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Sagitas E. Potter Blue

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Todo lo publicado por Sagitas E. Potter Blue

  1. No subí las escaleras; las pateé con fuerza mientras me encaminaba hacia mi habitación. El ruido de mis pasos reverberaban en el cerrado espacio de mi cabeza como tambores de guerra. Ya hacía tiempo que parecía haber perdido la cordura, tal vez desde las visiones de destrucción de Ottery contra las que había luchado como había podido y ante las que había perdido. Sabía lo que iba a suceder en un futuro inmediato, una mezcla de guerra y destrucción en la que sólo iba a quedar un vacío, más profundo que el agujero en el suelo del pueblo, del que nadie iba a sobrevivir. Yo era causa y consecuencia a la vez de lo que iba a suceder, yo era un mar de antagonismos que me impedían evitar lo que iba a suceder en un futuro no muy lejano. Sí, unos tambores que anunciaban con fuerza la terrible matanza que estaba por venir, la desaparición de todos los que yo había conocido. Cerré los ojos con tanta fuerza que minúsculos puntos de luz bailotearon delante de ellos, en venganza por no querer admitir aquella derrota. Entré en la habitación a punto de sentir como la ansiedad cabalgaba rápida a punto de salir de mí, a punto para provocarme un ataque de locura, de chillidos que yo intentaría ahogar en cojines. Jadeé un poco intentando controlarla cuando sentí su voz. Me envaré. -- Jack... Mi voz sonó débil, más débil de lo que pretendía, así que me mordí el labio superior, como siempre hacía en gesto nervioso cuando no sabía qué hacer, algo que últimamente me sucedía muy a menudo. -- Creo que podré espantar a los moscones sin tu ayuda. -- Sonó demasiado violento, tal vez, y me maldije por herir así a las personas que aún me querían. -- Quiero decir que me encantará que vengas, aunque no estoy segura de si debieras. Hay mucho más peligros que los moscones que me ronden, cariño. Como excusa para que no me acompañara, era mala; estaba segura que Jack notaría mi desasosiego. Deseé acercarme a él, besarle, envolverme en sus caricias y olvidarme de todos y de todo lo que no fuera mi propia felicidad y mis deseos, mi familia. Pero tenía un destino que cumplir, uno que no me gustaba, uno que no sabía si lo había provocado yo o era una víctima de él. Usé la varita varias veces para cambiar el color de mi ropaje y, al final, lo dejé en un tono más oscuro de lo que esperaba. Fruncí el ceño y me volví a mi marido, enseñándole el resultado. -- ¿Crees que estará bien con esta máscara? Espero que no lleguemos tarde. ¿Había dicho "lleguemos"? ¿Tanto deseaba estar con él en aquellos últimos momentos?
  2. De pequeña tenía la imagen de que algún día sería una princesita que entraría de puntillas en su palacio de cristal, todo rosa, donde sería feliz. No sé si me veía como esposa y con hijos, pero sí con una familia, muy feliz, pero muy muy muy feliz. Supongo que ese sería el sueño de todo huérfano y nunca creí llegar a tenerlo. Porque, ahora que había aparecido en el jardín de la Potter Black, nada rosa pero sí de un gran esplendor blanco, me daba cuenta que la tenía al alcance de mi mano. Un marido que me amaba, un hijo que me había dado una nieta maravillosa, además de otros hijos dispersos por el mundo. Una gran familia de renombre, un poder económico alto y responsabilidades de adulta, muchas, tal vez demasiadas. Al poner el pie en el escalón de la entrada, me retuve. ¿Y si lo dejaba pasar todo ¿Y si me quedaba allá, con la familia que tenía y me olvidaba del resto? Cerré un momento los ojos, pero sólo encontré oscuridad. Por un momento, deseé volver a sentir aquella claridad que sentía de pequeña y que me había mantenido viva hasta hacía poco tiempo. Pero estaba todo oscuro en mi interior, así que entré sin miramientos y sin dejar aflorar aquella debilidad de sentimiento que intentaba distraerme. Sentí un grito enorme con un "agüerita" que se tiró sobre mí con los brazos extendidos. Volví a titubear al sentir el calor de mi nieta entrando en mi piel. La besuqueé por todas partes mientras ella simulaba taparse con las manos, arrancándole muchas risotadas. Después me acerqué a mi hijo y mi marido, mientras la llevaba sentada en mis brazos. -- Hay una... fiesta de Navidad. -- Mi rostro se tornó férreo de nuevo y dejé a la niña en el suelo, animándola a caminar hacia su agüero. -- Voy a celebrarla, pero os aconsejo que os quedéis en casa. Nunca se sabe cómo... salen estas fiestas... Tragué saliva y en mi interior añoré el abrazo de mi nieta. En ese momento deseé que alguien me parara y me obligara a quedarme en casa. Di un paso hacia atrás, como si con ello impidiera que aflorara ese deseo. -- Voy a vestirme de gala. Di media vuelta. No sé porqué se me escapaba una lágrima, como si hubiera perdido algo que no podría encontrar de nuevo.
  3. Leí el pergamino dos veces y lo dejé con tal fuerza sobre el escritorio que el frasquito de tinta azul celeste giró sobre sí mismo y volcó el contenido sobre ella. No me importó, a pesar del dineral que costaba aquel color, hecho expresamente para mí por unos duendes de Rumanía que cobraban algo más que galeones por su trabajo. Me daba igual eso en aquel momento. Lo que me molestara era la traición... Que me traicionara un compañero de bando en quien había depositado mi confianza, un miembro de la familia a quien yo protegería pasara lo que pasara, a quien adoraba... Y de quien me acababan de informar que estaba involucrada en el Alzamiento que se estaba trazando en mi contra. Varios elfos pasaron como sombras, evitando la rabia con la que tiré el escritorio al suelo frío de aquella cámara en La Fortaleza. Sabía que llevaba más tiempo del acostumbrado en la cabeza del bando; sabía que las confrontaciones que inicialmente parecían calladas en el inicio de mi mandato, se habían envalentonado y cuchicheaban a mi paso. Reuniones clandestinas en lugares que no podía controlar. Conversaciones inacabadas que desaparecían de mis escuchas. Panfletos en contra de la "suavidad" de la presencia de La Marca en el fuego... ¡Todos en contra de mí! ¡Todos! ¡Hasta ella! ¡Hasta Ada estaba en mi contra! Golpeé con rabia la hermosa silla tallada en la que me había sentado momentos antes y lancé un grito agudo. ¿Por eso había estado rondando mi casa los días anteriores? ¿Habría intentado poner a @ Matt Blackner en mi contra? Confiaba en él, en mi hijo, así que no iba a hacerme dudar aquella primucha a la que le haría pagar por su desparpajo, por muy Primera Ministra francesa que fuera. Me las pagaría... Todos me las pagarían... ¿Querían celebrar la Navidad y hacer estallar una guerra interna? Sonreí. Sí, sonreí y creo que los elfos pensaron que estaba loca. ¿Lo estaba? Seguramente sí. Chasqueé los dedos y un elfo se personó con las orejas bien gachas, temiendo que descargara sobre él la ira con la que había roto la silla. -- Avisa a todos. ¿Quieren navidad? Celebraremos una Navidad Sangrienta. Diles que invita... -- otra vez esa sonrisa en la cara -- ... el Ministerio de Magia Británico y el Ministerio de Francia. Me voy a mi mansión a vestirme para la ocasión. Que no falte nadie... Cuando sean las doce de esta Nochebuena, veremos quién es suave en el bando. Desaparecí. Soy de las pocas que podían desaparecer del centro de aquel edificio de La Marca. Porque aún seguía siendo la líder. Tendrían que matar a todos aquellos que intentaban derrocarme.
  4. Flipendo fue el gran hechizo del videojuego que consiguió entrar, gracias a su uso y fama, en las películas. En los libros, que yo recuerde, no apareció nunca usado, aunque he encontrado una reseña donde dicen que este hechizo estaba en uno de los libros obligatorios de Hogwarts de cuarto. Aún así, yo sigo creyendo que en los libros no aparece y no sale más que la mención de los títulos de los libros de clase, nada del contenido con el nombre del hechizo. Aún así, amo el Flipendo y me apena que sólo sea canon en las pelis y videojuegos.
  5. Hola, @ Matthew Black Triviani ,bueno... Los Arcanos en conjunto están de vacaciones. Espero que pronto podamos deciros algo sobre este tema. Saluditos.
  6. Hoy es el cumple de la Abuela Antara!!! Bueno, mi mami; abuela de muchos, madre de los mejores, por supuesto... ¡Mil años más, Antara Potter Black!

