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Sophie M.

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Todo lo publicado por Sophie M.

  1. Lo había hecho. Había vuelto a cruzar la línea que había jurado no volver a cruzar. Poco importaba si aquel encuentro durase una hora o una toda una vida. Al final, igual la extrañaría, igual volvería a doler. Pero era siempre un dolor por el que valía correr el riesgo. Por ella siempre correría cualquier riesgo sin detenerse a pensar el costo. Su 'wow' en respuesta le arrancó una sonrisa petulante, era alimento para su ego. Podría incluso sonar o parecer superficial la satisfacción de robar un beso y que sea recibido asi, pero la realidad es mucho mas intrínseca y complicada. Pertenecerse la una a la otra no era fácil de explicar. Lo siguiente que dijo casi hizo que Sophie empezara a reclamar. De eso nunca habría duda. La felicidad a su lado era sencilla de garantizar. El amor de ambas era aun tan difícil de catalogar, no cabe en ninguna norma y lo único que se puede decir con certeza es que es incondicional. Había sobrevivido a la mortalidad de ambas, distancia, un sinfín de complicaciones y ahora incluso podría decirse que, a la muerte misma. Aquello podría resultar horrorizante y hasta sofocante para cualquier persona ordinaria pero no para ellas. Aceptar un amor tan grande había sido su reto más grande. Solo la valentía puede permitir amar y dejarse amar asi. Valentía o... locura. Por un instante vaciló, el beso hacía más difícil ponerlo todo en perspectiva. Había un par de cosas que quería decirle con besos y caricias porque las palabras no parecían suficientes pero aquello tendría que esperar. — ¿A dónde sugieres ir? — con una sonrisa más inocente intercambian una mirada cómplice. Sophie, aunque ideas cruzaban su mente, solo pensaba en una en realidad. Todo en el hotel marchaba con la normalidad esperada, se habían asegurado de eso a pesar de que ninguna había estado allí en años. Habría comida en abundancia y la intimidad apropiada para tener todo tipp de... conversación. — ahora mismo la verdad es que no me es conveniente ser vista en público — agregó con un tono de misticisimo — y se me antoja secuestrarte — y le ofreció la mano para guiarla en la aparición conjunta. Primero, estaba segura de que ya sabría nuestro destino y segundo, cualquiera no hubiese importado en aquel momento con la seguridad de ir juntas, incluso al infierno nos acompañaríamos.
  2. Era incapaz de controlar muchos de sus pensamientos, lo más que logró en aquel momento fue que ninguno se viese reflejado en rostro. Creía haber cerrado su voluntad de sentir, ya no dolía cuan adormecida estaba, concentrada solo en la búsqueda de poder, empapada en crueldad, mentiras e ironías. Los demonios que realmente no sentían le habían enseñado tanto y todo fue desaprendido en segundos. Las memorias seguían reproduciéndose en su cabeza, todo lo que había buscado olvidar. No reaccionó mucho cuando la escuchó confirmar que su estado había sido similar a estar muerta. No estaba de acuerdo y sonaba en parte como a una excusa. Aquello le provocó ira y como todas las que había provocado antes la peliazul, no duraba mucho en ella. La perdonaría mil y una vez porque lo cierto es que la amaba como ni siquiera creía amarse a sí misma. Bufó en acuerdo, también hubiese preferido otras circunstancias, otro escenario, otras motivaciones. Hablaba del destino que las juntaba y la demonio pensaba que era igual de cruel arrebatársela años antes en su felicidad como tenerla allí en su miseria. Estaba perdida en sus ojos sin saber que decían los propios, pero el gesto de su mano no fue desapercibido y no le sorprendió su disculpa, la impactó más la distancia que volvió a poner entre la dos, era irrisorio como apenas segundos de tenerla allí, incluso sin apenas recordar su tacto otro que no fuese su ataque inicial, pero ya la añoraba. Guardó silencio unos segundos cuando ella terminó de hablar, no podía dejar de disfrutar de aquel nerviosismo, de su vacilación por acercarse más; era extraño y nuevo. ¿Dónde había quedado su seguridad que era casi prepotente? O en realidad ¿Qué se había hecho la Tauro osada que no pedía permiso, que solo tomaba lo que deseaba?. Entonces entendió que compartían el mismo miedo, el no saber si los sentimientos habían cambiado, la certeza se había esfumado dejando aquellos complejos y dudas. La distancia era debilitante y se le ocurría una sola solución: apostarlo todo. Nadie puede perderlo todo dos veces. — Es cierto — contestó aun viendo a sus ojos — estás impresentable — y su velocidad era inhumana, equivalente al ataque que había recibido. Su mano derecha la empuja de su cadera, la izquierda se aloja en su cuello, el movimiento es feroz, pero carece de agresión, excepto quizás por el golpe contra el cemento de la pared que la aprisiona y facilita la cercanía de sus cuerpos. El beso entonces es voraz, sediento, tan adolorido como lo es glorioso. Contradictorio, tan confundido como ambas. Jadeante. Y fugaz, porque harían falta cientos mas para reponer los perdidos. Da un paso atrás, la deja libre, porque lo salvaje también necesita libertad y ambas eran salvajes a este punto. — No sé si me alegra verte — aquello era lo único que podía decir con sinceridad. Alegría era algo tan efímero que temía que escapase al siguiente suspiro pero se corrigió de inmediato pues no quería que la malinterpretara— quiero decir...— se aclara la garganta, aquello debe ser nuevo para Tauro, Sophie raramente decía cosas de aquella cruda manera y su última intención era herirla o ser cruel, pero tampoco había sentido aquel miedo antes —haz que me alegre verte — le dedica una sonrisa luego de su amenaza buscando aliviar más aún la tensión — ¿quieres terminar la cacería o prefieres ir a conversar a otra parte? Te hace falta una buena comida o dos... — terminó recriminándola. @ Tauro M.
  3. La respuesta viajó hasta los oídos de la demonio, eso la hizo reajustar su cabeza para encarar la desconocida, porque la voz pertenecía a una mujer, ese descubrimiento no hacía diferencia alguna, la piedad ya no existía ni en su vocabulario. La sensación incómoda a la altura de su estómago se acrecentó, se sentía más como una piedra y casi amenazó con hacerla sucumbir. Fue capaz de apartar aquel sentimiento momentáneamente, su cuerpo se preparaba para una batalla que era anunciada por el tenue sonido de los pasos de la otra demonio al salir de su escondite. Quizá conseguiría una víctima mucho más preciada que la perseguida aquella noche. No había nada que perder. Todavía no sabía lo equivocada que estaba. Instantes. Solo alguien que ha desafiado la muerte entiende que de un segundo a otro se puede contener una eternidad. Y los siguientes hechos tomaron apenas instantes. Lo primero que registró fue el azul de la cabellera, parecía apagado, víctima de lo que parecía una deliberada negligencia. Intentó hacer sentido de las palabras de su interlocutora, una parte de su mente percibió la amenaza implícita pero no tuvo el reflejo o el tiempo de responder; quiso decirle que aquella presa era suya por derecho, que había hecho sus diligencias y no era casualidad encontrarse en ese callejón a la hora correcta, pero lo cierto es que estaba congelada, en absoluto shock. Lo segundo en apelar sus sentidos fue el dolor agudo de la espina dorsal al golpear el adoquin del piso. El aire queriendo escapar de sus pulmones. La fuerza inhumana en sus hombros presionándola al suelo, incapacitándola y neutralizando cualquier intento de defensa que igual nunca llegó. Lo tercero que notó y aquello fue lo definitivo en sacarla de su estado casi catatónico, fueron sus ojos y entonces se miraron fijamente un instante más, una eternidad más. El peso sobre su cuerpo desapareció tan pronto como había llegado, aquello le dio la oportunidad de recuperar el aliento más no el habla. La demonio escuchó su nombre casi olvidado, se sentía ajeno y desconocido tanto como la mujer frente suyo. Las memorias se aglomeraban en su mente, todo su esfuerzo por olvidar fue superfluo en aquel momento. Ahora lo recordaba todo. Amor y dolor en partes iguales. Que difícil le era responder, aun tirada en el piso, incapaz de saber por dónde comenzar, también tenía mil preguntas para ella y ciertamente que hacía allí parecía la menos importante de todas. Se levantó del piso, muy despacio y mantuvo la distancia entre ellas, no descartaba del todo que fuese algún tipo de pesadilla, debía serlo porque en sus sueños, nunca había ni un milímetro entre ellas. Pero los sueños se habían detenido hace años. — Tauro — se aseguró de decir su nombre primero, parecía una invocación, como si esa fuese la única forma de confirmar que todo aquello era real y no producto de su suprimido subconsciente. A consecuencia de haberse entregado tanto su parte demonio, quizá estaba en el purgatorio y el castigo sería eterno. Le dedicó una mirada, no podía dejar de notar su aspecto agotado, descuidado incluso, aquello le causó una punzada en el pecho que nada tenía que ver con el golpe de su caída momentos antes, estaba en su instinto querer su bienestar, lo único que la consoló es que los demonios tienen maneras menos sutiles pero más eficaces de recuperarse, el poder era fuente de fortalecimiento y podía ser robado o compartido. — Creí que habías muerto — y aquello sonó a acusación lo mismo que a reclamo — al menos me dejaste creerlo — continuó sin esperar respuesta. Escupía las palabras con la rabia de sentirse herida, no estaba pidiéndole una explicación, poco importaba después de tanto tiempo. Y luego de soltar el veneno de aquellas palabras...otros sentimientos infalibles comenzaban a aflorar, su piel casi añorando el tacto de la suya. Suprimió aquellos sentimientos casi por instinto, lo cierto era que no sabía que esperar ni siquiera como reaccionar o como se sentía Tauro y ahora mismo, Sophie, sorprendida de pensar en su propio nombre por primera vez en meses, no podía permitirse ser vulnerable. — Requiero una víctima para un sacrificio y el mago que ha escapado de ambas era mi presa perfecta. — se encogió de hombros, aquello era demasiado trivial. Ser honesta con ella siempre había sido fácil. No sabía que iba a pensar de aquella respuesta o las conclusiones que haría al respecto y no era tan relevante ahora mismo. — Supongo que merezco saber que haces aquí también ¿no? — buscaba en sus ojos alguna señal de todo lo no dicho. Se odió a si misma por la indiferencia que parecía tener, pero la realidad es que tenía miedo, terror de descubrir si todo lo que evidentemente habían cambiado ambas también había borrado los sentimientos que habían prometido para siempre. @ Tauro M.
