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Gatiux

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Todo lo publicado por Gatiux

  1. Holaaa!! A mi también se me ha pasado el tiempo rápido. En el tiempo libre que he tenido por las tardes lo he dedicado a jugar al Zelda Breath of the Wild, y también he empezado a dibujar... Siempre quise aprender y me pregunté a mi misma ¿por qué no? De momento son hombres o mujeres sin rostro, apenas unas líneas pero por algo se empieza :3 Yo me quiero unir también al rol de Mack, aunque debo de confesar que lo entendí a medias... Tendré que leerlo cuando no sea de noche o que alguien me explique ciertos puntos!!! 😵 Sería super bonito que nos unieramos los máximos posibles para rolear juntos ❤️
  2. Holaaa! A mi me habéis perdido las maletas *se sienta a esperar que salgan de la cinta transportadora durante horas* La ficha de personaje se han perdido nosecuantas páginas, sólo se ven 3 o 4 posteos últimos Y en la bóveda no hay respuestas Quería traer links, pero cuando los he puesto en lo de escribir y le he dado a intro se han abierto los cuadros estos que no se quitar xD
  3. *Se ajusta el moño de estar por casa y se pone los calcetines calentitos* Ya echaba de menos a este hermoso foro ❤️ Muchas gracias por traerlo de vuelta!!! Se ve muy bonito y muy moderno. Ahora espero no meter la pata pulsando botones que no son xD Gracias también por el arduo trabajo muchachis, por el esfuerzo y la dedicación para hacerle la RCP al foro, a ver si no le da otro apechusque y nos dura muchos años más!!
  4. Hola, vengo a cotillearte el perfil 🐍

  5. Gatiux creyó captar cierto brillo de aprobación en los ojos de la guerrera, que aunque con gesto serio les hacía pasar por otro portal donde se enfrentarían Martin y Gatiux en un duelo para probar en la piel de cada uno los hechizos que les había enseñado a ambos. El destino de aquel portal fue un camino abrupto que recorría una montaña hacia su cima, con pared de piedra por un lado y precipicio por el otro. No había mucho espacio para grandes florituras, sólo para ponerse uno frente al otro con la típica distancia entre oponentes que se baten a duelo, unos siete metros. Gatiux también captó al llegar las vibraciones que sentía bajo sus pies. Y que la temperatura ambiente estaba caldeada. La guerrera Uzza les había llevado a las faldas de un volcán. ¿Tal vez donde crecían aquellas flores de las que les habló? O quizás sabía algo más, como que en cualquier momento entraría en erupción. Quizás Asenath también tenía cualidades de Videncia. Se giró hacia Martin cuando éste le deseó buena suerte, sonriéndole mientras avanzaba para tomar posición con la varita bien sujeta en la mano diestra. - Lo mismo para ti -le deseó Gatiux- Justo en el mismo momento que acabó de tomar posición, Martin dio por iniciado el duelo. Gatiux sintió como sus vías respiratorias se cerraban de forma repentina. Ah, el terrorífico Cinaede, el nuevo hechizo preferido de los magos. A ella le encantaba aplicarlo, aunque no tanto sufrirlo. - Anapneo -pensó mientras apuntaba a su garganta- El efecto fue inmediato, las vías respiratorias de Gatiux se destaparon de forma inmediata. Pudiendo respirar nuevamente el preciado oxígeno, o el poco que podía haber en aquel caluroso lugar. - Flechas de Fuego. -pensó Gatiux, aun sin querer usar su propia voz- Como ya hacía calor, poco importaba añadirle una raya más al tigre. Gatiux convocó aquellos filamentos que salieron de la punta de su varita con un objetivo claro, impactar sobre Martin. Aquel duelo de exhibición se estaba poniendo interesante por momentos. PV: 100 (-0) PP: 8 -1 =7
  6. Gatiux

    Libro del Druida

    El ensimismamiento que abstrajo a la banshee de cabellos violetas apenas duró un par de segundos, algo la sacó de allí, unos chasquidos que no concordaban con el entorno pacífico al que habían sido transportados. Cuando enfocó la vista hacia el causante del ruido encontró a una mantícora de grandes proporciones avanzando en su dirección. Sus pies adoptaron una posición estable, apretando la varita mientras decidía que hechizo sería mejor para repeler a la criatura. Por su parte, Martin decidió que aquella era tan buena ocasión como cualquier otra para poner en práctica el Fulgura Nox. Gatiux saltó después de Asenath y de Martin, llegando en su huída hacia delante a Stonehenge, un terreno verde que tenía sobre él unas enormes piedras antiquísimas que solía recibir a multitud de visitantes todos los años. No llegaron solos, como no habían cerrado tras de sí los portales, la mantícora había decidido seguir a sus nuevas presas. - No pienso ser comida de esta criatura. -dijo Gatiux- O por lo menos no hoy. Tomó unos pasos de distancia para poder tener mejor visual de la criatura y que los hechizos que salieran de su varita no fueran a dar en alguno de los otros dos que la acompañaban. También debía de tener cuidado con el terreno que les rodeaba, sería una catástrofe que alguna de esas piedras recibiera un daño irreparable. La criatura se acercaba a Martin. A Gatiux se le ocurrió como deshacerse del problema. Como todavía quedaba un espacio para que la mantícora diera alcance al Black, invocó un Fulgura Nox entre ambos. Como la mantícora avanzaba hacia Martin a toda velocidad, no tuvo tiempo de cambiar la trayectoria y se vio dentro de un nuevo mundo, uno boscoso y lleno de árboles. Era una Selva Negra al norte de Alemania que había visitado en las semanas anteriores, el primer lugar que se le había ocurrido en que no saltarían todas las alarmas al recibir una criatura así. Gatiux cerró el portal antes de que la mantícora decidiese dar la vuelta para buscarlos. - Eso estuvo cerca... -dijo Gatiux quitando una gota de sudor imaginaria de su frente- Esperemos que no se corra el rumor de que los Malfoy van salvando a los Bl... Una nube púrpura antinatural comenzaba a formarse sobre sus cabezas, eso había captado la atención de Gatiux, que interrumpió la frase mientras fruncía el ceño mirando hacia arriba. Asenath empezó entonces a explicar sobre los diferentes hechizos que formaban parte del Libro del Druida. Dedujo entonces que la nube la estaba controlando la guerrera, y que esa concentración de poder les atacaría de un momento a otro. No supo la que se venía encima, hasta que llegó. De repente alguien había apagado la luz, sin poder preveerlo. Solo que sus ojos rascaban. No podía ser otra cosa que el efecto de la Arena del Hechicero. Asenath les había dado la clave segundos antes para un ataque de aquel tipo, sólo debía de llevarlo a práctica, pronunciándolo correctamente. - Cantar del Eleboro. Parpadeó. El hechizo le había devuelto el sentido de la visión. Con la suficiente rapidez como para poder ver con sus propios ojos que unas Flechas de Fuego se dirigían en su dirección. - ¡Ignea! Con la exclamación de Gatiux, surgió ante ella vaporoso manto anaranjado, a primera vista eran simple motas de polvo en suspensión delante de la Malfoy, pero éste se adherió a su piel y a su ropa. El polen de lirios de fuego le protegería de cualquier cosa que quisiera quemarla. Y así fue. No tuvo tiempo de apreciarlo demasiado, sus sentidos estaban puestos en el combate contra un enemigo incorpóreo de color púrpura que se cernía sobre sus cabezas. - Obsistens -pensó enseguida para protegerse de lo que viniese- Un círculo celeste rodeó el entorno cercano de Gatiux. El rayo chisporroteó contra el escudo que se había formado cuando éste lo absorbió. («¡Qué efectivo!») pensó con cierto asombro la mujer de ojos amarillos. Ciertamente los hechizos que les estaba enseñando Asenath servían muy bien para la defensa de uno. Una buena defensa era tan necesaria como el ataque más fuerte.
  7. Gatiux

