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Anna T. Ryddleturn

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Todo lo publicado por Anna T. Ryddleturn

  1. - Gracias por su confianza.- respondí a la arcana. La prueba no había sido nada sencilla, pero ella me había preparado para lo que me iba a tocar, la unión con mi animal y el saber que no estaba del todo sola me había hecho no dudar en mi andanza a través del portal. Contemplé mi anillo, el que me acompañaría desde ese momento y que me tendría conectado a la Akku en cualquier momento, pudiendo así preguntarle cualquier duda o lo que fuera. Al verlo me di cuenta que este había cambiado de forma, se había hecho un poco más pequeño, más fino y delicado, perfecto para mi que no estaba acostumbrada a llevar ninguno. Una piedrecita amarilla de forma alargada sobre el anillo había brillado durante el cambio, haciendo fuerte la conexión entre el mío y el de la arcana, y luego el brillo se había vuelto a apagar. - Haré todo lo posible por emplearlo siempre bien.- tranquilicé a la arcana, la verdad es que yo no estaba muy acostumbrada a dejar de cumplir las normas, por lo que no me sería muy complicado mantener esa promesa. Había logrado mi recompensa después de todo el duro trabajo, y ahora era tiempo de marcharse y descansar, a pesar de que era muy tentadora la idea de la arcana de que lo celebrase, pero en aquellos momentos solo tenía ganas de tumbarme junto a mis hijos, leerles un cuento y descansar junto a ellos. - Muchas gracias por todo señora Akku, ha sido un auténtico placer aprender de usted. Espero que tenga un buen día y volver a verla pronto. - tras despedirme de ella brevemente me marché, en el castillo Ryddleturn me esperaba un baño caliente y un buen y merecido descanso.
  2. Mientras veía como los hombres me llevaban a mi y a mi hermano, volví a sentir lo que sentí tantísimo tiempo atrás, aquella conexión con aquel ave, era como si una parte de ella hubiera entrado dentro de mi y se hubiera creado un vínculo. - Me salvó y nunca me abandonó. - murmuré al darme cuenta, había olvidado aquello, y por lo tanto no podía haberme dado cuenta de ello. Toda aquella experiencia había sido bastante dolorosa, recordar parte de mi pasado, pero una parte de mi se sentía completa. - Gracias.- murmuré hacia esa ave que me había salvado la vida. Una parte de mi sintió que ya no tenía nada más que hacer allí, y tampoco podía hacerlo y la voz de Suluk me hacía ver que ella también pensaba lo mismo, y esperábamos que el portal también lo pensara así. A mi alrededor la cosa se había tranquilizado, pero aún se escuchaba a alguno de los atacantes intentando seguirlos, pero ya sabía que los que quedaban estaban a salvo, lo había recordado. En ese momento me acerqué hasta el ave y la acaricié. En ese momento todo a mi alrededor desapareció, como si se hubiera creado un portal entorno a mi, y me encontré de nuevo ante la arcana. - Le dije que regresaría.- dije con una gran sonrisa viendo como mi anillo volvía a brillar.
  3. Aquella prueba iba a ser para mi más complicado de lo que habría podido imaginar. Podía soportar cualquier dolor físico, cualquier riesgo, pero lo que era enfrentarse a un dolor psicológico…, algo que había borrado por completo de mi mente… Eso iba a ser demasiado difícil para mí. Tomé mi capa, me la coloqué sobre los hombros y me puse la capucha. Tenía que ocultar bien mi rostro. No quería que nadie me viera, aunque era muy pequeña en esa época era mejor no arriesgarme que alguien me reconociera. Podría parecerme demasiado a alguno de los familiares. Suluk me comentó que debía pensar como un halcón, y eso me recordó que debía de aprovechar mi rapidez, mi agilidad y mi visión para ganar algo de ventaja. Teniendo en cuenta el descontrol que había en aquel momento salí corriendo hacia el poblado y con esa velocidad pude darme impulso para saltar sobre el muro. Aquellos mercenarios se volvieron agresivos con aquel poblado, escuché de nuevo la voz de aquel hombre, el jefe de la banda. - ¿A caso creíais que os ibais a librar de nosotros? No lo entendéis, sois de nuestra propiedad, no podréis escapar de nosotros. ¿Recordáis que les pasa a los que se escapan de nosotros? - dijo antes de reír y elevar su voz para ordenar a sus mercenarios - Apresarlos a todos, matad a los que se resistan. Tras aquella orden todo se volvió un auténtico caos. Muchos de los niños empezaron a llorar, algunos corrían, otros se habían sentado en el suelo, se habían quedado completamente paralizados por el miedo. Desde donde estaba no podía verme a mi misma, pero si a muchas personas que corrían peligro. Con un salto y una pequeña escalada fui capaz de subirme a uno de los tejados de las casas. Tenía que tener mucho cuidado por donde iba, podía apoyarme en una zona blanda que hiciera que el tejado se cayera. Me era sencillo subir. Desde allí podía tener una mejor visual sobre el terreno y los agresores. Justo bajo la casa donde me encontraba pasaron corriendo dos mujeres con un grupo de niños, intentando ponerlos a salvo, pero habían sido rodeados, les habían cortado el paso. Las mujeres sacaron rápidamente sus varitas por intentar salvar a los niños, aunque se las notaba muy asustadas. Sin pensarlo dos veces planeé con mi capa, cayendo en picado sobre uno de los asaltantes, al que hice caer de su caballo y golpearse la cabeza contra el suelo, quedando inconsciente. Aquello hizo que el otro atacante se quedara paralizado durante unos segundos, tiempo que una de las mujeres aprovechó para dejar KO al otro atacante. - Gracias, ¿quién eres?- preguntó la mujer de ojos grises que había dejado inconsciente al otro atacante. - No hay tiempo para presentaciones, rápido, escapad de aquí, poned a salvo a los niños. - dicho aquello me puse rápidamente de pié y salí corriendo. No tenía magia como para defender a nadie, tenía que ser cautelosa. Cuando llegaba a una de las calles me encontré de frente con dos niños de cabellos dorados y ojos verdes. El niño se encontraba en el suelo llorando, se había hecho daño al caer corriendo y su hermana intentaba ayudarlo a levantarse y calmándolo. Tenían como tres años, no tardé en reconocerlo. - Enrick.- murmuré al verme a mi misma y a mi hermano, al cual hacía años que no veía. Quise ayudarlos cuando vi que un hombre se acercaba hacia ellos. Mi pequeño yo se puso ante su hermano para defenderlo. El hombre greñoso se comenzó a reír por aquella situación, cosa que a mi yo de tres años enfadó e hizo que se abalanzara hacia él. El semblante del atacante cambió, su sonrisa se borró y lanzó un sectusempra a la ojiverde. Mis ojos se abrieron como platos, no podía hacer absolutamente nada, estaba demasiado lejos. ¿Qué pasaría en ese momento? ¿Yo me desvanecería y habría dejado de existir? El rayo se acercaba con velocidad hacia el pecho de la rubia, pero cuando apenas quedaba medio metro para alcanzarla, un halcón peregrino se interpuso en su lugar, recibiendo el rayo y cayendo al suelo. Mi yo de tres años no pudo evitar que una lágrima saliera de su ojo mientras se agachaba a coger el ave. Mientras tanto el atacante se preparaba para volver a intentar acabar con la vida de los pequeños, pero en esa ocasión uno de los aldeanos llegó y se deshizo de aquel mercenario, cogiendo a los niños para ponerlo a salvo. Yo me quedé completamente paralizada, un ave tan noble fue la que salvó mi vida y la de mi hermano. Mientras tanto los aldeanos cogieron a los mellizos para ponerlos a salvo con el resto del grupo. Había varios muertos por las calles, como la tercera parte de la población, pero por suerte la mayoría de los niños habían salido ilesos y habían logrado escapar.
