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Boss Elessar

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Todo lo publicado por Boss Elessar

  1. Se trataba tal vez de una... ¿ilusión? un sujeto de cabello castaño, y mirada amenazadora se postraba frente al castillo Gaunt. El cigarro que se estaba fumando vio su fin al caer contra el asfalto. Elessar ya no era el mismo de antes. Varita en mano, y la cara cubierta por una cegadora luz blanca, el hombre se vio obligado a penetrar la entrada enrumbado al castillo. Le habían faltado el respeto, osaban atacar lugares donde habitaban magos honestos, con hechos que no venían al caso. Si los mortífagos querían medirse contra la Orden del Fénix, tendrían ante ellos a su peor adversario. El líder de la Orden del Fénix por fin ingresó a los jardines del castillo Gaunt, enviando varios patronus a sus compañeros. No había pasado mucho desde la última vez que llovió, y por eso, el pasto levantaba el rocío tras sus pasos (grandes zancadas mejor dicho) todavía no le cabía en la cabeza aquellos actos inmorales. Él nunca había sido un santo, pero tampoco un gran tonto como los mortífagos. -- Es todo lo que tengo, ya sabrás qué hacer -- había dicho el mortífago a los servicios de Boss. El moreno asintió y con el pergamino que acababa de entregarle su espía, desapareció de aquella desolada colina. ¿Su destino? en donde quiera que un mortífago se encontrara, y ahora iría por una tal... Anne Haughton, una alta sospechosa mortífaga. El espía de Elessar era confiable, y le había dicho que aquella mujer era de las más peligrosas en la actualidad. Ya en los jardines se postró a esperar. Miraba a lo lejos como el sol se ocultaba casi del todo tras las colinas inglesas, y daba paso a la noche... sin lugar a dudas, de presentarse los mortífagos -como el esperaba- sería una noche sangrienta. -- Anda Abigor... todavía no es tu momento -- dijo Boss a su lobo que le había seguido hasta ese lugar. El aún cachorro se retiró de inmediato tras la orden de su amo. Pronto sería una de las bestias más temibles por todo ser vivo.
  2. El sol de aquel día ya era historia. Pequeñas estrellas comenzaban a abovedar el cielo, y la luna llena bañaba con su luz el sitio de combate en el cual Mei se enfrentaba al pobre diablo que estaba perdiendo la batalla contra el tiempo. Podía sentir como sus huesos respondían al frío nocturno, y como su rostro se tornaba inmediatamente taciturno ante tal sensación. -- Prefiero los silencios incómodos antes que palabras sin sentido... -- dijo Elessar llevándose la mano libre a la barbilla, intentando adoptar una posición de señor refinado, intentando también olvidar las sensaciones de su cuerpo. Miró de reojo las estatuas que tenía a los costados, ambas estaban allí disponibles para el. Sonrío luego de que su varita le impidiera realizar un hechizo, intentando intercalar algo al episkey realizado por Mei. Al parecer el efecto de la gladius había logrado minar su poder mágico en la primera acción, impidiendo anular el episkey de Mei y así ganar el duelo de una manera sencilla. Luego de que la muchacha se curara, Boss se puso en marcha. -- Piertotum locomotor -- dijo apuntando a las estatuas que tenía a los costados, ambas seguían siendo fuertes, de un material duro y resistente. No se habían abollado al intentar herir a Elessar, así que podía tener total seguridad de que las estatuas tendrían éxito con su siguiente orden. -- Ataquen a Mei, cada una a un costado diferente, dando fuertes golpes y quitándole la varita de ser posible, que sus ataques sean tan violentos que requiera curaciones de emergencia -- las estatuas ya se habían puesto en marcha luego de las órdenes de su invocador, con claras intenciones sobre la anatomía de Mei. En ese momento Boss hizo una breve pausa, analizando un poco mejor el terreno, y viendo las amplias posibilidades que este otorgaba. Tal vez fuese mejor intentar una estrategia diferente, porque a decir verdad, aún no había trazado ningún tipo de estrategia. Supo entonces que debía hacerlo lo más rápido posible, o aquel duelo se le complicaría más de lo esperado. -- Confundus -- pensó como tercera y última acción. De esta manera, Mei caería sumida en un poderoso hechizo que le daría un minuto extra (era todo lo que necesitaba) a Boss para idear un plan de ataque, sin descuidar la defensa que hasta esos momentos estaba manteniendo. Debía admitir que el cuerpo semidesnudo de la demon hunter frente a él le desconcentraba un poco, sobretodo por las bonitas y tonificadas piernas que modelaba. -- Ya veo el resultado de tantas redadas y situaciones de apuro con los mortífagos -- dijo desde su posición, lanzando una leve carcajada. Hasta el momento nunca había volteado a ver sus propias compañeras de bando, pero vaya de lo que se estaba perdiendo!
