Queridos Reyes
Queridos Reyes Magos, sé que hace siglos no nos escribimos, después de tanto tiempo deben haber pensado que maduré y no pido regalos. Creo que hace un par de años dejé de poner mis zapatos bajo el árbol. Verdad es que nunca les dejé agua ni pasto para los camellos, pero seamos sinceros, ustedes saben que yo sabía quiénes eran.
Pero el tiempo ha pasado, y hoy me siento nostálgica. Creo que es la primera carta en que ustedes y yo nos sinceramos. ¿Qué solo yo? Puede ser, pero seguro que de responder también lo harían. Después de todo ¿cuánto hace nos conocemos? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que elegíamos juntos regalos? Yo creo que era más lindo elegirlo que recibirlo. Es como prepararse para la escuela, gustaba más la recorrida por las tiendas con la lista en la mano que la asistencia a clases con libros y útiles a estrenar o usados. Lo más bello: mirar vidrieras con juguetes, ropas, juegos, fantasías y soñar.
¿Qué cuándo dejé de soñar? No lo sé con exactitud, fue hace muchos años. Sí, es verdad que ni siquiera cuando tenía 5 ¿o eran 6 años? Y los vi por primera vez con ese estuche de sanadora para mí, ni entonces dejé de soñar. Religiosamente por más de 40 o 50 años seguí poniendo los zapatos bajo el árbol de navidad, ni siquiera el gordito panzón tuvo tanta devoción. Vamos, seamos sinceros, los 4, perdón, los 5 sabemos que el Niñito pequeño es el que nos regala y el gordito no es más que un siervo que ayuda en Navidad.
Pero nunca dejé de pensar que alguna noche de reyes nos volveríamos a juntar a charlar. Hoy les hablo a ustedes, a los verdaderos magos detrás de los reyes. A los que me llenaban de amor cada Navidad, cada cumpleaños y cada 6 de enero: los extraño, con todo mi corazón, los extraño. Aún miro las estrellas, la Cruz del Sur, las Tres Marías y los busco en cada una de ellas, y entre las demás.
Dicen que este año se verá a plena luz del día el cometa de la Navidad luego de miles de años. ¿Saben algo? El mejor regalo sería, que en su cola vinieran los 3, sonriéndome una vez más. Los extraño. No sé cómo me ven hoy, pero quiero que sepan, que los amo mucho, con toda mi alma. Su negrita.
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