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Mael Blackfyre

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Todo lo publicado por Mael Blackfyre

  1. Que buena participación ♥ me encanta! vengo en calidad de meterme porque puedo. No leí que hubiera reglas en cuánto a regalos. Asi que supongo que no se limita solo a imágenes. Tal vez podamos tirar muchas ideas asi otrxs también lo hacen. Se me ocurre que pueden ser videos, rolear con una persona, GALLEONES xD ente otras cosas, asi que no se desanimen. Lo importante es pensar en el otro y mandara regalito. Espero que quienes organicen esto, también se hayan metido en la repartija de amigos secretos.
  2. Me apunto, porque aún soy un elfo libre de estudios. Gracias, Ada hermosa por la iniciativa. Espero que también te apuntes, porque todos merecemos divertirnos y recibir amorcito. Etiqueto a algunes por si no lo vieron @ Mica Gryffindor @ Matthew Black Triviani @ Juliette Macnair @ Luna Gryffindor Delacour @ Darla Potter Black @ Amit Lockhart @ Ludwig Malfoy @ Anthony R. Dracony M. @ Malum Luxure @ Mefistófeles Evil.
  3. Los primeros rayos de sol salpicaban los terrenos de la mansión Gryffindor entre chispas doradas y escarlatas. Había dormido durante horas, tanto como había podido tras semanas sin poder pegar un ojo. Habían ocurrido muchas cosas pero lo más importante era el regreso de mi corazón en el lugar que corresponde. Mi mente había estado demasiada tranquila, había podido hacer muchas cosas, pero ahora con aquella revuelta de sensaciones no era para nada fácil. Me senté sobre el borde de la cama mirando a un lado. Sonreí como un estu-p1d0 al recordar lo que había ocurrido con Mica. Borré mi sonrisa y me levanté, notando que una pequeña voluta de humo rojiza a unos pasos. Explotó en una neblina más grande con una figura que aparecía en medio de ella: alargado, de la misma manera que sus orejas, manos y piernas. Sus dos ojos verdosos me miraban fijamente. — Amo Mael, Tanis se preguntaba si deseaba desayunar acá o en la sala… — ¿Solamente te alcanzó que una vez te dirigiera la palabra para que te atrevieras a entrar a mi habitación? —…le hemos preparado el desayuno a la señorita Mica y su visitante, al joven Amit y a usted. Ambos habíamos hablado todo aquello al mismo tiempo. Tanis se detuvo para esperar una respuesta, sin notar que ocurría nada extraño. Yo, en mi caso, me preguntaba quién sería tanto el visitante de Mica como de Amit, aunque con el primero tenía mis sospechas. ¿Daría la cara o escaparían como cobardes? — Ahí bajo, Tanis. Vete Comente aquello mientras me colocaba de pie y el elfo volvía a desaparecer. Me acerqué a la ventana y lo imité, dejando atrás una voluta de humo negro. Aparecí muy cerque del panteón, aquel sitio se había vuelto mi punto preferido de la mansión, era uno de los mas solitarios y tranquilos, nadie iba por ese punto. Además, contenía las criptas y aún recorría un malestar por una de las personas que descansaba en paz allí. De hecho, se me había ocurrido algo y aún no me animaba a hacerlo. Vi de lejos a un compañero de la Marca Tenebrosa caminar desde la verja hasta la puerta de entrada de la mansión. Me mantuve quieto, con una mano apoyada en la pared de la estructura, dándome cuenta que no era el momento oportuno para el nuevo plan. Asi que volví a desaparecer de allí para caer justo al lado de Anthony, el joven peliverde camarada de bando. — ¿Qué lo trae por aquí, señor Anthony Ryvak Dracony? —pregunté, cruzándome de dedos. Moví mi varita y las puertas de la mansión se abrieron para que entráramos. @ Anthony R. Dracony M. @ Amit Lockhart
  4. Son tenebrosas, pero en la Marca sabemos festejar la navidad a nuestra manera. ¡Los esperamos en la Fortaleza Oscura!

  5. Me había quedado pasmado tan solo por unos segundos cuando el ministro de magia, Ludwig, confirmó que llenaría aquel hueco cuestionado sin problema, con mi mismo puesto. Era Inquisidor y además, el director. Mis planes por llevar un trabajo más ligero se disipaban. Pero no mostré expresión alguna para el resto de los presentes. Éstos iban llegando detrás de Ludwig como una comitiva. Ignoré por completo a Luna y Darla. — Oh, señorita Macnair. Es un gusto verla por aquí. Espero que luego tengamos un momento libre para compartir alguna bebida y charlar un rato —le dije a Juliette Macnair cuando ésta fue una de las que me dedico un cálido saludo. Todos se dirigían hacia el Gran Salón y eso hicimos. Cuando avanzamos unos pasos, podía ver que más personas se habían hecho presentes, muchos del Ministerio pero también de la prensa. En ése camino una figura interrumpió mi camino, Mica. Las puertas dobles de roble se abrieron de par en par permaneciendo abiertas. La mesa de profesores se encontraba casi repleta, Ludwig estaba muy cerca del estrado. Las mesas de las cuatro casas también. — Obvio que si. Será un placer. Pero primero debemos terminar esta ceremonia. Le respondí aquel cálido beso de Mica luego con una caricia en su mejilla. Mica también desempeñaba un nuevo puesto en el mismísimo centro del Ministerio de Magia, en gran parte eso serviría para tener un poco más de poder. Ludwig Malfoy comenzó a hablar y a describir todo lo referido a su reforma educativa. Las personas lo escuchaban y obviamente que algunos rostros mostraban un poco de desacuerdo. Los flashes capturaban su figura y cuando terminó, espero una especie de respuesta que evité que llegara. Allí no estábamos en una entrevista, sino en un discurso. Me coloque a su lado con mi varita apoyada en mi garganta. Tome valor para dirigirme a todos: — Gracias, señor Ministro por sus palabras ¡Qué empiece el banquete! —las mesas se repletaron de comida de todos los tamaños, sabores y colores. Me acerqué un poco a Ludwig—. Señor Ministro, han preparado en ésa parte una mesa para usted y su gabinete, si así lo desean—le señalé uno de los lados de la mesa de los profesores. En mi caso, no pensaba ocupar la silla del director, no en ése momento. Le hice unas señas a Mica—. Ven, vamos del otro lado asi hablamos tranquilos —tomé a Mica de la mano y nos sentamos entre algunos profesores que nos hicieron lugar rápidamente. Les agradecí por aquello, era necesario. @ Mica Gryffindor @ Juliette Macnair @ Ludwig Malfoy @ Luna Gryffindor Delacour @ Darla Potter Black @ Ada Camille Dumbledore
  6. En ninguna de las ocasiones en las que había pisado aquel sitio, había recorrido sus pisos libremente. Al principio de mi llegada por la Gyffindor, evitaba a todas costas el Ministerio, creía tener otra imagen de aquella institución. Pero ahora que podía caminar mucho más libre, aprovecharía cada hueco que pudiera. Era un sitio que estaba erguido hacia muchísimos años, no podía ser solo un lugar de oficinas. Llegue al ascensor y bajé un piso inferior, aunque en numeración era uno mas. El segundo piso contenía todo lo relacionado a los Aurores y las defensas tanto del Ministro como del Ministerio. El vestíbulo me recibía como a todos los que recién llegaban. Caminé lentamente con mis brazos enroscados por detrás en mi espalda. Miraba detenidamente sin querer adentrarme demasiado. Había algunas cosillas que tenía que descubrir. “Kimberly Black” rezaba en uno de los cartelitos lo cual parecía ser la recepción del lugar. Allí trabajaban dos personas de las cuales no quería tener contacto con ninguna pero que pronto lograría adentrarse. No había muchos Aurores presentes, ni allí dentro ni haciendo presencia en la comunidad. Mire un poco más y caminé lentamente regresando a los ascensores. Antes de entrar, hice un movimiento delicado y disimulado con mi varita mientras las puertas doradas se cerraron. Bajé en el piso superior, donde se encontraba mi despacho. Caminé directamente hacia él y me adentré en mi despacho. Algunas ideas y objetivos surcaban mi cabeza mientras cerraba la puerta y me dirigía a mi escritorio.
