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La Tierra de los Faraones (MM B: 113249)


Mia Zoeh
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“La oscura noche trae sorpresas,

no olvides esperar lo inesperado”

Cronos

 

La idea de que el sindicato de los fantasmas se quedará solo no le venía muy bien al Director del local, ya se imaginaba estar firmando más y más documentos en su oficina, lo que le obligaría trabajar, en aquello que para él no tenía mucha importancia. Allí se encontraba a lo lejos, pensando si ir o no, dado que no era mucho de fiesta, era más de lecturas ¿acaso no debería asistir por cortesía? La bruja tenía algo de razón de todo lo que hablo con ella en la tarde o la mañana, ambos habían perdido su día, uno por tener que recibir una herencia, recibir una carga y a ello se le sumaban los estudios, las clases y las preocupaciones de todo un estudiante, era extraño que asistiera a un evento para adultos, por ello le gustaba jugar incluso con los fantasmas, le comprendía y le agradaba pasar un rato hablando cosas que en verdad tiene sentido, camino por la arena, ya que deseaba despejar su mete, se quito los zapatos y los llevo en la mano, allí bajo el cielo nocturno se encontraba, solo y nadie más a su alrededor. En un momento pensó en todo y arrepintió de lo sucedido ¿Qué cara iba darle a esa Sra. Zoeh? ¿Era prudente ir? Pero no pasó mucho tiempo, para cuando notará aparecer la primera estrella de la noche, al menos el firmamento mostraba algo hermoso, dado que era luna creciente y la misma le estaba iluminando.

 

-Como las estrellas brillan, así brilla mi alma, en la soledad y sin que nadie la mire, a todas ellas dan nombre y a todas ellas juzgan, es posible que muera muy lejos y nadie se dé cuenta ¿Acaso soy yo el culpable de tantos males? ¿Soy yo quien debe pagar por todo lo sucedido?

 

De su rostro se comenzó a humedecer sus orbes, incluso a caer algunas lagrimas de su rostro, estas caían con gracia a la arena, por lo que se comenzó a sentar, mirando las estrellas, mirando a la misma nada, su dolor era una agonía, había cometido un error y tragaba fuertemente en admitirlo, le dolía profundamente, pero sus manos a penas si lograban secar su rostro, su varita la había dejado en su escritorio, no sabía que sería de ella, no sabía ni siquiera si era capaz de administrar toda esa carga que significaba ser Director de una biblioteca, quizás se sentía seguro en la misma, dado que se encontraba apoyado por su elfo domestico, aquel que le acompaña desde el silencio, incluso el fantasma de su antigua mascota, por lo que le vino a la mente su búho, por lo que agacho levemente la mirada.

 

-No deseo derramar lagrimas, no quiero humedecer la arena blanca.- Allí de sus manos toma un poco de arena, cerro su puño. –Pero no puedo dejar de llorar, no puedo dejar de sufrir, quisiera dar vuelta atrás a la página, es más fácil leer un libro, no hay emociones, no hay dolor, no hay tristeza, incluso mi razón ya no tiene explicación, pero si doy marcha atrás, no pudiera ver ahora lo que veo, ver la suavidad de esta arena, recuerdo cuando hoy, camine admirado todo el resplandor, recuerdo incluso la sonrisa que tenía, pero ahora la misma se había borrado de mi rostro, nada de ella se encontraba.

 

Suspiro profundamente, dejando caer granito a granito, en ello recordaba las palabras duras que le dijo a esa mujer, la había culpado siendo ella inocente, un mal entendido al parecer, pero se había creado una larga división, una muralla que separo los dos locales, pero era posible que tuviera una solución ¿Pero cuál era? ¿Qué debería hacer ese joven estudiante? ¿Sería capaz de hacerlo? Trago un poco de saliva, dado que ahora debería tragarse las palabras, pero no sabía si eso lo podía hacer, igual la conversación ya había quedado grabada en el momento, ya las palabras se habían expresado. La mala hierba ya había entrado en los corazones de la bruja y de mago en cuestión, ambos dueños y ambos separados por opiniones encontradas.

 

Un poco de flema le salía por la nariz, dado que de tano llorar incluso sus fosas nasales comenzaban a gotear, la mirada del mago se hizo un poco rojiza, producto del lloriqueo, una conducta algo infantil, pero correspondía a su edad, quizás algo inmaduro para llevar un negocio, inclusive inexperto, pero si crecer con familia le había servido de algo, era que solo él dependería su vida, la humillación y las burlas, aún las tenía presente en su mente, su cuerpo no le daba mucha ayuda en mostrar una buena condición física, pero no le preocupaba, muchos le veía con el joven de la eterna sonrisa, pero en realidad una tragedia vivía en él, una historia que nadie sabía, un pasado tan oscuro como la noche y tan brillante como la luna llena, aquella que liberaba un ser que solo debelaba toda su ira, nunca se había molestado, nunca había quebrantado la norma, hasta hace unas pocas horas atrás.

