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Mica Gryffindor

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Todo lo publicado por Mica Gryffindor

  1. Tina Williams Se había reusado a asistir a las celebraciones, excusándose en un malestar estomacal realmente inexistente. Sabía que muchos de sus amigos allí estarían, a ella no le interesaba. Sabía que todo estaría cargado de discursos políticos que poco le interesaban y un festejo de algo que, realmente, le era totalmente ajeno. Así que se quedó en casa, terminando algunos de sus deberes escolares, disfrutando la tranquilidad y la vista que tenía desde su ventana en el segundo piso de la casa familiar. Desde allí, podría ver los fuegos artificiales, si es que este año había. Una vez finalizadas las tareas, no tenía demasiado, a decir verdad, apagó las luces y se recostó en la cama, con la almohada puesta a los pies, para una mejor vista de lo que sucedía en el exterior. Estaba adormeciéndose, cuando pudo escuchar los primeros ¿gritos? Sí había gritos. ¿Qué pasaba fuera? Corrió a la ventana, asomándose para ver los extraños movimientos en la calle. Se sobresaltó al ver algo que pasaba de techo en techo, parecía venir desde casas vecinas ¿Era un muchacho? -¡Oye tú! ¿Qué demonios haces? -gritó al sujeto, sin pensar, por un momento, en el caos que estaba desatándose más abajo. No se atrevió a hacer mucho más, puesto que no sabía si el griterío tenía que ver con ese sujeto que corría por los tejados o si él realmente estaba intentando captar lo que sucedía desde una mejor perspectiva. ¿Acaso lograría una respuesta desde allí?
  2. FICHA DE PERSONAJE NOMBRE: Tina Williams EDAD: 16 años OCUPACIÓN: Estudiante HISTORIA BREVE: Es una estudiante un tanto revoltosa pero no de aquellas que se meten en grandes problemas. No está entre los populares de la escuela, solo se mete en sus asuntos y no busca enfrentarse a nadie, solo sobrevivir, como toda adolescente. En ratos libres practica Taekwondo, disciplina en que destaca desde pequeña, teniendo ya cinturón negro. No es algo que cuente a sus amistades. MENTALIDAD: Valiente
  3. La falta de certeza respecto a la seguridad del sitio le resultó frustrante, sin embargo ¿qué más podía hacer? Confiaba en la magia impuesta por su bando, confiaba en los muchos líderes que habían puesto sus mejores protecciones en el lugar, en los mejores magos de todas las familias mágicas… confianza… confianza que se transformó en comodidad al caer en brazos de aquel hombre que deseaba cumplir en ella sus deseos más mundanos. La Gryffindor, simplemente, se entregó a esas manos que la tomaban por la cintura y al eterno beso que se apoderó de sus labios. Pronto, la ropa estuvo de más, y ambos amantes supieron hallar el ritmo para deshacerse prenda por prenda, perdidos por la ansiedad que entorpecía sus manos por momentos. Los besos y caricias fueron, entonces, el único abrigo, en un ida y vuelta del que ambos se hicieron protagonistas. Sus cuerpos se fusionaron en el placer más intenso, vulnerables a cada mínimo movimiento que el otro intentaba. Finalmente, se acurrucó en sus brazos, aún temblando por los vestigios de infinito placer que la invadía. El fuego ardía en la chimenea, así como ellos habían ardido en cada recoveco de la recámara. -Te haría mío sin descanso… - susurró acercando sus labios al oído del caballero, mordiendo con suavidad el lóbulo de su oreja, al tiempo que sus manos se aventuraban en nuevas caricias -¿Puedo secuestrarte en este cuarto? ¿Puedo ser yo quien te esclavice? -sus traviesas manos no podían detenerse, al tiempo que buscaba la mirada de su rehén, antes de capturar sus labios en un pasional beso. Sin esperar respuesta, volvió a montarse sobre él, dispuesta a juguetear un poco con el roce de sus cuerpos, provocarlo... @ Lord Pilu Black