  4. Entrenar entre demonios había sido demandante casi insolente. Requería actos impensables para ganar algo de respeto y otros cuantos más a cambio de poder. La mujer había entregado casi al completo su alma en un intercambio que casi se le antojaba justo, en la misma proporción que la entregaba consigo sus emociones, sus memorias...su pasado. Era un camino arduoso y muy pocos habían llegado tan lejos en su ambición de dominio. Ella igual no tenía nada que perder. Noches como hoy resultaba sumamente ventajoso no ser más una principiante, de hecho estaba muy cerca de su iniciación y ganar su puesto de supremacía dentro de los suyos, su último acto sería el sacrificio de otro demonio. Aquel era un reto para el cuál aun no tenía repuesta. Las sombras, sus cómplices, se envolvían a conveniencia ceñidas al cuerpo de la demonio, el hombre le sacaba escasos diez pasos de ventaja. Aquella víctima habia ameritado más cautela y planificación; a diferencia de los indefensos humanos, estaría enfrentando un mago y no uno inocente, sino un sadista por naturaleza. No había margen para errores y por eso habia estudiado su rutina de la noche y el punto de intercepción. El instinto la paralizó momentáneamente. Jamás había considerado una complicación de aquel tipo.... ¿era acaso un atajo a su "graduación"? ¿Un obstáculo más? La avaricia brilló por un momento en sus ojos y hasta en la comisura de sus labios revestidos de negro también. Debía ser un ente enemigo, la amistad no era concepto viable en el infierno. En un instante consideró la sed de la victoria, magos y brujas proliferaban la tierra por doquier...pero la oportunidad de otro demonio era más escasa. Y allí no quedaba ninguna duda de la presencia de otro demonio. La esencia le resultaba incómoda por algún motivo, como cuando se despierta de una pesadilla pero el miedo sigue bloqueando la mente y los sentidos... como intentar recordar un sueño antes que se escurra de la memoria. Era familiar, pero al mismo tiempo ajena. El silencio de la noche era casi antinatural. El hombre había quedado olvidado, el punto donde debía atacarlo había pasado, nunca sabría su maldita buena suerte. Decidió enfrentar sus posibilidades. La primera era atacar primero y preguntar después y aquello no era tan sabio aunque recientemente ese fuese su modus operandi, sin misericordias. La segunda era mucho más atractiva, manipular la que podría ser su próxima víctima, la que coronaría sus ambiciones. Se decidió por la segunda, esta vez estaba dudando, aquella sensación incómoda no desaparecía, al contrario iba incrementando. Era como un un pensamiento borroso pero intenso. — Es de mala educación — habló en voz alta sin mucho volumen, no había quien pudiera escucharles — interponerse entre un demonio y su víctima — salió de las sombras. Su mano aun empuñaba su varita por si la respuesta era hostil y bajó su capucha revelándose a si misma. — Dame una razón para no matarte en este instante. — amenazó y tan pronto pronunció las palabras su mismo cuerpo, sin que llegara aun a su mente, rechazó aquella idea. Algo le decía que era una amenaza que no podría cumplir nunca aunque no lograra entender aun el motivo. @ Tauro M.
  5. Las últimas brasas de la improvisada hoguera todavía crepitaban débilmente, apenas irrumpían el obstinado silencio. Quizá incluso ni siquiera era audible, tal vez no para un oído humano. Pero a aquella mujer le quedaban apenas vestigios de su humanidad. La luna creciente devoraba a pocos la escasa luz anaranjada, paulatinamente era reemplazaba por una blanquecina, aunque realmente eran las sombras las victoriosas en la escena. Nada de aquello importaba, sentada sobre una vieja rama, el cadáver del que en algún momento fuese un imponente cedro. Ella solo pensaba en aquel momento en la irónica analogía. La rama y ella tenían mucho en común: una vida plena, imponencia, resistencia al cambio, nunca se doblegaron ante nada y ahora...eran solo un cadáver. Pero ella no estaba muerta, no en un sentido literal. Su alma lo estaba. Ningún alma podría sufrir tantos rasgamientos y permanecer intacta y por más intentos que hubiese hecho, hasta los remiendos habían cedido. De hecho, el daño era ahora deliberado, se había entregado a su otra natureleza y cometido actos innombrables, malignos, abandonado su nombre, viajado hasta su mismo averno. Aquello fue lo único que la hizo sonreír, una sonrisa que nunca llegó a sus ojos, nada le atormentaba ya; después de todo ... ¿cuál ser sin alma tiene consciencia? Se levantó y con su mirada controló el fuego hasta apagarlo por completo, en aquel momento la absoluta oscuridad hizo que hasta las sombras cedieran. Su próxima víctima esperaba. El Callejón Knockturn era perfecto para su cometido. Oscuro y sucio casi como la mayoría de sus clientes. No había punto intermedio entre su clientela, o eran alimañas del mundo mágico o distinguidos de la alta clase con montañas de oro en Gringotts. Casi había olvidado la hipocresía del mundo mágico, acostumbrada a vivir mas entre demonios y humanos, aunque los humanos que encontraba no sobrevivían por mucho tiempo. Podría decirse que encontraban su merecido destino, pero su final era casi más espeluznante que los actos que los llevaban al mismo. El nuevo rito requería más poder, un mago, humanos no bastarían y de ahí la necesidad de que volviera al mundo mágico para conseguir el sujeto, ya ni siquiera los pensaba como personas, solo eran transacciones, un escalafón más en busca de la supremacía infernal. Su cara era ahora de absoluta concentración, vacía. Su ropa no denotaba nada especial, había demostrado en múltiples ocasiones que era más fácil esconderse a simple vista que complicarlo demasiado. Eso sí el conjunto era todo negro, pantalón y por encima unas botas de una plataforma gruesa y multiples hebillas también en acabados negros, la camiseta era de tirantes muy delgados pero nada de aquello era visible pues su gabardina escondía hasta su cabellera onyx. La noche, el negro y las sombras venían bien cuando no se quería ser visto. Noche no era sinónimo de desierto en aquel Callejón, las transacciones más ilegales se hacían esperar, era la hora perfecta para la presa de la demonio que tenía pendiente una cadena perpetua en Azkaban, nadie lo extrañaría. Aunque corpulento, era de baja estatura. Caminaba como lo hacen los ególatras, nunca pensaría que alguien se atraviese a seguirlo. La mano de la mujer empuñó su varita dentro de la gabardina para seguir su paso. Todo estaba resultando demasiado fácil, nada ni nadie podría interponerse. Aquel hombre estaba tarde para su cita con la muerte. @ Tauro M. demons are back...
  6. Aquí... 10+ años después intentado descifrar esto... tener ayuda sería interesante...

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    2. Sean -Ojo Loco- Linmer

      Sean -Ojo Loco- Linmer

      nahh si me acuerdo Eliah por eso me sorprendio verte por aqui.....y dije lo de los fantasmas jajaja. Por lo menos en el foro tengo buena memoria. Lo mismo para Sophie...aunque ella ya piense lo mejor de mi...jajaja 

    3. Eliah Ryddleturn

      Eliah Ryddleturn

      jajaja volvi despues de siglos pero con ganas de roler a tope!!