  7. Yo soy líder en tochos en las fichas, jajajaj... Me interesa la pregunta última de Noeline porque, en realidad, en la historia iba a poner cómo reaccionaba Miss Single en cuanto se amuralló la ciudad. Pero como has dicho que es el día 0 pues supongo que aún no está, o tal vez sí está porque se ha dado en otro sitio. Me faltó contexto, aunque supongo que para eso tendremos ocasión en el primer posteo del rol, ¿no? ¿Con cuántos personajes empezaremos a rolear? (ojitos)
  8. FICHA DE PERSONAJE NOMBRE: Miss Single, Davi para los amigos, Davinia Single en el DNI. EDAD: 47 años, nunca confesará el temor que siente llegar a los 50. OCUPACIÓN: Ama de casa, casi siempre. Participante en los Clubs de Lectura y de Repostería de la ciudad, crítica galardonada entre sus vecinas por sus conocimientos de los secretos más "molestos" de las familias del lugar, excelente jardinera que tanto sabe cultivar gardenias reales como enterrar... lo que sea. Lo dicho, una ama de casa normal y casi corriente como en cualquier lugar. HISTORIA BREVE: Nadie conoce a su marido de la cual dice que es viuda. Cuando llegó a la ciudad, ya lucía ese estado civil, del que conserva sólo un anillo de oro antiguo y conocimientos magníficos de herboristería, aprendidos de aquel hombre desconocido que cuidaba los jardines de unos ricos en algún rincón del país. Miss Single es una amable repostera cuyos pasteles de zanahoria y patata son la envidia de sus vecinos más cercanos. Tuvo la suerte de "heredar" una casa con un jardincillo trasero donde guarda... Dios sabe qué, con una gran jardín delantero con flores y arbustos de gran olor que disfrazan... Dios sabe qué también. Su vida es tranquila, se levanta temprano para tener el interior de su casa impecable, interior que casi nadie ha visto, pues recibe a todos en un amplio porche con mesa, cubierto para los días de lluvia. De los que han entrado..., los rumores dicen que no han salido nunca. Pero hay mucha envidia entre sus convecinos, así que no hay que darle más importancia al extravagante misterio de cómo será su vida allá dentro, tras unos opacos visillos algo ocres por el paso del tiempo. Carácter amigable, siempre dispuesta a ayudar a quien sea, recibe a todos con un pastel en las manos. Siempre está haciendo algo y siempre lleva algo en la mano, sea la azada con la que cultiva, la podadora con la que recorta las hojas rebeldes de los arbustos o el palo de amasar o... lo que sea; sus manos agarran cualquier cosa como si formaran parte de ella y no fuera un utensilio cualquiera. Pocos conocen esa mirada inquietante cuando algo no sale como quiere o cuando oye blasfemias. No parece ser católica, no lleva ningún adorno religioso, pero nadie se atreve a mencionar el nombre de Dios en vano en su presencia. Parece saber invocar plagas de gusanos en los jardines de los demás o ratas callejeras en los dormitorios de los osados. O eso dicen, ella es una mujer maravillosa, sosegada, con la que se puede contar cuando se tuercen las cosas. MENTALIDAD: Todos creen que es una timorata, tranquila, aunque ella esconde a una mujer válida en cualquier circunstancia. El miedo, al fin y al cabo, es el mejor candidato para demostrar el Valor en situaciones insanas. De momento, la dejo en miedosa y que el rol haga surgir lo que guarda en su interior. Amo las pelis de zombies y lo último que vi fue la serie de "The last of us". No sé de qué va el videojuego, pues no uso, pero sí, me apunto. Si hay algo de mi personaje que crees que debiera cambiar, lo dices y lo hago. Pero no soy sencilla. Mis personajes siempre son algo ambiguos, juegan con lo que parecen ser y lo que son en realidad, por eso me cuesta ser tan concreta en las definiciones. Gracias por este rol, me ha entrado ganas de rolear.
  9. Hola, @ Hannity Ollivander Evans , espero que pronto podamos decir algo en firme. Saluditos.
  10. Ficha actualizada para añadir el quinto personaje secundario. Gianna Nowak Lodewijk, Prima Saludos.
  11. Se aprueba la ficha del personaje secundario de Ada Camille Dumbledore (5/5). Las actualizaciones de las fichas se admitirán con una periodicidad mensual, dentro del mismo topic y siguiendo las normas de actualización conocidas. Se procede a añadir enlace de personaje secundario dentro de la ficha principal así como en el censo de personajes secundarios. Atentamente: Sagitas E. Potter Blue Moderadora Global de HarryLatino.org
  12. 1 de septiembre de 1939: Alemania invadió Polonia y dio inicio a la II Guerra Mundial.

