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Ficha de Eileen Moody


Ellie Moody
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Runihura, certifica que Ellie Moody ha aprobado el curso del Libro de las Auras, nivel de magia nº 30, impartido en la Escuela de Magia Uagadou. El alumno queda vinculado al libro y podrá hacer uso de él. Se recuerda que no podrá enseñar sus poderes a nadie, debido al Segundo Contrato, salvo que los Guerreros Uzza lo hayan autorizado.

Se quita el libro de la situación transitoria en la que se encontraba. Se agrega también una medalla de 14000 puntos de Experiencia.

Saludos,

Niko Uzumaki

Moderador de HarryLatino.org

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La Orden del Fénix informa que Ellie Moody ha cumplido con todos los requisitos estipulados y obtenido el conocimiento de Control de Energía Interna correspondiente al Conocimiento de Bando 1 de la Orden Oscura otorgándole el rango de Espíritu Caminante.

Hobbamock Graves

Líder de la Orden del Fénix

Ellie Moody y Roxanne W.

Lugartenientes

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sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

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Ficha para añadir el Conocimiento de Bando 1 y perfil editado para añadir el conocimiento correspondiente, Control de Energía Interna, ya que el usuario ha aprobado la clase dictada en la Orden del Fénix.

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  • 2 semanas más tarde...

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Ficha y perfil actualizados para agregar la habilidad de Hablantes de Pársel ya que el usuario ha aprobado satisfactoriamente la habilidad en el Ateneo de Habilidades de la la Escuela Mágica de Mahoutokoro.

Saludos,

Niko Uzumaki

Moderador de HarryLatino.org

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La Orden del Fénix informa que Ellie Moody ha cumplido con todos los requisitos estipulados y obtenido el conocimiento de Control de energía psíquica correspondiente al Conocimiento de Bando 2 de la Orden Oscura otorgándole el rango de Archimago.

Hobbamock Graves

Líder de la Orden del Fénix

Ellie Moody y Roxanne W.

Lugartenientes

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Ficha para añadir el Conocimiento de Bando 2 y perfil editado para añadir el conocimiento correspondiente, Control de Energía Psíquica, ya que el usuario ha aprobado la clase dictada en la Orden del Fénix.

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  • 1 mes más tarde...

Reemplazo de la imagen principal actual por esta: https://i.imgur.com/HuQtK0G.png

 

Añadir esta imagen en el apartado de aspecto físico: https://i.imgur.com/bmp1xQs.png

 

Cambiar historia.

 

Actualmente dice:

 

 

 

Durante los años ochenta, con Lord Voldemort en pleno auge de poder, la tensión por toda Gran Bretaña era palpable. La familia Moody, que desde hacía un tiempo había comenzado a acoger como familia a magos y brujas nacidos de muggles e incluso squibs, sin lazos sanguíneos directos, fueron fácilmente catalogados como traidores a la sangre dentro de las familias mágicas escocesas. No sólo comenzaron a ser marginados en la comunidad mágica, sino que estaban en peligro de ser "purificados", es decir, eliminados. Euphemia y Philbert Moody, una joven pareja de magos, decidieron mantenerse al margen de la situación. En lugar de alojarse en el castillo familiar tras el matrimonio, en las Southern Uplands, se trasladaron a la Old Town de Edimburgo, renunciado así a la herencia de los Moody, aunque no al apellido ni a la relación con la familia. Si bien ambos, egresados de Hogwarts, tenían la posibilidad de trabajar en el Ministerio de Magia, prefirieron mantenerse lo más alejados posible de la comunidad mágica, que estaba siendo azotada por la Primera Guerra Mágica. Euphemia comenzó a trabajar como medimaga en una pequeña clínica mágica de la ciudad, mientras que Philbert optó por un trabajo más muggle, inaugurando una librería en la ciudad.

Su primera hija, Eileen, nació en 1986. Para entonces el mundo mágica estaba en aparente paz: hacía ya cinco años que Lord Voldemort había muerto, dejando con vida al infante Harry Potter. Euphemia y Philbert estaban en una situación económica decente, con estabilidad económica, de modo que no tuvieron problemas en agrandar la familia . Durante los primeros años de vida de Eileen eran evidentes los indicios de magia, que se hacían más regulares y más poderosos con el pasar del tiempo. Aunque todavía se les consideraba traidores a la sangre, ya aquello no parecía ser una sentencia tan grave como hacía algunos años; por lo tanto, desde muy temprana edad convivió con magos y brujas tan jóvenes como ella. La magia siempre estuvo presente en su vida y era algo normal, así como el conocimiento de que ésta debe permanecer como un secreto para los muggles.

En el verano del año 1997, cuando tenía once años de edad, recibió la carta Hogwarts. Sin embargo, en muy poco tiempo, todo había cambiado en el mundo mágico. Ese mismo año la noticia de la Batalla de la Torre de Astronomía, donde Albus Dumbledore fue asesinado, resonó por toda Gran Bretaña. Sus padres tenían dudas acerca de enviarla al colegio de magia, pero decidieron confiar en las declaraciones del nuevo director de Hogwarts acerca de la seguridad del castillo, así como en el hecho de que todavía figuraban en la plantilla del colegio profesores importantes que ellos recordaban de sus años escolares.