    4. Sean -Ojo Loco- Linmer

      Sean -Ojo Loco- Linmer

      esa es la idea....cuenta conmigo....para lo que haga falta

  7. Quizá a esto se resumía todo y quizá, esta era la verdadera magia. Su sonrisa y este sentimiento que, aunque familiar, genera la misma emoción y hasta pasión; un choque en las venas cuando puedo ver en sus ojos... a esto se resumía mi teoría de que no podría dejar de amarla, importaba poco lo que intentara. Estos pensamientos fueron los me acompañaron cada paso y cada segundo infinitesimal que me había tomado acercarme; pero todo se disipa, dudas y miedos desaparecen cuando sus palabras me reconfortan y disfruto, como personal capricho y egoísmo, que sea inevitable que en nuestras conversaciones palabras como "siempre" se usen tan casualmente. Inevitable que responda con una sonrisa mientras me siento en la silla que ofrece para mi. Abro la boca para responder, sin embargo el mesero nos interrumpe y a causa de esto bien podría caer muerto con el tipo de mirada que recibe de mi parte, pero un instante después vuelvo a concentrarme en Tauro. - Sabes que es honor es mío - contesto sin quitar mi mirada de la azul que tan intrínseca se me ha antojado toda la vida – Una botella de Dom Pérignon Rosé y crème brûlée para compartir, si no sirven ninguno recomiendo los consigan a la brevedad posible - ni por un instante he observado al mesero pero privadamente disfruto escuchar los pasos apurados por servirnos alejarse, al menos el mensaje había sido claro para él. – ¿Solo te gusta verme? – levanto la ceja y, dado que sin notarlo me había inclinado un poco ya más hacia ella, me alejo en mi asiento como si estuviese ofendida. – Me encanta también – vuelvo a recortar la distancia sutilmente mientras cruzo la pierna bajo la mesa – especialmente como dices, para celebrarnos – aunque las dos supiésemos que siempre que estábamos juntos era excusa de celebración. – ¿Me dirás por qué escogiste este lugar? – aunque hubiesen mil preguntas que podría hacerla, aquella era tan buena como cualquiera otra. @@Tauro M.
  8. Uno... dos.... y ahora la cuenta estaba perdida. Cada respiro es más corto que el anterior. El corazón hace eco del malestar y más que latir parecía martillar. Es difícil comprender aquel sentimiento tan incapacitante y a pesar de los diversos intentos de aislar el motivo para sentirme así, me había esquivado hasta ahora. Nervios e incertidumbre resultan peor que un veneno y la sensación de fatalidad casi tenía un gusto definido en mi boca. ¿Años? Para esta altura podía hablarse casi de lustros. Pero podrían pasar vidas y hasta un par de eternidades que aquella firma me haría moverme hasta en mi lecho de muerte, pero hoy no era ese el caso, aunque si estuviese vestida para matar. Sabía de memoria mi destino pero con suerte sería distractor y lo verifico una vez más, salgo sin mirarme en el espejo o el reloj pero sé que voy tarde, es más como una firma personal. La entrada del primer piso es quizá demasiado brillante, con paso ligero evado las voces de conversaciones amenas. El acceso al segundo piso por el contrario, resulta oscuro, la música cambia dramáticamente y mi memoria de regala un vórtice de memorias sobre como ingresaba a aquel club tantísimas décadas atrás, pero en aquella ocasión mechones azules me guiaban y me llevaban de la mano. Detesto la desventaja de llegar pasada la hora, me siento vulnerable mientras busco con la mirada por alguna facción conocida. Mi cuerpo sabe que la ha encontrado aun si mi cerebro no lo registra de inmediato, se relaja, la respiración se normaliza y los últimos pasos en su dirección son los más fáciles. Noto su gesto nervioso desde lejos apenas un instante antes de que note que me dirijo hasta ella y detenga lo que hacían sus manos, un asomo de sonrisa en mis labios mientras que noto que los suyos se parecen tanto a los de mis sueños. – Espero no llegar tarde. Y es interesante como aquella frase a pesar de parecer inofensiva evoca tanto entre las dos. @@Tauro M.
  9. Holiii!! Vengo a hacer efectivo mi premio =3 Dejo la fichita! ID de usuario: 90131 Nick Actual: Sophie Haughton Nick Nuevo: Sophie M. Premio obtenido: Juego Tabú #2 Gracias a los Modes por su incondicional trabajo Ps, please actualicen mi ficha
  10. *quita un par de arañas y el polvo por aquí* Hola, vengo a solicitar una reforma completa de mi ficha. Ruego a la persona encargada que se asegure que se vea lindo Gracias *deja chocos como seña de respeto al arduo labor* _____________ Sexo: Femenino Edad: Adulto Nacionalidad: Británica Familia(s): ~ Munter ~ Selwyn Padre(s) Sanguíneo: Anne Gaunt M. Padre(s) Adoptivos: Lyra Katara Selwyn Trabajo: Instituto Internacional de Investigación de la Magia (IIIM) - Jefa de Demonología y Maldiciones Rango Social: Unicornios de Oro Bando: Marca Tenebrosa Rango dentro del Bando: Base Nivel de Poder Mágico: VI Puntos de poder en objetos: 60 Hechizos adicionales: - Puntos de poder en criaturas: 20 Criaturas controlables en asaltos y duelos: - Habilidades Mágicas: -- Conocimientos Especiales: Runas Antiguas Idiomas Adivinación (Conocimiento Adquirido) Encantamientos (Conocimiento Adquirido) Raza: Demonio. Tipo: Súcubo. Poderes: Peligrosamente seductora y convincente. Capacidad para influenciar en los demás. Puede modificar su apariencia a conveniencia. Aspecto Físico: Con una altura de 1.70m, es de piel clara, delgada pero bien proporcionada, su largo cabello negro llega un poco más lejos de su cintura. Sus ojos son atentos, color gris claro y sus cejas tan negras como su cabello le confieren un aspecto audaz. Cualidades Psicológicas: Suele tener claro lo que quiere, gusta de las personas que también saben lo que buscan. Es amable, simpática pero sobre todo solidaria. Disfruta mucho de charlar y conocer personas. Le disgusta la gente mentirosa, pero sobre todo la hipócrita. Suele tomar muy en serio el concepto de “amistad”. Gusta llamarse a sí misma tolerante por tanto no hace juicios precipitados, antes de emitir su opinión, investiga. Es suspicaz y sumamente intuitiva. Historia: Sophie siempre supo que era diferente a todas las chicas y chicos del internado en el que estuvo buena parte de su niñez y poco de su adolescencia. Desde pequeña, había descubierto que podía hacer magia, más nunca había corrido el riesgo de decírselo a nadie; el porqué era obvio, por miedo a pensaran que había perdido la razón. Aunque en gran parte era así sin embargo, eso no significaba que no usar sus poderes a su conveniencia, se aseguraba siempre de conseguir sus objetivos y favores de los demás. A los 12 años, fue diagnosticada con una condición llamada Amnesia Disociativa, lo que quería decir que su subconsciente reprimía recuerdos que considerara desagradables. Por tal motivo, no era capaz de recordar nada de su infancia o incluso su familia. El único periodo del que estaba consciente era desde los 6 años en adelante, el pasado le era confuso, no recordaba nada con claridad, simples imágenes esporádicas en medio de las largas noches, ninguna lo suficientemente definida para poder tomar acciones como huir de aquel lugar tan deprimente en donde no tenía nada en común con los demás hijos e hijas de acomodadas familias. Soñaba despierta y constantemente con otra vida, una en la que ella pudiera dar rienda suelta a su magia, una magia que ella misma reconocía no siempre era buena pero tampoco había experimentado nada semejante culpa, se había acostumbrado a ser frívola y calculadora. Hasta que no lo soportó más. _________________ Fue así como a la edad de 16 años, después de una infancia rodeada de muggles donde había aprendido a mezclarme perfectamente entre ellos; había escapado en una calurosa noche de verano, incapaz de resistir más aquel encierro incierto e indefinido; con sed de más conocimientos y explorar su pasado. De hecho, estaba bien educada e incluso había desarrollado un amplio conocimiento de diversos idiomas, manejaba los comunes con asombrosa facilidad, estaba obsesionada y había desarrollado un gusto por lo desconocido y, en particular lo esotérico. Explorar lo desconocido era apasionante especialmente si se había crecido en la rutina, no tenía un destino definido pero entre artimañas me las había arreglado para vivir sin restricciones, cada vez más ceñida en emplear mi magia a mi conveniencia, los muggles eran demasiado sencillos de manipular y cada vez se me antojaban más aburridos. En mis viajes por el mundo había descubierto que Londres era solo una de las capitales donde residían muchos magos y brujas, así me había hecho con mi primer varita cursando en la Academia de Magia y Hechicería los cursos necesarios para insertarme en aquella sociedad. Aunque desde ese momento no estaría sola, la última profesora clases que tendría allí se ganaría mi corazón y admiración para siempre, convirtiéndose así en mi madre adoptiva: Lyra. Pero llevaba apenas un año libre, con 17 años no estaba lista para quedarme allí, así que seguí viajando hasta llegar a Toledo, España un lugar en donde se decía que todo lo extraño de daba cita. Poco sabía al llegar que aprendería mucho más que un nuevo idioma. Después de explorar la ciudad, con ansias de conocer más acerca de sus historias, mitos y leyendas, me había perdido en un bosque, aunque en realidad, ahora entendía que no había sido más que una trampa, una de la que no saldría humana. No era posible describir con detalles lo