El Secreto de los Centauros

[Mica Gryffindor]

Mazmorra: El Secreto de los Centauros
Nivel mínimo: 12
Participantes: Mínimo 3 jugadores - Máximo 6 jugadores (modalidad grupo)
Repeticiones: Una vez por semana (los roles tienen que ser diferentes, no se admiten copias)
Experiencia: Por cada vez que se realice completa da 8 puntos en el apartado de Mazmorras.




En el bosque de la Selva negra alemana, una manada de centauros guarda un terrible secreto.

Consigue un grupo de amigos y descubre el secreto que guardan los centauros. El MACUSA ofrece suculentas recompensas.


Hitos de la Mazmorra:

Debéis hacer entre todos los posteos de rol y dados que se indican en estos hitos (mínimo 15 líneas cada posteo de rol).

Los objetos y criaturas del Magic Mall que se piden, deben estar en la ficha de personaje al momento de comenzar esta mazmorra. No se gastan, una vez en ficha, pueden usarse todas las veces que se quiera para realizar la mazmorra. Si lo que se piden son consumibles, sí se gastarán y sus normas de uso serán las estipuladas para este tipo de objetos.

Hay que tener en cuenta las instrucciones para el manejo de dados. No nos hacemos responsables si los dados cambian de valor por no haber seguido bien las instrucciones indicadas.

Te recomendamos leer bien los hitos de la mazmorra que se detallan a continuación.


Primeros 15 posteos (rol): Llegas a la Selva Negra, un misterioso bosque en el sur de Alemania, donde la magia es fuerte, poderosa y antigua. En lo más profundo del bosque, vive una manada de centauros que afirma haber leído en las estrellas una terrible profecía. Busca el lugar donde viven los centauros, pero ten cuidado, el bosque está lleno de peligrosas criaturas y terribles misterios.


Posteos 16-17 (rol): Después de los 15 primeros posteos, os encontraréis con Argon, una terrible acromántula, de poderes excepcionales. Además no estará sola, la acompaña un ejército de acromántulas feroces. Rolead el encuentro y el inicio de la batalla. Para vencerlos, deberéis invocar la entrada a un pasadizo secreto que os permita escapar. Este pasadizo aparecerá dependiendo del resultado de la tirada de dados siguiente.


Posteo 18 (dados): Lanzad los dados para invocar el pasadizo secreto. Debeis lanzar 1 dado de 10 caras + multiplicador, cada uno de los miembros de la party, en los posteos 18 y siguientes. Sólo se lanza el dado, en dichos posteos. El multiplicador que se añadirá al dado tendrá el siguiente valor para cada personaje del grupo:

multiplicador = (nivel del personaje + nivel del set que esté utilizando)/2

El dado que lance cada miembro del grupo será, por tanto:

[roll]1d10+multiplicador[/roll]

• Se sumarán los resultados de todos los miembros del grupo. Si la suma total es mayor o igual a 30, el pasadizo aparecerá ante vuestro ojos y logaréis escapar con éxito.
• Si la suma total .es menor que 30, no lográis escapar. Podéis rolear la derrota, si queréis, pero deberéis abandonar la mazmorra e intentarlo de nuevo a la siguiente semana, comenzando desde el principio (mazmorra nueva).

Siguientes posteos hasta el posteo 30 (rol): Una vez superada la batalla con las acromántulas, avanzaréis por el bosque hasta donde viven los centauros.

Posteos 31-55 (rol): Cuando lleguéis al posteo 31, os encontraréis rodeados de la manada de centauros. Debéis convencerlos para que os revelen la profecía y tendréis que utilizar, para ello, los conocimientos de Adivinación, Astronomía y Cuidado de Criaturas mágicas 5 veces en total cada uno de ellos a lo largo de los 5 posteos (resaltarlos en rojo y negrita cuando los utilicéis). Además, necesitaréis una bola de cristal y un astrolabio, adquiridos previamente en el Magic Mall (resaltar los objetos en rojo y negrita cuando los utilicéis). No obstante, los centauros, en el mejor de los casos, sólo os revelarán una parte de la misma. Lanzad los dados para determinar si os la revelan.


Posteo 36 y siguientes (dados): La profecía tiene 2 partes. Lanzad los dados para determinar si los centauros os revelan la primera parte. Debeis lanzar 1 dado de 10 caras + multiplicador, cada uno de los miembros de la party, en los posteos 36 y siguientes. Sólo se lanza el dado, en dichos posteos. El multiplicador que se añadirá al dado tendrá el siguiente valor para cada personaje del grupo:

multiplicador = (nivel del personaje + nivel del set que esté utilizando)/2

El dado que lance cada miembro del grupo será, por tanto:

[roll]1d10+multiplicador[/roll]

• Se sumarán los resultados de todos los miembros del grupo. Si la suma total es mayor o igual a 35, os revelarán la primera parte de la profecía.
• Si la suma total es menor que 35, los centauros os atacan y deberéis salir del bosque. Podéis rolear la derrota, si queréis, pero deberéis abandonar la mazmorra e intentarlo de nuevo a la siguiente semana, comenzando desde el principio (mazmorra nueva).