  4. No sabía lo que me tocaba esperar de aquella prueba, nunca había realizado una prueba de habilidad y tampoco había hablado con nadie que la hubiera realizado. Quizás eso había sido un gran error, aunque también era cierto que se suponía que las pruebas eran completamente diferentes unas de otras. "Al menos así no iré confiada." Me engañaba a mi misma, en esos momentos hubiera deseado saber algo más de lo que me iba a encontrar con el siguiente paso y saber como debería actuar. - La verdad es que parece más bien una pequeña aldea.- respondí a la voz de la arcana en mi cabeza. No entendía por qué aquel lugar. ¿Qué podría demostrar un halcón allí? Probablemente poca cosa. Observé con atención el lugar desde la lejanía. Se trataba de un conjunto de casas, no más de diez, las cuales tenían una pequeña muralla de poco más de un metro de altura. Al prestar más atención pude ver que había pequeños grupos de personas. - ¿No tengo magia aquí? Creía haber leído que en el portal podría realizar magia con mi varita, deberé prestar más atención a lo que leo. - dije un poco frustrada bajando la cabeza y volviendo a guardar la varita. - Ni magia ni transformación, muy bien, tendré que pensar algo mejor. Mordí mi labio inferior mientras miraba a mi alrededor. A solo un par de pasos de donde me encontraba había un árbol de una considerable altura. Teniendo en cuenta que no podía volar para investigar el terreno, una visual desde allí me ayudaría lo suficiente. Además, estaría protegida por las ramas de miradas indiscretas. Me quité mi capa y la metí entre los matorrales, para no dejar pistas por si alguien o algo pasaba por allí. Una vez me aseguré de que no se veía comencé a trepar por el árbol. La primera parte siempre me resultaba más complicada, porque no tenía ramas de las que sujetarme para ayudarme en la escalada, por lo que tenía que aprovechar la rugosidad de la corteza. Tras varios minutos y con la respiración entre cortada, logré llegar a la parte más alta del eucalipto, al menos hasta donde podía subir sin riesgo de que las ramas se quebraran. Por suerte era un tipo de árbol bastante alto, aunque no sencillo de escalar. - Buff, había perdido por completo la costumbre. – dije sentada sobre la rama mientras me recomponía. Miré mis manos, estaban algo rojas, por lo que soplé aire en ellas para aliviarlas antes de volverlas a poner sobre el tronco para ayudarme a ponerme de pie y observar mejor a mi alrededor. - A ver que tenemos por aquí.- como había visto desde tierra, la aldea era bien pequeña, y había algo en ella que me resultaba familiar, aunque no alcanzara a saber el qué, pero tarde o temprano lo averiguaría, si no dudaba que el portal me hubiera dejado allí. Por las callejuelas se podía ver a niños pequeños correteando, algunos animales les perseguían para jugar. - Parecen estar felices aquí aislados. - comenté con una leve sonrisa en mi rostro, desde luego parecía un lugar muy acogedor para pasar la infancia. En ese momento algo me hizo girar la cabeza. Un sonido de trote de caballos se acercaba por la espalda y hombres con aspecto bastante fiero se acercaban a la aldea. - Esta vez los hombres no están para protegerles, los tomaremos por sorpresa.- dijo con una voz desagradable, pero lo que más hizo que se me erizara la piel fue su risa, aquella risa que ya había escuchado antes, cuando era una renacuaja que apenas había comenzado a hablar. En ese momento pequeños flash back aparecieron ante mi, aquella era la aldea donde me había criado, una de aquellas niñas era yo, y muy pronto mi vida daría un cambio demasiado grande. Había tardado mucho en borrar aquellos dolorosos recuerdos de mi mente, y ahora tendría que enfrentarlos de nuevo. - Tengo que avisarles, o avisarnos, o lo que sea.- me dije a mi misma, aunque una parte de mi supuso que no podría hacer nada por cambiar el pasado, pero era tan cabezota que tenía que comprobarlo. Bajé del árbol lo más rápido que pude, intentando calmarme, si actuaba tan nerviosa como me encontraba estaba más que claro que no serviría de ayuda, y menos teniendo en cuenta que no tenía magia. Debía sobrevivir a la prueba, por mis hijos.
  5. Ya estaba todo listo para que la prueba diera comienzo. No sabía que pensar en aquellos momentos, no tenía ni la más remota idea de lo que me encontraría en cuento atravesara el portal. Suluk parecía agradada de la respuesta que le había dado, supongo que a ella también podría llegar a frustrarle que sus alumnos terminaran por echarse atrás y ni siquiera hicieran el intento de realizar la prueba. Pero por suerte, yo había tenido desde hace tiempo clara la idea de ser una animaga completamente legal, sabiendo manejar perfectamente mi habilidad. Contemplé como un anillo se activaba en la mano de la esquimal. Por lo que la mujer me decía y por lo que ya me había informado con anterioridad aquel objeto sería muy importante, y no podría perderlo, puesto que sería lo único que me podría ayudar en caso de tener algún problema durante la prueba. Asentí con la cabeza ante sus indicaciones, aunque no tenía pensado quitarme aquel anillo. Estaba ansiosa por comenzar la prueba, estaba incluso nerviosa, eso si, eran nervios de los buenos, de los que me ayudarían a superarme a mi misma, y esperaba que estos no dañaran ninguno de mis sentidos. Ya solo podía contemplar el portal de animagia, por aquel que debería de atravesar para comenzar. Nadie podría ayudarme una vez estuviera dentro. Me acerqué a la arcana, extendiendo la mano para que esta me entregara el anillo y poder ponérmelo. Una vez con el anillo en mi posesión, me dispuse a atravesar aquella puerta. Me ajusté bien el anillo mientras contemplaba como quedaba en mi mano, me tenía que acostumbrar a él, puesto que tenía pensado que me acompañara desde ese momento hasta el fin de mi vida, nada me impediría conservarlo, por ello debía de superar aquella prueba aunque me costara. - Nos vemos pronto.- dije a la arcana, justo antes de atravesar el portal. En aquel momento, cuando atravesé la puerta noté la activación de mi anillo. Lo primero que noté fue su vibración al moverse en mi dedo, al mirar vi como brillaba, con un tono amarillento. Cerré el puño donde tenía el anillo con fuerza mientras respiraba hondo, animándome a mi misma. ”Allá vamos” - Lo primero que tengo que hacer es fijarme en mi entorno.- me recordé en voz alta. Aquella era una de las pocas habilidades de mi contraparte animal que podía usar en mi forma humana. Me encontraba en las cercanías de un pueblo, aunque por su simple visión no lo reconocía. Se trataba de un pueblo pequeño, diría que antiguo, al menos si seguía estando en la Tierra que conocía, pero no podía fiarme de mi primera impresión. Comencé a acercarme al lugar. Comprobé que tenía mi varita a mano por si era necesario, pero debía de esconderme. Hasta que no supiera donde me encontraba no podía permitir que nadie me viera. Mordí mi labio, mi intuición me decía que debía de acercarme a aquel pueblo, pero estaría demasiado expuesta a que me vieran. No había árboles cerca del lugar, así que pensé rápido, y sonreí al tener mi primera idea. Saqué mi varita y empleando el hechizo “morphos” convertí una gran roca cercana en una vaca, que guié hacia el lugar. Ella me serviría de escudo, solo crucé los dedos porque no fuera extraño ver ese animal en esta zona.
  6. La esquimal me felicitó por lo que acababa de lograr, se veía que la mujer creía mucho en mis capacidades, pero lo cierto es que me había costado bastante llegar hasta ese lugar, mi cabeza daba demasiadas vueltas, recordando cosas del pasado, cosas en las que ahora no me debía de centrar. Alejé todos los problemas de mi cabeza para solo pensar en lo que tenía ahora por delante, que era la superación de aquella prueba en el menor tiempo posible, estaba deseando terminar y poder tener mi habilidad. Cuando Akku me preguntó si estaba preparada estuve a punto de responder corriendo que si, pero ella continuó hablando, diciéndome que aún no le diera una respuesta. Las puertas permanecían aún desactivadas, y aquello me hizo darme cuenta de que debía tranquilizarme, que si me precipitaba en algo podría salir perjudicada, como me había sucedido con los lobos. Presté mucha atención a cada una de las palabras que salían de la boca de la arcana, para no perder detalle y de aquella manera evitar fallar. Mis pies reposaban sobre una de las aristas de la estrella de cinco puntas de la sala central. No podía dejar de mirar de vez en cuando el portal que tenía que atravesar, el que debía superar para conseguir la habilidad de animagia, los otros seis en aquel momento me daban igual. Alguna de las cosas que debía realizar me resultaban difíciles de imaginar, al menos en aquel momento. ¿Cómo podría dominar mis habilidades sin transformarme? Mi criatura destacaba por volar, sobre todo por volar muy rápido, pero de todas formas algo me decía que dentro de la prueba sabría lo que debería de hacer. - Supongo que esto es para hacer al animal y al mago uno.- murmuré pensativa mirando al suelo antes de levantar la cabeza y responder. - Estoy decidida a realizar esta prueba.- dije muy convencida, esperando que la anciana de ojos rasgados me permitiera tomar el anillo, abriera el portal y todo aquello diera comienzo. Mi mente ya estaba dando vueltas, preguntándose a donde me llevaría, como ella había dicho podría llevarme a distintas líneas temporales de mi vida, o simplemente a otro plano completamente desconocido, donde me sería mucho más complicado moverme por el desconocimiento del entorno.