    Libro del Druida

    Gatiux sonrió brevemente cuando escuchó que quien se presentaba allí lo hacía con el apellido Black. Siempre que lo escuchaba, lo relacionaba con las miles de ocasiones en las que, como Malfoy, había denostado a aquella familia. Y cómo el karma se lo había devuelto todo para terminar junto al hijo de Fernando Black. Hacía tiempo que no visitaba el enorme castillo, echaba de menos incordiar a los elfos con su presencia. Por su parte la mujer guerrera se había presentado como Asenath. Gatiux asintió con lo que ella decía, sacando del bolsillo los objetos que le habían sido entregados junto al libro: un anillo, un pequeño frasco y un amuleto. Cada uno tenía un uso particular distinto. Asenath procedió a explicarles con detalle lo que hacía cada uno. («Otro anillo. Y ya van...») Era cierto, se había puesto de moda vincular poder mágico a joyas que llevar en las manos, por lo que los magos acababan con las manos llenas de abalorios. Tenía uno para proteger las conversaciones, otro para escuchar, uno de amistad con las bestias, el que detectaba enemigos, uno que evitaba el envenenamiento, tres anillos que la vinculaban con las habilidades que le habían enseñado los Arcanos y el de prometida. En total nueve anillos, ahora diez con el que acababan de recibir. Ahora tenía uno con el que protegerse de miradas indiscretas. Rio de forma irónica mientras miraba el pequeño amuleto y lo giraba sobre la palma de su mano. Hubiera dado la vida por tener un amuleto que le sacara de la prisión en la que la mantuvieron por tantos meses, y había estado a su alcance durante todo ese tiempo. Era muy fácil flagelarse a un mismo cuando mirabas en retrospectiva. Dirigió su atención al pequeño frasco, ahora Asenath le explicaba cómo funcionaban el polen de lirios de fuego. Que sirviera para encontrar fuentes de calor era una utilidad muy funcional, ya que a menudo se veía envuelta en situaciones que le llevaban a diversos lugares, en su mayoría remotos, y más de una vez se había pasado la noche castañeando los dientes por el frío. Tenía además otras utilidades, como evitar que el fuego dañara la piel o se podía fabricar una pomada con la que podrías escalar paredes si la untabas en manos y pies. - Es muy interesante que exista una flor con tantas utilidades mágicas. -dijo Gatiux- No es de extrañar que nazca en el interior de un volcán, es su forma de protegerse, o de lo contrario las esquilmarían. No se extrañaba entonces que los Uzzas fueran reacios a compartir ciertos conocimientos, ya que cuanta más gente supiera de un secreto, más probabilidades habría que alguno de ellos empezara a hacer algo como acabar con todas aquellas flores tan extrañas. De alguna parte surgió un sentimiento de protección hacia aquel secreto. No sería ella quien lo desvelara. - Fulgura Nox. -dijo Asenath- Allí estaba, la estrella de la fiesta. Gatiux observó fascinada cómo la guerrera creaba el portal con la misma facilidad con la que respiraba o parpadeaba. Había anhelado ese hechizo desde que lo vio por primera vez, y ahora por fin podría aprenderlo ella. Siguieron a Asenath por el portal que los llevó a un sitio tranquilo donde se ubicaban unas cuantas chozas color tierra. Mientras tanto les seguía explicando cómo funcionaba dicho portal. Gatiux escuchaba con muchísima atención para no perderse palabra alguna. Sería interesante poder viajar al pasado, aunque sólo fuera para observar escenas que no se mantenían tan frescas en la memoria como el primer día. Quizás fuera a estudiar Historia de la Magia en los próximos meses para poder abrir aquel portal con seguridad. Siempre sabiendo que las líneas temporales se deben mantener intactas y que no se debe jugar con la temporalidad de los sucesos para alterar el presente. - Muy bien ¿quién va primero y a dónde nos llevará? Son libres de escoger. Gatiux miró a su compañero Martin, que parecía aún estar navegando mentalmente entre las posibilidades que se acababan de abrir ante él. Avanzó un paso entonces, tomando la iniciativa, mientras sacaba la varita del bolsillo y cerraba sus ojos amarillos por un instante. La Malfoy estaba dibujando en su cabeza con todo lujo de detalles el lugar al que quería ir, concentrándose en eliminar todo pensamiento que no fuera el sitio al que quería dirigirse. - Fulgura Nox. Se trataba de unas ruinas griegas. Podía saberse por las columnas blancas recortadas (lo que quedaban de ellas), seguían un patrón, algunas todavía tenían la base cuadrada casi intacta. Decían que en la cueva que se encontraba unos metros por delante de ellos se encontraba un tesoro. Una pieza importante para algo que estaba construyendo e investigando al mismo tiempo. Gatiux estaba maravillada porque hubieran ido desde Inglaterra a Grecia en tan poco tiempo sin necesidad de traslador. Un hechizo maravilloso. Quizás, por encontrarse pensando en eso había pasado por alto que acababan de interrumpir a una mantícora que estaba cazando a su presa, convirtiéndolos a ellos en el motivo de ira de la criatura que se dirigía hacia ellos rápidamente...
  8. Gatiux

    Libro del Druida

    Tras el incidente, Gatiux pensó que necesitaba acumular más poder mágico para poder protegerse de un probable futuro en el que volviera a ocurrir lo mismo que había pasado anteriormente. Nuevos hechizos, otras formas de atacar a su adversario para proteger su vida y la de aquellos que la rodeaban. Conocía poco de aquellos misteriosos guerreros por el poco contacto que había mantenido con los mismos. Eran conocedores de magia antigua de la que los magos no habían oído ni hablar. Y por ello se habían convertido en miembros valiosos de la comunidad mágica, maestros que enseñaban a aquellos que de aventuraban a ir un paso más allá. Para aquella ocasión se había decantado por un atuendo cómodo con el que podría correr de un lado a otro si hacía falta, o si la metían por un terreno escarpado. Eligió unas mallas ajustadas de color violeta, unas deportivas fucsias y una sudadera oversize negra. La larga cabellera violeta la recogió en una coleta alta para que no le molestase. - Buenos días señora... señorita... ¿Uzza? Fue en ese momento en que se dio cuenta de que no tenía ni idea de como se llamaba aquella que le enseñaría nuevos hechizos, tampoco sabía el tratamiento que debía de darle, ni si esos poderosos guerreros se guiaban por las mismas guerras de etiqueta que los magos convencionales. Esperaba comprender un poco más de ellos en el transcurso de aquel día. - Mi nombre es Gatiux Malfoy. Agradezco que haya aceptado transmitir su conocimiento. Algunos magos se pensaban dueños de todo conocimiento. Y como amos y señores de aquello que no les pertenecía, muchas veces caían en el egoísmo de no agradecer o valorar algo que podrían sencillamente no tener. Un hecho, que por supuesto enfadaba aún más a los guerreros uzza. Gatiux se preguntaba cómo habían logrado el acuerdo los de la Universidad y cómo se mantenía aún vigente. Los ojos amarillos de la banshee se desviaron hacia la pila de fuego que ardía cerca de ambas. Durante un breve instante quedó hipnotizada por el movimiento caótico de las llamas. Últimamente sentía cierta atracción por dicho elemento, ya que decían que en él podría ver el futuro cercano. Metió las manos en el bolsillo central de la sudadera, donde aguardaba su propia varita.
  9. Gatiux