Siguientes posteos hasta el posteo 50 (rol): Rolead la profecía que habéis encontrado. Después, deberéis visitar la Cueva de Berenci, un viejo centauro vidente que vive aislado del resto de la manada en un lugar de extremo peligro, rodeado de las criaturas más peligrosas, maldiciones y encantamientos de artes oscuras. Berenci os retará a un duelo para otorgaros la segunda parte de la profecía.

Posteos 51 - 56 (rol): Al llegar al posteo 51 os encontraréis con Berenci. Usará todas sus malas artes para venceros, pero podéis lograr ganar si usáis 15 hechizos no repetidos + conocimiento de Maldiciones + Conocimiento de Artes Oscuras (resaltar los usos con rojo y negrita). Además, en todos los posteos, deberéis invocar a el poder de las estrellas, incluyendo abajo de cada posteo el nombre de 10 estrellas diferentes.

Posteos 57 - 62 (rol): Una vez que hayáis vencido a Berenci, éste os entregará la segunda parte de la profecía. Roleadla y volved al lugar donde se encuentra la manada de centauros. Deberéis realizar con ellos el ritual de las Estrellas y convencerles de que haréis buen uso del secreto que os ha sido revelado.

El ritual de las estrellas es una antigua ceremonia entre los centauros, para invocar la protección y guía de las estrellas. En él se pone a prueba la bendición de las estrellas. En una noche sin luna, cuando las estrellas son más visibles en el cielo nocturno, aquel que se va a iniciar en los secretos estelares se coloca en el centro de un círculo. Todos los centauros lanzarán sus flechas, apuntando directo a su corazón, pero el que se inicia en estos secretos, debe invocar la guía de las estrellas y su poder adivinatorio, para saber apartarse de las flechas, antes de que éstas alcancen su objetivo.

Cada participante lanzará los dados para saber si las flechas le impactan. Si todos los partipantes mueren, los centauros atacarán. Si queda al menos 1 participante vivo, los centauros los considerarán dignos de conocer el secreto y revivirán a aquellos que hayan muerto, logrando todos ellos completar la mazmorra.


Posteo 63 y siguientes (dados): Lanzad los dados para realizar el ritual de las estrellas. Debeis lanzar 1 dado de 2 caras cada uno de los miembros de la party, en los posteos 63 y siguientes. Sólo se lanza el dado, en dichos posteos.

El dado que lance cada miembro del grupo será, por tanto:

[roll]1d2[/roll]

• Si el resultado es 1, el participante sobrevive.
• Si el resultado es 2, las flechas le alcanzan y el participante muere.
• En caso de que quede 1 miembro del grupo vivo, los centauros considerarán dignos a todos y revivirán a los que murieron.
• En caso de que todos los miembros del grupo mueran, los centauros os atacarán y os expulsarán del bosque por indignos, haciendo que la profecía desaparezca de vuestras mentes. Podéis rolear la derrota, si queréis, pero deberéis abandonar la mazmorra e intentarlo de nuevo a la siguiente semana, comenzando desde el principio (mazmorra nueva).

Últimos posteos para determinar las recompensas (dados): Lanza los dados una última vez para determinar las recompensas conseguidas por vencer a las acromántulas, conseguir las dos partes de la profecía y realizar con éxito el ritual de las estrellas. Si completaste la mazmorra, pasaste con éxito el Ritual de las Estrellas, conseguiste las dos partes de la profecía y venciste a las acromántulas, lanza 4 dados de 30 caras (sin multiplicador), uno por cada prueba. El primer resultado, determinará las recompensas por vencer a las aromántulas, el segundo será para fijar las recompensas por la primera parte de la profecía, el tercero por la segunda parte de la profecía y el cuarto por conseguir realizar con éxito el ritual de las estrellas.

Si abandonaste la mazmorra antes de finalizarla, por haber sido derrotado, lanza también los dados, si llegaste a derrotar a las acromántulas o a conseguir las partes de la profecía. Lanza tantos dados como pruebas hayas conseguido.