  7. En las afueras del Ministerio de Magia. El tumulto se había concentrado en las entradas del Ministerio. Algunas personas habían interrumpido tanto la entrada telefónica como la de los baños. Había personas dentro de los protestantes que atacaban a los de afuera. Y había algunos (ministeriales, muggles, magos) que atacaban hacia dentro de aquel grupo que quería evitar la purga. Había muggles y magos en ambos grupos. Me encontraba aun por encima de los edificios, ubicado en uno de los más cercanos a la entrada. No tenía una vista perfecta pero si mucho más cómoda. Estaban sucediendo algunas cosas al mismo tiempo y no terminaba de entender a lo que querían llegar. Mica no iba a venir. Sagitas aun no aparecía. Alguien se había atrevido a invocar la marca tenebrosa. ¿Habían matado a alguien de verdad o solo era un mensaje? Los mortífagos no tenían nada que ver en ése ataque, pero la Orden del Fénix tampoco se encontraba defendiendo aquel sitio. Descendí al nivel del suelo. Cuando aterricé sobre la calle, el alboroto fue más intenso. Mi varita se encontraba aferrada entre mis dedos, listo para cualquier cosa que me pusiera en peligro. Por una vez en la vida, no quería ser quien llevara el papel de villano, especialmente porque no había organizado aquello. Era una linda casualidad que el Bondadoso Ludwig asumiera su puesto y al instante ocurriera una purga autorizada por él. ¿Quería hacernos quedar mal parados? No iba a permitirlo. Pero unas explosiones ocurrieron en el lugar. Más gritos, más personas corriendo. Algunas personas eran defendidas por burbujas, otras varitas sacaban más hechizos. Si alguien deseaba el caos, lo habían logrado. Pero una figura a unos metros me llamó la atención, especialmente porque llevaba una máscara y caía al suelo. Con mi varita preparada, y mi mano libre apuntando con la palma de mi mano en su dirección, invoqué mis Necrohands para que dos manos fantasmales del tamaño de una persona adulta, emergieron desde el suelo alrededor de suyo y lo cubrieron de algunos escombros que habían caído, gracias a las repentinas explosiones. Me dirigí hacia ahí, las manos nos defenderían: — Ey, tú. Despierta… ¡Despierta! —me agaché a su lado y llevé mi mano a su máscara, para retirarla y darme cuenta que no era ninguno de nuestros mortífagos. Cabello largo. Le di unas cachetadas para despertarlo y emití una Curación en caso de que estuviera lastimarlo, asi además lo reanimaba—. Levántate inútil, o te aplastarán —le dije tomándolo por la ropa sobre su pecho y poniéndolo de pie. Tal vez el chico sabría algo. @ Amit Lockhart
  8. La Marca Tenebrosa, legado de nuestro señor tenebroso, dicta que MALUM LUXURE, habiendo cumplido con los requisitos establecidos, obtiene el conocimiento TAUMATUrGIA en concordancia al conocimiento de Bando 4 correspondiente al clan DISCÍPULOS DE NOSFERATU, por lo que su tatuaje evolucionará impregnando la tinta mágica en su piel con un ardor que no le permitirá olvidar su nuevo poder. Atentamente. Sagitas E. Potter Blue, Líder Mael Blackfyre & Mica Gryffindor, Lugartenientes.