Ese mismo año Ellie comenzó sus estudios en Hogwarts, donde fue asignada a la casa de Hufflepuff. Sin embargo, la situación se agravó rápidamente. Habían noticias de revueltas y represión en el Ministerio de Magia, y secuestros y asesinatos contra sangre sucias, mestizos y traidores a la sangre. Sus padres, conscientes de la reputación de los Moody, habían comenzado a temer por su seguridad pero decidieron seguir confiando que su hija estaba a salvo en el colegio. Dentro del castillo, las noticias no erab anunciadas públicamente, sino que se esparcían por los pasillos a espaldas de los prefectos de Slytherin y los profesores Carrow, los encargados de los castigos físicos, ya que socializar en los pasillos y otros lugares abiertos no estaba permitido en aquel entonces. Las clases eran, a rasgos generales, una pesadilla. Pocos recuerdos conservó de las clases más tolerables; las que quedaron grabadas en su memoria, eran las que dictaban los hermanos Carrow, que la hicieron detestar el colegio y su propia magia. Odiaba ver cómo la magia era usada para causar dolor por simple diversión y estaba en desacuerdo con despreciar a los muggles o considerar que los magos de sangre pura eran superiores; sin embargo, sabía que no podía compartir aquellos pensamientos si no quería ser torturada. En aquel entonces, Hogwarts no era lo que había imaginado por tantos años; no quería seguir en ese colegio.

Al final del primer año, ocurrió la Batalla de Hogwarts. Ellie fue llevada junto a una gran cantidad de estudiantes de todas las edades y todas las casas a un lugar seguro, una de las torres más altas del castillo, donde varios profesores y estudiantes de último año garantizaron su seguridad. Pasaron la noche escuchando las explosiones, los gritos y los llantos. El miedo y la angustia, principalmente alimentados por la confusión y la ignorancia de lo que estaba sucediendo, los mantuvieron en vela. Luego de lo que pareció haber sido toda una vida, llegó el día y el anuncio de paz.

Debido a estos sucesos, Ellie tuvo que repetir el año. Sus padres no le permitieron abandonar los estudios mágicos y, a pesar de lo sucedido el año anterior, esta vez estaban convencidos de que era lo correcto. Fue durante ese segundo primer año que conoció al verdadero Hogwarts, en lugar de lo que los mortífagos de Tom Riddle les impusieron como colegio. Con libertad de pensamiento y actuar, sin torturas por no querer ser como ellos, sus deseos de abandonar desaparecieron; por el contrario, comenzó a desarrollarse su pasión por el estudio de la magia. En poco tiempo descubrió cuáles áreas de conocimiento mágico le interesaban. Se destacó en Encantamientos, Teoría de la Magia, Defensa Contra las Artes Oscuras y, en años posteriores, se descubrió a sí misma ampliando sus conocimientos de Maldiciones y Artes Oscuras. Para ella toda la magia podía ser hermosa, útil y beneficiosa, como cruel y destructiva; éso no se determinaba por su naturaleza o catalogación, sino por el uso que se le diera. Decidió dedicarse al estudio de diversas ramas de la magia, sin prejuicios, pues confiaba en su capacidad para usarla con responsabilidad.

Aún después de terminar su ciclo en Hogwarts, continuó estudiando. En el lapso de varios años, se especializó en las ramas de la magia que más le interesaban: Encantamientos, Pociones, Defensa Contra las Artes Oscuras, Maldiciones y Artes Oscuras. Simultáneamente, todavía en Edimburgo, aunque habiendo dejado ya la casa de sus padres, comenzó a trabajar en un laboratorio de pociones oculto en la ciudad muggle. Sin embargo desde antes de graduarse tenía muy en claro que quería emprender una carrera mucho más ambiciosa.

A comienzos del 2018 comenzó a dedicarse a la creación de hechizos, pociones y objetos mágicos, en el Departamento de Misterios. Trabajó alrededor de un año en el Ministerio de Magia e incluso llegó a ser Jefa de la Oficina de Experimentación Mágica, que llevaba a cabo las investigaciones y experimentos del departamento; sin embargo, luego de un tiempo decidió dimitir para continuar con su carrera de forma independiente. Instaló su taller de creación de artefactos mágicos en el Callejón Knockturn, además de inaugurar una tienda de segunda mano en el mismo local para tener ingresos. Además, tras haberse vuelto bastante cercana a su prima Melrose Moody durante el último año, se mudó con ella y Richard a una pequeña casa en el pueblo de Luss, ubicada en la región Argyll and Bute de Escocia.

