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Ficha de Emily Karkarov


Emily Karkarov
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La ficha y perfil de personaje han sido editados por renuncia a su puesto de trabajo en el Ministerio de Magia.

 

Puesto Anterior: Empleada en el Centro Examinador de Aparición.

Nuevo Puesto: --

 

Bastian Rowle

Moderador de HarryLatino.org

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  • 1 mes más tarde...

La ficha y perfil de personaje han sido editados por alta en el Ministerio de Magia

 

Puesto Anterior: -

Nuevo Puesto: Gringotts. Duende.

 

 

Niko Uzumaki

Moderador de HarryLatino.org

Editado por Niko Uzumaki

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  • 2 semanas más tarde...

http://magicmall.harrylatino.org/imagenes/2nkuqo5.png

 

 

El Concilio de Mercaderes informa que Emily Cartwright es cliente frecuente del Magic Mall, ubicado en el Callejón Diagón, y por tanto, se le ha asignado un perfil de comprador con el objetivo de hacer más transparentes sus transacciones.

 

A este perfil, se agregarán pronto todas las pertenencias de este usuario y cualquier irregularidad deberá corregirse en nuestras oficinas.

 

El número designado a Emily Cartwright es: 193

 

 

Atte.

Zack Black Rowle

Miembro de la Logia Eligentium

Concilio de Mercaderes

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  • 4 semanas más tarde...
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http://i53.tinypic.com/2nkuqo5.jpg http://i54.tinypic.com/avnfo3.jpg

 

Estimada Emily Cartwright:

 

Se le informa que la extracción de su bóveda de personaje, con respecto a las compras realizadas en el Magic Mall el 21 de Junio de 2013 ha sido exitosa, por lo que ya puede gozar de los bienes adquiridos. El descuento fue hecho por:

 

Puffskein | XX | 20 puntos | 650 G

 

Puntos de Criaturas: 20

Total galeones: 650 galeones.

 

La ficha y el perfil han sido actualizados.

 

Atentamente, Mónica Malfoy Haughton

Directora del Concilio de Mercaderes

Moderadora de Harrylatino.org

Editado por Mónica Malfoy Haughton
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  • 6 meses más tarde...

Cambio en toda la ficha, muchas gracias a quien edite!:

 

 

FICHA DE PERSONAJE

 

 

Datos Personales:

 

Nombre del Personaje: Emily

 

Sexo: Femenino

 

Edad: Joven

 

Nacionalidad: británica

 

Familia(s):

* Weasley

* Dumbledore

 

Padre(s) Sanguíneo: Felicity

 

Padre(s) Adoptivos: Hakoda Dumbledore

 

Trabajo: Gringotts. Duende.

 

 

 

Poderes Mágicos:

 

Rango Social:

Unicornio de Plata

 

Bando:Orden del Fénix

 

Rango dentro del Bando:Knight

 

Nivel de Poder Mágico:

-

 

Puntos de poder en objetos: 60

 

 

 

Hechizos adicionales:

Puntos de poder en criaturas: 20

 

 

 

Criaturas controlables en asaltos y duelos:

Habilidades Mágicas:

-

 

Conocimientos Especiales:

  • Leyes Mágicas

     

  • Encantamientos

     

  • Primeros Auxilios

     

  • Defensa Contra las Artes Oscuras

     

  • Adivinación (Conocimiento Adquirido)

Perfil del Personaje:

 

Raza: Humana.

 

Aspecto Físico:

1.70 m de estatura, muy delgada, poseedora de un aspecto juvenil y natural. Ojos color marrón claro rodeados por pestañas largas y rizadas que acompañan su mirada intensa. El color de sus ojos combina con el rojizo de su cabello, que generalmente lleva lacio o tenuemente ondulado en las puntas y hasta la mitad de la espalda, enmarcando su rostro de finas facciones tanto en los labios y mejillas.

 

Cualidades Psicológicas:

Emily suele mostrarse seria y hasta distante en ciertas ocasiones incluso con sus familiares o amigos más cercanos, sin embargo es una persona amable, sociable y en quien se puede confiar. Tiene un alto sentido de la responsabilidad, pero le gusta salir a divertirse y distraerse cuando lo considera necesario. Existen periodos de tiempo en que prefiere estar sola y otros en que siente necesaria la compañía. Pocas veces suele enojarse fuertemente o entristecerse al punto de llegar a las lágrimas, para esto es necesario que algo muy significativo la haya afectado emocionalmente.