  9. Tenía que admitir que el resto del grupo me había decepcionado. No entendía muy bien las intenciones de la Líder de la Marca Tenebrosa tras insistir en que atacáramos en grupo, sabiendo que solamente con mis manos y mi varita podría haberlo hecho perfectamente. A lo sumo con alguien más. Mi intuición me decía que podía ser tanto porque quería verme fracasar como también podía ser que quisiera ver al resto fallar y lograr hacer algo al respecto. La protagonista y mi orgullo en aquel momento era Denébola, quien había arrancado con su show muy incentivada desquitándose con todo lo que se le cruzara en su camino. No tuve demasiado tiempo para ver pero logró claramente su objetivo, incluso trayendo algunos elfos como premio en aquella diversión. Concluyó su papel con una explosión para darle un cierre. Incluso animó al resto a avanzar en la misión. — ¡Avada Kedavra! —enarbolé la varita dos veces contra aquellas criaturas que se desplomaron contra el suelo sin vida. Si necesitábamos algo, era llamar la atención lo más posible. Toji se sumaba en la destrucción de lo que tuviera a mano sumándose al resto del grupo que quedaba, el resto se había quedado atrás. Dejé colgando los cuerpos inertes de aquellos elfos a unos metros del aire y continué el paso de Denébola. La mansión Weasley se erguía muy bien frente a nosotros. No entendía cómo conocían a tantas familias pertenecientes a la comunidad mágica ni mucho menos como sabían sobre su paradero. Se rumoreaba en la Marca Tenebrosa que aquella familia se asemejaba con los ideales de la Orden. Asi que con mucho gusto iríamos a dejar un mensaje. Cuando presté atención, Denébola estaba logrando su cometido arrasando con su poder del clan, realizando algunos destrozos. Vidrios rotos y puertas explotadas eran daños superficiales. Necesitábamos dejar una marca que costara borrar. Me paré en seco observando la magia que estaba cruzando justo en mi cabeza. Usé uno de los poderes del clan de los Nosferatu, donde las sombras eran las protagonistas, como bien lo estaba demostrando Malum. Consumía mucha energía pero aquella magia lograba personificar mi propia sombra para darle una voluntad. La Sombra Esclava acató las órdenes que se le habían formulado y tenían una misión simple: tomar de rehén a alguno de sus elfos para quitarles la vida. Mi compañera ya se encargaba de distraerlos. — Fuego Maldito —comenté despidiendo dos águilas reales que salieron en una explosión de llamas demoníacas directamente contra la entrada de los Weasley. Esperando algunos segundos para que mi sombra y/o Denébola hicieran su trabajo, les llamé para que continuáramos. Un poco de caos para llamar la atención debería alcanzar y poder irnos rápidamente de allí—. ¡Vámonos, ya mismo! La Ollivander nos espera. Mi Sombra Esclava se había hecho con un elfo, aprisionándolo, quitándole la energía, quitándole la vida. Era un mensaje claro para aquella familia, como lo había sido para la Malfoy, la Evans, la Runa y pronto sería para Ollivander. Le hice algunas señas a Denébola para que se apresurara y nos fuéramos de allí en el portal que acababa de invocar para irnos. @ Mica Gryffindor @ Malum Luxure @ toji @ Kahlan Blackthorn @ Xell Vladimir Potter Black
  10. Respondí al “Te amo” de Mica de la misma manera. Cuando habíamos finalizado aquel acto nos recostamos mirando al techo de la habitación. No podía hacer coincidir una antigua imagen de la mansión invadida de personas con el hecho de estar solos en todo aquel terreno. Agradecía la tranquilidad que teníamos solo para los dos. Asentí levemente ante sus palabras, más pensativo que afirmándolas. — Vamos a tener que llamar a la maldición de otra manera. No podremos hablar libremente como queramos —dije pensando sobre aquello. Confiaba en algunas personas, en un círc-ul-o pequeño de personas. Aún asi, no pensaba decirle nada a nadie porque eso sería entregar prácticamente la maldición a manos de cualquiera. Y se debilitaría. Aunque no se lo había dicho a Mica, todas las maldiciones se podían romper, solo se debía conocer cada detalle para contradecirla—. Creo que por ahora estoy bien. Yo creo que podríamos… Pero un graznido interrumpido aquel hermoso momento, tanto en el silencio como en la charla que habíamos empezado. Las ventanas se encontraban abiertas con las cortinas que se movían como la copa de los árboles en el exterior. Una lechuza tan oscura como la noche, aleteó adentro de la habitación y aterrizó por encima de una de las bibliotecas, observando con unos ojos rojos enormes. Desde su pata se soltaron dos cartas que volaron directamente a nosotros. Cuando llegaron a nuestro lado, el animal voló de regreso. — Mael, recuerda que nos encontraremos en Hogwarts a medianoche. Es necesario que terminemos de organizar con los preparativos para la semana que viene. Viajaremos con algunos asesores, directores y encargados del Ministerio. Es imperativo que todo salga como lo planeamos. Saludos, Ludwig —leí en voz alta, viendo que la carta de Mica estaba escrita con la misma letra. Al parecer el Ministro de Magia se activaba terminando el día (o era el único rato que le quedaba más libre). Por lo que teníamos que partir—. Tendremos que dejar el descanso para otro momento. ¿Vamos juntos al Ministerio? Mica aceptó mientras ambos proseguimos a cambiarnos. Le alcancé la ropa que más lejos habíamos tirado mientras nuestros cuerpos volvían a quedar cubiertos. Le di algunos besos en su boca más y tomé su mano. Ambos desaparecimos de mi habitación, preparados para todo el trabajo que tenía dentro del Ministerio de Magia. @ Mica Gryffindor
  11. MANSIÓN GRYFFINDOR Sonreí como un estúp1-d0 entre beso y beso. Una de las cosas que siempre me autocriticaba era aquella debilidad por la que había impuesto como creencia en nombrar ante el amor. ¿Qué pasaba si le ocurría algo a Mica? ¿Cómo haría sin sus ideales empezaban a extrapolarse con los míos? ¿Y si por alguna razón Mica decidía que la maldición no quería hacerla? Ésa clara debilidad era lo que podía anular todos los procesos que había hecho. Y que por alguna extraña razón había decidido lanzarlo por la borda y que lo decidiera el destino. No estaba seguro si era la única vez, pero me sentía bien y se sentía súper extraño que al menos fuera por una vez en la vida. Desde que recordaba, siempre la había pasado mal, con aquella presión y peso de la maldición que surcaba en mi familia. Tampoco sabía lo que podía llegar a pasar en un futuro, pero estaba seguro que todo se encaminaba a tener más poder y libertad, dos variantes de las que me gustaba regodearme. No iba a seguirle en ninguna charla, porque sabía que de alguna manera iba a arruinarlo. Estábamos solos en casi toda la mansión, ya había recuperado mi corazón y los sentimientos que contenía, emparejándose un poco con lo que estaba ocurriendo en ese momento. ¿Qué más podía esperar? Aprovechamos la situación y Mica parecía también desearlo. Ya hasta nos habíamos declarado. Los besos se fueron potenciando, las caricias. Todo cada vez en medio del colchón. Prosiguió como tenía que proseguir, entre declaraciones de amor, besos y caricias. Estaba completamente entregado y predispuesto a que pasara lo que tenía que pasar. En aquel momento no me alcanzaban las manos para todo. Pero el objetivo era sentir satisfacción y hacer plena a Mica. Me enfoqué en ello, nos quitamos las capas. Solo eran almas que se enfrascaban como dos serpientes, con una brisa que acariciaba la piel de ambos, de la misma manera que nuestras manos. Aquello era la mejor muestra de amor, no se podía más. @ Mica Gryffindor
