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Veronica Prince Rambaldi

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Todo lo publicado por Veronica Prince Rambaldi

  1. Miraba a mi hijo que jugaba con mi elfina, aún me sorprendía ver a mi pequeño, tenía algo más de un año y medio pero parecía un pequeño de cuatro años, cualquiera hubiera dicho que Merlín había heredado mis poderes demoníacos. Lo observé con ternura, debía ser lo único que había sacado de mí, el demonio interior, porque sus ojos y sus cabellos eran del color de los de su padre, claro que debía reconocer que me hubiera gustado ver sus cabellos casi blancos como los míos y mis ojos miel en su rostro. Aunque sí debía reconocer que sus rasgos faciales eran más similares a los míos, a los genes de mi familia que a los de su padre. El sonido de la puerta me distrajo unos minutos y me acerqué a la ventana de mi habitación, pero no alcancé a observar quién había llegado. Las risas de Nahir y Merlín me hicieron volver hacia ellos, estaban ambos enredados en un juego para ver quién ponía más piezas en un rompecabezas tridimensional. Me gustaba que mi hijo tuviera habilidades manuales no mágicas. —Nahir, quédate con Merlín —dije de pronto, una idea loca se me había venido a la cabeza y no tenía mucha idea por qué —iré a decir a los elfos de la cocina que nos preparen una canasta así vamos a hacer un picnic fuera, así aprovechamos los últimos calores del verano antes que el otoño se nos venga encima. La elfina asintió y yo me dirigí hacia la cocina de la Mansión, mientras que pensaba que mi madre se estaba perdiendo el crecimiento de su nieto, claro que ella misma tenía a mis hermanitas de las cuales hacerse cargo. Me sorprendió sentir el movimiento que había en la cocina, preguntándome si habría venido alguien al hogar, últimamente éramos pocos, de hecho ni yo salía demasiado con mi hijo. La verdad es que el mundo mágico me tenía algo desinteresada, había centrado mi existencia en la crianza de mi pequeño y bello demonio.
  2. Sonreí, la empatía, las sensaciones que la herencia veela que corría por mis venas me daban esa ligera e interesante sensación de sentir cuando alguien se preocupaba o se ponía a la defensiva. En el caso de Anthony era extraño, se notaba la pureza de un alma genuina y transparente. Y eso en realidad me agradaba, y mucho, de él. Escucharlo hablar de tan variados temas, como ahora los helados y el local de los cincuenta sabores me demostraba una vez más que la noche sería interesante y definitivamente debía pedirle los datos exactos de la ubicación de la heladería, estaría bueno llevar a mi pequeño a probar algo nuevo cuando los días fueran más cálidos. —¿Helados azules? He oído hablar de algunos celestes llamados crema de cielo, son como una crema americana con un sabor algo más ¿cómo explicarlo? —me sonrojo consciente que no saber describir algo, siendo periodista no me dejaba bien parada, pero los sabores y la dulzura no siempre es fácil describir a los demás, se deben experimentar y él lo estaba poniendo en práctica, mientras me entregaba una bonita copa con una bocha azul con chispas de colores —gracias —dije con una sincera sonrisa a mi acompañante. —Pues estoy segura que la magia le ha puesto siempre a mano personas con su misma sintonía para ayudarle a llevar adelante grandes eventos —sonreí mientras me detenía a probar un bocado del helado —riquísimo —comenté mientras el fresco y delicioso sabor llenaba mis papilas gustativas para luego deslizarse por mi garganta llenando mi ser de una agradable y refrescante sensación. Fue extraño, en ese momento lo sentí, me detuve y cerré unos segundos los ojos y luego los volví a abrir, recorriendo la sala con mi ojimiel mirada. Podía sentirse la vibración del amor puro en el aire y era extraño, no siempre se reconoce al verdadero amor. Por unos segundos observé a Anthony, él parecía haberlo sentido también. ¿La magia del amor? Pero el sonido de unas copas nos trajeron a una realidad que teníamos junto a nosotros, tomé el brazo de Anthony y le sonreí con afecto genuino. —¿Una sorpresa? Vaya vaya, en realidad usted no deja de tener nuevos detalles a cada segundo mi estimado Señor Malfoy —dije en verdad complacida mientras le acompañaba a los asientos que él había elegido —que maravilla —comenté, disfrutando de aquella función especial, pudiendo sentir aún en el aire la pureza del verdadero amor flotando entre las notas de la noche. @ Anthony R. Dracony M. Me disculpo por la demora, problemas familiares.
  3. En el Teatro Apollo junto a @ Anthony R. Dracony M. Si mi caballero dragón estaba magnífico el lugar al cual ingresaba de su brazo era digno de su magnificencia. Sin lugar a dudas toda la decoración era fantástica, el ambiente era como un bosque encantado en verdad, flores, follaje, la bruma y las luces que desde unos candelabros de cristal iluminaban el ingreso. La decoración nada debía de envidiarle al ingreso, más plantas y esferas y luces llenaban de magia la visión y el aroma de las bebidas y los bocadillos cuyo colorido atraía tanto como la decoración. Sonrió mientras me dejo guiar por mi acompañante y debo reconocer que me siento feliz y maravillada por lo bello del lugar. —Me parece fantástica la opción, ¿alguna sugerencia especial? —pregunté para que mi acompañante me guiara en las bebidas —¿una fuente? —miré a nuestro alrededor mientras que pensaba que sí, en todo bosque encantando siempre hay una fuente de agua, un lago, un río o como en ese momento aparecía Anthony, una bella fuente que parecía un manantial —una magnífica idea Señor Malfoy, pero creo que ha olvidado que le he pedido se atreva a llamarme Verónica —dije pasando del tono de admiración al de picardía, sigo su mirada y veo su interés y sonrío —helados, ay, espero que luego podamos tener la posibilidad de probarlos, me agradan los sabores que sorprenden al paladar —comenté recordando que en algunos de mis viajes había probado de los más variados, desde tuna hasta malbec o torrontés. —Pero cuénteme Señor Malfoy ¿siempre ha tenido ese don para organizar y decorar celebraciones? ¿Qué otro don oculto he de descubrir esta noche?—pregunté con un interés, no solo profesional, sino buscando conocer más a mi tan admirable acompañante. Me encantaba todo lo que había realizado y no tenía ningún reparo en felicitarle y admirarle por su labor en aquel baile tan especial en un mes lleno de tantos simbolismo al homenajear al amor y la amistad.