 

Historia:

 

―Sólo te pido que esperes, un poco. No es mucho lo que te pido, es por tu bien ―el tono de Hakoda era suplicante e intentaba por todos los medios que conocía detener a su hija. Ambos tenían los mismos ideales y comprendía perfectamente el por qué ella no quería aceptar y sin embargo, había algo que no le permitía dejarla ir, sola, a enfrentarse al verdadero que significaba su decisión. Emily lo consideraba sólo sobreprotección y negación ante la realidad.

 

―Ya lo hemos hablado muchas veces y siempre llegamos a lo mismo ―replicó la muchacha mirando igual de suplicante que su padre a ella. Emily sabía perfectamente que era lo que quería para su vida una vez graduada; la Orden del Fénix había sido su meta desde el instante en que había pisado la Academia de Magia y Hechicería por primera vez. O tal vez, se remontaba muchos años atrás, cuando apenas contaba con once, y recibió a su inseparable varita mágica.

 

***

Varita Mágica de roble, con núcleo central de pelo de unicornio, veintiséis centímetros de largo, flexible.

Había descrito el vendedor a la niña de cabello cobrizo que lo había tenido sacando montones de cajas de los estantes, ya que no encontraba a su compañera ideal. Ella, simplemente encantada, la había tomado entre sus dedos como descubriendo un mundo totalmente nuevo, interesante y lleno de misterios que buscaría descubrir con el paso del tiempo.

―Úsala con sabiduría, pequeña ―dijo el encargado sacándola de su maravillado semblante y haciendo que pusiera el rostro contrariado ante aquella recomendación―Hay oscuridad en todas partes, pero la luz siempre podrá combatirla.

Dejó el arma mágica sobre el mostrador mientras el muchacho de la tienda, que no contaba con más de veinticinco, bajaba de la escalera dispuesto a envolver la adquisición de Emily. Ella había enmudecido súbitamente con aquellas palabras dedicadas hacia ella. En ese momento no lo había entendido en su totalidad, pero aquel encuentro nunca había salido de su cabeza, incluso hasta hoy…

 

***

 

―Sólo hasta que me gradúe y pueda cuidarte ―dijo él manteniendo un tono de voz bastante bajo muy poco audible entre el murmullo y la música que inundaban el salón de la Academia, a pesar de que le hablaba prácticamente al oído. Emily se había perdido en sus recuerdos sin prestar atención al sermón que seguramente le había dado Hakoda durante ese tiempo, alcanzado a escuchar solo aquello.

 

―Pero...

 

No podía esperar más y no sabía cuánto podía demorar en suceder aquello que proponía su padre. Solía ir en constantes viajes posponiendo sus estudios. La misma Emily lo había acompañado innumerables veces. Con tan solo dieciséis años había recorrido varios de los destinos más atrayentes del mundo entero evidenciando los tipos de magia que se celebraban en cada uno de los continentes y sus rincones, lujo que no había podido darse durante tres meses invertidos en su educación. Pero él no tenía la misma determinación respecto a eso y sentía que no estaba preparado para quedarse en un solo lugar, como ella sí lo estaba.

 

Hakoda hizo un ademán con la mano para detener la continuación de sus réplicas. Ella asintió sonriéndole de manera sincera y casi pícara. Estuvo a punto de perder la paciencia hasta que recordó en donde estaba.

 

―Ya está decidido y dicho. No lo cambiare por nada.

 

¿Acaso no se daría por vencido? Si algo había heredado Emily de él era sin lugar a dudas su habilidad y constancia para convencer a los demás, pero, como ya lo conocía, sus tácticas no funcionarían con ella. Así lo entendió Hakoda también y sólo negó con el cabeza, apesadumbrado, sabiendo que su lucha era inútil. Emily con o sin su bendición aprovecharía la oportunidad que se le daba al recibir su diploma.

 

Se encontraban ambos en la graduación de la generación ocho de la Academia celebrada en el Gran Salón. La algarabía se daba en cada una de las familias en las cuales había un graduado. Por su parte Emily había convocado tanto a los Weasley, y los Dumbledore, dos de las familias con mayor historia dentro del bando de la luz. Sin duda cada uno de los miembros de dichas familias habían influido en la decisión de Emily, especialmente ver a diario a su madre sanguínea llegar del Cuartel General y sus múltiples historias de luchas contra los mortífagos y su abuela, Sally, en ese instante líder la organización. Gracias a eso su ingreso fue seguro, el resto sólo dependería de ella.

 

 

 

 

Pertenencias:

 

Objeto Magico Legendario:

-

 

Objetos Magicos:

 

Objeto: Varita Mágica de roble, con núcleo central de pelo de unicornio, veintiséis centímetros de largo, flexible.

