Jump to content

Herbología - Cuidado de Criaturas Mágicas


Emmet Haughton Gaunt
 Compartir

Publicaciones recomendadas

http://i.imgur.com/f77uVOj.gif

Junio 2017

Otro mes corría y se venía encima de los profesores del Claustro de Conocimientos y Emmet no era ajeno a ello. La lista con los matriculados ya reposaba en el escritorio del vampiro y, cuando la vio, notó que su hermana iba a ser su única alumna para cursar el conocimiento que el Gaunt impartía. Además, no daría solo la clase si no que le había tocado en compañía de Niko, uno de los directores de la Universidad y ahora profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas; dos asignaturas que el Nigromante adoraba y que, impartidas juntas, podía llegar a salir una buena aventura.

 

El educador ya había preparado algo. Era una idea que tenía para cuando una de sus clases fuese numerosas pero, ahora que debía compartir, se podía dar de manera perfecta.

 

El Bosque Prohibido guardaba muchísimos secretos pero algo dentro de aquél paisaje resaltaba de sobremanera: las criaturas y plantas mágicas. Toda la variedad de seres vivos que se podía encontrar allí dentro era infinita y, más, dentro del laberinto que escondía el bosque entre sus terrenos. La estrutura se alzaba apartir de dos puertas: la de la derecha tenía el símbolo de la cabeza de un hipogrifo, y por ella, debía ingresar el alumno de Niko. Por otro lado, la de la izquierda, tenía plasmada en su madera, la figura de una mandrágora por la que iba a ingresar la alumna del vampiro.

 

Antes que las pruebas y la travesía de los chicos comenzara, cada uno de los profesores colocarían tres obstáculos que los alumnos deberían sobrepasar para poder llegar al final. En en último tramo, habiendo vencido la última prueba, ambos se encontrarían para pasar por una única entrada encontrando al otro lado dos llaves (con las mismas figuras de las puertas de entradas del principio) que les permitirían salir y obtener la nota para la aprobación de su conocimiento.

 

Emmet ya estaba en los terrenos limitando con el Bosque Prohibido, en donde estaban las dos puertas. Sólo esperaba que el director y los alumnos aparecieran.

Editado por Emmet Haughton Gaunt

~ //

http://i.imgur.com/LZ2zUEj.gifhttp://i.imgur.com/C83rY.gif // ~

9DDDaoU.jpg

Crazy Awards 2018:

7F1CpeC.gif "El Romeo"

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El Director llevaba mucho tiempo fuera de las aulas. Desde que Niko había retomado sus labores como Director de la Universidad había tenido que abandonar su trabajo como profesor de Idiomas así que eran pocas las oportunidades que tenía para entrar a un aula o para dar una clase de conocimientos. Avril había tenido que ausentarse de dicha clase y el Tonks sería el encargado de reemplazarla e impartir Cuidado de Criaturas Mágicas junto con Emmet en Herbología.

 

El Knight y el Nigromante habían acordado realizar la clase en el Bosque Prohibido: un lugar muy odiado por el primero pero no tenía opción dado que era muy apropiado para la enseñanza de su conocimiento. Particularmente por la cantidad de criaturas mágicas que allí vivían y con las cuales su alumno podría experimentar durante la clase, aunque esperaba no terminar con un herido como para tener que llevarlo a San Mungo o llamar a la profesor de Primeros Auxilios.

 

Al llegar el Tonks notó que su compañero ya había llegado al sitio indicado. Observó detenidamente la puerta por la que tendría que ingresar Jank. Los hipogrifos le gustaban mucho así que sonrío debido a la presencia de la imagen de uno sobre la puerta - Es una pena que no los haya traído conmigo - Sus elfos últimamente no le recordaban sus tareas y estaba olvidando más cosas de las que debía como en dicha ocasión o en su clase con la arcana Rosália.

 

El Director se limitó a acomodarse al lado de la puerta que estaba asignada para su conocimiento. Para nadie era un secreto que no le gustaba hablar con otras personas y en esa ocasión no sería una excepción. El rubio no conocía a Emmet y solo sabía que era profesor dentro del Ateneo pero no tenía la confianza suficiente para entablar una conversación con él.

