Jocker Black Lestrange

Mientras el ojimiel caminaba a paso firme, comenzó a escuchar un siseo apenas audible, como si la misma cueva se burlara de él. Era un sonido reptante, que se filtraba por cada grieta, se retorcía por cada esquina, y rodeaba a Jocker con un peso que parecía aumentar con cada paso. A medida que avanzaba, el siseo creció en intensidad, transformándose en un coro incesante de palabras indistintas. Algunas sonaban como advertencias; otras, como burlas veladas. Sin embargo, Jocker no se detuvo. Su mirada estaba fija al frente y su varita firmemente asida en su mano derecha. Cada palabra que intentaba perforar su mente rebotaba contra su determinación. La cueva podía intentarlo todo; su enojo era un muro impenetrable. El siseo se hizo más claro. Palabras antiguas, cargadas de malicia, parecían formar frases sueltas: "Retrocede... Muere... No eres digno...". Pero él las ignoró. El aire se volvió pesado y denso, dificultando la respiración. Jocker sabía que estaba cerca de algo: una trampa, un desafío, quizás la misma recompensa. Pero no se detendría, no ahora. La promesa de vengar el atrevimiento de quitarle un hipogrifo, de reclamar lo que la mazmorra le había arrebatado, era suficiente para seguir avanzando. Cuando el tiempo llegó, lo supo. No porque el siseo cesara, sino porque la mazmorra finalmente mostró sus colmillos. Una maldición había sido soltada y él, solo él, era el blanco. Sin embargo, estaba preparado. Años de estudio y experiencia aplicada en el Conocimiento de Maldiciones lo habían entrenado para enfrentar lo imposible. Primero vino la oscuridad. Una niebla espesa descendió desde las grietas del techo, apagando la luz de su varita y envolviendo todo en un velo impenetrable. Era un vacío absoluto, diseñado para desorientar y sembrar el miedo. Luego llegaron las plagas físicas. Insectos, como enjambres de langostas y escarabajos, emergieron desde las paredes. Sus zumbidos eran ensordecedores, y sus cuerpos chocaban contra él como si fueran armas vivientes. Finalmente, vino el golpe más cruel: una visión. La mazmorra proyectó ante él la imagen de su hipogrifo, ensangrentado, tratando de alzarse desde el abismo, solo para caer una y otra vez. Con un ágil mover de su varita y cargado de una precisión mortal, Jocker invocó una barrera de fuego a su alrededor. Con aquel hechizo solucionó los primeros dos elementos de la maldición: el fuego iluminaba la cueva, pero también no perdonaba a ninguno de los insectos, langostas y escarabajos que buscaba detenerle. Las ilusiones que intentaron quebrantar su voluntad, más que afectarle parecían darle aún más motivos para fortalecer su convicción. Cuando el último ataque cesó, la cueva quedó en silencio. La atmósfera, antes cargada con el peso de la maldición, se sentía extrañamente ligera. Jocker permaneció de pie, con la varita aún levantada y sus ojos brillando con determinación. Respiró hondo, ajustando su túnica mientras reflexionaba sobre lo que acababa de enfrentar. Había vencido no solo por su habilidad, sino porque su ira y su resolución eran más fuertes que cualquier prueba. Con un último vistazo al camino por recorrer, avanzó una vez más, seguro de que ni siquiera las pruebas más antiguas podrían detenerlo.