  4. La belleza de aquella fémina era ciertamente hipnótica, tan poco habitual y deslumbrante que la Gryffindor perdía la concentración. Solo la ira que le despertaba en simultáneo la hacía recuperar la cordura, la mantenía en su postura y la obligaba a repudiarla. El tono de la reina vampírica era de una superioridad que le resultaba hasta obscena, le generaba ganas de golpearla, dañarla… pero bien sabía que sería tan solo un movimiento inútil que podría perjudicar al hombre que se mantenía en el suelo. Decidió no responder a sus provocaciones. Era evidente que los celos estaban conduciendo a la poderosa dama por caminos poco certeros. ¿Por qué pretendería ser elegida antes que ella? ¿Por qué indagaba como si se tratase de una competencia entre ambas? Claro que no pretendía nada de eso, ni ser mirada del mismo modo ni ser elegida por encima de ella. “Al menos a mí vino por su propia voluntad” pensó, pero escogió no ponerlo en palabras. Su atención fue, entonces, hacia el aleteo de los murciélagos que empezaron a revolotear descontrolados, como si la voz de la mujer los alentara a hacerlo. Fue entonces cuando Kaiser habló, por primera vez tras la agresión recibida. La dama pareció enfurecerse, acercándose a ambos más aún. Pudo percibir el rojo en sus ojos, aquello solo indicaba peligro, era una señal de alerta. La voz se volvía amenazante, tras la forma maníaca de intentar recordarle a él que le pertenecía. Como sea, tenía que sacarlo de allí en ese momento. Solo se le ocurrió un sitio ¿funcionaría? Tal vez no, pero debían ganar tiempo hasta saber cómo vencerla. Se arrojó sobre Kaiser, concentrada en desaparecer, con rumbo a la mansión Riddle. Confiaba que, al estar protegida mediante Fidelius, le sería invisible si nadie le revelaba la ubicación. Siendo Lugarteniente, la Gryffindor podía aparecer directamente dentro de la mansión, escogiendo la habitación en que a veces se resguardaba ella misma, para evitar dar mayores explicaciones. Creyó que podía funcionar, al verse tan solo los dos dentro del recinto. Tendió su mano a Kaiser, invitándolo a ponerse en pie. -¿Ella no cuenta con esta ubicación, verdad?- quiso saber, temiendo la respuesta. Su corazón latía con tanta prisa que temía que se escapara de su pecho. La mezcla de sensaciones era realmente indescriptible ¿miedo? ¿ansiedad? ¿excitación? ¿ira? Una mezcla de todo eso y más recorría cada célula de su cuerpo, se apoderaba de sus pensamientos. -¡Tanto embrollo por intentar acostarme con un desconocido! -se quejó, frustrada. Se había metido en todo aquel lío solo por ello, por intentar estar con ese sujeto que la intrigaba y atraía ¿valía la pena? ¿valdría la pena? En fin, quería ayudarlo, quería librarlo de esa mujer... ya le daba igual si cumplía su objetivo inicial o no ¿verdad? @ Kaiser Lord Pilu
  5. Sintió lentamente el agarre en su rostro soltarse hasta liberar sus labios, mas prefirió continuar en silencio, escuchando el parloteo de aquel ser despreciable que no dejaba de hablar con desprecio de su comunidad y de los muggles. ¿Acaso servía de algo ponerse en plan desafiante y llevarle la contraria con sus dichos? Claro que no y, a fin de cuentas, eran meras palabras que poca importancia tenían si no llegaban a la acción. Su preocupación en ese momento estaba en otra parte. Se dejó dirigir hacia la entrada del desconocido callejón, un poco preocupada pues no sabía si allí habría más seres como el que la sujetaba, o si simplemente se trataba de un escondite momentáneo. De los verdes ojos de la castaña escapó la secuencia siguiente. Pudo apenas percibir que su captor la soltaba de repente y algo caía en el suelo a su lado. Se alejó unos pasos antes de atreverse a voltear, justo al instante que aquel miembro cercenado se convertía en simples cenizas que se esparcían por la oscura noche. La mirada de la Gryffindor no buscó entonces a su secuestrador, sino al caballero que estaba hablando en ese momento. Una muy leve sonrisa se dibujó en sus labios al hallar allí a Kaiser, sus palabras le transmitían seguridad pese a la situación, apagando los alaridos del otro individuo, volviendo nulo su significado para la muchacha que solo veía al caballero acercarse con una paz poco creíble en ese momento. La calidez de aquella capa que la cubrió entonces la hizo volver un poco a la realidad. -Soy experta en adaptarme… -susurró con calma, dejándose guiar por las manos del Black y correspondiendo al suave beso. -Lamento mi atuendo, acudí con prisa y suponiendo que no tendríamos visitas…- agregó en tono coqueto. Estuvo unos segundos perdida en aquellos ojos que le daban la bienvenida, los suficientes como para no captar la neblina que se apoderaba del lugar, para no darse cuenta de ningún cambio hasta que el hedor llegó a sus fosas nasales, obligándola a apartarse y cubrirse el rostro. Entonces llegó aquella voz que brotaba de todas partes y a la vez de ningún sitio, o eso pareció a la muchacha que no encontró su origen de inmediato. La aparición de la extraña fémina puso claridad tan solo en quién era artífice de todo aquello, sin embargo, no pudo suponer de qué se trataba, no al menos hasta ver a su compañero retorcerse de dolor frente a ella ante aquella simple y mal intencionada palabra. No pudo evitar caer de rodillas a si lado, tomando sus brazos como intentando encontrar alguna solución a lo que pasaba. -¡Basta! ¡Déjalo! -exclamó con desesperación hacia aquella impiadosa aparición. -¿Qué quieres? @ Kaiser Lord Pilu
