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Casa de Infusiones "Ill Buon Gusto" (MM B: 108226)


Lucrezia Di Medici
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Publicaciones recomendadas

Corazon de Bruja. Es la revista femenina por autonomasia. Tiene una seccion de recetas de cocina. Otorga un premio anual a la "sonrisa mas encantadora", el memo de Gilderoy Lockhart (que sigue en San Mungo completamente ido) lo gano en 5 ocasiones.


El Mundo de la Escoba. Publicacion imprescindible para los amantes de este medio de transporte, tiene una seccion de Quidditch.


El Quisquilloso. Es la revista de los chiflados, dicho esto sin querer ofender. Admito que tambien publica articulos muy buenos pero como TODO el mundo puede publicar no siempre se separa lo bueno de lo malo. Ha sobrevivido a todo, lo que significa que tiene lectores muy fieles, se ignora su precio pero no ha de ser mucho. Xenophilus Lovegood (con ese nombre que otra cosa podria esperarse) sigue al frente, ya muy mayor y es asistido por su hija Luna.


Pocionero Magico. Una publicacion para los amantes de esta asignatura. Yo estoy suscrito, es interesantisima.


Retos al Encantar. No solo muestra hechizos, tambien permite conocer tecnicas de otros paises, muy recomendable.


Transformacion Hoy. Tiene una seccion dedicada a los accidentes al realizar transformaciones y sus remedios. Algunas de las operaciones que se describen no estan al alcance de cualquiera, doy fe de ello.


Estas son las mas representativas, pero hay tambien de otros tipos dedicadas al Quidditch, Magizoologia, Runas Magicas, Aritmancia, Gobstones, Alquimia, etc.

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Ni tiempo me dio a empezar el té que le había pedido al elfo de nombre raro. Porque aún así, me costaría pronunciarlo a viva coz. Los chillidos del ser pequeño parecían a los de un gorrino que estaban abriendo en canal, para convertirlo en jamones y chorizos. Sonreí de medio lado. No pretendía que se escuchara el insulto pero al parecer el camarero tenía un oído bastante fino, algo raro para los de su clase. Suspiré y tomé la varita con la mano derecha. Le dejaría un lindo recuerdo en su piel para que se diera cuenta de que, con quién trataba no era alguien vulgar.

 

- Eso espero, que sepa de mí - sonreí ahora, de oreja a oreja con una altivez, mirando al elfo con desprecio en cuánto me levanté del sillón...

 

- Ya me he enterado de que en su mansión hay Rambaldis trabajando como esclavos y Sforzas trabajando en sus malditos viñedos. De paso, dígale a su señorita, que sólo es de noble cuna por el dinero. Algo de lo que un burócrata jamás lo hará noble por muchos siglos que pasen ni por mucho oro que tenga en el banco ... Ni piense que su señora - enfaticé la última palabra con un mohín de disgusto - que los Rambaldis somos chachas de nadie, yo soy la heredera de Deiwan y de Milo Rambaldi... Dígale además -y agarrando con fuerza la vara, empecé con suaves movimientos como si estuviese abriéndole la piel al elfo con un cuchillo- soy jefa del Clan Erebus de Italia, comandante en jefe de una legión de vampiros - otro corte más - que, en cuánto envíe un cuervo, sabrán que ella está aquí... Que si no quiere una guerra con mi noble casa, tendrá que guardar las distancias conmigo, ni que, por muchas defensas que ponga en su casa, entraré como una vulgar ladrona a destrozárselo todo - y un último corte en dónde el elfo se terminó de poner una pequeña mano al brazo. Al curársele la herida, si es que era capaz, vería una R como si estuviese grabada a fuego en su menuda piel.

 

- Me llamo Heliké Rambaldi Vladimir - y le hice un corte en la mejilla- dígale todo eso a su señora. Y que sea la última vez que el señor elfo, me trate como a una bruja cualquiera. Tenga buenas tardes - sonreí ahora dichosa con lo que había hecho. Saqué del pantalón los diez galeones que me había pedido y me despedí del elfo con un gesto tan medieval como burlón.

 

@@Lucrezia Di Medici Di Médici

 

off: espero que se entienda lo que he escrito, que a veces me explico así de bien jajaja

Editado por Helike Rambaldi Vladimir
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Parece ser que solo hay 4 editoriales en el Mundo Magico. Editoriales para libros, se entiende. A continuacion procurare dar una breve reseña de cada una de ellas, espero que sea de utiidad.

