Isildae

Isildae cursaba los últimos cursos antes de graduarse, creía que ya nada nuevo ocurriría, pero hace un par de horas le habían avisado vía lechuza que, por cambios en la estructura de la Academia, ella había sido asignada a la casa Centauros Blodwyn.

No conseguía entender bien de que trataba esto, pero siempre era interesante ver cosas nuevas, y en este preciso momento la chica se encontraba frente a la estatua en conmemoración a una hermosa criatura, un centauro, que era símbolo de una de las más grandes batallas del mundo mágico; Isil no sabía mucho de la historia de esa batalla, pero tenía muy clara la importancia que esta tenía en Inglaterra; sobre el centauro, una hermosa cúpula a varios metros de altura le daba iluminación exclusiva para él.

La joven pelirroja se acerco un poco más al monumento y, tras susurrar unas palabras y dibujar un trazo frente a ella, el bello centauro se desplazó hacia un lado para dejar al descubierto una antiguay mohosa escalinata de negra piedra.

- Esto se vuelve interesante... - susurro la joven Banshee antes de comenzar a bajar.

El panorama cambiaba poco a poco, las copas de majestuosos arboles comenzaban a aparecer ante los ojos de la ojiplata, ya llegaba al final de la escalera cuando pudo apreciar todo el esplendor del lugar.

Se encontraba en un hermoso hall con paredes de arboles, sí tal como la chica lo veía, los majestuosos arboles que vio al bajar componían las paredes y techo del lugar, el piso era una extensa alfombra de verde pasto, y, para contrastar toda esta naturaleza, elegantes sillones y muebles en general decoraban el lugar.

Isildae se vio profundamente emocionada por la decoración, todo era tal cuál ella lo recordaba en el castillo MacGreini, tras un profundo esfuerzo la joven contuvo las ganas de llorar, todo le recordaba tanto a su amada Aibihill, ella junto a su hermano había decorado el castillo siglos atrás y todo se había mantenido siempre tal cual.

- Es como estar en casa.- susurro la Malfoy pasando sus finos dedos por el respaldo de un hermoso sofá, se disponía a sentarse cuando escucho un ruido, este era como el del papel cuando cambias de pagina.

Su vista paso rápidamente hacia el origen del aquel ruido, y vio que en un sofá frente a la chimenea asomaba una cabeza con un bello cabello castaño que leía el diario.

Isildae se acerco un poco más al sofá y pudo ver que no era uno de sus compañeros, probablemente fuera un profesor.

- Buenas tardes, profesora, o ¿no? - saludó la pelirroja interrumpiendo la lectura de quien suponía sería su jefa de casa.