    Videncia

    Gatiux se sentía como un bicho extraño. Como si de repente le hubieran surgido dos cabezas y nadie más se hubiera dado cuenta o estuvieran ignorando la terrorífica novedad. Tenía ganas de gritar y de zarandear a la gente. Lo habían aceptado todo con asombrosa normalidad. Nadie le había dicho sobre lo raro que resultaba que alguien como ella tuviera un poder así y eso le resultaba anticlimático. Se había imaginado pataleando, negando la evidencia más obvia y en lugar de eso se había entrado con aceptación y con alguien que parecía querer ayudarla. Es el problema de los seres humanos. Se creen únicos y especiales, cual copo de nieve. Sin caer en la cuenta que el problema que les acusa ya lo han vivido otras personas mucho antes. Incluso en aquel instante, muchas personas podrían estar pasando por lo mismo. Alguien como el Arcano de Videncia habría visto infinidad de futuros de distintas personas, todas pasando por etapas parecidas antes de acudir a él. Sajag parecía estar concentrado con un adorno que tenía cerca de él. Gatiux se preguntó qué sería lo fascinante de aquel objeto cúbico que miraba el Arcano con tanta atención en ese momento. Preguntar por algo así a alguien con el que no se tenía tanta confianza sería de mala educación, por lo que el gato se quedó con la curiosidad. Esperemos que no la mate. Antes de que alguien pusiera agua caliente en las hierbas de su taza, el Arcano decidió levantarse para que le siguieran a algún lugar. Gatiux asintió pero suspiró mentalmente. Un té caliente habría asentado los nervios que tenía en la boca del estómago desde que había puesto un pie en los terrenos cercanos a la cabaña. Se largaron con el Arcano agarrando lo que parecía un traslador. Gatiux, y la otra persona a la que se habían referido como "Despard". La banshee se preguntó mentalmente si eso sería nombre o apellido. Al aparecerse en el otro lado, volvió a constatar que no iba vestida para la ocasión. Se preguntó si habría algún tipo de complot secreto en el que todos estaban compinchados para que Gatiux no pudiera llevar vestidos bonitos y tacones. Tuvo que poner mucho cuidado mientras les seguía el paso a los otros dos. Pero se puso muy recta cuando se pararon, como si fuera lo más normal del mundo mantener el equilibrio sobre terreno irregular subida sobre un imposible. Sajag volvía a fumar de su pipa mientras les comunicaba lo que quería que hicieran. La Malfoy de ojos amarillos permaneció atenta por si empezaba a hablar con adivinanzas, como les solía gustar a la gente con un don tan extraño, pero fueron instrucciones sencillas. No entendió la relación entre casi ahogarse con lo que les estaba pidiendo el hombre, pero tampoco cuestionó el método de enseñanza. Quizás de alguna forma loca tuviera relación. Y eso Gatiux lo descubriría más tarde. - Aguanten tanto como puedan. -les decía el Arcano- Si así lo prefieren, dejen sus varitas o algunas prendas aquí. Tienen prohibido morir. - No, creo que prefiero llevar la varita conmigo. La última vez que se había separado de su varita las cosas habían acabado en una catástrofe de proporciones épicas. Desde que había vuelto dormía incluso con la varita debajo de la almohada, o en un lugar cercano que estuviera al alcance de un simple movimiento. Una serie de pensamientos obsesivos la carcomían desde su regreso. Por ese motivo hizo aparecer unas correas con las que ató fuertemente la varita al muslo. Por supuesto cambió el resto del atuendo, había pasado mágicamente de llevar un vestido de corte princesa hasta la rodilla a un traje oscuro de neopreno. A golpe de varita también se peinó el cabello con una coleta alta bien anudada. No tenía muy claro de qué le serviría todo aquello, pero nunca le decía que no a un reto, y aquello se le parecía bastante. Dejó los zapatos de tacón allí, en una piedra junto al Arcano. Gatiux había escuchado con atención a Sajag y luego se había marchado en dirección a la orilla del lago. Estiró un poco las extremidades antes de entrar en el agua y comenzar a nadar. Tal y como le dijo el Arcano, nadó hasta el centro del lago, con tranquilidad y atenta a su alrededor. Quizás en algún momento algo podría tirar de su pierna y hundirle hacia las profundidades. La banshee de cabellos violetas miró hacia abajo con cierta preocupación. - ¿Cual será el propósito de todo esto? Buceó hacia abajo, buscando alejarse de la superficie. Se quedó suspendida, con agua rodeándola por todas partes. Cerró los ojos para dejarse sentir, abandonarse al momento en el que vacías la mente y no existe nada más alrededor. Ella ya había practicado meditación durante cientos de mañana, justo en el rato antes de que despunte la luz del sol. Cuando sólo estaba ella, el ruido de los pájaros y su respiración. Solo que en esta ocasión no podía respirar, y tampoco se escuchaba ningún sonido, sólo estaba el eco mental con el que podía dibujar algunos colores. Lo que Gatiux no sabía es que a partir de cierta profundidad, y tras unos minutos en apnea, puede producir un efecto de narcosis. Por lo que es posible que la persona sumergida comience a sufrir alucinaciones, o en el caso de alguien con sangre mágica, se estimule el cerebro de una forma diferente, y que las alucinaciones sean algo más que eso. Tenía que aguantar el máximo tiempo posible bajo el agua, por lo que sería bueno que su mente se distrajera, que no pensara en que no podía respirar porque acabaría por ser un pensamiento agobiante y le llevaría hacia la superficie antes de tiempo. Su mente comenzó a dibujar escenas, con los colores tierra que levanta una gran montaña de polvo. Los colores predominantes eran el marrón y el amarillo, con multitud de variantes entre ese rango. Había arena y polvo en suspensión por todas partes. De repente el terreno se hundía, y metros más abajo trabajaban unas máquinas que sacaban tierra. Una excavación. Alguien le decía algo pero sonaba mullido, amortiguado, no podía entender lo que le estaban diciendo y que a todas luces una pregunta por la entonación final. Preguntó de vuelta, pero seguía sin entenderle. Los colores se deshicieron como hilos de humo desapareciendo en la inmensidad. Sólo quedó un hilo rojo, que al seguirlo formó una bola de lana que se iba deshaciendo con cada paso que Gatiux daba por seguirlo. Tras rastrearlo por un fondo oscuro infinito chocó contra un pie y se detuvo. Gatiux alzó la vista, para ver a quien pertenecían aquellos zapatos de tacón, y la falda larga, tras la blusa. Arriba del todo encontró con unos ojos inquisitivos, oscuros como el alma a la que pertenecían, y una larga cabellera azabache. La mujer sonrió con malicia al ver nuevamente a Gatiux, por supuesto ya se conocían. Gatiux abrió los ojos con horror, y de repente se encontró con que estaba rodeada de agua. Liberó unas cuantas burbujas por la boca. De forma súbita recordó donde estaba y pensó si debía ascender hacia arriba. No. No. Aún podía aguantar un poco más. Se concentraría en una sencilla serie numérica para así olvidarse de que no estaba respirando, de la necesidad que tenían sus pulmones de oxígeno constante. Uno, dos, tres... Trastrabilló después de muchos números, olvidándose de por donde iba. De quien era ella. Abandonada a su suerte bajo el agua, se estaba quedando sin aire, estaba perdiendo la conciencia sin darse cuenta. Sería una muerte dulce porque no se enteraría de que se estaba muriendo. Un remolino de imágenes de colores poco claras. Sólo voces. - Gatiux, Saiph se ha caído y tiene sangre en la boca... («¿Quién es Saiph? Pero si Saiph soy yo.») Era cierto. Cuando no era ella, era la otra. Saiph era su nombre en clave cuando no era Gatiux. Un nombre bonito de una estrella. ¿Por qué se juntaban esos dos nombres en la misma frase? Saiph le pertenecía únicamente a ella. Todavía. Quizás fue la indignación por que se apropiaran lo que le pertenecían lo que la espabiló lo suficiente como para darse cuenta de que se había quedado sin aire, que había rozado el límite por muy poco. Pataleó hacia arriba expulsando unas burbujas enormes por la nariz y la boca. Su garganta ardía, igual que los pulmones, y estaba aturdida. Llegó a la superficie y tomó aire con fuerza, escupiendo agua mientras miraba al cielo. ¿Qué era lo que había ocurrido? Era como si a todo le faltara una pieza. No conseguía obtener el cuadro al completo.
  10. Hola forasteros! (: Vengo a aprender el portal este tan chachi que tienen los demás. ID: 135 Libro de Hechizos: Libro del Druida Justificante de compra del Libro (Link al post del Concilio de la bóveda trastero): http://www.harrylatino.org/topic/106816-boveda-trastero-de-gatiux/?p=5424990 Link a la Bóveda: http://www.harrylatino.org/topic/77626-boveda-de-gatiux/ Link a la Ficha: http://www.harrylatino.org/topic/77586-ficha-de-gatiux-malfoy/
  11. Gatiux asentía educadamente a lo que contaba Mael, como decía llamarse el mago, mientras en su interior se preguntaba si debía intentar conseguir la información de otra forma, aplicando la Legilimancia, por un lado podría procurar ver si la historia cuadraba pero por otro no quería invitar a nadie a su mente sin saber qué habilidades tendría o que intenciones ocultas. Siempre podían girarse las tornas y acabar compartiendo información suya. Además, sería de mal gusto si el mago se daba cuenta de la intromisión en su propia mente. La historia que estaba contando le sonaba familiar. Alguien que va a robar algo y le pillan infraganti. Cuando intenta escapar le dan alcance y lo dejan medio moribundo. Gatiux se preguntó si intentaría desvalijarlos a ellos o sólo estaría interesado en lo que fuera que hubiera sustraído aquella noche. Sin duda ella podría dejarlo mucho peor que los inútiles que no habían logrado acabar con Mael. La expresión ceñuda de la banshee se suavizó cuando le preguntaron por Trasto, su cancerbero, que corría por el jardín con total libertad, sin la opresión de una cadena que lo atara a su enorme caseta. - Lo conseguí en una Subasta que hicieron para recaudar fondos para San Mungo hace años. -contestó Gatiux- El dinero fue a parar a una buena causa al tiempo que me llevé un raro ejemplar. No hay muchos así en Ottery. - Gracias por su atención, señorita… - Malfoy... Gatiux Malfoy. Orión seguía mirando por la ventana, por lo que no le pudo ver la cara cuando invitó a Mael a quedarse. Tal vez él hubiera visto algo en sus visiones que le llevaron a aquel punto. Gatiux, aunque estaba un poco intranquila con todo el tema relajó los músculos que había mantenido en tensión hasta aquel momento. -Son tiempos difíciles para los magos. -dijo Gatiux- Hay enemigos en todas partes, tanto mágicos como muggles. Por todo lo que se había enterado de lo que les había contado Aaron en la cocina, el mundo era puro caos. Con gente persiguiendo a aquellos que tenían sangre mágica corriendo por las venas. Una guerra pasó, otra se avecinaba. - Tenemos un par de habitaciones vacías si necesitas quedarte. Tienen una cama con un colchón, y hay sábanas limpias y mantas en el armario. Gatiux se dirigió entonces a la cocina, se asomó para tranquilizar a la gente que estaba en guardia allí, con las varitas en alto para acudir a la ayuda de los patriarcas Yaxley en caso de ser necesario. Hizo un gesto de calma mientras a golpe de varita hacía que se abrieran unos armarios y saliera el juego de te indicado. - En el salón hay un invitado nuevo en nuestros dominios. -dijo a modo de explicación- Se llama Mael, son tiempos locos y no dejan de perseguir magos. El juego de té salió hacia el salón, volando mágicamente, por supuesto, y aterrizando sobre la mesa baja. - Yo soy desmemorizadora en el Ministerio de Magia. Trabajar con mentes siempre es interesante. -respondió Gatiux- ¿A qué te dedicas tú, Mael?
  12. Ficha para indicar que se comenzó una Mazmorra: Participantes: Nick 1: Gatiux Link al perfil: http://www.harrylatino.org/user/135-gatiux/ Nivel del Personaje: 35 Link a la ficha: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=77586 Link a la bóveda: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=77626 Mazmorra: Título de la Mazmorra: La Torre del Dragón Link al Topic abierto para realizar la Mazmorra: http://www.harrylatino.org/topic/115214-la-torre-del-dragon/
  13. Gatiux