  6. Esperando respuesta, abrazó su propio cuerpo, el frío nocturno empezaba a apoderarse de su cuerpo. Había sido una mala idea ser tan impulsiva como para salir de su hogar sin tomarse el tiempo de cambiar su atuendo. Los segundos parecieron prolongarse, la quietud a su alrededor daba la impresión de un tiempo totalmente detenido, o al menos así parecía al estar su atención por completa puesta en aquella pueta que no se abría. Fue así que aquellos brazos que la rodearon repentinamente, tomándola totalmente por sorpresa, imposibilitando cualquier reacción posible. La frialdad de aquellos dedos cubriendo su boca y su cuello la alertaron respecto al desconocido origen del ser que la sujetaba. Las palabras que resonaron cerca de su oído fueron frías y poco empáticas, como si se tratase de alguien con todo resuelto en su haber. Por la cabeza de la Gryffindor pasaron varias alternativas, incluso sabía que tenía el poder de escapar rápidamente de aquel inapropiado agarre, pero sabía que huyendo sin más poco podría ayudar al joven que realmente buscaba molestar aquel individuo. Sin poner resistencia alguna, como abandonándose al accionar del desconocido, decidió darse chance de jugar a ser una presa fácil, negando tranquilamente con la cabeza ante su última amenaza. Tal vez así tendría chance de saber más sobre lo que amenazaba a Kaiser, tal vez así encontraría una manera de ayudarlo… mientras tanto, solo llevó sus manos con suavidad a las de su captor, recorriendo con suavidad los fríos dedos, invitándolo a soltarla, intentando mostrarse en paz. Dudaba que funcionara, pero sabía que nada perdía con intentarlo. @ Kaiser Lord Pilu
  7. Aquellas palabras habían tenido en el Malfoy el efecto deseado. Mica sintió cómo en un arrebato la cargaba entre besos, trasladándose hacia un ala deshabitada del lugar. Los besos no dejaron de estar presentes, sus labios parecían ser atraídos por un potente imán una y otra vez. Pero no eran solo sus bocas las que se atraían entre sí. Ella sentía como todo su cuerpo reclamaba al de su amante, el deseo se volvía casi insoportable, toda su piel disfrutaba hasta del más mínimo roce que él pudiese regalarle. Lo observó mientras desabrochaba torpemente su camisa, antes de bajar su vestido para dejarla por completo expuesta a sus hermosos ojos, pero éstos no la miraban, pues él ya se estaba entreteniendo con la piel de su cuello. La Gryffindor simplemente cerró los ojos, permitiéndose aquellos instantes el disfrutar las caricias que se abrían paso por su piel con dulzura pero, al mismo tiempo, ansiedad y deseo. Las últimas prendas que los separaban fueron removidas del hermoso cuerpo del Ministro, dejando al descubierto el deseo y la necesidad que él tenía en ese instante. -Un momento- Mirándolo a los ojos con profundidad, ella decidió tomar las riendas, en vistas de lo que estaba por suceder. Quiso darle más, dejándose caer suavemente de rodillas y besando lo que él tenía para ofrecerle, jugando y estimulándolo para generarle un goce cada vez más intenso. El hechizo que los hermanaba estaba volviéndola loca, dándole por momentos oleadas de las sensaciones que él experimentaba, mezclándolas con las propias y volviendo el encuentro aún más apasionado. No supo cuánto tiempo estuvo en aquella labor, esperaba que el suficiente para que el muchacho nunca la olvidase. Lentamente, volvió a incorporarse, agitada y con mucho más por reclamar de él. @ Ludwig Malfoy
  8. Muy muy muy feliz cumpleaños querida Noe. Espero que tengas un excelente día, lleno de sorpresas y momentos bonitos. Que sea un año memorable. Un abrazo enorme!!! Creo que Ada nos deformó la página con tamaño cartel y los renglones se volvieron eternos xDD
  9. Nick: Mica Gryffindor Alias de Guerrero: Némesis Conocimiento Preferido: Cuidado de Criaturas Mágicas PUNTOS DEL USUARIO: Iniciales: 25 ptos.