  7. La esfinge no quería romper sus ideales, solo estaba haciendo tiempo para algo, me había escabullido de una de las pruebas, y esa estaba llegando hacia mi antes de que pudiera alcanzar la pirámide. Escuché los aullidos de los lobos que tenía tras de mi. Pensé en colarme al interior, pero la puerta de la pirámide permanecía cerrada. Me giré para mirar lo que me esperaba. La esfinge tenía una sonrisa burlona en su rostro y unos cuantos ojos aparecieron entre los árboles, tenía que esquivar a aquellos animales, pero… ¿cómo? Tuve que darme mucha prisa en pensar, en terreno bajo y despejado tenía todas las de perder, así que como pude alcé el vuelo con pequeños saltos y planeando, seguía sin poder volar demasiado alto si quería ser capaz de controlar mi vuelo. Estaba completamente rodeada y lo único que logré fue posarme sobre la cabeza de la esfinge la cual se molestó tremendamente e intentó zafarse de mi con un zarpazo. Aquel movimiento los lobos lo tomaron como un ataque, y teniendo en cuenta que me habían seguido se enzarzaron en una pelea, momento de confusión que pude emplear para escabullirme y correr hacia el laberinto. No sabía como había podido salir ilesa de aquello, sabía que una pata y un par de colas me habían golpeado, haciéndome perder la estabilidad, por ello había caído al suelo rodando, pero la pelea ya estaba demasiado avanzada para que se percataran del golpe que había provocado una pequeña ave. - No se si sentirlo por la esfinge o por los lobos.- pensé, pero no quise mirar mucho por si acaso alguno cambiaba de opinión y decidía cazarme de nuevo. Agradecí el aviso de la maestra, si no probablemente no hubiera salido con vida. Las puertas de la pirámide por fin se habían abierto y en cuanto las atravesé regresé a mi forma humana, ahora me encontraba en el interior de un gran laberinto. Hacía mucho, pero que mucho frio en el interior, por lo que agradecí llevar mi capa puesta y poder arroparme con ella. - Señora Akku, ¿se encuentra por aquí?- pregunté mientras me adentraba cada vez más en el interior del laberinto. - Siento mucho el retraso, me encontré con ciertos inconvenientes por el camino.- me disculpé. Ese día estaba resultando desastroso para mi, había salido tarde de casa. Para aquel día había elegido otra ropa, pero Valen había caído enfermo y me había vomitado encima justo antes de salir, lo que me había supuesto tener que cambiarme por completo antes de salir, por suerte los pantalones vaqueros largos no era algo que escaseara en el fondo de mi armario, ni la ropa cómoda en general. Mientras esperaba una respuesta o algo que me hiciera orientarme hacia donde debía dirigirme me agaché, pendiente de lo que ocurría a mi alrededor, para atarme bien los cordones de mis zapatillas de tela azul marino. Por fin escuché el sonido de un balanceo, como de alguien que esperaba impaciente. Se escuchaba muy débil, pero aguzando el oído a consecuencia aún de la transformación en halcón, alcancé el lugar donde se encontraba la arcana. - ¿Ese es el portal que debo atravesar?- pregunté. El camino hasta allí tampoco había sido tan sencillo, en muchas ocasiones me había quedado dando vueltas como una tonta por los pasillos y corredores, pero había ido marcando los recorridos erróneos, y había tenido mucha suerte de ir encontrando por lo general el camino correcto, además, que cuanto más cerca estaba de la arcana, más sentía su poder y podía llegar a escucharlo.
  8. Estaba ansiosa y a la vez nerviosa por la prueba en la Gran Pirámide. Sabía lo que estaba en juego, y desde luego no quería perder esa oportunidad estando tan cerca, solo quedaba un esfuerzo más que podría realizar en cuento Akku me avisara de que ya era el momento, de que ya estaba todo listo para enfrentarme a la gran prueba. Mis golpes debido a los accidentes que había tenido en la prueba ya estaban más que sanados gracias a la magia de curación de la arcana. Hubiera sido una insensatez por mi parte seguir con las pruebas sin estar recuperada, puesto que si tenía que volver a transformarme no me fiaba mucho de mi ala en las condiciones en las que había llegado a estar. En aquellos momentos de espera, me arrepentía un poco de no haber hablado con alguno de mis compañeros, de no haberles preguntado como había sido la prueba y que tal les había ido, pero ya no me daba tiempo de quedar con ninguno de ellos, tenía que estar pendiente a la llamada de la anciana y recuperar fuerzas. No tardé en recibir noticias de la mujer, me había citado en una isla, no sabía como sería aquella prueba a la que debía de enfrentarme, pero estaba preparada para prácticamente todo. Una vez en el lugar tuve claro que no estaba directamente en la pirámide, si no que tenía que llegar hasta ella, pero evitando los obstáculos. Ya en mi forma animaga comprendí que el camino no sería tan sencillo, no podría sobrevolar aquel lugar, puesto que el tiempo no me lo iba a permitir, pero ir andando con aquellas patas…, tampoco iba a ser una opción fiable, me quedaba el segundo punto, realizar un vuelo muy bajo, por debajo de los árboles, para que el viento no pudiera elevarme, ya que la vegetación me protegería de las fuertes rachas. Tampoco podría volar exactamente, si no más bien planear. No tenía ni idea de hasta que altura llegarían aquellas fuertes rachas huracanadas, pero arriesgarme a atravesarlas para sobrevolar por encima de la tormenta era demasiado arriesgado, no tenía otra opción, era o volar bajo o ir andando, y aquella opción la veía poco factible para llegar antes de que anocheciera. Los ojos de los huracanes habría que esquivarlos, dentro de ellos sabía que estaría a salvo, pero lo malo era llegar a su interior sin terminar completamente destrozada. - Es un día realmente horrible para ser un ave.- me dije a mi misma mientras alzaba el vuelo a solo treinta centímetros del suelo. Aún así el viento era fuerte y era prácticamente imposible de volar, era una auténtica lástima no poder hablar con los animales y convencer a alguno más grande y fuerte para que me transportara hasta el lugar donde se encontraba la pirámide. Era completamente imposible mantenerse a la misma altura, en ocasiones fuertes rachas de viento me elevaban, pero conseguía descender en picado antes de subir por encima de las copas de los árboles, allí abajo las rachas eran algo más manejables debido a la vegetación desordenada que no dejaba caminos libres para que el aire fuera directo. Me alegré mucho de la gran velocidad que el halcón podía alcanzar, puesto que aquello me permitía enfrentarme a aquellas rachas de viento y no desestabilizarme demasiado. Aún así tenía que tener mucho cuidado, estar muy pendiente del recorrido, puesto que a gran velocidad un choque podría ser fatal para mi. De repente me precipité contra el suelo, había ido perdiendo altura poco a poco, como si en aquella zona se hubiera creado el vacío y me fuera completamente imposible volar. Aquello no me gustó nada, tuve que arriesgarme a acercarme a uno de los huracanes para poder volver a coger una corriente de aire y alzar el vuelo. El latigazo fue enorme y gasté muchas energía para poder alejarme de nuevo del huracán, incluso me pareció perder un par de alas por el camino. Cuando por fin llegué a la pirámide, tenía la lengua fuera, estaba bastante cansada, y me di cuenta que lo peor aún estaba por empezar. La entrada estaba custodiada por una gran esfinge que tenía una prueba para mi. Una vez dentro ya podría encontrarme con Suluk y seguir las nuevas instrucciones. La esfinge se removió al notar mi presencia y me miró de manera agresiva antes de lanzarme su primera pregunta. - ¿Crees que puedes entrar a la pirámide? Si tienes el suficiente valor tendrás que responder a mi acertijo, espero que estés preparada.- dijo la figura alzándose para mostrar más solemnidad. - ¿Qué ser provisto de voz es de cuatro patas por la mañana, de dos por el mediodía y de tres por la noche? Sonreí al escuchar aquel acertijo, era muy antiguo, de pequeña lo había escuchado muchas veces y no tenía ninguna duda de la respuesta. - El ser humano, la mañana es cuando nace y va gateando, por eso las cuatro patas, las dos piernas y las dos manos. Luego crece, que sería el mediodía y anda con las dos piernas, y por último, en su vejez, muchos necesitan de la ayuda de un bastón para poder caminar, que supondría su tercera pierna. Como era de esperar la Esfinge se puso mal humorada, puesto que había acertado con facilidad su cuestión y eso me permitía adentrarme en la pirámide. Me dispuse a entrar pero esta se puso ante mí. - Hiciste trampas, usaste tus poderes de bruja. - ¿Cómo podría hacer trampa? Acerté, por tu honor debes dejarme pasar.- a regañadientes la esfinge se apartó, dejándome llegar a donde se encontraba Akku dándome la bienvenida. - Siento el retraso, pero volar en estas condiciones es completamente imposible. Y si, estoy preparada para realizar la prueba. Tenía ganas de que todo empezara lo antes posible.
