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Reena Vladimir

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Todo lo publicado por Reena Vladimir

  1. "Convulsos" La palabra me bloqueó la mente, ¿A qué diablos se refería? Las cosas en el pueblo estaban tranquilas... o eso creía yo al menos, el tiempo fuera bien podía haber traído cambios. -Acabo de llegar osea que no podía ser yo, igual algún conejo o la misma Mohitié... Le quité importancia porque un simple ruido no me parecía demasiado llamativo, la noche siempre está llena de ruidos. Pero la sensación de vigilancia seguía ahí, ni se había movido y cuando mi prima me dijo que me pusiera a su espalda, empecé a buscar alrededor. Sentí el tirón que me dio Heliké al ponerme a su espalda y unidas por ahí me aseguré de que no hubiera nadie mas en la parte de atrás o por algún otro lado, que pudiera ponernos mas en peligro aún. -Vampiro... Se me escapó el susurro lleno de odio, esperaba que mi prima no se fuera a ofender, pero vamos, aquel adonis, podía ofenderse lo que quisiera, siempre y cuando lo hiciera fuera de mis terrenos. Que quisiera hablar con Heliké no me pareció tan raro, pero al parecer no sabía guardar las formas mortales, ya que se presentaba a aquellas horas. Lo que me hizo volverme fue lo que le contestó la castaña. Fruncí el ceño y miré por encima del hombro, justo antes de girarme del todo y meter la mano por debajo del brazo de mi prima para poder apuntar a la elegante figura sin ponerla a ella en peligro. No me asombraba, estaba curada de la belleza mortal que los de su especie ostentaba. Si mi prima no quería escuchar a aquella figura, pues por mi bien. -No eres bienvenido! Márchate y mándale por carta toda la información. La boda de Matt y Heliké no la iba a reventar ni el mismísimo Grindewall por muy oscuro que fuera su poder.
  2. Cuando estaba a mitad de camino hacia la mansión, la sensación de que me vigilaban se metió entre el hambre y yo, no me gustaba sentirme de esa forma en mi propia casa, desenganché la varita de la manga de mi túnica y la dejé resbalar hasta la empuñadura, lista para lo que pudiera ocurrir. -¿Reena? -Escuché y di un salto hacia atrás, bajando la varita cuando la forma que me había llamado, tomó forma de Heliké. -Prima que susto mas grande me has dado... Coincidía con ella, de que si no la llego a reconocer, una maldición hubiera salido volando de mi varita, pero me quedé sorprendida por lo de que estuviera haciendo una ronda, le quitó importancia, pero ahora estaba alerta y no me tragaba la estrategia. -Puedes hacerlas tranquila, pero, ocurre algo ¿te sientes observada? Comparte tu paranoia, venga. Empecé a avanzar hacia la casa, pero sin dejar de mirarla. Uno no hace rondas de seguridad por capricho o aburrimiento, debía tener otro motivo y quería saber cuál era porque yo podía poner mas seguridad en la mansión al ser la matriarca.
  3. llevaba mucho tiepo fuera. Iba envuelta en mi capa marrón. A pesar de que por el día las temperaturas eran importantes, por las noches, se notaba el cambio. El cansancio hacía que notase aun mas la diferencia y por ello, que mi sencillo vestido verde, de sacerdotisa, y la capa de lana, no fueran suficiente para mantenerme caliente. Andar tranquilamente, pero sin detenerme, era lo único que hacía que no sintiera frío. Las puertas de hierro forjado que cerraban los terrenos de la mansión, chirriaron cuando aparté una de las hojas para poder entrar y luego no tuve especial cuidado en mantener la noche en silencio mientras avanzaba por el camino pedregoso que llevaba hasta la mansión. No tenía motivos para temer en mi propia casa, total, como mucho, podía salirme Mohitié, saltarme encima y mancharme la ropa o lamerme la cara. Pero ni siquiera la idea del ataque sorpresa de mi quimera, me distrajo de imaginar el suculento plato de sopa que le pediría al primer elfo que me surgiera al paso cuando entrada en la casa. -Que hambre... -murmuré para mi sintiendo que la boca se me hacía agua. @