Clasificación: AA

Puntos de poder: 20

 

Objeto: Bludger de seguridad

Clasificación: AA

Puntos de poder: 20

 

Objeto: Bludger de seguridad

Clasificación: AA

Puntos de poder: 20

 

Mascotas y Criaturas:

 

Criatura 1: Puffskein

Clasificación: XX

Puntos de poder: 20

 

Criaturas en la Reserva:

-

 

Elfos:

-

 

 

Licencias, Tasas, Registros:

 

Licencia de Aparición:

 

Licencia de Vuelo de Escoba:

 

Registro de XXX:

-

 

 

 

Otros Datos:

 

Otros datos:

-Su patronus tiene la forma de un caballo alado.

 

Cronología de cargos:

 

—Ministerio de Magia

Empleada en la Dirección de la Red Flú: Mayo 2010 —Junio 2010

Jefa del Centro Examinador de Aparición: Julio 2010 — Mayo 2012

Matriarca de la familia Weasley: Mayo del 2011 —Diciembre 2011

Empleada en el Centro Examinador de Aparición : Diciembre 2012 —Mayo 2013

Ingreso a Gringotts Junio 2013

Duende Acreditado en Gringotts: Julio 2013 — Actualidad

 

—Orden del Fénix

Initié: diciembre 2009 – marzo 2010

Legionario: marzo 2010 – junio 2010

Templario: junio 2010 – octubre 2011

Jefa de Casa Tritones del Río Wye: agosto 2010 – mayo 2011

Comandante de Llamas del Fénix: marzo 2011 – julio 2011

Subcomandante Llamas del Fénix: febrero 2012 – junio 2012

Subcomandante clan Orden de Avalon: mayo 2012 — septiembre 2012

Profesora de Rol Avanzado: junio 2011 — abril 2013

Knight: octubre 2011 — actualidad

Comandante Llamas del Fénix: julio 2012 – abril 2013

Profesora de Bando y Perfil: Octubre 2013 — Actualidad

 

Premios y reconocimientos:

Gala de Grimmauld Place de las Tres Escobas, Tercer Lugar Miembro de la Orden: http://i915.photobucket.com/albums/ac356/paigeroseg/gala4.gif

Gala de San Valentín 2013, Pareja que más gustaría: http://i.imgur.com/k6bCCSN.gif

 

 

 

Links de Interés Referentes al Personaje:

 

Link al Perfil de Comprador MM: 193

Link a Bóveda Personal: bóveda nº 83743

Link a Bóveda Trastera: --

Link a Bóveda de Negocio: Bóveda Negocio Phantom Shot

Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda nº 84302 - Weasley

Link a Bóveda Familiar 2: --

  • NPC

 

 

 

Nombre: Atenea Lygnus

Sexo: Femenino

Edad: 24 años

Nacionalidad: Inglesa

Raza: Humana

 

 

Aspecto Físico:

De tez blanca, rostro circular y pómulos pronunciados. Tiene los ojos azules claro y el cabello naturalmente rojizo pero lo tiñe a una tonalidad fucsia desde que tuvo un “incidente” amoroso. Mide 1.65 m y pesa 63 kilos. Con frecuencia utiliza tacones altos para aumentar su estatura y se produce lo más que puede siempre tratando de no romper la línea del exceso

 

Cualidades Psicológicas:

 

Antes tímida y poco hábil en sus relaciones sociales, luego del incidente que provoca también su cambio físico, se vuelve socialmente activa y sin rastros de timidez. Orgullosa, aunque no lo aparente, y enormemente preocupada por su aspecto.

 

Historia de Personaje:

 

Capítulo I

"Infancia, dulce inocencia."

 

La infancia de Atenea resultó ser monótona, sin matices. Todo, absolutamente todo, le había parecido tan trivial y común que su diario de vida se encontraba prácticamente vacío. Su madre era una bruja poderosa y exitosa, mientras que su padre un muggle cariñoso, lo cual le permitió tener una mente más abierta en lo que respecta al linaje de la sangre.

 

Por la falta de trabajo de su padre, Atenea se vio obligada a estudiar hechicería en su propio hogar. Por suerte, su madre era una gran experta en duelos que le enseñó lo suficiente para defenderse por sí sola. Esto le fue muy útil luego de quedar huérfana tras el fallecimiento de ambos padres en un accidente vehicular. Atenea, sin familiares cercanos que cuidaran de ella, se vio obligada a madurar antes de tiempo, suprimir sus emociones y hormonas para solo concentrarse en trabajar en la tienda de pijamas heredada de su madre. Su sencillez y naturalidad le permitió ser querida por la comunidad transformándose en algo parecido a una "mascota" del vecindario.

