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Farkas

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Mensajes publicados por Farkas

  1. De haber sido otra la situación el demonio habría tomado a su mujer por la cintura, atrayéndola a sus labios, su perfume era como una suave droga que lograba siempre hacerlo sentir dispuesto, pero para su mala suerte estaban en el ojo del huracán, y no precisamente de su huracán favorito. Con un suave movimiento de varita invoco un “Lumos” para alumbrar su camino en la oscuridad.

     

    Haciendo acopio de fuerza y voluntad intentando dejar de pensar en las caderas de Sol, volvieron a avanzar por aquel oscuro pasadizo, Farkas sabia a donde los llevaría, justo a uno de los accesos al patio trasero del castillo, cerca del campo de Quidditch. Muchos recuerdos volvieron a su mente de aquellos lejanos días, no todo había sido tan malo ahora que lo pensaba.

     

    --¿En qué piensas?—preguntó su Sol notando su mutismo.

     

    --En lo mucho que me hubiera gustado que estuvieras aquí cuando era un adolescente…-- admitió relamiéndose los labios, mientras giraba un poco la cabeza para mirarla a los ojos.

     

    Aun en la oscuridad apenas iluminada por la tenue luz de la varita Farkas pudo notar las mejillas de la bruja colorearse, adoraba aquellos gestos tan suyos, pese a siempre ser una mujer fuerte y decidida, tenia aquellos momentos tan dulces que podían hacerlo sentir poderoso.

     

    --Te recuerdo que eso no habría sido posible soy mayor que tu…-- recordó la bruja frunciendo el ceño, como si aquello aun le pesara.

     

    --Eso nunca ha sido un impedimento para nosotros…-- dijo el demonio recuperando el tono de batalla.—Igual me gustas desde que tengo memoria…-- reconoció encogiéndose de hombros, dejando de lado los prejuicios que alguna vez los habían atormentado.

     

    --Definitivamente estás loco….

     

    --Pero soy tu loco y te encanto…-- reiteró el demonio alzando la ceja para retomar su camino jalando la mano de Sol que reía divertida por su comentario. Llegando finalmente al exterior.

     

    @@Sol Lestrange Black

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  2. Mientras el demonio la abrazaba, las palabras de Sol retumbaban en su cabeza, obviamente el no tenía miedo por él, tenía miedo por ella, por mucho que la bruja dijera que era perfectamente capaz de enfrentar aquel peligro, no imaginaba como podía hacerlo.

     

    No dudaba de sus capacidades, no en vano le había puesto aquel apodo, sabia de su fuerza y determinación y de lo necia que podía llegar a ser y como llegaba a reaccionar de forma violenta si se sentía amenazada o algo amenazaba lo suyo, así era su Sol.

     

    Farkas tuvo que enfriar su cabeza para poder asimilar el pedido de la mujer en sus brazos, no podía hacerla sentir inútil, sabía que aquello lo único que provocaría seria su enojo y en vez de combatir aquella amenaza terminaría peleando entre ellos.

     

    --¿Te he dicho alguna vez que eres la mujer más necia que conozco? —preguntó el demonio en un aire divertido provocando que Sol sonriera negando suavemente con la cabeza.

     

    --Hacia un tiempo que no lo hacías…-- le respondió en el mismo tono juguetón, pese a la tensión que existía. El mago sonrió y le dio un suave beso en los labios sin poder resistir la cercanía.

     

    --Conozco una salida secreta, y así evitaremos tener que unirnos a la multitud despavorida—comento el rubio con aquel característico aire de suficiencia que lo acompañaba.

     

    --Sabía que tus conocimientos en el castillo nos servirían, aunque la verdad es que pensaba utilizarlos en otra “situación”—Las palabras y la mirada lasciva de Sol lo hicieron dibujar la primer sonrisa sincera desde que le momento de pánico había surgido, ella tenía aquel don, así el mundo se estuviera cayendo a su alrededor, ella podía siempre encontrar la manera de hacerlo sentir mejor, con solo sonreírle.