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    2. Sagitas E. Potter Blue

      Sagitas E. Potter Blue

      No, mujer, seguro que me apoya. Pero no te preocupes, si no lo hace, le dejaré una mazmorra cómoda, para que te espere, jajajajaj.

      Nanit a todos.

    3. Ada Camille Dumbledore

      Ada Camille Dumbledore

      Francia, mi Francia noooo. Como ministra Francesa me opongo (?) 

      @ Sagitas E. Potter Blue vamos por el ministro actual y lo encrcelaos pedimos rescate pero lo pasamos al lado oscuro 🤭

    4. Helike R V PB

      Helike R V PB

      Sagis, ni se te ocurra con España. Tengo al ministro subyugado (?) podemos hacer colaboración si tal jajajajaj🤣🤣

      Aunque bueno, si es para esa época... Podemos hacer otra cosa🤔

  13. Por un momento, me asusté, lo juro. Matt se había puesto tan rojo que seguro que padecía algún tipo de viruela de Dragón. ¿Es posible que ese fuera el motivo de su... problema? El tacto de sus manos era cálido, pero del tipo ese que da la fiebre. ¡Sólo me faltaba que se me pusiera malito en el extranjero! Con lo difícil que es que los sanadores atendieran a los pacientes de otros países. Como San Mungo, nada, aunque Ada se enfade. -- Te escucho, hijo. Vale, que se dice muy fácil, que yo le miraba y asentía con la cabeza, aunque mi cabeza seguía valorando la calidad inglesa de Xell o la francesa de una de aquellas invitadas a la fiesta, hasta que... -- ¿Pero qué dices, chaval? -- le intenté cortar. Esto sucede cuando escuchas menos de la mitad y con eso interpretas el todo. -- ¿Cómo que con Sean? Busqué con mirada asesina a @ Sean -Ojo Loco- Linmer . -- ¿Es que no te bastaba con robarme a una hija y tener un hijo con ella, que ahora te quieres ligar a su hermano? ¿Cómo que Sean como Sean funcionas perfectamente? Ay, Diosa Oscura, fréname, fréeeenameeeee, que hoy te hago un sacrificio. Estaba exaltada, tolerancia cero contra el Poltergeist. Me puse a gritar a grito pelado, algo no raro en mí, por si a alguien le extraña -- En serio, Matt, mira que me estás decepcionando mucho. Te prefería como padre del bebé de la Primera Ministra Francesa. ¡A saber de quién será hijo de @ Ada Camille Dumbledore ! ¡Ostras! Espera... ¿Eso no se suponía que era un secreto? ¿Por qué todos los que nos rodeaban se habían callado y me miraban con cara de suspense? -- ¡Ea! A comer palomitas, al cine ese de los muggles, aquí se ha venido a celebrar una Bastilla de... de la Francia. Ni siquiera sabía a qué había venido a la fiesta. Si lo sé, me quedo en casa.
  14. Creo que le pillé desprevenido, pues puso cara de estupor al sentir que le estaba hablando de él. Me extrañaba que no estuviera acostumbrado que me girara de un lado a otro, hablando de mil cosas a la vez. ¿Es qué no reconocía aún que la cabeza de su madre era capaz de prestar atención a diferentes materias-conversaciones-asuntos a la vez y seguir hablando como si nada? ¡Qué pena que él no lo hubiera heredado! Esperaba que Artagracia, bueno, Elentari como llamaba él a mi nieta (que sea su padre no le da derecho a ponerle el nombre que quiera) fuera tan o más inteligente que yo. -- Nada de alcohol -- le reñí, poniendo las manos en la cadera, para hacer énfasis en que no debía probarlo, ni una gota, o llamaría a Whiskifuegueros anónimos para que le dieran una lección de 24 horas seguidas de las que ellos usaban para garantizar el ser abstemio. Ahora me asusté yo al sentir sus palabras (por primera vez, creo, desde que estábamos en la fiesta). -- Espera, espera, ¿cómo que tú no...? ¿Cómo que no puedes...? ¿Cómo que con Heliké fue...? ¡Ay, hijo mío! -- Sí, lo siento, soy mamá casi siempre, cuando no estoy enfadada, gritando, riñendo o besando a mi marido. -- ¡Matt, cielo mío! ¿Por qué no me lo habías dicho antes? ¿Desde cuándo te pasa? ¡Ay, Dios! Esto tenemos que arreglarlo? ¿Quieres un médico? Conozco a un sanador de cierta clínica no muy ortodoxa que podría hacer que tu... ya sabes... funcionara... esto... sin problemas. También hay un Urólogo-Andrólogo squib en España que ha hecho muy buenos experimentos con Claberts y han conseguido que se apareen sin problemas. Por supuesto, si él o alguien me estuviera diciendo algo, yo ni caso. Bastante tenía con buscar soluciones al problemilla personal de mi hijo, lo único que me interesaba en este momento. Me puse a pasear a su lado, dando media vuelta en cuanto me alejaba un par de pasos y volviendo hacia él y vuelta a empezar. -- Yo quiero ser abuela, me gustan los nietos. ¿Cómo que no me vas a dar más nietos, si ya he perdido uno? Nono. Alguna solución habrá para esa disfunción... ¿Y si le pido a una mujerzue... a una chica... que te haga cariñitos...? ¿Crees que funcionaría? Me paré delante de él un breve instante para mirarle a los ojos. -- ¿Pelo chocolate y vampira como Heliké de nuevo? Oh, espera! Ya sé... ¡Xell! Ella siempre me saca de los apuros más raros y es una rubita hermosísima, estoy segura que ella podría hacerte una poción y a ofrecerse a probarla. ¿O quieres que busquemos a una francesa de las que hay por aquí? Dicen que las francesas son unas experta en el tema y seguro que se mueren por meterse contigo en la cama. O las mato como no lo hagan -- solté, casi invocando mi varita para buscar a alguna candidata. A ver si alguien me para o esta fiesta de Versailles saldría en el Periódico como la celebración más... "liberal" que se hacía hecho en Francia. 😆
