Fabricantes de Mentiras (MM B: 95760)

[Anthony R. Dracony M.]

"Las cosas suceden siempre por alguna razón"... nuestras decisiones encaminan el rumbo que tomará nuestra vida... si... el peliverde pensó que tendría mucho tiempo que aguardar para la respuesta a su petición... pero un par de metros antes de marcharse, escucho aquella voz familiar, además de su nombre, claro, se giro esbozando una sonrisa por el gozo de volver a encontrarse con aquel mago...

 

-- Hola... estaba por irme creyendo que no se encontraba... celebro haberme equivocado, mmm se puede decir que si.-- Respondió el Ryvak mirando a los ojos de @ aunque se preguntaba si debía llamarlo por su nombre, no estaba seguro, pero lo vio acortar la distancia entre ellos y ofrecer su diestra en saludo cordial, a lo cual Dracony accedió de buen agrado pues le tiene aprecio al ex-profesor. Algunas cosas deseaba tener oportunidad de consultarle, pero siempre es mejor ir con calma. El Gryffindor pidió al hombre que se encontraba cercano a la puerta, que llevará café, a lo que el Ryvak aprovecho para aclarar al hombre -- No dudo que lo preparé usted bien, amable señor, pero me agrada más beber té, si usted puede, le agradecería una deliciosa porción de té de vainilla francesa por favor.-- Inclino un poco la cabeza para agradecer al hombre que Elvis llamo Caleb, el muchacho esperaba no complicarle la tarea, aunque aún no ha ocurrido, que la gente no cuente con té... pero si sabe que algunos magos se les dificulta hallar provisiones y quien se las suministre, pero tal vez el local de este mago, no tenga aquel problema.

 

-- Me extrañaría mucho más, si no hubiese polvo por las explosiones y estallidos que se suceden cada cuanto, la guerra es un hecho Elvis-- Respondió el peliverde, sus ojos miel no perdían detalle del comportamiento de su amigo, requería explicarse con él... se rasco cerca de su oreja mientras exploraba la posibilidad de una confidencia -- Ejem... ¿cuentas con alguna oficina en tu local? hay algo que deseo tratar en privado.

[Mael Blackfyre]

@@Anthony Ryvak Dracony

 

Sentí la cercanía del mago mientras estrechaba su mano. Aunque tampoco necesitaba estirarla demasiado. Siempre creía que la cordialidad era lo primero y era algo que agradecía no haber perdido. Amablemente, Anthony accedió a quedarse a compartir un momento. Aunque estaba seguro que más que un momento, era algo relacionado a la labor del negocio. No había llegado a acomodarme y ya tenía un posible trabajo. Era una buena señal.

 

— Oh, si, disculpa. Antepuse mis gustos personales ante los clientes. Es algo que puedo mejorar —le dije a Anthony ante su petición de tomar té en vez de tomar café. Caleb era un mago tan eficaz que ya había cargado las dos tazas de café, pero ante un movimiento nuevo de varita, golpeo la taza de café que se dio vuelta, y en el aire, el café se tornó en té y nos ofreció la bebida: —Aquí tienes, amigo…. Y llamame Elvis, no hay problema.

 

La mente. La mente era algo que se abría ante mis ojos. Y no quería admitirlo pero volver a un sitio rodeado de personas era como si un vampiro estuviera rodeado de fuentes repletas de sangre. Era un mago que respetaba a las personas conocidas, pero cuando el tema era rebuscar información, no podía evitarlo. Casi nadie conocía de mis habilidades. Y me aprovechaba ante eso. Las personas que eran capaces de bloquear a los magos como yo, se notaban a leguas, pero lamentablemente para el joven que tenía adelante, no era el caso. Pero iba a respetarlo, si.