Si derrotaste a las acromántulas, conseguiste las 2 partes de la profecía y completaste el ritual de las estrellas:

[roll]4d30[/roll]

Si derrotaste a las acromántulas y conseguiste las 2 partes de la profecía:

[roll]3d30[/roll]

Si derrotaste a las acromántulas y conseguiste 1 parte de la profecía:

[roll]2d30[/roll]

Si sólo conseguiste derrotar a las acromántulas:

[roll]1d30[/roll]

Recompensas:

Por derrotar a las acromántulas:

• Si el resultado es < 6
  • 2.000 G
  • 10 Polvo de estrellas
  • 10 Colas de cometa
  • 5 Éter
  • 5 Hierba de Plata
  • 5 Flores Lunares de Nueva Zelanda
• Si el resultado es 6 - 10
  • 1.000 G
  • 5 Éter
  • 5 Hierba de Plata
  • 5 Flores Lunares de Nueva Zelanda
• Si el resultado es 11 -- 25
  • 500 G
  • 5 Hierba de Plata
  • 5 Flores Lunares de Nueva Zelanda
• Si el resultado es > 25
  • 5 Hierba de Plata
  • 5 Flores Lunares de Nueva Zelanda

Por conseguir la primera parte de la profecía:

• Si el resultado es < 6
  • 2.000 G
  • 10 Polvo de estrellas
  • 10 Colas de cometa
  • 5 Éter
  • 5 Hierba de Plata
  • 5 Flores Lunares de Nueva Zelanda
  • 1 Metal iridiscente Estelar
  • 1 Esquirla estelar de Andrómeda
• Si el resultado es 6 - 10
  • 1.000 G
  • 5 Éter
  • 5 Hierba de Plata
  • 5 Flores Lunares de Nueva Zelanda
  • 1 Esquirla estelar de Andrómeda
• Si el resultado es 11 -- 25
  • 500 G
  • 5 Éter
  • 5 Hierba de Plata
• Si el resultado es > 25
  • 5 Éter
  • 5 Hierba de Plata

Por conseguir la segunda parte de la profecía:

• Si el resultado es < 6
  • 3.000 G
  • 10 Polvo de estrellas
  • 10 Colas de cometa
  • 5 Éter
  • 5 Hierba de Plata
  • 5 Flores Lunares de Nueva Zelanda
  • 1 Metal iridiscente Estelar
  • 1 Esquirla estelar de Andrómeda
• Si el resultado es 6 - 10
  • 2.000 G
  • 5 Éter
  • 5 Hierba de Plata
  • 5 Flores Lunares de Nueva Zelanda
  • 1 Esquirla estelar de Andrómeda
• Si el resultado es 11 -- 25
  • 1.000 G
  • 5 Éter
  • 5 Hierba de Plata
• Si el resultado es > 25
  • 500 G
  • 5 Éter
  • 5 Hierba de Plata

Por el éxito en el ritual de las estrellas y completar la Mazmorra:

En todos los casos: 8 puntos para el apartado de Mazmorras.

Recompensas en función del dado:

• Si el resultado es < 6
  • 4.000 G
  • 15 Polvo de estrellas
  • 15 Colas de cometa
  • 10 Éter
  • 10 Hierba de Plata
  • 10 Flores Lunares de Nueva Zelanda
  • 2 Metal iridiscente Estelar
  • 2 Esquirla estelar de Andrómeda
• Si el resultado es 6 - 10
  • 3.000 G
  • 10 Polvo de estrellas
  • 10 Colas de cometa
  • 10 Éter
  • 10 Hierba de Plata
  • 10 Flores Lunares de Nueva Zelanda
  • 1 Metal Iridiscente Estelar
  • 1 Esquirla estelar de Andrómeda
• Si el resultado es 11 -- 25
  • 2.000 G
  • 5 Polvo de estrellas
  • 5 Colas de cometa
  • 5 Éter
  • 5 Hierba de Plata
  • 5 Flores Lunares de Nueva Zelanda
• Si el resultado es > 25
  • 1000 G
  • 5 Polvo de estrellas
  • 5 Colas de cometa
  • 5 Éter
  • 5 Hierba de Plata

Posteos opcionales:

Si has completado la mazmorra, podéis hacer un posteos adicionales roleando las recompensas y el reporte al MACUSA de lo que has descubierto en la Mazmorra.

[Valky]

http://i.imgur.com/55Nqaee.png?1

Luego de revisar se confirma que se cuentan con los requisitos necesarios para dar inicio a la mazmorra. La mazmorra es aprobada y a partir de ahora se puede dar inicio a la misma.

Únicamente se tendrán en cuenta los posts que sean realizados posterior a este.

Atentamente,

Kaori M.