 

Niko tenía pensadas sus pruebas para Jank pero lo dejaría llegar antes de ponerle retos y complicarle la clase. Además de esa forma podría darle una par de indicaciones para no perderlo, Jank se caracterizaba por ser aplicado pero su atención no siempre era la mejor - Espero que no vaya a demorar - Y no siempre era el más puntual en llegar a los sitios, así que solo deseaba no tener que esperar mucho.

 

 

@@Jank Dayne

Editado por Niko Uzumaki

w3PBwnw.png


Zn4buB8.gif


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

El estruendo de algo haciéndose pedazos contra el suelo sobresaltó a la Gaunt, que justo en ese momento estaba echándose la oscura capa desgastada sobre los hombros. Y casi inmediatamente, comenzó a escuchar voces hablando en un tono demasiado elevado. Y tenso. Y prosiguieron más golpes. Con los dientes apretados y resoplando como un animal a punto de embestir contra su presa, Anne cruzó el vestíbulo del castillo Gaunt en pocas zancadas en dirección a la sala de estar que había en un extremo de la planta baja. Atravesó las puertas dándoles un empujón y se encontró a Erik y Sarah enzarzados en una de sus poco habituales discusiones. ¿Erik elevando la voz? Anne colocó los brazos en jarras y se plantó ante ellos con gesto amenazador.

 

¿Me explica alguien porqué demonios hay un par de jarrones en el suelo hechos añicos?

 

— ¡Es culpa de Sarah! Yo estaba estudiando y ella ha entrado a molestarme.

 

La aludida ahogó un grito y le señaló con un dedo acusador.

 

¡No es cierto! ¡Sólo fui a pedirle ayuda con una poción que estoy preparando en la mazmorra, mamá! ¡Simplemente quería...!

 

— ¡Bueno, ya está bien!

 

Se hizo el silencio en la sala casi al instante, aunque los mellizos seguían fulminándose con la mirada. En ese momento, un hombre alto de pelo canoso entró en la sala tras Anne y miró el suelo. Después paseó la mirada lentamente sobre los presentes. Por último, miró a la Gaunt y le sonrió con ternura.

 

Ve al Ateneo, Anne. Yo me ocupo de los chi...

 

— Calla, papá, me ocupo yo de ellos —le cortó la matriarca, dirigiendo una mirada furiosa a los jóvenes. Cambio el peso de una pierna a la otra y frunció el ceño aún más, si aquello era posible—. Si vuelvo a escuchar semejante sarta de estupideces, os convierto en dos floreros para la entrada. ¿Entendido? —los dos jóvenes asintieron en silencio—. Y ahora, limpiad todo esto. No no, Sarah, he dicho que lo limpiéis vosotros, no los elfos. ¿Me oyes? Y no molestes a tu hermano mientras estudia. Y tú... —se dirigió al muchacho— ... ayuda a tu hermana cuando lo necesite. ¡Yo haría cualquier cosa por cualquiera de mis hermanos! No recuerdo haberos enseñado jamás a pelearos.

 

— Y hablando de hermanos, querida... —la interrumpió el anciano, apoyando una mano en el hombro de la licántropo. Ésta le miró de reojo—. El tuyo te está esperando en el Ateneo, te recuerdo que tienes clase de Herbología con él.

 

Anne palideció. Luego chasqueó la lengua y empujó suavemente a Shiro.

 

Está bien, vigílalos tú. ¡No quiero hacer esperar más a Emmet! Hacedle caso al abuelo, eh —añadió, lanzando una última mirada a sus hijos. Luego rozó el brazo de su padre con ternura y desapareció de la sala.

 

 

 

Apareció a las afueras del Bosque Prohibido, donde su hermano le había dicho que impartiría la clase. Estaba deseosa de verle, tanto por la lección como por él mismo. Así que comenzó a avanzar en su busca sin perder ni un instante. No llevaba nada extra, si no contaba el pequeño bolsito de cuero claro que llevaba colgado a un lado de la cadera, a modo bandolera. Éste estaba encantado para albergar un sinfín de objetos que podrían serle útiles a la Gaunt en cualquier momento de la clase y, aunque estéticamente no solía encajar demasiado con el atuendo despreocupado, oscuro y poco elegante que solía llevar la Gaunt, era un objeto imprescindible en su atuendo diario. Incluso cuando iba al Ministerio para alguna reunión del consejo de Warlocks.