  15. Me centraba ahora en @ Matt Blackner , en Jack y en el metomentodo del @ Sean -Ojo Loco- Linmer . ¿Por qué los tres hombres de mi vida eran tan complicados? Mi hijo, empeñado en procrear como si fuera un conejo (bueno, creo que son las conejas, pero como ejemplo, me sirve). Mi marido, pobre fantasma que se aguantaba las risas para no soltarlas delante de mis narices, para que no me enfadara (algo que me enfadaba mucho más). Y el poltergeist cuya única finalidad en este mundo, vete a saber por cuál maldita maldición que me había caído, era meterse conmigo y sacarme de mis casillas. Tal vez fue ese el motivo por el que, a pesar de sentir que las palabras se alzaban y parecía que alguien se enfadaba con otro alguien (entiéndase, a la señorita @ Eliah Ryddleturn la acababa de conocer y al otro hombre que estaba con mi sobrino @ Anthony R. Dracony M. ni lo conocía [ @ Reacon ], era un completo desconocido) no me iba a meter en peleas ajenas teniendo yo problemas tan presentes en aquel momento. Y uno de ellos estaba hablando en ese momento, por lo que me giré hacia él con el dedo levantado en señal de aviso (gracias a la Diosa Oscura que era el dedo y no la varita, pues seguro que se me hubiera escapado algún conjuro). -- Sean, si no te dije que venía a la fiesta era ... ¡Porqué no quería que vinieras! ¡No me libro de ti ni con un chorro de Aguamenti, leñes, maldito poltergeist! -- No, no le estaba llamando sucio que no se lavaba, sólo quería que se alejara de mí y no había manera. Tal vez... en el futuro, cuando tuviera más tiempo..., iría al Ministerio a ver si el Dpto. de Razas y otras especies conseguía averiguar qué le ataba a mi mansión, a mi persona y conseguía un salvoconducto para que se quedara en el infierno o, al menos, que no pudiera poner sus botas a unos cuantos metros (o kilómetros) de distancia de mí y de los míos. Tal vez... Si conseguía hartarme con sus travesuras. Enarqué una ceja cuando mencionó a las fanstasmonas de Versailles. -- ¿Te crees que no puedo sola contra todos seres incorpóreos, Sean? Sólo que no quiero provocar un conflicto bélico entre Francia e Inglaterra por un par o tres de majaderas fantasmas que se creen que mi marido está encantado con ellas. -- Miré de reojo a Jack, por si tenía algo que decir. Aún le temblaba el labio superior en su intento de no reírse por la situación. ¡Maldito Jack Blackner! ¿Por qué estaría tan enamorada de él? -- Aunque si te encandilas con esas zo.... -- <<No te pases, Sagitas, que hay oídos en la fiesta y no quieres que te acusen de mal hablada >>, pensé. -- Zopencas, no te diré que no, mientras nos dejen en paz. ¡Y nada de palabrear por ahí con lo de la Primera Ministra francesa! No quiero más problemas ahora. La voz de Jack, tan dulce y atractiva, me hizo temblar de un momentáneo deseo. Su voz era tan... susurrante y melodiosa... Aunque al mencionar el nombre de Maria Antonieta y su séquito, el deseo se fue por el mismo sitio por el que había venido. Puse morritos, aunque me gustó que él también apoyara la idea de Sean se hiciera cargo de ellas. Bajé la voz y dijo en voz muy bajita. -- ¿De verdad estás felizmente casado, mi Jack? -- creo que, si hubiera estado a solas y sin tanta gente por los alrededores, me habría pegado a él y le hubiera dejado que me agarrara en brazos. Pero como no era sí, me conforme con poner voz de tonta y ladear un poco la cabeza, haciéndome la mimosa y moviendo con una mano parte del vuelo de mi falda de flores. Ese breve momento de felicidad se rompió en cuanto el engendro de gusamoco hizo un gesto tan obsceno que una Dama se hubiera desmayado del susto. Menos mal que yo hace tiempo que dejé de ser una dama y me erguí para decirle cuatro cosas. -- ¡Te juro que la próxima vez que me llames vieja te encierro en una jarra irrompible con un sello mágico que no se abra en 500 años! Y mi vida sexual es mía, no te importa nada. Le miré con cara de malas pulgas, como si pudiera lanzarle Chizpurfles con las chispas de mis ojos. Sin embargo, me atrajo ahora que, a lo lejos, @ Ada Camille Dumbledore parecía estar demasiado cerca de aquel hombre desconocido y parecía susurrarle palabras. ¿Por que no había traído conmigo los cachivaches de los libros? O unas sencillas orejas extensibles para chismear lo que se decían. No, mejor dicho, para protegerla si le ocurría algo; yo no soy para nada una cotilla. -- Ejem... Sean... Si por un casual, entre los halagos que le lances a la María Tonteta esa, te enteras de quién es ese... caballero, te agradecería que me lo dijeras. ¿Matt se creía que me había olvidado de él? Me giré de golpe y le di la espalda a la escena que se daba tras de mí. -- Bueno, a ver, ¿qué tienes que decir? ¿Confesarás tu autoría y te harás cargo de tu paternidad, como un caballero correcto de la familia Potter Black? Como se ve, él había hablado y yo no me había enterado de nada.
  16. A pesar de los años que tengas...