  12. No escuché las palabras que quería escuchar. Aquellos ojos verdes me mostraban otra realidad que su cara. Demasiados sentimientos encontrados, los que había dejado atrás y los que sentía. No era demasiado bueno para las palabras, de hecho no me iba bien con ellas. En todas las oportunidades resultaban en ofensas o confusiones. Y a veces aquello no me interesaba en arreglarlo. Pero en esa oportunidad era totalmente diferente. — Claro que me preocupo. No puedo leer tu mente, pero si tu cara y tus intenciones. No quiero que se malentiendan mis palabras, que ya sabes que no soy muy bueno con ello, pero haré el intento —me acomode mejor sobre la cama, apoyándome con mis manos. Estaba un poco más aliviado. Respiré y relamí mis labios—. No quiero decir que quiero alejarme, ni quiero desinteresarme por vos. Quiero fortalecer nuestra relación, que sepas que puedes confiar en mí. Pero la libertad que podamos manejarnos entre nosotros y para con el resto, es una muestra de confianza. No quiero que pienses que estar con otros pueda llegar a molestarme, para nada. He hecho cosas que se me fueron de las manos pero puedo confirmarte que no haré algo semejante. Ahora estoy más tranquilo —me acerqué lentamente hacia el rostro de la joven—. Quiero demostrarte que no son palabras vacías, que te amo. Y quiero contar contigo. Podremos hacer cosas magníficas juntos. ¿No lo crees? Llevé mis labios a los suyos de una buena vez por todas. Con una mano acariciaba su denso cabello, luego su mejilla y su cuello. Con la otra apoyaba sobre su pierna. Eran besos suaves, sentía su calidez, su ternura. Era una bruja poderosa que había cautivado mi corazón, a pesar de haberme rehusado ante aquello. Había hecho cosas que ante la mirada de los demás no eran válidas. Gran parte de aquella ira se había disipado, otra parte la llevaría siempre en el alma. Quería que aquel momento durara una eternidad. @ Mica Gryffindor
  13. Observé detenidamente al grupo de mortífagos, el cual, Nemétona me había asignado para aquella misión. Según se rumoreaba en la Torre Negra, ya aquello no se había hecho durante los últimos años, pero era una costumbre que en aquellas épocas tan festivas, la Marca Tenebrosa dejara un lindo mensajito que aún estaba presente, aunque fuera desde las sombras, vigilando y usurpando todo lo que estuviera en su camino. Por eso cuando entablé aquella reunión exprés con la líder, me parecía pan comido que fuéramos a dejar un lindo mensaje en cada una de las familias que el grupo decidiera. Si eran cinco personas, lo lógico era hacer un trabajo de momento y que cada uno tuviera la libertad de llevarnos a un sitio. Pero aquellos mortífagos eran lentos. Muy lentos. Y preferían lo teatral ante que lo práctico. En aquellos tiempos no contenía demasiada paciencia y prefería colgarlos en la sala de la Riddle por los tobillos, como un castigo. ¡Pero no! Teníamos una orden. Eran cinco familias. Cinco mensajes. Debíamos actuar rápido. Sólo habíamos hecho dos. — Muy lindo —dije en ironía. Esperando que realmente dejaran de actuar como niños—. Hermosas criaturas, Hysy. Pero deja de jugar, creí que eras una mortífaga digna. ¿Vas a usarlos para decorar el lugar o hacer algo productivo? Que se queden destrozando el lugar, sin importar qué. ¡Rápido! Que nos vamos ya de aquí. No esperé demasiado. Némesis se había encargado de ver qué sucedía dentro. Hysy podría mandar a destruir la infraestructura mientras que Denébola muy perspicaz, había enviado un buen peligro ante cualquiera que se le cruzara a su criatura hecha con la magia de los Nosferatu. Llevé mi varita por encima de mi cabeza y abrí un tajo de arriba abajo en el aire, abriendo aquel portal del haz de la noche para que todos entraran. Zenin se estaba quedando un poco atrás y Xell ya quedaba fuera de la misión, luego la reportaría ante Nemétona. Cuando atravesamos el portal, porque me encargué que cada uno de ellos pasara primero, llegamos a un sitio por el que solo lo había escuchado hablar. Era realmente hermoso con un vasto territorio con mayor terreno en árboles. Pero nuestra atención se encontraba en el castillo, el cual se erguía con un lago alrededor, más árboles y cuatro torres que vigilaban todo. Se trataba del Château de Rune. Sonreí ante el panorama mientras caminaba entre el grupo para posicionarme por delante y aspirar un poco de aire a través de mi máscara. — Que tranquilidad. ¿No? Destruyan las cuatro torres, dejen un mensaje lindo y nos vamos de aquí. Actúen rápido y en equipo o no volverán a la Fortaleza Oscura. ¿Me escucharon? —hice un movimiento rápido para que empezaran. Claramente que no estaba allí solo para gritarles órdenes sino para actuar. Me concentré en uno de los poderes más fuertes dentro de mi clan de Nosferatu. Levanté la palma de mi mano mientras la cerraba en un puño. El sitio empezó a sumirse en una niebla muy densa como el algodón y más oscura que la noche misma. Las sombras del sitio ahora eran mías y tenían la orden de extenderse y volver todo más oscuro. El poder del Sudario de la Noche convertía el sitio en sombras de la oscuridad. Los habitantes de Rune estarían aprisionados en la negrura misma, Incluyendo a mis mortífagos, que si eran realmente eficaces verían como “iluminar” su camino hasta las torres, seguir las órdenes e irnos de allí. @ Malum Luxure @ Kahlan Blackthorn @ Xell Vladimir Potter Black @ toji @ Mica Gryffindor
  14. Hola, ¿Cómo va? Me alegra que anden en los preparativos de la gala, se viene una de las fechas más lindas del año, donde tal vez las personas estén un poco más desocupados de la vida muggle. Me vengo a anotar en la gala antes de que se me pase, asi que espero que pueda estar disponible para todas las actividades y ganar muchos galleones! Gracias!
