Turno penal 2
Mi corazón iba a salir disparando del pecho cuando vi que Kenzo se disponía a lanzar no solo al aro central sino que en posición de la habilidad de disparo fuerte recto. Pude ver todo en cámara lenta, sus movimientos, a nuestro capitán en posición y lanzándose para atajar.
Pero la quaffle falló, y como por arte de magia cayó en mis manos con el mismo objetivo que mi rival: un segundo penal. Un brote de esperanza acarició mi estómago para convertirse en un nudo de nervios que fueron rápidamente aplacados al concentrarme en los tres aros y la guardiana de las urracas.
-Solo somos tú y yo- le dijo a la atractiva contrincante- ten cuidado, no te vayas a lastimar intentado atrapar la quaffle.
Ya no sentía nervios, de hecho una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en mi rostro como el personaje de aquella divertida historieta muggle, el Guasón. Apreté con cada uno de mis dedos la quaffle y la estire en dirección a Luciana.
-Observala, porque recién la volverás a ver cuando atraviese uno de esos aros.
Era muy competitiva, demasiado, podía sentir cómo mi mente se despejaba de cualquier preocupación y mi único objetivo era ganar. Tanta adrenalina inyectada de golpe en mis venas me hacía sentir completamente viva dándome más y más razones para amar ese maldito juego sobre escobas.
Como si de un látigo se tratase, en posición oblicua a los aros, mi brazo arrojó la quaffle que embistió hacia el aro lateral derecho. Disparo fuerte sesgado, llamaban ese lanzamiento, rompedor de aros le decía yo.
El disparo logró que la tribuna contenga la respiración en un silencio que hacía mas ruido en mi corazón que los gritos fervientes de anhelo. Mis acaramelados ojos siguieron la trayectoria ¿daría en el aro? ¡claro! Como que me llamaba Dana Gryffindor.
Lo conseguiría, por ellos, por mi equipo y por mi.