Moderador/a Global de HarryLatino.org

[Mica Gryffindor]

Suspiró. Estaba algo nerviosa, si bien se había buscado un grupo hábil entre sus compañeros de bando, incentivándolos a sumarse a aquella contienda. Preparó con cuidado sus pertenencias, cargando en una mochila algunas pociones que creía necesarias, junto con su bola de cristal y su astrolabio. Estos, eran recientes adquisiciones con los cuales no había aún podido experimentar, sin embargo, contaba con compañeros mucho más dotados de conocimientos al respecto. Se colgó la mochila al hombro antes de echar una última mirada a su imagen en el espejo.

Había escogido para vestir un suelto pantalón marrón, para asegurarse que no bloquease ninguno de sus movimientos, y una blusa al cuerpo de color verde musgo. Había escogido con cuidado los colores, en vista de que el sitio de reunión sería precisamente un bosque, y sería más fácil camuflarse con el paisaje de ser necesario. Finalizaban su vestuario unas botas de viaje color marrón oscuro. Su cabello se acomodaba en una larga trenza a sus espaldas, prolija y cómoda. De su cuello pendían, desde siempre, dos fénix plateados que tenían para ella mucho valor.

Una vez se sintió lista, tomó su varita y salió del local en que se albergaba. Mordió sus labios de forma algo nerviosa antes de concentrarse para desaparecer desde allí, con los lindes de la selva alemana como destino.

Al llegar estaba atardeciendo. Observó unos momentos hacia la zona en que los árboles empezaban a crecer cada vez más juntos mientras su corazón se aceleraba un poco. Estaba ansiosa por emprender aquella nueva aventura, pero no podía ocultar cierto temor, pues las noticias que podrían hallar allí podían no ser del todo alentadoras… o al menos eso era lo que se murmuraba. Si bien nunca había estado cerca de un centauro, sentía mucha curiosidad por conocerlos, aún esperando que su “invasión” a sus tierras no les resultase del todo amigable y sin saber cómo los recibirían. En fin, era hora de intentarlo.

-Expecto Patronum- murmuró, antes de ver cómo de la punta de su varita surgían cinco leonas plateadas, las cuales se posaron grácilmente frente a ella, esperando sus órdenes. Una a una las fue enviando hacia sus distintos destinos: Martín, Mackenzie, Sophia, Nate y Ellie. Las observó mientras se marchaban hasta desaparecer en el terreno que empezaba a tornarse más oscuro. Ya casi era el momento, esperaba que todos pudiesen sumarse antes de que la oscuridad fuera total, aunque las estrellas más osadas empezaban a divisarse.

No era una persona miedosa, pero aquel sitio la llevaba a desconfiar un poco. Se acercó a un gran árbol mientras esperaba, y se sentó de espaldas al grueso tronco. Al menos así, nadie podría atacarla por la espalda en forma sorpresiva. Ya pronto no se encontraría sola…

[Sophie Elizabeth Granger]

Su fallo en la torre la molestaba bastante y la dejaba sin razones para estar lejos de Inglaterra pero cuando su prima le había propuesto la aventura en la Selva Negra en Alemania la había puesto de buen humor. Tenia ya varios días con la mochila lista para salir de inmediato en cuanto Mica los llamara. Aquello no tardo en suceder, apenas comenzó a atardecer un patronus atravesó la ventana de su habitación en el refugio y le llevo un mensaje. El punto de encuentro era al inicio del bosque, justo donde los arboles comenzaban a estar mas cerrados y la oscuridad era mas marcada. Se sujeto el cabello y se miro al espejo, siempre parecía traer uniforme, pantalón y blusa negra, solo cambiaba a veces alguna vista en la blusa o en el pantalón pero esta vez solo usaba negro. Recogió la mochila de la cama y reviso que viniera todo y una vez que estuvo segura abrió un portal y apareció frente a su prima

 

- Hola, veo que soy la primera, hazme un espació - dijo con una sonrisa mientras se dejaba caer en el suelo junto a ella. Miro hacia el cielo y las primeras estrellas comenzaban ya a brillar en el cielo de Alemania. Cerro los ojos un segundo y dejo que el ruido del bosque tras ellas llenara sus

oídos, los cuales no eran muchos, eso si que era raro.

 

- Ese bosque si que es extraño, por la hora los animales nocturnos deberían estar empezando a salir pero apenas escucho algunos ruidos a la distancia. - le comento mientras miraba de reojo hacia atrás, hacia el bosque. Saco un mazo de cartas del tarot que había conseguido en una tienda muggle y lo barajeo un par de veces, saco una carta al azar y la miro con desagrado. Guardo las cartas sin decir nada, no quería que su prima ni sus compañeros se sugestionaran y eso llevara a mal termino la misión así que se guardo la lectura para si misma pero mientras esperaban comenzó a idear planes para escapar si las cosas se descontrolaban

 

Se recargo de nuevo en el arból con las manos atrás de cabeza a manera de almohada y cerro los ojos, dejo que la brisa fresca le pegara en la cara y disfruto de la sensación de esta en su pálida piel y por un momento pensó en que no tenia problemas ni tristezas ni un peligro inminente que enfrentar en aquel lindo pero tenebroso lugar

[Martin N Roses]

El humo de los cigarros se extendía por todo el ambiente de aquella taberna de mala muerte del centro de Berlín. En una de las mesas apartadas se hallaba Black, solitario, bebiendo lentamente un whiskey de fuego. De vez en cuando levantaba su mirada perla para observar el nefasto clima que lo rodeaba. No hablaba ni una palabra en alemán pero aun así habían sido suficientes un par de señas para pedir su elixir y pagar por él.