  15. MANSIÓN GRYFFINDOR El aire me golpeó el rostro una vez que salimos del panteón de los Gryffindor. No estaba seguro cómo me sentía al respecto. Sólo algo extraño y pesado sentía, el resto parecía estar en perfectas condiciones. Cuando llegamos a la mansión de los Gryffindor fue por la puerta trasera, lo cual me parecía una genial idea, sumando al hecho de que a ésa altura tampoco se encontraban los elfos trabajando. Mica me había ayudado mientras enroscaba un brazo por mi cintura y apoyaba todo mi peso desde un brazo por detrás de su cuello. ¿Por qué no había aparecido o al menos levitado? Estaba pensando en todo lo que había ocurrido antes y lo que estaba pasando ahora. Y qué iba a pasar en un futuro no tan lejano. Pasamos de la cocina, a la sala, luego a las escaleras y nos dirigimos directamente a mi dormitorio. — Sólo necesito tiempo, eso es todo —le comenté a Mica mientras algunas lámparas se encendían en mi cuarto. Cuando éstas lo hicieron, fue con una leve luz en unos cinco puntos diferentes. Las ventanas estaban cubiertas con unas cortinas gruesas color escarlata, con unos bordes en dorado. Estaban abiertas mostrando un fondo oscuro, solo se veían la copa de los árboles más altos y la luz de la luna. La cama se encontraba totalmente tendida, hacía unos días que no descansaba allí. También había un mullido sillón, un escritorio lleno de papeles, una biblioteca con un par de libros y algunas cuántas cajas apiladas una encima de la otra contra una de las esquinas. Cerramos la puerta. No podía decirle a Mica que tenía que averiguar qué ocurría en esos casos. Había leído muy poco sobre retroceder en la decisión de recuperar el corazón, generalmente las brujas en la antigüedad, no lo hacían, solo se quedaban con un hueco en el pecho viviendo tranquilamente, hasta que la muerte las iba a buscar. Incluso había leído sobre una reconocida bruja que se rumoreaba que aún buscaban su corazón, ya que a pesar de que la dueña había muerto, su corazón se encontraba en algún rincón del mundo. Contenía poderes, según las malas lenguas. — Gracias por acompañarme, de verdad. Puedes cambiar tu cara, me recuperaré pronto. Solo debo descansar un poco. No quiero que nadie me vea así —Mica era la única que sabía de todo aquello, pero la gente era demasiado chusma y no quería levantar sospechas, ni mostrar algún vestigio de debilidad para que no se aprovechen, había que desconfiar hasta de las sombras. Me había sentado sobre el borde de la cama mientras le daba algunas palmaditas sobre la colcha—. Dime, qué… Mire aquellos ojos verde esmeralda, tan profundos, tan limpios. Como era de esperarse, ya no había tantas paredes a modo de protección, los sentimientos empezaban a aflorar y expresarse como era de esperarse. Lo que si tenía que admitir es que no sentía tanta furia como en un pasado, como lo ocurrido con Kenzo Ito o el estú-p1d0 de Illidan. — ¿Qué prosigue? ¿Qué crees que debemos hacer? —era una de las pocas veces que me iba a abrir ante la bruja. No quería que se apiadara ni tuviera lástima de mí—. No quiero que cambie nada entre nosotros. Quiero que seas la Mica libre que has sido hasta ahora. No debes preocuparte por nosotros, somos más que “nosotros” ¿No? —dije emitiendo una sonrisa estú.pida, porque así se oía—. Creo que voy a estar, bien. Vamos a estar bien. Solo quiero que vos estés lo mejor que se pueda. Tenemos algunas cosas que hacer. La admire durante algunos segundos. Si alguien había demostrado lealtad y confianza, había sido Mica. Ella había logrado tomar mi corazón y hacérselo suyo, incluso sin haberlo portado dentro de mi pecho. No seguía mucho mi intuición, porque nunca le pegaba, pero en ésa decisión, creía que solo era para mejor. Aunque tenía que admitir una cosa, el mundo antes, cuando recién había empezado con todo era totalmente diferente al actual. Ahora tenía prácticamente… todo. @ Mica Gryffindor
  16. MANSIÓN GRYFFINDOR Nunca había sentido tantas cosas al mismo tiempo. La presión en el pecho había sido tan poderosa que casi me había tirado al suelo hecho bolita. Pero me contuve y fue lo más que pude resistir. Sentía una leve vibración, sentía algunas cosas que iban acomodándose a la par de mis pensamientos. Realmente todo era más fácil sin tener sentimientos. Pude sentir la mano de Mica. Pude sentir que parte de mi cuerpo se fortalecía gracias a Mica, aunque en ése momento no supiera que era ella. Respiré una media docena de veces lo más profundo que pude, hasta que me atreví a soltar mis manos de mis rodillas. Enfrente tenía a una Mica preocupada pero se notaba su alivio. ¿Acaso ella subestimaba mi poder? ¿Creía que mi intención era lastimarme a mí mismo? Si me había quitado el corazón, había sido para no sufrir. — Uff, eso sí que fue fuerte. Creo que sí, que funcionó —me puse lo más derecho que pude. Quise sonreír y decirle a Mica que todo estaba bien, pero no podía, porque no lo estaba. Ésa presión fuerte se había instalado en mi pecho pero suponía que era lo más lógico tras lo que había pasado. Habían sido muchas semanas que mi corazón estaba separado de su lugar, tal vez debía acostumbrarse nuevamente, ponerse al día con los sentimientos—. Creo que tienes razón pero necesito aire primero, vayamos caminando. Le hice un gesto a la joven en cuánto a la salida de la cripta. Con un movimiento de mi varita, la aja se cerró y volvió a su lugar, sellándose mágicamente de nuevo donde había resguardado mi corazón. Guardé mi varita y me acerque a Mica, claramente que solo no podía y no estaba seguro si aparecernos era buena idea en ése momento. Debíamos ir del panteón a mi habitación, aprovechando el aire en el camino. Solo esperaba no cruzarme a nadie. @ Mica Gryffindor