que había acontecido, había sido una especie de trance en el que el dolor y el placer se mezclaban de formas poco ortodoxas, había conocido los mismos demonios que me cederían su condición, renaciendo como Súcubo. Nada era demasiado pedir en la búsqueda de poder pero también nada volvería a ser como antes. Ahora tenía mi propia condición para explorar y desarrollar también, pero tenía la sensación de que en Ottery encontraría más respuestas sobre mi verdadero linaje. Los meses avanzaban con rapidez y la vida se había encargado de enseñarme que en el camino no todo estaría a la vista, sino que tendría que buscar con ojos ávidos las mejores oportunidades. Fue así como llegué a mi trabajo en el Ministerio, sin embargo no duraría mucho en Departamento de Cooperación Mágica, pues aquel trabajo no despertaba en mi pasión. Sin embargo, la vida misma me haría un regalo, el mejor que podría pedir... aún mejor de lo que podía soñar, parecía increíble que la fortuna me sonriera tanto, pues no sería sino hasta que conocí a Taurogirl que mi vida se resolvería en una burbuja de felicidad que nadie podría reventar, excepto ella. El destino demostraba estar a mi favor permitiendo que ella se sintiera igual por mí, aceptando incluso transformarse a mi condición de demonio prometiéndonos entonces un: para siempre. Y así habíamos intentado vivir desde entonces, profesando un amor infalible que había probado ser capaz de sobrevivir a todo... y a todos. Motivada pero especialmente sintiéndome viva y completa repartía mi tiempo entre mi nuevo trabajo en la Oficina de Red Flú y Trasladores, en donde luego de algunos meses de duro trabajo había alcanzado la jefatura. Los fugaces pero apasionantes momentos que compartía con Tauro hacían de mi cotidianeidad: momentos inolvidables. Estaba acostumbrada para aquel momento a tenerlo todo pero tendría una dura lección que aprender: nada era para siempre. Nosotras estaríamos conectadas para siempre, dudaba que pudiéramos dejar de amarnos porque aquella conexión era infalible. Las diferencias, la distancia e incluso las circunstancias me alejaron de aquel amor. Rota y destrozada había encontrado refugio en las artes oscuras, había desarrollado una afinidad por la crueldad, un hombre muggle sería mi primer víctima, su nombre ni siquiera fue importante. Fueron años los que me tomó siquiera comportarme como humana, estaba cegada y se me daban muy bien las tareas que un grupo selectísimo de magos y brujas me asignaban. Incluso me había dejado marcar por ellos. Semper Fidelis. En mi trabajo, nadie podía siquiera sospechar de aquellas actividades... ilícitas que desarrollaba afuera, era experta en dominar mi poder de convicción e influencia en los demás. Ahí había conocido a Kyttara, una chica que hasta entonces no me había fijado a pesar de haber compartido meses de trabajo con ella. Aquella relación fue muy distinta a la anterior, ambas estábamos destrozadas por nuestro propio pasado y en un esfuerzo conjunto nos fuimos construyendo mutuamente. Me era inevitable sentirme eclipsada por su dulzura hasta su inocencia me era ajena y fascinante. Un amor fugaz pero tan pleno, al punto de pedirle su mano y celebrar una boda por todo lo alto en Italia. Convivimos con sus hijos que había adoptado como míos, amaba aquellos pequeños hasta el tuétano de los huesos al igual que a su madre. Con pesar y a sabiendas que rompería su corazón nos habíamos separado al punto del divorcio. No es que la haya dejado de amar, estaba en mi naturaleza ser libre. Nuevamente había salido de Ottery, episodios aun más oscuros en mi camino, acciones que no podría repetir e incluso malas amistades, como Lilith, la súcubo que me había llevado por una espiral de perdición. Irónico es que no tuviera arrepentimientos. Pero hasta la mala vida cansa, estaba otra vez entre los magos y brujas de Londres, había vuelto porque tenía una pista de mi familia. Munter, era todo lo que sabía y estaba por ir a descifrar mi pasado. Sin saber que me deparará el futuro pero: aún amanece gratis... Objeto Magico Legendario: - Objetos Mágicos: Objeto 1: Varita de roble 31,5 centímetros, flexible con núcleo de pelo de unicornio y el el mando tiene grabada a fuego una triquetra y un pentáculo. Clasificación: AA Puntos de poder: 20 Objeto 2: Caldero Clasificación: AA Puntos de poder: 20 Objeto 3: Recordadora Clasificación: AA Puntos de poder: 20 Mascotas y Criaturas: Criatura 1: Maite - Lechuza (hembra, gris claro) Clasificación: X y no mágicas. Puntos de poder: 10 Criatura 2: Edward- León(macho) Clasificación: X y no mágicas. Puntos de poder: 10 Criaturas en la Reserva: - Elfos: ~ Ruiix : Elfo de mediana edad. Licencia de Aparición: Obtenida. Licencia de Vuelo de Escoba: Obtenida. Registro de Estado Civil: Casada con Kytta Gryffindor Rambaldi Divorciada de Kytta Gryffindor Rambaldi, certificado por el SAW aquí. Registro de maternidad: -Hijo: Seintmontt Stephano Gryffindor Haugthon: MM -Hija: Ivannaly Cynzia Gryffindor Haughton: MM Personajes Secundarios: Lilith, prima - http://i.imgur.com/oPlLj.gif - Sin duda alguna siente un amor infalible por Taurogirl. Maite Zaitut - Mancha Informática forever *-*. Ustedes son demasiado jóvenes para entenderlo. - El quidditch sigue y seguirá siendo mi pasión. - Estoy loca pero parece que a nadie le importa +.+ - Suelo abandonar el foro por épocas pero siempre vuelvo porque soy adicta *o* Departamento de Cooperación Mágica Internacional - Oficina Internacional de Ley Mágica. Departamento de Transportes Mágicos - Jefa de la Oficina de Red Flú, trasladores y control de calidad Instituto Internacional de Investigación de la Magia (IIIM) - Jefa de Demonología y Maldiciones Premios y reconocimientos: http://i.imgur.com/55ufotx.gif Link al Perfil de Comprador MM: -- Link a Bóveda Personal: Sophie Link a Bóveda de Negocio: Íncubos y Súcubos Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda Familia Munter Link a Bóveda Familiar 2: Bóveda Familia Selwyn.
  11. Es evidente que algo va mal. Terriblemente mal. Se aleja de mi y siento el rechazo herir fibras tan delicadas dentro mío. Me quedo helada, cientos de malos recuerdos se agolpan en la memoria. Tomo una nota mental de lo tarde que es, que llevo estas incontables horas creyendo que me he resistido al encantado a la ilusión y era algo tan inevitable. Amarla es lo único que he sabido hacer bien desde que la conocí. Pasmada soy incapaz de saber que debo hacer. ¿Debería seguirla? ¿Detenerla? Todo lo que puedo a este punto es seguirla con la mirada, casi ni respiro por el miedo a quebrarme. ¿Qué es lo que había pasado? Trato de recontar mentalmente lo que había dicho y el detonante había sido el apellido de aquella mujer. Poco a poco se me aclaran las ideas y quizá el rechazo no era hacia mi, de nuevo la inseguridad me hacía malas pasadas. Dos segundos más pasan, creo que entiendo un poco más de todo y al mismo tiempo no entiendo nada. – Tau – el dolor me quiebra la voz. El aire se siente tan pesado, siento que respiro hielo. Comienza a explicarme, en realidad me parece irónico como tan pocas palabras tienen la capacidad de cambiar, al menos, dos vidas completas. Hermana. No le toma mucho a mi cerebro seguir la lógica de ese lazo, ni siquiera puedo pensar en el parentesco que eso implica. Tantas posibilidades también ¿ y si era adoptiva? ¿solo media hermana? ¿una mentira?. Suelto una risotada, amarga, tan fuera de lugar como una en un funeral. Me dice que no sabe que hacer, es extraño pero yo lo tengo claro a pesar de todo lo que implica. – Hasta hace unos minutos creía que esa mujer – porque ni el nombre puedo repetir – lo había hecho todo para arruinar mi vida ¿sabes? – soy yo quien se aleja de su mirada. Me dirijo al mueble del bar, pero no sirvo de ninguna botella sobre la mesa, sino de una específica bajo llave, no es exagerar decir que es un destilado infernal y ahorita no me siento tan humana. Sirvo un segundo para mi y un primero para ella que no estaba segura que aceptaría. De igual manera lo dejo cerca de ella cuando ya termino el segundo trago. No creía que el alcohol diera coraje, no es así como funciona. Lo que hace el alcohol es desinhibir, lo que a su vez implica que haces y dices cosas que en un estado sobrio, parecen imposibles. En múltiples sentidos somos presa de nuestros pensamientos, nos determinan y encasillan. Para aquel momento he considerado las opciones que tenemos. Una más inaceptable que la otra, pero lo que me hiere en aquel momento no es el dolor de aquella verdad, ni el asombro o la crueldad de la vida que disfruta tanto de complicarnos estar juntas, no... nada de eso. Me hiere que la decisión no es solo mía, que ocupo que Tauro esté dispuesta a apostar tanto como yo. Apostarlo todo. Y por eso bebía, porque no sabía si iba a perderlo todo. De nuevo. – No hay que pensar mucho lo que podemos hacer – me siento junto a ella y busco su mirada azul – no es como que podamos deshacer o cambiar nada – Tau – la llamo porque me evita y lo sé, sé cuan repugnante parece todo en este momento – nuestras opciones son simples y debemos elegir una - ahora que me devuelve la mirada es momento de sacar el veneno de la herida. Millones de brujas y magos lo habían hecho antes, esta no sería ni por asomo la relación más retorcida. – ¿Infalible o no? Aquello lo resumía todo. Era un concepto nuestro. Era cuestión de decidir si siempre había sido así de cierto. @@Tauro M.