  4. En el ingreso del Teatro Apolo con @ Anthony R. Dracony M. Me detuve unos segundos apreciando la decoración, sin animarme aún a ingresar y mientras esperaba unos pasos se acercaron a mí, me giré y casi quedé sin aire al descubrir aquella cabellera verde y esos ojos miel, que parecían encubrir una dulzura y una fuerza sorprendente. Por unos segundos no pude reaccionar, sorprendida por nuestra similitud en las máscaras y por lo elegante y bello del traje, parecía que le quedaba pintado, obviamente había sido hecho a medida. —Señor Malfoy —susurré aún insegura de si debíamos revelarnos ante los demás invitados así de repente —espero que no le moleste que le diga que luce usted guapísimo —dije con una sonrisa tímida y agradeciendo que esta vez la máscara que cubría parte de mi rostro ocultara el arrebol que había cubierto mis mejillas. En verdad se sentía bien poder compartir con un hombre guapo e inteligente una noche tan mágica como era la del baile en el Bosque Encantado, tal cual era la temática que los organizadores habían elegido. Extendí mi mano para apoyarla en el brazo de mi acompañante y acercándome delicadamente a su oído susurré un Gracias. Era un poco por todo, por haberme invitado, por haber confiado en mí para publicar la reseña del evento al que íbamos a asistir, por haber escogido para mí un vestido tan hermoso, de hecho las alas parecían ser tan reales, notaba como se plegaban suavemente a mi espalda para impedir que chocara a alguien con ellas y como parecían aletear con delicadeza, produciendo una brisa que emanaba un perfume a flores. —En verdad vuestra organización se ha pasado, les felicito —agregué con un dejo de orgullo al pensar que estaba con uno de los genios organizativos y otra de ellos era mi querida madre y mi tía, imaginé que luego podría buscarlas entre los presentes intentando adivinar quiénes eran ellas tras las máscaras. Aunque no dudaba podría sentir el demonio que había en mi madre, después de todo, era eso lo que más nos unía, tener madre e hija en el interior de cada una de nosotras. Con una sonrisa de niña feliz esperé a que mi acompañante me indicara por dónde ir en el Teatro Apolo.
  5. Con @ Anthony R. Dracony M. en la cafetería. Sonreí, sus palabras eran halagadoras y fui consciente que tuve un gesto de coquetería, era halagador que un hombre tan atrayente e interesante como era el caballero a mi lado me invitase y dijera esas palabras. Claro que me picaba y me mandaba a callar el hecho de recordar que había cubierto su boda, me sonrojé, pero intenté ocultarlo tras mi taza de café. —Le aseguro mi estimado Señor Malfoy, que para mí será un placer compartir esas horas con usted, espero no aburrirlo con mi vida, se ha vuelto un poco rutinaria, pero estoy segura que sus anécdotas deben ser más que interesantes —en verdad iba a lograr que terminara del rojo de los tomates y las frutillas, escuché sus palabras sorprendida y a la vez halagada, enviaría a su elfina a entregarme un vestido y un antifaz para la gala. —Oh, en verdad va a lograr que el rojo del atardecer parezca una pálida pincelada al lado de mis mejillas, ¿tanto me va a consentir? Aunque entiendo que dadas las pocas horas para el inicio del Baile usted ya conoce mejor lo más adecuado para lucir —sonreí y me contuve de darle un beso en la mejilla de agradecimiento, no quería ser invasiva, además, en ese momento, no podía saber si iríamos en composé o si mi look tendría o no relación con el suyo. —Es totalmente comprensible mi estimado, terminemos nuestra merienda y preparémonos para el baile —le respondí aún asombrada por como las cosas se daban y tras finalizar su té, mi café y las delicias que habíamos pedido nos despedimos hasta la noche. Una vez fuera de la cafetería, sin prestar demasiado atención a si había miradas curiosas desaparecí rumbo a mi hogar, debía ver a mi pequeño y avisar a mi elfina de mi cita nocturna. Bueno, no cita, pero si baile de máscaras con Anthony Malfoy. Tiempo después en la Luxure —¿Por qué otra elfina va a ocuparse? —protestaba Nahir mientras terminaba de amamantar a Merlín y le hacía su provechito. —No he dicho que ella se va a ocupar Nahir —dije mientras me mecía suavemente dando palmaditas delicadas a mi pequeño —dije que el Señor Malfoy va a enviar a su elfina para entregarme un vestido y una máscara para lucir esta noche —bueno, la reiteración de la aclaración no servía para mucho, pero luego que le entró el sueño a Merlín y lo acosté y tras ella quedarse conforme cuando la elfina se presentó en casa de mi madre informando que traía un paquete para dejar a la Señorita Prince, por fin allí mi elfina pareció recuperar algo de tranquilidad habitual. Me había dedicado a terminar de dar forma a la primera parte de mi publicación relativa a la gala y luego de ello me fui a dar un baño, dejando a mi elfina refunfuñando pero cuidando con esmero a mi pequeño. Tras la ducha relajante maquillé mi rostro, mis ojos con tonos verdes y dorados. Cuando habíamos abierto la caja con el vestido mi elfina y yo habíamos quedado totalmente impresionadas por el bello vestido de ¿hada o mariposa? Como fuere, era bellísimo, blanco y dorado y la máscara dorada, imitando la figura de un dragón y cubriendo la dorada parte de los ojos. Nahir me ayudó a trenzar el cabello entrelazando flores blancas e hilos dorados en él y luego de vestirme ella me observó con mirada de madre casi. —La ama está preciosa, su amigo tiene excelente gusto —sonreí feliz. —Gracias Nahir, ¿sabías que mi madre está en la organización del baile? —le comenté al recordar el artículo que había enviado al mago con una lechuza, mi elfina negó con la cabeza. —Bueno, estaré en el Apollo Victoria Theatre, cualquier cosa que ocurra me buscas de inmediato —dije observando a mi pequeño dormir plácidamente y a ella asentir murmurando que me quedase tranquila que todo iba a estar bien. Confiaba en que sí, mientras tomaba mi máscara, guardaba mi varita entre los pliegues de mi vestido y me desaparecía finalmente de mi hogar rumbo al teatro, aparecería en un callejuela cercana que había notado estaría vacía y no distaba más de cincuenta metros del lugar. Llegando a Apollo Victoria Theatre. Llegué al lugar y me encaminé a paso rápido hacia el lugar, quedando totalmente encantada al ver la decoración del sitio, me alegré de haberme informado correctamente sobre los planes de los encargados de la decoración del lugar. Me pregunté si lo más correcto era esperar a Anthony o podría buscar a mi madre y a mi tía en el lugar.