 

Dust & Mildew.- Es una editorial modesta pese a su nombre, solo se le conoce una obra y data de 1.963. Dada la tematica de la misma da la sensacion de que esta en la linea de El Quisquilloso, ya me entendeis.

 

Little Red Books.- Esta especializada en libros de texto, muchos de ellos forman parte del temario de Hogwarts. Desde su primera publicacion, en 1.824, esta considerada una autoridad en la materia.

 

Obscurus Books.- En el 18 A del Callejon Diagon, aunque no lo parezca, por su nombre, es la exitosa editora de la obra de Newt Scamander, que ya va por su 52 edicion.

 

Whizz Hard Books.- En el 129 B del Callejon Diagon, su tematica es muy variada pero su obra mas famosa es "Quidditch a traves de los tiempos", sobradamente conocida.

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Dante Lo Bue, penitente de Susan.

 

Perenne, miró la estatua de la propietaria preguntándose qué habría hecho esa mujer para provocar el interés de su ama. El demonio pelinegro ladeó la cabeza y con su pulgar volvió a la caja aterciopelada en su mano, tenía en la mente varias razones, con ese rostro hasta el la voltearía a ver una segunda vez. Esperaba no asustarla, era un demonio peculiar pagando una penitencia sin fin al mismísimo diablo.

 

Antes de que Susan Triviani lo convirtiera en esto y tomara a toda su familia como le dio la gana, gozaba de una normalidad pacifica... pero ahora no era más que una masa de dos metros corpulenta y llena de tatuajes en la piel. Su ama después de sentenciarlo lo había moldeado y hecho como quiso. Y para recordar su eterna penitencia puso en sus iris una llama que nunca dejaba de moverse. Naranja, rojo y amarillo siempre mezclándose en sus orbes. Se había acostumbrado a ese dolor en ellos.

 

---Lucrezia Di Médici. ---Quizá la subestimaba, tenía un nombre bastante cruel para hacerlo.

 

Le dio una última mirada a la estatua y se dedicó a buscarla, encontró a un par de personas siendo atendidas por un elfo afanado pero no a la rubia. Suspiró y acomodó su traje, ir de gala no era una exageración cuando se trataba de entregar una caja como esta. Tampoco de cumplir con lo que su ama dijo.

 

---Elfo. ---Lo llamó por encima de lo que hablaban las otras personas--- Vengo de parte de Susan Triviani... ---Sus orbes ardieron aún más al nombrarla--- Envía un par de regalos para la dama Médici, debo verla.

 

 

@@Lucrezia Di Medici Di Médici

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Estamos de acuerdo que se han editado muchos libros con toda clase de cosas. Y esta claro que hay libros muy serios junto a autenticos disparates y absolutas majaderias. Pero el mundo magico es como el mundo muggle, tiene personas eruditas y serias, gran numero de normales y un buen puñado de imbeciles.

 

Asi que voy ha hablar de los mas curiosos, los que se ocupan de las criaturas magicas y citare algunos, ya vereis por que. Pero primero la lista de todos los publicados.

 

  • Anarquía lupina: Por qué los licántropos no merecen vivir' de Emerett Pikardy .
  • 'Animales fantásticos y dónde encontrarlos' de Newt Scamander; Obscurus Books
  • '¿Ave o monstruo? Un estudio sobre la brutalidad del hipogrifo
  • 'Crianza de dragones para placer y provecho'
  • 'De huevo a infierno'
  • 'El Monstruoso Libro de los Monstruos'
  • 'Especies de dragones en Gran Bretaña e Irlanda'
  • 'Gente del Agua: Una Completa Guía de su Lengua y Costumbres' de Dylan Marwood
  • 'Gente Pequeña, Grandes Planes' de Ragnok el Patizambo
  • 'Hermanos de Sangre: mi vida entre vampiros' de Eldred Worple .
  • 'Hocico peludo, corazón humano', anónimo; Wizz Hard Books, 1972. Es un relato "conmovedor" sobre la lucha de un hombre contra la licantropía
  • 'Libro del Amante de los dragones'
  • 'Manual de la psicología Hipogrífica'
  • 'Paseos con los hombres lobo' de Gilderoy Lockhart
  • 'Por qué no morí cuando el augurey cantó' de Gulliver Pokevy; Little Red Books, 1824
  • '¿Qué lechuza?'
  • 'Recorrido con los trolls' de Gilderoy Lockhart
  • 'Recreo con la "banshee"' de Gilderoy Lockhart
  • 'Una guía para guardianes de dragones'
  • 'Un año con el Yeti' de Gilderoy Lockhart