 

 

Actualizar a:

 

 

 

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Linaje

Durante los años ochentas, con Tom Riddle en pleno auge de poder, la familia Moody —que desde hacía un tiempo había comenzado a acoger como familia a magos y brujas nacidos de muggles e incluso squibs, sin lazos sanguíneos directos— fue catalogada como traidora a la sangre dentro de las familias mágicas escocesas. No sólo comenzaron a ser marginados en la comunidad mágica, sino que estaban en la mira de los acólitos de Riddle. Euphemia Malfoy y Philbert Moody, una pareja de magos de sangre limpia, decidió que se mantendría al margen de la situación. Luego de su matrimonio, en lugar de alojarse en el castillo de la familia Moody ubicado en las Southern Uplands de Escocia, optaron por trasladarse a la Old Town de Edimburgo y asentarse entre los muggles. A pesar de que ambos tenían las posibilidades de conseguir un buen trabajo en el Ministerio de Magia, aquellos era todo lo contrario de lo que deseaban: mantener una distancia considerable con la comunidad mágica británica, azotada por la Primera Guerra Mágica. Euphemia consiguió un trabajo de medimaga en una pequeña clínica mágica de la ciudad mientras que Philbert optó por un trabajo más muggle, inaugurando una librería en la ciudad.


Vida temprana

Eileen el 13 de abril de 1986. Para entonces el mundo mágico aparentemente se encontraba en paz: hacía ya cinco años que Tom Riddle había muerto, dejando con vida al infante Harry Potter. Por otro lado, Euphemia y Philbert habían logrado construir una vida estable y razonablemente acomodada, por lo que no tuvieron problemas en ampliar la familia. Durante los primeros años de vida de Eileen eran evidentes en ella los indicios de magia, que se hacían más regulares y más poderosos con el pasar del tiempo. Aunque todavía se les consideraba traidores a la sangre, ya aquello no parecía ser una sentencia tan grave como hacía algunos años; por lo tanto, desde muy temprana edad convivió con magos y brujas tan jóvenes como ella. La magia siempre estuvo presente en su vida y era algo normal, así como el conocimiento de que ésta debía permanecer como un secreto para los muggles.

En el verano del año 1997, cuando tenía once años de edad, recibió la carta de Hogwarts. Sin embargo, en muy poco tiempo, todo había cambiado en el mundo mágico. Ya era un hecho que Tom Riddle había regresado. Ese mismo año la noticia de la Batalla de la Torre de Astronomía, donde Albus Dumbledore fue asesinado, resonó por toda Gran Bretaña. Una sombra de temor e incertidumbre se cernía sobre los magos y brujas de la isla; ni siquiera aquellos que vivían alejados de las importantes comunidades mágicas se sentían a salvo. Nuevamente, los nacidos de muggles y los traidores a la sangre eran perseguidos. Y cuando la familia Moody comenzó a verse directamente amenazada, Philbert y Euphemia decidieron que en el colegio de magia Eileen estaría lo suficientemente alejada de los problemas que podrían cernirse sobre ellos. Fueron crédulos, además, en confiar en las medidas de seguridad y la protección que el Ministerio de Magia había garantizado para todos los estudiantes.

Educación en Hogwarts


Ese mismo año Eileen comenzó sus estudios en Hogwarts, donde fue asignada a la casa de Hufflepuff. La situació en la comunidad mágica, sin embargo, continuó agravándose. Habían noticias de revueltas y represión en el Ministerio de Magia, y secuestros y asesinatos contra sangre sucias, mestizos y traidores a la sangre. Sus padres estaban preocupados por la posibilidad de una persecución contra la familia, pero decidieron confiar que su hija estaba mejor en el colegio. Dentro del castillo, las noticias no eran anunciadas públicamente, sino que se esparcían por los pasillos a espaldas de los prefectos de Slytherin y los profesores Carrow, los encargados de los castigos físicos, ya que socializar en los pasillos y otros lugares abiertos no estaba permitido en aquel entonces. Las clases eran, a rasgos generales, una pesadilla. Pocos recuerdos conservó de las clases más tolerables; las que quedaron grabadas en su memoria, eran las que dictaban los hermanos Carrow, que la hicieron detestar el colegio y su propia magia. Odiaba ver cómo la magia era usada para causar dolor por simple diversión y estaba en desacuerdo con despreciar a los muggles o considerar que los magos de sangre pura eran superiores; sin embargo, sabía que no podía compartir aquellos pensamientos si no quería ser torturada. En aquel entonces, Hogwarts no era lo que había imaginado por tantos años y cada vez crecía en ella la idea de abandonar el colegio.

Al final del primer año, ocurrió la Batalla de Hogwarts. Eileen fue llevada junto a una gran cantidad de estudiantes de todas las edades y todas las casas a un lugar seguro, una de las torres más altas del castillo, donde varios profesores y estudiantes de último año garantizaron su seguridad. Pasaron la noche escuchando las explosiones, los gritos y los llantos. El miedo y la angustia, principalmente alimentados por la confusión y la ignorancia de lo que estaba sucediendo, los mantuvieron en vela. Luego de lo que pareció haber sido toda una vida, llegó el día y el anuncio de paz.

Debido a estos sucesos, Eileen tuvo que repetir el año. Sus padres no le permitieron abandonar los estudios mágicos y, a pesar de lo sucedido el año anterior, esta vez estaban convencidos de que era lo correcto. Fue durante ese segundo primer año que conoció al verdadero Hogwarts, en lugar de lo que los mortífagos de Tom Riddle les impusieron como colegio. Con libertad de pensamiento y actuar, sin torturas por no querer ser como ellos, sus deseos de abandonar desaparecieron; por el contrario, comenzó a desarrollarse su pasión por el estudio de la magia. En poco tiempo descubrió cuáles áreas de conocimiento mágico le interesaban. Se destacó en Encantamientos, Teoría de la Magia, Defensa Contra las Artes Oscuras y, en años posteriores, se descubrió a sí misma ampliando sus conocimientos de Maldiciones y Artes Oscuras. Para ella toda la magia podía ser hermosa, útil y beneficiosa, como cruel y destructiva; éso no se determinaba por su naturaleza o catalogación, sino por el uso que se le diera. Decidió dedicarse al estudio de diversas ramas de la magia, sin prejuicios, pues confiaba en su capacidad para usarla con responsabilidad.

