomas pensara que me burlaba de él así que hice un esfuerzo. Baelfire siempre había tenido ese efecto en las personas, era encantador, agradable y muy apuesto, sin mencionar que efectivamente resultaba apetecible, así que era posible que eso influyera en la forma en que mi hermano veía la situación si jamás antes había conocido a un tipo como el Frisio. —Aunque... —proseguí, tanteando más el terreno para estar segura. La curiosidad se filtraba por mis ojos, clavados en el azul de los suyos —no tendría nada de malo ser gay, pero eso conlleva a desear otras cosas que van mas allá de solo querer vaciarle la sangre. ¿Se te antoja hacerle otra cosa?. @@Thomas Clairmont
  2. "Tienes dos hermanas más". Las palabras resonaban en mi cabeza mientras hacía un dobladillo a la nota y la guardaba en uno de mis bolsillos traseros. Por supuesto, yo ya había estado enterada de la existencia de Lady, incluso la de Ada, pero hasta entonces no había tenido intención alguna por acercarme a ellas; había estado tan ensimismada en Thomas que inconscientemente me había olvidado de ellas. "... deberías darles la oportunidad de tenerte en su vida." La voz de mi madre se había vuelto un eco ya no tan lejano en los últimos días, sin lugar a dudas porque debía tener razón. Mis hermanas no tenían culpa alguna de nuestra historia, y aunque no hubiera querido admitirlo desde que me enteré de sus existencias, en el fondo sabía que deseaba conocerlas. ¿Había sido, entonces, la invitación de Lady una idea genuina o Zoella habría tenido alguna influencia? ¿Eso importaba?. Realmente ni siquiera sabía porqué le daba vueltas al asunto... era mi hermana. Mi sangre. Me alejé de la ventana con gesto decidido, aceptando mentalmente el citatorio, mientras una corriente de aire se filtraba al interior de la habitación y agitaba las cortinas, arrastrando consigo la fresca brisa que desprendía del extenso lago que era parte de los terrenos Strange. Me calcé un par de botas altas, y me puse encima la capa nueva que había comprado días atrás: era de una tela fresca, lo suficientemente resistente pero impermeable al caluroso clima de aquéllos días. Me quedé con lo que ya traía puesto, un mono vestido corto de tirantes en color azul y detalles en marrón. Hell Moon parecía el nombre de un sitio nocturno, y por las palabras expresadas en la nota, era muy probable que se tratara de un bar, de modo que me acerqué al espejo para soltarme el cabello y deslizar un pintalabios de color crudo en mi boca. —Y bien... ¿donde estará? —pregunté en voz alta cuando llegué, aunque el ruido de la música y el barullo de voces amortiguó el sonido de mi voz. Me deslicé entre la gente, directo a la barra conforme mis azules ojos trataban de localizar a la pelirroja. Le había visto un par de veces, de modo que me sentía segura de poder reconocerla, después de todo tenía toda la pinta familiar... y eso no pasaba desapercibido en ningún lugar. Mis labios se curvaron en una sonrisa satisfecha cuando localicé a Lady en la barra, y como estaba ya lo suficientemente cerca solo me tomó unos segundos apearme para llegar hasta ella. Una bruja le acompañaba, pero no le reconocí —Hola hermana —saludé, mostrando a ambas una sonrisa. Solo una sonrisa. Era claro que las relaciones sociales no eran mi fuerte —, tu nota me tomó por sorpresa, pero espero no haberte hecho esperar demasiado. @@Lady Luxure Grindelwald @@Ada Camille Dumbledore
  3. Detuve mi baile de Mooncalf ante su comentario, mirándolo con los ojos entrecerrados —Touché. Sin embargo, seguí bailando, alzando las manos hacia el cielo y ondeándolas parsimoniosamente, mientras mi espalda se arqueaba de diferentes formas y mis pies se deslizaban por todo el claro, en una especie de danza gitana. No siempre tenía la oportunidad de hacer ese tipo de cosas que ni en mil años haría en público, pero al estar con mi hermano nada me detenía... incluso lo disfrutaba. —Deja a los Mooncalfs tranquilos, me gustan esos bichos. —exclamé, deteniéndome al fin al llegar al estanque. Pude ver mi reflejo en el agua, y mis cabellos rubios casi sueltos por completo al no poder sujetarse al moño tras mi bailoteo. Terminé por soltarlo completamente, alisándolo con mis dedos sobre mi hombro derecho. Me giré, y volví con mi hermano, que ya se había tirado al suelo y parecía muy cómodo observando el cielo. Me acerqué despacio, tomando mi tiempo para aspirar la fragancia de las flores impresa en el aire que cruzaba el claro y se elevaba para agitar las ramas de los árboles, produciendo un relajante murmullo —Si, pensaba en algo más sustancioso... pero no de tu sangre vegana, estas loco. Seguro ya debes saber a lo mismo que esos sobres que te dan. !Ugghh!. No logré advertir a tiempo cuando me hizo una zancadilla con sus brazos y caí a su lado en el suelo. Lo empujé ligeramente en protesta, pero ya me estaba riendo junto a él y acomodándome a su lado para ver el cielo de la tarde poblada de nubes. Suspiré profundamente —Ojalá pudiéramos hincarle los colmillos a algún muggle perdido, pero creo que nos alejamos demasiado del camino como para ir por uno —fruncí el ceño, recordando que mi último trago de sangre había sido hacía mas de una semana. —¿Tú que opinas? —pregunté, desviando la mirada hacia él. Desde aquélla perspectiva podía ver el perfil de su rostro dibujado a contraluz, dándole una apariencia tan etérea que casi me hace pensar que había regresado en el tiempo, soñando despierta de nuevo con tenerlo cerca. Alcé la mano, acariciando su cabello tan solo para hacerlo tangible y alejar aquélla sensación de mi cuerpo —Cuéntame —susurré, ansiosa por indagar en sus pensamientos —, ¿que piensas ahora de nuestros padres?. ¿Cómo te sientes ahora que sabes?. @@Thomas Clairmont
  4. Thomas vino a mi encuentro, y desaparecimos del lugar dejando atrás tan solo una estela de viento y polvo. En segundos nos adentramos en el bosque que cubría gran parte de los terrenos, y seguimos corriendo mas allá hasta que los pinos y árboles comenzaron a espesar, teniendo que esquivar algunos de ellos en el camino a una gran velocidad. Poder correr de aquélla manera representaba un agradable desahogo de energías al no tener que estar siempre controlando la velocidad y fuerza de cada uno de mis movimientos; era completamente libre. Apreté suavemente la mano de mi gemelo para indicarle que podíamos detenernos, habiendo atisbado algunos cien metros atrás un pequeño prado que ofrecía un lugar tranquilo para tumbarnos durante un momento. Se trataba de un bello claro con forma de media luna, no muy grande, pero con suficiente espacio para un día de campo; una alfombra de azucenas blancas y lirios rodeaba un pequeño estanque de agua de algunos metros de largo, que albergaba una comuna de pequeños peces de colores. Del otro lado, se hallaba un peculiar círculo de