Remus Alan Black

Caminaba recordando a mi preciosa primera varita, la cual había sido destruída en una cruenta batalla hace mucho tiempo ya, después de tantas cosas que había presenciado, me aleje por años del mundo que había conocido, pero sabía que invariablemente, tarde o temprano, volvería, probablemente no por mucho, pero el poder de la magia llamaba a mí, y más en esta visita al Callejon Diagon que hizo que los recuerdos se dispararan en mi memoria, así como si un poderoso mago lanzara su hechizo en mí. Sin pensarlo, ya estaba adentro de esa inmortal tienda de varitas, había unas pocas personas dentro, que se percataron de mi presencia que claramente daba a relucir un aire extranjero a aquellas tierras, sentía su mirada, pero mi atención estaba puesta en las varitas, las contemplaba fijamente, el dependiente de la tienda se acercó para ofrecerme ayuda, y sin siquiera decir una palabra, me dirigió hacía uno de los rincones de la tienda, se acercó a una repisa de madera vieja, llena de cajones, abrió uno en la parte inferior y sacó una varita "Esta te podría venir bien...", la tomé y sentí todos los rasgos tallados sobre la madera, era una varita resistente, que parecía haber sobrevivido a muchas batallas al igual que yo, era como sí el dependiente de la tienda me conociera, ¿acaso sabrá de...? No, imposible, debe ser sólo coincidencia. Pero en mi interior sentía como la varita me llamaba, me reclamaba, así que decidí adquirirla, y camine fuera de la tienda ante la mirada curiosa de los demás clientes.