  4. A pesar del cansancio, se confirmaban mis sospechas, aquella mujer era sacerdotisa de los animales. Estaba segura de que en cuanto conociera a mi tía Sagitas, o se llevaban la mar de bien o se mataban por los animales que ella tenía en el circo... Esperaba que no hubiera sangre de por medio, lo que menos quería era quedarme sin un miembro de mi familia y la pelivioleta menos que nadie. Ella siempre había sido mi pilar en la vida, aunque algunas veces se retorciera y pareciera mas una culebra bailona... -Otro trabajo ¿eh? Bueno, si necesitas ayuda, házmelo saber. Que me contase que tenía cosas que hacer me parecía extraño. O bien era sincera y prefería evitarme las sospechas o es que tenía incontinencia verbal y había hablado mas de la cuenta. Pero con un suspiro lo dejé correr y le asentí ante su aceptación de hospitalidad. La mala fama de mi árbol sagrado me la sabía de sobra. Iba a acercarme para ofrecerle un apoyo a la anciana, que por lo visto tenía dificultades para avanzar, cuando preguntó por mi prima. -Heliké, dice? No, pero puedo preguntar por ahí... ¿Por qué la busca? ¿Podría describírmela? Aquella anciana, había reconocido asuntos privados y ahora preguntaba por mi prima. Aquello empezaba a no gustarme.Tendría que advertirle a mi prima de que se escondiera unos días. -Claro, si no busca comodidades aquí hay celdas de descanso, dígame como tratarla por favor, yo me llamo Reena. Al final la tomé del codo y la acerqué a un plato de piedra que teníamos, en el que ardía el fuego que nunca se apaga, por suerte daba calor y la luz que desprendía nos venía muy bien. Además claro, tenía aspectos espirituales...
  5. Abrí los ojos y sentí que a pesar de mi fina capa, que todavía estaba húmeda, empezaba a sentir calidez. Me estaban hablando a mi y aunque sentía la presencia de mi tía, me volví con una sonrisa en los labios. -El confesionario está abierto al viajero siempre. Sea bienvenida. Hice una pequeña reverencia y cuando miré a la anciana, me di cuenta de que estaba ante una sacerdotisa desconocida, seguramente el cansancio me había impedido identificarla antes, por suerte los ojos no me habían fallado. -Sea cual sea su orden y religión, éste es su sitio y sí, es un tejo. Me acerqué unos pasos y retiré mi capa, tenía que acabar de entrar en calor o me podría enfermar y no me apetecía nada en absoluto. -Puedo ofrecerle un fuego en el que calentarse y tal vez algo para comer? Miré a mi tía, en aquel momento y gesticule con los labios una pregunta, pero sin hacer ruido ¿Hay sopa? Si me decía que no había, llamaría a Taga para que trajera algo de la mansión. Le pediría incluso algo para mi, no recordaba con exactitud la ultima vez que había comido adecuadamente y puede que tanto cansancio fuera debido a ese detalle.
  6. Había pasado tiempo, había pasado demasiado tiempo, pero al fin había vuelto... Me había aparecido cerca y andando había ido hasta el confesionario. La puerta estaba abierta y desde el interior salía cierto aire. Me arrebujé en la capa y traspuse el umbral en busca de descanso. Suspiré y me bajé la capucha, nada había cambiado, eso era un consuelo, no estaba para cambios, no estaba para socializar. Solo quería descansar. Solté la mochila de piel, que llevaba colgando del hombro y me estiré un poco, para desentumecer los músculos y relajarme, el viaje había sido largo y pesado. Avancé hasta la figura encapuchada a la que yo solía adorar. Era de madera y en sus manos portaba un árbol, diminuto en comparación, pero estaba vivo... -¿Por qué me tratas así? Su respuesta se iba a demorar y seguramente sería críptica, pero el tejo milenario, me la daría...