 

­-Pudiera ir….- Pensó en voz alta. -¿Pero qué cara pondré ante la encargada de la pirámide de crista? ¿Acaso ella será capaz de perdonarme?- Se levanto, dejando algún rastro de arena en su vestimenta, pero no le importo, no quiso saber más de responsabilidad. –Si es mejor que no vaya.- Se sacudió un poco e intento limpiarse las manos, para luego ellas siguieran rostro, al menos quitarle un poco de flema y lagrimas. Se hizo el valiente, no quiso llorar más, suspiro e intento sonreír. –Prefiero quedarme aquí y jugar hasta el amanecer…

 

Allí se quito su chaqueta, dejo sus zapatos en la aren, comenzando a dar vueltas en las dunas, allí jugaba mientras que los adultos tomaban y platicaban, allí volaba imaginando, mientras que el mundo se preocupaba por cosas tan tontas, pero allí paso un rato agradable, olvidando poco lo sucedido, dejando llenar un poco de alegría. Pero el tiempo pasaba y todo pasaba tan bello, que no noto la presencia de un elfo domestico, el mismo lo miraba con asombro, pensando que había escapado de la fiesta, algo que le pareció gracioso, pero el joven mago, no le importo, dado que ni lo había notado. Elfo solo se pasaba la mano por la cabeza y se negaba al observa aquello, no tenía sentido todo lo que observaba. ¿Acaso sería el encargado de la esfinge?

 

-Mi ama debe enterarse eso…- Menciono elfo, pero antes de hacer algo, pensó que solo un muchacho, por lo que no lo reporto, lo dejo jugar un poco más. –Es mejor que le deje con que cambiarse, para que así mí ama no se molestará, es mejor dejarle al menos un momento de paz, dejar que las cosas se calmen.- Allí se marcho elfo, dejando una tienda, con el logo de la pirámide, en la misma se hallaba una ducha, inclusive una nueva prendas para que el mago se cambiara, quizás una señal de paz. –Es mejor dejarlo en su mundo, que disfrute un poco más.

 

La creatura se marcha dejando al muchacho divagar en la fantasía, jugar solo y inclusive perseguir su sombra del brillo de la luna, pero se encontraba casando y su sorpresa fue ver la tienda de campaña ¿Pero que era ese símbolo raro? Fue lo primero que noto, pero no le importo, allí se adentra y observa todo muy limpio, increíble, dado que era más grande de lo que parecía, al parecer era mucho más grande y lujoso, dado que había mesas con todas las golosinas que se pudiera haber imaginado, una bañera, ducha, piscina e inclusive aguas termales, a mirar a su izquierda nota un guardarropa increíble, con encajes en la madera de roble, y grabados en oro blanco. Pero no le importo mucho su contenido, por lo que comenzó a desnudarse y entrar en las aguas termales, para cuando no tenía ninguna prenda.

 

-Creo que esto me hace sentir como si todo no existiera.- Sumergió su rostro, al sacarlo, este se encontraba escurriendo algunas gotas, pero solo hizo un suspirar, mientras observa el techo. ­–No ha medido en gastos, seguro que quiere que vaya, por que con esta ofrenda de paz, como puede negarme.- Se volvió a sumergir por completo, frotándose bajo el agua todo su cuerpo con una piedra especial para ello, al salir su cabeza se recostó un poco en lo que parecía un apoyador de cabeza. –Sin duda alguna iré, pero en un rato más.

 

Ya cuando se encontraba aburrido de jugar, incluso con el agua, se sale. Una toalla blanca le comienza a secar todo su cuerpo y al terminar otra le cubre sus partes íntimas. A medio colocar sus pies, unas sandalias de la más fina cálida cubre sus pies, al menos ahora se encontraba bastante relajado. Allí cercano al espejo, había una caja de chocolate de todos los sabores, inclusive se atrevió a tomar uno, dado que no le gustaba mucho comer dulce. Ya luego, noto algo que le atrajo más, era una bandeja de carne cruda, picada tan finamente que de un solo bocado se comió dos, dejando en sus dedos algo de sangre, de lo fresca que se encontraba su manjar. Pero no se quiso llenar, dado que si iba a una fiesta, eso no era muy digno, pero si debía comer algo, para no se le viera que tuviera hambre. Camino lentamente, al armario y difícilmente encontró una prenda que le gustara. Dado que para su complexión era algo difícil conseguir algo que le quedara bien.

 

-Como me gustaría que mi elfo estuviera aquí… -murmuro entre dientes, dado que su elfo era quien le escogía la ropa. –Pero ni modo, algo deberé encontrar…- Suspiro y observo que algo le llamaba la atención. –Si esto puede ser…- Bajo la mirada y agarro la prenda superior y se la miro frente al espejo. –Puede ser…­­­- El tiempo ya pasaba y todo parecía indicar que llegaría tarde. –Creo que es mejor que me de prisa.