  3. Off rol. Hola chicos, luego de haber negociado con Pik Macnair y en parte también con Juve, se ha llegado a la siguiente conclusión. Marca Tenebrosa Muertos: CentauroLechuza, Gyvraine C. Sullivan, Radamantys, y Juve. Orden del Fénix Todos ilesos. Agradecemos a todos por participar, y esperamos que los que cayeron en combate vayan a curarse pronto a San Mungo para que vuelvan a caer en combate. Saludos,
  4. El detritus de Juve había desaparecido, y su dragón, el vipertooth peruano, le lanzó una llamarada de fuego desde el aire. Para su fortuna, el expectro protego de Juve no había salido, gracias a Hank. -- Guardián -- dijo Boss, hechizando el cuerpo de Radamantys al cual tomaba bajo su control. -- Guardián -- dijo nuevamente, ahora era el cuerpo de Centauro, quien también sería su marioneta, ambos a su disposición. Ahora tenía a dos mortífagos, y sería bastante cruel lo que haría con ellos. De inmediato las criaturas se pusieron a correr flanqueando a Boss, ambos le protegerían de cualquier ataque en su contra. -- Ataquen... -- gritó Elessar a sus marionetas antes de caer sumido a una poderosa confusión, pero ya la orden estaba dada. Ambos mortífagos atacaron a sus propios compañeros. Centauro vociferó un -- Avada kedavra -- contra Juve. Y un segundo -- Avada kedavra -- también fue invocado, esta vez contra Gyvraine que ya no tenía detritus. Ahora era el turno de Radamantys para atacar, el mortífago gritó un -- Cruciatus -- contra Juve. Y volvió a lanzar un segundo hechizo, esta vez se trató de un -- morphos -- que gritó con todas sus fuerzas, haciendo mutar el calzado izquierdo de Juve en una avispa marina. En ese momento Boss salía de su confusión, pero ya sus guardianes habían hecho el trabajo por él, siguiendo sus órdenes al pie de la letra.
  5. -- Ardius... -- rugió inundando el lugar de su formidable voz. De inmediato sintió como su ritmo sanguineo se incrementó, a tal punto de que sería muy peligroso atacarle en mano a mano. Sonrío al notar que, de alguna forma u otra, los mortífagos caerían ante el poder de la Orden del Fénix. Y por eso concluyó su acción con un -- ...corpus patronus -- de inmediato un imponente vipertooth peruano apareció en el lugar. Cuatro metros de largo era su tamaño, y tenía una devoción increíble por la carne humana, en especial si estaba chamuscada. Por esa razón lanzó dos potentes llamaradas de fuego: la primera contra Juve, la segunda contra Gyvraine. -- Strellatus -- añadió con rapidez sin darle tiempo de planear hechizos a los mortífagos. De inmediato la energía acumulada se proyectó en los ojos de Isaac, Juve, Gyvraine y Radamantys. Sonrío al ver que eso era todo, de momento, y había sido suficiente para afectar a casi todos los mortífagos que le plantaban cara en aquella oportunidad. Intentó hacer un tercer hechizo, pero le fue imposible, gracias a un confundus de Juve.
  6. -- Vaya, vaya... -- decía en voz alta Elessar recostado del marco de la puerta. El local de peculiar nombre hispano le daba la bienvenida. Había estado caminando por Diagón, estando siempre al pendiente del local, pues había recibido un aviso por parte de sus compañeros de bando. Ahora que los mortífagos acudían en defensa del también mortífago Centauro, Boss se sorprendía de ver qué tan abarrotado estaba el negocio. Quizás era cuestión del destino, pero siempre se le presentaban ese tipo de situaciones inesperadas, incómodas y abusivas. No le gustaba tener que matar mortífagos, pero era su deber, su deber para con la comunidad mágica. Erradicar aquella plaga. Con el rostro cubierto por una cegadora luz blanca -desde mucho antes- Elessar ingresó al local, ataviado con una ligera túnica celeste. Varita en mano, examinó quiénes serían sus rivales. Sí, quizás eran fuertes, pero él lo era mucho más. Y ahora, le tocaba acabar con la vida de ellos: los mortífagos. Y divisó a Juve, una de las mortífagas que tendría el placer de asesinar en aquella oportunidad. *** Off. Centauro (Emmet) murió a causa del doble confundus - sectusempra de Hank. Por favor, no sigas posteando.
  7. -- Aqueora -- invocó Boss, articulando de manera grave el hechizo. Y de inmediato una oleada mágica le cubrió por todos lados, rodeándolo como un caparazón. Le curó también de las heridas causadas por el absorvere, su muñeca estaba sana. Estaba ileso. Boss miró desde su fortaleza acuática como los mortífagos llegaban, cada vez eran más y más, su vipertooth peruano por su parte hacía su trabajo, sobrevolando el lugar y preparando nuevas llamaradas de fuego contra quien osara atacarle de alguna forma u otra. Sus estatuas seguían la orden inicial que les había dado, atacando ferozmente a su objetivo: Patrick Colt. Elessar siguió en su posición, aparentemente inmaculado. Estudiando la distancia que le separaba de sus rivales, notando que si hacía ataques directos con certeza tendría éxito. Los mortífagos no seguían formaciones de batalla, eran muy indisciplinados y no tenían un verdadero comandante qué seguir. Los mortífagos de antaño que le había tocado enfrentar a Boss, ya no existían y eran algo bastante cercano a una leyenda urbana, que quedó en eso: el pasado. Sus años de gloria habían pasado, aunque muchos de ellos aún tenían la falsa idea de que estaban en su mejor momento, aunque visitaran todas las semanas San Mungo a manos de un miembro de la Orden del Fénix que le presentaba batalla por sus actos pecaminosos. Luego de unos instantes volvió a pensar -- Episkey -- sanado las heridas de su muñeca por completo.