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  17. Aún adelanté un par de pasos agarrada a Jack antes de soltarle el brazo. Mi pregunta había sido bastante ingenua y no me esperaba una confesión. Una risa tonta e incluso avergonzada, una explicación de demasiado Chantilly en el desayuno junto a los croissant de nata con los que solían pasarse los franceses cuando se levantaban, e incluso un mareo por los nervios de preparar una gran fiesta nacional con tantos invitados. Pero, lo juro por Nagini pelona, no me esperaba que @ Ada Camille Dumbledore dijera que estaba embarazada. Enarqué una ceja, entre sorprendida y mal pensada. ¿Cómo que Matt era el único que lo sabía? No pude evitar mirarle de reojo y comprobar si se ponía rojo. Aunque fuera sólo un poquito. Lo hizo. Fruncí el ceño y volví la mirada hacia ella. -- ¿Cómo es que él te apoyó en tener el bebé? ¿En qué más anda metido mi hijo? -- A ver, que @ Matt Blackner ya era grandecito para elegir sus parejas, pero en lo que menos me deseaba meter yo ahora era en protocolos por ser la madre del consorte de la Primer Ministra francesa. Ya había pasado por ese trago hacía un par de años y ahora sólo quería solventar mis problemas sin meterme en más. Y creo que Matt también tenía los suyos como para enredarse en política. La muchacha que había sostenido a Ada se había presentado como [@ Eliah Ryddleturn ] Eliah Selwyn Karkarov e intenté recordar la genealogía de ambas familias del pueblo. Aunque vivían en Ottery, no es que supiera mucho de ellas y, estaba segura, no me relacionaba con ellos. sí, la mujer desconocida resultó ser aún más desconocida, algo que no levantó mi recelo. Sin embargo, su respuesta fue agradable hacia Ada y le prometió silencio. Me encogí brevemente de hombros y volví a hablar: -- Pues yo no. Ya sabes que me cuesta guardar secretos, así que dilo pronto antes de que se me escape. Y no es una amenaza. Me conoces, Ada, soy una charlatana empedernida. Que Matt carraspeara y que pidiera a las dos que se fueran al baño mientras hablaba con nosotros no hizo más que avivar mi desconcierto. A ver, que parecía que quería contarnos algo que no quería que las otras dos oyeran. ¿Qué podría ser? El beso y la "aclaración" de Ada de que vendría a la mansión de mi apellido a celebrar su barriguita incipiente tampoco arregló las cosas. Las vi alejarse casi sin decir ni pío, de lo perpleja que me encontraba. Esperaba que Matt hablara. Y cuando lo hizo... Lo siento, yo siempre interrumpo a la gente, me cuesta no soltar lo que digo antes de que acaben las frases. -- ¡Jovencito! -- le interrumpí, mostrándome escandalizada. -- ¿Cómo que en la Ojo Loco? ¡Te la llevaste a la cama en nuestra casa! -- De acuerdo que era una afirmación muy tajante, pero él decía que... -- ¿Pero cómo se te ocurre ofrecerle... ayuda? ¿Es que no sabes tratar a una dama? Vale, ahora llegó cuando me dijo que no era suyo. Por poco le abofeteo. -- ¡Matt Blackner! Uno ha de hacerse responsable de lo que hace. ¿Es que quiere preñar a la Ministra Francesa y librarte de tus deberes? -- Creo que no le estaba entendido o no le hacía caso o es que mi mente estaba cerrada en aquellos momentos. Me tembló un momento la mandíbula antes de añadir: -- ¿Es que no sabes la maldición que tenemos en la mansión, que nos desaparecer los niños como las ranas en invierno? ¿Y eso a qué venía? En que no podía dejar de pensar en los dos niñitos secuestrados, como tener que preocuparme ahora de otro nuevo. Miré alrededor en una mirada nerviosa y vi que @ Anthony R. Dracony M. también parecía haberme visto, aunque estaba ocupado con un señor de cierto parecido y con mi sobrina. Giré la cabeza rápidamente para poder encararme de nuevo con Matt. -- ¡Pero dile algo, Jack! -- le dije a mi marido. Pobre Jack, soportándome en mis arranques en los que sólo me oigo a mí misma y a nadie más. Pero lo peor estaba por llegar. En forma de poltergeist que tocaba tierra, con unas botas... raras. Aunque acostumbrada a que me llamara "vieja" para irritarme, no pude mejor que pegar una patada en el suelo, provocando que uno de mis tacones de aguja se clavaran en el césped de la zona de juegos. -- ¡Leche de Alihotsy, qué susto me has dado! ¿Es que no puedes quedarte en casa sin seguirme todo el rato, @ Sean -Ojo Loco- Linmer ? Pataleé de nuevo, intentando sentar en mi cabeza lo sucedido y, ¡peor!, lo que aún podía suceder en aquella fiesta.