  6. The Masquerade Ball o Un ballo in maschera

     

  7. Más de 6 meses después, ya reconstruída la editorial tras la explosión tengo el agrado de invitarlos a disfrutar de un evento de relajación. Interesante pensar que mi vida personal me ha obligado a escaparme de los acontecimientos políticos de los últimos meses, pero si la magia me acompaña puede que logre revivir. The Masquerade Ball o Un ballo in maschera por Verónica Prince No sé por qué me viene a la mente esta bella ópera de Verdi, ya que lo único “verdi” que tenemos es el color asociado a los organizadores de este fantástico evento. Obviamente, y esperamos, que tan fantástica velada no tenga el desarrollo ni el desenlace de la ópera de Verdi. Pero dejemos de lado mis recuerdos infantiles y vayamos a lo que sí importa: este fantástico Baile de Fantasía y Magia en el Apollo Victoria Theatre de Londres. Quizás por el gusto de los organizadores o solo porque dichos colores mueven a sentir esa magia que este baile de máscaras intenta transmitir hemos tomado conocimiento de que todo el teatro se ha visto engalanado en tonos verdes y violetas. ¿Y quiénes son amantes de esos tonos que nos llenan de fantasía e ilusión? Entre los nombres de los encargados se encuentran los más encumbrados nombres de la sociedad local e internacional: Sagitas E. Potter Blue, Anthony R. Dracony Malfoy, Malum Luxure y Ada Camille Dumbledore. Esta última dama altamente conocida en los ambientes de las sociedades londinenses y parisinas por su alta capacidad organizativa de fiestas desde familiares hasta de alta alcurnia. Pero no nos quedemos con el ambiente de las esferas plateadas reflejando las luces y el ambiente de bosque encantado del lugar. Las mesas de bocadillos, las mesas y sillas para los invitados, cada uno con un magnífico detalle y un suelo translucido delicadamente iluminado que invita a pasear pero sobre todo a bailar junto a su pareja o a esa desconocida de la máscara de tules y plumas. Pero este Bosque Encantado que nos invita a compartir en el mes del amor y la amistad inicia su magia y nos invita a compartirla. Quien sabe, puedes encontrar el amor, una futura gran amistad o el némesis al que siempre querrás enfrentar, como tu amigo rival, o quizás como algo más. ¿Qué esperas para asistir a descubrir este evento que nos lleva a la fantasía y poder tener al fin un poco de paz en un Londres que parece no descansar jamás. Viva la Magia y gracias a los organizadores #LaMarcaTenebrosa por darnos un momento de respiro en medio de tantos cambios de los últimos tiempos.
  8. En la Cafetería de Londres junto a @ Anthony R. Dracony M. Era extraño, me sentía cómoda, como compartiendo con un antiguo amigo una relajada velada de infusiones y delicias juntamente con una charla sobre temas diversos. En este caso no tan diversos, ya que había una razón en particular por la cual él había acudido a mí. No podía negar que ello me agradaba, algo había investigado sobre su actual actividad, ventajas de tener accesos a mis antiguos contactos de El Profeta. Y no se podía negar que la vida del mago frente a mí era muy interesante, de gustos y habilidades variadas. Quizás por ello me arrepentí de romper el encanto tan pronto, cuando de su voz surgió un “ah, es verdad”. ¿Por qué me molestaba? No, no era molestia, era que estaba tan cómoda en su compañía que sentía que el haber apurado el llegar al quid de la cuestión hacía que nuestro tiempo junto pudiera acabarse más rápido de lo deseado. El vuelapluma rodó ágil sobre el fino pergamino de mi anotador, anotando su nombre y a su lado un signo más junto a la cual apareció la palabra conocidos, seguidamente escribió “Evento celebración mes del amor”. Un pequeño escozor recorrió mi cuerpo, no es que no creyera en el amor, pero vamos, había comprobado un año y nueve meses antes que el amor no existe, que los hombres prefieren disfrutar de la carne que ser fieles a sus “grandes amores”. Sonreí, no quería que Anthony frente a mí descubriera mi desilusión amorosa, o mejor dicho, yo no había amado al padre de mi hijo, solo había probado un punto, él no se amaba más que a sí mismo. Pero volviendo a lo importante, el caballero junto a mí y su evento, el vuelapluma por suerte continuaba tomando notas en forma más centrada que yo: "Evento celebración mes del amor y la amistad”, había tachado y corregido, claro, la amistad sí es importante y vale más. Invitados: celebridades mundiales; Lugar: Apollo Victoria Theatre – Londres” Baile de Máscaras; Comité organizador: Sagitas Potter Blue, Ada Camille Dumbledore, Malum Luxure. Aquí no pude evitar mis ojos color miel como dos grandes platos: ¿mi madre estaba organizando un evento y yo ni enterada? Mordí mi labio, ¿tan abandonada tenía a la familia que no sabía lo que ocurría bajo el techo de mi propia casa? Me pregunté qué más me habría perdido este tiempo. Temática, escribía en ese momento mi vuelaplumas, “Bosque Encantado”; Fecha: en pocas horas. Y he aquí que la pluma se detuvo y comenzó a dar pequeños giros hacia el mago y hacia mí y mi sonrojo fue más que notorio. —¿Me está invitando a ser su acompañante en el baile? —pregunté sorprendida cuando me propuso ir con máscaras a juego, sí, sentía las mejillas rojas como tomate y sonreí con timidez —en verdad sería un honor para mí acompañarle o estar a juego con su atuendo, yo, —sí, aunque resulte increíble me había quedado sin palabras, pero no por algo malo, sino porque en verdad me encantaba la idea, pero nunca había esperado que un caballero tan encantador me invitara, aún cuando solo fuera para hacer la reseña del evento. —Mi querido Señor Malfoy, será para mí un placer , hacer la reseña y difusión de vuestro evento del mes del amor y la amistad —extendí mi taza de café hacia su taza de té, como si fuéramos a brindar con un par de copas, pero en este caso, mucho más sabrosas en realidad.