 

Con el ceño fruncido y de brazos cruzados, esperaba. Una capa negra semejante a sus cabellos cubría sus oscuros ropajes. Contra todo pronóstico para la estación invernal, no eran pesados sino bastante ligeros. Pronto tendría una misión desafiante y estaba preparado.

 

Cuando sintió que dos hombres ebrios empezaron a elevar la voz en un rudimentario alemán, por el estado de ambos, se paró de inmediato y abandonó la taberna. No necesitaba sumarse de forma gratuita a altercados en otros países, no en aquel momento. Y entonces pudo ver, mientras se adentraba a un oscuro callejón, mientras caía la tarde, la figura de un inconfundible patronus: una leona de cuerpo entero. Tras escuchar la voz de aquella mágica criatura, Black asintió y, acto seguido, giró sobre sus propios talones.

 

—Linda noche nos ha tocado —murmuró al aparecer en un denso bosque alemán, a unos cuantos kilómetros de la taberna. Sus palabras fueron en un tono suave y grave, pero lo suficientemente altas como para que las brujas que estaban allí pudieran escucharlas.

 

Los centauros, criaturas de una inteligencia maravillosa, serían el principal obstáculo que deberían sortear aquella noche estrellada. Obtener parte de su sabiduría para desentrañar las incógnitas del incierto futuro, para eso se había trasladado al lugar junto con otros miembros de La Orden del Fénix.

 

Una vez más, la organización MACUSA confiaba en ellos para desvelar unos misterios de magnitudes desconocidas. Black contempló a sus compañeras, sabiendo que aún faltaba que se materializaran tres miembros más. Y en silencio, se limitó a esperar.

 

[Mackenzie Malfoy]

En mala hora se le había ocurrido a Mackenzie adentrarse sola en aquel bosque. La oscuridad comenzó a cernirse sobre las frondosas ramas de los árboles mucho antes de que el ocaso del sol tiñera de rojos y violetas un cielo que la bruja sólo acertaba a adivinar. Durante la tarde, había estado recorriendo diminutos senderos laberínticos, cortados a duras penas entre la espesa maleza. El sonido del fluir de una corriente de agua la había llevado a adentrarse más de la cuenta, dejando atrás incluso los caminos levemente insinuados. No había llegado a encontrar la procedencia del sonido, pero lo que al principio le había parecido el fluir de una corriente, se transformó de pronto en un rugido terrible, de un tipo que Mackenzie no había escuchado en su vida y dudaba que correspondiera a alguna de las bestias del bosque. Ya fuera por inconsciencia, capricho o tenacidad, siguió persiguiendo los sonidos de aquel bosque hasta que, de pronto, se encontró perdida en medio de una total oscuridad, empuñando su varita hacia unos ominosos árboles, en medio de un silencio tan extraño en aquel lugar, como penetrante. Sintió al instante la necesidad de buscar a sus compañeros, como una intuición, preludio de un terrible peligro que no alcanzaba a concretar.

 

Mackenzie maldijo para sus adentros su temeridad. No debería haberse adentrado sola en aquel bosque y menos por aquella tontería de las Historias de Hogares de los Hermanos Grimm. Había leído una copia de la traducción de Lucy Crane hacía muchísimos años, en la biblioteca de Hogwarts y siempre le habían intrigado aquellos cuentos escritos para muggles. Quería conocer el bosque alemán que había inspirado a los Hemanos Grimm, adentrarse en la Selva Negra, mientras esperaba a sus compañeros, para saber cuánto había de cierto en la bruja de Blancanieves, en los enanitos y en la casita de pan, bizcochos y azúcar, que habían encontrado Hansel y Gretel. Por extraño que parezca, no sólo no había encontrado ninguna pista sobre lo que fuera que inspiró a los Hermanos Grimm en aquellos cuentos, sino que tampoco había visto ni rastro de criatura mágica alguna. Ni duendecillos, ni enanos, ni elfos salvajes ni pájaros parlanchines, nada de nada. La Selva Negra parecía estar abandonada de cualquier tipo de vida, mágica o muggle y el penetrante silencio que dominaba la noche no hacía sino recordárselo a cada uno de los poros de su piel, que de no ser por el duro entrenamiento de Mackenzie, hacía rato habrían sucumbido a los escalofríos del miedo.