rocas, con una aureola del único terreno plano sin pasto. —Mira eso —apunté, soltando la mano de mi hermano para señalar el lugar mientras me acercaba —, debe de haber una madriguera de Mooncalfs cerca ¿alguna vez los has visto danzar a la luz de la luna? Seguramente lo hacen aquí. Mira las pisadas. —agregué, mientras improvisaba un baile gracioso alrededor del círculo, notando otro par de figuras geométricas unos metros adelante. Dejé que Thomas se acercara y observara, satisfecha de mostrarle algo de interés cuando realmente era él quien me mostraba cosas de ese tipo. Su larga vida por el circo, estilo de vida a veces precaria y los viajes por muchos lugares le hacían un gran conocedor de la naturaleza silvestre, algo que me encantaba de mi gemelo. Era probable que ya sabía de los mooncalfs pero era tan cortés que seguramente no lo diría. —Tommy, ¿tienes hambre? —pregunté finalmente. El motivo de apartarnos, después de todo, era para darle una alternativa mejor para comer y aprovechar para hablar un poco —¿Quieres que cacemos algo?. @@Thomas Clairmont
  5. Contra todo pronóstico, lo que pensé sería un rápido encuentro de viejos amigos pronto se estaba volcando hacia una velada más amena y una charla muy fluida. Oliver y Baelfire parecieron conectar de inmediato, tanto que de un momento para otro estaba escuchando al castaño ofrecerle sitio al pelirrojo en los terrenos Strange. Me le quedé mirando, asombrada por tal exceso de confianza, pero no mostré estar en contra de la idea de tener al Peverell cerca, como tampoco por la mencionada desconocida. —Nos hará bien la compañía —musité con una sonrisa, dirigiéndome hacia Baelfire —. El lugar sería muy adecuado para ti, cuenta con extensos terrenos en los que podrías entrenar para el quidditch. —señalé, animándolo a aceptar la oferta. Me había parecido que detrás de las palabras del pelirrojo había muchas más cosas que contar. Había mencionado un accidente dentro de un partido, y aposté por lo obvio: una lesión que le había impedido terminar la temporada, sin embargo, y teniendo en cuenta de que estaba listo para buscar equipo con lo cual obviaba una exitosa recuperación, ¿porqué no jugar con los equipos neerlandeses? Me pareció extraño. —Te percatarás pronto de lo talentoso que es Bael sobre la escoba —le conté al castaño, quitando de su mano mi copa para beber lo que quedaba de sidra e inclinándome sobre la mesa para volverla a llenar —, recuerdo que en el colegio no se le escapaba ninguna quaffle. Aunque a veces perdía por culpa de su buscadora... ¿cómo era que se llamaba? No sé ni porqué estaba en el equipo. En ese momento el camarero volvía a acercarse con el plato de comida para Oliver y las cervezas que él mismo había ordenado. Con alimento en los platos de todos, me sentí más cómoda para volver a pinchar un pedazo de trucha y llevármelo a la boca: pude sentir el sabor de la mantequilla derretida, junto a las especias, impregnadas en la suave carne del pescado. @@Oliver Gaunt @@Maekar Baelfire Peverell
  6. Sonreí ampliamente al escuchar que mi hermano por fin cedía, y aceptaba quedarse. Quedé inmersa en aquél par de ojos azules por un par de segundos, mientras mi mente sopesaba toda la nueva información: mamá ya había hablado con él. Había cumplido con lo que yo le había solicitado, y eso me tranquilizó un poco en el fondo, aunque claro ahora tenía que averiguar cómo lo había tomado Thomas y lo que estaba sucediendo en su cabeza al respecto. —No recuerdo la última vez que me sentí tan optimista y feliz, ¿sabes, Tommy?. Las cosas van a mejorar mucho ahora. —dije, volviendo a abrazarlo. Mi agudo oído percibió los pasos de alguien mas subiendo por la escarpada, justo como cuando Thomas había llegado momentos atrás. Solté a mi hermano para mirar hacia el camino tras nosotros, percibiendo los encendidos cabellos de Baelfire agitándose contra el viento mientras se acercaba corriendo. Me sorprendió verlo, pero recordé de inmediato que Oliver le había ofrecido alojamiento días atrás, lo que aún me tenía admirada. —Teniendo en cuenta el tipo de diversiones que prefieres, entiendo perfectamente lo aburrido que debes estar. —solté, dejando escapar una risa suave y divertida mientras me enganchaba del brazo de Thomas con mucha familiaridad —Bael, él es mi hermano Thomas —le indiqué, al ver que le extendía una mano y se presentaba con él. Alcé la vista hacia mi gemelo —. Tommy, él es un viejo amigo mío de cuando estudié en Durmstrang, él también se estará quedando con nosotros. El pelirrojo preguntó por Oliver, pero el castaño ya estaba saliendo de la tienda para encontrarse con nosotros. Lo recibió, y tampoco dudó en invitarlo a comer mientras nos conducía al interior de la tienda. Yo dudé, mirando a Thomas, sabiendo que un Farikal, por muy delicioso que estuviese, no entraba en su dieta, pero antes de que pudiese decir algo al respecto Oliver me detuvo en la puerta. —Tommy —le corregí riendo, deslizando mi brazo fuera de su mano hasta que la mía quedó en ella y la apreté suavemente. Estaba tan complacida que ni siquiera me percaté de ello —. Todo está bien, espero que no te moleste que le haya ofrecido quedarse aquí aunque bien, debe volver a la clínica por ahora. Baelfire será de gran ayuda —agregué, conforme con la presencia del pelirrojo. Un visitante más había llegado, pero ésta vez no me había percatado de su presencia hasta que un chiflido cortó el aire y llegó a sus oídos. Una joven bruja se acercaba a nosotros, era muy guapa y por la forma en que caminaba me dije que estaba muy bien enterada de ello. La versión femenina de Baelfire, sin duda. Incluso tenía el cabello de un color vivo, como él, lo cuál me hizo pensar en aquélla vieja frase que decía: un pelirrojo a bordo es un mal augurio, dos son un evento cósmico. —Puedes decirme Frankie —respondí, extendiendo mi mano para tomar la suya y apretarla suavemente —. Me alegra conocerte, Oliver ya me había avisado que vendrías, y espero podamos llevarnos muy bien. ¿Tienes hambre? Oliver preparó farikal y Baelfire seguro no querrá comer solo —me dirigí al castaño, alzando mis ojos a los suyos —, si no te importa llevaré a mi hermano a... explorar un poco. —no dije cazar, tratando de no ser insensible por si alguno de los presentes era un declarado protector de los animales... o de los humanos. No sabía si mi gemelo tenía hambre, pero aprovecharía el momento para que pudiéramos ponernos al día con las noticias y averiguar un poco más de sus planes con los Triviani ahora que él sabía quiénes eran —Volveremos pronto, mientras pueden aprovechar para ponerse al día. Y no comiencen a trabajar sin nosotros —le guiñé el ojo al Gaunt, llamando a Thomas a mi lado, levantando una mano hacia él para que la tomara —¿Vamos? @@Maekar Baelfire Peverell @@Oliver Gaunt @@Arlet Malfoy @@Thomas Clairmont