  17. HOGWARTS. Ya me había enojado una media docena de veces en el transcurso de dos horas. Me había olvidado cuán volátil era ser yo con mi corazón de nuevo y estaba seguro que se me estaba a punto de explotar el labio de haberlo apretado con mis propios dientes tantas veces. Había decidido alivianar la situación y no tuve opción más que darle algunos cuántos sorbos a un viejo whisky de fuego que había encontrado en la mansión Gryffindor. Y ahora resguardaba en una petaca dentro de mis vestimentas. — Señor Inquisidor. Los profesores ya están avisados de venir al Gran Salón. Y los elfos se encuentran terminando los preparativos… — Mire, señor Roderick, entiendo que todos estemos bajo presión, pero sólo estoy aquí supervisando todo. No me debe explicaciones, solo respuestas cuando se lo pregunta. ¿Si? Cuando el señor Ministro se digne a colocar a alguien en la dirección del Colegio, ahí tendrá a quién hablarle. Cada uno sabe el trabajo que hay que hacer en Hogwarts. Quien no, solo se enfrentará a informes y sanciones. Ya había dicho aquello una media docena de veces. Muchos profesores habían venido con alguna queja como si fuera el director o parte del personal a reclamar “derechos” que no se cumplían por la falta de un director. Y les había dicho lo mismo a todos. No era Santa Claus ni algún salvador, solo ocupaba un puesto para ser los ojos del Ministerio. Y el desgraciado del Malfoy me había metido en aquel hueco pensando que iba a renunciar. Eso esperaba él. Fui directamente a la puerta del patio previo a entrar al Gran Salón, porque las personas estaban a punto de llegar. Me sorprendió al ver a algunos de la policía ministerial ya presentes. Y asi fue cuando las primeras figuras aparecían, que gracias a Merlín, el primero en dignarse a llegar era el mismísimo y bondadoso Ludwig Malfoy. Me llevé mis brazos por detrás de la espalda, notando que otras personas habían llegado a recibir, algunos jefes de casa, elfos domésticos e incluso un fantasma que no conocía. — Claro que sí. Aquí en Hogwarts todo marcha bien. Sólo recuerde de explicar a quién va a asignar en la dirección de Hogwarts. Es un lindo hueco que el Ministerio debería rellenar —pero antes de continuar con aquella especie de charla llegaron las primeras mujeres, primero la Ministra Francesa Ada que saludé con una especie de reverencia. Darla Potter Black. Luego Mica, que no la veía muy bien del todo. Luego me encargaría de preguntarle. Y Luna, la leona parlanchina—. No me quedó otra que dejarlos entrar, señorita Gryffindor —si hubiera sido otra persona, tal vez se tomaba como chiste para romper tensiones, pero no me quedaba otra que recibirlos, no entendía para que Ludwig quería hacer un acto dentro de Hogwarts. Pero para ello me pagaban—. Pasen, pónganse cómodos. Los profesores y personal del castillo han organizado todo perfectamente en el Gran Salón. Y los elfos están terminando con los preparativos para el banquete. No tenía otra que continuar recibiendo algunas personas. Acomodé una sonrisa incómoda en mi rostro, mi cabello hacia atrás y mi placa ministerial que decía “Supremo Inquisidor”. @ Ludwig Malfoy @ Ada Camille Dumbledore @ Darla Potter Black @ Luna Gryffindor Delacour @ Mica Gryffindor
  18. PANTEÓN Mansión Gryffindor. Tomé la caja maciza que me tendía Mica Gryffindor. Tenía que admitir que siempre había un interés en cada una de las acciones que realizaba, por más conciencia o no que depositara en ellas. Eran especies de tratos que hacía con las personas, las cuáles si querían algo de mi parte, tenían que poner lo suyo. Y eran cosas tan imperceptibles y cotidianas, como también algunas que costaran como una vida. Admiré unos segundos la madera simple, lisa y marrón oscuro. Si de algo estaba seguro, es que de ésa manera Mica sabría cómo era todo el proceso, era magia avanzada pero que ella podría hacer (y debería hacer) si queríamos terminar con esa maldición. “Ábrete” le dije a la caja en Pársel, siendo una simple protección que había decidido colocar para que no cualquiera pudiera hacerse con ella. Éramos muy pocos quienes sabíamos hablar la lengua de las serpientes. El objeto hizo una especie de “crack” dejó entrever una luz azulada que salía por las rendijas y la cuál se potenció cuando abrí la tapa y reveló mi corazón, literalmente, depositado en su correspondiente caja. Lo observé durante unos segundos, me había costado mucho trabajo, pero estaba seguro que todo aquello era para mejorar la Maldición, sin importar sus consecuencias—. Parece magia muy avanzada y tenebrosa, pero no es asi —miré a Mica, mientras tomaba mi corazón, estaba helado y parecía una piedra pero dentro había una tenue luz rojiza y una negra muy profunda—. Algunas brujas tenían la fama de comerse los corazones de sus víctimas. Pero muchas de ellas se lo quitaban para seguir con sus planes. Otras rumorean que realizaban rituales para manipular a los dueños de éstos. Tal vez asi se inspiraron en el maleficio Imperio Le comenté a Mica sin darme cuenta que no era momento de ponerse a dar conocimientos que uno sabía. Con una mano con el corazón, tomé mi varita con la otra y murmuré unas palabras que luego podría explicarle a la bruja: — Indar magikoak. Haragiaren xarma. Utzi arimaren erdigunera iristen. —mi varita rodeó al corazón y luego la apunté a mi pecho para darle tres golpecitos con ella. Guardé mi varita mientras el corazón aumentaba un poco más su luz y automáticamente sin pensarlo lo llevé hacia el punto de donde lo había sacado. Mi mano pasó y se adentró en mi cuerpo. Cuando lo solté, saqué la mano y llevé ambas a mis rodillas para doblarme un poco, cerrando con fuerza los ojos. Lo primero que pude sentí fue dolor. Contuve el aire unos segundos, con un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo. Respiré. @ Mica Gryffindor
  19. PANTEÓN Mansión Gryffindor. Esperé algunos segundos para resolver las dudas de Mica. No había podido contener una risa ante su comentario de “No titubearé, siempre y cuando me escuches…” Aquella bruja era muy terca y orgullosa con su postura, tan fuerte como un roble, pero eso era una de las cosas que me atraían, porque siempre había logrado y lograría cosas extraordinarias junto a la Gryffindor. Ella hizo que desapareciéramos sin dudarlo a los terrenos de la mansión Gryffindor. A unos metros se encontraba la entrada al panteón. Del otro lado más lejos, las estatuas del León y el Lobo. Y más allá, la gran estructura de la mansión. — Ay, muchacha. ¿Qué gracia tendría lanzar una maldición para que nos separemos? Quédate tranquila, que el resto del mundo debería ser quien tiemble ante nosotros —le dije mostrándole una sonrisa, dándole un beso en su frente y soltando aquel abrazo que había empezado desde mi despacho. La tomé de la mano para recorrer desde afuera del panteón, entrar, bajar las escaleras y llegar a la cripta. La cripta era una de los agregados por mi parte. Las matriarcas presentes en el momento del funeral de Elvis Gryffindor habían decidido añadir un panteón para resguardar los restos del Viejo Auror. Era un sitio muy poco visitado y me había parecido buena idea que tuviera un acceso para muy pocos. Y aunque bajaran que fuera algo normal. Era un hueco de unos veinte metros cuadrados, con antorchas que iluminaban el lugar y pequeños agujeros que contenían algunos adornos, o velas, o demás objetos. Cuando llegamos. Nos dirigimos inmediatamente a uno de ellos. Me contuve unos segundos para reflexionar. No estaba retrocediendo en ninguno de los momentos. Sumar la interpretación de Mica era una manera de potenciar la maldición, porque como toda magia negra, tenía su anulación, pero debía ser de doble manera como lo hacíamos nosotros en ése momento. Y la idea de la mitad del corazón de cada uno era una prueba muy difícil de anular más tarde. Remojé mis labios con mi lengua y me dirigí al sitio donde se encontraba oculto, tras algunos encantamientos de protección. @ Mica Gryffindor