 

No se arredró. Siguió caminando tratándose de guiar por las fuerzas telúricas que como arqueomaga tan bien conocía, hasta llegar a un pequeño claro desde el que, por fin, podía divisar un cielo repleto de estrellas. Respiró profundamente el aire nocturno, tratando de obviar el silencio que la rodeaba. Notó entonces pequeñas ramitas de los árboles enredando sus cabellos, a pesar de que la gruesa mata de pelo castaño había estado recogida en un moño para evitar, precisamente, aquellos enredos. Se soltó las horquillas que lo sujetaban e intentó componer una ordenada coleta. Se ajustó luego la capa negra que cubría su silueta, enfundada en unos pantalones de cuero negro y un ajustado jersey de cuello alto del mismo color y se dispuso a buscar un sendero que la devolviera de vuelta a un lugar conocido.

 

El destino, sin embargo, o la magia quizás, quiso por una vez ponerle las cosas fáciles. No había dado ni dos pasos cuando la figura de una inconfundible leona plateada corrió hacia ella y le entregó el mensaje. Era el patronus de Mica. Esperaba no haberle hecho deambular demasiado. Olvidándose de los hermanos Grimm, sus pensamientos volvieron a la misión que tenían por delante, contactar con una manada de centauros y descubrir lo que los astros tenían preparado para el mundo. Nada bueno, seguro —pensó Mackenzie mientras se desaparecía de lo profundo del bosque para volver a aparecer en otro claro entre los árboles, en donde Mica, Martin y Granger esperaban.

 

—Hola. Espero no llegar muy tarde —saludó al llegar, mientras aprovechaba para mirar a su alrededor— aunque veo que no soy la última en llegar. ¿No os parece extraño este bosque?

 

También allí podía sentir el penetrante silencio de un bosque que debería estar rebullendo de vida nocturna.

[Nate Weasley]

El patronus de Mica borboteó un poco en el aire antes de tomar la forma de una leona que le transmitió el mensaje que la Gryffindor tenía para él. Nate observó a la incorpórea criatura, que lo tomó por sorpresa entremedio de unos papeles de Gringotts que aún no acababa de sortear antes de finalizar su jornada laboral. Ciertamente había coordinado con la mujer en días previos para realizar aquella peligrosa misión para el MACUSA, pero el estrés y lo ajetreado de su vida profesional últimamente habían empujado aquella idea a lo más recóndito de su mente. Por suerte, días atrás había tenido la precaución de guardar gran parte de los elementos que necesitaría para aquella misión en una pequeña bolsa de tela que llevaba consigo a todas partes. Dentro de ellas había un astrolabio, una bola de cristal y varias pociones que podían llegar a ser de utilidad.

 

Nathan suspiró, resolviendo apurarse con los trámites que tenía pendientes antes de marcharse rumbo a donde había sido convocado. Por unos segundos, meditó la idea de dejarlos pendientes hasta mañana, pero con sólo imaginar la cara de Graphorn al ver que aún no había terminado sus pendientes no tuvo que pensárselo más para descartarlo como una mala idea. Ciertamente aquél era el más viejo, exigente y gruñón de todos los duendes con los que el Weasley trabajaba, y sin embargo su sabiduría no conocía límites y demostraba una verdadera pasión hacia el banco que trascendía más allá de las meras obligaciones laborales del duende promedio y, en cambio, se asemejaba más a la forma en que él mismo se sentía hacia la institución para que ambos trabajaban.

 

Casi tercio de hora había pasado para el momento en que terminó sus papeles, ordenó su escritorio y se marchó a paso rápido por los pasillos de Gringotts hasta finalmente llegar al Callejón Diagon. Procuró encontrar una pasarela entre dos calles principales que no tuviera mucho tránsito de gente, y entre medio de unos contenedores de basura que aún no habían sido vaciados, desapareció rumbo al lugar donde sus compañeros lo esperaban. La noche era igual de oscura allí, y sin embargo el aroma a bosque y flora le inundó los sentidos, brindándole una sensación de alerta. En cuanto sus ojos se acostumbraron a la relativa oscuridad, divisó a la lejanía a un grupete de personas que, para su ligera liberación de culpa, aún estaría incompleto incluso con su llegada.