  7. Oliver tenía razón: Thomas había dejado de escucharme. La reacción de mi gemelo había sido, por mucho, la que menos había estado esperando y tan solo ver la expresión en sus ojos me hizo sentir una fuerte opresión en el pecho, cortándome por completo el aliento. Volvió a abrazarme, despidiéndose, mientras el Gaunt hacía un intento más por que se quedara pero fue inútil, ya sentía menguar la presión de sus brazos alrededor de mi cuerpo y un débil beso en la mejilla. —Tommy espera, no me dejes. —le pedí, reteniéndole del brazo con ambas manos. Apenas pude escuchar a Oliver a mi espalda un segundo antes de que volviera al interior de la tienda para darnos un poco de espacio; agradecería aquél gesto después, pero ahora solo me importaba una sola cosa. Me situé frente a mi hermano, obstaculizando su paso mientras intentaba hacer que enfocara mis ojos —Escúchame, ¿de acuerdo? Lo de la boda fue hace mucho tiempo... y para ser precisa ni siquiera yo estuve presente porque estaba borrachina, ¿puedes imaginarme dando tumbos y cantando alto como loca?. —le sonreí, tratando de encauzar sus pensamientos hacia otros más agradables y menos confusos. —Hay tantas cosas que nos perdimos uno del otro durante muchos años —levanté mi mano hacia su mejilla, iniciando una tierna caricia —, pero ahora tenemos la oportunidad de estar juntos. Quiero que estemos juntos, Tommy, y juro por los dioses que nada ni nadie logrará que vuelva a separarme de ti. Te necesito —revelé, inmersa en los profundos ojos azules de mi hermano —, y todo lo que hago ahora es para que tú y yo podamos ser la familia que siempre debimos ser... incluso esto. Señalé todo el terreno, desde la sinuosa escarpada que nos ocultaba de la carretera hasta los límites del otro lado del lago, donde un verde y amplio valle se extendía hasta el horizonte; pero mis palabras implicaban más que el lugar. Tan solo estar allí, aceptando discurrir por un camino que jamás había contemplado para mi, al lado de un hombre que no tenía ningún engorro para ofrecerme un escape sin siquiera preguntar por qué no podía dármelo yo misma, todo era por los dos. —Todo esto pierde sentido si tu no estás conmigo, hermano —dije al fin, suavizando el agarre a su brazo pero sin soltarlo del todo, dándole la libertad suficiente para tomar una decisión en aquél momento —. Si te quedas ahora podemos explorar el lugar juntos, yo aún no le he explorado... podrías hablar de dragones con Oliver, yo no sé muchas cosas de ellos y puedes sernos de mucha ayuda. Podemos construirte un lugar aquí, para que vengas cuando tú quieras —me acerqué, rodeando su cintura con mis brazos y apoyando la cabeza en su hombro —. Si te quedas me harás muy feliz, Tommy, @@Thomas Clairmont @@Oliver Gaunt
  8. Tener a Thomas cerca era siempre como una lluvia fina de verano, esas que te sorprenden en el día mas caluroso de la temporada con el alucinante aroma del petricor y hace que se te antoje estar bajo de ella correteando por los prados, saltando en los pequeños charcos y dándole la oportunidad de arrastrar fuera de tu cuerpo todos tus mundanos pesares para no sentir otra cosa que tu conexión con la vida y la madre tierra. Si tuviese que responder alguna vez lo que significaba mi hermano para mi, no habría otra respuesta: él era mi conexión con el mundo, el mas grande desencadenante de mi humanidad... la prueba mas fehaciente de que Frankie Triviani tenía un corazón. —Hasta las diez —repetí, sonriendo y revolviendo su oscuro cabello. Apenas pasaba del medio día, pero las horas junto a mi gemelo se me pasaban como segundos —, tienes razón, no hay mucho tiempo. Yo también te he extrañado horrores. —seguí el curso de su mirada, mirando por encima de mi hombro al darme cuenta de que Oliver ya estaba detrás de nosotros. Hasta ese momento no había hecho la conexión, pero entendí que ambos ya me habían advertido de su anterior encuentro, sólo que yo no le había dado ninguna importancia —Oliver es un... viejo amigo y colaborador de cuando trabajaba investigando dragones —le expliqué a mi gemelo, tras la presentación del castaño —, él es un experto en el tema, Tommy, y estamos trabajando juntos de nuevo. —no tenía idea de cómo podría reaccionar a mis siguientes palabras, pero ya había pasado mi oportunidad de explicarle tranquilamente. Era ahora o nunca. —Además, Oliver también es mi esposo —solté, cuando sus azules ojos se encontraron con sus gemelos de nuevo —. Fue hace mucho tiempo, y no se lo había contado a nadie porque no creí que lo volvería a ver —agregué antes de que no me dejara explicarle porqué no se lo conté antes —, pero los dioses nos reunieron de nuevo para investigar un misterioso caso de dragones ¿no es interesante? —le sonreí, esperando su reacción no fuese muy dura conmigo—Este lugar será donde trabajemos, podrías venir aquí todas las veces que desees, ¿cierto Oliver? Miré fugazmente al castaño buscando su apoyo, aunque sabía que no era necesario. Si estaba dispuesto a enfrentar a mis padres, pensé que aceptar a Thomas en la finca no sería problema —Incluso podrías vivir aquí, conmigo, cuando salgas de ese lugar donde estás ahora. ¿No te gustaría? @@Thomas Clairmont @@Oliver Gaunt
  9. —Por supuesto que hablo de la cabaña, Gaunt —respondí secamente, mientras tomaba una hoja del escritorio y leía su contenido con bastante curiosidad. Pude percatarme de que él se alejaba un momento para volver un instante después; yo estaba completamente absorta en lo que estaba leyendo, y no me giré a verlo hasta que comenzó a disculparse. Le escuché atenta, un poco desconcertada al inicio, pero eso fue hasta que conecté su última pregunta con mi última respuesta, y después con todos los juegos e insinuaciones de las últimas dos horas. Había estado pensando que él solo estaba siendo fastidioso con el tema porque me había hecho entrever que le gustaba verme molesta, pero ahora podía ver que había algo más en el trasfondo de todo. Después de todo, con nuestro nuevo trato yo le quité el seguro a una puerta que había dicho no volver a abrir, y al parecer él no había dejado de pensar en eso. Alguien se acercaba a la tienda, y me percaté de que Oliver también había escuchado sus pisadas. Dejé los papeles que había estado sosteniendo de vuelta en el escritorio, y me acerqué despacio al castaño —Ya habrá tiempo para ir a la habitación, solo dame tiempo ¿de acuerdo? —traté de sonar cariñosa, pero no supe si lo logré. Ya estando a su lado, puse una mano en su hombro para apoyarme mientras me ponía de puntas para alcanzarle y dejar un pequeño beso en la comisura de sus labios. —Eso fue por la comida, estuvo deliciosa. Ahora iré a ver quién está afuera. Salí de la tienda en un parpadeo, deteniéndome en la entrada para buscar al intruso, pero no fue hasta que inhalé la brisa del exterior que detecté aquél familiar aroma, y solo me tomó un segundo más apreciar la silueta de mi gemelo acercándose a donde nos encontrábamos. La alegría se imprimió en mi rostro inmediatamente —Es mi hermano. —alcancé a decir para el castaño, antes de correr hacia Thomas y brincarle encima con un abrazo. —Tommy, ¿porque no me avisaste que venías? —pregunté después de darle un beso en la mejilla y le libraba de mis brazos —Espera, ¿cómo supiste dónde estaba?, ¿te dejaron salir hoy del hospital o te escapaste? Debiste avisarme así habríamos planeado el día entero. ¿Hasta qué hora puedes quedarte? —me encantaba verlo, y podía obviarse en mis incesantes preguntas cuánto le extrañaba. Entonces recordé dónde estábamos, y lo que yo aún no le había contado a mi gemelo. Lo que no le había contado a nadie. —Qui-quiero presentarte a alguien, es genial que estés aquí. @@Oliver Gaunt @@Thomas Clairmont ♥
