Annick apareció al pie de la colina. Dentro del puño izquierdo se encontraba, ligeramente arrugada, la enigmática y escueta nota que había recibido hacía un rato. Mientras guardaba el trozo de pergamino en un lugar seguro, sus ojos verdes lograron identificar las ruinas de una mansión en lo alto del terreno. Estaba tan concentrada en ese punto, que no se percató de que a sus espaldas se encontraba alguien, hasta que escuchó su voz y le provocó un ligero sobresalto.
La pelirroja apenas tuvo tiempo de reconocer a Mael cuando el muchacho prácticamente la obligó a salir del camino para refugiarse entre los árboles.
―¿Por qué dices que nos matarán? Fue tu madre quien me envió una nota y… ―¿y si había malinterpretado el significado de la firma en la misiva? Le había tomado sólo unos segundos convencerse de que Shelle había escrito aquel mensaje, pero no se había tomado el tiempo necesario para considerar otras posibilidades. ¿A caso su latente necesidad de sentir que hacía algo ante la muerte de Elvis la había orillado a actuar con imprudencia?
Mientras pensaba en eso, una máscara se materializó en sus manos. Mael tenía la varita en ristre, lo que indicaba que él la había hecho aparecer. Annick miró aquel objeto y luego al muchacho. Estaba confundida, pero el joven volvió a hablar antes de que ella fuese capaz de comprender lo que estaba ocurriendo. ¿Salir vivos de eso? ¿Quién los podría estar esperando? ¿Por qué debían ocultar sus rostros? Eran demasiadas las preguntas que la pelirroja quería formular, pero Blackfyre no le dio la oportunidad.
Annick tuvo que tomar la rápida decisión de confiar en él, una vez más; así que lo imitó, se colocó la máscara que le había dado, y apresuró el paso para no quedarse atrás. Por las premuras, ella no se había detenido a observar los detalles de la máscara. Si lo hubiese hecho, se habría dado cuenta de que el leve resplandor en las rendijas de los ojos simulaba lágrimas de sangre, fiel reflejo de lo que sentía desde la muerte de su amado esposo.
Decir que estaba ofuscada era lo menos. Observó cómo Mael usaba la varita para hacer un limpio corte en la palma de la mano, de donde comenzó a brotar el conocido líquido rojo. Luego, mientras el muchacho curaba la herida, traspasaron lo que Annick supuso que era un hechizo protector. Entonces la ojiverde comenzó a distinguir otras figuras enmascaradas e intuyó cuál era la naturaleza del entorno en el que se estaban adentrando.
―No lo entiendo... ¿por qué estamos aquí? ¿Acaso…? ―su voz era un murmullo que sólo Mael podría escuchar, pero no concluyó la idea. Ni siquiera esperaba una respuesta... Continuó avanzando al lado de su enmascarado acompañante mientras intentaba poner orden al torbellino de ideas que se había formado en su cabeza. ¿Estaba preparada para lo que sospechaba que se avecinaba? ¿No era eso lo que había estado buscando desde que había visto en el pensadero la manera en que Elvis había muerto?
De pronto se dio cuenta de que se estaban acercando a un nutrido grupo de personas, y su corazón dio un doloroso vuelco al reconocer la máscara de uno de los presentes. El asesino de su esposo…
@ Mael Blackfyre @ Dana Gryffindor