 

El mago se comenzó a vestir, mientras que lo hacia la tienda de campaña se elevaba por si sola, pero el mago no lo sintió, algo curioso de ver, pero tan fugaz como la estrellas, la mismo descendió y dejo cerca a donde se alquilaban las alfombras voladoras, estaban las de clase baja, solas y pequeñas, y las de la clase alta, la cual era acompañada por lo que parecía un chofer, la misma era más grande y tenía un techo, cubierto por una malla, par así no entrara la arena, la misma malla se encontraba recubierto por telas importadas y con diferentes dibujos, una en particular había sido reservada para él, aquella que tenia figura de lobo blanca y era negra por completo.

 

-Ya estoy listo.

 

Se da media vuelta y sale, vistiendo el traje más elegante y típico de su lugar de procedencia, por lo que al salir de la tienda, quien atendía el local, el cual se encontraba portando una lámpara, le indicaba al joven que por favor le esperaba, mientras que desplegaba la alfombra, allí colocándola, el mago algo impaciente, da sus primeros pasos y entra en su transporte. Al ingresar, se sienta en varios cojines, mientras que observa la noche oscura. Allí se empieza a elevar y comienza a surcar los cielos, como un ave, algo que le pareció gracioso.

 

Tic, tac, tic, tac, tic, tac

 

El tiempo seguía corriendo, era posible que todos los invitados habían llegado, en caso de no todos, si la mayoría, por lo que los elfos ven desde el cielo un objeto extraño, algo preocupado se lo van informar a su ama, era posible que no era muy común, pero así llegaba el otro dueño a la gran gala, al descender se queda frente a frente a la pirámide de cristal, por un momento duda si bajar o no, pero ya se encontraba en ese lugar. Por lo que no tenía más remedio, respiro profundo y comenzó a bajarse, lentamente como la calma que le era característica, su rostro era sereno, y todo los presentes no notaron su presencia, algo que le agrado.

 

-Creo que he llegado tarde…

 

Menciono y semblante era otro, su vestimenta era impecable, oscura como la noche y en sus botones blancos como la luna, era un traje étnico y antiguo, por lo que en su mano derecha portaba un cayado, el cual no dudo en afincarlo contra el suelo, este al sentir el mínimo toque del suelo, hace que dos haces de luz se deprenda del suelo, allí se ven observar dos lobos árticos, los cuales se colocan al lado de su señor, estos eran solo una ilusión pero que imponencia daba, que belleza otorgaba, a subirlo, los mismo canes desaparece, allí eleva su mirada, por lo que ve descender una rosa roja como la sangre, la cual se encontraba levitando y llega donde se encontraba la otra dueña, la magia que destilaba era un simple encantamiento que había hecho llegar a sus manos, quizás indicándole la presencia de un admirador, dado que estando allí ese era símbolo de paz, pero ella no sabría, dado que apenas la tocara, una lluvia de pétalos descenderían del techo, al momento de tocar el suelo se desvanecerían.

 

-Al menos he llegado.

 

Su mirada se pone fija y una elfa, le comienza hablar pero el mago le ignora, dado que no era de esos seres que hablaban con los elfos domésticos, al parecer algo encajaba en una de las reglas de la biblioteca, no era mucho la influencia que no se aceptará los elfos por parte de los demenciales, algo que también era cierto, pero algo de influencia había ejerció el actual director en la redacción de cada norma que le sugirió el sindicato. A penas da los primeros pasos, cuando su ropa deja en el suelo algunos pétalos, que comienza agarrar vuelo y transformarse por unos segundos en aves de hermoso plumaje, luego de volar un rato se desaparecen y puf, ya no están. Pero el ser domestico insistía en hablar, pero el mago firme y recio en no dirigirle palabra alguna.

 

“No puedo negar que tiene buen gusto.” Pensó, mientras ingresaba. “Admito, que cierta decoración no la hubiera colocado en ese lugar, pero entre gustos y colores, cada quien elije los mejores.” Suspiro un poco, y vio a la dueña del local, dudo en acercarse, así que simplemente se limito a realizar charla con los invitados. “Interesante, conversación para alguien que no lee libros” Afirmaba con la cabeza y le miraba los orbes, incluso riéndose un poco de algunos cometarios, dado que algunos le conocía, le habían pedido que sentara en una de las mesas, al menos había gente de letras en ese lugar. “Al menos no tengo que pedir un trago.” Tomo la copa con las yemas de sus dedos, aunque sus uñas rosaron un poco el fino cristal. Allí bebió un poco, refrescándose, incluso algo muy delicioso. Era el majar de su pueblo, dado que era simplemente agua, pura y cristalina.

 

-¿Nos permite?

 

Se le acerco un joven con una vela pluma su espalda, otro mientras tanto llevaba una cámara fotográfica, al parecer había algo de interés. En ese evento, que incluso algún medio de comunicación se había enterado, por lo que no le tuvo más remedio que hablar. El mismo no era El Diario el Profeta, al parecer era otro medio liberal. En eso el mago asienta con la cabeza y comienza el flash a cubrir su rostro y acto seguido la pregunta.