  7. No me esperaba aquella intrusión en la conversación, ni la forma en que se entrometió dando voces y haciendo aspavientos con los brazos. Del susto, me había subido los pies al sillón y apuntaba con la varita al hombre que se había acercado, preguntándome quién era él, que se sorprendía por la marcha de mi hija y no por mi divorcio... -Sagitas! por la luz bendita! Ahora que había saludado con voz normal se la reconocía sin dificultad, pero el susto había sido real y el disfraz era muy bueno, para qué negarlo. -¿Cuánto hace que no cenas en la vladimir tía? Sabes de sobra que si estamos en el pueblo cenamos todos juntos. Suspiré y le ofrecí una silla para que nos acompañara si quería a tomar café o a cotillear según le apeteciera. -A todo esto, estas en una misión o algo por el estilo? No estaba muy segura, porque si se hubiera olvidado del disfraz nos había saludado y no habría entrado en la tienda como si no nos conociera de nada
  8. El tiempo que permaneció en silencio, estando yo a su lado, me hizo ver que en su interior había algo que lo intranquilizaba, de no haberlo hubiera reaccionado mas rápido, aunque debía admitir que su fachada era sólida. Le sonreí con tranquilidad y le tendí una de mis laceradas manos. -Reena Vladimir, a tu disposición. Asumí que venía en misión oficial ya que se presentaba con el cargo ministerial y le asentí para afianzar con ello que yo era la dueña de aquellas piedras y cualquier cosa física que pudiera haber en su interior. -Quieres pasar a una sala de descanso para que podamos hablar con mas libertad que aquí? Así no perturbamos la paz del resto... Le hice una suave gesto al hombre que no buscaba ni refugio ni respuestas, mientras le sonreía y esperaba a que me diera su respuesta para poder guiarlo, aunque lo que mas ganas tenía era de mirar las llamas de las velas a ver como se comportaban, por si podía alguna de las respuestas que no necesitaba.
  9. Estaba intentando convencer a Matt de que se quedara y me explicara, por qué de repente, huía de Heliké. Mas aún estando en el confesionario, donde ella sabía que debía ser imparcial y justa. Si en algun lugar estaba seguro, era en el templo... Una figura entró en el confesionario y distrajo mi atención por unos instantes, mientras la seguía con la mirada. Luego volví en mi misma y de puntillas le di un beso en la mejilla a mi primo, le susurré un "La luz guíe tu camino" y lo dejé ir, o mas bien me fui yo. Aquella figura que había entrado me intrigaba. Estaba allí sentado, pero su aura me decía que no estaba a gusto de todo estando allí. Lo observé y luego me acerqué sin hacer mas ruido que el frufru de mi sencilla túnica verde que arrastraba por el suelo. -La luz guía tu camino, viajero. ¿Buscas refugio o respuestas? Me había sentado a su lado y no pude evitar inclinar a un lado la cabeza, mostrando mi curiosidad, esperaba no importunarle y si era el caso, esperaba que me lo dijera. Un "Hola" se escuchó a nuestras espaldas, pero no me volví, el hombre había llegado primero y debía saber si necesitaba ayuda, antes de pasar al siguiente, aunque si se acercaba entonces no le ignoraría, además, andaba por allí Heliké y podía echar una mano, para variar. @@Edmund Browsler @ Perdón por la espera chicos!
  10. Abrí los ojos al escuchar hablar a @@Matt Blackner, me giré al comprender lo que había dicho y me quedé sorprendida porque estaba nervioso, su aura le delataba y la frase no le había ayudado... -Primo. Miré a Heliké en busca de información y luego avancé hacia el pelirrojo. Sabía de sobra que no le gustada demasiado el contacto, que era tímido por naturaleza, pero lo abracé de todos modos. -No tienes que irte, siempre eres bienvenido y puedo protegerte... Fue un poco difícil murmurarle al oído, porque me sacaba un buen trozo, pero al tenerlo abrazado solo tuve que ponerme de puntillas y estirar en cuello. Lo solté y me quedé frente a él, quería saber si estaba bien, no me gustaba el ambiente que se estaba creando en el confesionario.
  11. Llevaba tiempo queriendo pasar la noche en vela, disfrutando simplemente de la vigilia. Por fin había calentado lo suficiente como para poder salir a los jardines en pijama y sin abrigo, así había salido y estaba sentada justamente al lado de la puerta principal, con la cabeza de Moitihé sobre mi regazo. En cierto momento, levantó la cabeza e hizo que yo la bajara de las estrellas. Alguien se había aparecido en la entrada y ahora parecía no tener prisa por llegar a la casa. El brillo del aura que rodeaba al visitante, me dejaba ver que estaba disfrutando con lo que sentía. Al parecer a esa persona le gustaba la noche. Cuando se acercó lo suficiente, pude distinguir a Heliké bajo aquella capa que la acompañaba en movimiento. Acaricié el cálido pelaje de la quimera, no quería que se alterase y se atacasen mutuamente. Observé a mi prima, por si reparaba en mi presencia y luego volví a levantar la mirada al cielo, hacía mucho tiempo había dado un curso sobre astronomía y lo echaba de menos... Tal vez debiera volver a la academia a ver si podía especializarme o algo por el estilo...