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Las campañillas ubicadas sobre la puerta con la función de anunciar visitas volvieron a sonar, quebrantando el silencio que se había formado en el negocio. La imponente presencia de Lucrezia Di Médici dejó verse en medio del umbral, con los rayos del sol remarcando el contorno de su figura. Su brazo derecho abrazaba una delgada carpetilla con el escudo familiar, en donde guardaba el inventario de productos y materia prima utilizada en la Casa de Infusiones.

 

Sus ojos se clavaron en un instante en lo único disonante en el armonioso ambiente allí generado, con los aromas de mil hierbas uniéndose en el aire: Passepartout, su fiel elfo doméstico personal, se encontraba casi pegado a una de las esquinas del negocio, dándole la espalda. La aristócrata pudo percibir con su hábil oído susurrantes sollozos provenientes de él y su trémulo cuerpecito. Le tomó varios segundos reaccionar a aquella escena ¿Qué había pasado? Acostumbrado a los castigos con agua hirviendo le resultaba difícil imaginar que reaccionara así por quemarse con té o golpearse el dedo meñique del pie con la pata de una de las mesas.

 

La rubia Médici rompió con su pasiva posición y se apresuró a llegar a su siervo, dejando la carpetilla descuidadamente en una mesa donde relucían 10 galeons y una taza de té a medio terminar. Al llegar a su elfo doméstico se encorvó ligeramente y lo tomó de sus delgados hombros, obligándolo a darse vuelta. El rostro normalmente afable de Passepartout expresaba en cada centímetro de su pequeña extensión profundo miedo, como no le había contemplado nunca durante sus años de servicio; ni siquiera cuando los bandos tenían estruendosas batallas en el medio de su mansión.

 

- ¿Qué ha…?- le dijo con un tono extrañamente tranquilo con el objetivo de llevar algo de calma al elfo, que a veces sufría de problemas para desarrollar sus ideas.

 

Fue en ese momento que sus azules ojos se toparon con la aun fresca ‘R’ marcada en el brazo de Passepartout, sobre su gris piel invadida por pequeños granitos. Las delicadas facciones de Lucrezia adoptaron una expresión severa, denotada por su ceño fruncido y su mirada tomada por la furia contenida. Reconocería aquel sello grabado en sangre en cualquier lugar y momento histórico: los Rambaldi, una familia que había sido rival de los Médici durante todo el devenir de su historia habían unido su suerte al acabar ambas en algún punto de Reino Unido. Apretó un poco más los hombros del elfo doméstico, como una medida para calmar su mente y a la víctima de aquel ataque. Al atacar a su sirviente habían atacado directamente a su orgullo.

 

- Los Rambaldi, ya veo. Tranquilo Passepartout, ya me contarás que pasó exactamente.- le dijo con tono complaciente y extrañamente amigable para el trato que solía llevar con sus elfos- Ahora deja que te cure así te ocupas de los clientes, mientras voy a buscar algo a la bodega.

 

Bastó un chasquido de los dedos de su zurda para que en su mano diestra se materializara su varita de madera de roble blanqueada que tomaba con delicadeza por su mango de mármol. Hizo una floritura casi imperceptible y en su fuero interno pronunció un episkey que cerró rápidamente los profundos cortes que había sufrido el elfo con excepción de la letra que representaba aquel apellido prohibido en el seno de la familia Médici, salvo para nombrar a los que se ocupaban de los quehaceres domésticos. Los sollozos de Passepartout se apagaron progresivamente a medida que su piel volvía a unirse; Lucrezia le respondió con una media sonrisa y un ademán, ordenándole proseguir de buena gana con sus tareas.