  18. He de decir que alejarnos del jaleo insoportable de la acumulación de gente en la zona de las bebidas favoreció a que me sintiera mejor. No bien. Eso, supongo, sucedería en algún momento en que pudiera dominar una mente atormentada por la desaparición del niño; de momento, seguía esquiva, ojos avizor, mente en fase legeremancia por si pillaba algún pensamiento ajenos, mano dispuesta a sacudir la varita al menor movimientos extraño... Pero sí, me sentía mejor, abrazada al brazo que Jack me había ofrecido, no sólo para demostrar a esas extranjeras (un momento... ¡La extranjera era yo!) que aquel buen mozo tenía una mano femenina firme que le agarraba y no necesitaba de nadie más, sino porque su calor era entrañable y lo añoraba cuando, el resto del tiempo, era un frío fantasma, extracorpóreo, aunque no por eso menos enamorada de él. Supongo que mi mente tendría que estallar de un momento a otro, pero ahora, agarrada a él y caminando por los jardines, me sentía como la locuela jovenzuela que fui alguna vez en aquellos campos silvestres de las colinas gerundenses donde le había conocido. Sonreí ante la confusión de los camareros y me tapé la boca con la punta de los dedos de la mano libre. -- ¿En serio te confundieron? -- Era risible. Jack y Matt eran como dos gotas de agua, excepto en los ojos y en la juventud. En los de Jack, sus ojos oscuros reflejaban una vida dura y maltratadora en la que había batallado antes de su muerte. Eran unos ojos brillantes cuando me miraba y llenos de deseo cuando nos besábamos. Los de Matt, sin embargo, eran claros. Mi hijo había heredado los ojos de mi familia, algo que hubiera dado cualquier cosa que no tuviera. Los ojos azul claro en los hombres y el pelo violeta en las mujeres era la maldición vinculada a mi genética y que yo maldecía. Nos hacía descendientes de una rama muy malévola de una familia mágica ancestral. No. La verdad es que me gustaría que mi sangre pura no fuera de una de las 14 familias puras. Mis pensamientos se perdieron con la pregunta de Jack. -- ¿Si domina la Videncia? Pues como yo. Sí. Y no. Es decir... Sí, ve y recuerda, aunque últimamente no funciona bien. O funciona demasiado bien. No sé si me explico. Me agarré más fuerte de su brazo, como si con ello pudiera alejar el malestar que sentía en mi interior, al no saber cómo narrar el horror de ver mil y una posibilidades sin saber qué ni cómo ni cuándo era la profecía correcta, ni si era la correcta, o si sería la correcta sólo por verla o si no lo sería si no seguíamos lo que veíamos, o si veíamos lo que sucedería o si podríamos pararlo. Ceniza... Sentí el sabor a ceniza en mis labios y recordé de nuevo la profecía del fin del mundo mágico, la desaparición de todo Ottery y sus habitantes, la muerte de miles y millones de magos a manos de... Tragué saliva y volví a mi tamaño normal, sin dejar de agarrarme a Jack, mareada. Intenté disimular el malestar que me acompañaba desde hacía días, semanas, meses incluso. -- ¿La zona de Juegos? ¿A qué estará jugando Matt? -- una pregunta tonta, sí, pero me dejaba un margen para dejar de pensar en la ceniza de los muertos calcinados. Le busqué con la mirada, aunque antes de dar con él, vi a un compañero de bando, de pelo verde, fácilmente identificable. ¿Le saludaría? No parecía verme y, en el fondo, quería pasar desapercibida. Si él me veía, le saludaría y hablaría un poco con él, por supuesto. No siempre te encuentras en Francia a un compañero del Ministerio inglés. Sin embargo, me atrajo la atención mi sobrina Ada. La Ministra francesa pareció tambalearse y, extrañamente, también parecía mirar hacia él ( @ Anthony R. Dracony M. ) -- ¿Qué le sucede a @ Ada Camille Dumbledore ? -- Apreté dos veces el brazo de Jack para llamar la atención hacia mi sobrina y... -- ¿Quién es esa mujer tan... inquietante... que la sujeta? [ @ Eliah Ryddleturn ] ¿Por qué había dicho que era inquietante? De repente, me erguí y sólo tomé a mi marido del brazo, pero apenas, lo justo para seguir unidos, lo suficiente como para poder sacar la varita cuanto antes si fuera necesario. ¿Por qué me perturbaba la presencia de aquella mujer? Era una desconocida. ¿Seguro? Había un no-sé-qué que qué-sé-yo que me recordaba algo, algo que no podía recordar, algo que me atormentaba. Sí, era muy rara y muy ambigua mi mente. ¿Les habría pasado lo mismo a todos los líderes de bando anteriores, cuando llegaba el momento de dimitir, cuando se acababa el víncul0 de mando de La Marca? ¿La mente se volvería tan difusa e incontrolable? Suspiré levemente. Seguro que sólo era yo, nada más que yo, con mis problemas que me causarían una úlcera de estómago o una viruela de dragón si no conseguía dominar los nervios. Nunca como hasta estos últimos días me había visto tan descentrada. -- @ Matt Blackner es todo un caballero. Lo educaste bien -- le dije a Jack. Nos acercábamos a ellos, aunque no del todo deprisa. Prefería ir comprobando reacciones, reflejos, detalles necesarios por si hubiera alguna trampa escondida en todo aquello. Ya estábamos casi al alcance de sus miradas cuando, sin poder contenerme, dije en voz demasiado alta. -- No estarás preñada, ¿verdad, Ada? ¡Maldita mi lengua viperina! A veces debería morderla antes de decir necedades a la anfitriona de la fiesta. Aunque... Esperaba que Matt sólo fuera un primo amable y no estuviera implicado en el suceso... Ejem... 🥴