  12. Miré a Heliké, se había agarrado ya a sus revistas (?) esperaba que esta vez las pagase, o al menos que las devolviera cuando terminase de leerlas y luego me centré en Cye. Me parecía extraño que alguien a quien hacía tiempo que no veía, notase esos cambios. Claro que después de unos segundos, recordé que ella era sacerdotisa y era mas que probable que hasta lo adivinase, aunque había tenido la delicadeza de preguntar. -Bueno, lo cierto es que si ha ocurrido algo... Respiré profundamente y antes que nada, saqueé la varita y la agité para aparecer el refrigerio que necesitábamos, luego acerqué un sofá para la vampiro y una vez instalada ésta, volví a respirar profundamente y lo solté. -Xell se ha marchado y me acabo de divorciar, ale, ya lo he dicho. Ahora teneis que contarme algo vosotras. Me agarré a mi humeante taza de café y esperé a que ellas hablaran, porque algo debían decir ya que yo les había contado algo que nadie mas sabía.
  13. http://i983.photobucket.com/albums/ae313/Epolar/SAW/saw.png Oficina del ministro Desde La Oficina del Ministro y los Servicios Administrativos del Wizengamot pasamos a dejar constancia de la disolución del matrimonio contraído por Kevin Hadintong con Reena Rosier Vladimir como cónyuge, el 29 de mayo de 2012. Ruego por favor que se incluyan estos datos en el apartado correspondiente a la mayor brevedad posible, de la siguiente manera: Registro de estado civil: Divorciado de Reena Vladimir Reena Vladimir Jefa de los saw
  14. http://i983.photobucket.com/albums/ae313/Epolar/SAW/saw.png Oficina del ministro Desde La Oficina del Ministro y los Servicios Administrativos del Wizengamot pasamos a dejar constancia de la disolución del matrimonio contraído por Reena Rosier Vladimir con Kevin Hadintong como cónyuge, el 29 de mayo de 2012. Ruego por favor que se incluyan estos datos en el apartado correspondiente a la mayor brevedad posible, de la siguiente manera: Registro de estado civil: Divorciada de Kevin Hadintong Reena Vladimir Jefa de los saw
  15. Miré a mi alrededor, Matt tenía razón, si les ponía a trabajar y los niños estaban allí se volverían locos si no los vigilaban de cerca. -Vale, pero tendréis que asegurar una zona o no les dejaré salir. Me froté la cara con preocupación, aquello había sido tan repentino que todavía no lo asumía. Lo único que me tranquilizaba un poco era que como las vacaciones habían comenzado, los niños empezarían a irse poco a poco con sus padres. Así serían menos los que se dieran cuenta de que en cualquier otro momento, tendríamos que cerrar por seguridad, hasta que todo estuviera arreglado. -Primo, tengo que pasarme por la ventanilla? o les avisas tu? Ahogué un bostezo de cansancio y esperé a su lado a que me dijera algo, mientas, ambos observábamos en agujereado patio trasero...
  16. Hoy me había levantado melancólica y no había mejor lugar para sanar esa sensación que el confesionario. Era temprano, aunque nunca demasiado temprano para ir hasta ese lugar de paz. El paseo que me di desde la mansión hasta el confesionario, sin contar con las desapariciones, me dejó la mente un poco mas despejada. A pesar de que los días ya se tornaban calurosos, sin el sol en lo alto aún refrescaba y arrebujada en mi capa, con la nariz fría llegué al santuario. Tal vez porque no era muy habitual encontrar a alguien allí refugiado, me sorprendió ver que había alguien en su interior. Saludé con un susurrado "la luz sea vuestro guía" y me dirigí a la pared de las velas. Me sentí mejor cuando la luz me dio en la cara, pero cerré los ojos y permanecí frente a las luces, me centré en una que estuviera apagada y con el tiempo se encendió, no sé cuanto, pero me sentía muchísimo mejor... Ahora estaba preparada para enfrentarme al trabajo, un día mas...