  12. Pesadillas. Ansiedad. Miedo no, pánico. Pinchazos en mi mente de todo eso combinado. Los demonios más peligrosos jugando conmigo. Los de mi cabeza. Porque sigue siendo todo demasiado bueno para ser realidad ¿en serio la tenía allí en mi habitación? o ¿ es que estaba por despertar? Quizá no. Sus labios me susurran lo que suena a una promesa. Frases que me dedica que incluyen "conmigo" me hacen imaginar el más incierto de los futuros. Me fascina cuando la escucho soñadora y hasta emocionada de su recién descubierta "libertad" − Te dejaría solo porque es muy sexy... Líder. Era más que inevitable. Era imperante rendirme a cada uno de sus encantos. Ésta vez, cada vez, toda vez. Corrían mis sentimientos el mismo destino que un metal intentando resistirte a un imán. Un esfuerzo inútil y absolutamente superfluo. − ¿ Acaso importa? − exhalo exasperada y a mis palabras le acompañan un resoplido. Aquella era una seña rotunda de que no podía estar soñando o de lo contrario seguramente estaría escuchando más de sus gemidos nuevamente. No sabía porque me afectaba tanto aquel tema. − Mejor... pellízcame − susurro y la sorprendo con un delicado pellizco en su espalda, quizá muy al sur de su espalda − es que pareces un sueño − le comparto lo que pienso, en parte mis miedos, porque entonces debería entender que despertar sería difícil. Así había sido desde que la conociera, sin secretos o mentiras de cortesía. La beso antes de que diga más. Como si fuese la primera vez, la última o el beso de SIEMPRE. Suspiro después, reconozco que no seré capaz de distraerla por mucho tiempo y murmuro. − Gaunt − escupo el apellido y observo su reacción pues parece parece particularmente interesada en el tema cuando para mí, aquella mujer era lo último en mi cabeza. @
  13. No hay sonrisa más dulce, no hay piel más suave y no hay mujer más bella. Todos aquellos pensamientos se me repiten en la cabeza cuando me veo eclipsada e hipnotizada por la absoluta y aturdidora belleza que irradia. Tan desnuda. Tan entre mis brazos. Tan sublime. Cierro los ojos e inspiro dejando que me escalofríen sus suaves caricias, su aroma me llena y... no hay aroma más atractivo. Aquel momento es tanto más íntimo que todos los que nos llevaron hasta allí, quizá hasta era mi favorito de la velada. Es contradictorio sentir cada músculo relajado, la gravedad consiguiendo que me sienta adherida a la cama y aun así, el corazón vigoroso y triunfante. La escucho hablar y me ofendo muchísimo deteniendo, por un doloroso instante la caricia en su cintura, cuando vaticina sobre quién era más terca. De aquello no podía quedar ni la menor de las dudas. Pero era justamente aquella tenacidad una de las características que me atraían y también me retaban a encontrar en cada momento que compartíamos, nuevas y creativas formas de llegar a su resguardado corazón. Ahora que Tau lo menciona, es imposible explicar aquel fenómeno que describe. Es cierto que aquel momento se sentía como uno que nos debíamos desde vidas pasadas, después de todo, ya había aprendido que una vida no me bastaría para amarla así. No parecía casualidad. En un ataque egoísta, me regocijo de sus palabras. Me permito sentir la apreciación de sus palabras, poco llena más el alma que escuchar "me alegra haberte encontrado". − Prometo... − susurro y le robo un fugaz beso como si fuese incapaz de resistirme un segundo más. De hecho, es que soy totalmente incapaz, pues acaba de besarme un escaso minuto antes − no dejarte porque.... − es tan divertido guiar sus manos por mi cuerpo tan sutilmente − eso implicaría que salgas de aquí y no estoy segura de querer dejarte ir... en absoluto. De alguna manera me trae a la realidad, casi de una cruel y sino al menos abrupta. Suspiro y se me tensa un poco el cuerpo más al sentirla a mi lado es muy fácil encontrar como relajarse. Eran temas que quizá debía conversar con alguien. − ¿Qué hay de malo de vivir en el hotel? − la reto − ha tenido muchas ventajas ¿sabes? Conquistas fáciles − río suavemente porque exagero, es adorable celosa. − Lo he pensado − « y nunca hablado con nadie más » termino en mi cabeza, pero me es natural no esconderle nada - pero sé tan poco de ellos; bueno en realidad solo sé algo de mi madre, apenas su nombre, Anne − lo repito como vacía, realmente ni siquiera es tristeza lo que me genera más como indiferencia − y tú ¿que planeas con tu libertad? − y recordando mi amenaza corrijo − condicional. @
  14. Habían muchos tipos de comunicación. Verbal, no verbal, visual, por señas... esta en particular, tan sensorial y gustativa. Pero nuestra comunicación estaba sobrepasando los sentidos, era difícil poner en palabras o darle una definición, una sintonía de los cuerpos y algo de nuestras almas. Aquello no lo tenían los humanos, la calidez en su piel, como se iba perlando en el calor de momento, era más particular de los demonios llevar aquel acto al límite, saciar cada sed y necesidad porque estaba en nuestra naturaleza los excesos, desafiar límites. También nuestra condición nos daba esa resistencia y la libertad de poder ser tan suaves un momento más al siguiente osadas con nuestras fuerzas y movimientos. No me queda nada claro donde termina mi piel y donde empieza la suya, es apropiado decir que nos fundimos en un solo abrazo que permitía los movimientos que desbocan el corazón y la respiración. Una tras otra enviando corrientes de gratificación y placer. Con cada gemido, mis labios intentan atraparlo en el instante que escapan de sus labios, eso implica que muerda sus labios carnosos, hasta su barbilla cuando echa atrás su cabeza poseída de las corrientes descritas. Es posible que tenga marcas en su cuello de mis dientes, ventajas de la magia no tener que preocuparse de aquello, de quererlo desaparecerían con un simple ungüento. Al pensar en aquello, me dejo llevar aún más, si es que eso es posible. Escucho mi nombre, el suyo lo susurro ahogada pero suave a su oído hasta que nuestra parte más humana prevalece; acabadas en un sentido más que literal, nos rendimos a los brazos de la otra. Aquel beso que dedico a sus labios es más pausado, prolongado hasta que se normalicen las respiraciones. Despacio me acomodo a su lado hasta quedar ambas de medio lado. Juego con un mechón de su pelo inevitablemente que cae por su rostro, un beso más corto. Las palabras se hacen esperar, aquí la comunicación no verbal es la estelar. – Tau – la llamo y aprovecho para tomar su pierna y subirla a mi costado sonriendo. Volteo a ver la cama y veo que literalmente eran escasos pasos lo que nos han faltado – mi cama es más cómoda. – riendo dibujo la caricia más parsimoniosa por su muslo. @
  15. Me habría gustado tanto solo escapar de allí, que aquel no fuese mi problema y que Jeremy estuviese importunando a alguien más, aunque fuese para variar. Pero no. Era mi sangre y la de Tauro la que corría libre por el piso y, al ritmo de aquella cantiga maldita, se reunía formando un perfecto pentagrama. Entre tanto, era imposible no apreciar la belleza y horror de aquel acto. Arte y esoterismo funsionándose con aquellas fuerzas oscuras que permitían la existencia de criaturas tan fascinantes. Aun en aquel momento, lleno de tensión y peligros, no dejaba de aprender y fascinarme con todo el poder. Pero el ritual pasa factura, si bien la sangre derramada entre ambas no es suficiente para ponernos en peligro si era capaz de debilitarnos importantemente, estábamos a escasos segundos de completarlo. – Madre del Pecado, revélame tu verdadera forma, habla con la verdad y responde con la verdad. – el aire era tan denso o quizá solo me faltaba la respiración – Concédeme el conocimiento y la sabiduría de la Noche. Levanta mi espíritu y permítele entrar en tu reino oscuro en el lado Oscuro de la Luna. – hago un esfuerzo descomunal por continuar, demasiado depende de ello – Ho Orphis Ho Archaios, Ho Drakon Ho Megas! Estaba hecho. Un silencio absoluto y nada natural se apoderó de la instancia. Intento levantarme triunfal y preocupada al mismo tiempo, pero un nuevo revuelo me impide hacerlo. Es de nuevo demasiado para procesar en un solo vistazo. Pero no me tomó más que uno para reconocer que Jeremy había perdido el control de sí mismo y Tauro forcejeaba con su sed cuyo objetivo era yo. Tomo una decisión increíblemente difícil pensando en el hechizo para curarme pues ocupaba detener la sangre que corre. Decido dejar a Tauro lidiar con el vampiro, pues había que hacer la petición a Lilith de inmediato. Un olor familiar me llena la nariz. Una entremezcla de dulce y azufre. Lilith no se muestra a la primera, pero su presencia es evidente. Pongo una rodilla al piso y hablo en la lengua que ella misma me enseñase años atrás. –Asmodeus ha escapado – apenas logro pronunciar las palabras, porque al mismo momento una mujer aparece en la estancia. No entiendo como ha llegado hasta allí pero sé que se arrepentirá de no haber huido cuando tuvo la oportunidad. Era muy tarde ahora. Una mujer lobo, me corrijo a mi misma luego de que logro comprender algo mejor toda la situación. Una mujer lobo lo suficientemente fuerte para romper el forcejeo entre Tauro y Jeremy, siento una punzada de verdadero odio y dolor al verla herida a causa del vampiro que como un niño no ha podido resistir el dulce. Pero no tenemos tiempo para seguir en discusiones absurdas, ni tampoco de decir nada más.La mujer en su forma de lobo gruñe en concordancia. Lilith aparece en su forma más temible, indescriptible. Los demás no requieren seguirme cuando pongo una rodilla al suelo. Le rindo la pleitesía que exige aquella demonio que eran tan vanidosa como peligrosa. – Necesitamos tu ayuda – los demás no me entenderán en esa lengua – debemos contener o desterrarlo – pienso en toda mi investigación perdida, más no puedo poner en riesgo tantas vidas. La veo interesada en mis acompañantes –son aliados. Un nuevo contragolpe de Asmodeo, que de no ser por Lilith ninguno habría logrado sobrevivir. Muestra toda su fuerza por primera vez. Veo la demonio asentir antes de que haya otro fogonazo. Lilith no hacía favores gratuitos, pero al menos teníamos una esperanza ahora. – Debe mantenerse el pentác.ulo intacto – anuncio a los demás, no puedo explicarles todos los detalles del porqué, pero todo se resumía a que para poder desterrar a Lillith ocuparíamos el mismo tabernáculo de su invocación. – Ya no podrá escapar – le confirmo al mago sin varita que se nota algo fuera de sí. – Pero tampoco es seguro aquí. Señalo la puerta, llegar hasta allá sería casi imposible. La lucha de demonios había empezado y nosotros estábamos en su arena.