Jocker avanzó con pasos seguros, aunque cautelosos, por el camino que se abría ante él. La cueva parecía viva, como si lo observara con un juicio silencioso. La luz de su varita proyectaba sombras alargadas en las paredes húmedas, y el eco de sus pisadas se mezclaba con el goteo rítmico del agua. La atmósfera estaba impregnada de un peso inexplicable, como si cada centímetro de la mazmorra estuviera cargado con la presencia del fundador Slytherin. Un sonido seco, el batir de alas, lo hizo detenerse. Una criatura emergió de la penumbra: un hipogrifo majestuoso, con plumaje oscuro y ojos inteligentes que lo observaban con una mezcla de familiaridad y desafío. Jocker frunció el ceño. Reconoció al animal al instante: era suyo, una criatura que había criado con cuidado y que siempre obedecía sus llamados. Pero él no lo había convocado. —¿Qué haces aquí? —murmuró, su tono cargado de incredulidad. El hipogrifo inclinó ligeramente la cabeza, casi como si entendiera la pregunta, aunque no pudiera responderla. Sin más opciones, Jocker respetó la naturaleza del animal. Hizo una reverencia breve pero precisa, y el hipogrifo, tras un instante de vacilación, permitió que Jocker lo montara. Con movimientos fluidos, se subió al lomo de la criatura, ajustándose la túnica mientras la sensación familiar de control y poder lo invadía. El avance fue más rápido sobre el hipogrifo, pero la cueva parecía responder al peso combinado del jinete y el animal. Las runas en el suelo emitían destellos más intensos, y el aire se tornaba más frío. Justo cuando Jocker comenzaba a pensar que el animal podría ser un mensaje o una ayuda inesperada, el suelo bajo ellos se activó. Un ruido metálico y el crujir de una trampa oculta rompieron el silencio. Antes de que pudiera reaccionar, una sección del suelo cedió bajo sus pies. El hipogrifo lanzó un chillido desgarrador mientras ambos caían. Jocker logró agarrarse a una protuberancia de la pared, sujetándose con una combinación de reflejos y un hechizo de estabilización. Miró hacia abajo y vio al hipogrifo cayendo hacia un abismo insondable. —¡No! —exclamó, extendiendo su mano en un gesto inútil. El sonido del impacto y un grito de dolor de la criatura se elevaron desde las profundidades. Luego, silencio. Permaneció colgando, con la respiración agitada y el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. Un sudor frío cubría su frente mientras intentaba procesar lo sucedido. Cuando finalmente logró izarse de vuelta al borde, miró el pozo con ojos entrecerrados, sintiendo una mezcla de incredulidad y asombro. El suelo alrededor del pozo mostraba rastros de garras, como si el hipogrifo hubiera luchado para mantenerse en pie. Entonces lo entendió: el animal había reaccionado instintivamente, usando su peso para estabilizar el terreno y salvarlo. Por un instante fugaz, él había estado a punto de caer, pero el hipogrifo, de alguna manera, había tomado su lugar. Se puso de pie lentamente, sintiendo el vacío en su pecho al darse cuenta de la pérdida. Cerró los ojos un momento, murmurando un agradecimiento silencioso. La cueva pareció responder con un murmullo suave, como si aprobara el sacrificio. Sin embargo, al abrir los ojos, algo había cambiado en él. Su rostro, normalmente controlado, reflejaba ahora una mezcla de incredulidad y enojo. El sacrificio de su hipogrifo comenzaba a asentarse en su mente, un torbellino de emociones contradictorias que chocaban entre sí. Era una criatura leal, su compañera, y ahora había perecido en un acto que, aunque instintivo, había sido tanto un sacrificio como una sentencia. Su mandíbula se tensó, y sus ojos, calculadores y fríos, ardían con una rabia contenida. Respiró hondo, intentando mantener el control, pero las palabras salieron como un gruñido: —Esto no era necesario. El eco de su voz resonó en la cueva, una sombra de reproche que parecía dirigida tanto a la mazmorra como a sí mismo. Su mirada bajó al abismo, pero la oscuridad era impenetrable. Solo el silencio respondía, cargado de la ausencia de la criatura que había sido su aliada. Jocker entendía la naturaleza de lo que había sucedido: la mazmorra lo estaba probando, y el sacrificio del hipogrifo era un reflejo de los valores de Slytherin. Lealtad, astucia, y el inquebrantable principio de que un líder siempre debe avanzar, sin importar el costo. Era apropiado, lo admitía en su interior, pero eso no aplacaba la furia que se encendía en su pecho. Dio un paso atrás del borde, enderezando su postura. La túnica negra ondeó con un movimiento decidido mientras ajustaba el broche que la mantenía cerrada. Su rostro se había transformado en una máscara de determinación, pero en sus ojos quedaba un destello de venganza. Avanzaría no solo por los secretos de Salazar Slytherin, sino porque nadie podía arrebatarle algo sin enfrentar las consecuencias que él mismo dictara. Con un movimiento firme, giró sobre sus talones y continuó su camino. Cada paso resonaba con un propósito renovado, mientras el eco de su andar parecía desafiar a la cueva. El aire a su alrededor se sentía aún más pesado, como si la mazmorra percibiera su furia y su determinación. Ahora, no era solo una prueba. Era personal.

