♦..Cacao Café..♦ (MM B: 103979)

[Leah Snegovik]

- Leah Atkins

 

 

 

- Expelliarmus –exclamó apuntando a Radamantys, su objetivo de aquella vez.

 

Instantes antes había seguido a sus compañeros de bando hacia la acción, posicionándose a tres metros de ellos y a siete del hombre, al cual habían llegado después de recorrer el local en su busca. De aquella manera evitaría choques entre ellos y podría tener una mejor visión de lo que hacía o lo que fuera que se acercara a su persona. Así mismo, tenía todo lo posiblemente morpheable a dos metros de distancia; el rayo escarlata se dirigía a Radamantys directamente y de impactar, haría que su varita saliera volando a cinco metros de distancia, desarmándolo y dándoles la batalla como ganada o al menos de momento. Ya estaban atacando a Mía, mal, muy mal.

 

No obstante, la rubia envió a su viuda negra a picarlo y así lo hizo. Encontró un pedazo de piel en su pierna tras trepar sigilosamente y lo inyectó con su veneno. Eso era solo para asegurarse, ahora necesitaba un tercer ataque…

 

- Incárcerus –dijo con seguridad apuntando a Radamantys y Texia respondió con una leve vibración. La primera cuerda iba dirigida a su boca, la segunda a su torso para inmovilizar sus brazos y la tercera a sus piernas para unirlas.

 

Primera parte, lista. Una sonrisa divertida apareció en el rostro de la mujer, visible solo en sus labios por un momento, luego fue cubierta por el Aqueora de Bínfeyd y tuvo que reírse un poco, ya echaba de menos aquello.

[Radamantys]

Al parecer los Fenixianos que llegaron no se dieron cuenta que para subir habia que usar un columpio muy mono ya que no habnia ni siquiera entrada, el dmeonio los escuchaba en la planta de abajop sin duda estarian queriendo trepar por las paredes como monitos cilindreros el dmeonio no puedo evitar una malevola sonrisa mas el tiempo apremiaba y el demonio tenia asuntos que atender.

 

Asi avanzo hasta donde estaba Valkyria y la tomo por el brazo, asi pues el demonio se giro y desaparecio del lugar con su compañera totalmente ilesos, eso era lo agradable de que no tuviera hechizos antiaparicion, Rada volveria al final el no era una mascota de Altos Rangos que los necesitara para poder salir a molestar un poco el dmeonio al fin tenai voluntad propia.

[Adryanie]

Adryanie

 

Aún seguía en el almacén del primer piso cuando ya el humo de las llamas comenzaba a penetrar en el cuarto sentía que ya el oxígeno que respiraban sus pulmones era insuficiente para su cuerpo, necesitaba salir pero no quería en su subconciente ver lo que ocurría fuera de él. Poco a poco fue abriendo la puerta sintiendo la ola de calor que le llegó a su cuerpo. El lugar se estaba comenzando a quemar pero aún había paso para salir de ahí y para subir las escaleras sin ser quemado. Fuera del edificio vio a unas cuantas muchas personas reconoció a algunos de ellos por la luz de su rostro.

 

Esquivando agilmente las llamas llegó hasta las escaleras, revisó que llevaba su varita consigo antes de subir. Arriba no ardía el fuego pero si había un desastre ocasionado por un enorme Rinoceronte que alguno de ellos había creado. Ella por su parte lo primero era su defensa —Corpus Patronus — Dijo sin más haciendo que de su varita saliera un enorme toro que casi alcanzaba su tamaño posicionándose frente a ella con disposición de defender o atacar. —Oppugno— Dijo apuntando al enorme rinoceronte que había conjurado Valkyria hacia unos segundos, el rinoceronte rápidamente acató sus ordenes las cuales fueron atacar a Radamantys clavar sus garras y dientes en él causándole heridas mortales.

[Binny Evans]

—Corpus patronus —debía sacar provecho del momento y los hipogrifos le encantaban. Como costumbre miró a los ojos al animal y se inclinó ofreciéndole una humilde reverencia. No era necesario, pero así prefería Bínfeyd. Montó en el lomo, teniendo cuidado con las alas y se pavoneó paseándose alrededor de la laguna artificial. Llego hasta donde estaba Valkyria y le ordenó al hipogrifo que atacara, la fiera usando sus garras filosas cortó la espalda de la chica. Bínfeyd estuvo por caerse, pero se sujetó firme de las plumas.