  20. Hola, la vez anterior no llegué a participar. Esta vez espero que si. Dejo en color el equipo ganador. Gracias por la actividad. ID: 66173 Bóveda: 78420 Países Bajos 2 - 1 Estados Unidos Argentina 3 - 1 Australia Francia 2 - 0 Polonia Inglaterra 2 - 1 Senegal Japón 1 - 0 Croacia Brasil 2 - 0 Corea del Sur Marruecos 2 - 0 España Portugal 1 - 1 Suiza
  21. Primer Piso, Ministerio de Magia. Despacho de Supremo Inquisidor. Los labios de Mica Gryffindor volvieron a sentirse contra los míos. En aquella oportunidad no me alejé. Al parecer la bruja estaba demostrando un lado al que nunca había podido divisar. Hablaba sobre los caminos que podíamos tomar, en búsqueda de aquella maldición que tanto consideraba como objetivo. Mica recalcó los sacrificios que había realizado para demostrarme que realmente estaba encaminada en aquello. Pero todo aquello no significaba lo que uno hacía, sino a lo que queríamos llegar. Demasiado había sido al involucrarla en la maldición, una de las razones había sido porque era una bruja poderosa y estupenda. — ¿Es que acaso no lo ves, Mica? Podremos darle venganza a tu hermano. ¡Podríamos hacer lo que quisiéramos! Sería un mundo moldeado a nuestro gusto —le dirigí una sonrisa, más pensando en ésa visión del mundo más que de tener cerca a Mica. Pero a la vez, estaría junto a aquella bruja en ése mundo. ¿Acaso todo quedaría dentro de mi cabeza? ¿De verdad todo sería igual con el corazón nuevamente en mi pecho? Respiré, despidiendo todo el oxígeno que cargaba en mis pulmones. Repetí aquello unas tres veces. Miré nuevamente aquellos ojos verde esmeralda—. Está bien. Lo haremos a tu modo, en la mayor medida. Serán situaciones, aunque muchos ingredientes ya los tengo, asi que los usaré, haremos ambas opciones, mezclaremos como haremos nosotros con la maldición. Pero te digo una cosa, te advierto algo: ante la primera duda, ante un destello de vacilación o titubeo, lo haremos a mi manera. ¿Está bien? Había obtenido tres de los ingredientes. Y los otros tres estaban en proceso. Había uno que estaba en completa duda con las palabras de Mica, porque era el más importante, el que le daría la cereza al postre: la maldición hablaba de amor verdadero. Si ambos trabajaríamos en aquella maldición entonces las cartas cambiaban sobre la mesa, debíamos colocar sacrificios y situaciones. Debíamos poner algo de cada uno dentro. Y a la vez ése algo podía significar mucho más para el otro. Mantuve mis pensamientos durante unos segundos mientras aquella bruja seguía demasiado pegada a mi rostro. Tal vez lo que se me ocurría debería decírselo a lo último, asi no tenía margen para cuestionarlo. — ¿Me acompañas a la Gryffindor? Necesito un cable a tierra. Regresar la magia que hice, me va a costar un precio. Y dolor —miré a la bruja, claramente sin miedo. Pero ella tal vez lograría mantenerme firme y no explotar por los sentimientos que habían pasado de largo tras no tener un corazón. Era muy explosivo, era alguien que no pensaba las cosas, y estaba regresando lo que me hacía sentir. Debía ser cuidadoso. La última vez había sido lo de Kenzo Ito, por ejemplo. — Claro que estamos junto en esto. No creas que no lo sé. Pero entiende que tenemos diferentes puntos de vista, diferentes visiones del mundo. Pero podemos trabajar juntos en nuestros objetivos. Podrás amar y podrás vengar a tu hermano, te prometí ayudarte. Que no te tiemble la mano por ello —le dije mientras me levantaba de mi sillón y me colocaba al frente de la Gryffindor, para encerrarla entre mis brazos. La bruja también necesitaba un poco de atención, tenía que calmarse unos cuántos cambios. @ Mica Gryffindor
  22. Afuera del Ministerio de Magia. 22.30hs. Estaba parado por encima de unos de los techos más cercanos a las entradas del Ministerio de Magia. En una de las calles laterales, la cabina telefónica había sido arrasada por unas llamaradas de fuego. Las protecciones de Ministerio de Magia no permitían mucho el paso, de la misma manera que los ataques muggles con piedras, botellas de vidrio y todo lo que tenían a mano. El Ministerio de Magia se había encargado de proteger su entorno con unas 80 personas, todos con el uniforme de seguridad. Muchos portaban sus varitas, asi que aunque los muggles llegaran a las 120 personas, se encontraban desarmados. Miré detenidamente lo ocurrido. Me resultaba demasiado extraño que ninguno de los mortífagos apareciera en aquella escena, al frente de la batalla. Tampoco era la Orden de Fénix la que defendía las entradas. Por ésa razón estaba un paso atrás, solo observando lo que ocurría. El mismísimo Ministro de Magia se había encargado de crear una brecha entre los que apoyaban la Purga y los que no, teniendo ambas comunidades en ambos grupos rivales. ¿Y dónde me colocaría? No me interesaban los muggles, aunque si algunos desaparecían no me afectaría. Tampoco podía atacar al Ministerio porque toda la comunidad mágica pensaría que yo comandaba todo aquello, y Ludwig Malfoy lo había hecho. Por lo que podría aprovechar tal vez a hacerme con su cabeza de una buena vez por todas. ¿Y si Mica se enteraba? No me perdonaría tan fácil. Ambos grupos se estaban conteniendo. Cualquier razón sería la razón para que el caos comenzara. Rocé mi marca tenebrosa llamando a @ Sagitas E. Potter Blue y a @ Mica Gryffindor . Tal vez podríamos hacer algo los tres. Algo me detenía, cualquier hechizo que creyera en quitarme de encima a los muggles o desbaratar las defensas del Ministro, harían que sus ojos se posaran en mí. ¿Qué hacia? Retirarme a la Gryffindor era una buena opción.