 

Se sacudió la camisa negra de manga corta que vestía, la cual llevaba metida en la cintura bajo el pantalón vaquero ancho y gastado que llevaba, y siguió adentrándose en el bosque hasta que el olor de su hermano se le hizo familiar en el aire. Caminó en aquella dirección mientras cambiaba su peinado. El pelo se le acortó rápidamente y quedó casi de punta, aunque algo más largo en la parte superior de la cabeza. Además, había adquirido un color grisáceo muy similar al de sus ojos. Sin necesidad de mirarse al espejo, sabía que parecía mucho mayor de lo que realmente era. Pero no le importaba lo más mínimo.

 

La figura de Emmet apareció ante ella casi de repente, puesto que los últimos metros los había recorrido con la vista clavada en el suelo. Sonrió, primero suavemente y luego con mayor amplitud, y se acercó al vampiro sin acordarse de nada que no fuera el lazo sanguíneo que los unía. Simplemente lo adoraba con todo su corazón.

 

Qué alegría verte, hermano —exclamó, besándolo en la mejilla. Luego se separó y alzó las manos como pidiendo clemencia—. Perdón, ya regreso a mi lugar. Es un placer saludarle, profesor. Creo que no hay necesidad de presentaciones, ¿cierto? —añadió, guiñándole un ojo—. No es por excusarme, pero me retrasé por culpa de tus sobrinos. Andaban poniendo patas arriba el castillo... pero afortunadamente no fue nada serio.

 

Solo entonces alzó la vista y comprobó cómo era el escenario en el que se encontraban. Había dos puertas, y una parecía ser la que custodiaba Emmet... presumiblemente la que ella debía cruzar un poco después. Al otro lado, Niko aguardaba a alguien. Movió la cabeza en su dirección a modo de saludo, aunque no estaba muy segura de si el hombre se percataría del gesto. No solían tratarse para nada que no fuera trabajo. Luego regresó su atención al Haughton.

 

Y bien, veamos, ¿qué vas a enseñarme? Estoy deseosa por comenzar.

AYlDcNN.gif


oizsVNM.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 semanas más tarde...

La Gaunt, hermana del vamprio, ya había arribado a la cita que tenía apra con el cursado. Se habían atrasado muchos días por eso debían comenzar cuanto antes si ella quería aprobar y, Emmet, poder dar las explicaciones a los directores. ¡Por Merlín! Ambos directores ahora estaban con él: Niko como profesor suplente de Criaturas ( el cual seguía esperando a su alumno ) y Anne como alumna de Emmet.

 

Una sonrisa se dibujó en la cara del original al sentir el roce de los labios de su hermana en su gélida mejilla. Era una de las pocas mujeres por la que daría la vida y, de las cuáles, podía producir ese cosquilleo de amor y ternura dentro de su estómago.

 

- Anne, mi vida - sonrió y le devolvió el beso y un apretíon con sus brazos - Espero que no te hayan dado tanto trabajo los pequeños que por cierto quiero visitarlos pronto - soltó acordándose que tenía un cursado y una clase que dar en estos momentos.

 

Nix se materializó en su diestra y, con un sútil movimiento seguido de un chasquido, hizo que la cerradura de la puerta se destrabara haciendo que la misma se abriese; una leve brisa salió con un aroma delicioso pues ya estaban pasando la primavera y algunas de las flores comenzaban a abrirse y soltar sus atractivos aromas.

 

- Mi querida hermanita como verás dentro de este hermoso laberinto lleno de aventura y algunas pruebas que he colocado para tí. Al final, cuando las hayas sorteado todas, te encontrarás con un pergamino que te calificará dependiendo del nivel de conocimientos en la materia que hayas utilizado para pasar dichos retos.

 

Sacó un trozo de pergamino que contenía las pruebas y se las leyó a la mujer.