 

-¿Qué nos pudiera decir de La Tierra de los Faraones?

 

Indaga el reportero, a lo que el mago, quitándose un poco los lentes y algo mareado por aquella luz, le responde con sumo cuidado.

 

-El misterio y la belleza.- Comienza a responder. –Es algo que sin duda se puede encontrar a cada rincón que desees observar, desde un vástago territorio cubierto de arena y la inmensidad de creaturas que en ella puedan habitar, inclusive muchas que el mundo no ha visto en años…- En ello nota la mirada del reportero brillar. –Por lo que no es difícil imaginar que todos desearan participar a este selecto acto de bienvenida.- Tomo un poco de agua, para aclarar su voz. –Ya que no es difícil pensar los muchos actos culturales, bodas, cumpleaños que estas paredes van observar, donde el personal con la más tierna y calidez servicial se encuentra encantado a cumplir los deseos de quienes deseen adquirir una reservación.

 

El mismo fue interrumpido por el reportero. -¿Nos pudiera decir cuáles son esos requisitos?- Dejo al mago pensando, dado que no sabía la respuesta, no había hablado lo suficiente con la otra dueña. –La pregunta no es ¿Cuáles son los requisitos?- Intenta responder el dueño de local. –Ya que la preguntaría sería ¿Hay cupo para mi celebración? Ya que cada día llegan magos y brujas de todo el rincón para que celebre su día especial, quizás la fechas colapsen, pero no solo se tiene este increíble restaurante. También se cuenta con un oasis, un paraíso en medio de las dunas del desierto ¿acaso no me vio llegar? No lo hecho en escoba, lo echo en alfombra voladora, por lo que sí es su deseo puede surcar los cielos, realizar competencias, incluso volar cometa, todo al aire libre.

 

En ello vuelve y le interrumpe el reportero. -¿Acaso no también cuenta con un biblioteca?- A lo que siendo el encargado de la misma responde. –Una biblioteca no, no es solo una biblioteca es un tesoro nacional, que se encuentra en este lugar, es de las primeras que fue construida, sin contar de las increíbles colecciones de libros que no todos pueden ofrecer, las conexiones que se tiene en todo el mundo ¿Acaso ya leyó el mito de los Arcanos y los guerreros Uzzo?- El reportero negó con la cabeza. –Me lo imaginaba, descuide, que si va para la biblioteca, lo podrá leer, todas colecciones de libros imaginables se encuentra en ese lugar.

 

Pero el reportero había escuchado un rumor, a lo cual indaga respecto al mismo. –Así, como estos locales que menciono es atendido por los elfos domésticos ¿Por qué razón la biblioteca es atendida por fantasma?- Ante ello, el mago se pone sus lentes, dado que se había cansado la vista, tomando otro sorbo de agua. –Nosotros creemos en la diversidad de pensamientos, de culturas, de etnias sociales ¿Pero qué tanto lo aplica el mundo? Los elfos pueden ser libres o no.- Aunque, el era de la tenencia de que los elfos no deben ser libres y se le debiera cortar la lengua, para que así no osara hablar con los magos y brujas. –Los fantasmas tienen derecho a laborar, por eso se encuentra constituido un sindicato. Por lo que no se hace distinción de lugar de donde procede ¿acaso eso le parece malo? ¿Qué exista un lugar donde todos sean recibido?- Aunque, para él los elfos no tienen derecho a pisar la biblioteca, dado que la lectura es para los seres libres y él no le consideraba a los elfos seres libres, a pesar que su amos le liberen. –Por esa razón y más en la biblioteca abre sus puertas a los que aquí deseen visitar.

 

En ello indaga, dado que había algo que no era lógico, anunciaba que la misma tenía las puertas abiertas y ahora, se encontraba cerrada, por lo que no pudo evitar preguntar el reportero la pregunta más obviada de todas, a lo que este acoto. –Es una medida de seguridad, por esa razón se encuentra cerrada, pero eso no quiere decir que en el transcurso de la velada abra nuevamente sus puertas ¿Pero acaso desea que le arruine las sorpresas?

 

El reportero niega con la cabeza y despide, tomándole una nueva foto, pero estaba vez con el grupo que se encontraba presente. Allí el reportero va con la otra dueña, al parecer uno de los dueños había dado ya la primera entrevista, quizás había mentido en algo, pero no mucho, dado que muchas cosas que decía, las consideraba firmemente, otras eran simplemente formalismo social.

 

 

@Mary Croft Atkins , @@Alegna Black , @@Mia Zoeh , @Albus Severus Black , @@Kira~

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Kira había sido expulsado por aquella extraña magia de la biblioteca, justo cuando seguía a aquella voz en aquel terrorífico lugar, justo cuando había visto una silueta oscura. Tal vez iban a llevarlo junto a la muerte, tampoco era algo que le importaba, pero parecía que el destino seguía queriendo que siguiera con vida.