  10. Al otro lado de la puerta, Noeline dio el visto bueno a su entrada, asegurando que no estaba interrumpiendo. La muchacha hizo sitio en el sofá, gesto que no dejaría pasar. Se acercó primero a Ludwig, quien parecía estar dormitando, para darle un cálido beso en la frente antes de susurrarle un "te amo" apenas perceptible. Se dirigió entonces al sofá y se dejó caer en él, la noticia de que su amigo estaba mejor le hizo bajar la guardia. No pudo evitar esconder el rostro entre las manos, ya no conteniendo el llanto que llevaba más tiempo del que podía contabilizar, aguantando. -Lo siento, lo siento... es que temí tanto perderlo... -intentó excusarse. -El dolor, fue tan intenso... tan real -supuso que estaría confundiendo a la muchacha con tal comentario, pero ella misma estaba algo confundida con todo. Ella no había hablado a nadie respecto al vínculo realizado con su amante y dudaba que él lo hubiese revelado a alguien. El cansancio empezó a pasar factura, pero no estaba dispuesta a marcharse. Secó como pudo sus lágrimas y se obligó a recuperar la entereza. -He enviado lechuzas al Ministerio, para asegurarme de que nadie moleste... @ Noeline Malfoy McFarlan @ Ludwig Malfoy
  11. Sintió el cambio en sus propios latidos cuando lo vio sonreír. Llevaba tiempo sin sentirse de ese modo, con mariposas en el estómago y el leve nerviosismo típicos. Un nuevo beso pareció querer confirmar sus palabras, dándole una tranquilidad hermosa y obligándola a sonreír en sus labios. -También yo estoy muy feliz, más que en mucho tiempo -susurró acariciándole la mejilla con delicadeza. Sin decir nada, sintió la mano del Malfoy tomando la suya y se dejó guiar por aquel recinto tan majestuoso. Avanzaron lentamente, como buscando escapar del gentío. La música se oía más tenue conforme se alejaban de la pista. No necesitó preguntar, confiaba en el hombre que la guiaba y no necesitaba explicaciones. Alcanzaron un pasillo desierto de espectadores, solo entonces el Ministro retiró su antifaz y la Gryffindor lo imitó justo a tiempo para recibir un nuevo beso de su amante, esta vez uno mucho más apasionado. Ella no dudó en corresponderle, pegándose a ese cuerpo que parecía atraerla como imán todo el tiempo. Dio vía libre a su lengua para empezar el jugueteo con la de él, mientras sus manos le recorrían la espalda por encima de las prendas que parecían sobrar en aquel momento. -Me vuelves loca -susurró riendo, dando pequeños pasos hacia atrás hasta que su espalda chocó con una de aquellas grandes columnas -olvida la gente, imagina que solo existimos nosotros, quiero cumplir todos tus deseos... @ Ludwig Malfoy
  12. Asintió ante las palabras del Malfoy, aunque no pudo quitarse de la mente la intensa preocupación que la embargaba. La verborragia de Luna llenó el silencio que se hubiese impuesto en la escena de no estar ella allí. Por una vez, la voz de la muchacha se volvió un sonido grato, bueno como lo supo ser tiempo atrás, cuando aún eran familia. Noeline regresó, advirtiendo que ya había dado aviso a San Mungo y, como la muchacha indicó, pronto los sanadores estuvieron allí, listos para el traslado. No estaba dispuesta a irse hasta ver a su amigo de pie, saliendo de allí con rumbo a su hogar. Así que se instaló en los pasillos, esperando el momento adecuado para ingresar a visitarlo. Comprendía que el sitio a su lado le correspondía a su hija en primera instancia, sabía que ella lo cuidaría más que bien, pero aún así no podía alejarse. Se dedicó a preparar varias notas en que avisaba a diferentes funcionarios que tenían reuniones pautadas aquella semana que el Ministro las reprogramaría, disculpándose por la abrupta decisión. No lograba mencionar el estado de salud del joven como motivo, no le parecía pertinente. -¿Con permiso? -murmuró ingresando a la habitación del Malfoy una vez los sanadores permitieron su ingreso. Noeline se veía exhausta, pero era evidente que el rubio estaba mucho mejor de salud. -¿Molesto? @ Ludwig Malfoy @ Noeline Malfoy McFarlan @ Luna Gryffindor Delacour