 

– Buenas noches. – saludó, con un ligero asentimiento, a todos los presentes. – Lamento la tardanza, se me ha complicado con el trabajo. – agregó, dirigiendo su mirada hacia el bosque que se abría a tan sólo unos metros de él, en el cual se sumergirían en tan sólo unos minutos. ¿Qué les esperaba allí dentro? ¿Por qué el MACUSA hacía uso de ellos para cumplir con aquel cometido y no con los cientos de magos que supuestamente conformaban sus fuerzas? ¿Acaso tenía que ver con el hecho de que Goderic había sido recientemente nombrado presidente de la organización?

 

Suspiró, resignado, a sabiendas de que no le quedaba más que rendirse a cuentas del destino.

[Mica Gryffindor]

Por fortuna su llamado fue efectivo. A los pocos minutos de haber enviado sus patronum a buscar a sus compañeros, Sophie estuvo allí. Su prima parecía igual de motivada que ella en realizar aquella contienda. Mica le hizo lugar a su lado, pues el tronco era tan ancho que tranquilamente podía sostener la espalda de ambas. Aquella bruja era de las primeras personas a las que había logrado reconocer tras su regreso al “mundo mágico”, así que su compañía calmaba bastante su ansiedad ante lo desconocido.

Permaneció en silencio unos instantes, mirando de reojo cómo su prima cerraba los ojos. “No es el momento de tomar una siesta…” estuvo a punto de decir, pero la bruja se anticipó, mencionando la rareza que acababa de descubrir. Tenía razón. Mica no se había percatado del silencio que las rodeaba, un silencio extraño para sitios como ese, donde la vida nocturna suele ser muy activa.

Observó como su compañera sacaba unas cartas extrañas, las mezclaba y tomaba una. No le gustó nada el gesto que se dibujó en su rostro al mirarla ¿qué estaba haciendo? Sintió algo de frustración al verla guardar nuevamente el mazo sin comentar nada. ¿Debía indagar? Tal vez no era algo que quería escuchar… pero no podía quedarse con la duda…

Estaba a punto de preguntar, cuando notó la llegada de otro de sus compañeros. Esta vez se trataba de Martín, quien a modo de saludo hizo un comentario respecto a la noche escogida. Era cierto, parecía una bella noche, sin embargo, en la mente de la Gryffindor empezaban a gestarse dudas en base a lo dicho y hecho por Sophi. Para no preocupar al Black, simplemente sonrió y golpeó el piso a su lado, invitándolo a sentarse.

-Esperemos que siga así- murmuró simplemente, tenía que ser positiva.

El silencio del bosque volvió a reinar, mientras los tres aguardaban por el resto de sus compañeros. Un silencio que parecía volverse más intenso mientras más atención le prestaba. Los pasos de Mackenzie fueron lo único que cortó con aquella incómoda monotonía.

-Claro que no llegas tarde- le respondió, animada de tener algo para decir -Muy extraño, y silencioso… muy silencioso- agregó.

Unos minutos después, divisó a Nathan llegando. Ya solo faltaba una integrante, estaban casi todos allí reunidos. Se puso lentamente de pie, sentía que una de sus piernas empezaba a adormecerse por pasar tanto tiempo sobre el duro suelo del bosque. Sonrió al recién llegado, intentando tranquilizarlo pues no les faltaría tiempo para completar la misión.

-Aún no estamos todos, así que no te preocupes- dijo finalmente, una vez de pie, mientras sacudía las ramitas que podían haberse adherido a su ropa.

[Ellie Moody]

Cuando alza la vista, observa que entre el denso follaje de la Selva Negra, logran divisarse porciones del cielo. Aquella noche, la luna está ausente pero incontables estrellas brillan en el oscuro firmamento. Las reacciones nucleares que ocurren en el interior de las estrellas son lo que generan luz, y esta viaja por el espacio hasta que es visible para los habitantes de la Tierra. La astronomía —y no la astrología— es considerada una rama de la magia que incluso es obligatoria en Hogwarts; los estudiantes aprenden acerca de las estrellas, el movimiento de los planetas, el sistema solar. En sus siete años de formación, nunca hubo ninguna relación entre la astronomía y la adivinación. «Las estrellas y los planetas no definen nuestro ser —piensa Ellie, frunciendo el ceño—. Cuando no tienes un mapa ni una brújula, las estrellas te pueden orientar, pero no pueden hablarte». Se siente escéptica y no le preocupa disimularlo.

 

«Entonces, ¿qué se supone que estoy haciendo aquí?».

La brisa nocturna le lleva las voces de sus compañeros, como un recordatorio de que hay un encuentro fijado y de que está atrasada para este. Hace un rato, un patronus con la forma de una leona le informó acerca de la reunión y el punto de encuentro. No está segura de quiénes son los otros integrantes de la comitiva; si bien sabe que serán miembros de la Orden del Fénix, Ellie no es la persona más sociable ni el miembro más destacado del bando. No puede evitar decirse que está siendo un poco inmadura, por sentir aquella ansiedad ante la expectativa de interactuar con otras personas. Por unos momentos las dudas parecen convencerla de abandonar aquella misión y volver a la seguridad de casa, pero...