  19. Había hecho bien en ir casi de puntillas en el último tramo, hasta llegar hacia la zona donde estaba la zona de bebidas. No muy lejos, mi marido tomaba en sus manos un par de vasos con una bebida atractiva que me apetecía probar cuanto antes. Pero a su lado, con ese abanico elegante, María Antonieta se regodeaba de su físico delgaducho y sus pestañas enormes, intentando hacer flaquear a mi marido. Mi mirada se puso turbia y cierta rabia ascendió por la boca del estómago hasta la laringe, luchando por pasar por las cuerdas vocales y salir disparada hacia ellos. No hizo falta. Jack fue cortés, eso no se lo puedo negar, siempre lo es, y la rechazó. El brillo de su anillo de bodas me tranquilizo, curiosamente, pues concluyó cualquier relación con ella en cuanto se lo mostró. Me erguí como si fuera más alta que nunca; creo que, instintivamente, mi facilidad con la metamorfomagia me hizo crecer unos centímetros sin darme cuenta que la usaba. Caminé con paso decidido hasta él y le planté un beso en la boca que sonó casi como un tapón de champagne (o, tal vez, alguien había destapado una botella justo en aquel momento). Después elevé la barbilla e ignoré la mirada de aquella fantasmiko. (¡Mentira! La miré de reojo de arriba a abajo y no le saqué la lengua porque una bruja que vestía de azul parecía mirarme fijamente). Caminé casi arrastrando a Jack y poniendo en peligro el equilibrio de aquella bebida en las copas. Tomé la mía y la medié de un trago. ¡A la porra la clase y la dignidad, me importaba un pimiento que me llamaran borracha! -- Te voy a librar de ellas con un conjuro de Nigromancia que las ate a una bandera, como se acerquen un poco más, querido. -- Lo dije en voz alta para que ella y sus doncellas lo oyeran. Por supuesto, a él no le echaba la culpa; no tenía la culpa de ser tan apetecible. Y María Antonieta tenía la fama de ligona empedernida desde hacía dos siglos largos. -- Sí, mejor busquemos a Matt, no vaya a ser que le pase algo. ¿Crees que recordará lo que le sucedió días atrás? Seguimos caminando, alejándonos del bullicio, en busca de algo más de tranquilidad. Seguro que Matt habría hecho lo mismo. Le conocía bien. Mi hijo era algo solitario y le costaba encontrarse a gusto entre la gente.
  20. A escondidas... Bueno, sí, he de reconocer que no era la forma más tradicional de presentarse a una fiesta conmemorativa de una batalla entre clases, la caída de la Bastilla. Pero yo tenía mis razones. Sean cierta o meras elucubraciones mentales algo alocadas, de alguien que se ha pasado días y días escondida en su mansión, mascullando palabras ocultas y planeando ataques a cientos de personas para encontrar el paradero de uno sólo, ese amigo de @ Sean -Ojo Loco- Linmer , Dermont, quien hacía ya meses que había secuestrado al benjamín de la familia. ¿Es posible entender que una madre se vuelva loca por el secuestro de su hijo? (Por segunda vez, por cierto) Supongo que sí, aunque no sé bien cuándo empezó mi locura y empecé a dudar de todo y de todos. En realidad, pocos compañeros de bando se libraban de aquellos pensamientos nefastos y en pocos confiaba tanto como en Ada. Ella era fiel. Ella era alguien de quien fiarse. Y es por eso que Jack y yo (mejor dicho, yo, él me seguía a todas partes) decidimos que estaría bien ir a aquella celebración y relajar nuestras mentes (bueno, la mía) de tormentosas visiones y de ideas que me hacían más mal que bien. Así se lo comunicamos a @ Matt Blackner , quien también dijo que iría a la fiesta. Él, por supuesto, se adelantó a nosotros y Jack quiso aprovechar la soledad de la mansión para... bueno, para cosas que a ninguno de vosotros os interesa, son cosas de matrimonio. Por supuesto, el amor que sentía por mi marido no decrecía. Más bien, creo que cada día lo amaba más. Por él había hecho locuras, por él había pactado con fuerzas oscuras aún antes de liderar el bando mortífago, por él movería cielo y tierra si fuera preciso para gozar de su figura cinco minutos más... Por supuesto que tardamos en llegar a Francia, pero de eso tampoco se puede culpar a nadie; nos amábamos demasiado para desaprovechar las ocasiones en las que nos sentíamos libres y sin que mis dolores de cabeza se interpusieran entre nosotros. No