  17. Le sonreí a Matt y le guiñé un ojo. Todos habíamos sido perseguidos en un momento u otro, pero si traía flores no parecía tener prisa, por lo que o disimulaba bien o simplemente estaba de visita. -Bueno chicas, creo que me voy a roba a estos dos mientras vosotras os vais de compras... Me giré un poco para mirar a Cye y a Heliké, mi cara era malvada, pero no estaba pensando en meterles mano, aunque eso ellas no lo supieran. Lo iba a intentar todo para no acabar rodeada de ropa o alguien diciéndome que me quedaba muy bonito cuando personalmente no tenía intención de sacar esa prenda de la tienda. -Os hace una cerveza de mantequilla mientras ellas gastan? Pregunté cuando los sacaba por la puerta de la mansión, bien podían decidirlo mientras salíamos de los jardines y llegábamos a la calle, donde podríamos desaparecernos sin problema alguno. Pero el paseo era bien corto. @@Matt Blackner @Ishaya
  18. Había pasado ya un tiempo, si las llamas no habían traido a mas, es que verdaderamente no los había y por ello me puse en pie, para intentar el inicio del ritual que nos había llevado hasta allí. -Hermanos, hermanas, bienvenidos a esta noche oscura en la que la magia nos abrazará... Con suaves gestos pedí que hiciéramos un círculo y le ofrecí mi mano derecha a Anabelle y la izquierda a alguien desconocido. Teníamos mucho que hacer antes de que el alba rompiera sobre nosotros, por nuestro bien, por el bien del resto
  19. Abracé por segunda vez a mi prima con una sonrisa en los labios, mientras en mi mente se repetía lo que ella había dicho: "es amargo y negro como el alma de algunos" Me hacía gracia que pensase eso y sabiendo que ella me conocía bien yo tomaría café. -Té entonces -dije con alegría, mientras le ofrecía el brazo. Mientras íbamos hacia la trastienda pensé en lo ultimo que me había preguntado, porque yo creía que estaba haciendo buen trabajo en cuanto a guardar la apariencia, aunque al parecer me estaba equivocando. -He estado bien, aunque si, estoy algo nostalgica, llevo unos meses así, por eso volví a casa, aunque salga poco. Le sonreí con timidez, debía ser la primera vez que lo admitía en voz alta y antes de morirme de vergüenza sonó la campana de entrada, salvándome de dar mas explicaciones. Heliké me salvaba. -Bien, bien, aquí, íbamos a tomar un refrigerio, ¿te apuntas? Oh revistas, en la sección de pociones las tienes, son fáciles de encontrar. Heliké había estado tantas veces en la librería que casi sabía mejor que yo donde estaba cada cosa, por lo que confiaba en su buen hacer y no tenía que estar vigilandola mientras consultaba, tal y como hacía con cualquier otra persona, no fuese que dañase alguna de mis obras, haciéndolas tener menos valor o ultrajandolas de forma que se beneficiasen ellos a mi causa...
  20. Miré a mi primo y sopesé eso del meteorito, no había escuchado nada al respecto y eso era un tanto raro. -Tal vez tengamos que llamar a los de accidentes Matt porque yo esto no sé como repararlo, ni sé como ha ocurrido. A decir verdad desde que empezaran las vacaciones de primavera (semana santa) no me había asomado al patio para nada, por lo que no sabía en qué momento había ocurrido aquella catastrofe. -Si, creo que iré a pedirles a los accidentosos que se pasen a mirar esto porque así no puedo dejar que los niños salgan y dentro, no les podemos tener indefinidamente. Suspiré con cansancio, maldito primer día, me froté la cara y cogí rumbo al interior, para calmar a los niños e interrogar a los elfos domesticos que deberían haberme informado de esta grandisonara incidencia.
  21. El silencio se habia acabado, los niños habían vuelto de las vacaciones de primavera con las pilas cargadas al máximo y eso siempre era una alegría, aunque conllevara para nosotros mucho trabajo y agotamiento ante su difícil control. Llevaba un rato en el pasillo dirigiendo a los niños y avisando a los elfos y profesores de que controlasen a uno y a otro. Que no pintasen en las paredes, que no se metieran en las papeleras, que no fuesen en tropel al baño... Aunque esto era mas dificil cuando con cara de espanto uno de los niños me contó una historia: -Mi hermano mayor me contó que en Hogwarts hay un fantasma que se murió por ir sola al baño, profe! El niño era dulce y parecía muy asustado, por lo que les conté yo a su vez, a todos los que hacían piña para ir juntos al aseo que Harry Potter había espachurado a la serpiente que hacía eso y que ellos estaban a salvo. Solo esperaba que a ninguno de los mayores se le ocurriera traer una de esas culebras de goma que tienen los muggles, para sembrar el caos a mi guardería. -Venga, de uno en uno y que yo os vea lavaros las manos. Los dejé ir ante la llamada de una de las profesoras que estaba en la puerta exterior. -No podemos salir al patio, hay un agujero enorme. El día mejoraba por momentos...