 

— Suena interesante —le dije, dirigiéndole una seña con la cabeza para indicarle que me acompañara por donde había entrado yo. Agradecí a Caleb por el gesto y le indiqué que podía acomodar aquellos libros nuevos. Y que se deshiciera del polvo y suciedad que estaba en la entrada del negocio. Cuando avanzamos por el local, entre algunas mesas de objetos y bibliotecas, aproveché a retomar la charla: — A veces los magos y brujas también se afectan por la magia de los locales ¿no crees? Mi negocio tiene como objetivo pasar desapercibido para la gente que no necesita algo en específico. Y al parecer, para la guerra no fue necesario éste sitio.

 

Comenté ante Anthony, que justo había nombrado lo que más necesitaba saber. Le di algunos sorbos a mi café hasta que llegamos atrás del negocio. Ese sitio era simple, claramente. Era una especie de cuarto resguardado ante las miradas de otros posibles clientes. Sin contar que no podían escuchar ni ver de ninguna manera. Si un cliente llegaba con un pedido especial, se suponía que solamente teníamos que saberlo los que estábamos allí dentro. Lo invité a pasar y a sentarse, mientras le preguntaba.

 

— Hablando de guerra. ¿Qué me puedes decir para ponerme al dia? Supe de los búlgaros enviando ése dragón al ministerio. De la renuncia de los altos mandatarios y algunos cambios más. Pero no más —ni hablar de las escuelas y los bandos. Pero solamente podía preguntarle sobre lo civil. Cerré la puerta. Algunas lámparas iluminaron la habitación con una tenue luz amarillenta. Y una pequeña fuente empezó a borbotear agua apaciblemente. Subían y bajaban chispas violáceas.

[Anthony R. Dracony M.]

Ryvak recibió la bebida que es su favorita esbozando una leve sonrisa... el muchacho no toleraba el café y por lo general evitaba beber alcohol, era el principal motivo por lo que rehuía ir algunos sitios, una decisión tomada por el peliverde por aquel nefasto suceso cuando tenía trece y perdió la amistad de su primer amigo debido haber abusado del licor, así que era su costumbre solo beber té.

 

-- Gracias Elvis -- respondió contento de poder hablarle más en confianza por su nombre y le siguió atendiendo a ese gesto que con sutileza realizó con su cabeza, el ojimiel no había visto aquella puerta al fondo del local, los objetos sobre las mesas como las grandes pilas de libros, ocultaban aquella puerta de madera oscura y se suma la escasa luz que solo quien conociese la ubicación de la puerta, podía ir a ella sin dificultad. El mago peino su cabello verde con la mano abierta, para hacer hacia atrás el largo fleco que cubría su lado izquierdo de su cara, deseaba evitar tropezar con algún objeto, daba gracias mentalmente porque Elvis accedió a hablar con él en privado y el peliverde se sintió más a resguardo cuando llegaron a ese cuarto donde el Gryffindor le solicito más datos sobre la guerra.

 

@ cerró la puerta y Ryvak dejo salir el aire de sus pulmones antes de tomar asiento en una de las sillas, dejar la taza de té sobre la superficie de aquella mesa, entrelazó los dedos de sus manos apoyando los codos sobre la mesa... era mucho lo que podía decir, así que solo era ordenar sus recuerdos...

 

-- Bueno, la locura afectó a todos con aquella declaración de guerra, la muerte del dragón fue algo que hizo mucha mella en el país, se trato de parar aquella amenaza, pero los búlgaros lograron alianzas que les hicieron más fuertes, como bien dijiste los antiguos mandatarios dejaron sus cargos y no se podía dejar al país sin representante, se hicieron postulaciones y luego elecciones -- El Dracony hizo pausa para dar un sorbo de té... está fuera de lugar que le comente al Gryffindor, que él fue uno de los tres candidatos fuertes a ocupar el puesto de Ministro de Magia... pero a pesar de que en aquel momento se sintió orgulloso de que le reconocieran su labor y trayectoria, era normal que no logrará el nombramiento al ser tan joven... le falta mucha más experiencia con la política y eso fue lo que inclinó la balanza a favor del Black que si la posee.-- Hubo una tregua a la guerra, fuimos convocados al colegio Durmstrang para un intento de restablecer la paz, de esto no puedo decir más lo que mis dos amigos me refirieron, pues yo no acudí a dicho encuentro, pero Asrael y Alejandro Quijano, me hablaron de una reina de Hielo que intento con sus gigantes de hielo, congelar a toda Europa, aquellos magos del consenso, le detuvieron en aquel desesperado plan, lo que quedo en el aire fue si la reina se unió a los búlgaros y la guerra sigue hasta el momento, muchos han marchado a otros países llevandose a sus familias, pero los que no decidieron hacerlo (o no pudieron), están vulnerables, mucho más expuestos que nunca porque no hay modo de defenderse completamente... debido a la guerra es que tengo algunas peticiones que hacerte...-- Dracony inclina su cuerpo hacia el frente extendiendo su brazo sobre la mesa... con el intento de tomar la mano del ex-profesor para solicitar su apoyo y ayuda.