 

- La primera son algunas tentáculas venenosas que han crecido dentro del laberinto. Ten cuidado por son adultas y recuerda que, mientras más edad tengan más mortales se vuelven. Tu tarea consistirá en distraerla para que te dejen cruzar y poder pasar al siguiente nivel y encontrarte con la segunda prueba, que estará ubicada antes del cruce de un pequeño río, que consiste en no quedar atrapada entre las enredaderas espinosas que se esconden en el suelo: ten cuidado donde pisas no quiero ingresar al laberinto y verte toda magullada - soltó una risita y se dispuso a continuar.

 

La tercera prueba era la más complicada de todas pero, si la pasaba de manera exitosa, se encontraría con el pergamino calificador.

 

- La última prueba es el famosísimo y peligroso Lazo del Diablo. Esta planta en la que te separa de aquél pergamino que te dará la nota. Sólo debes encontrar la forma de hacer que se retire de aquella puerta para que te deje pasar a la sala y, seguidamente, a la puerta de salida que te traerá aquí - finalizó y le entregó dicho pergamino a la mortífago.

 

- Te deseo toda la suerte y sé que saldrás con vida de allí dentro, mi vida.

 

Se apartó de la entrada esperando que la aventura comenzara.

 

@

~ //

http://i.imgur.com/LZ2zUEj.gifhttp://i.imgur.com/C83rY.gif // ~

9DDDaoU.jpg

Crazy Awards 2018:

7F1CpeC.gif "El Romeo"

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Emmet se mostró tan amable como siempre, rasgo que Anne adoraba de su hermano. Se encogió de hombros recordando a sus hijos.

 

Cuando quieras verles allí estarán, peleándose en el castillo. Son dos adolescentes con las hormonas muy revolucionadas, se piensan que están capacitados para comerse el mundo... aunque por otro lado, nosotros también fuimos adolescentes y cometimos estupidedes, ¿cierto? —le respondió, con una sonrisa en los labios.

 

Un chasquido tras ellos la invitó a mirar hacia la puerta que Emmet había custodiado hasta el momento. La cerradura había cedido y la puerta se había abierto. Anne aspiró el dulce aroma de las flores y escuchó las explicaciones del vampiro, que ahora había sacado un pergamino y se lo leía con voz clara. Ella aguzó el oído, sin perder detalle. Laberinto. Pruebas. Tentácula venenosa. Enredaderas espinosas. Lazo del Diablo. Estuvo a punto de resoplar cuando él dejó de hablar. Le miró de soslayo.

 

Lo de salir con vida de lo que me has contado parece una tarea épica, cielo —comentó. Pero luego soltó una carcajada—. Pero sí que saldré. Siempre me quedará la opción de pegarle fuego a todo esto para salir vivita y coleando —bromeó. Pero luego se puso más seria—. No, es broma, jamás haría eso. Nos vemos al otro lado, hermanito, ve preparando los papeles para mi certificado —añadió, guiñándole un ojo.

 

Tras echarle una última mirada al Haughton, Anne comenzó a caminar para internarse en aquel laberinto. Su fino olfato lupino se deleitó con el aroma que emanaba de las flores que adornaban el camino, el cual empezó a enrevesarse conforme avanzaba en su caminar. Pronto sintió sed, notó que la temperatura había aumentado. O quizás era ella misma, que se estaba poniendo nerviosa al notar la quietud del lugar. Sacudió la cabeza tal y como lo haría un perro y luego se echó el pelo hacia atrás, que estaba ligeramente húmedo por el sudor en la parte de la nuca.

 

De repente, algo se movió a su derecha. Captó el movimiento de reojo, y sus reflejos la hicieron moverse a la izquierda justo a tiempo de escapar de una rama de tentácula venenosa que se movía hacia su pierna derecha. La retiró justo a tiempo, y alargó la mano izquierda en un acto involuntario para hacer aparecer la varita de repente.

 

¡Protego!

 

No sucedió nada. Claro, no podía suceder nada porque el escudo mágico absorbía ataques, no ramas. Chasqueó la lengua y volvió a pasarse la mano por la cara, evidentemente estresada. Entornó entonces los ojos para hacer memoria de lo que había leído sobre Herbología hasta aquel momento. Recordaba lo que había estudiado en Hogwarts cuando era joven, aunque no con la claridad suficiente para el momento. ¿Qué podía hacer con aquella planta endemoniada? «¿Qué hace papá cuando las plantas pinchan en el jardín? Las corta», pensó Anne, de repente.