 

El dinero reunido a lo largo de sus años de duro e incesante trabajo se había ahorrado en el banco mágico de Gringotts, siendo utilizado solo lo necesario para vivir. Nunca en su vida se había comprado algo innecesario, ni un dulce, ni un helado, absolutamente nada, por lo que el monto reunido resultaba ser valioso. A causa del excesivo trabajo, Atenea pierde su capacidad de relacionarse con los demás, por ende también impidió un desarrollo pleno de sus facultades emocionales. Por esta razón cada día se volvía más inmadura e infantil, pero aquella ingenuidad acabaría pronto sin que nadie se lo esperara.

 

Capítulo II

"El principio del fin"

 

- Buenos días.

 

Se escuchó decir, aquellas palabras provenían de un hombre atlético que entraba al negocio. La bruja sintió algo en su estómago, un deseo, una pasión, algo que nunca había sentido y quizás no volverá a sentir.‹‹ ¡Qué bellos y profundos ojos! ›› gritaba en su interior Atenea pero, tratando de controlarse, atendió al mago como a cualquier otro. La Lygnus sonrió al ver los gustos tan curiosos del ojigris, ¿un pijama de la pantera rosa? bastante extraño aunque sexy. El joven pidió una de las cabinas del negocio para probarse el pijama y asegurarse que le quedara bien, Atenea accedió y lo condujo hasta un probador. ¿Quién diría que aquella simple tarea de rutina cambiaría su vida?

 

La pelirroja miraba a un punto fijo pensando en lo que sentía, en lo que le pasaba, ¿por qué la única imagen que tenía en su mente eran los profundos ojos del hombre? De pronto, unos movimientos despertaron a la Lygnus de su ensimismamiento por lo que curiosa miró para saber qué se movía. Gran, y grata, sorpresa fue para la bruja el saber que el movimiento no era ni más ni menos el joven despojándose de su ropa para probarse el pijama, por un descuido había dejado la cortina entreabierta y sin darse cuenta, Atenea miraba cada centímetro del cuerpo del ojigris.

 

No podía creer lo que estaba viendo, lo que estaba sintiendo, era tanta la emoción que continuos escalofríos jugaban en su espalda, la piel se le erizaba y su mente fantaseaba en un frenesí de alegría y emoción. Sonrojada, cambió la dirección de su mirada al ver como el mago salía del mostrador. ¿Tan embobada estaba que no se había dado cuenta que el mago ya se había vestido?

 

El mago me preguntó gentilmente el precio de la prenda, al parecer le había agradado porque no pidió otra prenda para probársela. Aunque seguramente siempre que compraba ropa actuaba igual, o sea ¿qué prenda se le podía ver mal? ¡es perfecto! aunque vista un traje horrendo se vería hermoso de todas formas.

 

Solo son dos galeones y una cita conmigo —respondió Atenea con una picardía que nunca en su vida había tenido. Hasta ella misma se sorprendió al escuchar aquellas palabras salir de su boca. Claramente su vida iba a dar un giro inesperado y que resultaría bastante duro.

 

El mago no desechó la oferta de la bruja lo cual la descolocó totalmente, no podía creer que su frase había funcionado, que el hombre más bello que ella había conocido le había aceptado una cita. Con un ágil movimiento de su varita hizo aparecer de la nada una tarjeta de presentación el cual viajó elegantemente hacia el mago. No podía creer lo que acababa de hacer, la locura poco a poco se apoderaba de ella.

 

Ahí tienes mi número, —dijo sensualmente—llámame cuando te sientas solo. —concluyó luego de desabrocharse un poco la blusa, al parecer el encuentro le había producido algo de calor.

 

Claro que lo haré —respondió antes de desaparecer de allí, no sin antes dejar clavada en la memoria de Atenea una coqueta sonrisa.

 

Capítulo III

"El gran duelo"

 

A pesar de su falta de ánimo, una esperanza yacía en su corazón y era volver a ver al de ojos grises, lo que no sabía Atenea que aquello sucedería...aunque no como ella se lo esperaba.

 

No sabía que pensabas infeliz — se escuchó decir por el teléfono. — Déjalo en paz perra. —entre otros insultos cruzaban por el cable telefónico que comunicaba a Atenea con otra bruja la que parecía haberse enterado de su encuentro con Goderic, ¿qué le pasaba?, era una forma muy fuerte para actuar para ser solo su sobrina.

 

Aquella discusión se mantuvo por varios minutos, ninguna de las brujas dejaría de defender lo que consideraban suyo, además que el orgullo estaba en juego. Luego de cortar, la joven tuvo que tomarse un té para calmar sus nervios y así atender a sus clientes lo mejor posible puesto que los anteriores habían salido huyendo al oír tal griterío.