  9. No fue mucho tiempo lo que tuve que esperar, él era puntual, sus pasos parecían sigilosos mientras desabrochaba el saco gótico que lucía, noté el ear cuff en su oreja, era algo poco habitual, aunque imaginaba que no en el ambiente en que él se movía. Nuestras miradas se cruzaron en ese momento y sonreí, fue mutuo. No podía dejar de admirar el look del mago mientras se acercaba. —Señor Malfoy, buenas tardes, para mí es un gusto verle —sonreí, consciente del sonrojo en mis mejillas ante sus palabras —por favor, llámeme Verónica y gracias a usted, por sus halagos y por tenerme en cuenta como comunicadora —le dediqué una sonrisa en la que fui consciente de que mi aura de semiveela casi se salía de mi control y me obligué a comportarme como una dama y no como una reportera que sabe utilizar las artes de su raza. —Por supuesto —dije agradecida de que él no hubiera notado mi turbación momentánea. Lo bueno fue que el camarero regresó en ese momento permitiendo que nos distendiéramos, había tenido tiempo de estudiar el menú, por eso cuando el joven Malfoy pidió tomasen primero mi orden, aparte de agradecer en ese momento su caballerosidad, debo reconocer que agradecía también, el poder distraer mi mente en algo más que mi torpeza femenina que por momentos no controlaba. —Gracias Monsieur Malfoy —dije mientras daba un nuevo vistazo a la carta para pasársela tras confirmar el nombre de lo que deseaba ordenar —un toffee nut late para mí con un trenzado de masa hojaldrada relleno con ricota y cítricos —agradecí al mozo por tomar mi orden y observé al joven Malfoy. Escuché atenta el pedido de él, la verdad nunca había probado té de frutos rojos pero él parecía estar seguro de lo que pedía y lo confirmé cuando mencionó sobre los exquisitos cafés y tés del lugar. —Espero ansiosa verificar lo que usted me dice de las bebidas y sí, en verdad me agrada mucho el ambiente del lugar que ha elegido —sonreí y afirmé ante sus palabras —estoy segura que así será, pero por favor, cuénteme por favor su propuesta —dije a la vez que sacaba una libreta de mi bolso y una pluma comenzaba a tomar nota. Había apoyado mi codo sobre la mesa y mi barbilla sobre la mano, escuchando atentas las palabras del mago mientras los aromas y la suave música del lugar acompañaba nuestra charla, que minutos después se vería interrumpida por la llegada del mozo. Eché hacia atrás mi cuerpo mientras él nos servía nuestras infusiones y acomodaba los platillos con las delicatesen que habíamos requerido, a la vez que dejaba un porta servilletas de madera labrada con forma de caracola marina. @ Anthony R. Dracony M.
  10. Muchas gracias por las flores. Yo he estado tan distraída que me temo que no te he enviado nada. Pero prometo compensarte.

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    1. Anthony R. Dracony M.

      Anthony R. Dracony M.

      Seguro que Merlín te tiene entretenida, no te preocupes, se bien que no es obligatorio seguir tan rigurosamente las fechas conmemorativas como no las "manejan", para los verdaderos amigos, eso sale sobrando, porque siempre hay oportunidad de agradecer por una linda amistad, así que muchas gracias amiga. 😘💟

  11. Cafetería en Londres La cafetería elegida por el joven Malfoy tiene un ambiente agradable, noto que las personas no solo van por la variedad de cafés y teses que sirven, sino también por una serie de delicatesen que llenan las vitrinas. Me dirijo a una mesa no muy alejada de la puerta pero discreta, donde uno puede pasar levemente desapercibido. ¿Por qué elijo eso? En realidad no lo sé, no estoy segura por qué no deseo que nadie me vea antes de que yo le pueda ver. El ambiente no solo es agradable en cuanto a las personas y la suave música de fondo, que te permite mantener una charla en tono normal, sino que también está excelentemente climatizado. Me permito quitarme el largo tapado que he llevado y lo acomodo en la silla a mi lado, son mullidas, tapizadas en terciopelo negro y de madera clara, el contraste me gusta. El mozo se me acerca y le digo que pediré cuando venga mi acompañante, él por lo pronto me deja una carta con la variedad de bebidas y postres a los que puedo acceder, también tienen una pequeña carta de licores, pero en realidad no deseo probar nada de ello. Distraídamente consulto la carta a la vez que observo la puerta, esperando ver llegar a mi acompañante. Soy consciente de que he llegado un par de minutos antes. Me encuentro indecisa entre un café saborizado con nueces y almendras y una variedad de té de aromas silvestres que promete dejar tu alma en paz. Los postres me resultan interesantes, pero no sé qué es lo que tiene en mente Anthony Malfoy, no me parecería correcto comer delante de él si no piensa probar nada de su parte. Una figura de cabellos verdes y de elegante saco negro gótico se alcanza a distinguir del otro lado del cristal de ingreso. Cierro el menú y me enderezo más, como buscando verme más alta o mejor dicho ser notada esta vez, al menos que me vea luego de que traspase la puerta, no quisiera levantar la mano haciendo señas como una niña. Inquieta acomodo con mi mano izquierda un mechón de cabellos tras de la oreja. @ Anthony R. Dracony M.