 

Otra acometida de la tentácula venenosa la hizo moverse aún más hacia atrás para esquivar el contacto, no tenía ninguna intención de dejarse envenenar así porque sí. Inconscientemente, hizo rodar en uno de sus dedos el anillo antiveneno que había conseguido cuando había aprendido a dominar la magia del Libro del Equilibrio, pertenenciente a la magia de los guerreros Uzza. Aquel tipo de poderes siempre eran muy útiles, pero tampoco quería tentar a la suerte. Al fin y al cabo, había ido para estudiar Herbología, no para usar todo su poder y saltarse el laberinto que había preparado Emmet sin poner a prueba sus conocimientos sobre plantas mágicas.

 

Aguardó a que la tentácula intentase agarrarla de nuevo y, cuando vio que la rama comenzaba a moverse hacia ella, hizo una floritura elegante y discreta de varita.

 

¡Diffindo!

 

Un rayo voló hacia la planta y cortó limpiamente la rama, haciendo que detuviera su avance en seco. Cayó al suelo con un golpe sordo y la planta pareció encogerse sobre sí misma, como si se sintiera dolorida por el corte. Anne dio un paso hacia adelante y ésta no se movió. Parecía que ya no sentía interés por agarrarla. Ella sonrió, triunfante, y continuó con su camino. Pero en solo dos pasos, la tentácula volvió a atacarla con más velocidad. Ella esquivó la nueva rama y señaló con su varita una piedra redondeada del tamaño de un lince adulto que había junto al camino, a poca distancia de ella.

 

¡Morphos!

 

La piedra dejó de serlo para convertirse mágicamente en un perro de tamaño mediano que ladró un par de veces, moviendo la cola, en cuanto obtuvo ojos y pudo mirar a la bruja que acababa de transformarle en ser vivo. La planta se lanzó de inmediato sobre este nuevo objetivo y Anne pudo continuar con su caminar, esta vez sin percances. No había avanzado demasiado cuando empezó a sentir que la humedad crecía en el ambiente. Estaba cerca del río del que había hablado el vampiro, y eso significaba que...

 

¡Ay! —gritó de repente, sintiendo un dolor agudo en el pie derecho. Bajó la mirada para encontrar que se había metido de lleno en un montón de enredaderas espinosas que no había visto mientras avanzaba. ¿Cómo era posible? Intentó retirar el pie, pero fue imposible, y comenzó a pensar para ver cómo podía liberarse de aquello sin causar ningún estrago en el laberinto.

AYlDcNN.gif


oizsVNM.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Una vez que la bruja hubo ingresado al laberinto la puerta se cerró tras su espalda y se selló nuevamente y, sólo volvería a abrirse, cuando ella cumpliera todas las pruebas que el vampiro había puesto para ella dentro de la construcción. Conocía a la Gaunt de sobremanera, sabía que ella tenía los conocimientos suficientes como para afrontar los desafíos que se le presentarían y que iba a lograr salir con vida.

 

El Nigromante no tenía forma de saber cuál era el progreso o si se encontraba bien o estaba enredada entre las espinas. Por las altas paredes del laberinto no se colaba ni siquiera un haz de luz de de los rayos del sol y, mucho menos, intentaría ver entre las hojas que formaban el follaje. Ese laberinto tenía una historia muy interesante pero eso lo tocaría en otro momento aun que lo que sí disfrutó fue ver crecer las pequeñas plantas mágicas y flores que él mismo injertó en dicho suelo para que volviera a tomar vida después de haber estado descuidado.

 

El alumno de Niko no se había presentado y el Director aún estaba esperando allí.

 

- Tendrías que ir a ver que ha pasado con este muchacho.

 

Inquirió el vampiro acercándose a él y rompiendo el silencio que había quedado ante la entrada de Anne al laberinto.

 

- Espero que mi hermana salga viva de allí dentro porque no sé que haré si se demora más de lo previsto.