 

La tarde continuó tranquila, hasta llegar a la noche que causó gran conmoción a Atenea quien no podía creer lo que veía. Goderic había llegado al local, aunque no precisamente para verla. Necesitaba cambiar su pijama que había sido ensuciado con chocolate, Atenea se ofreció a limpiárselo para no perder la oportunidad de estar más tiempo con él pero éste estaba apresurado por lo que cortésmente desapareció de allí luego de disculparse por la actitud de su sobrina.

 

A pesar del motivo de su visita, la Lygnus estaba feliz. Definitivamente había encontrado al hombre perfecto, o sea disculparse por su sobrina siendo que él no tenía la culpa de nada era un gesto muy caballeroso de su parte. Además, su visita representaba algo más porque si deseaba tener un pijama limpio podría haberlo limpiado con magia pero no, él había ido a la tienda por alguna razón lo cual alegraba mucho a la bruja. Con gran felicidad la bruja se dirigió a su casa para descansar y reponer energía. Su noche resultó ser tranquila. Por el contrario, su día sería demasiado perturbador. Lamentablemente, la bruja no tenía el don de la adivinación por lo que fue a trabajar como todos los días, sin sospechar con lo que se encontraría...

 

¿Pero tú te has visto linda? Jamás se fijará en ti, eres tan poca cosa...—dijo Hedwing, la sobrina de aquél hombre. ¿Qué se creía, acaso pensaba que podía ir a insultarla gratuitamente?, pues no era así y, con la paciencia acabada, ambas brujas sacaron sus varitas y comenzaron un impresionante duelo.

 

Los rayos volaban de un lado para otro, salpicando de sangre el piso de la tienda; curiosamente aquel líquido tan vital se mezclaba con el de su enemiga. Hedwing cayó tendida, envenenada y desangrada no pudo hacer mucho contra la sabiduría entregada por la madre de Atenea. La bruja no tenía la intención de mantener aquél cuerpo tendido en el centro del local por lo que buscando en el celular de la difunta logró comunicarse con Goderic para darle la noticia. A lo cual él respondió que terminaba lo que nunca empezó. ¡Qué ironía! ¿No? matar para que te amen pero resulta que te odian por matar.

 

Capítulo IV

"¿Atenea?, ¿dónde estás Atenea?"

 

Aquella noche Atenea había cerrado mucho más temprano de lo que era común, su mente necesitaba despejarse para así poder razonar con mayor facilidad ¿cómo había podido actuar tan impulsivamente? Sin embargo, su mente atormentada no le daría descanso alguno. La muchacha, creyente que no había nada mejor que el arte de dormir, se dirigió a su hogar a descansar. Un sueño, algo extraño, la atormentaba. Primero estaba en una habitación oscura y, de la nada, aparecen sus fallecidos padres mirándola con cariño pero con preocupación. Luego, igual como habían llegado, desaparecieron para dejar como reemplazo a Goderic. Éste la miraba y se ponía a reír para después añadir:

 

¿De verdad creíste que me podía fijar en tí?, ¡por favor!, solo déjame en paz.

 

Fue así que la Lygnus comprendió que si deseaba conquistar el corazón de aquél hombre debía cambiar de actitud, explorar su belleza y mostrarla al mundo. Por eso apenas se levantó de la cama se dirigió rápidamente al banco Gringotts y retiró todo su dinero para gastarlo en todos los placeres que no se había dado en toda la vida. Mientras compraba ropa nueva la Lygnus no pudo evitar su actuar, la música de fondo resultaba ser tan inspiradora para el momento en que vivía que su cuerpo se rehusaba a callar y, con su melodiosa voz, comenzó a cantar.

 

♪♫Touch-a touch-a touch-a touch me, I wanna be dirty. Thrill me chill me fulfil me. Creature of the night.♪♫

 

Cuando acabó de comprar todo lo necesario, Atenea era una mujer nueva y muy diferente. Su sencillez había desaparecido. Su rostro natural había sido reemplazado por uno artificial, sus labios ahora resaltaban por su color fucsia, su cabello rojizo había cambiado al mismo color y sus ojos habían sido modificados por magia. El maquillaje excesivo le hacía perder su esencia, ahora sólo era parte de la masa víctima de la moda y la decaída sociedad. Aunque no lo deseara, Atenea debía seguir trabajando como vendedora de pijamas, puesto que había gastado demasiado y los ahorros de toda su vida se habían esfumado.