  10. —Pues mas vale que vayas preparando esos documentos de una buena vez, te ahorraré toda la reprobación social que se te viene encima. —exclamé, ante su pequeña broma que en el fondo no me hizo ninguna gracia. Tal vez debía haberle dicho todo desde el principio para detener todo aquél embrollo, y así él sería libre de mi... y yo sería libre de él. ¿No era eso lo que había querido tan solo un par de días atrás? ¿Por qué ahora me pesaba?. Tomé su mano involuntariamente y dejé que me guiara hasta su escritorio de trabajo. Pude notar cuál era su plan al llevarme hasta allí, claramente esperando que mi interés por su investigación cobrara la fuerza suficiente en mi mente como para alejar todas las dudas que estaban creándose en mi cabeza. No entendía que me estaba pasando, pero me esforcé por atender su intención y centrar la mente en lo que me estaba mostrando; no fue algo muy difícil. Extendí una mano para tomar un par de fotografías que mostraban dragones en su hábitat, otros en pleno vuelo y algunos escupiendo fuego. Noté que uno de los últimos lanzaba una llamarada hacia el centro de la fotografía, ocupando el fuego todo el cuadro de la imagen un par de segundos hasta que las llamas se extinguieron. Obviamente el fotógrafo había dado su vida por aquélla toma, ¿que tan siniestro resultaba que eso me levantara un poco el ánimo?. Oliver había estado parloteando a mi alrededor, yendo y viniendo de un extremo del escritorio al otro hasta que dejé le sentí detenerse a mi lado y comenzaba a titubear; curiosa, levanté la mirada hacia su rostro para averiguar qué le hacía titubear, pero sus últimas palabras y su propio desconcierto hicieron que una risa fina y suave brotara de mis labios. —Eres un raro —señalé, fingiendo un gesto serio y enarcando una de mis cejas antes de volver a reír. Estaba demasiado cerca, y el roce de mi hombro en su pecho generaba un poco de calor, pero no era molesto, y a esa distancia podía ver mejor el azul de sus ojos, brillando con una inteligencia que en aquel instante escapaba de su cerebro haciéndole olvidar las cosas. Me percaté de que ya no sentía aquélla necesidad de poner distancia entre ambos hacía un par de horas atrás, pero era claro que tras nuestra charla y el acuerdo al que habíamos llegado me permitiera bajar un poco la guardia. —Necesitaré revisar toda esta información detenidamente —dije, volviendo mis ojos al escritorio y colocando de nuevo las fotografías en su lugar —, puedo empezar ahora o podemos tratar de finalizar lo que empezamos —propuse, volviendo la mirada de nuevo a sus ojos —. Decide ahora. @@Oliver Gaunt
  11. Podía ver nacer un sin fin de preguntas en las expresiones de su rostro, preguntas que no saltaron de sus labios y que posiblemente guardaría para después. No necesitaba usar mi ojo interior para adivinar que se avecinaba en el futuro una breve charla informativa sobre lo que había sucedido en mi anterior empleo, antes de venir a Inglaterra, pero no estaba dispuesta a apresurar dicha conversación. Le escuché manifestar su preocupación por mis padres, y me dí cuenta que me había expresado de forma errónea en lo que refería a la relación que tenía con ellos. Oliver parecía sopesar la idea de confrontarles para convencerlos de que yo estaría bien a su lado y aquéllo me hizo esbozar una sonrisa mientras desmenuzaba un pedazo de carne con los dedos y llevaba las delgadas hebras de cordero a mi boca. Me sentía extrañamente cómoda allí, frente a él, hablando de cómo despistar a mis padres. —Dudo mucho que los Triviani estén al pendiente de mis movimientos, y con decir que lo dudo me refiero a que realmente estoy segura de que tienen otras prioridades que están muy por encima de tenerme vigilada —expresé, abriendo la gaseosa que recién había traído para mi y dándole un sorbo. Levanté la mirada a sus ojos mientras volvía a sentarse tras servir mas farikal en mi plato —. Sé que es confuso, pero me temo que es una historia bastante larga, y basta decir que a mis padres les importa muy poco lo que haga, dónde y con quién esté. Al menos era lo que a mí me parecía, y estaba conforme con eso, pero por supuesto había un margen de error en todo aquéllo para lo cual debía estar preparada; la última y única charla que había tenido con mi madre me había hecho sopesar algunas dudas, pero aún cuando fuera cierto, mis padres eran la mínima de mis preocupaciones —En cuanto a lo del contrato y demás —me mordí suavemente el labio inferior, con gesto pensativo —, será mejor que no informes a tu empresa de mi colaboración, no quiero entorpecer el contrato que tienes con ellos por causa de mi reputación. —Esa es otra larga historia —continué, notando su confusión e interrumpiendo las preguntas en su mente —, y estás en todo tu derecho de ser informado... aunque no quisiera hablar de eso ahora —bajé mi rostro, sintiéndome un poco ansiosa. ¿Y si él mismo se negaba a trabajar conmigo al enterarse de toda la situación? ¿lo decepcionaría? Extrañamente aquéllo me produjo un poco de malestar. Se me escapó un hondo suspiro en medio de un breve silencio, sintiendo de pronto la urgente necesidad de salir de la tienda para dar un paseo. Había demasiado de qué hablar, y tan poca disposición de mi parte. ¿Valdría la pena sacar todo a flote y arriesgar la investigación de Oliver solo por querer un poco de aire? Me estaba sumiendo en algo que era desconocido para mi, ¿desde cuando le daba importancia a ese tipo de cosas? Era muy frustrante no tener el control completo de mis pensamientos. —Vaya, por donde sea que quiera verlo todo esto es una muy mala idea. —murmuré, siguiendo el hilo de mis pensamientos. @@Oliver Gaunt