  12. Mi hermana había buscado un uber, no estaba acostumbrada a moverme con medios muggles, aunque sí los había utilizado en el pasado. Aunque en el día de hoy debía ser la primera vez que utilizaba aquel servicio en Londres. Me sorprendí de la cantidad de ropa que había en la tienda por la que pasamos, una variedad que llamaba la atención a la vista realmente. Lo mismo ocurrió en la tienda de vinos cuando nos volvimos a reunir y salimos. Ya de regreso en el uber me sorprendí, yo solo había comprado un conjunto para niño para Merlín y a ella le había elegido una crema para el cuerpo, no era precisamente la mejor hermana. Me sonrojé. —Muchas gracias pequeña, yo te compré solo esto, también espero te guste, —era una delicada crema frutal para el cuerpo. —Esta precioso —comenté mientras Lucrecia le indicaba la nueva dirección al chofer. —No quisiera molestarte por lo de la fiesta, pero si quieres prepararla, no tengo inconveniente, creo que tía Ada puede ayudarte, he oído decir que también es especialista en organización —comenté recordando los chimentos de los elfos durante mi estadía en la Luxure. —A Merlín, pues todo tipo de juego, es un pequeño muy curioso y muy inteligente, a veces —me quedé callada por unos segundos y moví la cabeza como asintiendo y negando a la vez —parece mucho mayor de lo que es en realidad —y era verdad, no solo hablaba de lo físico, sino que Merlín se había vuelto un niño ya no era un bebé. Por suerte, la llegada a la casa de los padrinos de Lucre interrumpió la charla y no me vi obligada a explicar muchos más detalle de mi pequeño demonio. @ Lucrecia Blackthorn @ Malum Luxure @ Ada Camille Dumbledore
  13. Mansión Luxure días antes Mis días podían parecer a la vista ajena "monótonos" pero seguramente quien ha tenido un retoño de amor sabe lo feliz y totalmente irregulares pueden ser los días de un padre y una madre. Bueno, seamos honestos, mis días como madre distaban de la rutina tanto como la magia de ser una fantasía. Mí pequeño Merlín, ya no era tan pequeño, iba a cumplir su primer año pero… Meditaba todo esto mientras jugábamos en la alfombra de mi habitación cuando un golpeteo en la ventana nos hizo dirigir hacia ella la mirada. Al otro lado del cristal una lechuza parda nos miraba, inquieta, volviendo a golpear su pico contra el cristal. Sin duda el frío del invierno o la premura de su recado. Fuere cual fuere la causa no la iba a dejar congelar, entregué a Merlín las piezas del encastre para que siguiera jugando y me acerqué a abrir a la mensajera. Retiré la nota de la pata de la lechuza y le entregué una golosina lechucil a cambio de su servicio, esta no espero respuesta y tras volver a cerrar la ventana tras ella me acomodé en un sillón para leer el recado. Debo confesar que me sorprendí al ver el nombre del firmante, pero gratamente, después de todo que aún me recordara y me hubiera buscado era para mí un honor. Más aún considerando la solicitud para la cobertura de aquel gran evento. Sonreí feliz y llamé a mi elfina. –Nahir, prepara mi equipo de viaje, tendrás que cuidar a Merlín –dudé, la idea de separarme de mi hijo a tan pocos días de cumplir un año me estresaba –dile a mamá que te ayude, yo, uff, vendré todos los días, o quizás debas instalarte con él en mi antiguo departamento en Londres. Mi elfina notaba mi ansiedad y murmuraba asentamientos a cada palabra mía. En verdad, esa parte de ser madre no la había tenido en cuenta el apego y la necesidad de permanecer cerca de mi pequeño demonio para que nada malo le ocurriera ni nada le faltara no lo había imaginado tan fuerte al momento de saber que sería mamá. Londres, hoy día. Elegí finalmente ir a encontrarme con el joven mago, dejando de momento a mi pequeña elfina y a mi bebé en la Luxure. Aprovecharía mi estadía en Londres para acomodar el departamento para poder estar en ambos lugares de ser necesario, claro que sería complicado tener ropa y juguetes de Merlín en ambos lados, seguro Nahir tendría que aparecer y desaparecer para complacer a mi pequeño, cuando fuere necesario. Me miré al espejo, me veía bien, nadie podría decir que hacía poco había sido madre, bueno, hacía un año. Vestí un tapado borravino por sobre la polera, era bastante largo, cubría mi cuerpo hasta la pantorrilla a la altura de las botas que a su vez cubrían mis muslos hasta la rodilla dejando ver poco de la parte inferior de mi pantalón de doble cintura. Salí a la calle y el frío del invierno me obligó a cerrar mejor mi abrigo y envolver mi cuello en la bufanda que había llevado suelta hasta que salí, unos guantes de piel curtida completaron mi atuendo. Metí las manos en los bolsillos y caminé despacio mientras pensaba en qué tendría para contarme @ Anthony R. Dracony M.