No es la primera vez que tiene que lidiar con una profecía. Las profecías no son adivinaciones. Es cierto que muchas veces no son literales y ni siquiera llegan a cumplirse en lo absoluto; son posibilidades. Hace un par de años, la revelación de tres profecías marcó el inicio del terror que hoy asola a la comunidad mágica. ¿No puede ser una posibilidad que una pueda darles un poco de esperanza?

Sin ser apenas consciente de ello, Ellie dirige sus pasos hacia el lugar de donde vienen las voces. No se preocupa mucho por el crujir de las hojas secas y las ramitas caídas bajo sus botas marrones, que suele utilizar en las excursiones en campo abierto. Pensando que lo mejor era "camuflajearse", optó por vestir una túnica marrón, abrigada para el frío nocturno y larga hasta sus pantorrillas, de forma que no estorbe sus pies. Tiene el cabello platinado recogido en una trenza que cae por encima de uno de sus hombros, que se logra apreciar a pesar de que se echó la capucha de la túnica encima.

—Hiya —saluda Ellie con su usual tono escocés, cuando encuentra al grupo de magos y brujas. Reconoce a Nathan Weasley, Zahil Granger y a Mackenzie Malfoy, aunque Mica Gryffindor y Martin Black son prácticamente desconocidos para ella, de no ser por el hecho de que pertenecen a la Orden—. Disculpen, me distraje en el camino. ¿Somos todos? —pregunta, mientras hace un conteo mental. Se supone que el grupo es de seis personas y por eso supone que, con ella, están completos.

[Mackenzie Malfoy]

Se quedó callada unos minutos, mientras seguía analizando el silencio que los rodeaba, hasta que vio llegar a Nathan y poco a después a Ellie. No fue hasta que esta última saludó al modo escocés que Mackenzie salió de su ensimismamiento.

 

—Hiya —por reflejo, utilizó la misma expresión para devolver el saludo a Ellie y giró la vista hacia Nathan, alzando la mano hacia él y sonriendo a modo de disculpa. Había estado metida dentro de sus pensamientos, cuando él llegó.

 

A Mackenzie le gustaba Escocia y también los escoceses. No por nada había fundado allí el Parque Natural que regentaba. Muchos la consideraban inglesa hasta la médula, pero se equivocaban. Por más que su naturaleza visible respondiera perfectamente al canon de la elegancia, rigidez y compostura inglesas, había algo en su interior, tan salvaje y agreste como las Tierras Altas. Pocos conocían a esa Mackenzie que habitaba en su interior. Tan sólo los más íntimos.

 

—Parece que ya estamos todos. ¿Alguien sabe dónde vive esa manada de centauros que tenemos que buscar? Espero que no tengamos que pasarnos toda la noche buscando. Hace bastante frío —acompañó sus palabras cerrando la negra capa que la cubría y rodeando su cuello con una piel de lobo plateada que emergió de la parte superior de la prenda al accionar el botón superior. —La verdad, pensaba que nos darían un mapa o alguna otra indicación, pero al menos a mi no me dieron ni las gracias. ¡Últimamente nos hemos convertido en esclavos de ese MACUSA! —Refunfuñó.

 

Lo cierto era que se quejaba por nada. Mackenzie no iba a perder una oportunidad como aquella para quejarse de aquellos nuevos ricos americanos, pero si había decidido acudir a aquella misión era porque tenía bastante claro que lo que descubrieran podía ser útil para Inglaterra. Quizás también para el resto del mundo, por supuesto. El mundo atravesaba momentos difícil con aquel Inquisidor haciendo cundir el terror y lo que, en opinión de Mackenzie casi era peor, el Secreto de la Maiga levantado y los muggles al tanto de que existía una poderosa sociedad de magos, que los aventajaba en en todos los sentidos. No iba a andarse con eufemismos y palabras bien sonantes, la gente podía decir lo que quisiera sobre esa utópica igualdad que en la vida real jamás se daba. Y entre magos y muggles, mucho menos.

 

—¿Y bien? ¿Por dónde empezamos?

 

Miró hacia el firmamento cubierto de estrellas. Ni siquiera ellas parecían hablar aquella noche. En las noches sin luna, cuando uno se encontraba en campo abierto, igual que ellos lo estaban, y el cielo era diáfano como en aquel momento, el titilar de los astros parecía tener un sonido peculiar que se mezclaba con la brisa y los otros sonidos nocturnos. Aquella noche, sin embargo, estaba muda. Parecía contener la respiración, esperando algo...