duró mucho. A la vista de los jardines de Versalles, Jack hermosamente vestido (aunque con la corbata algo torcida, siempre se le escapaba el nudo hacia un lado), yo envuelta en un sencillo vestido de flores, sentí que la situación se me escapaba de nuevo. Ante la multitud de gente que había acudido a la fiesta y se movía por los alrededores, sentí la agitación en mi pecho y la sensación de que algo o alguien me vigilaba. No era nuevo. Sabía de los movimientos para sustituirme en el bando y no sabía cómo tomármelo. Cierto es que tuve que luchar con la idea de matar a medio bando por su posible traición a mi persona. Por otro lado, el hecho que se nombre a un líder entre todos los miembros era bueno, tal vez una de las pocas maneras de conseguir que los mortífagos se unieran en la decisión de la elección de quien les debía dirigir. Además, siendo sinceros, si dejaba el liderazgo me sentiría libre para poder buscar a mi hijo sin tener que pensar en el grupo y sus necesidades. Aún sabiendo que era un mal necesario, la tensión me podía y volvía mi mirada a mi alrededor, como si algo malo fuera a pasar. ¡Malditas visiones y profecías! ¡Maldecía el día que adquirí el poder de ver más allá y que el Arcano Sajag me permitió entrenar más mi habilidad de la Videncia! Era una maldición más que un poder y odiaba sentir que mi cabeza se abría a situaciones futuras que podrían o no existir, pero que me estropeaban el presente y no me permitía vivir en paz. Es por eso que le dije a Jack que buscara a @ Ada Camille Dumbledore mientras yo me sentaba allá, en el suelo, junto a aquel parterre, al lado del canal, esperando que me trajera una tila (o un bourbon cargadito). Mi marido es maravilloso, pues acudió enseguida por ayuda para atender mi petición, dejándome allá sola. Aunque eso también me hizo sentir mal. Mi cabeza ya bailaba sola y, entre destellos descoloridos, veía a mi marido hablando (¿sólo hablando?) con la coqueta de Maria Antonieta, cuyos rubios rizos y el collar grueso de perlas camuflaban el filo donde la guillotina había separado la cabeza de su cuerpo. Hice temblar la barbilla de tanto apretar los dientes, de la rabia y de, ¿por qué no decirlo?, de los celos. Es normal, ¿quién no tiene miedo de perder a un hombre tan bueno, en todos los aspectos, como era mi marido? Sí, por eso caminaba ahora, tras dejar atrás el lugar donde me había dejado él, a escondidas, con los zapatos de tacón alto en una mano y con la mano derecha libre, presta a invocar la varita si lo pillaba coqueteando con alguna de las fantasmichuelas que abundaban en aquel palacio. -- <<Basta, Sagitas, piensa en lo que haces. No ves la verdad, ves lo que tu mente febril te enseña>> -- me dije, intentando refrenar aquel caminar sigiloso entre las personas y los sirvientes que repartían bebidas. Pero no me hice caso. ¿Quién se hace caso a sí mismo? Yo, pocas veces. Estaría cuerda si lo hiciera
  21. @ Eliah Ryddleturn Al desbloquear tu bóveda, se ha perdido la información del posteo 1. Te ruego la vuelvas a rellenar. Cualquier ayuda que necesites, estoy aquí. https://www.harrylatino.org/forums/topic/78681-bóveda-de-eliah-ryddleturn
  22. La erupción desde el Monte Etna (Sicilia) da la ilusión de un Fénix en el cielo. Pues no sabemos si es que algún miembro de los Dumbledore estaba de vacaciones en Sicilia o si es que los fénix de fuego que habitan en el interior del Etna han tenido que evacuar su santuario por los movimientos telúricos, pero es sabido que muchos muggles vieron esta noche al menos a uno de estos hermosos animales huyendo de la zona. Menos mal que el Dipartimento Incidenti Magici e Scuse Mugglesi del Ministero della Magia Italiano pudieron salir del paso y disimularlo todo con la erupción del volcán y los muggles, que se lo creen todo, no reconocieron a los fénix de fuego. Por cierto, si alguien sabe donde fueron, pago bien por la información. Quisiera tener uno de mi propiedad y no los encuentro. Su nuevo refugio es todo un misterio.
  23. Hola, abro esta sección para que, entre todos, pongamos muestras del mundo mágico interactuando con los muggles, a pesar que éstos ni se enteran. Se valen inventar o re-inventar la historia, pero debe de partir de un hecho real. Hay ejemplos de situaciones inesperadas en las que la explicación posterior no parece ir acorde con lo que vieron, o anécdotas graciosas aunque inexplicables. Así que os invito a escribir sobre cosas que habéis visto, leído, oído o, bueno, también, inventado, sobre la magia en nuestro mundo muggle.
  24. Mañana empiezan mis vacaciones. ¡Temblad, forito, que voy a rolear largo y tendido!

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