 

Capítulo V

"Take a bow"

 

A pesar de la claridad de las palabras de Goderic, la bruja no alejó sus deseos de estar con él y tomó sus palabras como "la primera discusión" de pareja. Su mente parecía confundida, sin poder decidirse entre un mundo de locura y desenfreno o el mundo de la cordura y paz interior. Pocos días habían pasado desde el último encuentro con Goderic y la Lygnus ya no podía más, necesitaba verlo, hablarle, besarlo. Era tan fuerte su necesidad que se vio obligada a ir hacia la montaña, puesto que la montaña no había venido hacia ella. Nada era imposible para una mujer desesperada por lo que le fue fácil encontrar la dirección donde vivía el Weasley.

 

-¿¡Qué haces acá!?- preguntó Goderic casi gritando -no quiero otro duelo y menos en la mansión - agregó rápidamente y bajando un poco la voz, mientras que salía al jardín para que nadie los viese juntos.

 

A Atenea no le importó el grito y la descortesía del Weasley, sus ojos grises habían acaparado toda la atención de la bruja y difícilmente alguien la podría sacar de aquel trance. La lygnus pudo notar en los ojos del Weasley que le gustaba su nuevo atuendo, puesto que al verla le miró cada centímetro de su cuerpo seguramente tratando de encontrar algún rastro de la antigua Atenea.

 

-Deberías pasar, no acostumbramos a recibir visitas en la puerta, aunque bueno eso es cosa de ustedes... emm mejor sigo, siento la interrupción. -se escuchó decir, Hedwing aparecía detrás del Weasley con un rostro bastante duro.

 

Por largos segundos un silencio incómodo se apoderó del ambiente hasta que el ojigris se dió fuerzas para continuar. Largas y duras palabras surgieron de su boca, confesando sus verdaderos sentimientos y con cada letra que se introducía por sus oídos una grieta en su corazón se iba agrandando más y más hasta sentir que no podía respirar.

 

-Mejor ándate- concluyó sereno aunque con una voz firme y potente que fue acompañado por un gesto bastante amenazador ¿de verdad fue capaz de sacar su varita para pedirle que se fuera?

 

Una lágrima rodó por la mejilla de Atenea que dolida salió corriendo del lugar para luego desaparecerse, sin darse cuenta que otra también caía por el rostro del Weasley. La bruja no podía parar de llorar, deseaba gritar, necesitaba desahogar todo lo que sentía en aquellos momentos.

 

La bruja se sentó en medio de una calle deshabitada, los comunes transeúntes habían sido ahuyentados por la lluvia que caía intensamente. Sus lágrimas se mezclaban con las gotas de lluvia que recorrían su rostro, el dolor sentimental se mezclaba con el físico, ya no quería vivir, ya no podía vivir.

 

♪♫ And the award for the best liar goes to you ♪♫ comenzó a cantar con su melodiosa voz. No tenía nadie con quien hablar de sus sentimientos, de sus problemas puesto que no tenía amigas, así que su único medio para comunicarse era cantar.♪♫For makin' me believe that you could be faithful to me.♪♫

 

Capítulo VI

"Here I go… again"

 

Estaba un palmo escaso de distancia del espejo, poniéndose la última capa de rímel sobre las pestañas, mucho más gruesas que cualquiera que pudieran resultar naturales. Sus ojos color fucsia, producidos mediante la magia, lucían mucho más llamativos y seductores que en días anteriores. La etapa depresiva que recientemente había logrado superar Atena Lygnus la habían mantenido alejada, literalmente, del mundo mágico. Encerrada en su habitación o trabajando en la tienda de interiores lograba mantener su mente despejada de los recuerdos de aquella persona que había conocido en ese mismo lugar y que su cabeza parecía contraria a olvidar.

 

Sin embargo, estaba maquillándose y vistiéndose lo mejor que podía para una cita con alguien totalmente diferente y, aunque la manera en que se viera no iba a incidir en nada en absoluto debido a la obligatoriedad monetaria de la otra parte, había decidido demostrarse a sí misma que, a pesar de todo, podía seguir adelante. Dejó de lado el rímel justo en una gaveta que tenía abierta delante de ella y agarró un cinturón grueso que puso en su cintura, ciñendo un poco más en esa parte el vestido negro que había escogido. El mismo le quedaba a medio muslo, resaltando sus atributos, pero sin llegar a verse vulgar.

 

Salió de la pequeña habitación que había ocupado durante tantos años. Decidió caminar varios metros hasta llegar a un callejón vacío en el que pudiera desaparecerse, pero sus altos tacones comenzaron a molestarle a la mitad del camino. Miró de lado a lado y, cuando decidió que no había nade, sacó la varita mágica de un pequeñísimo bolso que cargaba. En el mismo, todavía reposaba la tarjeta con el nombre de su acompañante esa noche. La había encontrado olvidada en una mesa vacía de The Arabic Place, su destino al desaparecerse. Tan llamativa y prometedora, Atenea se debatió durante semanas si contactarse con aquella persona o no.