  8. -- No, no ahora... escogieron un pésimo día -- decía Elessar lo más calmado posible. Siempre había tenido la sensación de que entre más calmada era su voz, más temor infundaba en el rival. Y no se equivocaba, pues en ocasiones anteriores era así. Luego de que Patrick hiciera el absorvere y Boss se cambiara la varita de mano, atacó: -- Ardius... -- bramó. De inmediato sintió como el poder se incrementaba, algo mágico le confería velocidad. Sus ojos, con las pupilas dilatadas tras la luz, se fijaron en el mortífago más cercano: Patrick. Él sería su objetivo principal -- ...confundus -- concluyó la acción, pensando el último hechizo, al mismo tiempo que su dragón lanzaba dos potentes llamaradas de fuego, la primera contra Patrick, y la segunda contra Kritzai. Ambas llamaradas de fuego iban en picada, pues su dragón atacaba desde el aire, o sea que afectarían directamente a sus cabezas. El expectro protego de Patrick no logró salir, producto de la confusión. Posteriormente su dragón cayó, aunque las llamaradas lograron aún cayendo. Sin embargo, evitó el contacto con las estatuas. -- Ustedes, salgan ahora y ataquen al mortífago que está justo allí -- dijo Boss a las estatuas, mientras señalaba a Patrick -- quiero que lo ataquen hasta la muerte, den golpes fuertes y rompan sus brazos y piernas -- ordenó Boss a las estatuas que fueron corriendo a toda velocidad hacía Patrick. Las llamaradas del dragón no le podrían dar, estas venían desde el cielo. -- Strellatus -- farfulló después. El hechizo hizo mella en los mortífagos, dado que la energía acumulada impactó directamente en sus ojos, y así, tanto Patrick, como Valent, y Kritzai. -- Morphos -- fue su último hechizo, que salió casi como una carcajada -a juzgar por su tono de voz- la túnica de Patrick mutó, convirtiéndose en una avispa marina adulta, cargada de veneno. Y era obvio lo que pasaría, al estar la criatura marina en la espalda desnuda de Patrick, esta le envenenó al contacto.
  9. -- Encárgate de ella, que sepa las desventajas que puede suponer pertenecer a un grupo tan abominable y cruel como los mortífagos, nosotros protegemos a los inocentes, y ella... ella no es inocente, es una mortífaga, cruel y despiadada -- dijo Elessar a voz pulmón, totalmente enfurecido. No había cosa más cruel que asesinar a personas inocentes -y digo, realmente inocentes- tan solo por su estatus de sangre. Si los mortífagos querían guerra, pues guerra tendrían mientras se mantuvieran afectando tanto a la sociedad mágica como a los inocentes muggles que nada tenían que ver con sus asuntos. -- Corpus patronus -- invocó Boss, ondeando su varita aún afuera de la habitación de Valent, y haciendo aparecer un imponente vipertooth peruano. La criatura medía unos cuatro metros de largo, y era de tamaño adulto. Listo para cualquier eventualidad. La bestia rugió con fuerza, esperando la primera orden de su invocador que lo miraba extasiado. -- Haré algo... -- dijo Boss a Nathan, montando en el lomo de su dragón y bajando hasta la planta principal, y posteriormente a través de la puerta abierta, visitó los exteriores del castillo. Localizando las estatuas, agitó su varita y dijo -- Piertotum locomotor -- de inmediato las imponentes estatuas tomaron vida; la de Mathías Crowley, la de Aiacos y la de Raehgar. Las tres estatuas eran bastante altas, la más pequeña medía un metro y setenta centímetros, la más alta dos metros. El material era resistente, se trataba del más puro acero. -- Custodien el salón del castillo, asesinen a cualquier mortífago que se aproxime -- ordenó Elessar a las estatuas que de inmediato fueron al trote hasta el interior del castillo, montando guardia en el salón principal. Él ordenó a su dragón en su segunda acción que lanzara una potente llamarada de fuego a la mortífaga Valent, que intentaba huír del lugar. Pero no, no se escaparía. Valent estaba afuera del castillo, al igual que Boss y el vipertooth peruano que ya se aproximaba a Valent, el olor de la carne humana chamuscada era algo que les encantaba a los dragones de esa raza, algo que no podía evitar Boss.