    La Torre del Dragón

    Mazmorra: Torre del Dragón Nivel mínimo: 2 Participantes: Máximo 1 (modalidad individual) Repeticiones: Una vez por semana (los roles tienen que ser diferentes, no se admiten copias) Experiencia: Por cada vez que se realice completa da 1 punto en el apartado de Mazmorras. En 1897 Albus Dumbledore fue reconocido con el Premio Barnabus Finkley de Hechizos Excepcionales. Por entonces, era un destacado alumno de Hogwarts, íntimo amigo de Elphias Doge. Desconocemos qué hechizo inventó Albus Dumbledore que le hizo acreedor de tan notoria distinción a tan temprana edad. Lo que sí sabemos es que el antiguo Director de Hogwarts fue alguien de extraordinario poder mágico, con una mente muy brillante. Sin duda alguna, no todos los hechizos que inventó a lo largo de su vida, trascendieron a la opinión pública. Después de graduarse de Hogwarts, en junio de 1899, Dumbledore iba a realizar el tradicional "Gran Viaje" alrededor del mundo con su amigo Elphias Doge. No obstante, la muerte de su madre, Kendra Dumbledore, la víspera del viaje, por causa de una explosión de la incontrolable magia de Ariana, impidió tal propósito. Doge marchó sólo a aquel viaje, pero su rumorea que llevaba consigo un libro escrito por Albus Dumbledore, con todas sus investigaciones durante sus años en Hogwarts. Lamentablemente, Elphias perdió aquel libro en Papúa Nueva Guinea, en circunstancias muy poco claras. No hace mucho, funcionarios de MACUSA descubrieron el libro en poder de una tribu de salvajes, pero aunque lograron recuperarlo, el libro tenía muchas páginas arrancadas. Algunas de ellas, fueron descubiertas en la Torre del Dragón, un misterioso lugar en Papúa Nueva Guinea, donde habita un poderoso Opaleye de las Antípodas, modificado al parecer con los poderes del libro de Albus Dumbledore. Ayuda al MACUSA a recuperar las páginas perdidas y a controlar al Gran Drakan, el misterioso Opaleye que habita en la Torre del Dragón. A cambio recibirás importantes recompensas. Hitos de la Mazmorra: Debes hacer 5 posteos de rol (total 10 posteos) (mínimo 15 líneas cada posteo). Los objetos del Magic Mall que se piden, deben estar en la ficha de personaje al momento de comenzar esta mazmorra. No se gastan, una vez en ficha, pueden usarse todas las veces que se quiera para realizar la mazmorra. Hay que tener en cuenta las instrucciones para el manejo de dados. No nos hacemos responsables si los dados cambian de valor por no haber seguido bien las instrucciones indicadas. Te recomendamos leer bien los hitos de la mazmorra que se detallan a continuación. Primer posteo (rol): Entras en la Torre del Dragón y encontrarás un pequeño hall de pequeñas dimensiones, de donde nace una escalera de caracol que se eleva hacia arriba. La escalera lleva a varios pisos, cada uno de ellos con una puerta cerrada. En el primer posteo, entrarás a la Torre investigarás la escalera. Observarás que las puertas cerradas de cada piso tienen un mecanismo mágico y un símbolo que las identifica. Segundo posteo (dados): Lanza los dados para abrir la puerta del primer piso. Debes lanzar 1 dado de 2 caras. [roll]1d2[/roll] Si el resultado es 1, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección y entras en el primer piso sin problemas. Si el resultado es 2, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico y entras en el primer piso, pero la sala está llena de doxys. Tercer posteo (rol): Entras en el primer piso. Si sacaste un 2, deberás exterminar a las doxys para poder hacerte con 1 de las páginas del libro de Albus Dumbledore. Para ello, deberás llevar contigo Doxycida (comprado en el Magic Mall). Si sacaste un 1, encontrárás la primera página del libro sin problemas. Una vez encontrada la página del libro, sal del primer piso, hacia la escalera de caracol y sube hasta el segundo piso. Cuarto posteo (dados): Lanza los dados para abrir la puerta del segundo piso. Debes lanzar 1 dado de 2 caras. [roll]1d2[/roll] Si el resultado del dado es 1, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección y entras en el segundo piso sin problemas. Si el resultado del dado es 2, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico, pero en el segundo piso hay un fuego que no se apaga con nada. Quinto posteo (rol): Entras en el segundo piso. Si sacaste un 2, deberás recuperar la segunda página del libro de Dumbledore, pero el incendio que hay dentro está a punto de destruirla y no se apaga con nada. Debes introducirte en el incendio y recuperar la página antes de que se destruya. Pero al hacerlo, te quemarás y deberás usar Remedio para Quemaduras comprado en el Magic Mall. Si no lo usas, morirás antes de llegar al cuarto piso (el tercer piso, podrías hacerlo). Si sacaste un 1, encontrarás la segunda página del libro de Albus Dumbledore sin problemas. Una vez encontrada la página del libro, sal del segundo piso, hacia la escalera de caracol y sube hasta el tercer piso. Sexto posteo (dados): Lanza los dados para abrir la puerta del tercer piso. Debes lanzar 1 dado de 5 caras. [roll]1d5[/roll] Si el resultado del dado es 1 o 2, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección y entras en el tercer piso sin problemas. Si el resultado del dado es 3 o 4, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico y entras en el tercer piso, pero una nube tóxica te impide respirar. Usa un hechizo que te abra las vías respiratorias y otro que te permita pasar sin respirar al piso para recoger la tercera página del libro de Albus Dumbledore. Si el reultado del dado es 5, el mecanismo explota y te deja malherido. Deberás abandonar la mazmorra. Podrás intentarlo otra vez en una semana, volviendo a repetir la mazmorra desde el principio. Sólo tendrás opción a la recompensa por las páginas encontradas en los pisos primero y segundo. Séptimo posteo (rol): Si has sacado 1, 2, 3 o 4 puedes continuar con la mazmorra. Rolea en consecuencia, en función del resultado del dado que te haya salido. Recuerda, si has obtenido un 3 o un 4 rolear los dos hechizos que se piden de forma correcta. Márcalos en rojo. Si no haces bien este paso, la mazmorra no se te contará como correcta y no obtendrás las recompensas. Una vez recuperada la tercera página del libro de Albus Dumbledore, avanza hacia el último piso. Octavo posteo (dados): Lanza los dados para abrir la puerta del cuarto piso. Debes lanzar 1 dado de 5 caras. [roll]1d5[/roll] Si el resultado del dado es 1, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección, entras en el último piso y encuentras al Gran Drakan, el misterioso Opaleye de la Torre del Dragón. Además, justo ante ti, nada más abrir la puerta, observas que hay una página adicional del libro de Albus Dumbledore. Si el resultado del dado es 2, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico a la perfección, entras en el último piso y encuentras al Gran Drakan, el misterioso Opaleye de la Torre del Dragón. No encuentras ninguna página más del libro. Si el resultado del dado es 3 o 4, descubres el funcionamiento del mecanismo mágico, pero encuentras, que no hay suelo bajo tus pies y el Gran Drakan está volando. Deberás derrotarlo desde el aire y necesitarás una escoba voladora comprada en el Magic Mall (sirve cualquiera). Si el resultado del dado es 5, el mecanismo explota y te deja malherido. Deberás abandonar la mazmorra. Podrás intentarlo otra vez en una semana, volviendo a repetir la mazmorra desde el principio. Sólo tendrás opción a la recompensa por las páginas encontradas en los pisos primero, segundo y tercero. Noveno posteo (rol): Si has sacado 1, 2, 3 o 4 puedes continuar con la mazmorra. Rolea en consecuencia, en función del resultado del dado que te haya salido. Para vencer al Gran Drakan, debes usar 5 hechizos de la lista de neutrales y no se pueden repetir (márcalos en rojo y negrita). Décimo posteo (dados): Lanza los dados una última vez para determinar las recompensas otorgadas por el Gran Drakan y por el MACUSA. Lanza 1 dado de 30 caras. [roll]1d30[/roll] Si el resultado es < 6 -- 2000 G Si el resultado es 6 - 10 -- 1000 G Si el resultado es 11 -- 25 -- 500 G Si el resultado es > 25 -- 0 G Recompensas: Por cada página del libro de Albus Dumbledore: Primer piso superado y encontrada la página: 500 G. Segundo piso superado y encontrada la página: 500 G. Tercer piso superado y encontrada la página: 500 G. Cuarto piso, si sacaste un 1 y, por tanto, encontraste la página adicional: 1000 G. Por vencer al Gran Drakan: 500 G + drop según el resultado de la última tirada (posteo Décimo). Si el resultado es < 6 -- 2000 G Si el resultado es 6 - 10 -- 1000 G Si el resultado es 11 -- 25 -- 500 G Si el resultado es > 25 -- 0 G Posteo opcional: Si has completado la mazmorra, puedes hacer un posteo adicional roleando las recompensas y el reporte al MACUSA de lo que has descubierto en la Mazmorra, entregándole las páginas del libro.
  14. ID: 135 Nick: Gatiux Link a la Bóveda Trastero: 106816 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 77626 Link a Tópic de la clase o a la prueba: --- Nivel Mágico: 35 Fecha: 2021-02-21 Nombre del producto: Libro del Druida Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (del libro): 15 Precio: 15000 G Precio total: 15000 G
  15. Gatiux