 

—Que eficientes, chicas. Esta cuenta dentro de mi lista de récords entre las redadas más rápidas. Lo que importa más ahora es el incendio —comentó alegremente, pero intentando parecer seria, y era verdad no podía recordar otra como esa— Accio varita —. El arma mágica de Radamantys voló hasta las manos de Evans, esta la guardó en la túnica. Aquella pista iría a parar al almacen de pruebas en The Hunter o el cuartel.

 

—Aguamenti —es que el fuego le preocupaba. Con ayuda del hipogrifo recorría el local mojando todo, le asustaba que murieran asfixiadas o peor aún atrapadas entre los escombros. Luego se iría, pero por ahora su tiempo era privilegio del Cacao café.

[Leah Snegovik]

- Leah Atkins

 

 

 

De todas las veces que había entrado a las situaciones de batallas, ésta se llevaba el premio de velocidad.

 

- Bueno, vaya, como que han perdido un poco la práctica… Pero no me quejo –le respondió a Bínfeyd como si nada, jugueteando con su varita entre los dedos de su mano izquierda.

 

El lugar era un desastre total, parecía que hubiera explotado una bomba o algo similar. Los restos de la batalla habían sido pocos, sí, pero ya al entrar todo estaba en mal estado. La rubia hizo una mueca con la boca, torciéndola hacia un lado como solía hacer cuando algo no era de su agrado y acomodó su antifaz antes de decidir que era tiempo de irse. Radamantys y Valkyria habían caído más rápido de lo esperado y ahora tenía demasiada adrenalina acumulada para lo poco que había hecho para ganar aquél encuentro. Bínfyed se encargaba de limpiar un poco el desastre, Adryanie estaba por allí en su tranquilidad y Evelyn la esperaba a un lado del local. Fue por ella y cuando estuvo a su lado, miró a sus dos compañeras.

 

- Nos vemos luego, adiós.

 

Salió junto con la mujer, Evelyn, que se parecía igualita a Mía(?) y juntas desaparecieron una vez que tocaron el suelo empedrado, regresando a sus respectivos hogares dejando el café atrás. La italiana tenía en mente un par de actividades para calmar su recientemente adquirida hiperactividad, pero lo más seguro era que acabara por tomar una siesta para descansar... Descansar de lo que fuera que la hubiera cansado.

[Ela Karoline]

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Heyda, Josp, Corrolo y Feixac: Elfos de Cye Lockhart

—¡Malditas cucarachas!— repitió el elfo de mayor antigüedad al servicio de Cye, este era Jops, quien a pesar de ser serio sentía un enorme cariño por la bruja y por supuesto conocían de la ilusión que le había hecho abrir aquel hermoso lugar. Pero estos engendros del demonio en realidad no tenían vida propia por lo que se dedicaban a husmear en la de los demás que era mucho más interesante que la propia, con ese pensamiento hizo que sus compañeros aparecieran de nuevo en el local, una vez que toda la trifulca había terminado.

—No están ni tibios esos vándalos si creen que arruinaran el local, pongámonos a trabajar— sugirió a sus tres compañeros y entonces la magia elfica se hizo presente, habían recibido ayuda para apagar las llamas de los miembros de la orden del fénix, quienes si eran bienvenidos en el local, pero ellos trabajarían para dejar todo como estaba hasta antes de la llegada de aquella maldita dupla.

Heyda se dedico al área del mostrador, limpiando, acomodando y restaurando todo, Feixac se ocupo de la parte baja del local que era la chocolatería, dejando todo sin vestigios de fuego o daño alguno, Josp se encargo del área de las mesas, con el lago y las plantas y Corrolo restauro el daño que hubo sufrido el are de juegos, cuando los cuatro estuvieron desocupados, Feixac apareció en las afueras del local y restauro los columpios con sus cojines se cercioro que funcionaran correctamente.

De nuevo el aroma a chocolate y café, masapanes y galletas recién horneadas, flores exóticas y aire fresco inundo el lugar. Estaban listos para seguir atendiendo a la distinguida clientela y lo mejor de todo es que a Cye no le habían causado ni un ligero dolor de cabeza aquellos enmascarados.