  14. Lo que se sentía en el pueblo me sorprendía, había escapado antes de que fuera la purga y había regresado con mi pequeño Merlín y mi elfina Nahir hacía ya un tiempo, pero me la pasaba encerrada con ellos en nuestras habitaciones. Sin embargo, sentía que era hora que revelase a mi familia el motivo, miré al pequeño. Faltaba un mes para que mi pequeño cumpliera un año y sin embargo su aspecto era el de un niño de tres o cuatro años. No entendía cómo eso podía ser, había estado investigando y todo parecía indicar que mi posesión demoníaca había confluído hacia Merlín y él también tenía un demonio en su interior que le hacía crecer más rápido de lo normal. Amamanté al pequeño y me vestí, aunque sinceramente, el pequeño ya hablaba y comía como la edad que representaba. Nahir me observó y suspiré. —Iré a hablar con la familia, un paseo, o algo me vendría bien y creo que a ti y a mi pequeño demonio también —la elfina asintió mientras tomaba al niño para ayudarlo a limpiarse y cambiarlo. Me puse un pantalón de mezclilla, botas de taco cuadrado, una camiseta mangas largas y un pullover de cuello alto, todo en tonos grises y violetas. Tenía el cabello algo más largo, me lo había cortado hacía algunos meses pero ya estaba creciendo y bastante rápido. Salí de mi cuarto para hablar con mis padres pero a la primera que encontré fue a la pequeña Lucrecia. Bueno, pequeña, porque era más joven que yo, pero se veía mucho más adulta de lo que recordaba. Sonreí. —Buen día hermana, oh, no sabía visitarías a los padrinos, ¿y está la prima Luna? —muy bien, nadie diría que soy reportera, no estaba enterada absolutamente de nada, mordí mi labio, ¿qué hacer? ¿hablar con mi madre o ir con mi hermana? Debía avisar a Nahir, no quería que aún vieran a Merlín sin que hablara con la familia. —Es buena idea, más tarde me gustaría tener una reunión de familia, quería —¿cómo explicaba lo que quería? —se acerca el cumpleaños de tu sobrino y me gustaría organizar algo, aunque falta casi un mes —agregué al tener una iluminación con una idea que podía funcionar.
  15. ¿Qué puedo decir? Me había ido con Nahir y Merlín lo más lejos posible para poder atravesar una pequeña crisis post cambio ministerial. El ex ministro me había dado una semi exclusiva pero yo tenía en mi mente otras cosas y la había desperdiciado. Ahora de regreso con mi hijo y mi elfina esperaba que mi madre me recibiera una vez más. No voy a negar que tenía mucho miedo por lo que el nuevo Ministro podía provocar en mi familia, el día de la purga nos había mantenido en un lugar lejano, no había tenido a mi bebé para que muriera en un ataque sin sentido. Así que ahora que me sentía más confiada y estaba segura que podía proteger a mi pequeño demonio en el hogar de mi madre. Pensé que la última vez que nos habíamos visto era para su boda. En ella había conocido a mi hermanita menor y ahora, según sabía mi pequeño iba a tener otra hermana fruto del amor de mi madre y Eterno. Miré a mi niño, Merlín estaba a punto de cumplir nueve meses pero crecía rápido, su aspecto era casi el de un niño de año y medio y aunque aún no caminaba lo intentaba a diario. Creo que yo y mi elfina se lo impedíamos en cierta manera, temerosas de que aquel bello niño de ojos grises y cabellos castaños rebeldes saliera corriendo, o peor, volando. Me detuve a pocos metros de la entrada de casa y por poco mi elfina choca contra mí. —Perdón Nahir —me disculpé con mi elfina y agregué —es que me pareció ver gente en los jardines —le pasé al niño que tomó en sus brazos con fuerza, acurrucándolo contra su pecho y yo esgrimí mi varita mientras nos encaminábamos hacia la puerta de la Mansión Luxure. —Espero no haberme equivocado al pensar que en la Mansión mi hijo estaría a salvo —susurré más para mí que para mi elfina, sabía que ella daría la vida por él y por mí. Aunque mi persona no me importaba, nadie iba a ponerle un dedo encima a Merlín. Me apresuré a guiar a Nahir y el bebé hacia la puerta de entrada. @ Malum Luxure @ Danny Lestrange
  16. Motivo de lanzamiento (si es el diario, con fecha): compra radio conmemorativa Resultado del dado: 1, 6, 5, 3, 6, 2 = 23 Premio obtenido: 2500 Galeones
  17. Motivo de lanzamiento (si es el diario, con fecha): diario 05/11 Resultado del dado: 6, 1, 4, 5, 4, 5 = 25 Premio obtenido: 1 esencia de uro
  18. Motivo de lanzamiento (si es el diario, con fecha): diario 04/11 Resultado del dado: 6, 5, 4, 2, 5, 3 = 25 Premio obtenido: 25. 1 Esencia de Uro
  19. ID: 80580 Nick : Veronica Prince Rambaldi Link a la Boveda Trastero: #106785 Link a la Boveda de la cual se descontara: #98860 Fecha: 31/10/2022 Link a la Compra: Ver pedido Producto: Radio conmemorativa Puntos: 20 P Precio: 0 G Producto: Lengua Sibilina Puntos: 20 P Precio: 1000 G Total de puntos: 40 P Total de galeones: 1000 G