  12. Baelfire bateó mi amenaza, argumentando que mis viejas prácticas de interrogación jamás habían sido usadas en él, sin embargo, y aunque estaba en lo cierto, había contado con que el pelirrojo recordaría cómo las había aplicado en otros compañeros del colegio estando él presente. No pude evitar reírme de cualquier manera, asintiendo ante los recuerdos que él evocaba a la mesa, ciertamente consciente de hasta el más mínimo detalle de la vida adolescente de aquél mago de amarillos ojos, oriundo de las islas Frisias Neerlandesas. —Pues no me vengas con que te vas a hacer el misterioso ahora —repliqué, al momento que sus ojos me alertaban de una figura que se acercaba a mi espalda. Giré la cabeza en torno a Oliver cuando llegó a la mesa, tratando de parecer sorprendida ante la casualidad de nuestro encuentro aunque la expresión asesina de mi mirada fácilmente podría traducirla a "¿como es que me has llamado?". Le dio igual, o quizás no se percató, pues en un segundo ya estaba besándome y tomando asiento a mi lado al tiempo que se presentaba él mismo con Baelfire; podía advertir la sorpresa convertirse en diversión en el rostro de mi viejo amigo, haciéndome imaginar lo inusual que debía resultar la escena para él, tratándose de mi. Por supuesto, había estado sopesando la idea de que Oliver se acercara a nuestra mesa desde que le vi entrar al establecimiento, y me resultaba muy improbable que el castaño no hubiese advertido mi presencia desde aquél mismo instante, por tanto fue fácil suponer que en un momento u otro lo haría; y por supuesto, que si yo hubiese querido evitar aquél momento, pensando que resultaría incómodo, lo habría hecho fácilmente. De este modo, no me costó seguirle la corriente. Me removí en mi asiento, cambiando de postura hacia el Gaunt para integrarlo y hacerle ver que estaba cómoda con su presencia pese a que realmente sí lo estaba, solo deseaba asegurarme de que él lo supiera aunque no sabía exactamente por qué. Baelfire se presentó con el castaño de forma animada, y fue agradable hasta que comenzó a burlarse. Entendía bien la ironía del asunto, y me percataba de que aquélla era la primera vez que enfrentaba la situación de estar casada frente a un tercero. —¿Conquistarme? —bufé, poniendo los ojos en blanco antes de sonreír divertida. Había aceptado jugar a "la casita" con Oliver, y aunque no sabía nada del asunto de ser esposa de alguien, de alguna manera tenía que alimentar esa imagen socialmente —Tuvo que embriagarme para hacerme firmar el papel, y desde entonces no me he podido deshacer de él —solté, mirando al castaño, dedicándole un gesto divertido. Seguramente no se había esperado tal reacción de mi parte, pero no creía que fuera a disgustarle —, eso es precisamente lo que deberías admirar de él, Bae. Alargué mi mano para tomar mi vaso y darle un sorbo a la refrescante sidra, y dado que las bebidas del Gaunt aún no llegaban, le ofrecí del mismo de forma muy casual. Los esposos compartían cosas así ¿o no?. Me volví hacia el pelirrojo, manteniendo el ánimo de la charla —Seguramente él te va tratar de convencer de otra cosa, pero me debes creer a mi —le advertí, sonriendo levemente. @@Maekar Baelfire Peverell @@Oliver Gaunt
  13. Abrí la lata de refresco, lanzando una mirada irritada hacia el castaño mientras él seguía preparando la comida —Lo único que va a temblar es tu cabeza cuando haga que golpees con ella el suelo si no dejas de llamarme así, así que olvídate de que suceda algo más que eso, Oliver. Lo único que me había hecho desistir de darle otro golpe fue la comida. Tenía tanta hambre y, después de ver como casi vertía todo y quemarse un par de veces, no quise provocar que todo terminara en el suelo, además la olla había comenzado a despedir un aroma delicioso. Hacía tanto que no comía un farikal que valiera la pena, y aquél parecía valer el esfuerzo de mi paciencia. Me recargué en el filo del escritorio mientras sorbía un par de tragos de mi refresco y le observaba poner la mesa antes de trasladar la comida hasta ella. Pensaría que se estaba esforzando demasiado, pero así siempre había sido él, o al menos así era como le recordaba. Me acerqué a la mesa, ignorando su comentario, y me senté frente a él cuando ya me había servido un hondo plato. Inhalé el aroma humeante del platillo, saboreándolo tan solo con el olfato —Provecho. —respondí, sonriente. Fue amor al primer bocado. Estaba delicioso, y el cordero estaba suave y exquisito, habría asegurado que le faltaría un poco más de cocción porque preparar farikal normalmente era tardado, pero Oliver había logrado que estuviera al punto exacto; quizás había usado carne pre cocida pero no importaba de cualquier manera, el mérito no disminuía en absoluto. —Porque cocinas muy bien, y nadie me cocinará farikal en otro lado. —respondí, guiñándole un ojo mientras tomaba un trago de soda y terminaba de pasarme el bocado que tenía en la boca. Estaba dispuesta a que se le subiera un poco a la cabeza su talento culinario, pero obviamente aquélla no era la respuesta que él esperaba y su silencio me indicó que no diría nada hasta que yo no hablara en serio. Sonreí antes de ponerme seria, tratando de escoger bien mis palabras —No sé hasta que punto estés informado sobre las razones que me llevaron a trasladar mi residencia a Inglaterra —de verdad, no sabía cuánto era lo que el Gaunt conocía sobre mi situación y hasta ese momento no me lo había preguntado —, pero basta decir que no puedo ir a ningún otro lugar. No puedo salir del país, y no puedo deshacerme de la custodia de mi familia... lo cual es —hice una pausa, meditando un segundo —... frustrante. —Al menos contigo sabré cuál es mi lugar —continué, levantando la mirada hacia sus ojos —. A pesar de las insinuaciones y todo lo demás, entiendo porqué me necesitas aquí — desvié la mirada hacia el escritorio, apuntando a su trabajo y sus investigaciones —. Creo que puedo llegar a sentirme útil de nuevo si me quedo contigo, sentirme yo misma. Pero ellos... mis padres... no sé que diablos quieren de mi. Supongo que nada, por lo que no entiendo algunas de sus insistencias. Y es eso en pocas palabras —aseguré, ladeando un poco la cabeza al mirarlo, tratando de sopesar sus pensamientos a través de su expresión —, estar casada contigo me provee una excelente excusa para salir de ese castillo donde no hay lugar para mi. Bajé la vista a mi plato, hundiendo el tenedor en un pedazo de cordero que no tenía hueso —Disculpa si eso suena frío y pragmático, pero ya te lo he advertido antes —mis ojos fueron a su encuentro de nuevo —, puedes darte cuenta que iba en serio. @@Oliver Gaunt
  14. Consumibles en Batallas Nombre: Link a la certificación: enlace Nota: No se permiten más de 5 consumibles en inventario. Consumibles especiales: Nombre: Link a la certificación: enlace
  15. Poderes de Criaturas Tipo de Poder: Licencia de uso:
  16. Libros de Hechizos Nombre: Libro del Aprendiz de Brujo Nivel: 1 Link a la certificación: enlace Habilitado para su uso: Sí. Nombre: Libro de la Fortaleza Nivel: 5 Link a la certificación: enlace Habilitado para su uso: No.