  10. -- Expecto patronum -- rugió Elessar, y de inmediato una manada de labradores salieron despedidas en diferentes direcciones, llevando el mensaje de Elessar. El moreno por su parte estaba concentrado en el lugar, ya frente a él yacía el imponente castillo Crowley, y según fuentes fidedignas que volvían a darle el mismo mensaje de hace algunos días: ahí estaba Valent, mortífaga y de cuidado. Él acataba el mensaje y procedería a darle un buen escarmiento. Además, al ser líder de la asociación secreta tenía información que el Ministerio de Magia soñaba con poseer algún día. Ya la noche se ceñía sobre Londres, y las aves nocturnas con sus peculiares sonidos lograban amortiguar las pisadas de Elessar, las pesadas botas que hacían crujir el pasto a su paso. Ya había superado los límites del castillo, y caminaba lo más rápido posible a través del jardín, llegando al recibidor en donde, para su fortuna, una puerta entreabierta le recibía. Fue cuestión de empujarla un poco para que le diera paso. -- Homenum revelium -- musitó Elessar, sintiendo de inmediato la presencia de humanos en el castillo, algo muy parecido a las visiones artificiales que utilizaban los muggles para localizar calor corporal en lugares aparentemente deshabitados. Y la localizó. Valent estaba en su habitación, ya en los pisos superiores. Avanzó a toda velocidad, subiendo las escaleras y casi tropezando en uno de los últimos escalones, contestando a la voz de Valent. -- ¿Segura que no estás? no, no soy Alex -- con la mirada Elessar le ordenó al chico de aparente nombre Alex que se marchara de inmediato o pagaría las consecuencias. Nadie podría reconocer a Boss, pues su rostro estaba cubierto desde antes de aparecer en Ottery por una cegadora luz blanca. Además una túnica delgada de color negro cubría su cuerpo y sus tatuajes.
  11. Hola, paso a aceptar a Vrael Myrddin como hijo sanguíneo (después de pensarlo durante varias semanas xD) vale no, es que había olvidado pasarme, además, nunca creo que sea necesario esto, tantas formalidades y demás v_v ahora sí, Vrael, podremos rolear "padre e hijo" en las redadas y asaltos! por cierto, los regalos del día de padre que pido siempre son caros, así que más te vale ir ahorrando un par de galeones xD.
  12. Ante todo me gustaría dar las gracias a todos aquellos jugadores que se han esforzado durante todos estos años por mantener las prisiones activas, que sigan funcionando correctamente, mantener sus defensas a la orden del día, y hacer hasta lo imposible para que las celdas se mantuvieran lo más llenas posible de personajes del bando contrario. A todos aquellos que han apoyado la idea de las prisiones y no han dejado que estas caigan en el abandono, tienen la gratitud de todo el equipo de líderes y administradores de Harrylatino.org. Dicho esto, creo que todo está bastante claro, aún así es mi deber anunciarlo de manera oficial: se eliminarán las prisiones de bandos, Abaddon y Nurmengard. Las razones son diversas, y que analizamos desde la oficina de líderes entre administración, la triada y la trinidad. Creemos que en la actualidad las prisiones no están favoreciendo del todo al rol. Cada vez notamos que se esfuerzan más por mantener las prisiones llenas y dejan totalmente de lado la coherencia rolística, y las historias en sí. Además de que las prisiones nos causan un enorme trabajo a los líderes, descuidando un poco el avance del rol general y estancando las nuevas ideas. Esto no quiere decir que las cárceles se eliminen de forma indefinida. Estudiaremos la posibilidad de volver a habilitar las prisiones en ocasiones especiales, y quizás en un futuro, hacer que vuelvan de manera permanente. Además, con esta nueva medida todos los que sean asesinados o heridos de gravedad en una redada o asalto, deberán acudir a San Mungo para su curación (la regla se mantiene igual que antes). Además es preciso anunciar que con la eliminación de las prisiones también se descarta la actividad de "los más buscados" o también conocida como "objetivos del mes", volviendo con estas medidas a los viejos tiempos en materia de asaltos y redadas. Atentamente Administración, Triada y Trinidad.
  13. -- No puede ser posible... -- susurró Elessar al ver como Mei se deshacía del ciclón que había invocado. De hecho, ni siquiera logró invocarlo, pues su garganta se resecó justo cuando planeaba hacerlo y al parecer todo fue producto de una breve ilusión, siempre acostumbrado a ver como salían sus hechizos, Boss pecó de inocente. Sonrío, pues no podía creer lo "oxidado" que estaba en cuanto a combates cara a cara. -- Ardius... -- dijo con voz trémula, dejando aún más material para el dramatismo que se apoderaba momentáneamente del duelo. De inmediato sintió el cambio, como sus pulsaciones se aceleraban y su corazón latía a toda velocidad, como queriendo salirse de su pecho. Sus pupilas se dilataron y una sensación de adrenalina le invadía por completo, como cuando se produce un fogonazo repentino, y eso que aún no había concluido su acción -- ...morphos -- susurró. Y de inmediato el vestido de Mei mutó, transformándose en una avispa marina que quedó justo a la altura de su hombro, retenida por la capa que llevaba puesta, situación que impedía que la avispa marina venenosa cayera al suelo. Ahora la demon hunter estaba envenenada, y no era todo. Ella en lugar de defenderse, prefirió lanzar un nuevo hechizo a Boss: un strellatus. Para la fortuna de Elessar, Mei al realizar el hechizo jamás se había movido y seguía exactamente en la misma posición que antes. Así que, asumiendo esto, y gracias a que ya conocía su posición, Boss pensó -- gubraith -- y una llama de fuego eterno se proyectaría justo en la parte interna de la capa que portaba Mei, produciendo severas quemaduras en su espalda. -- Ya sabes a lo que me refiero... -- dijo contestando al dilema de "quién ganaría" ahora la muchacha estaba envenenada y quemada también. -- Episkey -- pensó Boss como tercer hechizo consecutivo, sanando las heridas causadas por Mei en sus ojos, poco a poco comenzaba a recuperar la visibilidad, viendo con complaciencia como Mei se quemaba lentamente. Por otra parte, las fuertes estatuas seguían golpeando fuertemente el fortín acuático que rodeaba a Boss, salpicándolo en ocasiones por la magnitud de los impactos. Debería poner un "hasta aquí" a las estatuas, sin embargo, era de lo más cómico apreciar a dos legendarios dioses griegos golpear una pared de agua totalmente impenetrable por cosas físicas. Lamentable era por otro lado la acción de Mei, en esos momentos podría haber aprovechado ambas estatuas para algo mucho más productivo, pues en breve perdería la movilidad.