 

Había aparecido frente a la biblioteca la cual tenía un cartel de cerrado, curioso cuando se suponía que las puertas nunca cerraban. Caminó por aquellas arenas y sin darse cuenta volvió a aquel callejón que ya no estaba tan lleno de gente.

 

Caminó un rato por aquel lugar pero no había muchas cosas que le llamaran la atención después de haber estado incontables horas en aquel mausoleo. Se dio cuenta de que el libro aun seguía entre sus manos por lo que se subió al techo de uno de los locales más altos y comenzó a leerlo, al menos con eso podría tener un poco más de conocimiento de lo que sería la magia.

 

En el crepúsculo, observó como un elfo pegaba carteles sobre aquel local, iban a celebrar una fiesta para la inauguración. Una fiesta... Nunca le habían interesado, aunque lo más seguro es que no se pareciera a las fiestas que había visto hasta ahora. Tampoco le llamaba tanto la atención pero el libro cobró entonces vida entre sus manos y voló hasta aquel cartel pegado al poster y cerrándose lo cogió para luego volver con Kira y dejar el cartel en sus manos. Parecía que quería que fuera por algún extraño motivo. Escuchó entonces la voz en su cabeza.

 

- Como ella diría...: Hay que dejarse llevar por cada señal que da la vida, solo así podrás encontrar caminos que esta esconde. -el demonio entonces asintió sabiendo a quien se refería, solo había una persona que decía cosas así.

 

 

Así pues, cuando la luna estuvo en lo alto colció a aquel local y se acercó a la pirámide donde se veían varias personas reunidas ya. No se había arreglado, iba como todos los días, aparentando ser un muerto con aquella capa negra.

 

No detectaba la presencia de la muerte, al menos aún... en verdad no sabía que pintaba en aquel lugar. Apoyó su espada en la pared donde nadie se percatara de su presencia y cogió su reloj de oro, lo abrió para ver la hora y lo volvió a cerrar. Se podía considerar como una manía suya, pareciera como si estuviera esperando algo, y quien lo conociera pensaría que había quedado con la muerte y esta llegaba tarde. Pero realmente el significado era otro muy distinto y mucho más oculto.

 

 

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Todo iba bien, él había mentido y una careta a la sociedad daba, una apariencia y solo eso era. Por ello decidió alejarse un poco de la norma, pero guarda siempre su máscara, mientras que internamente un infierno se desataba, una lucha por lo que debería hacer y lo que hacía. Allí con mirada baja, evocaba lo sucedido y el vuelo había tomado ya, no desea más, escuchar conversaciones tan aburridas. Por eso, con algo de pena se marcha del lugar donde estaba.

 

-Me disculpan, tengo asuntos que debo atender.- Lo dijo de la mejor forma posible, aunque era mentira ello. –En verdad lo lamento, en otra oportunidad seguimos con la charla, les prometo que les tendré en mi mente cada una de las sugerencias para la Biblioteca, igual manera me disculpo que se encuentre cerrada.- Eso si era verdad, lo anterior no.-Cuando abran yo mismo escribiré una carta para avisarles.

 

Con una sonrisa en rostro y algo rojizo por la pena, hace reverencia, mostrando una sonrisa cálida, mientras su corazón triste está, como pudiera decir lo que ocurre dentro de sí, solo seguía fingiendo reír y reír, allí se marchaba lento, calmado y sereno, sus palabras eran cálidas, llenas incluso de esperanza, y si bien moría no importaba más, por lo que con mirada baja, se le acerca a un joven, que recordaba de la biblioteca.

 

-En verdad me disculpo.- Le hace reverencia a Kira, su rostro apenaba estaba, notando de reojo como sus pétalos que se producía al caminar, seguían transformándose en aves y las mimas se desparecían. –Si desea le puedo brindar, cualquier tipo de información, incluso pudiera permitirle por medio de un préstamo, sacar un libro, pero para ello debe estar afiliado.- Le indica. –Por medidas de seguridad, porque ello significa una ofensa le pido disculpa.

 

Pero el brillo de la luna, solo liberaría a la bestia que escondida se encontraba dentro de él, era una lástima que no era luna llena, dado que así emergería del abismo oscuro, sus lagrimas ya no caerían de su rostro, pero de sus colmillos si comenzarían a derramarse sangre de un inocente, paz y muerte, era él un discípulo. En eso su cayado se afinca en el suelo, dejando ver a su lado, por una ilusión, a dos lobos árticos que se colocan en sus flancos derecho e izquierdo. Los canes, mostraban la misma calma que él, sentados y observando.

 

Off.

Es corto, no pidan más. Y.Y ya que los mini no me salen aquí.@Kira~

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¿No son los mortales tan frágiles?

Se muestran fuertes cuando realmente

el más mínimo detalle puede llevarlos a la muerte

 

Kira escuchó aquella voz en su cabeza, aquella que comenzó a escuchar cuando recivió aquel reloj, aquella que comenzó a oir cuando sintió la presencia de la muerte invisible al lado de él. Cerró su reloj no siendo el momento de rememorar viejos recuerdos ocultos, cuando aún la inocencia luchaba por permanecer y guardó el objeto al sentir que una presencia se acercaba a donde él estaba.