El aire en la mazmorra de Slytherin era denso, cargado de una frescura húmeda que ascendía desde el lago negro. Jocker Black Lestrange permanecía inmóvil frente a una pared de piedra, una sección decorada con inscripciones apenas visibles a simple vista. Su varita descansaba con soltura en su mano derecha, moviéndose con un ritmo casi imperceptible. En su mente, Jocker reflexionaba sobre los recientes desafíos. Superar las pruebas de Hufflepuff había despertado en él algo que jamás admitiría en voz alta: un entendimiento de que la verdadera fortaleza no siempre radica en la confrontación directa, sino en la capacidad de adaptación. Ahora, sin embargo, estaba en el terreno de su propia casa. Aquí, la astucia, la ambición y la sangre fría decidirían si Salazar Slytherin lo consideraba digno de los secretos que resguardaba desde las profundidades del tiempo. Incluso en la penumbra de la cueva, su figura proyectaba autoridad. El corte impecable de su vestimenta, combinado con su postura erguida y movimientos calculados, delataba a un hombre que no solo estaba preparado para sobrevivir, sino para dominar cualquier situación. Vestía una túnica larga de un negro profundo, tejida con un material que parecía absorber la luz a su alrededor. Las mangas estaban adornadas con bordados plateados que formaban intrincados patrones de serpientes entrelazadas, un homenaje sutil a la casa Slytherin y a su ilustre fundador. La túnica, aunque sobria, destilaba una elegancia práctica que le permitía maniobrar sin restricciones, como si cada hilo hubiera sido pensado para servir tanto en momentos de diplomacia como en los de acción. El techo de la cueva era alto, con estalactitas colgando como colmillos gigantes, goteando agua cristalina en pequeños charcos dispersos por el suelo. Cada gota que caía resonaba con un eco profundo, como si la propia mazmorra se deleitara en la atmósfera de tensión que generaba. El suelo era irregular, con patrones serpenteantes que parecían formar runas antiguas bajo los pies de Jocker. Estas marcas brillaban débilmente en tonos verdes y plateados cada vez que alguien las pisaba, reaccionando como si reconocieran su linaje. Jocker rompió el silencio con una reflexión en voz alta, logrando que sus palabras resonaran en la vasta oscuridad: —Es como debe ser. Salazar no habría confiado su legado a un simple espacio inerte. Mientras pronunciaba estas palabras, una brisa suave recorrió la mazmorra, susurrando como si aprobara su percepción. Los grabados en la pared comenzaron a iluminarse, revelando lentamente un mensaje cifrado en parsel, como si el mismísimo Salazar lo estuviera invitando a comenzar con la prueba.

ID: 34473 Nick : Jocker Black Lestrange Link a la Boveda Trastero: #105779 Link a la Boveda de la cual se descontara: #78194 Fecha: 04/12/2024 Link a la Compra: Ver pedido Producto: Navaja Magica Multiuso Puntos: 80 P Precio: 4000 G Producto: Lengua Sibilina Puntos: 20 P Precio: 1000 G Total de puntos: 100 P Total de galeones: 5000 G

En serio que amo esta gala y esta forma de jugar!!!! Les dejo mi mazmorra de Slytherin para que la aprueben 🤩 AQUÍ