  14. -- Ardius... -- musitó con voz trémula. De inmediato sintió como la adrenalina invadía su cuerpo. Un calorcillo ascendió desde sus pies hasta la cabeza, sus pupilas se dilataron e incluso sus dedos se apretaron aún más en torno a la varita -- ...corpus patronus -- terminó de conjurar. De inmediato un imponente colacuerno húngaro apareció en el lugar, alzando vuelo al instante. Estaba por encima de las cabezas de todos los presentes, su orden inicial era... bien, ya sabían los afectados de que se trataba. El dragón lanzó dos potentes llamaradas de fuego, la primera iba directamente hacía la cabeza de Isaac, y la segunda hacía la cabeza de Radamantys. -- Strellatus -- añadió. El efecto hizo mella en varios objetivos y tanto Isaac, como León, Claudia, Radamantys y Kritzai se vieron afectados por el hechizo, recibiendo una fuerte descarga de energía en sus ojos. De no curarse, sufrirían graves consecuencias, perdiendo por completo la visibilidad. -- Levicorpus -- pensó finalmente. Su objetivo era hechizar a Isaac, y que este quedara tendido del tobillo a dos metros del suelo, seguramente mostraría un par de ridícu.los calzoncillos desteñidos, pero eso era lo de menos. Aunque no era un hechizo que realizara de manera común, le gustaba, dejaba en evidencia las vergüenzas de los demás.
  15. -- No puede ser posible... -- decía Elessar con una media sonrisa en el rostro. Acababa de recibir un mensaje, bastante urgente por el contenido. Al parecer varios mortífagos habían hecho acto de presencia en un castillo del cual apenas conocía. Sin embargo el patronus le había indicado correctamente la ubicación del lugar. El sujeto asintió, dejó el cigarro a medio fumar en el suelo, y se desapareció luego de colocarse en el rostro una cegadora luz blanca. Instantes después apareció a las afueras del castillo Crowley. Su delgada túnica oscura se movió suavemente, al compás de una suave brisa que corría de este a oeste. Miró a lo lejos como los destellos de colores delataba el lugar en donde se batían fieramente a duelo miembros de ambas organizaciones secretas. Y como en sus mejores tiempos, Boss saltó el muro y corrió hasta el lugar, aún escondido entre algunos arbustos, cuidando su posición. Por suerte nadie le había visto, de eso se había asegurado. Estaba a varios metros de la contienda aún, pero podía distinguir a los mortífagos, pues las máscaras en sus rostros eran inconfundibles. Varita en mano, Boss se preparó para lo que sería una agradable carnicería por parte de la Orden del Fénix. Sí, peleaba por los inocentes, y por lo tanto, debía acabar con la plaga de mortífagos que inundaba Londres.