 

El callejón Diagon estaba prácticamente igual que siempre, aunque muchos de los negocios ya habían cerrado a esa hora. Atenea hizo caso omiso a los lugares por los que iba pasando y sólo se detuvo cuando estuvo al frente de un gran letrero al puro estilo árabe. Arrimado a la pared, un hombre de no más de treinta años estaba de pie, esperando. Dubitativa se acercó a él y, al notar su expresión, supo de inmediato que se trataba de Frank. El hombre dijo algo a lo que Atenea no respondió con palabras, pero sí le sonrió, aunque de manera poco convincente, pues todavía no aclaraba su enredada mente ante lo que estaba viviendo.

 

¿Entramos? —pidió la muchacha con la voz más dulce de la que fue capaz, después de todo se habían reunido allí para pasar un buen rato.

 

Atenea tuvo un momento de indecisión entre la barra o una de las mesas más alejadas del local, eligiendo esta última como la mejor opción. Mientras tanto daba un vistazo al gran espacio que tenía el lugar; un escenario, adornos y unos pocos clientes. Hizo un pequeño movimiento con su cabeza indicándole a Frank en dónde quería sentarse y le pidió que llamara a alguien para que los atendiera.

 

Y entonces... ¿me contarás algo sobre ti?

 

La conversación se fue dando a lo largo de la noche. El mago era atractivo y tenía una personalidad encantadora; aunque la bruja sabía que él escondía un secreto, un tenebroso secreto que estaba dispuesta a escuchar si su relación con el joven perduraba.

 

Capitulo VII

"El alcohol...¿un buen amigo?"

 

Varios meses habían pasado desde la última vez que había visto a Goderic e incluso aquella cantidad de tiempo no había sido suficiente para eliminar sus recuerdos. Ni siquiera su reciente y extraña relación con Frank Cooper lo había logrado. Sin embargo, cada día se hacían más borrosos, pronto lograría tener una buena vida. O eso pensaba, hasta el día en que volvió a verlo.

 

Era un día como cualquier otro, había trabajado en su tienda con la tranquilidad normal pues los últimos meses habían bajado las ventas enormemente aparentemente ni el mundo mágico se salvaba de los problemas económicos globales. Nada pudo hacer pensar a la bruja que se encontraría con el Weasley, de hecho, era el primer día en que no pensaba en él. Ya estaba pensando en cerrar pues estaba segura que nadie más vendría, cuando un olor asqueroso llegó a su nariz.

 

¿Qué te pasó? —preguntó al voltear.— ¿Estás borracho?

 

Goderic, aquel hombre que la había cautivado, con el que soñaba todos los días y noches, por el cual estaba dispuesta a matar a morir y a matar. Él estaba frente a sus ojos. No como lo recordaba, sino como un ser muy distinto, estaba borracho y con varias heridas. Tenía una de sus mejillas manchadas con una mezcla de sangre, bilis, sudor y lágrimas. Al parecer había tenido una pelea de borrachos y el mago murmuraba cosas incoherentes e incomprensibles pues no podía pronunciar bien.

 

Creo que debo tomar un baño, ¿me llevas a mi mansión? —preguntó con una mirada suplicante.

 

Atenea no tardó mucho en cerrar su tienda y ambos desaparecieron rumbo a la mansión Weasley. Con el máximo sigilo que un mago ebrio podía otorgar, llegaron a su habitación. Allí Goderic corrió hacia el baño pues necesitaba vomitar - la desaparición le había caído mal - mientras que Atenea se encargaba de preparar la tina. La bruja no podía quitar una sonrisa de su rostro, era una oportunidad única. El Weasley estaba pasado de copas y había peleado con Hedwing, la perfecta ocasión para que el mago fuera suyo.

 

El mago comenzó a liberarse de sus ropas, que luego de su pasada por la taberna "El Mago Desahuciado" ya no eran más que unos trapos sucios y malolientes. Atenea, por su parte, tenía su vista perdida en las aguas quietas de la tina, perdida en un mundo en donde ambos estuvieran juntos para siempre. Sin embargo, cuando comenzó a limpiarlo, a pasar la esponja por su torso desnudo, se sintió extraña. Era un sentimiento diferente... como si fuera su hermano, su hijo o su amigo. Un sentimiento simplemente maternal, el tiempo si había hecho su trabajo y había logrado transformar su obsesión insana a una amistad. Goderic siempre la había tratado bien, siempre la había respetado y si habían peleado siempre había sido por culpa de la insistencia de la bruja. Nada les impedía ser amigos.