  13. La mansión estaba más silenciosa que lo que recordaba. El frío reinaba, pese a que la temperatura externa indicaba algo muy diferente. ¿Dónde estaría Mael? Nada sabía de él desde hacía algún tiempo. ¿Estaba preocupada? Claro que lo estaba, pero confiaba en que el muchacho sabía defenderse bien. No la necesitaba, ella lo necesitaba a él. Así era como funcionaba su vida, en general. No sería el primero ni el último en dejarla atrás sin recaudo ¿qué esperaba? ¿Cómo evitar sentirse tonta si volvía a caer en la misma trampa? Cambiaba el artífice, no el artificio. ¿Nunca se cansaría de confiar? Se dedicó a cerrar una a una las ventanas, las puertas. No quería que nadie la viese llorar, pues estaba llorando. Esperaba que nadie la visitara un día como aquel, quería estar simplemente sola. Una vez todo estuvo cerrado, dio ordenes expresas a los elfos de que no abriesen a nadie y que no la molestaran. Tomó una botella de tequila y se dirigió a su habitación. Llenó la bañera y se dispuso a relajarse en ella, dejando a mano aquel traslúcido líquido, por si necesitaba ayuda para vaciar un poco la mente. No supo cuánto estuvo allí, pero el agua empezaba a enfriarse cuando decidió ponerse de pie nuevamente, un tanto mareada tras al menos media botella consumida. Unos golpecitos en su puerta la alertaban de que algo sucedía. -Ya dije que no me molesten -inquirió, tras tomar la bata y ceñirla a su cuerpo, tambaleándose un poco en su andar. -Ama, creo que de esto sí querrá saber…- la voz de su elfo, al otro lado, sonaba muy preocupada. El pequeño sirviente no aguardó mucho más, entró a la habitación murmurando respecto a un mal que recorría Hogsmeade y de que Hogwarts también, que cómo podía ser posible… Tras varios intentos, preguntas y repreguntas, logró leer entre líneas que una inclemencia climática parecía estar afectando a los magos, brujas y criaturas. No necesitó saber más, corrió a la lechucería y garabateó una nota para el Ministro. “¿Qué sucede? ¿Cómo puedo ayudar?” Pero aquello le sonó tonto, así que regresó a su recámara, decidida a vestirse cuanto antes y ponerse en marcha. Una túnica verde oscuro y sandalias al tono fueron su atuendo elegido. Con el cabello aún empapado y sin mucho más cuidado, corrió rumbo a la chimenea, trasladándose por red flu hasta el Ministerio. Pronto, recorría los pasillos que la separaban de su lugar de trabajo, sin golpear la puerta antes de irrumpir en la oficina de su amigo. -Lo siento yo… simplemente no estaba en condiciones de venir antes… -de pronto no supo cómo había logrado tal lucidez, apenas percibía los restos de alcohol en su sistema.
  14. Sus labios la invitaban a siempre querer más, y así lo hacía, los buscaba, los devoraba. ¿Qué magia tenía ese hombre? ¿Qué fuerza era la que la atraía a él tan intensamente? No lo sabía, pero no entendía el cómo había pasado desapercibida durante tanto tiempo, hasta que se manifestó casi por casualidad, casi como un juego. El vínculo que habían conjurando parecía quebrar los límites, volverlo todo aún más fuerte, más imparable. Aunque también le permitió notar la preocupación que empezaba a engendrarse en la mente de su amigo. -Tampoco quiero que sufras -logró admitir en aquella breve pausa en la danza de sus labios. Se dejó llevar nuevamente hacia el centro de la pista en silencio, perdiéndose en aquellos ojos que parecían estar ocultando más de lo que lograba adivinar. -Tu me cuidas, yo te cuido. Eso será siempre -respondió con serenidad, llevando una de sus manos a la mejilla del Malfoy, acariciándolo con delicadeza. Los pasos de baile del rubio la deleitaban. Ella, mucho menos ágil, intentaba seguirlo. No lograba contener la risa cada vez que algún movimiento era errado por su marcada torpeza. -¿Estás a gusto así? ¿O te arrepientes de esta “cercanía”? -no pudo evitar soltar. Era claro que se refería a la barrera que ambos habían traspasado, necesitaba saber si su amigo estaba contrariado por ello. @ Ludwig Malfoy
  15. Aguardó en la entrada de la habitación, debiendo recargar la espalda contra la pared para evitar perder el equilibrio. Se sentía débil, aunque realmente no sabía si era una sensación propia… todo desde que realizaron aquel vínculo resultaba algo confuso, sabía que así sería al menos hasta acostumbrarse a compartir un enlace de tal alcance. Noeline no demoró demasiado en salir de la habitación, seguramente para evitar acaparar al paciente, a sabiendas de que las tres se encontraban preocupadas y deseosas de reencontrarse con el mismo. Mica volteó, intentando encontrar la aprobación de Luna antes de ingresar a ver a su amigo, pero ella no estaba cerca. ¿Habría salido a hacer algún recado? A falta de respuesta, ingresó a la habitación, sintiendo una punzada de dolor al ver allí tendido al Malfoy, debilitado por el episodio vivido. -¿Planeabas abandonarme tú también, Malfoy? -murmuró, su voz sonó algo ronca, pues llevaba tiempo sin decir más que un par de palabras. ¿Era un reproche? Sí, lo era. Sabía que nadie se enferma en forma voluntaria, pero era más que evidente que el joven no estaba cuidándose en absoluto, metido en tantos asuntos que jugaban con sus nervios. Tomó con suavidad la mano del Ministro, sonriendo. La calmaba el hecho de estar a su lado, pero le dolía verlo tan debilitado. @ Ludwig Malfoy @ Noeline Malfoy McFarlan @ Luna Gryffindor Delacour