  16. -- ¿Quién soy? -- decía la voz con un dejo de melancolía que inundaba el mágico ambiente del bosque. -- Eres quien eres, eres aquella figura en donde algunos aún depositan sus esperanzas -- contestaba el peculiar elfo de voz grave. Mavado como siempre se unía a Boss en una nueva experiencia. -- No creo en esas cosas a estas alturas, todo ha cambiado, veo las cosas desde una perspectiva diferente y el tiempo cada vez se agota más -- el sujeto sonaba preocupado, como si algo grave estuviese por pasar y en sus manos no tuviera la solución. -- Eso es porque te pones viejo... y no siempre estaré contigo. Pero ya tendremos tiempo de charlar aquellos asuntos, ahora, me parece que te esperan por allá -- dicha la última palabra, el elfo doméstico se esfumó con un sonoro "crack" que resonó como el más potente eco en la más oscura cueva. Frente a él estaba la verja que daba la bienvenida a los miembros del bando con intenciones de perfeccionar sus habilidades. El sitio era extraño, muy silencioso tal vez, con el discurrir lejano de un río casi por secarse y el sonido de las aves nocturnas que disfrutaban de la cacería. El anciano auror saludó con un amigable gesto a Mei, seguidamente le siguió hasta el sitio indicado por ella. No contestó a sus palabras, pues con una sonrisa bastaba para dar a entender que el hecho de su visita era debido a su falta de entrenamiento. Los reflejos ya no eran los mismos a cuando era un veinteañero saludable y lleno de vida. La suave brisa arremolinaba la tierra que se levantaba en varias partes, incluso hacía ondear la ligera túnica blanca que vestía Boss. Varita en ristre, y con sus ojos firmemente posados en su contrincante, apenas notó cuando la serie de objetos comenzaron a caer por doquier. Y fue cuestión de segundos cuando vio venir las dos pesadas estatuas con intenciones nada amigables a su anatomía. -- Aqueora -- dijo con voz firme. Su varita parecía como una daga negra, moviéndose a una verteginosa velocidad cuando Boss hacía complicados movimientos. Una esfera de agua comenzó a formarse sobre su cabeza, cubriendo su cuerpo a una velocidad bastante rápida, justo a tiempo para detener el ataque físico de ambas estatuas. El agua transparente dejaba ver la furia de los dioses egipcios que chocaban con fuerza intentando superar -inútilmente- la fortaleza acuática. Una sonrisa se dibujó en el rostro de Boss, aquel movimiento de Mei había sido demasiado rápido e inesperado, especialmente por las estatuas que salieron de la nada. Un poco más y el "gran líder Elessar" -como ella lo había llamado- habría caído como un principiante. La frente perlada de sudor de Elessar era fiel reflejo del esfuerzo que había realizado, apenas iniciando el duelo. En definitiva estaba fuera de forma. -- Cyclone maximus -- bramó Elessar desde su escudo del aqueora, el cual iba a permanecer hasta que las estatuas perdieran sus facultades mágicas. Un enorme torbellino empezó a formarse a la izquierda de Boss, que protegido por el aqueora, no fue arrastrado por el aqueora. Sin embargo la estatua de Thot no corrió con la misma suerte y fue arrastrada con el tornado que se dirigía hacía Mei. El torbellino iba aumentando su tamaño a medida que iba avanzando -a gran velocidad- contra la Demon Hunter, llevándose también una de las rocas que yacían detrás de Boss. Ahora, Mei tendrían que aplicar una rápida defensa para lograr superar el ataque. -- ¿Apostar? no soy hombre de apuestas, además, no me gusta ganar cosas fáciles... -- gritó Boss desde su posición, intentando ser escuchado a través del fuerte ruido que provocaba el tornado.
  17. -- Menuda valentía... -- musitó Elessar. Sin defensas, sin nada de por medio que le pudiese ayudar, se había precipitado a un duelo en el cual no contaba con nada de ventaja. Para empezar, ni siquiera había empezado atacando. Aquello le dejaba muy descolocado. Y fue imposible anteponer una defensa. El confundus de Zack le había dejado descolocado nuevamente, y ahora era tendido por el tobillo. Colgaba desde el aire, mirando al revés todo el mundo. Una sonrisa cubrió su rostro, mientras un hilillo de sangre recorría su mejilla. Varias cuerdas comenzaron a atarle. Sin embargo, una cuerda jamás era tan fuerte como para impedir que alguien quedara enmudecido, a menos que esta cuerda le impactara en la boca. Sin embargo, impactó en la garganta y a duras penas Elessar logró articular algunas palabras. -- Aqueora -- susurró como pudo: a duras penas. Una oleada de agua le cubrió totalmente, aún estando en el aire, deteniendo el avada kedavra que Lisa acababa de lanzar. Posteriormente detuvo el fuego maldito de Blackimse y también logró curarle del "katanazo" obra de Zack. También logró detener la invocación de Zack, el Morisoseo ánima. -- Episkey -- pensó sanando las primeras heridas del fuego negro enviado por Mía. -- Episkey -- pensó por segunda vez, sanando las heridas causadas por el segundo fuego negro de Mía. Aún seguía con la varita en la mano, que aún "partida" seguía manteniendo su puntería perfecta. Pero cayó muerto. Lamentablemente no había podido realizar los episkeys de emergencia porque al intentar hacerlo, los "fuegos negros" de Mía le habían anulado esa posibilidad de realizar acciones. Mía Black Lestrange era la que a final de cuentas, entre tantísimos ataques, había acabado con su vida. Era un soldado caído.
  18. Boss cerró los ojos. Había perdido la primera acción a causa de un doble confundus. También había recibido el impacto de una densa llamarada de fuego. Los demás hechizos caían por su cuenta. Ninguno tuvo efecto. -- Episkey -- pensó al final Boss, sanando las heridas del fuego negro. Miró de izquierda a derecha y notó que estaba en pie aún. Vivo. Pero no tenía la ventaja del duelo, y lo más probable es que caería en el lugar. Pero nada de eso era impedimento para que Boss pudiese desplegar su habilidad con la varita. Las acciones ya habían sido perdidas, pero tendría tiempo de recuperarse. Un escorpión ahora envenenaba su torrente sanguíneo. Negó con la cabeza, decepcionado ante la poca creatividad mortífaga.