Durante sus últimos años en Hogwarts, comenzó a salir a flote su creatividad, curiosidad en ingenio. Dejó de conformarse con estudiar lo que alguien más ya había escrito y comenzó a nacer en ella la convicción de hacer sus propios descubrimientos e inventos. Quería revolucionar el campo de la magia y dejar su huella en él.

Adultez temprana


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Al terminar sus estudios en Hogwarts, Eileen regresó a Edimburgo. No tardó en dejar la casa de sus padres y comenzar a trabajar en un laboratorio de pociones oculto en la ciudad muggle. Sin embargo, desde antes de graduarse tenía muy en claro que quería emprender una carrera mucho más ambiciosa. Se impuso a sí misma el objetivo de conseguir un empleo en el Ministerio de Magia, específicamente en el Departamento de Misterios, donde tendría todos los recursos que necesitaría para llevar a cabo las investigaciones y proyectos que comenzaban a formularse en su mente. Pero aquello no sería sencillo, mucho menos para una bruja que no contaba con las conexiones necesarias. A partir de ahí decidió que comenzaría a estudiar por su cuenta y que mantendría una mente abierta con respecto a los saberes que le ofrecieran en su camino continuó estudiando. En el lapso de varios años, se especializó en las ramas de la magia que más le interesaban: Encantamientos, Pociones, Maldiciones y Artes Oscuras.

Fue durante aquellos años, que desarrolló la Oclumancia y la Legeremancia. Su principal instructora fue su profesora de Encantamientos en Hogwarts, Jane Knightly. Tras largas y extenuantes sesiones de aprendizaje teórico y práctica, logró dominar aquellas habilidades relacionadas con las Artes Oscuras, con el único objetivo de comprender aquella rama de la magia y ampliar su entendimiento de la mente. Aún luego de dejar de ser su estudiante, mantuvo amistad con su ex profesora y volvió a acudir a ella en reiteradas ocasiones en busca de guía y consejo.

 

Hogwarts

Abril, 2011


En sus años de estudiante, nunca había entrado al despacho de la profesora Knighly. Aún así, allí dentro la invade una sensación familiar; el olor a pergamino y a tinta la transporta a sus clases de Encantamientos.

—No, Eileen —la profesora Kingsley frunce ligeramente el ceño, mas no cierra los ojos. La mirada de la bruja es penetrante y poderosa; Ellie se siente incapaz de apartar la mirada—. ¡Eileen! —repite, pero aquello sólo hace que se sienta todavía más petrificada en la butaca. Sabe que debe limpiar la mente de este tipo de pensamientos, que sólo logran que la bruja encuentre lazos emocionales para escudriñar con todavía más facilidad en sus pensamientos, sus sentimientos, lo más importante, sus recuerdos— Descansemos —suspira por fin, sacudiendo la cabeza y recostándose en el amplio respaldar de su asiento.

—D-disculpe, profesora...

Ellie también se echa hacia atrás en su asiento. Cierra los ojos y comienza a respirar lenta y profundamente, para que su corazón se tranquilice y los ligeros temblores desaparezcan. La profesora Kingsley es demasiado buena como para sacar en cara lo que sea que haya encontrado dentro de su consciencia. Supone que por prestar atención a algo tan est****o como el olor de la habitación y relacionar aquel olor con el del aula de Encantamientos, ella habrá tirado de aquel hilo para extraer memorias relacionadas con aquellas lejanas clases. No se supone que deba pensar en nada, cuando intenta defenderse de la Legeremancia. ¡Pero no pensar en nada, dejar la mente en blanco, es demasiado complicado!

—Uno no se convierte en un Oclumante de la noche a la mañana —dice la profesora. Ellie sabe que no ha adivinado sus pensamientos en esa ocasión gracias a su habilidad; su rostro es un libro abierto—. Hay que ir paso por paso, como en todo.

—Gracias, profesora. Intento recordarmelo.

—Descansemos un momento, eso ayudará.

La varita de la profesora, parece un montadientes en su enorme mano de semigigante. Sin embargo, golpea el aire con una sorprendente gracia. De una estantería lejana, se acerca flotando una botella de hidromiel; con otro golpe de la varita, dos vasos de cristal se llenan generosamente y la botella termina reposando sobre el escritorio de la profesora. A Ellie se le hace extraño compartir un trago con la mujer que, en sus últimos dos años de Hogwarts, fue su profesora de Encantamientos, pero está tan sedienta que no permite que eso le afecte. Tiene mucho cuidado de mantener la mirada baja, pues le avergonzaría que, de usar nuevamente la Legeremancia, la profesora descubra aquellos pensamientos.

—¿Quieres hablar de por qué quisiste estas lecciones, Eileen?