  20. Buen día. Solicito la creación de mi cuenta para gastar. Gracias.
  21. Había decidido llegar a Nueva York como un no maj, sí, ya me estaba entrenando mentalmente en pensar en términos norteamericanos, leía el informe de un periódico de la capital estadounidense en donde mencionaban la inauguración del Hospital St. Mary Jauncey. Muchas cosas me desorientaban en aquella nota, hablaban de que el hospital ya existía, entonces, la prensa era errada al decir que era inauguración, reinauguración tal vez, remodelación, ampliación. Dudé, hablaban de dos millones de dracots invertidos, ¿a cuánto era el cambio? Lo otro que me traía con curiosidad era que hablaran de la primer directora ¿cómo se habían manejado antes? ¿Sin dirección, en cooperativa? El periódico me hacía dar ganas de golpear al reportero, era peor que yo relatando quidditch. La azafata me ofreció algo de beber y aquello distrajo un poco mis pensamientos y cerré la carpeta con los recortes de los periódicos locales. —¿Vino tinto o blanco? —ofrecía la joven de uniforme claro y llamativo. —¿Cerveza no hay? —pregunté como buen irlandés. —Me temo que no señor —lancé un bufido y miré las copas, no me agradaban del todo. —Entonces traígame una bebida cola por favor —la joven asintió y se retiró, lo que me permitió volver a leer los pasquines que traían mejor información que los diarios principales. De la santa que había dado nombre al lugar decían bastante, pero como irlandés criado entre muggles católicos no entendía el por qué le habían convertido en santa a una auror, por más fundadora del MACUSA que fuera eso no la hacía hacer milagros ¿o sí? Me encongí de hombros, generalmente no coincidía con las ideas yanquis. Salvo quizás en la del presidente de no darle amnistía a un asesino confeso y no arrepentido de matar niños. Claro que la pena de muerte se me cruzaba con las creencias que había aprendido de mis coterráneos. El ojo por ojo era tan antiguo y se suponía que ya dejado de lado, igual, su muerte no traería a ninguno de los niños de regreso, o eso pensaban algunos. —¿Las fotos se mueven? —preguntó en ese momento el joven que estaba a mi lado, lo miré con sorpresa. —Solo si tomas demasiado alcohol —respondí y cerré mi carpeta, tendría que dejar para luego la lectura, aunque luego de mi respuesta y mi cara de malas pulgas dudaba se atreviera a espiar de nuevo, pero justo llegaba mi gaseosa. Tras unas largas siete horas y media de vuelo de las que me arrepentí por no haber utilizado un medio de transporte mágico más rápido, llegar al aeropuerto de JFK fue un alivio. Me dirigí a una zona de baños en donde estaba seguro que las cámaras ya no podían interceptarme y me desaparecí rumbo al hotel en que me hospedaría. Este sí era un lugar mágico que permitía las apariciones en su hall principal, así que fue el segundo alivio tras mi llegada. Busqué en la recepción la llave de mi habitación y me dirigí a ella, dispuesto a seguir leyendo sobre lo acaecido durante la inauguración del hospital de Santa Mary Jauncey. Los recortes del periódico hablaban de que luego de una manifestación contra la pena de muerte, cuando estaban a punto de cortar la cinta roja de la inauguración, una serie de explosiones se fueron sucediendo. Yo no era experto en demolición, más que con los puños, pero sospechaba que varias bombas pequeñas bien colocadas, causaban más caos y daño que una grande, las ondas expansivas superpuestas, la huída hacia lo que la gente suponía lugar seguro. Me pregunté si habrían utilizado alguna barrera de hechizos anti aparición que impidiera que la gente pudiera huír de mejor manera. Eso les habría jugado en contra al final. Luego de terminar por fin la lectura decidí que lo mejor sería ir en primer lugar a visitar la famosa feria, no, mercado público en Central Park. Luego tendría tiempo de ir a investigar en el hospital, si es que dejaban acercar a alguien de fuera. Después de todo era reportero, eso me debería ayudar. Así que salí tranquilamente con una camisa de jean sobre la remera negra, una chaqueta de media estación y una cámara de fotos colgada al cuello, mis credenciales y mi varita en el bolsillo, gastaría un poco las botas caminando hasta Central Park, no estaba tan lejos de allí.
  22. —¿Esta es tu idea de un reportaje James? —preguntó el hombre enseñándome la nota que había realizado como reportero mágico deportivo, cosa que no era mi fuerte, cosa que le había recordado cuando me enviara a cubrir la Final del Mundial de Quidditch, Brasil versus Uganda. —Bueno, las fotografías son magníficas ¿no crees? La de Thiago Moraes atrapando la snitch no tiene precio —un grito de mi interlocutor me interrumpió. —¡No tiene precio! Me cobraste diez mil galeones por ella, maldito —las siguientes palabras creo que no resultan reproducibles para un público atp por lo cual las ignoré olímpicamente. —¿Qué culpa tengo yo que las demás cámaras fallaran y tuviera que subastar mis fotografías al mejor postor? —dije con la mayor de la inocencia sin reconocer que había sido hábil en ese aspecto. Una nueva tanda de insultos y morrequinerías que más vale no reproducir se dirigieron hacia mi persona. —Pero bueno amigo, lo principal está, las jugadas, las flintas, las estrellas en las tribunas, tenías a emperatices, ministras, embajadores, jugadores de los equipos más encumbrados, todos viendo el partido o mimándose entre ellos. Me pareció que estaba bueno mencionar algo de los sociales y de los festejos cariocas tras la obtención del campeonato —el tipo seguía con el rostro fruncido y tomó un largo sorbo de café tras tirar el periódico sobre la mesa y volvió a hablar luego de dar tres largas pitadas a un puro que no había soltado ni una sola vez. —Al público le gustó, pero porque a la gente le gustan los chismes de sociedad, como los romances entre deportistas, que los llevan a pensar que se dejaron ganar, así como vislumbrar la vida de los ricos y famosos —terminó reconociendo, lo que a él más le molestaba era lo caro que le habían salido tener las exclusivas de las fotografías, magia amigo, magia —¿Sigues libre? —preguntó viéndome con seriedad y algo más relajado. —No voy a cubrir más partidos de Quidditch, tu hombre ya debería haberse recuperado o tú consigue algún novato que le guste ese deporte —le aclaré cruzando mis brazos y haciendo que bajo la camisa se marcaran los músculos de mis brazos. —No, no, nada de deportes, quiero que vayas a Nueva York, hubo un atentado en una inauguración y aparentemente lo quieren cubrir con una exposición de tiendas inglesas en Central Park, la clásica distracción, quiero que investigues ¿eso sí es lo tuyo no? —me dijo con sonrisa de rapiña a la cual correspondí con una sonrisa más grande y descruzándome de brazos. —Suena interesante —no le iba a decir más o iba a bajar el precio e igual, podía hacer algo para él y pero llevarle las mejores notas a Verónica, sabía que la rubia me despellejaría si no era así. —Tenemos un trato entonces —dijo extendiendo su mano hacia mí, dudé, fingí hacerlo mejor dicho —vamos, viáticos dobles y un plus si me traes alguna exclusiva del MACUSA —gruñó, sabía que le acababa de estafar. —Tenemos un trato —dije apretando su mano, listo para dirigirme a Nueva York, luego de morirme de frío en Brasil, ahora me tocaba congelarme en la ciudad que no duerme. Necesitaría una ración extra de poción matalobos.