    Videncia

    Por un segundo los nudillos de Gatiux se quedaron golpeando nada en el aire mientras la puerta cedía para abrirse ante ella. Cogió aire para llenarse de valor. De algún modo supo que no había vuelta atrás cuando los ojos del Arcano incidieron en los suyos. Si esto fuera una película ahora habría un plano cerrado de las piernas de Gatiux dando paso hacia dentro de la cabaña. Ella observó con educada curiosidad aquello que le rodeaba, tras hacer una leve inclinación con la cabeza a modo de saludo. Se quito el abrigo rosa palo mientras caminaba y lo dobló sobre su propio brazo, mostrando un vestido gris con filigranas violetas. Avanzó por la cabaña hasta llegar junto a los que se encontraban en ella. - Arcano Sajag, ya nos habían presentado con anterioridad pero es un placer volver a verlo, soy Gatiux Malfoy. Fue una vez, casi en otra vida, que se encontró con Sajag frente a frente. El Ministerio de Magia le había pedido ayuda al Arcano de Videncia para resolver un problema con una profecía que se llevaron. El trabajo de Gatiux le llevó a aquel punto para arreglar el desastre antes de que contaminaran las posibles pruebas que dejasen los que se llevaron la profecía. Sajag todavía no había dicho palabra alguna, se limitó a gesticular para invitarla a pasar o para ofrecerle tomar asiento en la mesa, donde le esperaba una taza sobre un pequeño plato. Dejó el abrigo doblado tras de ella mientras tomaba asiento sobre un cojín verde, acomodando la falda de su vestido. Saludó de forma silente a la otra persona allí presente. El Arcano esperaba fumando de una pipa. Gatiux dudaba si empezar a hablar así sin más. No quería romper el ambiente relajado que se respiraba. Seguramente antes de su interrupción habría estado diciendo algo interesante que dejó pensativa a la otra persona que se reunía con él. La banshee se mordió el labio inferior al constatar que nadie iba a romper aquel silencio. O tal vez fuera otra invitación muda por parte del Arcano. Los ojos amarillos de la Malfoy descendieron hasta la taza, fijándose luego en algún punto fijo de la mesa. - Verá... lo que me ha traído hasta aquí... -el pulso se aceleraba un poco al recordar- Hace algún tiempo empecé a tener sueños extraños, diferentes a los normales, éstos eran... 'malos' y se acababan cumpliendo. Al principio achaqué la culpa a la situación de estrés por la que estaba pasando. No lo relacioné con algún tipo de vaticinio. Que algo hubiera despertado en mi. Gatiux miró al otro desconocido. Luego desvió la vista hacia el Arcano. Sentía mucha desconfianza, no le hacía mucha gracia compartir algo tan profundo e íntimo con más de un extraño. O que alguien que no fuera el Arcano le pudiera juzgar por sus pensamientos o acciones. - Ahora también veo algunas escenas cuando toco a la gente. Todo de forma incontrolable, claro. Es como un fogonazo, pero no elijo que ver. Y no siempre sucede. -continuó diciendo Gatiux- La verdad es que todo esto comienza a intranquilizarme lo que sea que me esté pasando. Tener un poder desconocido y sin control alguno podría matar a un mago. O volverle completamente loco. Intranquilidad. Qué bonita palabra para suavizar la realidad. Estaba muerta de miedo. Las manos de la banshee rodeaban la taza. Inconscientemente estaba golpeando rítmicamente la porcelana con una de sus uñas. Se detuvo. Bajó la mirada unos cuantos segundos mientras tragaba saliva y apretaba los labios, luego volvió a mirar a Sajag. - He venido porque quiero que me enseñe a controlar este poder desconocido. -sonrió algo nerviosa- También esperaba que todo esto pudiera quedar en secreto.
  16. Gatiux oyó unos chillidos lejanos. ¿La estarían animando? ¡Eso quería decir que estaba muy cerca de alcanzar los pañuelos! Se inclinó sobre la escoba para avanzar aún más rápido, ya que la estaban alentando. Después escuchó una serie de pitidos. ¿Quizás estaba a punto de chocar? Se detuvo en el aire de un frenazo con su escoba y se bajó un la venda de los ojos con la mano, confundida por la repentina claridad y por tener a Maida tan cerca algo agitada. Miró en derredor. Estaba lejísimos de su objetivo. Quizás todo lo lejos que podía ir sin salirse del campo de quidditch. Por eso había acudido su sobrina, porque estaba a punto de encaminarse hacia Noruega en vuelo con escoba. No iba suficientemente abrigada para esa travesía, y tampoco era el objetivo de la clase. Asintió cuando se dirigieron hacia abajo, cerca de los aros - No se como pretendes que me oriente sin ver nada. Sonrió de forma un tanto malévola antes de subirse nuevamente la venda, colocándola sobre sus ojos amarillos. Alguien que leyera entre líneas podría resolver que Gatiux estaba jugando a algo bajo sus propias normas, unas reglas que tan sólo ella conocía, o que simplemente estaba chinchando a su sobrina por taparle los ojos. Empezó a dirigirse hacia donde había visto que estaban los palos segundos antes, pero girando la escoba de forma imperceptible hacia la izquierda de tal forma que se ponía en perpendicular a los aros y se alejaba otra vez de el objetivo, que era alcanzarar los pañuelos de colores. Sintió una vibración en el aire y supo exactamente por donde venía la bludger. Podría haberla esquivado con cierta facilidad, pero en vez de eso inclinó la escoba y la parte delantera del mango chocó con la bola, haciendo que Gatiux perdiera estabilidad y acabara girando sobre sí misma. - ¿Has sido tu Dinamitar? ¡¡Me las pagarás!! Aceleró con la escoba, alejándose nuevamente de los aros en una nueva dirección. Esta vez tal vez acabase yendo hacia Italia.
  17. A Gatiux le pareció gracioso cómo apareció Orión, despeinado y con pintas de haberse caído de la cama, por eso no reprimió una sonrisa burlona. Al menos había encontrado la nota que le había dejado, o el elfo que tenían escondido por la Manor se lo habría dicho. Ya era un milagro que hubiera logrado levantarse antes de las doce del mediodía. Maida pareció entusiasmarse con la idea de seguir quitándole sentidos. La Malfoy se preguntó en qué se habría metido su sobrina en el tiempo que estuvo fuera, si conoció a alguien que le cambiara su forma de actuar. Quizás ahora era mas de fustas y privación de sentidos. Puso los ojos en blanco. - Era un comentario sarcástico, Maida. No quería quedarme sin oír. Aunque se alegró de que no le ataran las manos, ya era suficientemente malo no poder ver. A la orden de Maida un par de hombretones rusos hicieron su aparición en el campo de quidditch. Ambos sonrieron de forma socarrona a Gatiux mientras le echaban un vistazo de arriba a abajo, creyendo que sería un objetivo fácil de derribar. Si ésta les hubiera podido ver, seguro que habría fruncido el ceño en respuesta. Gatiux, privada del sentido de la vista empezó a ascender a ciegas, claro. No tenía ni idea donde se encontraban los palos con los pañuelos de colores. Así que acabó dirigiéndose en línea recta en sentido contrario a donde tenía que ir. Oyó una risotada socarrona de uno de los desconocidos y luego cómo algo pasó peinándola a pocos centímetros de su rostro. - ¡¡¡Oye!!! ¿Pretendes matarme o qué? -protestó Gatiux al aire- ¡¡¡Si una de esas me da en la cabeza voy a necesitar puntos!!! Siguió alejándose de su objetivo, el pañuelo azul, volando en dirección opuesta más metros. Había demasiadas direcciones a las que dirigir la escoba, tal vez no había sido muy buena idea dejarlas sin aquel sentido. Ya hubiera supuesto un verdadero esfuerzo jugar contra alguien que se dedicara de manera más o menos profesional al quidditch, pero encima hacerlo sin poder usar los ojos... No podía terminar bien todo aquello. -¿¿ VOY BIEN POR AQUIII?? -gritó Gatiux, alejándose cada vez más- - Sí sí, perrrrfektamente. El ruso lanzó otra bludger con intención de derribar a la banshee.
  18. Gatiux