 

Soltó una risita bromista sabiendo muy bien que la bruja saldría ilesa o, al menos, con algunos rasguños, pero con vida al fin.

 

@

~ //

http://i.imgur.com/LZ2zUEj.gifhttp://i.imgur.com/C83rY.gif // ~

9DDDaoU.jpg

Crazy Awards 2018:

7F1CpeC.gif "El Romeo"

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Se había quedado inmóvil, con las enredaderas espinosas sujetándole las piernas. Prefería quedarse así antes de buscarse un problema mayor: la planta podría alterarse y, por tanto, ponerse más agresiva. Aquello podía ser un problema para ella y su avance en el laberinto. Mantuvo la calma, paseando la mirada por su alrededor para ver en qué podía apoyarse para salir de aquel atolladero. Pero no vio nada interesante, a no ser que recurriera al mismo truco del morphos que un rato antes. Aquello distraería a la planta, ¿no?

 

Apuntó con su varita a una roca que había en el suelo dispuesta a transformarla en un perro. Pero, justo en ese momento y como si la planta pudiera prever su maniobra, se enrolló con más fuerza en sus piernas. Además, el arbustro que había frente a ella cobró vida de repente (Anne no se había dado cuenta de qué planta era) y unas puntas espinosas volaron hacia ella a toda velocidad. Se cubrió con el brazo y se le incrustó en la piel.

 

¡Aaaaaaaarrrrrrggggggg!

 

No se cortó lo más mínimo con el grito. Más bien lo lanzó con todas sus fuerzas, por una parte a causa del sobresalto... y, sobre todo, por el dolor. La varita se le escurrió de entre los dedos y cayó, afortunadamente fuera de las enredaderas. Abrió muchos los ojos, mirando el arbusto.

 

¡¿Pero qué problema tienes, planta del mal?! ¡Sólo quiero cruzar el laberinto, no voy a hacerte daño! —bufó, con la voz ronca a causa de la rabia. Aunque era bastante obvio que no recibiría respuesta. Y la enredadera no aflojó la sujección. Los ojos de la licántropa se aclararon; mala señal, aunque la vegetación mágica no tenía porqué saber a quién se enfrentaba. Por un instante, la Gaunt olvidó que estaba en una clase del Ateneo. Se desabrochó un botón del cuello de la camisa, dejando un poco más a la vista su escote e intentando no pensar en el dolor del brazo. Acto seguido, tiró de varias cadenas finas y plateadas que portaba. Eran una serie de amuletos y frascos que podían serle útiles en cualquier momento. Aquélla era una de esas situaciones. Tomó uno de los frasquitos, el que contenía una arena fina de color plateado, y lo abrió. Se echó una pequeña cantidad en la palma de la mano y la sopló a su alrededor.

 

El efecto fue instantáneo. La enredadera se congeló a su alrededor, aunque evidentemente el efecto sería temporal. Pero sería el suficiente como para que ella pudiera darle de lado. Movió las piernas, primero con dificultad, pero enseguida sin problemas en cuanto las plantas congeladas se quebraron. Se agachó para tomar su varita y continuó su camino, con gesto autosuficiente. Si no le fallaba la memoria, solo le quedaba el lazo del diablo... aunque la idea la inquietaba bastante. Seguramente le supondría un buen reto dejarla a un lado para salir del laberinto, pero estaba dispuesta a superarlo para conseguir su título. Además, Emmet la esperaba fuera, debía demostrarle que podía con aquello.

 

@@Emmet Haughton Gaunt

AYlDcNN.gif


oizsVNM.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 2 semanas más tarde...

Ya estaba por finalizar el tiempo de la clase y su hermana todavía no salía del laberinto. A estas alturas la bruja ya tendría que estar fuera del laberinto levantando el pergamino con la calificación obtenida en su trayecto. El Nigromante se acercó a la puerta de salida que, ubicada en la parte trasera del laberinto, daba a una pequeña laguna que escondía el bosque prohibido , en dónde varios Kelpies se escondían bajo el agua y salían alimentarse.