  19. -- Ardius... -- musitó Elessar, sintiendo como la adrenalina y presión se incrementaban en su cuerpo y su agilidad se acrecentaba. -- Episkey -- pensó por segunda vez Elessar, sanando las primeras heridas causadas por el fuego maldito de Zack. -- Episkey -- pensó nuevamente, sanando por completo sus heridas. -- Episkey -- pensó finalmente, sanando las heridas ocasionadas en su pierna. Aún no había ingresado al local, seguía afuera. Ya había logrado sanar todas sus heridas, y eso era debido a que el segundo fuego maldito lanzado por Zack, no había causado mayores efectos en Boss. Las heridas no eran acumulables. Boss estaba ileso nuevamente, y dispuesto a un buen duelo. Pero seguía afuera del local. Miró a sus compañeros, y notó que eran superados al menos en poder ofensivo. Sin embargo eso no era impedimento para él. Boss se había cambiado la varita de mano, la otra estaba rota.
  20. -- No hoy... no ahora -- musitaba Elessar, con los ojos encolerizados de furia. Le estaba empezando a fastidiar la osadía de los mortífagos que día a día invadían más Londres y atacaban a personas aún yendo de civiles por ahí. Boss, ataviado con una bonita túnica oscura y una cegadora luz en el rostro que cubría su identidad llegó a Diagón, yendo directamente hacía el local que llevaba por nombre "El hipogrifo asustado". Estudió con la mirada el local. Sabía que los mortífagos que yacían allí, intentando vencer a una mujer que en sus brazos llevaba un bebé ¿había acaso algo más inhumano que eso? sin lugar a dudas debería ser denunciado a El Profeta. -- Como de costumbre, miles de hechizos previamente invocados para enfrentarnos... creo que la valentía es un cliché en estos días -- dijo sin miramientos, posicionándose al frente del local sin ingresar aún. Esperaría a su legión de miembros de la Orden del Fénix. Todavía no pensaba en ingresar. Su semblante lucía tan tranquilo como siempre, pese a que estaba lleno de furia. Acabaría con la vida de los mortífagos o moriría en el intento. El terror regresaba nuevamente a Londres, aunque obligado por mortífagos en son de valentía. Permaneció tranquilo, respirando hondo, como cuando estás apunto de zambullirte en una profunda piscina. Así mismo fue, la eterna respiración antes de lanzarte al vacío.
  21. -- Una mujer con un gusto inusual, esto comienza a gustarme -- dijo entre dientes Boss, luego de ver como su acompañante se llevaba el cigarro a la boca. Aquella imagen había causado pensamientos poco usuales en la mente del espectador, que miraba cautivado a Amber, imaginándola con aquel mismo rostro prepotente, pero en otro lugar aún más privado. Negó con la cabeza intentando despejar aquellos negros pensamientos de su memoria. Era mejor controlarse, y más aún cuando era un senil mago que únicamente había salido para tomar un poco de aire contaminado. Varios borrachos hacían de las suyas, y cuando uno gritó algo a Amber, Elessar simplemente sonrío. Sería demasiado tonto pararse a defenderla de un borracho, intentando hacerse el gran macho. -- Y se pondrá mucho más acogedor después de un rato... -- respondió Boss manteniendo su mirada en la barra. Era de su entero conocimiento las cosas que solían hacerse en el Dumbledore's Night. Sally Sigel haciendo strepper sobre la barra, Aberforth Dumbledore ahogado en alcohol mirando al techo desde el piso, en donde había estado tirado. Pensamientos que arrancaban una solemne sonrisa de su rostro. -- Descuida, yo podré ser el afortunado de esta noche... bonito nombre por cierto -- correspondió Boss a su saludo, tomando su delicada mano entre las suyas: ásperas y duras, el resultado de una vida entera de batallas. Posó entonces un cálido beso en la parte externa de su mano, sintiendo la suave piel de Amber bajo sus labios. Al separarse un poco de ella no pudo evitar bajar la mirada. Había que reconocerlo: Amber tenía bonitas piernas. -- Espero que no te de demasiado frío, pero para asegurarnos, toma esto -- dijo Boss luego de sacarse su capa de viaje y colocársela con dificultad a Amber tras sus hombros. Era un caballero, y no podía perder esa etiqueta por pensamientos pecaminosos que nublaban su mente. -- Eres de la familia Black, vaya! hace mucho no escuchaba de uno de ustedes, pensé que se habían extinguido... pero ya veo que guardaban sus más finas joyas -- comentó mirando a Amber, y bajando por una fracción de segundo los ojos hacía su escote. Ella tendría que ser demasiada rápida como para haber notado eso, pues Boss subió rápidamente la mirada nuevamente hacía sus ojos.