     

    @@Sol Lestrange Black

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  3. Farkas no era precisamente una persona social, siempre se había caracterizado por preferir la soledad y la intimidad de sus espacios, rehuía de la gente todo lo que podía, desde su regreso pocas veces había abandonado el castillo, y la verdad es que no veía una buena razón para salir de él si todo lo que necesitaba estaba justo dentro.

     

    Aquel día había olvidado el plan de la bruja para visitar el Consenso en Dumstrang, el demonio había protestado un poco, pero para su mala suerte o fortuna aquella mujer siempre conseguía hacer con él lo que quería y eso quedó demostrado una vez más cuando ambos abandonaron el castillo rumbo a su antiguo colegio.

     

    El viaje fue corto, aparecieron abrazados en medio del patio del castillo que albergaba el colegio, los recuerdos llegaron a su mente haciéndole sonreír, pese a todo había pasado buenos momentos en su estadía, no podía negarlo, la mano de la bruja seguía fuerte mente sujeta a la suya, lo cual le recordó que ella odiaba la aparición, por lo que en un gesto caballeroso y protector beso su frente.

     

    --Respira Hurrikán ya hemos llegado…-- le enfatizo para animarle a abrir los ojos.

     

    Tomados de la mano ingresaron al lugar, que para esos momentos ya estaba lleno de magos y brujas de todas partes del mundo, el demonio frunció el cejo, era bien sabido que pocas de aquellas personas estaban verdaderamente interesados en dar su sincera opinión del tema preocupados por el futuro del mundo mágico y la gran mayoría eran solo atraídos por el cotilleo que siempre se podía disfrutar en los eventos que reunían a tantos participantes.

     

    --Apesta a hipocresía…-- murmuró intentando que la mujer a su lado no lo escuchara, fallando en el intento, Sol lo miró con algo de reproche ya que ella si era devota de asistir a aquellos eventos—no puedes negármelo…-- dijo acariciando la mano con que sostenía su brazo.

     

    --Me prometiste comportarte…-- le reclamó por lo bajo, haciendo que Farkas rodara los ojos con fastidio, había aceptado solamente por no dejarla ir sola, respiro profundamente intentando recomponerse antes de responderle.

     

    --Me estoy portando bien, pero no puedes negar que tengo razón…--Sol intento mantener la mirada de reproche, pero no pudo resistir la sonrisa del demonio, el sabía perfectamente la manera de calmar a su pequeño Hurrikán. –Te ves más linda cuando sonríes…-- completo dando el toque final a su ataque.

     

    La mujer intento responder cuando un estruendo se dejó sentir mientras las grandes puestas del salón se abrían de golpe dejando que una ráfaga de aire helado lo recorriera, Farkas solo atino a abrazar a la bruja en un gesto típico de protección en su persona.

     

    --Gigantes de hielo….—escuchó entre el griterío de la multitud que buscaba a toda costa salir del lugar. Aquella afirmación lo hizo ponerse alerta sin saber exactamente que debía hacer a continuación

     

    @@Sol Lestrange Black

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  4. Farkas beso la frente de Sol solo ella lograba que su lado humano saliera a flote, tenían aquel lazo irrompible intacto, lejos habían quedado las culpas, de sus sentimientos, ya nada mas importaba, podía sentir que ella sentía lo mismo y después de todo lo vivido aquello era lo único que podía ser importante. Había extrañado aquel dulce sonido de su vos.

     

     

    Hasta ese momento el demonio se percato de que no estaban solos, Samy estaba sentada en la mesa de la cocina, intentando pasar desapercibida, un gesto muy gentil de su parte, tomando en cuenta la situación, le sonrió recordando tantos momentos vividos justo en aquella misma cocina, y en tantas oportunidades.

     

     

    -¿Y tu bruja mala no piensas abrazar a tu tío?- El demonio sonrió, aquella joven bruja era justo otra de sus personas favoritas - Hola Samy… tiempo sin verte… como estas?... también te extrañe… - dijo frunciendo un poco el ceño- Acaso estoy pintado? Y desde cuando tengo que pagar por un abrazo tuyo? He perdido mi toque...