  22. Miraba a toda la familia como debatía y se amenazaba. Cualquier otra familia en esta situación, sería como un polvorín pero yo sabía que mi gran y ruidosa familia, sólo era eso. Se querían, daba igual que lo negaran. Y eso me hacía sonreír. Me levanté con ellos cuando decidieron irse de compras y no intervine mas en la conversación salvo para darle la bienvenida a @ que al pobre habían dejado en la puerta, como si fuera un macetero. Y nunca mejor dicho porque traía flores. -Aiiiiis que gusto verte! no vendrás en busca de refugio porque te estén persiguiendo no? Lo miré como si dudara pero la sonrisa de mis labios decía que estaba realmente contenta de su regreso y de que nos hiciera una visita, aunque también cabía la posibilidad de que solo estuviera buscando a su mujer. Aparté ese pensamiento y lo dejé simplemente en que me alegraba de verlo.
  23. Al fin la campanita sonó dentro del local y eso quería decir, clientes. Me alegré porque con el pasar de los días había llegado a la desesperanza de pensar que no podría mantener a flote la tienda de mi hija y eso me dolía en el alma mas de lo que la gente imaginaba. Una voz siguió al tintineo y si antes había saltado de mi silla para ir a atender, ahora casi salí corriendo de la trastienda para abrazar con fuerza a otra rubia que hacía mucho tiempo que no veía. -Cye!! Que gusto verte y que inmenso placer tenerte aquí! La solté para no incomodarla, yo seguía siendo muy emotiva, por lo que continuaba olvidando que a la gente le incomodaba el contacto físico, pero no me atreví a soltarle las manos por si se le pasaba por la cabeza huir de mi tras el recibimiento. -Vienes sólo a comprar o sólo a verme a mi? Esperaba que supiera que estaba bromeando ya que la cara comenzaba a dolerme de tanto sonreír, pero la broma fue impulsada por el miedo a sentirme sola que arrastraba desde que mi princesa se había marchado. Algunas veces me sentía tan patética... La arrastré mas al interior de la tienda, mas por practicidad que por que estuviéramos en un mal lugar, pero ya que alguien había entrado, no quería espantar la posibilidad de que otra persona decidiera entrar en la librería. -Un té? un café? sólo una butaca? Me sentía como si me hubieran regalado algo de grandísimo valor y no cogía en mi de la felicidad.
  24. http://i983.photobucket.com/albums/ae313/Epolar/SAW/saw.png Desde la Oficina del Ministro y los Servicios Administrativos del Wizengamot pasamos a dejar constancia de la legalidad de: El matrimonio contraído por Andrew Potter con Alec Amadeo Malfoy Myrddin como cónyuge. El día 14/03/2016 en Londes, UK. Para ello aportamos este diploma acreditativo. Ruego por favor que se incluyan estos datos en el apartado de "Licencias, Tasas y Registros" a la mayor brevedad posible, de la siguiente manera: Registro de estado civil: Casado con Alec Amadeo Malfoy Myrddin Muchas Gracias. Reena Vladimir Jefa de los SAW
  25. Miré a Taga con una sonrisa y le asentí para que sirviera otro plato mas de sopa. Estaba contenta de que se nos uniera Heliké. No tardó mucho en volver y vi que las disculpas de mi prima poco hacían por tranquilizar a mi tía, pero mira, ella se lo perdía. Yo estaba dejando atrás el cansancio y me sentía mucho mas animada. La familia siempre alegra. -A alguien le apetece dar un paseo por Londres conmigo? Mañana? Lo había preguntado de forma impulsiva y luego caí en la cuenta de que no lo iba a disfrutar mucho si antes no pasaba por la cama unas cuantas horas, por ello me había retractado y lo había ofrecido para mañana, esta noche debía dormir. -Tengo que hacerme con ropa nueva y me da pereza ir sola, ¿Alguien se anima? Si en algún momento llegaba a insinuar que pagaba la familia entonces mas de una querría ropa nueva y aunque quería compañía creía no estar tan desesperada

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