  16. La negativa de Tauro me sienta un poco mal. Traté de entenderla los segundos que podía dedicar a eso, dada la situación cada vez más urgente y peligrosa. Podía imaginar el porqué cuestionaba mi solución, pero era momento de elegir entre el menor de dos males. Es cierto que Lilith se aferraría al plano terrenal, pero también era más fácil de desterrar, además de que tenia más afinidad con Lilith, quizá demasiada, siendo aquella la demonio que me había convertido a mi. – ¿Podrías, al menos, dejar de decirle animales a los demonios? – pregunto y me impresiona la calma con la que lo digo considerando lo incorrecto y exasperante de su comentario. Ya tendría tiempo de decirle que estaba demostrando nada más que una inmensa inmadurez, primero tratando de pasarlo todo por un accidente y luego por mi culpa en lugar de la suya por tocar cosas que no le pertenecían. De hecho ya había decidido instalar algún tipo de mecanismo que impidiera la visita de vampiros y humanos a mi laboratorio. Aquel mago se había encargado de confirmar que no se podía confiar ni siquiera en los supuestos expertos del IIIM en ser cuidadosos con las investigaciones de otros que a menudo resultan ser tan peligrosas como la mía. – Lo siento Tauro, pero honestamente no podría importarme menos lo que le suceda al vampiro – es como si ya hubiese perdido las ganas de pelear, como si estuviese aburrida, pero no, estaba muy tensa, pero no podía perder la cabeza con la necedad de Jeremy. Cada palabra aunque el volumen es moderado, está cargada de veneno. – No hay otra manera – comienzo debatir, cada momento que perdíamos era tan crucial. Pero en ese momento nos interrumpe para informarnos que ha perdido su varita. Genial. Mi parte más cruel lo celebra, a pesar del riesgo que eso supone. Un nuevo ataque, logro crear mi escudo protector a tiempo, puedo sentir que están aumentando de intensidad. Me temía que el próximo sería definitivo. Asiento a su pregunta. Asmodeo había caminado por la tierra libremente por demasiados siglos, había aprendido magia de sobra, más oscura que la que conocían casi la totalidad de todos los magos vivos. – Pero ocupa más fuerza para tener el control suficiente de la varita, es cuestión de tiempo. Muy poco – añado para terminar de aseverar el estado crítico – tampoco me gusta la idea, pero sé como controlar a Lilith – aquello era exagerar, pero si era cierto que tenía la afinidad a mi favor. Era difícil explicar que había compartido hasta años con ella en su forma humana. – Lilith es la madre de Asmodeo – susurro aquello como si ayudara en algo. – Es capaz de equiparar y superar sus poderes y ponerlo en esa misma celda, ella fue la primera en hacerlo– un recuerdo de la primera vez que había presenciado un enfrentamiento entre ambos cuando recién me adaptaba a mi condición y otro más reciente de cuando me había ayudado a traerlo hasta ahí. Otro cambio de temperatura extremo y un terrible fogonazo. Soy yo la primera en verlo, los otros están de espalda, los tomo de los brazos para tirarnos los tres al piso y evitar por milímetros la llamarada que rebota contra el vidrio de seguridad al otro extremo. – Tiene que ser ahora Tauro - hago un corto en mi palma en lo que nos reincorporamos – las palabras son «Marag Ama Lilith Rimok Samalo Naamaah». Le tiendo mi mano chorreando sangre. Ni siquiera me detengo a pensar en el vampiro, si apreciaba su vida se vería en la obligación de restringirse.
  17. Puedo sentir las mejillas encendidas y el clima de la habitación poco tenía que ver. En la oscuridad en la que estábamos sumidas tampoco tenía demasiada importancia. Nada lo tenía, solo parecía real cada centímetro de su piel que estaba en contacto con la mía. No recordaba experimentar algo así antes, todo en la dosis correcta, una mezcla perfecta de sentimiento y exceso de lascivia. Entonces era imposible no gemir de placer cuando su toque no era suave, era preciso y la temperatura de su boca en mi piel el equivalente a la gloria. Enredo mis manos en su cabello, tiro de el también para romper el camino de saliva que ha dibujado en mis pechos y robarle un beso más, su venganza a que la interrumpa es dulcemente cruel, su mano se mueve veloz, al punto que jadeo un gemido entre sus labios que luego muerdo. El frenesí nos va tomando a pocos, el ritmo no es lento, ni es rápido; es simplemente el que se nos antoja y nos vamos exigiendo mutuamente. La cama había quedado en el total olvido, movernos habría implicado separarnos y eso se me antoja incluso doloroso en aquel instante. Cierro los ojos, más bien me obliga a hacerlo, me está llevando al límite porque así, sobre ella, soy yo quien está a su merced. - In...jus..to - me toma tres jadeos una sola palabra, no era momento de tener extensas conversaciones, aquí la comunicación la marcaba cada gemido, cada caricia y los labios haciendo estragos. La detengo, un instante antes de llegar al éxtasis, el cuerpo caliente también al punto de casi sudar. Las piernas al punto del temblor. Mi forma de detenerla es sutil, porque tampoco es que quisiera detenerme, más si prolongar aquello tanto como fuese fisiológicamente posible. La beso, solo eso pero con ahínco, mi lengua buscando la suya, totalmente sobre ella de manera que nuestros pechos se juntan casi a la misma altura y luego comienzo a descender por su cuerpo, mi lengua delinea su aureola. Pero nada me detiene ahí, bajo todavía más, besando su vientre estoy fuera del alcance de sus manos lo que me da tiempo de recuperarme. Es como si le augurara su futuro pero me regreso a sus labios, mi mano es la que sigue el camino que mi boca inicia y está por retomar al escaparme con una sonrisa en los labios y hacer un segundo recorrido que está vez alcanza su destino y su sabor llena mi lengua.
  18. « Lo voy a matar » Era el pensamiento que se me repetía una y otra vez en la cabeza. Eran muchas cosas a la vez como para tratar de mantener algo de racionalidad. Pero es que no podía evitarlo, pragmática como era y con la lógica fría, estaba absolutamente segura que aquello no era un simple accidente, aquel mago había estado explorando sin tener ni la más remota consideración. De hecho, me había parecido un insulto que sugiriera que todo él no había interferido cuando yo misma había estado en ese cuarto hacía tan solo pocos minutos. Me muerdo la lengua una y otra vez, por lo que dejo que Tauro y él se comuniquen o terminaré soltando un tren de improperios en su contra. Mi punto más bajo lo alcanzo cuando comienza con su sermón. ¿Que sabe un cerdo de astronomía? ¿Qué sabe un niño de física cuántica? La respuesta era igual a la de la pregunta ¿Qué sabe Jeremy de demonios? No logro contenerme más, lo amenazo directamente, pero no tengo tiempo de atacarlo directamente. Estamos en el ojo de la tormenta, y toca defenderse. Siento el calor de la sangre provocado por uno de los cristales que han explotado. Tengo tal enojo que ni siquiera lo resiento, es más esperaba que aquello le provocara agonía al vampiro. Nuevamente organizo mis ideas, el escudo de Tauro soportaría tanto. Por ahora Asmodeo no hacía más que jugar, ya habría podido escapar si así lo deseaba, algo que honestamente comenzaba a preferir. Irónicamente era más manejable en espacios más abiertos. - No estoy por explicarte mi trabajo, ni mucho menos justificar mis acciones cuando son las tuyas las que dejan tanto que decir- mascullo cada palabra. Llevaba años intentando aquello, contener demonios de tal índole, trabajando con materiales que tenían propiedades demónicas o que bien permitían intercambios de energías, era a base de demonios que había conseguido crear aquella jaula, que bajo las condiciones correctas había funcionado perfectamente por más de una semana. – Asmodeo – respondo a la pregunta que no pude responder antes de tauro - llevo casi un año trabajando en contenedores de este tipo a gran y pequeña escala. La caja misma está hecha a base de compuestos realizados con ADN y sangre de demonios de diferentes índoles - podía ver la sorpresa en sus ojos, era un hito, en especial si era capaz de al menos contener a un demonio de la categoría de Asmodeo. – Debo pedirte algo que voy a detestar- los bordes del escudo a punto de ceder por lo que apuro mi explicación a Tauro – se me ocurre una forma de resolver con esto de una manera eficiente. Debemos invocar a Lilith. Y no había invocación que no requiriera sangre, la de ambas combinada sería suficiente para traer a Lilith aun si estaba en el último círculo del averno.