 

Levantó sus ojos grises sin muestra de vida hacia aquel chico, era el bibliotecario que había visto el cual parecía tener prisa por irse de la fiesta, o más bien por huir de ella. No se lo recriminó, no veía nada divertido en aquel lugar, claro que... tampoco sabía lo que era la diversión.

 

- Me afiliaré entonces -dijo simplemente, no tenía ninguna duda más que decir y no le gustaba hablar tanto como a los otros que no paraban de hacerle preguntas a Darius.

 

Observó al chico fijando sus ojos en él, mirandolo detalladamente sintiendo la amargura en toda su alma. No era la primera vez que veía a alguien fingir, había recorrido demasiado el mundo y visto demasiadas penurias para que él fuera el primero, y tampoco sería el último.

 

Darius notó aquella gélida mirada sobre él la cual podía poner nervioso a cualquiera ya que literalmente estaba viendo el alma. Kira se dió cuenta de aquel sentimiento de incomodidad que surgía repentinamente en el chico si que dejó de analizarlo. Nunca comprendía porqué las personas necesitarían fingir, o porqué no le pedían a la muerte que fueran a buscarles si era lo que querían.

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Frente a frente se encontraba con aquel chico, al parecer le había agrado la idea ser afiliado, lo cual tenía muchos beneficio, quizás pudiera tomar su entusiasmo y dejarle en sus ausencia la biblioteca, igual el tema de la muerte a él (Kira) le pareciera agradar, sin contar que tolera a los fantasma y eso mucho que decir. En eso se le ocurre la idea, para no tener que firmar tantos papeles, dado que era algo aburrido ello, por lo que de alguna forma le decidió delegar cierta responsabilidad. En verdad no sabía si hacia bien, pero como solo afectaba la Esfinge, pues la otra dueña no podía objetar nada.

 

-Entonces, quizás suene algo extraño ¿Pero has hecho un contrato de sangre?- Le pregunto al joven, mientras que buscaba en su bolsillo un papel. ­–Es que trabajar con fantasmas, se necesita incluso llegar a pensar a estar al borde entre la vida y la muerte, por lo que es necesario hacerlo, entonces ¿te animas?

 

Su mirada se clavo en el joven, al parecer deseaba que fuera más que un simple afiliado, por lo que pudiera ser considerado como un contrato maldito, así como los demonios pactaban con los seres mortales, para que así quedara sellada más su vida en el lugar y cuando muriera, se sumara a los espectros de la biblioteca, dado que al parecer Amon Ra, le sugiero antes de irse de su establecimiento, esa sugerencia, realiza con los afiliados un contrato de sangre. En eso, se pasa un dedo a su boca, llegándose a morder con sus dientes, desgarrando un poco de piel y dejando que se saliera un poco de sangre, allí su sangre cayó en el papel que sostenía.

 

-Mientras que te decides, prepare el contrato- Allí comienza a caer lentamente sus gota de sangre, haciendo que se viera escrito algunas palabras, pero antes verse un grabado egipcio del Dios Anubis, al fin y acabo ese era el Dios o uno de los Dioses que representaba la biblioteca. Y con la ayuda de su cayado se logra sanar, por lo que su herida se cierra, luego de ello le entrega el contrato al joven..

 

 

Contrato de la Muerte

Yo_____________ , acepto por medio de mi sangre y mi alma, servir a _____________ (indique el grupo de fantasma, sea demencial, intelectual, profético, bromista o melancólico) después que mi vida suspire, por lo que adquiero con ello una responsabilidad, y si la incumplo, mi muerte me llegará

 

Allí espero la respuesta del joven, en caso de hacerlo al final estrecharían las manos, al recogerlo nuevamente, este ardería en llamas y se iría directamente a su despacho, a su zona prohibida donde nadie más que los magos y brujas que este considere pudieran entrar, sin contar, que el mismo se almacenaría y se escondería, por lo que nunca y jamás pudiera ser encontrado por los curiosos, solo por Cronos, al momento de fichar su expediente.

 

Off. Ese es un contrato solo hecho por Darius, el de @@Mia Zoehes diferente. El mismo es ficticio, corresponde al rol de la biblioteca. jjeje. @Kira~

Editado por Darius

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El muchaho tenia aferrada su varita, con demasiada fuerza a mi parecer, pero mis palabras lo habian calmado, era como si el simple heho de mi presencia lo tranquilizara, temperamental el hombre, pense, al tomar mi mano una corriente electrica surco mi espalda, nunca me habia pasado nada tan extraño el simple roce con esa piel morena me ponia en blanco.