    Videncia

    «Sajag, se llama Sajag» Jamás en la vida se hubiera imaginado acudir a aquel Arcano por voluntad propia, pero la vida da tantas vueltas que las verdades absolutas pasan a ser algo cuestionable con el paso del tiempo. Todo comenzó en una época que intentaba ocultar que hubiera sucedido alguna vez. Muchos preguntaban dónde había estado Gatiux Malfoy metida aquellos dos últimos años. Ella había contado una sencilla mentira acerca del estudio del pingüino emperador, sobre una hipotética estadía en la Antártida que nunca ocurrió. Solo una persona sabía que ese no fue su paradero real, pero incluso para esa persona había suavizado los detalles de la historia y omitido otros tantos. Fue culpa de la mujer cuervo. Solo recordarla hacía que la mirada de la banshee se ensombreciera. Su captora. Meses después del incidente, en una angosta y lúgubre celda, Gatiux había empezado a tener unos sueños rarísimos sobre lo que creía era su vida anterior. Soñaba muy a menudo con el hombre de ojos azules y cabello cobrizo, y daba gracias por esas noches al despertar, ya que había podido ver su rostro una noche más. Contenta porque su inconsciente le brindara todo lujo de detalles, como esas pequeñas arrugas que a él se le formaban al borde de los ojos cuando sonreía, o la forma en que inclinaba los hombros cuando leía una carta sobre el escritorio. También soñaba con otros familiares, sus propios hijos o sobrinos, aunque con mucho menos frecuencia. Pero lo extraño de los sueños no era la sensación que le transmitían, es que sentía que todo iba mucho más allá cuando despertaba. Flotaba algo en el ambiente, y sobre su cabeza, algo que en esa época no supo poner en palabras. Meses más tarde empezó a dudar de que se trataran de simples sueños. Sobre todo porque recordaba todas y cada una de las palabras que le decían, y las escenas no se escurrían como arena entre los dedos al despertar, algo que había ocurrido durante toda su vida. A medida que los sueños se hicieron habituales, éstos comenzaron a cambiar de dirección. Ahora soñaba con gente que visitaban la tarde antes. Veía como acababan degollados en un oscuro callejón. Eran imágenes cruentas y muy vívidas en las que podía sentir cómo las gotas de sangre caliente caían sobre su mejilla. Estas escenas se presentaban justo la noche antes de que la enviaran a ella misma a encargarse de un problema, en el que le decían que eliminase a un sujeto sin llamar demasiado la atención. Empezó a entender el patrón a la tercera coincidencia. La mañana siguiente a uno de esos sueños tan reales. Fue en la parte trasera de una nave industrial cuando se dio cuenta de que la escena se había cumplido al milímetro, que todo había sucedido igual que cuando las veía en le mundo onírico. Luego se repitieron otras tantas veces más, pero nunca tenía control de cuando aparecían o cómo moverse en el sueño. Ni siquiera cuando intentaba cambiar lo que estaba sucediendo, al final todo desembocaba en el mismo desenlace. Los sueños desaparecieron una vez que la mujer cuervo se cansó de ella, devolviéndola a su pequeño mundo. Gatiux se creyó a salvo entonces, escudada en la mentira de que si no se habla de algo, puedes fingir que no ha sucedido. A salvo durante unos pocos días, convenciéndose que los sueños no eran más que añoranzas o escenas que planeaba el subconsciente con las pocas personas que le permitían conocer, que era ella misma la que manipulaba las escenas posteriores para que coincidieran con los sueños. Cuando se creía a salvo aparecieron otros síntomas, y esta vez estando consciente. Empezó a ver escenas cuando tocaba a la gente. Cómo sus familiares se llevarían bien con aquel desconocido que había llegado de forma abrupta, o cómo le preparaban su desayuno favorito pero no quedaba sirope de caramelo. Continuó con presentimientos fuertes sobre las decisiones que estaba tomando mientras llevaba a cabo las primeras incursiones en el mundo mágico. Por supuesto que todo aquello le asustaba. No sabía como controlar qué ver y cuando hacerlo. Era una sensación que llegaba de forma inesperada, como un rayo, que la paralizaba en mitad de la calle mirando a la nada. A expensas de un accidente. Cualquier día vería el futuro de un desconocido al mismo tiempo que se la llevaba por delante un tren, muriendo de una forma absurda por alguien que no le importaba por no controlar un poder que no conocía. No sabía a quien más acudir. Sajag era su única esperanza. La solución más lógica hubiera sido contarle todo aquello a su prometido. Él tenía el don de la Videncia desde su nacimiento, pero no quería que sentirse como una cobaya con la que experimentar, quería mantener todo aquello en secreto, y esperaba que el Arcano quisiera guardarlo. Al mismo tiempo esperaba que Sajag quisiera mostrarle el camino para controlar aquella fuerza tan extraña. El titiritero que manejaba los hilos por ahí arriba debía estar muerto de la risa por aquel giro de las acontecimientos. Recordaba perfectamente todas y cada una de las ocasiones en las que se había burlado de Orión porque no creía en sus «absurdas predicciones». Cómo siguió mostrándose escéptica una vez se convenció de que eran reales. Y cómo le había suplicado que no le revelara nada de su futuro inmediato. ¡Y ahora era ella la que estaba viendo cosas! Se moriría de la vergüenza si Orión lo supiera. Carraspeó. Estaba muy nerviosa, preguntándose si aquello era una buena idea o debía marcharse del lugar ahora que nadie la había visto. Llamó a la puerta. Gatiux cerró sus ojos amarillos, intentando ser dueña de su respiración para tranquilizar el ritmo frenético de sus latidos. Estaba fuera de la cabaña. - ¿Arcano Sajag?