 

Era raro pero aún estaban a tiempo y, rogaba por su vida, que la licántropo saliese por la puerta. Sabía que su hermana era capaz de sortear las pruebas que el vampiro le había colocado aun que, habiendo vencido al Lazo del Diablo, sólo le iba a faltar responder a una pregunta cuando saliese y, para eso, el mortífago tenía preparado una mesa especial cerca de aquella laguna.

 

El mueble era de dos metros de largo por un metro de ancho. Encima de ella había una maceta con un pequeño árbol, parecido a un bonsai y, a su lado, estaba la pequeña Bowtruckle del vampiro, Princesa. Era una de las más pequeñas y siempre estaba con el Gaunt ya que los demás de su especie se aprovechaban de su tamaño para no dejarla comer y quitarle su nido.

 

- Esperaremos que salga Anne, Princesa - le habló directamente a la pequeña criatura de la cuál salió un pequeño ruidito.

 

La licántropo tendría que saber cómo se daban las relaciones biológica entre las plantas mágicas y las criaturas que las rodeaban.

 

@

~ //

http://i.imgur.com/LZ2zUEj.gifhttp://i.imgur.com/C83rY.gif // ~

9DDDaoU.jpg

Crazy Awards 2018:

7F1CpeC.gif "El Romeo"

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Se le estaba haciendo tarde, así que apretó el paso. Al hacerlo, sintió molestia en el tobillo derecho, allá donde la enredadera la había retenido. Se detuvo y se agachó para examinarse la piel. Tenía algunas heridas, debía ponerle remedio para evitar complicaciones futuras. El Lazo del Diablo seguramente le supondría un gran reto, no por nada estaba colocado al final del laberinto. Impuso su mano derecha sobre el tobillo herido y se concentró en el amuleto de la curación que llevaba al cuello, aquel formado por un bonito y elegante topacio amarillo que portaba siempre bajo la ropa.

 

Los rasguños sanaron al instante y solo dejaron algunos cortes y desgarros en el pantalón. Ése le preocupaba menos. Continuó su camino muy pendiente de su alrededor, sabía que cualquier momento sería bueno para toparse con la última prueba de su camino. Éste se había ido haciendo inusualmente ascendente, como si el laberinto estuviera situado en una especie de colina. Pero no recordaba colinas dentro de los terrenos del Ateneo. Y menos una donde hubiese tan poca luz solar, como si las plantas tejieran un techo que sumía aquella zona en la oscuridad. ¿Quizás desde dentro se sentía más pronunciada la pendiente que desde fuera? ¿O sería cosa de los árboles, que impedían la visión del terreno desde el exterior?

 

No tuvo tiempo de decidirse por una de las dos teorías ni tampoco de prender una luz con su varita para iluminar el camino pues, de repente y sin que pudiera hacer nada por evitarlo, tropezó con algo que hubiese jurado que no estaba delante de ella unos instantes antes y se vio envuelta entre ramas y raíces de repente, las cuales la iban apresando más o más conforme ella se movía.

 

¡Demoniossssss! —bufó. Para su suerte, la varita seguía firmemente sujeta entre los dedos de su mano izquierda, por lo que no estaba tan perdida como lo había estado un poco antes, en la enredadera espinosa. El Lazo del Diablo era una planta de sobra conocida en el mundo mágico, al menos para alguien como ella, que tenía un bosque al lado de su castillo lleno de criaturas y plantas mágicas poco amistosas. Pero una cosa era observarlas de lejos y una muy distinta plantarles cara para salvar la vida.

 

Debía mantener la calma, así que dejó de moverse mientras la planta seguía rodeándola y aprisionándola. Se sentía muy incómoda, y comenzaba a tomar aire con dificultad. No podía perder mucho tiempo. ¿Qué era lo que debilitaba a aquella especie? El aire estaba cargado de humedad, y no había mucha luz natural. Eso le llenó la cabeza de viejas frases que había leído en antiguos libros de herbología de su padre. ¡Solo necesitaba fuego! «O luz, que es menos dañina», se corrigió rápidamente, sabiendo que a las autoridades mágicas no les haría mucha gracia tener que descubrir que la co-directora había incendiado media Universidad Mágica.

 

¡Lumos Solem!