 

- Alegna.. Hermoso nombre para una hermosa mujer- me dijo, mientras sentia que mis mejillas subian un tono el color, ese chico era un hermoso ejemplar de hombre. Alto y musculoso, fornido pero no llegando a tanto, se vestia muy bien, a su lado parecia indigente, pense en broma, practicamente me habia dejado sin palabras -Mi nombre es Albus.. Albus Black, pero todos me dicen Al. Soy el dueño de la moto azul que se ve desde aquí cerca del caldero. Puedo sentarme? Ya las cervezas están aquí- solo atine a mover mi cabeza en forma de asentimiento, mientras me reprendia mentalmente por no saber que decir, el restaurant se empezaba a llenar de personas y flashes de las camaras, podia decir que los reporteros habian llegado.

 

- parece que va a haber fiesta- logro decir tomando un sorbo de mi bebida, mientras me veo reflejada en sus lentes - creo que hablar de motos no va a poder ser este dia - apuro mi cerveza y me levanto tomando mi mochila miro al Albus y le digo sonriendo - estas las pago yo, si nos volvemos a encontrar, te tocara a ti- camino hacia la salida, pero vuelvo a su lado y le doy un suave beso en la mejilla - hasta la proxima black-

 

No se porque lo hice y no se porque lo volveria a hacer, el joven me transmitia confianza y un dejo de que, ya lo conozco, la verdad me tenia que ir, al que le saco la moto estaba por regresar y no queria tener que confundirlo de vuelta. Pase la multitud de la fiesta, vi a la jefa del departamento de criaturas que Antoni me habia presentado, hablaba con una joven bruja rubia, parecia la encargada del local, mientras el odioso de la biblioteca se encargaba de los reporteros. Sali lo mas disimuladamente del lugar. Tal vez volveria, y con suerte Albus estaba ahi. Esperandome.

 

@@Albus Severus Black

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Bonnie

Elfa domestica con @@Alegna Black

La noche había llegado y ella andaba de un lugar a otro llevando a los magos, suspirando, y al notar al director de la biblioteca le fue avisar a su ama (@@Mia Zoeh), indicándole que el encargado de la Efinge, había llegado e incluso había dado declaraciones a la prensa, la mente de la elfa era esperar lo peor, dado que no sabía que esperar de ese mago. Donde algunos rumores de pasillos, se contaba que a él, no le agradaba en lo absoluto le de su clase, mucho menos de su condición de trabajo. Allí ve a una dama, quizás estaba esperado alguien.

 

-¿Todo bien?-

 

Indaga al acercarse la jovencita, cuya vestimenta quizás no era la más adecuada para la ocasión. Pero ella no se atrevía a decir eso, dado que respetaba mucho a los magos y brujas, en particular aquellos que trataba bien a los de su ser. Pero la elfa, había olvidado presentarse, por lo que se sentía apenada.

 

-Mil disculpa…

 

Le hace reverencia, inclusive no mirándole a los ojos de la dama, ya que no sabía si era de esos que no le gustaba que los elfos domésticos le miraran. Pero de cualquier forma, ella se encontraba para ese lugar, para atenderla y esperar que todo estuviera en orden, lo cual veía muy difícil, si cierto mago de la cual no iba hacer mención se encontraba, ya que los rumores decía que se manejaba entre las sombras, que sus fantasma son más inofensivo que él, pero que una apariencia era lo que a este se le veía.

 

-Se me había olvidado, que le han dejado un traje en la recepción, con un hermoso ramo de flores, pareciera hasta soñado, el mismo tiene una pequeña nota dirigida a su persona.- En eso se sonroja. –Si me permite, decirlo, es casi soñado y muy romántico.­­- en ello suspira, para recordar las iníciales que firmaba la firma. –Así, lleva las iníciales la nota de A. S. B, no sé qué significa….

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"Dejate llevar por el destino,

las cosas suceden por una razón

déjate llevar y descubre que hay oculto más adelante". (N)

 

Contrato de sangre, se quedó pensando un momento en aquella frase, le sonaba de algo y buscó en su mente una reseña que le indicara de que se trataba. La verdad, no le importaba estar entre la vida y la muerte. Muchas veces alguien le había dicho que se dejara guiar por el destino, que era las pruebas que la vida y la muerte le daban.

 

Asintió decidido a hacerlo, no había nada en especial que hiciera que se negara a ello. Así que observó como Darius preparaba aquel contraro y cuando estuvo todo listo lo cogió. Miró el título que le llamó la atención "Contrato de la Muerte" si, sin duda no iba a negarle un contrato a aquella que alaba. Así que sin más prosiguió a rellenar la hoja.

 

No tenía plumas, así que como era un contrato de sangre lo que hizo fue pasar la llema de su dedo corazón por uno de sus colmillos clavandolo hasta que saliera sangre y escribió con su dedo haciendo que la sangre se quedara como la tinta permanente en el papel.

 

Yo Kira, acepto por medio de mi sangre y mi alma, servir a los demenciales después que mi vida suspire, por lo que adquiero con ello una responsabilidad, y si la incumplo, mi muerte me llegará.