  23. Había llegado al Ministerio varias horas antes, enseñando el gafete de reportera y la nota del actual ministro, era verdad que el tiempo era algo relativo, le quedaban pocas horas. Me sorprendí al darme cuenta de lo mucho que había pasado en ese año. Había conocido al Despard cuando aún no era ministro y cuando en mis planes no habían ningún hijo. Ahora él estaba a punto de finalizar su mandato y yo tenía un bebé hermoso que me esperaba en mi hogar, mi pequeño demonio. Claro que al pensar en él y su origen estaba lejos de imaginar lo que ocurriría en el futuro. Me acerqué a uno de los aurores que parecían encargados de la seguridad y ante su gesto le mostré mi credencial y el reporte que me habían entregado al revisar mi varita en el Atrio. Pareció quedar conforme, le sonreí, con mi mejor expresión y apelé a todas mis artes. —Buen día, el Ministro aún no llega ¿verdad? —dije con seguridad, mientras guardaba lel pase de la varita y sacaba una libreta azul con mis iniciales en dorado pintadas en la tapa. —Se equivoca señorita Prince, él está desde temprano en su despacho —aseguró el hombre, con expresión segura y de quien sabe más que su interlocutor. —Oh, entiendo, muchas gracias, imagino entonces que quizás se demore en dar el discurso, ya que aún no han organizado la seguridad —una nueva afirmación de mi parte, que esperaba que tuviera buenos frutos. —Señorita Prince, ¿le parecemos acaso improvisados? —hizo un gesto señalando a un grupo de magos de gabardina larga y otros simplemente de saco, así que había seguridad por demás, algunos más disimulados que otros. ¿Acaso pensaban en un atentado? Pero si Despard no había sido un Ministro que pudiera ser odiado. —Pero ¿los departamentos irán a trabajar juntos? —la pregunta era más para mí que para él, pero su respuesta no se hizo esperar. —Por supuesto que sí, Accidentes y Seguridad suelen andar a la par, aunque en el último tiempo han tenido más efectos los arreglos que la seguridad, estamos cambiando eso —se calló de pronto como si se hubiera dado cuenta que lo último estaba de más. —Muchas gracias, iré buscando un lugar desde donde tomar buenas fotografías —dije dándole una suave palmada en el brazo, con un ligera presión afectuosa en su antebrazo, buscando que no tuviera en cuenta ni se preguntase por qué había querido responderme tantas preguntas. Me preguntaba por qué a estas alturas tendríamos un discurso de nuestro Ministro. Miré el reloj ministerial y era claro que los tiempos pasaban más rápidos de lo que ninguno de nosotros quisiéramos. Guardé la libreta en mi bolso y la foto de mi bello Merlín me sonrió desde el interior del bolso mientras sacaba la cámara fotográfica. Era cuestión de esperar.
  24. Hola Kim ¡¡¡Welcome!!! Soy Vero, espero que puedas ir conociendo el lugar, para aprender cómo se rolea acá, si no lo hiciste en ningún otro foro, puedes aprender en Hogwarts, un tutor te va a ir indicando y guiando. También te puedes unir a una familia, hay una Evans McGonagall, quizás te sea afín. O puedes ver otras familias en el subforo de familias y encontrar alguna que te interese.
  25. Bueno, esperaba que mi hijo estuviera bien al cuidado de mi madre, porque el duelo pintaba más que mal, pero igualmente la maldita estrategia haría que terminara muerta ya que la única forma de salvarme sería si el propio Khufu utilizaba el immolo ad protegendum para salvarme, porque lo que yo estaba por hacer rondaba el suicidio, me encogí de hombros. Era lo que había, solo lamentaba no poder ver una vez más a mi pequeño demonio. Tras el juramento me había impactado el hechizo que él había lanzado previamente, el sectusempra, y sí, mi sangre corría y estaba casi al cincuenta por ciento de mis capacidades quizás por ello en ese momento dejé escapar una carcajada nerviosa mientras apuntaba al hombre polilla frente a mí. —Ha sido un placer conocerle maestre Khufu —pronuncié tras ver venir hacia mí un rayo plateado y saber que una nueva herida me impediría sanar y me preguntaba si estaba calculando bien los movimientos o si podía haber un error en ellos, como fuere —Expelliarmus —el intercambio de daños estaba a punto de causarme la muerte pero sabía que la varita del hombre polilla saldría volando a varios metros de él, mi duda ahora venía por lo siguiente: si me curaba el sectusempra recuperaba parte de mi salud gracias al episkey pero por otro lado rompía el no uso de efectos y estábamos en la misma, ya que sufría exactamente el mismo daño. El dolor del impacto de ambos rayos me habían arrancado cada vez un grito de dolor y el sentir el rostro hinchado impedía mi visión clara pero no el oído, si moría al menos habría intentado darle al hombre polilla un poco de su medicina pensé tras invocar un Disparo de Flechas y que la docena de flechas se dirigieran hacia donde el sonido me había indicado estaba él Sabio, esperaba que algunas flechas dieran en su brazo y por qué no alguna en su pecho, total, yo tenía los minutos contados. @ Khufu

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