  19. Gatiux puso los ojos en blanco cuando empezaron a hablar en clave de nuevo. Odiaba las adivinanzas. Si fuera ella no se andaría con esas frases con doble sentido que dan a entender una cosa pero significan otra completamente distinta. Ella hablaría con claridad. Pero ella no era, nunca sería. No era algo de lo que se tuviera que preocupar, ni mucho menos, para ellos las adivinanzas y los dobles sentidos. Orión parecía algo preocupado. Gatiux estaba... aburrida. Quizás fuera por culpa de que no hablaban con la suficiente claridad, entonces se perdía y su mente comenzaba a divagar sobre otros asuntos. Para cuando volvía a prestar nuevamente atención ya había perdido el interés sobre el asunto que tenía delante. En esta ocasión no fue diferente. Orión parecía muy intrigado por resolver el acertijo planteado. Gatiux lo observó porque le parecía adorable verlo concentrarse así. Respiró un poco más tranquila cuando salieron de la cueva, lejos de Berenci y de sus malas artes. Nunca sabría que habría ocurrido si le hubieran dado el margen suficiente al centauro, si no hubieran pasado a la acción y dudasen en el momento de pasar al ataque. Invocando el poder de las estrellas como les habían recomendado los otros centauros para hacer una prisión mágica que atrapase al ermitaño. Ahora Orión les preguntaba con nuevos ánimos si es que no estarían interesados en saber qué podrían hacer para revertir la situación anterior. Una pequeña risotada escapó de entre los labios de la banshee de cabellos violetas. Sí, a ella se le ocurría una solución, pero no era del gusto de todos, y se derramaba demasiada sangre "inocente". Pero si querían acabar con la vida de los magos no estaban tan libres de culpa. Si le dejaran rastrearía uno a uno a todo aquel que sabía del secreto y lo silenciaría para siempre. Era rápido y eficaz. Solía tener una visión más calma al respecto, pero en los últimos tiempos los muggles estaban tentando demasiado a su suerte, provocando a los magos sin pensar en la seguridad de su vida. - No creo que los centauros nos revelen ninguna clave nueva. -Gatiux chasqueó la lengua- ¿Nos van a dar una fórmula para acabar con los problemas de la sociedad aquellos que viven aislados de ella? Tendremos suerte si no nos dicen una nueva adivinanza. Se había hecho completamente de noche. Sobre sus cabezas, lejos de cualquier contaminación lumínica, brillaban cientos de estrellas. Bajó la varita para iluminar sus pisadas y no tropezar con alguna rama imprevista.
  20. "No se permiten ataques indiscriminados contra muggles; sin embargo, no se penarán las respuestas mágicas contra ellos si son en defensa propia y/o peligro de muerte dentro de su entorno." Gatiux sostuvo el pergamino con fuerza con las dos manos, como si creyera que fuera a esfumarse en el aire de un momento a otro. También parpadeó unas cuantas veces, y releyó aquellas líneas otras tantas. Aquello no era posible. ¿El mundo se había vuelto del revés en el tiempo en que estuvo fuera? El edicto estaba firmado por la Ministra de Magia, Sagitas. Nadie estaba hablando por ella, o eso parecía. Nunca hubiera esperado unas normas así por parte de aquella mujer, siempre dispuesta a recibir a los mortífagos con los brazos cruzados o con la varita en alto para repelerlos. Aquel edicto podría haberlo escrito su propio ahijado, Aaron, el antiguo Ministro y acusado de muchas cosas oscuras. Él no se ocultaba en defender la Supremacía Mágica. Intentó pensar en algo que tuviera más sentido que Sagitas hubiera dado un paso hacia el lado oscuro. Algo como que se estaban haciendo pasar por ella mientras la tenían escondida al fondo de un baúl. O que estuviera bajo el hechizo de un imperius muy fuerte. Quizás el roce había hecho el cariño y ahora era amante de Aaron, quien le escribía los discursos. Aquellas palabras parecían escritas por un mortífago sanguinario. Era como si les dieran vía libre para destruir y asesinar. «Aquí dice que solo en defensa propia, pero está clarísimo que de repente va a haber muchas defensas propias aunque no lo sean. Esta pobre gente que está amenazada de muerte continuamente y que los atacan nada más verlos. Han abierto una veda.» Si el país se encontraba en un precario equilibrio antes del edicto, acababan de inclinar la balanza. Era el pistoletazo de salida a una guerra sin cuartel. Y si alguien preguntaba a uno de los magos éste sólo tenía que alegar que estaban a punto de matarle, que le habían amenazado con el gen antimagia que poseían los muggles. Terminó su café con total tranquilidad. Debía de ponerse en marcha, reunirse con los demás y ver el plan que llevarían a cabo. Suponía que después de esto, los que tuvieran sospechas de posibles mortífagos, se estarían moviendo previendo los movimientos que se desencadenarían. 1.
  21. - Tu tío estaba durmiendo cuando salí de casa. -Gatiux se encogió de hombros- En esta época del año le domina el espíritu animal y a veces es imposible despertarlo. Gatiux era de esas personas madrugadoras que se levanta con energía nada más abrir los ojos. Se ponía en marcha una vez se despertaba porque ya tenía la mente en funcionamiento, pensando en las miles de tareas que quería hacer en ese día. Se había acostumbrado a dejar a Orión allí durmiendo durante muchas horas más. Solía encontrarlo en la cocina preparando el desayuno cuando ella volvía de sus ejercicios matutinos. Pero si fuera por él se pasaría el invierno hibernando como un oso. La Malfoy saludó con una sonrisa a Candela cuando ésta llegó. Últimamente no hacían más que cruzarse, llegando a preguntarse si sería algo casual o estarían bailando al son del titiritero que manejaba los destinos. Observó cierta tensión en los movimientos de la otra mujer, que ahora se afanaba en escoger una de las escobas que les ofrecía Maida. - Sí, no te preocupes. Hace años que nos conocemos. Observó entonces el paño azul, y para su sorpresa cómo hizo aparecer unas vendas que les entregaba justo en aquel instante. Frunció el ceño, pero pronto llegó la respuesta a aquella pregunta no formulada. Maida pretendía que volaran con las manos atadas y los ojos tapados mientras volaban en escobas y esquivaban a otros señores que irían con todos sus sentidos a por ellas. Por lo visto su sobrina quería matarlas. - Una idea estupenda. ¿Nos ponemos tapones en los oídos también? Puso los ojos en blanco. Había atado las vendas al palo de escoba y ahora inclinaba el palo hacia arriba para ganar metros de distancia con el suelo. Gatiux comenzó a volar en el aire con la escoba, ganando velocidad y reduciéndola, asegurándose de que sabía manejarla antes de privarse de cualquiera de sus sentidos. Dio un par de vueltas en el aire, recorriendo el campo, acercándose a los aros y cayendo en picado antes de corregir la dirección. Parecía fácil con todos los sentidos, pero sabía que en cuanto se pusiera la venda sobre los ojos no sería así. Mucho menos si también acababa con las manos vendadas. - Sigo sin estar convencida con tu idea, Maida. Nos vamos a romper siete huesos por lo menos. Se había quedado suspendida en el aire a pocos metros de su sobrina, a la que miraba con el ceño fruncido. Descendió el espacio que las separaba y puso la venda sobre los ojos para después juntar las manos frente a Maida para que ésta le amarrase las muñecas. Intentaría no ascender demasiado de primeras por si se caía.
  22. Gatiux