 

 

No tenía duda de que ese era su grupo, pues ya conocía a Amon Ra y parecía que también honraba a la muerte como hacía él. Por último firmó y dejó caer la gota de sangre sobre su nombre. Era la primera vez que firmaba algo y aunque fue provisional le gustó esa firma que acaba de hacer, en la cual no se veía su nombre por estar manchado con la última gota de sangre. Sin duda a un vampiro le costaría hacer un contrato como este.

 

Cuando acabó se lamió el dedo saboreando su propia sangre para que dejara de gotear y posteriormente le tomó la mano que el bibliotecario le daba. Ya estaba hecho y no había vuelta atrás, pero de momento no se arrepentía.

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-Somos uno, somos mucho, todos servimos a Seth y Amon Ra, desde ahora eres de nosotros, no eres un vivo no eres un muerto, no eres un fantasma, eres un demencial, tu fuerza te inclinara a las artes oscuras de la magia, pero la magia oscura no te dominara, la magia blanca en ti poco será, no demuestres tus intenciones, se fiero, se un demencial, si la ira te domina, no te avergüences, que ahora en tu mirar rojo carmesí allí nos verá, nos escucharás, somos uno ahora, la sed de sangre se despertará, sed de una justicia de la muerte, ya hace en ti, la misma muerte te reclama como propio, ya la escuchaste al enterrar a la cámaras subterráneas de la Esfinge, un territorio que solo conocen los demenciales.- Esa voz solo la escuchaba Kira, por el pacto que había hecho

 

A largo el saludo de la mano, mientras que se acercaba un poco y así le dijo en murmulló. –Tu vida ya no es tuya, tu alma es ahora de la biblioteca, por lo que serás conocido ahora y en adelante como otro demencial, le escucharas, les verá, pero no se te manifestarán, deberá ganarte tu reputación entre ellos, por lo que deberás seguir los designios de la muerte, ella te lo indicará, por algo es el dios que la esfinge los demenciales persiguen, no tendré objeción que ahora reines en un mundo demencial, pero ten cuidado que la demencia no es locura, no es oscuridad o luz, simplemente es el camino de la muerte, el camino que has optado buscar y conseguir.

 

Pero estas no son palabras de Darius, estas son mis palabras, le usado de vehículo, ya que por algo es el receptor de los fantasma que nos encontramos en la biblioteca, no tiene dominio de su cuerpo, por hora yo estoy aquí y me voy. Por lo que te pido que actúes normal, no entres en shock, que cada gota de su sangre, es ahora cada gota de mi sangre, yo soy la muerte.

 

En eso dio unos pasos atrás, pero su cuerpo se comenzaba a debilitar, este no comprendía y simplemente se disculpo. –Lo lamento, en verdad me tengo que sentar.- Allí dejo caer su cayado, este simplemente reboto contra el suelo al caer, haciendo un pequeño ruido, no era su intención, peor es que no tenía muchas fuerzas. -¿Te sucede algo?- Indaga, mientras que termina con dificultad sentarse, al parecer sus lobos árticos, su bella ilusión, había acabado, lo malo es que la noche era muy joven todavía.

 

Off. Hoy me va a dificultar en postear, al igual que mañana, en dado caso respondo lo pendiente el lunes o en su defecto el domingo en l noche, les deseo suerte y espero que se diviertan. @Kira~

Editado por Darius

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Escuchó como aquella voz ahora reinaba en su cabeza indicándole lo que era ahora y su deber. Tal vez para alguien se vería atrapado sin escapatoria y se hubiera arrepentido de haber hecho ese contrato. Pero cada palabra que decía aquella voz hacía que cada vez se sintiera mejor de haber firmado y haber hecho eso, pues lo que le estaban pidiendo era lo mismo que estuvo haciendo todos estos años.

 

Demencial... le gustaba como sonaba aquella palabra. Se mantenía sereno escuchando cada palabra que la boca de Darius decía. Cuando se acercó a él sintió como la temperatura bajaba levemente a su alrededor. Lo escuchó atentamente sintiendo que era el mejor para ocupar aquel puesto y no se shockeó hasta que dijo aquella última palabra.

 

Abrió los ojos al escuchar que era la misma muerte la que le estaba hablando. ¿Era ella de verdad o solo uno que se hace llamar así? Pero aquella intuición le dice que de verdad es ella y por un momento sintió el impulso de arrodillarse ante ella y hacerle tdas las reverencias posibles que se conocía. Pero tuvo que mantenerse sereno pues aquella aura había desaparecido en Darius volviendo a ser él de nuevo e intentó que no se le notara tanto su sorpresa de antes ya que le había mandado que actuara normal, y eso haría aunque por dentro sentía algo que tal vez llamaran felicidad.

 

- Al que le sucede algo es a tí -le respondió a Darius su pregunta luego de que necesitara sentarse tras haber sido 'poseido' sin darse cuenta. Parece que el bibliotecario actuaba como un medium. - ¿Necesitas algo? -al menos sabía que en estos casos era posible que la persona necesitase algo de agua.

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