  16. La respuesta de Noeline no fue esperanzadora, aún no habían recibido novedad alguna respecto al estado de Ludwig. El mundo parecía congelarse alrededor. De no ser por aquel vaso de café, hubiese creído que no habría restos de calor en ningún sitio. Cada persona se movía a un ritmo más lento del que a ella le parecía natura, como si a nadie le importase en absoluto que su amigo estuviese en peligro en ese momento. En medio de tanto caos, llegó a su cabeza un nombre que llevaba tiempo sin pronunciar. “Mael”. Llevaba más tiempo fuera de casa del que podía recordar, lo cual podría generar preocupación en aquel joven con el que compartía más que la mansión familiar. Observando que no hubiese nadie más prestando atención, sacó su varita y la movió en el aire haciendo varios firuletes, con lo cual generó un pequeño pergamino que enseguida se vio cruzado por su prolija caligrafía. “Ludwig no está bien, estamos en un hospital muggle, sabrás dónde si quieres estar…” fue todo lo que necesitó decir, tras enviarlo con otro movimiento de varita, tocó su marca tenebrosa para darle al mago indicios de dónde encontrarla. Logró esconder a tiempo su varita, pues justo entonces aparecía otro muggle vestido de blanco, que les indicaba que su amigo estaba en mejores condiciones y deseaba verlas. Tras Noe, no pudo escuchar el sonido de sus propios pasos, tampoco pudo saber cuánta distancia recorrió hasta estar en la puerta que los distanciaba del Ministro. -Será mejor darles un momento a solas- susurró, aunque no estaba segura de que nadie la escuchara realmente. Estaba usando todas sus fuerzas para no correr a los brazos de Lud, dando su espacio a su hija, pues comprendía que ella tenía prioridad en ese momento. @ Ludwig Malfoy @ Noeline Malfoy McFarlan @ Mael Blackfyre @ Luna Gryffindor Delacour
  17. Ludwig se perdió por unos momentos, mientras la Gryffindor se encargaba de acomodarse a gusto en la ubicación que había elegido. Él no pareció molestarse por su intento de buscar mayor intimidad, así que se sintió aún más segura en la decisión. Se mordió el labio, callando múltiples ocurrencias que llegaban a su mente, prefiriendo guardarlas en silencio hasta verlas realizarse. Solo por un instante, temió que la sociabilidad de su amigo se apropiase de él en aquellos momentos y lo obligase a saludar a parte de quienes estaban presentes en la celebración. Estaba más que segura de que la mayoría lo conocía y tendría palabras por intercambiar con él. Pero sus temores se disiparon al verlo llegar nuevamente allá, dejando en la mesa dos vasos de un color verde sospechoso y metiendo su dedo en la fuente de chocolate para luego llevárselo a la boca. -¿Tía qué?- inquirió, sin comprender en absoluto de qué hablaba al nombrar aquella enfermedad muggle de la que no tenía ningún conocimiento. La conversación se extinguió allí. La mano del joven en la cadera de la Gryffindor precediendo aquellos labios que recorrieron su cuello, nublaron por completo sus pensamientos. Todo el cuerpo de la muchacha exclamaba por más, pero no podía reclamarlo de momento. Las palabras de él la hicieron ruborizarse, buscando aquellos ojos que tanto le gustaban. -No sabes cuánto deseo ser perfecta, solo para ti -susurró, sumergiendo el dedo índice en chocolate, antes de pasearlo por su propio cuello, marcando un sendero hacia su escote. -La noche ya es perfecta, te tengo conmigo. @ Ludwig Malfoy