[Mael Blackfyre]

@@Anthony Ryvak Dracony

 

Pude observar como Anthony se acomodaba lentamente en aquella especie de oficina. Era una mesa pequeña con algunas sillas. Incluso había unos cómodos sillones. Pero era lo necesario para encontrarse, hablar de los servicios y nada más. Mientras aquel mago empezaba el relato, no pude volver a dejarme llevar por sus ojos. Su boca contaba la misma historia así que podía considerarlo un mago sincero. Y de confianza. Como pocos allí en el mundo mágico. Tomé asiento al lado de él.

 

— Aaron Black Lestrange. Es una locura—comenté entre murmullos. Los recuerdos de Anthony aparecían casi en la superficie de sus ojos. No necesitaba adentrarme demasiado para saber aquello. Aquellas palabras salieron despedidas de mi boca como un suspiro y negué con la cabeza. El mundo mágico se había ido literalmente al demonio con aquel nuevo ministro elegido. ¿Dragón muerto en el Ministerio? ¿Reina de hielo? ¿Gente escapándose? Tal vez aquella era una de las razones la cual la Gryffindor estaba casi desierta.

 

— Te agradezco la información, amigo. No me he encontrado con las personas que quería encontrarme. Y como podrás deducir, mis contactos tampoco están cerca —el joven agarró mi mano y lo miré. Favor se pagaba con favor. Y tenía que continuar con aquella información. No por nada había regresado a la Orden del Fénix—. ¿Son ciertos los rumores del Estatuto? Es una locura. ¡Una locura! Debemos tener cuidado. ¿No crees? Dime, por favor, a qué has venido. Disculpa por haberme desviado.

[Anthony R. Dracony M.]

Elvis le escuchaba muy atento, Ryvak se esforzó por resumir todos aquellos difíciles meses desde que hubo la declaración de guerra, eran tantos los malos y preocupantes sucesos, que opto por solo mencionar los más importantes, había sido too un caos y más increíble que aún se tuviese esperanza de que tal vez las cosas cambiaran...

 

Dracony tiene un vacío que cinco años de investigación, no lograron desaparecer todas aquellas preguntas sobre su persona, pero en las últimas semanas, Anthony se convenció de que solo quedaba aquel camino que tanto había rehuído...un extraño brillo cruzo en sus ojos miel que se entrecerraron un poco al responderle al Gryffindor:

 

-- De sobra se sabe que no solo se debe tener cuidado, también se requiere algo que ya no se practicaba...-- Respondió el joven peliverde, una cosa era que él fuese sobreviviente de la guerra mágica anterior, una "suerte" el haber sido ocultado entre los muggles, en un extraño esfuerzo en el que se borraron todas las pistas de los suyos... Anthony ignoraba a que edad suya sus progenitores se mataron, pero la realidad exigía cambiar o perecer sin siquiera poder levantar la varita.... mordió un poco su labio inferior... si contará con la guía de Reacon, pero se encuentra solo y no había otro modo...su gesto facial se mostró hosco al empezar a explicar aquello que guardo con tanto celo...