  22. Los recuerdos eran, en su inmensa mayoría, insignificantes, triviales, naturalmente. E inefables. Era el carácter, la esencia de todo lo verdaderamente íntimo, lo verdaderamente personal. Las experiencias que se pueden compartir simplemente dejaban de ser personales, propias. Sí; ahí residía la gran pobreza del recuerdo sentimental, y su fantástica riqueza también. Era nuestro, enteramente nuestro, únicamente nuestro, y por eso lo defendemos celosamente de la curiosidad ajena. Por fortuna, para algunos era imposible leer el pensamiento. Porque sería muy embarazoso que se le sorprendiera regodeándose morosamente con las tonterías que constituyen lo más precioso del acervo sentimental. Y eso era para él la Orden del Fénix y sus miembros, cada uno de ellos. Todos componían una pieza fundamental en la lucha contra el mal, la erradicación de la magia oscura y hechiceros inescrupulosos que se divertían con el sufrimiento de los menos afortunados. Desván repleto de juguetes despedazados, de muebles rotos, de cartas y facturas amarillentas, de viejas y tostadas páginas deportivas de El Profeta, de disfraces deshechos por la polilla, de baúles que un día recorrieron medio mundo con sus portadores. Y de libros de hechicería inconfesables. ¡Qué diría la gente, por Dios! De un momento a otro se vio obligado a salir de sus pensamientos y posponer todo para después. Una mujer se acercaba hasta su asiento. Lucía imponente: la piel tan blanca que parecía de mármol, y un precioso cabello rojo que si no fuese porque estuviese recogido, cautivaría a Boss sin remedio alguno -él era un fiel admirador de las mujeres pelirrojas-; además de una bonita sonrisa que hizo temblar levemente el cuerpo masculino. -- Por supuesto... -- dijo con cortesía, regalando además una perlada sonrisa a la mujer que le miraba con curiosidad, y podría decirse, que hasta con un poco de lujuria. Elessar estaba demasiado viejo y experimentado para esas cosas, y ante aquella idea simplemente esbozó una nueva sonrisa, ésta vez picara. Sacó del interior de su capa de viaje un elaborado encendedor plateado, que soltó una fuerte y larga mecha de fuego que encendió la punta del tabaco. -- Te invitaría a un trago, pero ya veo que te adelantaste... curioso trago para una dama -- su voz no cambiaba el mismo tono de picardía y elegancia a la vez. El mesero se acercaba con el trago pedido por la mujer, y lo colocó en la mesa que estaba frente a Boss. Elessar no cambió el semblante, y como era típico de las mujeres, quizás solamente había ido a pavonearse hasta donde estaba él, así que no diría más nada por el momento.
  23. Dientes inmaculados en la oscuridad. En las desiertas calles de Diagón reinaba un silencio sepulcral, roto únicamente por la incipiente llovizna que caía, regalo de julio, en donde debería reinar el calor, pero eso era una teoría de verano. La tosca figura del mago permanecía quieta. Su mirada seguía fija en el lujoso local frente a él. El mítico Dumbledore's Night lucía apagado, quizás afectado por sucesos recientes, o porque la clientela no era del todo buena. Aquel sujeto sabía exactamente el porqué: los últimos sucesos de batallas entre miembros de la orden del fénix, aurores y mortífagos había dejado a Londres en una especie de estado de sitio. Tras comprobar que no llegaría nadie se puso en marcha. Los pasos avanzaron con rapidez, salpicando el agua sucia que corría libre por las calles. Sus zapatos eventualmente perdieron su aspecto brillante que daba un toque de elegancia al negro, y su capa de viaje también había sufriría con salpicones de barro. Las puertas doble de roble se abrieron de par en par cuando Boss las empujó, ingresando entonces al local y siendo golpeado por un caluroso ambiente. El club estaba en su apogeo, cuestión que dejaba en claro que lo anterior era una falsa alarma: no estaba vacío. Pero su presencia imponía respeto en el lugar, al fin y al cabo era un Dumbledore y tenía privilegios en aquel local. Recorrió con la mirada la barra, sonrío a algunas chicas que le guiñaban los ojos, y se dirigió hacía una de las esquinas. Tomando asiento en un sofá tan grande que podrían caber tres personas; estaba contra la pared, haciendo que la presencia del líder en el local fuese algo discreta, pues era bastante complicado divisar su posición. Un mesero le había divisado y le preguntaba qué deseaba tomar. Él pidió simplemente un whisky de fuego. Mientras le aguardaba, el mago trató de poner un poco de orden en el caos de sus pensamientos. Y, para colmo, los efectos de la resaca sobre sus nervios y digestión agravaban aún más el panorama, enmarañándolo hasta la locura. Encendió un cigarrillo y recostó la cabeza sobre el filo del espaldar. Pronto, quizás muy pronto algunos acontecimientos acapararían su atención. -- No lo quería con tanto hielo... -- comentó al ver el vaso que colocaba el mesero frente a él. El sujeto servicial intentó tomarlo de inmediato, ofreciendo una disculpa, pero Elessar le apartó con la mano -- descuida, ya me lo beberé -- dijo intentando mantener la paciencia. Últimamente no tenía demasiada.
  24. Pues Boss ya tiene esposa, y no creo que le agrade mucho la idea de dejar en libertad a su marido xD. Puedes ingresar, claro. ¿El parentesco? no sé. Un familiar lejano... en realidad no se me ocurre nada xD pero es genial que quieras ser Evans, claro está, que espero verte activa por el castillo aunque yo no lo sea xD siempre es estimulante ver que tu legado se mantiene a tono. Bienvenida!
  25. Quisiera un pequeñísimo cambio: Nacionalidad: No se sabe a ciencia cierta de qué país procede, pero se cree que es de las regiones nórdicas. Probablemente es de Suecia. Cambiar la palabra "procede" por la palabra "proviene". Gracias.

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