  9. Tras responder a la arcana miré a mi alrededor. Había varios magos, probablemente fueran los nuevos estudiantes a los que Suluk tendría que enseñar. Reconocí a todos ellos, a pesar del tiempo que hacía que los había visto por última vez no habían cambiado mucho, esperaba que tuvieran suerte y pudieran superar rápidamente aquella etapa. Vi como Ishaya me hizo un gesto, como dándome ánimos para lo que me esperaba, y moví levemente la cabeza para agradecérselo. A pesar de las enormes ganas que tenía de superar la prueba, era cierto que una parte de mi temía fallar. Akku me comunicó que tendría que esperar sus próximas instrucciones para poder adentrarme en la Gran Pirámide y realizar de aquella manera la prueba final, de allí con suerte saldría con la confirmación de que podría convertirme en halcón peregrino siempre que me viniera en gana, sin ningún riesgo, o prácticamente con ninguno. - Estaré preparada.- fue mi respuesta a la anciana, la cual me abandonó para proseguir con su nueva clase. Había llegado mi momento de descanso y meditación, tenía que alejar de mi la parte negativa, aquella pequeña parte que pensaba que podría no superar la prueba. La falta de confianza en mi misma podría terminar arrastrándome al fracaso.
  10. Había logrado superar los obstáculos, pero aún faltaba bastante para terminar mi formación, aquello solo era un preparativo para lo que me tocaba por hacer, la gran prueba para poder obtener aquella habilidad. Estaba ansiosa por comenzar la prueba, por poder dar por finalizada aquella etapa y ponerme unos nuevos retos, pero por supuesto quería superarla favorablemente. Mucho de mis compañeros se habían quedado por el camino, y me negaba a unirme a ellos. Estaba completamente cansada cuando llegué al fin ante la arcana, y ella me lo notó por el penoso aterrizaje que realicé. Como esperaba sentía dolorido el brazo, por lo que lo moví un poco y comprobé que tenía una pequeña rojez. En mi forma humana ya no tenía problemas para identificar los daños y sabía que aquello no era nada de lo que preocuparse. - Puede ser, notaba el ala un poco pesada y se me cansó antes.- respondí a Suluk. Me había dado un poco de vergüenza terminar de aquella forma tan ridícula, pero al menos había llegado. - Si, ahora mucho mejor, muchas gracias.- añadí cuando la anciana me curó y restableció mis energías, la verdad es que si no hubiera sido por aquella ayuda hubiera dormido durante varios días seguidos. Sacudí un poco mis ropajes para quedar de una manera presentable y escuché la buena noticia y su pregunta. Sabía que tenía que hacerla, pero suponía que todos los estudiantes que hubieran llegado hasta ese punto responderían exactamente lo mismo que yo iba a responder. - Por supuesto, me encantaría enfrentarme a ese último reto, se que va a ser aún más complicado y peligroso, pero me encantan los retos, y si he llegado hasta aquí..., no me voy a echar en el último momento atrás.- añadí con una leve sonrisa. - Estoy preparada.- y ansiosa, aunque esa última parte no la dijera, sabía que se notaba.
  11. Parecía que en esta ocasión si había dado en el clavo en cómo resolver el conflicto que se me había presentado, ya había superado el primero de los tres obstáculos, pero aún desconocía con seguridad cuales eran los otros dos. No sabía si me daría tiempo a encontrarlos, a pesar de lo rápido que podía volar, o quizás debido a esa rapidez con la que volaba era por lo que no los había detectado. Por suerte o por desgracia, ya no iba a poder volar tan rápido tras haber recibido un golpe en el ala, tenía que encontrar lo antes posible la solución. Por suerte, a diferencia que las demás aves tenía un dato en mano, y era que no todos los humanos eran malos, por lo que divisando a mi alrededor pude ver una familia jugando y me acerqué hasta a ellos. No necesitaba hablar para que notaran que me había ocurrido, como mi ala estaba lastimada y con mucha suerte había encontrado a una familia donde los progenitores eran veterinarios. Los niños, en cuanto me habían visto me habían tomado entre sus manos y llevado a toda prisa con sus padres, los que me revisaron el ala. Aunque ellos no lo supieran, yo escuchaba todo. Me había quedado aliviada cuando confirmaron que no era una rotura, solo una dislocación, y me lo colocaron. No pude evitar un chillido que se escapó por mi pico pero tras ese pequeño tirón pude volver a mover con comodidad el ala. Realicé una pequeña reverencia con la cabeza a la familia, cosa que probablemente les resultaría más que curioso y volví a emprender el vuelo, a pesar de la molestia que sentía podía moverme casi con total normalidad. Escuché la disculpa de la Arcana cuando tuvo que ir a atender a los recién llegados, un nuevo grupo de alumnos se había unido a la clase, yo debería encontrar mientras mi último obstáculo y regresar por la puerta. Por suerte ese no sería un problema, me encontraba bastante bien orientada y si elevaba un poco más el vuelo podía ver la puerta desde donde me encontraba. No pude evitar ponerme nerviosa al saber que solo me quedaban 30 minutos para encontrar el último obstáculo, no sabía la razón, pero parecía que este estaba intentando evitarme desde el principio de la prueba. Sabía de más y de sobra que el mayor enemigo de los halcones habían sido los humanos, pero dudaba que ellos fueran mi última prueba. A lo lejos empecé a ver algo que brillaba, por lo que aceleré el vuelo, sería aquello una pista. No tardé mucho tiempo en llegar al punto, pero por suerte me di cuenta de algo, parando el vuelo en seco, quedándome a unos centímetros de la estructura y arañando con las patas el cristal. Frente a mi se encontraba una alta estructura de cristal, los pájaros solían chocar con ellas al no verlas, y si yo no me hubiera dado cuenta podría haber muerto al darme un golpe a esa velocidad y caer desde esa altura. - Es cierto que humanamente los edificios acristalados suelen ser bonitos y más en estas zonas, pero son sumamente peligrosos para las aves.- me dije a mi misma. Así se encontraban más fusionados con el ambiente, no chocaba tanto visualmente, pero las aves no llegaban a verlo y se estrellaban con sus grandes ventanales. Visto aquello pensé que por fin había terminado, aunque quería dejar mi pequeño detalle a las personas tan inteligentes que habían realizado aquella estructura. Volé hacia el suelo, cogiendo la roca más grande con la que podía volar y ascendiendo a gran altura lo lancé sobre los cristales para romperlos, así se lo pensarían un par de veces antes de hacer ese tipo de edificaciones sin estudiar el entorno. Terminada mi obra volví a bajar al suelo, para tomar un poco de descanso, allí desolada pude ver los desperdicios que los humanos habían tirado, bolsas con las que algunos de los animales se atragantarían, como pude limpié un poco la zona y me marché hacia el portal, este estaba a punto de cerrarse, aunque sabía que me sobraría algo de tiempo debido a mi velocidad. Volé bajo, aunque era más peligroso porque había animales y árboles que esquivar, pero me apetecía maniobrar un poco. Por un segundo estuve tentada a cazar, pero no me hubiera dado tiempo de comer la presa y luego siempre se me quedaba un mal sabor de boca. Al fin divisé la puerta y la atravesé, cerré los ojos en ese instante, para abrirlos tras la puerta, esperaba ya en mi forma humana y con Sukul ante mi diciendo que ya había superado esa fase.