 

-- A unos cuantos de nosotros se nos confió una verdad que se ha mantenido en secreto, las ancestrales fuentes mágicas están en riesgo de ser destruidas, hay quienes suponen que pueden adueñarse de esas fuentes y apropiarse de la magia para su uso exclusivo, pero eso es lo más absurdo y codicioso al mismo tiempo, si lo intentan, solo provocaran un nefasto fin para nuestro mundo: ¡que la magia desaparezca! se requiere luchar para evitar tan egoísta propósito, porque tales magos y brujas no entienden con razones, por eso es que he acudido hoy a ti, ¡ayúdame para aprender a luchar! también Adrian Wild desea hacerlo, necesitamos aprender a defendernos...¿que nos respondes?¿nos ayudaras? @

[Mael Blackfyre]

Asentí lentamente a las palabras del mago. Miraba a un punto y luego a otro, intentando unir algunos lazos que me habían quedado suelto en su momento. Pero el joven mago me estaba tirando muchísima más información que de momento no estaba al tanto. Al parecer el Secreto del Estatuto no era una simple promesa de permanecer ocultos. Pero aquello Anthony lo sabía. Suspiré y apoyé una mano en su hombro.

 

— Claro que cuentas conmigo. Pero no como un cliente, sino como un amigo —apreté un poco más su hombro y le dirigí una sonrisa. Luego me hice un poco hacia atrás, apoyándome en el respaldo de aquella silla—. Primero necesitas calmarte. Toma aire. Y quiero que sepas algo: nunca la comunidad mágica ha estado tranquila, y lo sabes. Grindelwald ha amenazado con ello. El mismísimo Señor Tenebroso. Y en el resto del mundo ocurre igual. ¿Una guerra entre Bulgaria e Inglaterra?

 

Sonreí ante aquello con gracia. Pero no se lo contaba para burlarme de los sucesos, sino para que viera lo mismo que yo.

 

— Todo el tiempo estamos amenazados a ello. Respira y ten en cuenta que siempre hay una solución, ¿Si? —le guiñe un ojo y termine mi café con algunos sorbos más. Deje la taza que automáticamente desapareció—. Pero para ayudarte necesito más información. ¿Quiénes son los que quieren adueñarse? ¿Y dónde están esas fuentes? —eran muchas preguntas. Pero lanzarme contra eso era como lanzarme al vacío—. ¡Adrián! Si, es un amigo. ¿Y con quién más contamos? ¿Quiénes más saben ése secreto?

 

 

@@Anthony Ryvak Dracony

[Anthony R. Dracony M.]

Ryvak lo intentaba... tal como pedía Elvis y que él mismo recordaba como Reacon le recalcaba seguido: "Mantén tu cabeza fría"... pero al Ryvak le producía un temor que los tiempos se volvieran a encrudecer con muertes sin ton ni son, con aquel peligro de llegar a dudar de todo mundo... se obligo a respirar profundo, eso siempre le ayudaba, Anna Ryddleturn le enlisto consejos para desestresarse más fácil y ahora lo necesitaba, contó mentalmente y bebió de aquel té.

 

Anthony también sonrió al escuchar a @ confirmando su amistad... eso terminó por calmarlo y esperaba que @@Adrian Wild les alcanzará en aquella reunión sugerida por el Dracony vía lechuza, porque para el peliverde, Elvis era el mago indicado para brindarles una esperanza tangible.

 

--Gracias-- Dijo sonriendo, aquello era bueno, muy bueno, después de que se habían sentido "dentro de un callejón sin salida" ante la problematica, era una noticia tranquilizadora, se recargo sobre el respaldo de la silla y siguió con aquella confidencia que no había develado antes.