     

     

    Sol se aparto apenas un poco para dejar espacio a Sam, Farkas sintió una extraña sensación de perdida, pero intento respirar profundamente y concentrarse en su sobrina siempre se había llevado bien con Samy, debía recuperar cada uno de aquellos lazos familiares.

  5. El sol brillaba regalando su tibieza, aunque todo en Ottery parecía aun dormir. Un mago alto se acercaba a la entrada principal, el pasto crujía bajo sus zapatos que eran del mismo color que los pantalones y el pulóver que vestía, negros, sus movimientos eran elegantes. Al llegar frente a la entrada principal sus ojos se iluminaron en su rostro en el cual permanecía una media sonrisa.

     

     

    -Es bueno volver a casa- su vos era ronca y pausada, no había terminado de pronunciar la frase cuando un ligero crack se escucho junto a el, miro de reojo a la derecha en donde se encontraba su acompañante, un joven elfo domestico, cuya apariencia intrigaría a todo el que lo viera, sus ojos eran blancos, su nariz no era puntiaguda, y sus orejas puntiagudas solo sobresalían un poco de su cabellera negra, su vestimenta no era para nada harapienta más bien vestía una especia de armadura antigua y su físico lo hacia ver fuerte.- Erő, pense que no vendrias- pronuncio Farkas como un saludo de bienvenida.

     

     

    - Erő vive para servirle amo y ahora que ha vuelto Erő , no se apartara- dijo realizando una reverencia el mago lo miro complasido, la puerta se abrió de manera autiomatica como si aun lo reconociera, el mago sonrió y decidio entrar lo mas silenciosamente posible.

     

     

    Ambos caminaron hasta la sala que se encontraba en una toltal silencio, Farkas camino hasta quedar parado frente al ventanal que daba con el jardin delantero.

     

     

    -El amo no se siente bien?- pregunto el elfo analizandole.

     

     

    -Tu amo solo esta preocupado Erő, han pasado años...y regresar como si nada no es presisamente lo correcto- dijo sin despegar la vista de su reflejo. El elfo lo miro pero no supo que responder, esta vez se habia quedado sin palabras.

     

     

    Poco duro aquel silencio, cuando una nueva presencia apareció, uno de los elfos del castillo de inmediato se quedo paralizado viendo a Farkas, que le pidió que guardara silencio con un dedo sobre sus labios.

     

     

    -Hola Amin…- dijo en un susurro, haciendo que el pequeño ser diera un salto, seguramente había pensado que era solo un fantasma.

     

     

    -Amo Farkas…- dijo con la vos temblando, notablemente asustado.

     

     

    -No soy un fantasma, he vuelto…- Farkas no pensaba darle muchas explicaciones- Esta Sol?- pregunto sin mas rodeos.

     

     

    -El ama y la niña Sam están en la cocina…- asintió de forma rápida para dar media vuelta y correr en esa dirección, el demonio intercambio una mirada con Erő y lo siguió antes de que arruinara la sorpresa.

     

     

    Se detuvo unos pasos antes de entrar, el elfo ya estaba con Sol pudo escuchar su vos y fue como si algo cálido lo recorriera de pies a cabeza, no espero mas y entro en la cocina ante la mirada asombrada de la bruja.

     

     

    - ¿Así me recibes Hurrikán?- dijo Farkas con fingido reproche, mientras el par de brujas lo miraban con los ojos muy abiertos y en silencio-¿Después de todos estos años no vas a darme un abrazo? – pregunto, pero mas que una pregunta era una petición, Sol parecio reaccionar entonce, se levanto y se lanzo a los brazos del demonio que no pudo mas que estrecharla con fuerza, después de tantos años, ella era la razón de su regreso como tantas otras veces. – Te extrañé…-murmuro en su oido con toda la sinceridad que le cabia en el pecho.

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  6. La mitad del cuerpo de Farkas estaba fuera, había logrado deshacerse del agarre de aquellas almas perdidas, aunque sentía aun una enorme pesades, un pequeño caos se había formado en torno a aquel lugar, pudo distinguir arboles y una fría brisa que removia sus cabellos dorados. Pero entre todo aquel caos lo único que distinguia era su voz, aquello era lo único que me mantenía firme en la idea de salir y llegar a su lado.