 

Cerró los ojos justo a tiempo para evitar quedarse ciega. Un enorme resplandor procedente del extremo de su varita la envolvió, haciendo que la planta dejara de aprisionarla en pocos segundos. Se puso en pie, sin abrir los ojos, pero sabía que así no podía avanzar. Se colocó de cara al frente (lo que ella suponía que era el frente, más o menos, hacia donde debía ir). Los abrió en cuanto dejó de utilizar aquel hechizo iluminador y echó a correr sin perder un instante, aprovechando que la planta aún estaba ligeramente aturdida. ¿Qué mejor forma de pasar... que haciéndolo como intangible? «Salvaguarda mágica», pensó justo cuando iba a estrellarse contra una enorme raíz del Lazo del Diablo. Sin embargo no fue así, sino que pasó como si no hubiera nada: su cuerpo se había vuelto inmaterial, pero el efecto duraría pocos segundos más.

 

Aceleró la carrera tanto como pudo y, casi enseguida, notó que había esquivado aquel obstáculo. ¡Por fin! La salida tendría que estar bastante cerca. De hecho, en aquel punto ya no había tanta humedad ni tanta oscuridad, por lo que le era más fácil avanzar. Y así lo hizo cada vez más animada, pues sabía que estaba llegando al final. Halló una puerta, de la que Emmet había hablado, y la atravesó.

 

Al otro lado se encontró con su hermano en la parte posterior del laberinto junto a una mesa donde había algo que no supo identificar. Cerca de él y lo que había preparado, estaba la laguna. Sonrió a su hermano mientras se miraba de reojo: iba sucísima, tanto la ropa como las zonas visibles de su piel. Lo peor eran las manos, llenas de tierra y pequeños arañazos. Se encogió de hombros y sonrió al vampiro.

 

Bueno, ya estoy aquí. Reconozco que el asunto se ha puesto peliagudo en algunos momentos pero... mira, no he tenido que prenderle fuego al bosque. Y no he roto nada... bueno, casi nada —rectificó al recordar la enredadera y las ramas de tentácula venenosa.

 

@@Emmet Haughton Gaunt

Editado por Anne Gaunt

AYlDcNN.gif


oizsVNM.jpg

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Respiró aliviado al ver a la bruja salir por la puerta del laberinto. Tenía las prendas rasguñadas y rotas por algunas partes, se notaban raspaduras en su piel y manchas de lodo y tierra en sus mejillas y manos.

 

- Ay hermanita, que raro rompiendo cosas tu

 

Soltó una pequeña risita dándole a la bruja un poco de agua y un trapo para que se limpiase.

 

- Lo bueno es que has salido sana y salva, pudiendo superar las pruebas que tenías enfrente - le dio unos bichitos bolita a Bowtruckle - Me alegra saber que estás ... casi completa - volvió a reír haciendo que su hermana se acercara a la mesa - Bien, una última pregunta te separa de tu aprobado, y esa la tienes enfrente.

 

El vampiro separó a Princesa del pequeño árbol parecido a un bonsai. La bowtrckle estaba tranquila comiendo su almuerzo era por ésto que no se había sobresaltado.

 

- Te presento a una de mis tantos bowtruckles: Princesa. Ella es una de las más pequeñas pero no así deja de ser cascarrabia y peligrosa para aquellos que la molesten. Ahora, te preguntaras que hace aquí si no es una clase de criaturas mágicas - respiró hondo y prosiguió - Todo esto es parte de las tantas relaciones multidisciplinarias que guarda la Herbología con, en este caso, Criaturas Mágicas; y, como sabemos, muchos animales necesitan de las plantas, hongos y flores para sobrevivir, hacer sus hogares, etc. - colocó el pequeño árbol al lado de la criatura y, automáticamente, se colocó en posición defensiva como si alguien fuese a quitarle su hogar.

 

Miró a su hermana y sonrió sabiendo que ella conocería la respuesta a esto.

 

- ¿Que pasa si un mago quiere romper, molestar o talar el hogar de un Bowtruckle?

 

@

~ //

http://i.imgur.com/LZ2zUEj.gifhttp://i.imgur.com/C83rY.gif // ~

9DDDaoU.jpg

Crazy Awards 2018:

7F1CpeC.gif "El Romeo"

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.