 

La blonda italiana se incorporó rápidamente, dio media vuelta y se dirigió con su característico paso elegante hacia la bodega. Fue en aquel minúsculo momento de intimidad, cuando le daba la espaldas a todos los presentes, cuando logró exhalar el aire que llevaba contenido en su pecho y con él la furia que había ahogado en su cabeza ¡¿Cómo se atrevían esos deshonorosos a pisar su propiedad y atacar a su elfo personal?! Siempre había considerado que aquella inferior familia se había perdido en los anales de la historia y nunca habían logrado resurgir dentro del reducido grupo de grandes apellidos italianos. El contraataque sería duro, como debe ser la venganza. Nadie bajo la tutela del apellido Médici se quedaría con los brazos cruzados. Nadie.

 

Justo cuando sus dedos rozaban el dorado y lustroso pomo de la puerta que llevaba a la bodega fue que oyó su nombre vociferado al aire. Se giró rápidamente, tratando de disimular su sobresalto ante los clientes para mantener su imagen impoluta y su actitud impenetrable. Clavó su atención en la única presencia dentro del cálido recinto que parecía fuera de lugar: un hombre vestido de manera formal, cabello oscuro y un aspecto general que explicitaba sus diferencias con la raza humana. Incluso sus ojos centellaban con un fuego que, quizás por su belleza o tal vez por su misterio, logró cautivar a la aristócrata. Decidió desistir de su visita a la bodega.

 

- ¿Cuántos Triviani hay aquí? Mi nombre es Lucrezia Di Médici ¿Tú eres?-

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Empezaremos por los libros de Gilderoy Lockhart, no dire nada de ellos porque ya sabemos que no son experiencias suyas sino de otros. Asi que, hasta que tengamos su autorizacion no se comentara nada.

 

Empezare por "Por que no mori cuando el Augurey canto" de Gulliver Pokeby. Un curioso tratado sobre el canto de este pajaro. Muchos magos creian que este pajaro cuando cantaba era un presagio de muerte y por eso a mas de uno le dio un infarto el oirlo. Pero, tras largos estudios, Pokeby descubrio que el Augurey canta cuando presiente la lluvia. Un gran descubrimiento que convirtio al ave en improvisado barometro, aunque sus quejidos invernales son dificiles de soportar.

 

Otra obra singular es "Gente del agua: Una completa Guia de su Lengua y Costumbres" de Dylan Marwood. Obtuvo sus conocimientos de una manera muy singular, hablando Sirenio. No podemos por menos que admitir que como manera original de conseguirlo no esta nada mal.

Editado por justo

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Dante Lo Bue, penitente de Susan.

 

La bruja italiana de pronto estaba en frente, elegante y demoledora, el demonio evito mirar demás. Lo menos que necesitaba era que se ofendiera y lo pateara de vuelta a su ama. Tenía que actuar bien, no perder entre los que se acostumbraban a ganar. Su traje color ónix centello leve cuando dio un pasa hacia ella.

 

---La única que debe tener en cuenta ahora es a la bruja de ojos lilas, Susan. ---Esbozó una reverencia--- Desde que estuvo en el castillo mi ama ha tenido cierto interés en usted y quiere demostrarlo.

 

Se enderezó y clavo sus ojos llameantes en la dama, dio una media sonrisa temeraria y caminó lo más cerca que la bruja le permitió.

 

Soy Dante Lo Bue, soy...

 

Penitente, emisario, cortesano, amante, un maldito multi-usos. Gruñó antes de terminar lo que diría.

 

---Parte de un regalo.

 

Dante abrió la caja de terciopelo ante sus ojos dejando mostrar la piedra preciosa en su interior, el rubí en forma de gota brillaba sin la necesidad de luz.

 

Un rubí de Sangre. El color escarlata del rubí era hipnotizante Una joya peculiar, su nombre dice mucho de como se consigue.

 

Miró a Lucrezia, esbelta rubia, y se mordió el interior de su mejilla. Uno diría que la historia esta mal al verla, tenía unas cuantas dudas sobre el último Médici, pero jamás pensé que me las aclararía alguien de su gracia.

 

Y ahí estaba la otra parte del regalo, pero esta petición de su ama realmente no le molestaba. No con la Médici de por medio. Los ojos le ardieron y se los quito de encima, la mujer se debe estar sintiendo acosada.

 

Sé que es de mala educación mandar en su lugar, pero ¿Le apetece beber algo con este peregrino?

 

Una italiana haciendo infusiones para ingleses, en estos tiempo de guerra, nunca había oído algo tan irónico.