  18. Y en medio de toda aquella tormenta, se quedó paralizada. El temor profundo de perder a su amigo y amante se había apoderado por completo de ella, sumada al intenso dolor que sentía, pues él lo estaba sintiendo. ¿Cómo demonios podría soportar otra pérdida? ¿Cómo pode dejar partir a Lud? La mera idea la desesperaba ¿cómo luchar contra ella? ¿cómo volverse fuerte para lograr actuar? La voz de Noe había sonado la más coherente, pese a todo. ¿Cómo la muchacha lograba mantenerse en pie pese a todo? Mica quería responderle, quería ponerse en marcha, pero no lo logró. Por fortuna, Luna estaba allí, dando algo de luz a la situación, apartando las nubes en medio de toda aquella tormenta, poniendo en palabras lo que sucedía al Malfoy, dando una primera respuesta al asunto. La escena varió frente a sus ojos. No supo en qué momento, pero se había movido con el resto y ya no estaban en el lugar. Cuando logró tener, al fin una reacción, estaban en medio de un blanco pasillo con olor característico de lo que tanto magos como muggles llamaban “hospital”. Ella conocía bastante bien esos recintos, puesto que por su amnesia había estado por mucho tiempo en uno similar. Se alejó, sin poder ver ni escuchar la conversación con aquellos médicos que recibían al improvisto paciente, buscando algo que podría serles de ayuda para pasar el mal trago. Fue así como, unos momentos después, regresaba con tres cafés cuidadosamente azucarados, que había logrado obtener mediante magia de una de aquellas máquinas que los muggles amaban dejar en sitios como aquel. Aparentemente, el café sanaba más que la medicina, logrando dar momentos de paz en medio de tales torbellinos. -¿Alguna noticia? -murmuró, sentándose a un lado de Noe, tendiéndole uno de los vasos. Su voz sonó rasposa, llevaba demasiado tiempo sin hablar, llorando en silencio. Agradecía no cruzarse con ningún espejo, para evitar captar su tremenda imagen. Un dolor muy intenso estaba instalándose en su pecho, y poco tenía que ver con el infarto de su amigo. Amaba a Ludwig, lo amaba más de lo que podía poner en palabras, y la cruel idea de perderlo se volvía una tortura.
  19. Sonrió, estremeciéndose al sentir su respiración tan cerca de su oído al responder. Cerró los ojos con calma, disfrutando la sensación de calor acumulándose en sus mejillas. Su corazón latía con tanta fuerza, como queriendo escapar de su pecho, deseándose unirse al de él. Aquellas manos que él mantenía en su cadera aumentaban su deseo de acortar aún más las distancias con el sensual cuerpo del caballero. -Claro que sí, lo que desees -susurró intentando recuperarse, para caminar junto a él hacia aquella mesa en que variedad de exquisiteces se exhibían, a la espera de quienes quisiesen saborearlas. La elección del rubio le resultó interesante, ofreciendo aquella fresa con chocolate a ella en primera instancia. No dudó en morder la fruta que él le ofrecía, con la mirada fija en sus bellos ojos. -Creo que nadie nos extrañará, y tampoco a estas fresas -susurró tras degustarla, apartándose de su acompañante tan solo para tomar el cuenco con chocolate y el de fresas entre sus manos. -¿Me sigues? -agregó tras darle un besito fugaz, moviéndose para guiarlo hacia un rincón en que pocos podrían verlos, un tanto más oscuro que el resto del recinto. Un par de sillas estaba allí ubicado, frente a una mesita pequeña. Una imponente columna ocultaba la ubicación, lo cual la hacía ideal para tener algo de privacidad. -¿Consigues algo de beber? -dijo a su pareja, mientras apoyaba sobre la mesa el postre elegido para la ocasión. @ Ludwig Malfoy
  20. Un día más en una de las oficinas más estresantes que había conocido. No había sido una tarea menor el acompañar desde aquel puesto a su amigo en el mandato que él había asumido. Sabía que su trabajo era apenas una dosis menor que el que el Malfoy estaba desempeñando, así que era muy poco lo que se quejaba respecto a las largas noches sin dormir y las interminables montañas de papelerío que debía mantener en orden. Suponía que no estaba siendo un buen día para Ludwig. El Vínculo que habían decidido realizar entre ambos le permitía experimentar gran parte de sus sensaciones, así como estados de ánimos. Era extraño, realmente, pues se sentían en un segundo plano pero allí estaban presentes, exceptuando cuando las emociones se volvían más fuertes. Lo sentía frustrado, molesto. Las cosas no estaban bien. Estuvo a punto de moverse hacia su oficina, de presentarse para intentar que cambiase un poco la perspectiva, pero algo la detuvo: un intenso dolor en el pecho, pero supo enseguida que no era propio. Se paralizó, no pudo moverse, como si de pronto no comprendiese nada. Fue entonces cuando un golpeteo en su puerta la hizo volver a la realidad, Beatrix le avisaba que Ludwig estaba descompensado y le pedía que llevase agua. No dudó en moverse hacia uno de los gabinetes, tomando un vaso que usualmente utilizaba para servir alguna bebida relajante. Esta vez lo llenó de agua y corrió hacia la oficina de su amigo. Sus ojos se llenaron de lágrimas al verlo tendido en el suelo, su cuerpo se cargó de una desesperación que era difícil de sobrellevar. -Lud, por favor… -susurró, dejándose caer de rodillas a su lado, dejando a un lado el vaso de agua y buscando a tientas la varita. “Curación” pensó por instinto, concentrándose en su amigo. -Ayúdame- agregó al notar a Noeline en la habitación, al entrar no se había percatado de su presencia. La muchacha estaba en shock. @ Ludwig Malfoy @ Noeline Malfoy McFarlan