    Inscripciones

    Hola *-* Vengo a apuntarme a una nueva habilidad! ID: 135 Habilidad (en caso de que se trate de la habilidad de Animagia, especificar preferencia de animal): Videncia Nº de conocimientos que se poseen: 13 Link a la Bóveda: http://www.harrylatino.org/topic/77626-boveda-de-gatiux/ Link a la Ficha: http://www.harrylatino.org/topic/77586-ficha-de-gatiux-malfoy/
  23. Hacía un día maravilloso, primaveral y con buen tiempo. El sol sobre su rostro solía mejorar su humor de forma considerable. Alzó los brazos como un felino mientras cerraba los ojos y disfrutaba de la sensación cálida sobre su piel bronceada. Era el día perfecto para tumbarse sobre la hierba a no hacer nada mientras pasaban las horas y oías el canto de los pajarillos a lo lejos mientras disfrutabas del calorcito. Pasar un día haciendo algún deporte tampoco era mal plan. Gatiux se alegró al ver el campo de quidditch. Para aquella ocasión había elegido una sudadera de color rosa claro porque combinaba con su melena violeta a la perfección, unos pantalones ajustados pero cómodos, de color oscuro, y una sneakers blancas. Y no sólo porque su sobrina hubiera especificado en la carta que vistieran ropa cómoda, si no porque creía que aquel atuendo era perfecto para esa actividad. Aunque al lado de Orión pareciera diminuta sin sus habituales tacones. Se había atado el cabello en una coleta alta que decoró con un coletero rosa con lazo, de esos que estaban tan de moda aquellos días. -Hola, Maida. -Gatiux saludó a su sobrina con una cálida sonrisa- Has elegido un bonito lugar para impartir la clase. Gatiux miró las escobas que estaban alineadas cerca de donde ella se encontraba. Algunas estaban más nuevas que otras, pero ella tampoco protestaría si le daban una de las que parecían más antiguas, se había comprado una de las más baratas que ofrecía el Magic Mall por si alguna vez necesitaba de una en una misión y tenía tan mal aspecto como aquellas últimas. - Yo me pido la Nimbus 2000, parece la más nueva de todas, así que supongo que alcanza mucha velocidad. A más velocidad, más adrenalina. Los ojos amarillos de la Malfoy se dirigieron hacia los aros con cintas de colores amarradas. Luego volvió a poner la vista sobre las escobas. Si se caía desde lo alto conocía el hechizo necesario para parar la caída en el último momento. Se había lanzado desde torres altas hacia el suelo sólo por diversión, estuvo a punto de hacerse papilla en varias ocasiones, y otras tantas no paró la caída con la suavidad que se suponía. La banshee se colocó al lado de la escoba elegida. Extendió la palma de la mano mientras ordenaba con voz firme «arriba». La escoba obedeció a la primera. Gatiux colocó los dedos alrededor del mango de la escoba y se montó en la misma. Empezó a flotar a medio metro del suelo mientras buscaba el equilibrio con el cuerpo.
  24. Ahm bueno, como dice una vez por semana había entendido que se refería a que las mazmorras pertenecieran a semanas diferentes(la anterior pertenecía a la semana del 25 al 31 y esta sería del 1 al 7), no a que tenía que pasar 7 días entre una mazmorra y la siguiente. Nos vemos el domingo pues. Invisibiliza o lo que quiera que se haga en este caso. Lamento la confusión xD
  25. Nueva semana, nueva torre. A ver si se me da mejor que la de la semana pasada Ficha para indicar que se comenzó una Mazmorra: Participantes: Nick 1: Gatiux Link al perfil: http://www.harrylatino.org/user/135-gatiux/ Nivel del Personaje: 34 Link a la ficha: http://www.harrylatino.org/topic/77586-ficha-de-gatiux-malfoy/ Link a la bóveda: http://www.harrylatino.org/topic/77626-boveda-de-gatiux Mazmorra: Título de la Mazmorra: La Torre del Dragón Link al Topic abierto para realizar la Mazmorra: http://www.harrylatino.org/topic/115063-la-torre-del-dragon/

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