—Usted podría echar un vistazo en mi cabeza e incluso saberlo mejor que yo... —susurra Ellie, mientras uno de sus dedos recorre la orilla del vaso. Ya se siente un poco mejor físicamente, pero se le hace difícil mostrarse un poco más animada.

No sabe qué decirle pues no hubo un gran motivo que le hiciera escribirle una lechuza a la profesora Kingsley. En Hogwarts, aprendió que habían magos con habilidades especiales, además de la "magia normal". Algunos magos nacían con la habilidad de modificar su apariencia a su antojo, otros podían hablar con serpientes e incluso algunos poseían el extraño don el Ojo Interior. Ellie no nació con ninguna de esas habilidades. Sin embargo, también descubrió que otros magos eran capaces de desarrollar otras habilidades: podían convertirse en animales, sin perder el pensamiento racional ni la consciencia; desarrollar la habilidad de explorar la mente de alguien, incluso contra su voluntad, así como la defensa para estas invasiones e incluso convertirse en personas incontrables. A ella nunca le llamó la atención tomar una forma animal o evadir lechuzas, pero pensó que podía ser interesante explorar la Legeremancia y la Oclumancia, simplemente para ampliar sus conocimientos en diferentes áreas de la magia.

—Soy una Legeramante, no una salvaje —replica la profesora, con su característica voz profunda—. Me gusta la comunicación voluntaria, ¿sabes? Pero está bien si no quieres hablar de eso.

Por algún motivo, a Ellie le parece que decirle a la profesora Kingsley que quiere aprender Oclumancia "porque sí" es incorrecto. Pero... ¿por qué debe ser así? ¿Es obligatorio que justifique, con cincuenta palabras o más, por qué quiere aprender cualquier cosa? En Hogwarts, nunca fue así, e incluso en ocasiones tuvo que aprender contra su voluntad. No cree que deba ser diferente ahora. Si resulta que no tiene madera de Oclumante, simplemente no será capaz de avanzar.

—Me gusta aprender —musita, luego de unos momentos, con una pequeña sonrisa—. Todavía no logro entrar al Ministerio de Magia, pero no dejo de aplicar. Quiero ser una Inefable. Mientras tanto, seguiré estudiando, aprenderé todo lo que pueda.

—¿Y luego? ¿Si consigues trabajar en el Departamento de Misterios?

—Bueno, dudo que me canse de estudiar —admite—. ¡Pareciera que cada vez hay más que aprender!

—Eso es muy cierto, Eileen. «Hay pocas cosas más patéticas que aquellos que han perdido su curiosidad y sentido de la aventura y que ya no se preocupan por aprender».

Pronto, el vaso de Ellie y la enorme jarra de la profesora Kingsley están vacías. La semigigante necesita mucho más que un tarrón de hidromiel para sentir los efectos del alcohol, pero la pequeña humana siente el rostro un poco acalorado. A la vez, se siente más confiada, más segura.

—Creo que ya puedo continuar, profesora...


Departamento de Misterios y Familia Moody


A comienzos del 2018, logró entrar al Departamento de Misterios, donde comenzó a dedicarse a la creación de hechizos, pociones y objetos mágicos. Trabajó alrededor de un año en el Ministerio de Magia e incluso llegó a ser Jefa de la Oficina de Experimentación Mágica, que llevaba a cabo las investigaciones y experimentos del departamento. Antes de ésto, Eileen se había mantenido bastante alejada de la famosa comunidad mágica británica; había preferido moverse en espacios menos notorios, donde no salía a relucir lo peor de la comunidad, como la supremacía mágica. Tampoco era cercana a sus familiares en las Southern Uplands. Sin embargo, con aquella oportunidad laboral decidió que sería bueno acercarse a la familia Moody, la cual su padre había prometido que la recibirían con los brazos abiertos.

Fue así como conoció a Melrose Moody, su prima hermana, además de Richard y Madeleine, quiénes no tenían lazos de sangre con ella pero eran considerados parte de la familia. A pesar de que no la conocían, hicieron honor a su apellido ofreciéndole un lugar en el castillo. En aquel entonces, Melrose también trabajaba en el Ministerio de Magia, de modo que ambas coincidían en bastantes "aventuras". En poco tiempo se volvieron muy cercanas, volviéndose mejores amigas, aliadas y compañeras en aventuras y salidas a comer. Si bien durante lapsos de tiempo se distanciaban por sus ocupaciones y otros aspectos de sus vidas, siempre volvían a reunirse y la relación se mantenía viva y cálida.

Durante varios meses su carrera se mantuvo en un buen lugar, así como la relación con su familia. Sin embargo, desde su acercamiento a la comunidad mágica de Gran Bretaña, las cosas habían comenzado a salir mal: cada día parecía ocurrir una nueva desgracia, el Ministerio de Magia era envenenado por la corrupción de los mortífagos y comenzaba a sentirse la tensión de la enemistad entre tensiones. Cuando Bulgaria le declaró la guerra a Inglaterra, atacando el Atrio del Ministerio de Magia, Eileen tomó la misma decisión que sus padres tomaron años atrás: se mantendría alejada de aquellos problemas y se mantendría a sí misma y a su familia a salvo.