  12. Alguno de los obstáculos que me había encontrado en el camino no eran los que la profesora había preparado, aquel era un problema que me había encontrado por casualidad. Tendría que estar atenta, puesto que en ese momento me di cuenta de que no solo me encontraría con los obstáculos de la profesora, si no con otros que no estaban en sus manos. En cuanto hubo me escondí del cazador, sentí algo distinto, con lo que podría ser una real prueba, pero me daba que no había acertado, puesto que poco después escuché su voz diciéndome que me debería esforzar algo más, por lo que no me extraño ver poco más tarde de nuevo al cazador, como si estuviera en bucle en mi camino hasta que fuera capaz de superar ese reto, pero…, ¿cómo lograrlo? Al verlo de nuevo esquivé de nuevo las balas, ¿pero qué buscaba realmente la arcana de mi? No sabía lo que quería, pero algo dentro de mi no pudo evitar bajar en picado mientras este cargaba su arma, haciéndole tambalearse y caer de culo al suelo. Mientras el hombre reaccionaba le quité la bolsa de la munición, la tomé entre mis patas y alcé de nuevo el vuelo, colgándola del alto de una rama. No sabía si ese hombre tendría más ganas de atacar a miembros de mi especie, especie que además estaba en peligro de extinción en muchas zonas. Di un tirabuzón en el aire, pensando que me faltaban dos obstáculos más, ¿pero cuáles serían esos dos obstáculos? No es que en el bosque hubiera demasiados peligros para un halcón, y mucho menos si estaba con la panza llena como yo. Los halcones a parte de los humanos no teníamos muchos depredadores, los humanos eran los causantes de la disminución de número, sus pesticidas, sus cazas furtivas..., también la deforestación y la edificación, pero allí no había muchos más factores de aquellos. De repente la presión del aire y su temperatura cambió, me cogió una corriente de aire desprevenida y empecé a caer en picado. Con mucho esfuerzo logré estabilizar mi vuelo, pero veía que no me daba tiempo y podría estrellarme contra el suelo, por lo que planeé con dificultad entre las ramas. Lo había logrado, me había estabilizado a solo unos centímetros del suelo. Estaba feliz, lo había logrado, pero mi corazón palpitaba a gran velocidad. ¿Sería esa otra de las pruebas y lo habría logrado? Mientras pensaba en ello y comenzaba a alzar el vuelo de nuevo una piña de uno de los árboles cayó sobre mi ala, haciéndome caer al suelo. Era bastante doloroso, parecía que me había fracturado una parte del ala y me costaba mantener el vuelo, pero no me podía quedar en el suelo, allí era vulnerable. Como pude, con un vuelo torcido y apretando el pico con fuerza iba volando pequeñas distancias, de rama en rama para alzarme sobre los árboles, pero ese era un problema bastante complicado para mi, solo tenía la posibilidad de ponerme a salvo, no podía transformarme de nuevo en humano hasta que la profesora no me diera permiso, pero al menos procuraría revisar el ala y comprobar que no estuviera rota en una situación mas favorable. Ya estaba a poco más de dos metros y medio de altura cuando pude revisar el ala, estaba dolorida, pero por suerte no rota, por lo que la moví con suavidad, intentando volver a tener lo antes posible una buena movilidad en ella, desde luego al regresar a mi forma humana tendría un buen moratón y no podría volar demasiado bien el resto de la prueba.
  13. Asentí con la cabeza ante las palabras de Suluk de que debía buscarla, de todas formas una pequeña despedida no estaba del todo mal, últimamente era propensa a perderme más de la cuenta y podrían pasar horas incluso antes de que pudiera llegar a encontrarme de nuevo con la arcana. No tenía ni idea de donde se habían metido mis neuronas, probablemente se hubieran tomado unas vacaciones sin avisar, pero... ¿cuándo podría yo disfrutar también de unas vacaciones? En ese momento no importaba lo mucho que quisiera tener un tiempo solo para mi, lo importante ahora era superar aquellas pruebas y poder lograr así la habilidad y solucionar oficialmente todo el papeleo para poder transformarme en halcón siempre que quisiera. Tenía que conectar completamente con esa mitad, para no cometer errores y no fallar nunca en la transformación, para hacerlo de una manera rápida siempre que lo quisiera o necesitara y no terminar transformándome cuando no quería. La Arcana me informó de que debería realizar una prueba en un bosque, a pesar de que yo ya lo había imaginado aquellas palabras me lo dejaron más claro, pero lo que no tenía ni idea sería lo que me esperaría en él. No tenía la menor idea de qué debería hacer en aquel lugar, pero por suerte la Arcana empezó a explicar un poco en qué consistía. Torcí un poco el gesto al enterarme de que habría tres obstáculos en mi camino, y teniendo en cuenta que serían problemas para animales voladores..., sonaba bastante peligroso, una mala caída por mi parte podría resultar fatídica. De todas formas procuré no dejarme amedrentar por aquella idea, estaba segura de que si mi vida se veía comprometida, Suluk no tendría ningún problema en amortiguarme la caída o algo por el estilo. Suponía que a la academia tampoco le interesaba mucho tener publicidad sobre la muerte de alguno de los alumnos en una de sus pruebas. Antes de que pudiera preguntar si debería revisar el terreno en una forma de animal o podía dar un paseo como me encontraba, la profesora no tardó en intuir mi pregunta y responderme. - Espero entonces divisar el problema antes de encontrarme con él.- comenté. Debería estar bien atenta en el vuelo por lo que me concernía, tenía que regresar a casa de una sola pieza. - Deséeme suerte. Una vez dicho aquello, sin esperar una respuesta, moví los brazos, y con ese movimiento me elevé ya transformada en halcón peregrino. Emprendí el vuelo muy alto, para de esa forma evitar en lo posible los obstáculos y verlos desde la lejanía. Agradecí en ese momento ser un halcón, puesto que tenía una vista perfecta de todo lo que me rodeaba, supuse que el que no me gustaran las sorpresas, poder prever lo que tenía delante, también había sido fundamental para la trasformación en halcón. Volaba muy alto, sobre las copas de los árboles, pero no me quedó otro remedio que descender, cuando vi que se acercaba hacia mi un avión que llevaba el vuelo bajo, probablemente debido a que había un aeropuerto en las cercanías, eso me obligaría a contemplar de cerca los peligros que había más abajo. Llevaba un vuelo prudente, sobrevolando la copa de los árboles hasta que escuché un disparo, por suerte me dio tiempo de reaccionar y evitarlo, aunque pasó rozándome el ala derecha. Con toda velocidad, antes de que a aquel muggle le diera tiempo efectuar un segundo tiro descendí hacia las copas de los árboles, ocultándome de él. Pero lo más extraño de todo era que hacía un hombre intentando disparar aves en mitad del bosque, donde tenía menos visibilidad. Desde luego se trataba de un cazador furtivo, de eso no cabía la menor duda. Tendría que continuar la prueba con cuidado, así que en cuanto reconocí su posición y me aseguré de que no había ninguno más por la zona, volví a emprender el vuelo evitando cruzarme de nuevo por su camino y que me viera. ¿Serían aquello dos de los peligros? ¿O las cosas que la Arcana me tenía preparadas serían aún peor? No tardé en ver a lo lejos las líneas de alta tensión, contra la que los pájaros solían chocar en pleno vuelo al no detectarlas, claro estaba que para mi no era un problema verlas, pero para otras aves no era tan sencillo, más cuando volaban en bandada.