  21. Él había escogido que bailar juntos sería una de las cuestiones que daría a aquella noche mayor esplendor. No llegó a decirle que no era buena bailando, tan solo atinó a dejar su copa ya vacía en una bandeja que pasó cerca de su recorrido hacia la pista, pues el Malfoy era una persona más que decidida y la llevó con él hacia donde otras parejas ya se encontraban bailando. Rodeó el cuello del rubio con delicadeza, pegándose a él, invitada por aquellas manos que se situaban ya en su espalda. No necesitó decir más nada, se dejó llevar por él, dando vueltas por la pista de baile. Fue cuestión de pocos pasos para adaptarse a los movimientos y liberar su mente de cualquier otro pensamiento que no fuese acorde a lo bien que se sentía en sus brazos. Apoyó la cabeza en su hombro, deleitándose por el perfecto perfume de su amigo, la cercanía despertaba más sensaciones de las que era decente poner en palabras. Cuando el movimiento se detuvo, la mano del caballero guio su rostro, levantándolo con suavidad para lograr un fugaz pero muy tierno beso que la dejó sedienta de más. Sonrió, sin poder evitar el rojizo tono que se encendió en sus mejillas. Su pregunta la tomó por sorpresa, era como si la conversación previa no hubiese acabado, simplemente se había puesto en pausa mientras sus cuerpos se mecían por la pista, hasta detenerse allí. -Mi noche ya es perfecta… - susurró, volviendo a acercarse a esos labios que le hacían perder el sentido, deteniéndose muy cerca de ellos pero sin llegar a rosarlos.- Te tengo aquí, y la expectativa de acabar la noche mucho más juntos juega todo el tiempo con las sensaciones… -alzó una de sus manos hasta acariciarle la mejilla con suavidad, antes de besar sus labios, esta vez con más intensidad, dándose tiempo de jugar con ellos. –¿No lo ves perfecto? -agregó apenas separándose de sus labios y buscando su mirada. @ Ludwig Malfoy
  22. Sonrió levemente al saber que su amigo no tendría obligaciones como Ministro, aunque era claro que lo robarían de su lado por algunos momentos por cuestiones de diplomacia. Con ingenuidad deseó que no lo reconociesen con aquel antifaz que le recubría el rostro, que funcionase de perfecto escondite para que tan solo fuese su cita esa noche. Pero la realidad solía diferir en demasía con sus deseos. Sabía que en la mente del rubio había otras inquietudes, lo notaba algo inquieto gracias al vínculo entre ambos, pero prefirió no indagar, para que fuese el rubio quien trajese aquel tema a colación si así lo quería. Al llegar al recinto, su acompañante se encargó de conseguir dos copas de champagne rosado, una para cada uno. El dictamen de que era hora de empezar a celebrar la obligó a sonreír, como si fuese algo automático. Las ganas de pasarla bien con aquel caballero estaban más que presentes. Chocó la copa con la del joven tras oír su propuesta de brindis. -Por nosotros y aprovechar cada minuto -agregó animadamente, volviendo a chocar el cristal y bebiendo el contenido de la copa en pocos sorbos. No quiso mirar alrededor, solo tenía ojos para él esa noche. No quería que ninguna presencia se interpusiese a la posibilidad de tener un perfecto San Valentín junto a uno de los hombres a los que amaba con firmeza. -¿Qué te gustaría hacer para que esta noche sea perfecta? ¿Qué no puede faltar en tu San Valentín ideal? -indagó, dispuesta a utilizar aquella información en caso de obtenerla. @ Ludwig Malfoy
  23. Hola! cuando abrí el post estaba disponible en Disney+, me imagino que aún continúa allí, de hecho vi varios capítulos y luego colgué xD así que podría tranquilamente retomarla... ahora me entraron ganas. @ stefy.parvati espero aún se encuentre allí y la puedas volver a ver!

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Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

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