Editado 18 de Mayo del 2014 por Cye Lockhart

[Soamily Evans McGonagall]

Observé la capa negra, y el inconfundible andar y postura de la chica. Sonreí inmediatamente la vi, al tiempo que la instaba a sentarse con mis largos brazos. Había estado observando la decoración del lugar, pero mi atención se centró en Lisa; era bueno verla, hacía que mi corazón diera un vuelco, que sintiera que realmente había regresado. Recordé cuando solía estar en la mansión y la Weasley llegaba, cuando hablábamos sobre cosas de gran importancia para ambas; íbamos a estar la una para la otra ahí, para todo, y esperaba que la chica lo supiera sin necesidad de las palabras.

 

-No te creas, lo he hecho más yo- Yo la había echado de menos, entre todas las persona que extrañaba, la Rambaldi era una de las que encabezaba mi lista- Claro que me quedaré, ahora más que nunca- La abracé sin aviso previo, algo que no saldría tan fácil de mi si no se tratara de una persona tan cercana. La reparé; había cambiado, pero en un buen sentido. No quería mezclar mi regreso con nada de los bandos de nuestro mundo por ahora, pero los rumores de lo que a la bruja concernía eran potentes, y en algún momento basada en la confianza que manejábamos le preguntaría hasta que punto debería creerlos.

 

-Mi lugar es aquí. Pero bueno, ya te contaré que fue lo que pasó, por ahora es tu turno- Clavé mis orbes en ella, expectante a lo que pudiera decirme. Quería que me contara todo lo que había sucedido, porque hacía más de un día del nombre que no aparecía por aquellos lugares. Siempre había pertenecido a la Orden del fénix, feliz y leal a mis principios, pero con la ausencia obviamente ya no era auror, sin embargo, mi regreso constaba en eso; retomar la antigua vida que tanto extrañaba. Comenzaríamos con lo básico, luego quizá habláramos del tema.

 

No me había percatado de la presencia del pequeño elfo que me había atendido al principio, y me sentí un poco avergonzada por no notar que aún seguí allí.- A mi puedes traerme con lo que esperan que continuemos regresando al lugar, y puedes felicitar a tus amos por la idea de tan espléndido local.- Miré expectante a Lisa, esperando a que ordenara algo al elfo, para dar pie a nuestra pendiente conversación.

[Lisa Weasley Delacour]

Hice caso de su petición y me senté frente a ella, en la silla blanca más cercana al agua. Habia una dualidad bastante patente en mi personalidad, me atraía el fuego, su esencia mística y su poder, pero el líquido vital me calmaba de una manera casi irracional. Era complicada hasta para eso, pero allí, frente a uno de mis pilares en la vida, en aquel paraje paradisiaco y con el sol dándome todo su calor me encontraba realmente bien, uno de los momentos más tranquilos de los últimos meses, cosa que agradecía a la diosa por regalármelo.

Entorne los ojos, siempre habia sido así, ella me quería más y me echaba de menos en un grado superior al mío, Se notaba que era la pequeña y la consentida en todo, pues aunque jamás lo creería, siempre la dejaba ganar – Me alegra escuchar eso, han pasado tantas cosas que volver a ver una cara amiga es reconfortante – Mi forma de hablar, así como mi manera de expresarme habia cambiado, tanto quizás como las suyas, pues en todo aquel tiempo separadas y tras todos los cambios en mi vida, habia madurado y crecido de una forma considerable, tanto era así que muchas veces no aparentaba la edad que poseía.

- Cambios – Pronuncie cuando sus ojos hicieron contacto con mis pupilas – Creo que es la palabra esencial para todo lo que ha ocurrido desde que no estas. Eso sí, mis principios y creencias siguen claros pero ahora lo veo todo desde un punto distinto – No podía confirmar mi pertenencia al bando de la luz, no por temor, ni remordimiento, pues tenía bien claro quién era y lo que quería, si no por su protección, al estar en un lugar público y a la vista de todos, podíamos sufrir un ataque sin previo aviso y causarle daños a mi sobina era algo que no me perdonaría nunca.

Habia pasado tiempo, era cierto, pero si la conexión que antes teníamos seguía presente, Soa se daría cuenta de donde estaban mis lealtades y era obvio que se alegraría por ello, pues ahora, como siempre habia deseado, luchariamos juntas por un bien común - Tomare lo mismo que ella – Le dije a la criatura que ya esperaba mi pedido, pues al ponerme a reflexionar sobre la vida misma no me habia dado cuenta de su presencia – Tengo pareja…. – Solté cuando el elfo se fue, dejando asombrada a la niña, pues cuando se fue, yo era un ave libre y pretendía seguir así. Sonreí, sabía lo que venía a continuación.