  14. Estaba haciendo un tirabuzón cuando volví a escuchar la voz de Suluk. Ella tenía razón, no era una casualidad que hubiera terminado convirtiéndome en un halcón y no en otro animal, para mi aquel animal significaba cosas muy importantes, me traía a la mente buenos recuerdos de mi infancia, de mi hermano mellizo… - Sí, lo entiendo.- respondí en mi mente, puesto que en la forma animal no podía articular palabra. Y poco después de eso la escuché seguir hablando a la profesora, informándome de que eso había terminado y entonces la ensoñación desapareció. Tras parpadear un par de veces y acostumbrarme de nuevo a estar despierta, a encontrarme de nuevo sobre dos piernas, Akku me mostró el portal, debería de atravesarlo para poder seguir con la siguiente prueba. Antes de atravesarlo miré a mi alrededor, a mis compañeros que aún se encontraban en sus ensoñaciones, intentando encontrar la razón por la cual eran aquellos animales y no otros. Estaban prácticamente todos, incluso había alguien más en la prueba, pero eso si, faltaba Nathan que suponía que habría logrado encontrar la razón antes que yo. - Nos vemos al otro lado supongo. Hasta luego.- le dije a la profesora justo antes de atravesar el portal. No sabía exactamente que me esperaría tras la puerta, pero esperaba que no fuera nada malo. Aparecí en un bosque y una sonrisa se me dibujó en el rostro, no sabía lo que me esperaría, pero pronto lo averiguaría.
  15. Escuché la voz de la profesora mientras recordaba mi pasado, mientras seguía teniendo en mi mente aquella imagen del halcón peregrino sobrevolando mi cabeza por los cielos completamente azules del sur de la península ibérica. - ¿Envidia? No, para nada, mejor dicho admiración.- respondí a la voz. Nunca en mi vida había sido envidiosa, pues lo que no podía lograr no podía y si de alguna manera se podía me esforzaba para lograrlo, las barreras solo se las puede poner uno mismo. Medité durante unos instantes su segunda pregunta, si el halcón para mi se trataba de un complemento o de un sustituto, pero esa respuesta la tenía bastante clara, por supuesto que la forma de halcón para mi solo era un complemento, si no seguramente me hubiera pasado días y días transformada, cosa que nunca hice. - Considero que si una persona toma su forma animaga como un sustituto es porque algo en su vida no está bien y necesita ayuda. Por suerte no muchos magos tenían la habilidad de transformarse en animales, porque había conocido a demasiados pacientes en San Mungo que habrían adoptado su forma animal durante años tan solo para escapar de sus problemas y perderse del mundo. Yo mejor que nadie sabía como se te olvidaban los problemas una vez sobrevolabas los cielos y notabas el aire rozando las plumas. Si, desde luego me encantaba volar, tanto antes de tener esa habilidad como después, no cabía duda de que si tenía la habilidad de transformarme en un animal iba a ser en uno volador. Pero la otra pregunta era, ¿por qué en un halcón y no en otro? Aquella pregunta me hizo retroceder de nuevo a mi pasado, al recordar los vuelos de todas las aves que había visto en mi infancia, pero ver un halcón me hacia recordar mis orígenes, mi infancia, y aquel vuelo tan eficiente y veloz…, era insuperable. A pesar de que lo más cerca que había estado de aquellas aves habían sido unos diez metros de distancia, me habían cautivado. Por instinto quise mirar mi reloj, pero obviamente no tenía, eso si, una franja negra se encontraba donde debiera estar. No sabía cuanto tardaría en recibir nuevas indicaciones por parte de la Arcana, por lo que aproveché para levantar el vuelo y realizar unas cuantas piruetas en el aire. Quien sabía, si aquella prueba no salía bien, quizás nunca me dejaran transformarme de nuevo en halcón.
  16. Parecía que a Suluk le había considerado interesante el hecho de que yo fuera un halcón, pero no hablamos mucho sobre eso, si no que debería comenzar a realizar la tarea, al igual que ya habían estado haciendo mis dos compañeros. Me mordí el labio, pensando en que tal se me daría aquella tarea y acepté las gemas que me entregaba. - A ver que me espera.- le dije mientras observaba como aquella gema se dirigía hacia mi, haciendo que todo lo que se encontraba a mi alrededor se desvaneciese. Por unos instantes cerré los ojos, y al abrirlo me di cuenta que ya no tenía manos, si no alas. Estaba sobrevolando un bosque y de entre las hojas de los árboles, trasladada por el aire me llegó la voz de la Arcana. Entonces tendría que estar en esa forma, sin poder regresar a la mía hasta que supiera todo lo que tenía que conocer de mi y de mi parte animal, quise bufar, pero con el pico era algo que resultaba bastante complicado, por no decir imposible, para ello hubiera necesitado unos labios, cosa de la que carecía en esa forma. Gracias a la vista de halcón podría ver hasta a un pequeño roedor que se encontraba buscando comida entre las hojas de los árboles que habían caídas en el suelo. Obviamente el instinto primario era cazarlo, pero recordaba lo inútil que era porque seguía notando el sabor cuando regresaba a mi forma humana. Seguí sobrevolando el cielo, tenía que encontrar mi conexión, ¿por qué era un halcón y no otra cosa? Era algo que nunca me había dado por plantearme, pero que ahora ere completamente necesario hacerlo o no regresaría a mi forma original y no podría volver a casa para pasar el tiempo con mis hijos. Tenía que hacer lo posible de despertar de aquella ensoñación y regresar a la clase, pero me estaba llevando más de lo deseado. Sobrevolaba el bosque, di como cuatro o cinco vueltas sobre aquella arboleda, pero no era capaz de concentrarme, no era capaz de sentirme, normalmente siempre se me daban bien aquellas cosas y las hacía rápido, pero tenía demasiadas cosas en la cabeza y no era capaz de concentrarme lo más mínimo. Al final opté por comenzar por lo más sencillo, verme en el reflejo de un charco que divisé entre los árboles. Bajé en picado y en unos segundos puse posarme sobre la tierra. EL agua se encontraba un poco turbia, por lo que me costó ver la imagen que se reflejaba en ella. Era un halcón bastante normal, un poco más grande que cualquier otro halcón, pero no demasiado, supuse que se abría sumado mi altura a ser una mujer, en los halcones lo normal es que las hembras fueran más grande que los machos. Abrí las alas, contemplando su gran amplitud, me encantaba la tonalidad entre azul y negra de mis plumas, aunque en el ala izquierda pude divisar que era un poco más oscura que la derecha. Verme reflejada en aquellas aguas me hacía recordar las tardes de verano, perdida en los bosques de la península con mi hermano, tumbados sobre la hierba, mirando el cielo y viendo sobrevolar sobre nuestras cabezas a aquellas hermosas criaturas, volando a aquella velocidad. Aquello me hizo recordar también lo que las envidiaba, quería ser tan rápida como ellas volando para que nadie pudiera alcanzarme cuando jugaba a quidditch. PD: siento el retraso, ando de examenes
  17. Por el rabillo del ojo me había percatado del movimiento de Lisa por toda la sala, con la malamuten siguiéndole de cerca, aunque no me dejé entretener mucho divisando lo que había a mi alrededor, no quería que la carne terminase quemándose o no quedara en su punto. El olor a comida estaba inundando la casa, y eso hacía que la boca me salivara, tenía ganas de servirlo cuanto antes y comer. Escuché como mi estómago rugía de nuevo y lo calmé pasando la mano izquierda sobre él, diciéndome a mi misma que ya solo quedaban unos minutos para que la comida estuviera lista y la mesa preparada para que todos nos sentásemos a disfrutar de la cena. “Algo menos que hacer”, pensé al escuchar a Suluk decir que ya tenía ensalada guardada y que no sería necesario hacer más, más teniendo en cuenta que parecía que Evarela no me había llegado a escuchar o estaba algo despistada. Empecé a dejar la comida sobre la mesa, la verdad es que la pinta estaba bastante bien, no había perdido tanta maña en la cocina como hubiera pensado en un primer instante. Y una vez me aseguré de que estaban todos los fuegos apagados y toda la comida sobre la mesa tomé asiento antes de desmayarme por el hambre. - Que aproveche. En cuanto empecé a comer la arcana nos pidió que comenzásemos a presentarnos y hablar un poco sobre la animagia. Yo permanecí al principio callada, esperaba que mis compañeros comenzaran mientras yo retomaba fuerzas, el empleo de la magia curativa también daba mucha hambre, o al menos a mi. No me extrañó absolutamente nada que Lisa fuera la primera en hablar, y a pesar que yo estaba a lo mío con la comida también la estaba escuchando. De vez en cuando levantaba la cabeza del plato para mirar a mis compañeros y seguir mejor la conversación. - Creo que me toca.- Dije tras escuchar a Nathan y a Lisa.- Yo soy Anna y soy capaz de transformarme en un halcón peregrino. La primera vez que lo hice fue hace muchos años ya, aunque no suelo transformarme casi nunca, entre otras porque no tengo tiempo ni necesidad real y mejor no meterse en lios.- expliqué. Era cierto que hace unos años, antes de tener a los niños me había pasado horas revoloteando sobre los bosques del Castillo Ryddleturn, pero hacía demasiado que no me transformaba a penas, y solo lo hacía cuando echaba de menos volar. Lisa y Nathan ya tenían asignada otra tarea y sabía que para mi iba a ser complicada, ni siquiera me había mirado en el reflejo de un rio cuando estaba transformada y nunca me había parado en pensar en porqué era un halcón y no otra cosa, pero tenía mis pequeñas sospechas.