Si bien el mundo mágico se caracteriza por no tener un día de paz o de "normalidad", no por eso dejaba de ser sorprendente que el adviento de este año fuera tan diferente. Si bien había comenzado por casualidad, al encontrarse una cueva con parte de la herencia de Helga Hufflepuff, la cacería no se detuvo. Los fundadores habían guardado referencia a las ubicaciones de los demás, por lo que, una vez que el lugar de Hufflepuff fue descubierto, estaba destinado a revelarse el de las otras casas. Sin importar el peligro que podía significar, los magos iban a estos lugares, que nombraron popularmente "Mazmorras de Adviento", como polillas a la luz, o más bien, al fuego. No les importaba si era arriesgado y sus vidas se ponían en juego; la emoción y/o codicia pesaban más que el instinto de supervivencia. Por supuesto, los primeros que encontraron el lugar de Slytherin, un laberinto subterráneo, no lo divulgaron abiertamente, pero con tantos ojos cegados por la codicia, ¿cómo podría mantenerse el secreto? Desde antes de poner un pie en el laberinto, algunos magos ya habían pagado el precio por saber demasiado... Algunos obtuvieron información a la fuerza, otros siguieron a escondidas al resto y algunos simplemente se enteraron por casualidad. Luego de unos días, la entrada del laberinto subterráneo estaba en boca de todos. Los intrincados caminos, creados tanto por medios naturales como por hechizos antiguos, eran un desafío mortal para aquellos que no tomaran las precauciones necesarias. Cada rincón de la mazmorra, cada centímetro de aquellas frías paredes de roca reflejaba la astucia y la desconfianza de su creador. Las trampas, tanto físicas como mágicas, eran innumerables. Un descuido, un solo paso en falso, y el mago descuidado podría verse atrapado para siempre en las sombras del laberinto. Solo los más astutos y valientes podrían sobrevivir y encontrar el legado de Slytherin. Y tú, valiente lector, ¿te atreverías a enfrentar los desafíos del laberinto de Slytherin? ¿Crees poder sortear con astucia los peligros que Salazar colocó para proteger su legado? OFF.- Recuerden que los roles deben tener al menos 1300 caracteres sin contar espacios y que las mazmorras se cerrarán el Viernes 13 de Diciembre a las 23.59 hrs. Además, cuando se utilice un producto o conocimiento, deben resaltarlo en rojo y negrita. Los productos utilizados deben estar certificados antes de la apertura de la mazmorra (post #2). La edición está prohibida, de hacerlo tendrá que empezar la mazmorra desde cero. Acá podrán encontrar una breve explicación sobre el uso de dados, recuerden que necesitan una cuenta en la web para poder usarlos. La mazmorra puede hacerse sólo una vez por cuenta. Una vez abran la mazmorra deben reportarlo acá, para que un moderador pase a aprobarla. Lo mismo cuando finalicen la mazmorra. Los post quedará de la siguiente forma: Post #2: Post de un moderador validando y dando inicio a la mazmorra. Post #3: Entrada Post #4: Post de RolHL con el