  17. Criaturas Mágicas Clasificación X: Nombre producto: Gusamoco Puntos obtenidos: 10 Link a la certificación: enlace Nombre producto: Micropuff Puntos obtenidos: 10 Link a la certificación: enlace Clasificación XX: Nombre producto: Puntos obtenidos: Link a la certificación: enlace Clasificación XXX: Nombre producto: Puntos obtenidos: Link a la certificación: enlace Clasificación XXXX: Nombre producto: Puntos obtenidos: Link a la certificación: enlace Clasificación XXXXX: Nombre producto: Puntos obtenidos: Link a la certificación: enlace Criaturas en la Reserva: Nombre producto: Kneazle Puntos obtenidos: 40 Link a la certificación: enlace Total de puntos en criaturas: 60
  18. Pociones Mágicas Clasificación A: Nombre producto: Doxycida Puntos obtenidos: 10 Link a la certificación: enlace Clasificación AA: Nombre producto: Remedio para Quemaduras Puntos obtenidos: 20 Link a la certificación: enlace Clasificación AAA: Nombre producto: Puntos obtenidos: Link a la certificación: enlace Clasificación AAAA: Nombre producto: Puntos obtenidos: Link a la certificación: enlace Clasificación AAAAA: Nombre producto: Puntos obtenidos: Link a la certificación: enlace Total de puntos en pociones: 30
  19. Objetos Mágicos Clasificación A: Nombre producto: Puntos obtenidos: Link a la certificación: enlace Clasificación AA: Nombre producto: Varita Mágica Puntos obtenidos: 20 Link a la certificación: enlace Nombre producto: Anteojos alfa Puntos obtenidos: 20 Link a la certificación: enlace Nombre producto: Lazo del Diablo Puntos obtenidos: 20 Link a la certificación: enlace Nombre producto: Nimbus 3000 Puntos obtenidos: 20 Link a la certificación: enlace Clasificación AAA: Nombre producto: Puertas mágicas Puntos obtenidos: 40 Link a la certificación: enlace Nombre producto: Espejos comunicadores Puntos obtenidos: 40 Link a la certificación: enlace Clasificación AAAA: Nombre producto: Moto voladora Puntos obtenidos: 80 Link a la certificación: enlace Nombre producto: Flauta de Sheena Ktam Puntos obtenidos: 80 Link a la certificación: enlace Nombre producto: Águila de la Sabiduría Puntos obtenidos: 80 Link a la certificación: enlace Clasificación AAAAA: Nombre producto: Puntos obtenidos: Link a la certificación: enlace Total de puntos en objetos: 400
  20. Indice de Bienes Objetos Mágicos: Clasificación A: Clasificación AA: Varita Mágica Anteojos Alfa Lazo del Diablo Nimbus 3000 Clasificación AAA: Espejos comunicadores Puertas mágicas Clasificación AAAA: Moto voladora Flauta de Sheena Ktam Águila de la Sabiduría Clasificación AAAAA: Pociones Mágicas: Clasificación A: Doxycida Clasificación AA: Remedio para Quemaduras Clasificación AAA: Clasificación AAAA: Clasificación AAAAA: Criaturas Mágicas: Clasificación X: Micropuff Gusamoco Clasificación XX: Clasificación XXX: Clasificación XXXX: Clasificación XXXXX: Criaturas en la Reserva: Clasificación XXX: Kneazle Libros de Hechizos: Libro: Libro del Aprendiz de Brujo En situación transitoria, sin poder hacer uso del mismo: Libro de la Fortaleza Poderes de Criaturas: Tipo de Poder: Consumibles en Batallas: Nombre:
  21. Cuando volví a abrir los ojos él ya estaba de pie y ofreciéndome una mano para levantarme del suelo. Sonreía plenamente, y sus ojos azules brillaban con tal entusiasmo que casi me hacen dar un paso atrás y decirle que aquéllo que salió de mi boca sólo había sido una broma; no obstante, me vi tomando su mano para levantarme y seguirlo, con los pies descalzos, unos cuantos metros lejos del estanque donde decidió armar su tienda. Puse los ojos en blanco cuando me dio la bienvenida, esperando realmente que pronto nos dispusiéramos a reconstruir la cabaña para no tener que disponer de su tienda mucho tiempo. Crucé la entrada cuando el la abrió, dando un pequeño golpe en su brazo con la suficiente fuerza para sacarle una queja y dejarle un moretón. Me había vuelto a llamar Frances de nuevo, y eso no estaba permitido aunque tuviésemos nuevos tratos. Una vez dentro, mis ojos recorrieron la extensa instalación mientras él me daba un recorrido verbal. —Genial, creo que podríamos hacernos más de éstas tiendas y vivir como un campamento indio-americano —propuse en broma, mientras me acercaba al primer lugar que había llamado mi atención: un largo escritorio con un desorden de libros y papeles encima, bajo un par de mapas con un gran número de lugares resaltados y fotografías de dragones; esbocé una sonrisa y me giré para verlo, encontrándolo de pronto pensativo —Oh, no lo estas considerando en serio ¿o si? —le reprendí, riendo —Era una broma, vamos... ponte a cocinar. Tan solo al pronunciar el Farikal escuché como me gruñía el estómago. No pude evitar sonreírle en aprobación antes de verlo desaparecer en donde me había dicho que estaba la habitación para las herramientas y la despensa; me acerqué al lavabo para asearme las manos, dispuesta a ayudarle con la preparación y me encargué de lavar la col y las patatas a conciencia cuando él regresó pero, teniendo mas experiencia en la cocina que yo, no pasó tanto para que decidiera mejor hacerme a un lado. —¿Tienes algo que no sea vino? —pregunté con gesto serio cuando señaló la bodega. A pesar de lo que había concedido hacía un momento atrás, no iba a apresurar las cosas con alcohol si era eso lo que él estaba pensando que iba a suceder; de ese modo opté mejor por acercarme a la despensa e inspeccionar la heladera para buscar algo más de beber. Cuando regresé con él, llevaba en las manos dos latas de refresco de cola bastante frías y puse una a su lado—Suerte para la próxima. @@Oliver Gaunt