Editado 18 de Mayo del 2014 por Lisa Weasley Rambaldi

[Ela Karoline]

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Los vivarachos ojos del elfo que esperaban que las brujas ordenaran a una distancia prudente brillaron cuando Soamily se refirió a él para hacer su pedido, la mano que sostenía el vuelapluma fue a su cabeza pues no tenía claro que debía anotar en la libretilla, ¿lo que las haga volver? Pero si le traigo eso llenare la mesa pensó porque según el todo en ese lugar era riquísimo.

Se lo haré saber a la amita Cye Lockhart dijo ante el cumplido del local y entonces enfoco la Mirada hacia la otra chica de nombre Lisa, esperando inocentemente que está fuera más concreta a la hora de ordenar, pero para suerte o no, la chica se sumo al pedido de la primera y al elfo solo le quedo hacerles una reverencia y retirarse hacia la barra para consultarlo con sus iguales.

Luego de un par de minutos y dada la ubicación de la mesa que las brujas habían elegido, donde el sol les calentaba, no demasiado pero si a gusto, decidió llevarles algo fresco y que mejor que dos ricas y heladas malteadas de chocolate, adornada con una deliciosa crema batida y coronada con una guinda roja. Para acompañar la bebida llevo un platillo lleno de galletas de chocolate y membrillo recién horneadas.

Damas, les traje malteada de chocolate suizo con galletas de membrillo y chocolate, esperó sea del agrado de ambas dijo el elfo, rodeando la mesa, para servir las malteadas siempre por el lado derecho de cada comensal y colocar las galletas en el centro, otra reverencia y les dejo a solas para que pudieran continuar su plática. Editado 11 de Junio del 2015 por Cye Lockhart

[Soamily Evans McGonagall]

El elfo había regresado con un increíble café, espumoso y en el punto perfecto de temperatura. El cual estuve a punto de escupir cuando escuché las últimas palabras pronunciadas por la chica; ¿Pareja? ¿Lisa?. No es que fuera un hecho imposible, pues la chica era demasiado atractiva, pero jamás la había imaginado compartiendo con alguien un poco de su ingenio. Sin embargo, la veía más madura, más tranquila y segura de lo que jamás había pensado. Algo de suma importancia había cambiado en sus ojos, algo en su manera de expresarse hizo que mi corazón diera un vuelvo... ¿Podría ser?. No lo sabía, y por el momento no tenía manera de averiguarlo, así que continúe hablando con la Weasley.

 

-Debo admitir que no me sorprende tanto como parece. Quizá antes hubiera sido diferente, pero ahora, en la forma en que te veo... - No sabía cómo expresarle que me encantaba su cambio sin que sintiera que antes era peor, pero habían maneras de variaciones que siempre traían consigo cosas buenas, como al contrario, por supuesto- Luces y estás diferente, en un buen sentido. Me alegra tanto por ti, mereces eso y mucho más. Quizá hasta una hija como yo- Tuve que mezclar una pequeña broma, para que no se convirtiera en una charla tan seria como se estaba tornando. - Bueno, ¿Quien es el afortunado?, y por favor, ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Dónde está Felicity?- No pude contenerme más, necesitaba ahuyentar esa pregunta de mi cabeza; ¿Qué era verdad y qué era mentira de todo lo que estaba circulando por las calles?.

 

-La gente ha estado particularmente interesada en mi regreso, como si esperaran algo de mi... no estoy muy segura qué es, pero sí que no puedo aguantar más rumores ni murmullos en la calle sin escuchar la versión de mis personas de confianza, así que; te escucho- No estaba siendo nada sutil ni paciente, más bien, me estaba desquitando con Lisa, de una manera buena claro. No sabía cual iba a ser su reacción, pero como tía y amiga, sabía que no atentaría contra mí de ninguna manera, quizá luego tendría que contestarle algunas preguntas, pero ahora era su turno de hacerme saber qué sucedía y llenarme de felicidad con sus noticias de vida personal. Clavé mis orbes en la bruja, y dejé ver una sonrisa tímida y pícara, de una sobrina curiosa que la necesitaba.