 

-- Pues la alerta llegó a la par de la declaración de guerra, así que para algunos fue confuso, podría asegurar que solo muy pocos prestaron atención a ello, Lunita fue informada como dirigente de los Aurores, Lisa y Moody por ser las miembros de la defensiva Ministerial, mi amiga Viviana, los dirigentes anteriores que priorizaron atender el cuidado de las fuentes ancestrales de la Magia primordial, además de Misterios, pues en ese tiempo, se considero prioritario hallar más información de la situación de Inglaterra. ¿Quienes las buscan? se considera que varios dirigentes de los países bajos, eso es lo que sé, perdón si no es mucho, pero hubo que tomar decisiones y una de ella fue que deje la Dirección de Misterios y acepte un cargo que me coloca muy cerca de donde hay dos fuentes ancestrales mágicas, mi intento es resguardarlas.

[Mael Blackfyre]

Volví a asentir con la cabeza. En aquel momento tuve la necesidad de tomar otro café. Aquella bebida me inspiraba a mantenerme dentro de mi cabeza y analizar todo un poco mejor. Pero no había demasiado tiempo. Lo que Anthony me estaba explicado, solamente lograba que se abra un abanico lleno de información con miles de caminos que recorrer. Abrí los ojos ante la explicación de todos los que estaban enterados por aquellos secretos. No quería hacerlo, pero el joven de cabello verde, no me terminaba de explicar. Tomé aire, solo tardaría lo que el joven tardaba en abrir y cerrar los ojos por un parpadeo.

 

Miré sus ojos. Las pupilas negras se abrieron tanto que todo quedó oscuro. Era como si me hubiera metido en un pozo ciego.

 

Había mucha gente.

 

No me centré en ningún rostro en particular.

 

Apareció un dragón en el Atrio del Ministerio. Todo en llamas.

 

Luego aparecieron unas figuras como Las Figuras. Eran varias y estaban relacionadas de alguna manera con bulgaria.

 

El ascenso del nuevo Ministro. Aaron. Ésa imagen era más nueva.

 

Pude ver unas figuras renunciando a su puesto. Eran Mack y Crazy. La voz de ella leía: El sacrificio debe hacerse. Cuando los antiguos retornen

al hogar abandonado. No antes. No después. ¡Abandonad el poder los poderosos!

 

Magia antigua. Unas fuentes que se iban disipando.

 

Una institución enorme se impone ante mi. Aquel emblema claramente era de Durmstrang.

 

 

Me salí de la mente de Anthony. ¿Habían pasado tres segundos? seguro que si. Asentí a sus palabras. — Son muchas personas, según. Asi que creo que podemos empezar por ahí, ver quien puede sumarse a la causa y ver de que manera proteger ésas fuentes. ¿No crees? Tienes mi varita a mi disposición —le comenté, levantándome. ¿Era hora de irnos? Aquella acción lo había hecho porque la profecía que ahora recordaba en mi cabeza, hablaba de una etapa donde no se podría frenar tan fácil. Hablaba de fines y de caídas. La renuncia de los mandatarios altos tenía algo que ver. ¿Y de mi? Personalmente estaba desgastado. Y la familia Gryffindor. Parecía como si hubiera llegado a un desierto mismo. Tuve que comentárselo al joven: — Soy un Auror jubilado ya. Pero los conocimientos, magia y habilidades aún las mantengo. Aprovechemos eso mientras podamos.

 

@@Anthony Ryvak Dracony

[Adrian Wild]

Crucé el umbral de la puerta mientras me descubría la cabeza, dejando que la amplia capucha de la capa de viaje grisácea cayera sobre mis hombros. Al parecer el viejo tablón de madera que permitía el acceso al lugar no era lo único reseco y árido. Todo allí dentro parecía un desierto de polvo, oscuro y asfixiante, repleto de tomos enormes y libros deshojados que habían olvidado lo que era que unas manos los rozasen y acariciasen sus páginas. ¿Cómo se podía tener una librería tan desatendida? Era cierto que yo no era el más indicado para criticar el desatender un negocio, pero desde que había abierto el Ars & Vita, nunca lo había dejado desatendido del todo y contaba con un equipo de elfos que permitían que todo siguiera funcionando aún cuando yo no pudiera ocuparme.