  22. Mi viejo amigo del colegio tuvo la cortesía de pedir comida para ambos sin preguntarme siquiera si deseaba comer, o bien asegurarse de que el platillo del día fuera algo sabroso. La sidra se antojaba, y de pronto me vi amonestándome mentalmente por no haber pedido eso antes considerando que era una gran fanática de la bebida y no recordaba la última vez que la había tomado; solo por ello no cancelé la comida, y además me daba cuenta del esfuerzo que le tomaba a Baelfire hablar el idioma. Esperé a que respondiera mi pregunta. No sabía que esperaba escuchar, pero me vi un poco decepcionada cuando me contó que nuestro encuentro no había sido mas que una simple coincidencia de apellidos; el pelirrojo mencionó "maestros" en plural, lo que podría significar que mis padres estaban ejerciendo de profesores en Hogwarts cuando antes a mi solo me había tocado como tutores. Mis pensamientos viajaron un momento a aquélla clase, y naturalmente me encontré pensando en mi hermano hasta que capté la pregunta que el pelirrojo había hecho. —Lo suficiente como para correr al encuentro de un viejo amigo —respondí, sorprendida por mi propia franqueza. Si Bael lo estaba preguntando es porque seguramente no estaba informado de lo que había sucedido conmigo en Oslo, así que no había razón para mencionar tiempos o razones, al menos no en ese lugar —, por lo menos tú no has tenido que esperar mucho tiempo. —agregué, guiñando un ojo. El mesero regresó a nuestra mesa con dos humeantes truchas asadas sobre un par de hojas de lechuga y una ensalada a su lado con portobelos y tomates cherry, con un poco de parmesano y aceite de oliva; dejó la botella de sidra en la mesa, junto a dos vasos nuevos y limpios, tras lo cual se alejó llevándose mi vaso vacío de soda. Me quedé mirando la comida un segundo, y al siguiente levanté la vista hacia sus peculiares ojos amarillos. —Creo que debo visitar las tabernas mas seguido. —musité, en una clara implicación de estar complacida con la comida. Dejé que él abriera la botella y le acerqué mi vaso para que la llenara con bebida; entonces recordé que Oliver seguía en el mismo lugar que nosotros, o por lo menos yo no le había visto salir, así que al mirar por el rabillo del ojo lo volví a ubicar en la misma mesa de antes y seguía sin compañía alguna. Parecía ansioso y tenso, pero al estar encubierto no podía ver su expresión sin evidenciar mi mirada. —Y bien —regresé mi atención hacia el pelirrojo, acercando el vaso a mis labios para tomar un sorbo de sidra —, ¿me contarás las razones que te trajeron a las vastas tierras insulsas de ésta gran isla que tanto asegurábamos jamás pisar... o tengo que sacarte la información a la vieja escuela? —pregunté, sonriendo y arqueando una ceja al final para invitarlo a que me contara o por lo menos me diera un indicio. Estaba segura de que el Peverell no estaba en el país por simple casualidad, y eso despertaba mi curiosidad. @@Maekar Baelfire Peverell @@Oliver Gaunt
  23. —Eres un raro —concluí, desviando la atención de sus intensos ojos azules que me habían tenido absorta durante toda aquélla perorata. No iba a seguir insistiendo porque ya estaba claro que él estaba empeñado en ver los colores del arco iris en medio de una gran tormenta, y para mi era éstos no eran mas que una ilusión. Siempre había sentido una gran admiración por el Gaunt. Había una lista de atributos que yo sabía apreciar en las personas, era muy pequeña, pero me era muy efectiva a la hora de elegir mis compañías, y no era ese tipo de sandeces como la valentía, la humildad y otro tipo de virtudes moralistas que solo afloraban en la conducta humana en momentos significativos y trascendentales. Nadie era valiente ni virtuoso todo el tiempo, y quien así pretendía ser no era más que un embustero. Cada hombre y mujer, fuese humano o no, debía tener un credo de vida, pero no esas doctrinas impuestas por la sociedad, sino uno propio. Me agradaban las personas con mente propia, sagaces y coherentes, del tipo que decían no creer en las mentiras y por lo tanto de sus bocas jamás salía algo falso; que actuaban conforme a sus normas, y defendían lo que amaban con vehemencia. Podrían darme a escoger entre un hombre considerado santo y un asesino, y seguramente escogería al segundo porque había más vocación en sus actos. Oliver siempre me había dado la impresión de ser una de esas personas aunque yo no llegaba a comprender muchos aspectos de su personalidad, pero que yo no los comprendiera no significaba que debía menospreciarlos. Respetaba sus opiniones, y su forma de ver las cosas y a las bestias; admiraba su inteligencia, y la forma en que la utilizaba... la mayor parte del tiempo. Era obvio que conmigo se equivocaba todo el tiempo. Incluso me gustaba esa gentileza suya, capaz de hacer sentir conforme consigo mismo a cualquiera. En aquel momento supe que todo lo que me había dicho era cierto. Oliver realmente pensaba que valía la pena el riesgo de tenerme a su lado porque no había nada que se asemejara más a lo que él admiraba. Yo era un maldito dragón para él, de una especie rara y nunca antes vista, y a la que debía estudiar para comprender, para registrar su existencia en los libros del mundo. —Esta bien —dije después de unos segundos, dedicándole una sincera sonrisa —. No voy a ir a ningún lado y... te prometo tratar de llevar esto lo mejor posible, ¿vale? —apoye ambas palmas en el pasto tras mi espalda para reclinarme hacia atrás, atrapando la luz del sol en mi rostro. Menuda vampira que era, amaba el sol mas que ninguna otra de mi especie —, después de todo, no voy a negar que esto del matrimonio me es idóneo y oportuno. Te preguntarás por qué, pero no pienso decir nada hasta que hayamos comido algo —agregué, sintiendo ya el vacío en mi estómago y la urgencia de mi apetito. @@Oliver Gaunt