dado Post #5: Si el resultado es 1: Según has oído, la primera sección de los pasillos está llena de trampas. Si no quieres caer en una de ellas y ser atravesado por una flecha utiliza alguna criatura mágica (de 3X o menos) como carne de cañón. Si no la posees, morirás por la trampa que no fuiste capaz de prever. Si el resultado es 2: Has llegado a un camino sin salida, o al menos, eso es lo que aparenta. Encuentras una pequeña cerradura en la pared a tu izquierda; utiliza la Navaja Magica Multiuso para abrirla y seguir adelante. Si no la posees, tendrás que esperar a ser rescatado. Si el resultado es 3: En un rincón escondido debajo de un cráneo, de lo que esperas sea un animal, encuentras 500 galeones. No sabes si es una trampa o si es seguro, pero ¿habrías entrado al laberinto si en el fondo no fueras lo suficientemente codicioso? Así que, ¿por qué no recogerlo? Post #6: Post de RolHL con el dado Post #7: Si el resultado es 1: Oyes una voz que te advierte: resguardate durante la próxima media hora o la maldición acabará contigo. No entiendes muy bien la regla de la maldición, pero hay una cosa segura: A menos que te deshagas de la maldición con Conocimiento de Maldiciones tendrás que resguardarte en cualquier tienda de campaña (sin importar modelo) y esperar a que se levante la maldición. Si el resultado es 2: Escuchas un siseo incesante y, aunque no le tengas miedo, sientes un poco de temor ¿quién no se asustaría al ver tantas serpientes venenosas fluyendo como un río hacia ti? Utiliza Lengua Sibilina o Parsel para hacerles creer que eres aliado y huye dentro de esos 5 segundos. Si el resultado es 3: ¿Hmm? ¿Otra vez ves algo brillante? Al parecer Salazar era el más rico de los fundadores, encuentras 2000 G. Continuas tu camino aliviado de no haber encontrado problemas. Post #8: Post de RolHL con el dado Post #9: Llegas a la sala donde se encuentran algunos restos del legado de Salazar Slytherin, pero no todo sería sencillo ¿no? Existe un guardián... un dragón Galés Verde Común. Superalo si quieres decir que superaste esta cueva. Si el resultado es 1: Debes utilizar 3 pociones y 2 hechizos. Si el resultado es 2: Debes utilizar 2 objetos o pociones y un conocimiento. Si el resultado es 3: Debes utilizar al menos 5 productos que no hayas utilizado previamente. Si superas al dragón encontrarás en el centro de la sala un cofre con una llave dentro ¿qué podrás conseguir con ella? Post #10: Moderador anunciando el cierre de la mazmorra. Premios: Por superar el primer pasillo: 1 a 3 tickets de lotería navideña (igual al número del dado del post #4) Por superar el segundo pasillo: Si lo superaste luego de haber sacado un dado 1 o 2: 1 llave Baby Si lo superaste luego de haber sacado un dado 3: 1500 G. Por superar el tercer pasillo: Si lo superaste luego de haber sacado un dado 1: 1 ticket de lotería navideña Si lo superaste luego de haber sacado un dado 2 o 3: 2 tickets de lotería navideña Por terminar la mazmorra: 1 llave de Slytherin