 

Pasé mi mano izquierda sobre alguno de aquellos libros, sintiendo cómo el cuero que los encuadernaba se estremecía ante la relativa calidez de mis dedos. Curioso lugar para llevar a cabo nuestro propósito. Sí, evidentenemente estaba allí por una invitación, ¿por qué si no iba a entrar en un sitio como aquel? Hubiera pasado completamente desapercibido ante mi mirada; de hecho así había sido durante todo aquel tiempo. No me di cuenta de la montaña de libros en la que mi capa se había engachado, por lo que me aparté de un salto empuñando a Dror de inmediato cuando los libros se desparramaron por el suelo a mi paso.

 

- Gaste cuidado, caballero. Dudo que los libros le puedan atacar.

 

Me giré de inmediato, apuntando en dirección a la voz que me interpelaba. Descubrí que, a un metro escaso de la punta de la varita, un anciano rostro de perlados ojos agrandados por anteojos y un curioso sombrero de punta me observaba con calmada respiración y una sonrisa en los casi inapreciables labios.

 

- Disculpe, señor --dije inclinando la cabeza y guardando de nuevo a Dror--. Se respira demasiada tensión en las calles y... Hay gestos que se han vuelto involuntarios --me excusé--. Buscaba a Anthony Ryvak, recibí su lechuza hace una hora citándome en este lugar.

 

Ciertamente las cosas estaban muy tensas aquellos días, y más aún lo había estado yo con demasiadas empresas que llevar a cabo. No era de extrañar que, en mitad de todo ese movimiento, de todas mis pesquisas y exploraciones, hubiera conocido al joven de pelo verde que me había suscitado cierto interés de pensamiento y acción. Él mismo, en una de aquellas conversaciones de las que nos habíamos hecho frecuentes en locales donde se servían tragos e historias sin medida, me había informado sobre las profecías que hacía unos meses habían sido descubiertas, de su contenido y de la importancia del misterio de las fuentes sagradas. El tiempo de recuperación que tuve que otorgarme tras el suceso en la mazmorra de Lázarus, todo lo que ya rondaba por mi cabeza, se vió alentado a actuar ante el inminente temor de que todo el mundo que conocíamos hasta la fecha pudiese cambiar tresciento sesenta grados. Y Anthony me había propuesto entrenarnos para enfrentar lo que estaba por venir... Lo que ya había llegado.

 

 

 

 

@ @@Anthony Ryvak Dracony

Editado 1 de Abril del 2020 por Adrian Wild

[Mael Blackfyre]

Hablando con Anthony, pude escuchar cierto ruido en la parte delantera. No habían activado el protocolo para contratar nuestros servicios, por lo que podía ser cualquier cliente que quería ir a ver, solamente por ver. Era raro, generalmente la gente no entraba por mero gusto. O por lo menos no estaban implementados aquellos encantamientos de ésa manera. Eran tan sutiles que incluso alejaba a cualquier persona para que no entre, ésa era la idea.

— Disculpa, Anthony…

Le comenté al chico y me levanté. Abrí la puerta para asomarme y recibir a aquella persona pero la voz del viejo Caleb me daba por hecho que ya había sido tarde. Entrecerré los ojos y pude ver que de algún lado conocía al chico. “¡Adrián!” pensé, mirando a Anthony y avisándole que había llegado. En ése momento, el recepcionista asintió con su cabeza y le hizo algunas señas para mostrarle justo donde yo estaba parado.

— Aquí, Adrían. Se encuentra Anthony conmigo, pasa.

Le di la bienvenida al joven recién llegado. Avancé unos pasos para mostrarme a Adrián y que éste pudiera acomodarse en la oficina en la que me había puesto al dia. Esquivé algunos libros y le di la mano, hacia demasiado tiempo que no lo veía.

— Que bueno verte, joven. ¿Hace cuánto tiempo que no nos cruzábamos? Pasa pasa… ¿Quieres tomar algo?

@@Adrian Wild @@Anthony Ryvak Dracony