  19. Tantos años de historia y no me alcanzaba para descubrir como lo hacía. Como era capaz de hacerme olvidar y es que era tan fácil ser con ella. Eso, solo ser. Habían personas que se pasaban la vida buscando a alguien así para compartirse y es que no se resumía solo a algo romántico, podía ser mi amiga o mi amante con la misma facilidad. ¿Yo? solo había topado con muchísima suerte. Lo sabía. Había mencionado que conozco muy bien sus ángulos, aquello era de todo menos una exageración más dejé pasar el comentario, como la dama que era. Pero si había negado enérgicamente cuando dijese que exageraba sobre su belleza, ninguna metáfora o hipérbole le hacían justicia. Pero esa era yo, una empedernida romántica que ha amado y se ha ha enamorado una, otra vez y de todas las maneras posibles de esa mujer, más de lo que era humanamente posible. Cuando tomo su mano, es cuando en realidad olvido totalmente que me trajo hasta ahí, por primera vez en todo ese día y los últimos me siento tranquila, protegida. Su tacto es tan cálido, idéntico al mío y es que no se puede olvidar la complicidad en la sangre que recorre sus venas. Más allá de los sentimientos, aquello si que nos uniría para siempre. Se me antojó tan confuso abrir una puerta y encontrar un mundo de naturaleza detrás. El fuerte olor a tierra se entremezclaba con aromas dulces y amargos de la infinidad de plantas allí, más de las que podía contar en un primer vistazo. Nuevamente cautivada dejo que me cuente sus pensamientos. Hasta que doy un brinquito cuando un tentáculo se acerca. Río al ver como lo aparta como si fuese nada. Aquello definitivamente no era lo mío. – Es fascinante – digo aun ida en la cúpula de cristal, me daba la sensación de ser minúscula cuan alta se encontraba. Cuando bajo la mirada le dedico una sonrisa y me tomo en serio lo que pide acercándome muy peligrosamente a ella. – Pero creí que íbamos a empezar por mi lugar favorito – la veo mirarme contrariada. Es obvio que no conozco más que el ático mismo y ahora el jardín. – Tu habitación – robo un beso de la comisura de sus labios y antes de que las dos perdamos el hilo de la conversación continúo. – Cuéntame ¿ que hacías antes de que yo llegara? – me separo un poco de ella solo para examinar un excelente ejemplar de asfódelo. Y para tomar aire. Ahora mismo me sentía cobarde. Habría hecho lo que fuese por aplazar conocer a la tal Anne.
  20. Era notorio que les había tomado por sorpresa mi aspereza, tanto que intenté sentirme culpable sin realmente tener mucho éxito, en realidad habían hecho méritos para agotar mi paciencia que, para cualquiera que me conocía, sabía que no era mucha. Escuché lo que ambos tenían que decir en silencio, pero conforme hablaban iba suavizando mis propios gestos. Si parecía que ellos habían corregido sus propias disputas y se veían más dispuestos a colaborar entre sí. – De acuerdo – murmuro para ambos en respuesta – un beneficio mutuo era todo lo que buscaba desde el inicio – hasta yo puedo reconocerme más calma. En ese momento nos vemos interrumpidos los tres por el memorándum que recibe Jeremy que se aleja de inmediato para conseguir un poco de privacidad. – No creas que no te voy a tomar la palabra Tau – me dirijo a ella con más confianza en vista de que estamos solas – mínimo alguna maldición – río viendo a sus labios, gesto que un momento después se convierte en una necesidad de reacomodar un par de objetos en la mesa cercana para distraerme. Sus labios son casi magnéticos en la corta distancia. De pronto las dos notamos la ausencia prolongada del mago, ambas lo buscamos con la mirada. – Creo que ... – pero no tengo tiempo de terminar porque mi teoría se ve confirmada. Las luces se apagan totalmente, son escasos 30 segundos para que se disparen las estridentes alarmas. Luces rojas se intercalan con las blancas que casi me ciegan. Comienzo a hacer las cuentas en mi cabeza, tenemos 5 minutos más antes de que todo tenga un resultado calamitoso. Todo el laboratorio estaba pensado para autodestruirse antes de dejar escapar nada de allí. Ninguno de los presentes tenía forma de saber eso. Callo al menos la alarma para podernos comunicar. Las luces no se detendrían hasta restaurar el protocolo de seguridad. – Quizá Asmodeus se me adelante en matarlo – saco mi varita y le indico que haga lo mismo, el nombre había despertado en la peliazul la urgencia de toda la situación. Camino hasta la entrada del laboratorio de seguridad. Con demasiada suerte no era por éste que se habían activado las alarmas. Cualquier otro espécimen sería manejable pero Asmodeus, solo había una forma de controlarlo o mejor dicho una debilidad: Lilith y no tenía idea de en donde se había metido luego de ayudarme a capturarlo. – Dime que no eres tan absurdo como es evidente – arrastro cada palabra irascible. Jeremy está allí mismo jugando con cosas que evidentemente no entiende y supone consecuencias tan graves. Quería gritarle muchísimo más pero debía mantener la cabeza. Esperaba con todas mis fuerzas que las alarmas hubiesen saltado solo porque había retirado los encantamientos, quizá no era demasiado tarde y las celdas se mantenían selladas. Pero llego al punto del desmayo cuando veo la puerta entreabierta. Me costaba entender cómo siendo el ser en más peligro allí había hecho semejante estupidez pero tampoco es que Tauro y yo estuviésemos totalmente fuera de peligro. Un retumbo fuerte se escucha al fondo de la habitación.
  21. Un sonido extraño y estridente me hace distraerme del hastío y del tedio generad por el aburrido papeleo que estaba por terminar. Era algo que no podía dejar pasar puesto que parecía venir desde la cámara de seguridad. Tomando la varita me levanto decidida y llego hasta el cuarto cerrado que exige todas las medidas de seguridad acostumbradas. Las luces titilan, aquello no me sorprende tampoco pero si me confirman la urgencia de la demanda. – Te veo decidido a comunicarte – susurro frente a la puerta de Asmodeus. Me servía tenerle de buenas y eso a veces resultaba tan fácil como conseguir un demonio de menos categoría para su sola diversión. La comunicación no era tan sencilla, primero porque la puerta no tiene más que una rendija igualmente cercada por un vidrio de seguridad. y segundo porque su lengua suena como maldiciones antiguas susurradas. Recordaba el miedo que había sentido la primera vez que escuchara cantigas de demonios. Me erizaban la piel. – Lo pensaré – y sé que puede comprenderme a la perfección – no hagas que me arrepienta – susurro amenazante. Era complicado sentirse en control ante un ser que, de tener las condiciones correctas, podría acabar con con el instituto solo porque estaba aburrido. Pero había tomado todas las medidas, siempre que fuese cuidadosa estaríamos todos a salvo. Por ahora estaba yo en la posición de poder más sabía que debía abusar mis oportunidades y era necesario terminar mi propia investigación en el muy corto plazo. Lo que me pedía requería una interesante excursión y por eso no me había molestado. Pero ahora mismo no era el momento. – Oh – susurro deteniéndome en seco por un momento– bienvenidos - murmuro mitad sorprendida de verlos allí, mitad molesta porque no esperaba que estuviese juntos, soportar una escena en mi propia oficina no estaba en mis planes, ni estaba por permitirlo. No era posible que los hubiese escuchado llegar, aquella otra sección estaba totalmente aislada. Pienso que será importante tomar medidas futuras para evitar visitas indeseadas. Ambas cabezas voltean a verme al mismo tiempo, no puedo evitar detenerme más tiempo viendo a los ojos de Tauro y sus labios. Debo reconocer que parecen generar otro tipo de atmósfera más me mantengo firmemente desconfiada. – ¿Estoy invitada a otro show de retos y discusiones ? – pregunto frívola e irritada. Tendrían que explicarme a que acuerdo habían llegado antes de suavizar mi carácter. @ @
  22. No estaba nada segura sobre como sentirme ante toda la situación aunque sin duda estaba un poco irritada, quizá porque al estar en horario laboral esperaba profesionalismo y en cambio.. . -Ugh no vale la pena - apuro el paso; realmente estaba desafiando mi suerte con aquella muestra. Asmodeus era excéntrico, por decir lo menos, pero eso no hacía al Demonio de la Lujuria ni una pizca menos peligroso y letal. Llego finalmente al laboratorio luego de pasar los filtros de seguridad, no podía permitirme a alguien deambulando en mi ausencia a sus anchas, no era exagerar que podía desatarse un infierno. Dejo la muestra en la bóveda de seguridad y realizo la revisión rutinaria de las muestras como quien realiza un inventario diario. Casi de manera inconsciente y como alguien que lo ha hecho muchísimas veces. La segunda parte, mi laboratorio de seguridad, era mi sección menos favorita del inventariado y también la más peligrosa. - ¿Me extrañaste? - pregunto sellando la puerta detrás de mi. Su respuesta se compone de un gutural gruñido y una sola palabra en el antiquísimo idioma que utilizaba. Aplico una dosis mas de la cocción que le mantiene a raya. Y refuerzo mls hechizos y maldiciones, nunca se podía ser demasiado precavido en aquello. Tenía, entre otros, el objetivo de aprender el idioma pero también era un poco personal el porqué había capturado de manera temporal a Asmodeus. Mis poderes se veían incrementados en su presencia ypensando que no podía ser casualidad, explotaraba con ansiedad la posibilidad de descubrir como desarrollar mas poderes, eso me inspiraba a trabajar por largas y extenuantes horas. Si, era algo egoísta. Pero llevaba otros proyectos menos suicidas que aquel para compensar. Vuelvo al laboratorio regular, quería adelantar tareas más del tipo administrativo y por eso mas aburrido justo antes de que me visitara Tauro. Aguardo con emoción... Ciertamente estaría interesante descubrír como íbamos a congeniar trabajando. Si se nos daba la mitad de bien que a solas, no habría nada de que preocuparse.