No le dolió abandonar su prometedora carrera, pues durante su tiempo en el Departamento de Misterios aprendió algo muy importante: no necesitaba de los recursos del Ministerio de Magia para ser exitosa. A partir de allí decidió continuar de forma independiente, dándole vida a un taller de creación de artefactos mágicos en el Callejón Knockturn, además de inaugurar una tienda de segunda mano en el mismo local para tener ingresos. Por otro lado —y tras la destrucción del castillo de la familia Moody en las Souterh Uplands, por parte de los problemáticos hijos de Richard—, juntó sus ahorros con los de Melrose y Richard para comprar una pequeña casa en el pueblo de Luss, ubicada en la región Argyll and Bute de Escocia, la cual declararon la nueva vivienda de la familia Moody.

Orden del Fénix

Poco después de comenzar a trabajar en el Ministerio de Magia, Eileen aprendió acerca de los nuevos mortífagos, la Orden del Fénix y la llamada "guerra de bandos". Más por curiosidad que por auténtica motivación, se acercó a la organización clandestina, intrigada por los rumores de que habían desarrollado su propia magia para combatir a los acólitos de Tom Riddle. A pesar de no participar activamente en la Orden, estableció relación con varios de sus integrantes y se dio cuenta de que estaban infiltrados en muchos lugares importantes, como Hogwarts y el mismísimo Ministerio de Magia. Descubrió que varios miembros de su familia pertenecían a la Orden del Fénix, como Madeleine y la propia Melrose, aunque el miembro más famoso era Alastor Moody, un auror asesinado durante la Segunda Guerra Mágica en mitad de una misión de la Orden.

Si bien Eileen consideraba que los mortífagos harían daño a la comunidad mágica si les dejaban la vía libre para ejecutar sus planes e implantar sus ideas supremacistas y retrógradas, no sentía que perteneciera a una organización de aquel calibre y comenzó a distanciarse de ésta.

Volvió a saber de la Orden del Fénix, cuando un amigo, Hobbamock Graves, se contactó con ella para ubicar los Lugares Seguros del bando en Inglaterra y volver anexarlos a la Orden, ya que éstos misteriosamente habían dejado de pertenecerles. Decidió apoyarlo a él y a los magos y brujas, también miembros del bando, que querían renovar y reestructurar la organización. Se dedicó a investigar y ubicar en el mapa estos Lugares Seguros, así como a descubrir el secreto del encantamiento fidelio que los había mantenido ocultos para ellos. Durante esta aventura Eileen se dio cuenta de que podía usar sus conocimientos y habilidades para cambiar verdaderamente el mundo mágico y que podía pertenecer a la Orden del Fénix aún sin ser precisamente una guerrera. Luego de que Hobbamock fuese elegido líder de la organización, aceptó unirse a él y a Kaori Matsudaira para coordinar la Orden.

Desde entonces, Eileen ha puesto a disposición de la organización sus conocimientos y habilidades, principalmente ayudando desde las sombras y participando en misiones de bajo perfil, donde es de mayor utilidad.

Rhiannon y la investigación de la maldición maledictus

En el Callejón Knockturn, poco después de comenzar a trabajar de forma independiente, por pura casualidad llegó a su negocio Rhiannon Kincade, una bruja que apenas había cumplido la mayoría de edad. Había llegado a Londres desde Tintern, Gales, y según sus propias palabras estaba buscando a un erudito de la mundialmente conocida Universidad Mágica. Eileen, que en aquel entonces había aceptado un trabajo como profesora de Maldiciones en la institución, le respondió que podía ayudarla si necesitaba orientación acerca de la Universidad Mágica. Sin embargo, pronto descubrió que Rhiannon no tenía el más mínimo interés en la institución. Confiando en Eileen, reveló que sufría la maldición maledictus y que había abandonado su hogar familiar para encontrar a un experto en Maldiciones que pudiera ayudarle a cambiar su fatídico destino.

Eileen aceptó lo que consideraba un desafío, a pesar de que se trataba de la vida de una persona. Aquel fue uno de sus mayores, que guardó incluso de Melrose. Durante meses investigó arduamente, sin resultados y sin la valentía y la humildad de hablarle con honestidad a Rhiannon y explicarle que lo más probable era que no tuviera éxito. Con terquedad, siguió insistiendo, con el deseo cada vez más irracional de superar aquel reto.

Debido a las casualidades de la vida, Richard descubrió la naturaleza de Rhiannon y se mostró interesado en ella, pero Ellie, ya completamente obsesionada, se interpuso en sus planes, lo cual acabó con un confrontamiento familiar donde Melrose se vio afectada y Rhiannon se alejó, decepcionada de la mujer a quien había considerado su mentora.

 

 

 

When routine bites hard
And ambitions are low
And resentment rides high
But emotions won't grow
And we're changing our ways
Taking different roads
Love, love will tear us apart again
Love, love will tear us apart again

 

Quien la viera, juraría que está dormida. Madeleine está acostada en el sofá del salón, con los ojos cerrados, una expresión facial de tranquilidad y las manos entrelazadas sobre el vientre. Quien la vieja, juraría que no presta atención a lo que ocurre a su alrededor. Madeleine está acostada en el sofá del salón, con audífonos en cada oído y un reproductor de CDs entre las manos. Bajo el plástico traslúcido, un disco compacto con la inscripción Joy Division escrita con marcador permanente gira silenciosamente. Aunque está descansando, en un ritual que alguien que no la conociera podría confundir por meditación, una parte de ella permanece alerta. Siempre hay una pequeña parte de sí misma que nunca descansa y se mantiene alerta. Y es por eso que, de repente, se encuentra abriendo los ojos de golpe.