  23. Los cálidos labios de Mica Gryffindor tocaron suavemente los míos. Mordí apenas aquella zona, la muchacha se estaba desenvolviendo lo mejor que podía. Ella me estaba demostrado que además de contenerse, tenía una visión del mundo totalmente diferente a la mía, por eso que ambas interpretaciones sobre la maldición eran tan distintas. La suya iba encaminada hacia otro lado. Negué un poco de lado a lado con la cabeza, escuchando sus preguntas en forma de respuestas. — Porque los sacrificios es el medio para obtener poder. Porque los puntos débiles te bloquen para llegar a los objetivos, Mica. No estoy seguro si como tú lo ves realmente es la manera correcta. Algo me dice que cada interpretación es un camino diferente, porque lo realmente importante es el objetivo. No se lo dije a Mica, pero su visión me resultaba más como una especie de contra maldición más que la maldición misma. La muchacha siempre iba a tomar otros rumbos que los míos porque su vida había sido totalmente diferente, aunque ambos estuviéramos casi sin familia. De hecho, jamás habíamos hablado sobre mi pasado y la maldición de los Lockestone. La Gryffindor no entendería que una de las razones que mantenía para lanzar una segunda maldición, es porque en mi antigua familia había existido, y aún perduraba, una primera maldición. Magia negra contra magia negra. De ésa forma era la única manera de que pudiera conseguir una vida sin desgracias. — Ésta maldición, Mica, es mucho más poderosa de lo que crees. Lograr realizarla y lanzarla llevará a más sacrificios que neutralizarán y moldearán un nuevo mundo. Pero te repito, cada interpretación puede ser única u otro camino por el que transitar. Puede que solo logre realizarla quien lo haga de manera correcta —la muchacha se había volcado por segunda vez por encima de su copa. Yo la había dejado a un costado. No sabía de qué forma podíamos concluir con aquel tema. Tampoco sabía cómo Mica iba a proseguir con los recuerdos que le había mostrado sobre mi corazón. Si la muchacha tuviera que sacrificar su corazón. ¿Lo haría? Tal vez siendo dos personas que trabajábamos en ésa maldición, tal vez solo necesitábamos la mitad del corazón de cada uno, y así podríamos conservar la otra parte. @ Mica Gryffindor
  24. Primer Piso, Ministerio de Magia. Despacho de Supremo Inquisidor. Mica miraba incrédulamente lo que le mostraba. En ese entonces, me daba a entender que muchas de las cosas no creía que las había hecho o las estaba por hacer. Observé durante unos segundos como intentaba procesar con toda la información y dejé que se dejara sobrellevar por ése sentimiento. En su cabeza ataba todos los posibles cabos sueltos. — Porque ya te lo dije, porque te amo y confío en vos y porque quiero que veas que me tomo todo muy estrictamente en serio —moví la varita mientras aquellos recuerdos se disipaban en el aire y volvían a mi cabeza. Contuve mí mirada algunos segundos de más, notando que intentaba cambiar de tema para procesar todo lo que había logrado descifrar—. Estuve mucho tiempo intentando descifrar ésa maldición. Según mis investigaciones son objetos, son cosas que se materializan. Está enfocado a sacrificios. Y no puedes sacrificar situaciones —aunque tenía que admitir que era una de las primeras veces en qué me cuestionaba su postura. Los libros en los que se acercaban al tema de las maldiciones podían interpretarse de muchas maneras, lo que hacía uno era probar y darle un sentido lo más coherente posible. Carraspeé mi voz, dejando la segunda copa vacía a un costado—. Es magia avanzada, no se puede averiguar intento tras intento. Me había costado muchas semanas encontrar un significado a las palabras escritas y otras cosas más. Siempre lo había leído con las mismas intenciones, de hecho había encontrado, según yo, ya tres ingredientes. Otros aún no los tenía disponibles para ello. Pensé en algunas cuestiones más: — ¿A qué situaciones específicas te refieres? @ Mica Gryffindor
  25. Primer Piso, Ministerio de Magia. Despacho de Supremo Inquisidor. Miraba detenidamente a Mica Gryffindor. La bruja no dejaba de insistir ante la situación en la que nos encontrábamos ambos, dentro de mi despacho con una copa cada uno en su mano. La bruja era muy poderosa y lograba cubrir su mente de manera impecable, pero sus palabras y su actitud me demostraba que insistía en varios puntos que no podía dejar pasar. No entendía la razón, por ejemplo, de porqué la bruja no activaba por su cuenta. “soy un tema aparte” o “yo no supe por dónde comenzar a buscar”, me sonaban a meras excusas. Aunque realmente amaba a Mica y eso era lo que en mi cabeza me decía que ella no lo entendía. La joven se enfocaba en las cuestiones que le había impuesto y explicaba lo que para ella era el amor. Ella veía la parte buena. Yo notaba en la parte mala muchas cosas más. La bruja no lograba visualizar que el amor afectaba como fortaleza, pero ante alguna decepción o desamor actuaba peor. Negué con la cabeza, no estaba allí para pelear, me había disculpado como mejor me había salido. Ya no quedaba tiempo para hablar, sino para actuar. — Porque te amo, ya te lo dije. Con o sin corazón, duele, Mica. Y a veces lo que dicte nuestro corazón no es tan importante como los objetivos. Desde el juramento que realizamos, mi realidad ha cambiado drásticamente. No sé si sea una barrera o una ayuda, pero prometí no lastimarte. Por eso estoy aquí pidiendo perdón y por eso debo evitar cualquiera de esas cosas —saqué mi varita, no para servir una tercera copa de licor, sino que la llevé automáticamente a mi cabeza y toqué mi sien—. Y confío en ti y ahora sé que podremos encarar la maldición de todas maneras. Pero aún asi, sigue siendo tú decisión. Si vamos a hacerlo, lo hacemos juntos. De la punta de mi varita empezó a brillar una luz plateada, como si fuera una pequeña luna plateada, que al estar enganchada de la punta de la varita, empezó a alargarse como un hilo cuando ésta se alejó. Cuando el recuerdo se cortó, aquella hebra plateada se quedó colgando pendiente, mientras la sacudía ante Mica. Allí mismo mostró unas leves imágenes ante Mica, brindándole toda la información que desconocía. Aquello se centró en un pergamino que recitaba: Amor verdadero. El renacimiento. El fantasma del pasado. El centro de la magia. Una lágrima de dolor. El deseo oculto. El sacrificio de la sangre. y la Maldición Oscura será La siguiente mostraba un Mael en lo que parecía la cripta, con algunas velas alrededor, un gran caldero donde humeaba un líquido casi negro con algunas chismas doradas. Había una pequeña figura en el suelo rodeada de sangre, una daga, una mesa de piedra y una especie de baúl o caja pequeña. Ése Mael sacaba de su pecho algo de tamaño de su mano, lleno de sangre y lo guardaba en ésa caja. Blandiendo su varita y rodeando el artefacto con una especie de niebla negra. Luego iba contra una pared y lo resguardaba dentro, en lo que conocía como las criptas (nuevas) de la Gryffindor. Terminó el recuerdo y levanté la vista. Ahora Mica ya sabía dónde conseguirlo. @ Mica Gryffindor

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