  23. De golpe lo había olvidado todo. Era tan fácil hablar con ella que, momentáneamente, había olvidado la rabia, la obsesión más no el resentimiento. Era una locura y lo sabía. ¿En qué momento había pensado que toda esto era buena idea? Absurdo era un mejor adjetivo, hasta ahora me daba cuenta que parecería muy posiblemente una niña buscando a su madre, lo cual era dolorosamente irónico. Parece que algo tenemos en común con aquel nombre. Mi rostro sombrío y el suyo tenso lo confirman. Al mismo tiempo me había confirmado que estaba en la pista correcta, un paso más en este misterio de mi propia historia y ascendencia. Miro de soslayo el árbol genealógico antiguo como si esperara ver mi nombre allí dibujado. El hecho de tener la certeza de que Anne Gaunt estaba ahí mismo, provocó que una emoción me recorriera el cuerpo. Era difícil distinguir si era euforia o genuina repulsión. Niego ante su inquisitiva, no requiere mucha de mi suspicacia reconocer que no hubiese servido de nada mentirlo, parecía descifrarlo. – No exactamente – confirmo pero me gusta tanto cuando me lee así, porque zanja el tema de inmediato. Sonrío en lo que asiento, me cautiva escucharla hablar así de sus pociones, como una niña también solo que en un sentido menos macabro y retorcido que el mío. O casi, sabía lo peligrosa que podía ser con una sola de sus cocciones. -–¿Alguna buena poción para este momento? – pregunto señalando con un ademán y en broma mi mano derecha vacía como si le faltara exactamente una bebida. – Hmmm – finjo observar la estancia e incluso me levanto para explorar alrededor como un perito haciendo su trabajo. – El cuadro, por ejemplo – lo señalo antes de regresar sobre mis pasos. Miro desafiante a sus ojos topacios que sé que no han dejado de seguirme en mi recorrido, sin permiso alguno comienzo a servir dos whiskys de su propia mesilla en la sala – pienso que no te hace justicia – entrego su vaso y tomo asiento, ésta vez a su lado – sé que tienes mejores ángulos – rio y doy un sorbo. – Confieso que me gusta mucho – exhalo mucho más relajada de lo que me había sentido en días tramando todo aquello –¿merezco saber que hay detrás de las puertas? Aquello me diría muchísimo sobre los inquilinos. @
  24. La situación cada vez me gustaba menos y me aburría más. Lo cierto es que no podía darle aquellas muestras sin saber bien cual era su propósito. Se lo había repetido ya demasiadas veces. Aquel magizoologo podía pensar que era por soberbia o lo que se le diera mejor la gana, pero entonces solo demostraría nuevamente su ingenuidad y es que del demonio del que había extraído aquello casi al coste de mi vida, no perdonaba ingenuos, de hecho, eran su pan de cada día... sino fuera porque lo tenía agonizando y encerrado en una de las cámaras de seguridad de mi oficina. Rio quedamente ante el comentario de su raza al mismo tiempo que el rubio me voltea a ver. - ¿Lleno de sorpresas entonces? - murmuro más para mi que para ellos. Es inevitable fruncir el ceño ante lo que comenta Tauro, conocía quizá demasiado bien el mercado negro por eso estaba segura que tenía mucha razón, estaba fuera de control. Además niego porque realmente no tenía noción de lo que comenta de las especies. Suspiro o mejor dicho resoplo, desde ya todo auguraba muchísimo trabajo y nunca se me había dado concentrarme bien con ella. Aunque reconocía que me interesaba mucho ese cambio y la posibilidad de trabajar con ella. - No sé que pasa entre ustedes dos - interrumpo luego de la veraz y sutil amenaza que le hace - tampoco me interesa saberlo. Lo que si sé es que no tengo tiempo para esto - la impaciencia marcaba mis palabras - cualquiera sea el proyecto que lleva - no le resto mérito, quizá el mago tenía algún As bajo la manga. A diferencia de Tauro no lo descartaba tan rápido, hasta me habría gustado supervisar las pruebas, pero era obvio que el mago no estaba dispuesto a ceder. - Esto es lo que te ofrezco - guardo la varita decidida a creer que ha pasado "el peligro" - la muestra solicitada no podrá ser entregada hasta que esté dispuesto a compartir los pormenores, pero puedo darle otra de menos categoría para sus experimentos, esa es casi inofensiva o al menos es controlable. Finalmente, lo peor que podría pasar es que solo sea usted el que muera. - mi semblante es serio porque no exagero en lo absoluto - Puede ir hasta mi Oficina cuando desee a recogerla. Doy un paso hacia la salida, en serio no estaba para quedarme allí ni un momento más. - La muestra que tengo se hará inestable o no viable si no la almaceno correctamente - esto se lo informo a Tauro ya casi desde la puerta - ¿irás luego a visitarme en mi oficina? la encontrarás en el sótano 6 - es mi turno de guiñarle fugazmente No era nada de sorprenderse que estuviese en el subsuelo, era la única forma de asegurar que una emergencia todo, humano o demonio, fuese destruido.
  25. Pierdo noción del espacio tan pronto se abren las puertas que no dudo en cruzar antes de que despierte el elfo del ascensor, que incluso aprovecho para enviar de nuevo al primer piso; todo en mi intento de no dejar demasiada evidencia de mi presencia, algo que parecía horrible de hacer si se tenía en cuenta las 7 puertas a mi alrededor, de las cuales, solamente una tenía algún indicio de lo que escondía porque no creía que fuese gratuito ese oso cuidando la entrada. Detrás de mi, podía ver los jardines que se extendían más de lo que me permitían observar las ventanas . Respiro y doy cada paso más premeditado que el otro. No sabía de trampas para visitantes no deseados, pero a todo parecer aquella estancia era inofensiva, diseñada para los mismos habitantes del edificio. Lo siguiente que detectó mi vista me recordó que de cualquier manera no iba a poder relajarme. Dos ojos amarillos parpadearon al tiempo que encontraron los míos y desaparecieron rápidamente por una de las puertas. – Maldición – susurro y es demasiado tarde para intentar seguirlo. Es en aquel momento que abandono mi postura de tratar de infiltrarme. Era un plan ridículo de todas maneras, a partir de ese mismo instante haría algo que se me deba muchísimo mejor, actuar como si fuese la ama y señora de aquel lugar y correr con las consecuencias luego. Es curioso como me da confianza haber tomado aquella decisión. De hecho, me distraigo un poco más con los ornamentos alrededor hasta que por fin noto algo que debió capturar mi atención primero. – ¿Tauro? – murmuro acercándome al cuadro suyo. Aquello no representa ninguna complicación, si algo, sería bastante útil contar con al menos una persona conocida en mi empresa de descifrar todo aquello. Beltis, lee el otro cuadro y no reconozco a la mujer los otros cuadros. Al menos ya sabía como lucía aquella mujer. Había sido como invocar al diablo. – Huh... – a la defensiva me giro a descubrir desde donde me llama. Siento la demanda de su pregunta, pero no la culpo, es una excelente pregunta que no quería responder de inmediato así que aprovecho su saludo para pensar que decir – ¿Quieres la verdad o una cortés mentira? – le pregunto y asumida, tomo asiento en uno de sus sillones, porque ahora me queda claro que en cierta manera eran sus dominios. Quería abrazarla, quería conversar de su hogar, quería saber como es que nos estábamos encontrando ahí también. Preguntarle que pensaba de que la vida insistiera en cruzarnos, pero ahora mismo no puedo nada de aquello. – Busco a alguien – sin rodeos, la verdad quisiera salir de aquel asunto de inmediato – ¿conoces a Anne Gaunt?
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