Lo que percibió, no fue un sonido. Fue... una especie de estruendo, que hizo vibrar el aire levemente. Un golpe.

La imagen mental de una cuadrilla de mortífagos invadiendo la casa de la familia Moody la hace saltar del sofá. Como un fantasma, se planta bajo el umbral que separa la sala de la cocina; es allí a donde la lleva su instinto. El reproductor de discos compactos está en el suelo; los audífonos, desconectados, están enredados alrededor de su cuello.

Madeleine dedica una única mirada para estudiar la escena y así, en base a lo que perciba, actuar. En un segundo, tiene toda la información que cree necesaria: Mel inconsciente, tendida en el suelo; Ellie pálida, llorosa y probablemente en estado de shock; y...

«Algo malo».

Con un rugido ronco, Madeleine levanta la mano derecha hacia aquella cosa. Percibe el latido del corazón, el correr de la sangre y la fuerza de los músculos. Está bajo su control, no tiene salida. Lentamente, comienza a cerrar la mano en un puño: la sangre corre con más lentitud, los latidos cardíacos se reducen, los músculos se atrofian... Pero el grito de Ellie —o más bien, el sollozo— hace que salte hacia atrás e interrumpa la conexión. Repentinamente asustada, Madeleine salta hacia atrás y sus manos se aferran a la pared que tiene en la espalda. A pesar de que le hizo caso y está inmóvil, Ellie sigue exigiendo que la deje en paz.

✾ ✾ ✾


Sabe que Rhiannon no ha apartado la mirada de ella. Sabe que la muchacha, de apariencia frágil, de fachada inocente, mantiene sus vivos ojos verdes sobre ella: la siguen mientras camina por el salón y la cocina, pretendiendo estar elaborando una poción herbovitalizante que en verdad no necesita, pues ya le suministró a Melrose la dosis necesaria para que recupere la consciencia. Intenta convencerse de que, quien la vigila, es sólo una muchachita... pero, a esas alturas, es una estupidez. Se detesta por sentirse de aquella forma, pero la verdad es que está asustada. Rhiannon ha dejado de ser Rhiannon y ahora es, de verdad, lo que le aseguró ser desde el principio. Quien la vigila es... es algo que va más allá de su entendimiento. Es una bestia que ni siquiera su mente fue capaz de crear en alguna pesadilla. Es un monstruo que podría arrancarle un brazo o una pierna con tanta facilidad como ella podría arrancarle una extremidad a un insecto.

Rhiannon... Ella va más allá de lo que conoce. Se supone que siempre lo supo, pero tuvo que verlo para comprenderlo. Ya no es una idea, ya no es la página de un libro. Ella es real y su condición también.

Es irónico. Hace unos momentos, habiendo observado los ojos escarlata en aquel cuerpo sombrío y amenazador, fue capaz de reconocer que se trataba de Rhiannon. Vio los ojos, sintió su miedo y su dolor, y fue capaz de detener a Madeleine. «¡Déjala en paz! ¡QUE LA DEJES EN PAZ!». Pero aquel efecto se desvaneció y... tiene la sensación de que no comprende qué ocurre. Le avergüenza admitir que reconocer a Rhiannon como una persona de repente le parece algo imposible. El tiempo corre: en un par de años, no podrá volver a su forma humana, será una bestia para siempre. ¿Alguna vez habría sido humana? ¿Alguna vez habría sido una persona? ¿Alguna vez tuvo la más mínima esperanza?

Madeleine anuncia con sequedad que Melrose ha abierto los ojos, pero Ellie tampoco cree que pueda enfrentarse a ella. Su prima saltó hacia Richard, para... ¿para defenderla, acaso? ¿O sólo fue un acto de lealtad, pues sabía que Richard tenía algo de razón? La verdad es que prefiere no conocer la respuesta. Es suficiente con saber que terminó en el suelo por su culpa. La violenta reacción de Richard, sus palabras, todo fue su culpa. Quisiera poder enojarse, como se sentía hace tan poco tiempo, pero no es capaz de hacerlo.

«No sabes quién soy y no sabes qué hacer con Kincade y aún así, te niegas a admitir tu ignorancia. Sería triste, si no fuera porque en realidad apenas llega a lamentable».

Ellie no fue capaz de responder, pero hay algo en lo que no estaba en lo correcto. No era que no admitiera su ignorancia, no era que quisiera ocultar que no tenía la menor idea de qué hacer con el problema de Rhiannon. Es que se trataba de su desafío. Era una oportunidad única. Era una investigación sin precedentes, era un experimento ambicioso que podía revolucionar el campo del Estudio de Maldiciones. Se llegó a convencer de que auténticamente se preocupada por Rhiannon, pero ¿alguna vez fue así? ¿Cuántas veces le preguntó cómo se sentía? ¿Cuántas veces se interesó en su vida, más allá del tema de la maldición? ¿Cuántas veces la apartó sin remordimientos de su vista, cuando su insistencia era un estorbo para otros proyectos o para su tranquilidad mental? Richard encontró a Rhiannon en el lugar y el momento perfectos, allí donde Ellie no podía evitar que la robaran de ella.