  24. Al conectar con su mirada pude notar que había algo diferente en la forma en como aquéllos orbes azules me observaban pero no me gustó en nada la sensación que me provocó. Me sentí un poco incómoda, sin saber exactamente porqué, y me vi repasando en mi mente las palabras que habían salido de mis labios para identificar cualquier cosa que él hubiese interpretado de forma errónea, pero al cabo de sus palabras me enfoqué mejor en lo que éstas me respondían. —Yo no estaba buscando que me siguieras... —le interrumpí un segundo, pero él continuó hablando. Iba a hacerlo una segunda vez, pero no me lo permitió y me mordí el labio inferior para reprimir una sonrisa cuando me detuvo. Por un momento parecía adivinar mis pensamientos, pero esperaba que realmente no fuera así. Mis cejas se arquearon cuando escuché su proposición, sorprendida por tan descarada lanzada, pero me encontré más divertida que irritada y me quedé muda tratando de contener la risa. Era extraño notar que la tensión de antes se había diluido un poco a nuestro alrededor, y por un instante sentí que de verdad no había pasado el tiempo entre nosotros; en otras palabras, me encontré disfrutando brevemente aquél momento. El castaño continuó hablando, y mencionó su primer matrimonio. Yo estaba enterada de aquéllo, pero en el pasado el jamás había mostrado intención alguna por mencionarlo, ni yo de entrometerme; me pareció que realmente estaba tratando de venderme la idea de que podría disfrutar de aquéllo si me lo permitía, pero yo aún no lograba entender qué esperaba ganar él al intentarlo conmigo. ¿Amistad y sexo? Un hombre tan sociable como él, podría obtener aquélla combinación con cualquier chica que quisiera, así que ¿por qué insistir conmigo?. Seguí el curso de su mirada, observando la cabaña destruida y todo el cúmulo de trabajo que estábamos ignorando; noté la insinuación bajo el disfraz de inocencia en su voz y me reí, cortando al fin con mi silencio —Es muy temprano para montar la tienda, y hay mucho trabajo que hacer —sentencié, regresando la mirada a su rostro mostrando aún una sonrisa en los labios. —No quiero que me malinterpretes, Gaunt, dije que lo había disfrutado en el pasado pero realmente no tengo ningún apetito sexual ahora que quiera satisfacer contigo... o con alguien más. Sin embargo —agregué, antes de que él pudiese interrumpirme a mi —, no voy a cortarte las alas diciendo que jamás volverá a pasar porque realmente no estoy en contra de la idea. Me agrada esta... ¿como lo has llamado?... "unión especial" que existe entre nosotros porque siempre me pareció fácil hablar contigo, como lo estoy haciendo ahora, y me hace bien tener alguien con quien pueda escuchar mis pensamientos en voz alta... Una corriente de aire proveniente del lago esparció un agradable rocío que refrescó nuestros rostros y agitó los mechones sueltos de mi cabello, atrayendo mi ojos nuevamente hacia el agua conforme el hilo de mis pensamientos se condensaban en mis incapacidades ya mencionadas —, pero no tengo nada más que ofrecerte, Oliver. Quizás te iría mejor con alguien más... mucho mejor, creo yo. @@Oliver Gaunt
  25. Reí quedamente al recordar lo susceptible que era el Gaunt ante el frío y lo mucho que le hacía molestar cuando, de manera intencional, salía de mi tienda cada mañana sin abrigo alguno mientras que él tenía que usar capa tras capa de ropa; pensaba en lo bien que la pasábamos juntos, y lo rápido que habíamos creado un lazo de amistad desde el primer día en que había puesto un pie en la reserva, pese a mi nulo interés social, siendo parte de sus muchas cualidades hacer sentir bienvenido a cualquiera. Escucharle reír de aquélla manera me trajo de vuelta al presente, sintiendo una sensación extraña mientras observaba el brillo en el azul de sus ojos mientras hablaba y la jovialidad que de pronto su rostro recuperaba al evocar todos aquéllos recuerdos. Incluso pude notar cuando una sombra cruzó su rostro, cambiando de pronto su semblante, reconociendo el momento en que la nostalgia comenzaba a dejar una estela de amargura a su paso. Escuché su pregunta, y el reproche en su voz. —Ambos sabemos cuando fue —respondí, apartando la mirada de sus ojos un par de segundos para mirar sus labios, delatando el recuerdo que evocaba mi mente. La primera vez que nos habíamos besado... o mejor dicho, la primera vez que yo lo besé. Sintiendo la fuerte necesidad de levantarme y caminar lejos de allí para evitar el rumbo en el que se dirigía la conversación, aparté la mirada y me refugié en la apacible quietud del lago y en la etérea ilusión que creaba de un segundo cielo al reflejar las nubes y el sol sobre nuestras cabezas en su superficie. Aspiré el aire y le retuve en mis pulmones durante un instante hasta que exhalé y me animé a expresar mis pensamientos en voz alta. —Supongo que fue mi culpa —mis hombros se encogieron en un gesto involuntario —. Siempre he sabido que hay algo dentro de mí que no funciona como debería y, para ser franca, jamás he sentido la necesidad de repararla. No sabría cómo, de cualquier manera —no esperaba que Oliver siguiera el hilo de mis palabras, pero sentía su mirada en mi rostro y sabía que escuchaba cada una de ellas —. Con esto yo solo quiero decir que, no me arrepiento de lo que pasó entre nosotros... yo deseé que pasara, y por eso pasó. —Hay otra frase muggle que puedo enseñarte hoy y es "el león cree que todos son de su condición" —mis labios sonrieron levemente pero no perduró más de un segundo —, y creo que aplica demasiado a mi caso. Pensé que estaría bien "experimentar" lo que era estar al calor de alguien más y que la otra persona lo disfrutaría de la misma forma que yo sin inmiscuir otro tipo de sentimientos... y no sé que sucedió, pero una mañana amanecí casada y con una terrible resaca... y yo... no quise manejar eso —ahora era yo quien cortaba pasto con las manos. —Pero sabía lo que significaría quedarme, y enfrentar el compromiso que había obtenido contigo con esa parte de mi que no funciona y que al final terminaría estropeándolo todo de una peor manera y creo que me importabas lo suficiente como para no desearte eso —suspiré, y levanté la mirada hacia él —¿eso tiene algo de sentido para ti? @@Oliver Gaunt

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