 

Acabado el baño, Atenea se dirigió a acostarlo en la cama para que durmiese un largo rato. Aunque no lo terminó de hacer pues una mujer interrumpió en la habitación y, como era de esperar, causó un alboroto por la escena que había visto a su amigo desnudo y a una mujer encima de él. Atenea simplemente se quedó callada y se largó. Mey, la recién llegada, se podría hacer cargo de Goderic; aunque aparentemente no lo dejaría dormir, sino que irían en la búsqueda de Hedwing.

 

Atenea sonrió feliz. Quizás, sólo quizás, volvería a ver a Goderic. Su nuevo amigo.

 

Capitulo VIII

"¿Amigos o Enemigos?"

 

Su relación con Frank Cooper cada día se volvía más estrecha, ya eran amigos y no sólo era una relación de cliente y vendedor. Atenea ya no debía pagar por su compañía y el mago parecía hasta disfrutarlo. Sus conversaciones eran largas y entretenidas, tocaban temas bastantes profundos y a veces sólo se reían de banalidades. El Cooper era bastante culto, a pesar del trabajo que ejercía, por lo que sus conversaciones solían ser interesantes aunque parecía que siempre la dirigía a un solo tema: la venganza. Podían estar hablando de naranjas y terminaban hablando de la marca tenebrosa. Sin duda tenía el don de la palabra.

 

Atenea siempre se mostraba un poco reacia a hablar de la marca tenebrosa, de la venganza, del odio y del dolor. Sin embargo, siempre terminaba debatiendo de ello con Frank pues tenían ideas completamente distintas. La Lygnus había comprendido con el tiempo que debía olvidar y seguir con su vida, el vivir en el pasado sólo lograba tirar todo lo bueno a la basura y terminar con su vida arruinada. Odiar a alguien no era bueno, si fuese por algo bobo o por algo muy fuerte no importaba. Nada bueno podía salir del odio.

 

Frank por su parte estaba obsesionado con la venganza. Tenía un asunto pendiente con alguien y sabía que nunca podría vivir una vida normal y tranquila si no terminaba con aquella obsesión. Estaba dispuesto a todo por lograr su cometido. Su venganza exigía sangre.

 

Nada nuevo surge sin la muerte. —comentó Frank un día.

 

El mismo día en que decidió contarle a Atenea toda su historia. Se enteró que hace mucho tiempo un incontrolado hombre lobo, que ella conocía muy bien como Goderic, había matado a su hermano. Atenea no podía creer lo que estaba pasando. Era imposible que su nuevo amigo y amor tuviera sed de venganza contra su antiguo amor enfermizo y actual amigo. Sabía que nada podía hacer para interferir en ello, no importaba que tan elocuentes fueran sus palabras o cuanto le ruegue, no importaba lo que hiciera, el Cooper buscaría concretar su sueño. Su venganza.

 

No obstante, la Lygnus no podía quedarse tranquila por lo que decidió advertir a Goderic. Un día apareció en la mansión Weasley, sin tener mucha suerte. Ese día era el cumpleaños de los hijos del Weasley, por lo que no estaba muy feliz de la presencia de Atenea que tantos problemas había ocasionado en el pasado.

 

Hola Atenea, ¿qué haces aquí? —preguntó algo ácido.

 

Te trae viejos recuerdos ¿no? — respondió ella— No te preocupes sólo vengo a avisarte algo y me largo.

 

Sus palabras le intrigaron y su rostro mostraba curiosidad. A la Lygnus parecía costarle reunir las palabras en su mente.

 

Alguien planea matarte, yo me cuidaría las espaldas.

 

El Weasley estaba claramente confundido. Él pertenecía a la Orden del Fénix por lo que su vida estaba en riesgo en todo momento por lo que sólo atinó a hacer una pregunta.

 

¿A qué te refier...?

 

Sin embargo no alcanzó a terminar su frase pues Atenea desaparecía de allí, no tenía intención de darle detalles pues sentía que así traicionaría a Frank. Esa fue la última vez que vio a Goderic... o al menos no lo haría por unos años.

 

Editado por Emily Cartwright

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  • 4 meses más tarde...

Solicito, como miembro de la Trinidad, que los apartados correspondientes a Bando y Rango sean actualizados quitando Orden del Fénix y Knight, respectivamente. Debido a la baja del Bando.

 

De antemano, gracias al moderador/a que realice los cambios.

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  • 4 semanas más tarde...

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