 

 

@@Lucrezia Di Medici Di Médici perdona la doble mención xD tenía un principio pésimo.

Editado por Susan V. Goldstein

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Susan…¿Quién era Susan? Lucrezia había tratado de memorizar con la mayor fidelidad posible todos los rostros y nombres aprendidos en su reciente incursión en el Castillo Triviani pero parecía haber fallado estrepitosamente en el intento. Apenas logró retener al joven Jeremy, quién había tenido la reacción más belicosa hacia ella, y por supuesto recordaba la impronta siniestra de la Matriarca. Los demás, salvo por momentos en los que su mente la remitía a aquel encuentro, estaban fuera de su radar.

 

- No culpo a su ama por el interés en mí, es lógico y natural.- se ufanó la mortífaga mientras su azul mirada trazaba un camino hacia la aterciopelada caja que portaba el demonio.

 

Dante Lo Bue era, sin dudas, alguien llamativo y hasta cierto punto enigmático. Di Médici, ducha para percibir lo que se destila sutilmente en las personas, había notado en sus ojos llameantes algo similar a lo que Lucrezia reconocía como resentimiento de clase. Se le notaban mil y un palabras que retenía a la fuerza en su mente, muchas de ellas no muy agradables. Si la prohibición era condicionada a su raza o autoimpuesta escapaba del entendimiento de la aristócrata, pero el cosquilleo de la curiosidad amenazaba con acrecentarse.

 

Cuando el incesante brillo rojizo de aquella piedra preciosa impactó las pupilas de Lucrezia, ésta tuvo que encerrar su diestra en un puño para evitar tomarla. No era el centellante rubí el que le despertaba el instinto precavido, sino de quién provenía. Casi una decena de veces los grandes lores de Italia habían confabulado y conspirado contra los influyentes miembros de su familia y el método de objetos malditos presentados como cordiales obsequios era una constante en la historia; incluso un Médici del que ignoraba el nombre había muerto por una misiva envenenada en su superficie.

 

- ¿Un rubí de sangre? No puedo estar más complacida. Deberá mandarle mi agradecimiento a Susan.- se dirigió a Dante con una sonrisa complaciente dibujada en su jovial rostro.- Déjala en la mesa mientras Passepartout prepara algo para nosotros.

 

No sonaba natural en Lucrezia la intención de beber una infusión, como si fueran pares, con alguien de tan baja estofa; un simple y enclenque sirviente. No lo hacía de buena gana pero sus finas facciones no dejaban dilucidar lo que su mente maquinaba. La aristócrata, como todo ser de su clase acostumbrado a establecer y ganar negocios, era una experta en fingir condescendencia y confianza. Cuando el sonido de los cacharros se apagaron, indicando que Passepartout había terminado de preparar el té y se acercaba, Lucrezia invitó a su inesperado cliente a tomar asiento en una de las mesas emplazadas en el local.

 

- Entonces cuéntame ¿Qué eres? Y no me refiero al siervo de una Triviani…Me refiero a ti en particular ¿Qué eres?- insistió, con actitud inquirente pero no invasivo- Me sorprende que no envíe un elfo doméstico en tu lugar si su objetivo era entregar un presente.

 

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Y ahora algo curioso. "Anarquia lupina: Por que los hombres lobo no merecen vivir" de Emerett Pikardy. Debemos ser indulgentes con este libro y con su autor, en esa epoca se creia que los kicantropos eran bestias sanguinarias sin remedio posible. Hoy, con la pocion matalobos, pueden llevar una vida mas o menos normal. Ellos no tienen la culpa de ser como son.

 

Lo que viene, a continuacion, es muy singular. "Hermanos de sangre: Mi vida entre vampiros" de Eldred Worple. Es muy meritorio lo que hizo, sobre todo su amistad con el vampiro Sanguini, pero hay una cosa que debo resaltar, Worple nunca fue vampiro pero estimaba mucho a los de su clase y ellos a el.

 

El que viene ahora no es un mago, es un duende de nombre Ragnok apodado el patizambo, escribio "Gente pequeña, Grandes planes", un curioso tratado sobre los derechos de los duendes. Pese a lo que pudiera creerse, no actua contra los magos, solo dice que los duendes deberian ser considerados iguales. Bien mirado, tiene mucha razon.

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