—¿Y bien? —Madeleine rompe el silencio, cansada. Ninguna de las brujas ha hecho nada más que intercambiar incómodas miradas y ya está cansada— Esta es mi casa también, maldición. Quiero saber qué demonios pasó con Melrose, a dónde fue Richard y... y...

Pero no recibe una respuesta, por supuesto. A pesar de que fue ella quien cargó a Melrose hasta su habitación, quien trajo el kit de pociones de Ellie y quien cubrió con su capa de viaje a la bruja semi-inconsciente con las ropas rasgadas, que apareció en el lugar donde la bestia desapareció. Un vaho oscuro parecía rodearla, aunque no estaba segura de que Melrose y Ellie pudieran percibir aquello. Quizás Madeleine no lo habría hecho antes, pero ahora le resulta imposible ignorarlo. Es el rastro de la magia negra, del dolor, de lo trágico.

—Señorita Moody —Rhiannon es la siguiente en hablar. Las tres a la vez, Ellie, Melrose y Madeleine vuelven el rostro hacia ella. Durante un largo rato estuvo meditando en lo que escuchó decir a la persona en la que se suponía que debía confiar, pero que evidentemente no veía en ella algo más que una persona con "una condición"; en lo que escuchó decir a Richard e incluso en la reacción sin palabras de Melrose. Parte de sí, le dice que lo mejor es regresar a casa, tal y como se lo ha repetido su padre los últimos meses. «Ellos no se preocupan verdaderamente por ti. Sentirán odio o, peor aún, lástima por ti. Pero eres mi primogénita, eres una Kincade y aquí, nadie se atreverá a tratarte como a alguien inferior». Sin embargo, tiene que saber—. Quiero decir, señorita Eileen. Lo que el señor Richard quiso decir, es que ¿cree que podría ayudarme?

—Mhm...

—¿Disculpe?

—Q-quizás... no estoy segura...

—Pero, no querías que se entrometiera —repone Rhiannon. Aunque su estado es deplorable, por lo menos en comparación su lo arreglada que estaba al llegar, mantiene la compostura de alguien de su alcurnia. Ellie es incapaz de mirarla a los ojos, así que baja la mirada al cofre de pociones.

—Quería protegerle de él. Él... él a veces no tiene buenas intenciones...

—¿Pero usted, sí las tiene?

—¡Claro! Yo sólo quiero...

—Nunca le he pedido que me proteja. No lo necesito y no lo deseo. Lo que le pedí, fue su ayuda. Usted me prometió que haría todo lo posible...

—¡Eso he estado haciendo!

—No —Rhiannon se pone de pie, con una mano sobre el pecho asegurándose de que la capa la cubra perfectamente—. Evidentemente no. Lo cual, sería comprensible si no fuera porque no quiere que nadie más me ayude. Para mi, el tiempo corre y no puedo desperdiciarlo preocupándome por las intenciones ocultas, detrás de la ayuda que alguien me puede ofrecer. Es un privilegio que no tengo.

»Además, ya no estoy segura de sus intenciones —sus palabras se sienten como una ráfaga helada, que le hielan dolorosamente el pecho.

En su mano aparece un perfecto cuadrado de pergamino, que le entrega a Madeleine.

—Gracias —dice, elaborando una sonrisa de recatada gratitud—. Reconozco que no comprendo la naturaleza de su magia, pero, si no me hubiera detenido, no sé qué habría pasado. Le agradezco su franqueza. Y lamento profundamente todo este incidente, de modo que procuraré no volver a importunarlos. Aún así, ¿podría abusar de su amabilidad y pedirle que le entregue ésta nota al señor Richard Moody? Es la dirección donde puedo recibir lechuzas. Dígale que... que me interesa saber quién es.

»En cuanto a la capa...

—No te preocupes —Madeleine toma el pergamino y lo guarda en el bolsillo sus pantalones de andar en casa.

Tras despedirse con una moderada reverencia, Rhiannon sale por la puerta de la habitación. Entonces, Ellie vuelve el rostro y observa cómo su sombra se aleja por el pasillo. ¿Volverá a saber de ella?

 

 

 

La caída del Estatuto Internacional del Secreto Mágico

En la actualidad, tras el quebrantamiento del Estatuto y los sucesos del famoso Día de la Ira, Ellie imprecedeciblemente se encuentra trabajando con la Orden del Fénix y el Simposio de Ladrones. Está decidida a encontrar un antídoto para la vacuna que, supuestamente, es capaz de eliminar el gen mágico de las personas. A la vez, está dispuesta a entablar relaciones amistosas con los miembros de la comunidad no mágica, como siempre lo ha hecho; está convencida de que aún sin el Secreto, pueden construir una realidad donde los mágicos y no mágicos vivan en paz, respetándose y trabajando juntos por el bien común.

 

 

 

 

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