  18. No me extrañó lo más mínimo que Lisa actuara a la defensiva, su trabajo era ese, estar atenta a cualquier cosa que pudiera causarnos daño, era bastante desconfiada y precavida para evitar que los accidentes fueran a mayores, pero yo tenía la sensación de que allí estábamos a salvo, podía hacer lo necesario para ayudar a la herida y no había ninguna condición que me molestara. - No parece que haya sido un ataque, las heridas son contusiones propias de una caída, no hay arañazos ni marcas defensivas. Yo creo que solo fue un accidente.- respondí a la Delacour. - Ten en cuenta que si es nuestra arcana tiene la posibilidad de transformarse en más de una criatura, y ya sabes lo concentrado que hay que estar para las transformaciones, un leve despiste… y pueden ocurrir accidentes así. Con el paso del tiempo había tenido que averiguármelas por no vivir con miedo, por intentar ver todas las posibilidades y de ahí deducir la más probable, era cierto que siempre dejaba un hueco a la duda, pero no quería ponerme siempre en lo peor si aquello no resolvía nada. No me di cuenta de que Lisa se había levantado, cuando levanté la cabeza parecía estar acompañada por… ¿una loba? Desde donde estaba no podía estar segura, desde luego aquella mujer cada día me sorprendía más. De todas formas continué atendiendo a la anciana mientras ambos continuaban con sus hipótesis. Mientras ellos continuaban hablando una nueva alumna se unió a la clase, no tardé en reconocer a Evarela a pesar de que hacía muchos años que no la veía. Lisa rápidamente la puso al día de lo que había ocurrido mientras yo continuaba atendiendo a la arcana. Algo me hizo mirar al cielo, este se había vuelto de repente gris y copos de nieve comenzaban a caer sobre nosotros. Cuando volví a regresar la mirada sobre Suluk esta estaba despierta y parecía algo desorientada al principio, como era normal tras el golpe que había recibido. - Con cuidado, se ha dado un buen golpe.- le dije a la anciana mientras la ayudaba a ponerse en pie, tenía miedo que terminara cayendo por la falta de fuerzas. La parte buena es que no caería desde demasiada altura, pero no estaba segura de que sus huesos aguantaran otro golpe así. La mujer se disculpó por lo que había pasado, aunque todos estuvimos de acuerdo en que no tenía porqué disculparse, menos después de todo lo que había tenido que pasar y el dolor que aún le acompañaría durante un tiempo. Aunque para compensar nos invitó a una cena. Era algo que no estaba dispuesta a rechazar, llevaba mucho tiempo por allí y mi estómago ya estaba rugiendo hacía rato. - Está bien- respondí a Lisa una vez dentro y me puse a intentar preparar algo de comer, hacía demasiado tiempo que no cocinaba, y esperaba que no se me hubiera olvidado del todo. Busqué en la despensa y di con una buena carne que estaría deliciosa y sería suficiente para todos y me puse manos a la obra, con la ayuda de la magia cocinar resultaba bastante sencillo, a pesar de que llevara una eternidad sin hacerlo. - Evarela, ¿te importa ayudarme con la comida?, preparar una ensalada o unas patatas para acompañar estaría bien.
  19. - No, lo mejor es no moverla. La verdad es que hubiera jurado que lo que caía era un gran oso y no una persona.- le respondí a la Weasley. - Aquí no corre peligro de momento, por lo que no hace falta que la movamos de sitio sin estar seguros de que es lo mejor. Tenía que intentar que recuperara su consciencia, eso era lo más importante, y asegurarse de que no tenía ninguna herida grave. Lo que estaba claro es que el cuerpo iba a quedar recubierto de contusiones, pero las fracturas ya estaban subsanadas, solo quedaba que soldaran completamente. Tomé el amuleto que Lisa me ofrecía, colocándoselo sobre el pecho, así sus heridas comenzarían a cicatrizar mucho más rápido, al fin de cuentas allí solo tenía mi varita y lo que hubiera en el entorno para ayudar a la anciana. Por otro lado no entendía que quería vigilar mi hermana, era probable que ella hubiera visto algo que yo no había alcanzado a ver. Yo solo había visto algo muy grande en el hoyo que al acercarme resultó ser pequeño y una anciana. ¿Sería que aquella persona tenía conocimientos de animagia y se había transformado? Aunque aquello no explicaba como se había estampado contra el suelo. - No tengo la menor idea.- le respondí a Nathan cuando preguntó si aquella anciana era la Arcana, nunca la había visto ni sabía como era. - Lo que me pregunto es desde donde ha caído, no veo ningún animal ni artefacto volador en el cielo. Era cierto que existían criaturas voladores muy veloces, pero estas no eran lo suficientemente grande para llevar a alguien de ese tamaño, y había otros que solo lo podían ver las personas que habían visto a gente morir, y de esas yo había visto demasiadas a lo largo de mi vida. - Puede que tengas razón y si que sea la arcana.- la verdad es que nunca había conocido a una persona tan anciana.
  20. -¿Crees que nos están espiando para comprobar nuestras transformaciones?- le pregunté a Felicity. Aunque aquello no me parecía probable, no sentía que nadie nos observara ni que hubiera cerca más personas de las que veía. Vi como mi compañera de bando se transformó en lobo y se fue aullando. En ese momento decidí que yo también haría algo de tiempo y por ello me transformé en un halcón peregrino. Era agradable despejar la mente y volar, me sentía mucho más tranquila y me desestresaba ya que no me gustaban nada las largas esperas. Hacía un clima ideal aquel día, el sol estaba brillando ya y terminé virando con suavidad hacia la derecha, bajando el vuelo para regresar al lugar donde se supone que tenía que llegar la profesora de animagia. Justo cuando estaba a punto de tomar tierra volví a convertirme en humana, caminando hacia donde se encontraba el resto de mis compañeros. - ¿Aún nada?- estos negaron levemente con la cabeza y yo resoplé, todavía habría que esperar un momento más y yo era realmente mala para las esperas. De repente sonó un gran estruendo, como si algo cayera desde una altura bastante elevada, cosa que me hizo ponerme rápidamente en pie e ir a buscar lo que había pasado. No tardé mucho en localizar el lugar del impacto y ver que había alguien tendido en el suelo y había hecho un surco a su alrededor tras el golpetazo. Era una mujer mayor a la que no había visto antes y me acerqué para verla. La mujer había perdido la consciencia, y no tenía ni idea que era lo que había sucedido para que estuviera en un hoyo mucho más grande que su cuerpo, ni de donde había caído. Comprobé sus pupilas y la revisé para ver si tenía alguna contusión grave. - Vamos a ver… La mujer tenía un hombro descolocado, y el hecho de que estuviera inconsciente me hizo mucho más sencillo devolverlo a su posición, aunque sabía que era probable que con aquel tirón terminara despertando con un gran alarido, y después comenzaría a cerrar heridas tras inmovilizarla.