Premio obtenido: 10. Ventaja para la gala: Sueño Angelical de Amor Enlace al posteo de rol: AQUÍ

Idiomas con @ Kamra Ashryver D.. Post #6 Jocker observó con interés cómo Kamra procesaba lo que acababa de experimentar. Su presencia era un contraste con la delicadeza del templo y los tonos cálidos del atardecer que se filtraban entre los pilares. Había algo en ella, en la forma en que irradiaba una mezcla de poder y vulnerabilidad recién descubierta, que le recordaba por qué había decidido someterla a esa prueba en primer lugar. Sin embargo, las palabras que siguieron le arrancaron una leve sonrisa, un gesto casi imperceptible que mantenía cuidadosamente bajo control. —Si después de todo esto te preocupa más cómo me dirijo a ti que lo que acabas de despertar en ti misma, entonces he subestimado tu enfoque —replicó con una burla sutil, inclinando ligeramente la cabeza hacia un lado. Su tono, cargado de desdén más que de verdadera molestia, fue acompañado por una media sonrisa. No le irritaban sus palabras ni su aparente resistencia; al contrario, las disfrutaba como un reflejo de su carácter desafiante. —Esa magia siempre ha estado en ti —continuó finalmente, su voz calmada y calculada—. Pero como cualquier fuerza latente, necesita una chispa, un evento catalizador para manifestarse. Esto no es diferente de un músculo que nunca has usado. Hasta que no lo ejercitas, no eres consciente de su fuerza. Jocker se detuvo frente a una pequeña figura tallada en piedra, el rostro de Saraswati capturado en un gesto de sabiduría serena. Sus ojos parecían estudiar la estatua, pero en realidad estaba considerando cómo responder a la pregunta más profunda de Kamra: la naturaleza de esa magia recién despertada. —Funciona como lo describiste, sí. Un susurro, un murmullo en el fondo de tu mente. Pero no es un arte pasivo —prosiguió, volviendo su atención hacia ella mientras ambos caminaban hacia la salida del templo—. Es como un flujo de agua en un río: está ahí, pero puedes dirigirlo, usarlo, moldearlo. Lo que sentiste hoy fue solo el comienzo. Ahora que la has despertado, esa voz puede volverse más clara, más fuerte. Y sí, estará allí aunque no la llames... pero como cualquier don, requiere práctica para perfeccionarse. La pregunta es: ¿estás dispuesta a desarrollarlo o te conformarás con este primer paso? El mago se detuvo justo antes de cruzar la puerta que conducía al exterior, donde el atardecer pintaba el cielo con un espectáculo de colores. A propósito, dejó que Kamra tomara la delantera, dejando claro que, aunque él había guiado esta etapa de su camino, el control de lo que venía después estaba en sus manos. Cuando salió, el aire fresco y la luz cálida del crepúsculo envolvieron su figura. Se posicionó a su lado, cruzando las manos tras la espalda mientras contemplaba el horizonte. —Recuerda esto —dijo entonces—: este despertar no es un final, sino un principio. Lo que hagas con esto definirá no solo tu habilidad, sino tu comprensión de lo que realmente significa la magia en toda su extensión. Sin esperar una respuesta, Jocker inclinó ligeramente la cabeza, ofreciendo lo que parecía una reverencia irónica, y dejó escapar una última frase, pronunciando el nombre de la líder mortífaga con deliberado énfasis: —Dime, Kamra, ahora que has probado este poder... ¿qué harás con él? Y antes de que ella pudiera responder, él desapareció. Un leve crujido en el aire y un susurro de viento marcaron el lugar donde había estado. Si Kamra se giraba, buscando algún rastro de él, no encontraría nada. Se había ido, con rumbo desconocido, dejando tras de sí no solo un desafío cumplido, sino una multitud de preguntas y una verdad inquietante: Jocker Black Lestrange siempre intentaba estar un paso por delante.

Premio ganado: Ruleta navideña Cantidad de Ticket ganados: 1 Total acumulados: 3

Premio obtenido: 6. Ventaja para la gala: 1 Ticket para Lotería Enlace al posteo de rol: AQUÍ

La mirada de Jocker permaneció fija en Belmont mientras este se movía hacia el rincón oscuro del local. Aunque no mostraba signos de impaciencia, había algo en la rigidez de su postura que sugería que no toleraba las trivialidades. Sus ojos miel destellaron brevemente cuando el joven dejó al descubierto el grimorio bajo la campana de cristal, pero la chispa de interés se desvaneció casi tan rápido como apareció. Se inclinó hacia adelante ligeramente, dejando que su sombra cayera sobre el pedestal donde reposaba el artefacto. Sus dedos se movieron hacia la cubierta envejecida, pero antes de tocarla, se detuvieron en el aire, como si el simple acto de examinarlo fuera un esfuerzo que apenas merecía la pena. —¿Esto? —preguntó, dejando que el tono de su voz transmitiera la indiferencia que no se molestaba en ocultar—. Un grimorio sellado, cargado de magia peligrosa... No voy a negar que tiene su encanto para quienes coleccionan estas reliquias. Pero, ¿sabes? —añadió mientras se enderezaba, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos— esperaba algo con más... sustancia. Algo que no pudiera encontrar en cualquier otro lugar que venda baratijas envueltas en misterio. Jocker giró levemente la cabeza, observando a Belmont con la misma intensidad de antes, pero esta vez con un destello de desafío. Su tono seguía siendo elegante, pero había adquirido un filo sutil. —Creí que estabas tratando de impresionarme, Belmont. Pero si esto es lo mejor que tienes para ofrecer, tal vez he sobreestimado este lugar. Dio un paso atrás, dejando que su sombra retrocediera también, mientras sus ojos recorrían el local con una calma calculada, como si estuviera reevaluando cada rincón. Su mirada regresó al joven, aguardando una respuesta que reavivara su interés.

Que dure más!

Amonooooos que se acaba

No te creo que me volví a pasar!!!!

Ahora sí!