  21. Había sacado mi varita de la manga y me había puesto a juguetear con ella entre los dedos. Era una costumbre que tenía desde hacía mucho tiempo cuando me aburría y no podía hacer otra cosa. Esperaba no tener que aguantar así mucho tiempo más, que muy pronto pudiera empezar la clase y no estar allí, sentada, cruzada de brazos, esperando a que sucediera algo o la profesora nos hablara. Cerré los ojos, a punto de quedarme dormida cuando Nathan me informó de en qué criatura se transformaba. - Yo me transformo en halcón peregrino, tengo pequeñas marcas en las alas y mayor velocidad.- le respondí al Weasley.- Y si, todo esto se me hace bastante pesado, y más si no nos están prestando atención. Si al menos hubiera sido algo rápido..., pero nos están haciendo perder demasiado tiempo, cuando yo al menos ya me había registrado y el ministerio lo sabía desde hace años. Cuando estaba aburrida y frustrada no solía medir demasiado mis palabras y decía absolutamente lo que pensaba sin miramientos ni intentar hacerlo más suave. De todas formas, por las palabras del chico, suponía que él se encontraba en una situación similar. - Puede que primero quiera que los del turno anterior aprueben la prueba antes de centrarse en nosotros, no tengo ni la menor idea.
  22. Cuando llevaba un tiempo en clase, sin ninguna respuesta por parte de la profesora y tampoco de Nathan que era el que estaba a mi lado, Agatha se acercó hasta nuestra posición para saludarnos, haciendo algo de tiempo hasta que la profesora prestara atención a los recién llegados en lugar de a los que estaban realizando la prueba para lograr su certificación. - ¿Tienes idea de como van estas clases?- le pregunté a la Haughton - No se si tenemos que hacer algo especial al inicio de la clase. El tiempo pasaba, y los que llevaban más tiempo en las clases estaban un poco más alejados realizando sus transformaciones, algo que en cierta forma me daba envidia, quería poder hacerlo al igual que ellos y no sabía si era demasiado correcto que lo hiciera sin permiso, se suponía que hasta que no se estuviera identificado no podríamos hacerlo. Bufé aburrida, mirando a mi alrededor, dándome cuenta que cuando me transformara no tendría demasiado espacio para alzar el vuelo en mi forma animaga, quería volver a volar sin necesidad de una escoba, que por cierto tenía que volver a comprar. Miraba el reloj en repetidas ocasiones, aburrida y pensando si no estaría aprovechando mejor el tiempo en una clase de un conocimiento que de una habilidad. En un par de meses estaría mucho más tranquila, pero de momento no disponía de ese tiempo. Me retiré la capa de viaje y solté mi cabello, dejando que cayera sobre mi hombro derecho y me apoyé en la pared. Tenía la capa sobre mis brazos, no sabía si podía quedarlo en algún lado o si nos moveríamos y tendría que llevarlo conmigo.
  23. Estaba un tanto perdida sobre lo que debía hacer en aquellas clases, era la primera vez en mi vida que asistía a clase de una habilidad mágica, aunque esperaba que no fuera la última. Pero al ritmo que avanzaba la clase..., podrían pasar siglos antes de que pudiera empezar otra. Nathan había llegado poco después de mi, él también estaba dispuesto a comenzar con su preparación en las clases de Animagia, pero la profesora seguía sin darnos una respuesta. ¿Tendría problemas de oído y/o visión y por eso no se había dado cuenta de la llegada de los dos últimos alumnos? Miré el reloj aburrida, ¿tendríamos que mostrar nuestro intento de forma animaga para llamar su atención? No tenía nada que perder por intentarlo y quizás si mucho que ganar. Me negaba a tardar un año en sacarme aquella asignatura, la paciencia no era algo que fuese conmigo y tenía miedo de que surgiera alguna urgencia antes de que terminara la clase y no pudiera continuar. - ¿Qué animal es tu forma animaga?- le pregunté por curiosidad a Nathan y también para poder hacer algo mientras esperaba las órdenes de la profesora. Una parte de mi estaba deseando volver a convertirme en halcón para sobrevolar los cielos de Londres de forma legal y sin que me pusieron ninguna pega.
  24. Tenía la nariz completamente congelada, odiaba el clima de invierno y mucho más con aquellos días de lluvia y humedad. La capucha de mi capa tapaba mi cabeza, evitando que se escapara el calor de mi cuerpo y lista por si la lluvia me volvía a sorprender. No era el mejor día para empezar las clases, pero no podía dejar nada a medias, sabía que si no me obligaba no iría nunca. Cerré los ojos para mentalizarme, sabía que aquellas clases no serían fáciles, que lo tendría que dar prácticamente todo de mi, pero debía hacerlas, era demasiado tiempo el que había estado posponiéndolo y no podía continuar así. Una vez mentalizada desaparecí rumbo a la Universidad. El clima de la Universidad me sorprendió, allí brillaba el sol, cosa que provocó que me deslumbrara, pero pronto pude recuperar la visión y dejé caer la capucha hacia atrás. No tardé en recuperar la temperatura, sentía hasta como ni nariz se descongelaba, seguramente hubiera perdido por fin el color rojo del frío. El día en aquel lugar resultaba agradable, parecía tener su propio microclima, muy distinto del tiempo de Londres. El viento era cálido y trasladaba un aroma agradable. Estaba algo desorientada, no sabía muy bien a donde tenía que ir ni qué era lo que tenía que hacer, pero decidí seguir mi instinto. Sabía que no era la primera alumna, me había apuntado con retraso, por lo que fijándome quizás pudiera divisar a alguno de mis compañeros de curso y así encontrar el lugar. Por suerte no tenía demasiada prisa por empezar la clase. Pasaron entre diez y quince minutos cuando al fin llegué al punto de reunión. Había menos personas de las que esperaba, pero por otro lado supuse que algunas de ellas ya estarían preparadas para examinarse y habrían abandonado aquella primera lección. - Buenos días, mi nombre es Anna Ryddleturn, siento el retraso, no daba con el lugar. ¿Es aquí donde se dan las clases de animagia?- pregunté. Pude divisar algún que otro rostro conocido, pero de personas con las que hacía tiempo que no me cruzaba, para no importunar mucho la clase solo saludé con la mano y con una leve sonrisa. Me encontraba nerviosa, hacía mucho tiempo que no asistía a una clase, no sabía si estaría algo oxidada, pero necesitaba volver a controlar plenamente mi habilidad de animaga, los traumas de los últimos meses me habían hecho casi imposible volver a transformarme, y quería remediarlo fuera como fuera, además, era absurdo prepararme bien por mi cuenta, puesto que no me dejarían registrarme a no ser que asistiera a aquellas clases preparatorias. No tardé demasiado en enterarme que el primer grupo de alumnos acababa de partir para realizar su prueba. ¿Sería complicado? ¿Sería yo capaz de superarlo sin demasiados inconvenientes? Esperaba que mis dudas se resolvieran lo antes posible y no tardar demasiado en aprobar, San Mungo y mis hijos me exigían demasiada atención y debía volver con ellos.
  25. Buenas, después de planteármelo mucho he pensado intentar hacer la primera habilidad, a ver si saco tiempo suficiente para no perderme en las clases y entiendo esto un poco. Dejo aquí la ficha a ver si voy encontrando todos los datos. Nick: Anna T. Ryddleturn ID: 46696 Habilidad: Animagia Rango Social: Dragones de Oro Nivel de Magia: XVIII Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): Si no recuerdo mal Octubre 2008 mas o menos.(Primera graduación) Nº de conocimientos que se poseen: 7 Link a la Bóveda: http://www.harrylatino.org/topic/78416-boveda-de-anna-t-ryddleturn/ Link a la Ficha: http://www.harrylatino.org/topic/78399-ficha-de-anna-t-ryddleturn/
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