     

    En medio del caos y la oscuridad, ella parecía irradiar con luz propia, siempre había tenido ese don, ese don que el demonio amaba y siempre lo hacia volver, asi estuviera en el mismo infierno.

     

    Las manos de Sol se estiraron hacia él, llenándole de una extraña pero reconfortante sensación, era como si de pronto todo volviera a su cabeza, una sensación conocida, aquel calor que solo ella podía despedir, el brillo de sus ojos con aquellos destellos dorados, eran la mejor guía en el camino oscuro.

     

    -Mi Sol…mi Hurrikán…- murmuro Farkas respondiendo su llamado.

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  7. El demonio no entendía que pasaba, tampoco tenía claro como había llegado ahí, pero desde ese momento no había habido ningún contacto con nada ni nadie, era solo un lugar vacio, de vez en cuando algunas voces lejanas a las que no lograba entender. Esta vez era diferente, su voz lo llamaba con desespero.

     

    Algo en su interior le decía que no debia escuchar, que aquel era su lugar, pero ella siempre había sido su debilidad, la luz en su inmensa oscuridad, jamas había podido negarle nada. Voces y lamentos comenzaron a escucharse también, remolinos de oscuridad lo envolvían todo, mientras luchaba por llegar hasta aquel sitio desde el cual emergia su voz, la vos de Sol.

     

    Farkas sintió que el cuerpo le pesaba, era una sensación sumamente extraña, entre mas se acercaba a la salida, mas trabajo le costaba. Estiró la mano asta casi tocar aquella superficie, y entre llamas purpura cuerpos comenzaron a surgir, su instinto gritaba que no eran de fiar por lo que intento alejarse lo más posible.

     

    No era tarea fácil aquellas manos comenzaron a tirar del cuerpo de Farkas haciéndose cada vez mas corpóreas, mientras el luchaba con todas sus fuerzas por safarse. Tuvo que usar todas sus fuerzas para alcanzar la superficie, era liquida y fría, su cabeza surgio, hasta sus hombros, pero las manos volvieron a tirar intentando ir con el al exterior, entre aquel caos, distinguio un rostro, aquellos ojos, los ojos de su Sol. Sus ojos se volvieron purpura y una descarga broto de su cuerpo haciendo que aquellos fantasmas lo soltaran.

     

    -Sol, mi Sol…

  8. Farkas Lestrange

     

     

    Aquel era su mundo, no lo disfrutaba, pero tampoco lo sufría, había pasado ya en el tiempo, aunque no sabía exactamente cuánto, todo ahí era diferente, no se percibía dolor o tristeza, alegrías o glorias, todo era simple.

     

    En medio de aquella “nada” no había motivos para inquietarse, aunque aquel día las cosas cambiarían sin que el mismo lo supiera. Farkas escucho aquella voz, la reconocería entre millones de ellas, la había escuchado ya en otras ocasiones, pero esta vez era fuerte y clara, llamándolo. El demonio intento acallarla pero mientras más lo intentaba la voz retumbaba más fuerte dentro de su cabeza.

     

    -¿Qué demonios pasa?- se preguntó a si mismo.

     

    -Tengo que amarte amor, tengo que amarte, aunque está herida duela como dos, aunque te busque y no te encuentre y aunque la noche pase y yo te tenga y no…Fark ven, puedes hacerlo mi amor, yo te necesito, por favor, vuelve...

     

    -Sol…- murmuro inquieto.

     

    La tierra temblo bajo sus pies. La cúpula sobre su cabeza comenzó a lanzar chispas para después abrirse de golpe, a su alrededor comenzaron a surgir figuras fantasmales intentando alcanzar aquella nueva salida.

     

    -Sol no…- Repitió preocupado, deseaba volver a verla desde luego, pero aquello e ra muy arriesgado.

     

    Algo mas fuerte que la propia razón lo atraía, sabía que esa magia solo podía porvenir de ella, su voz era hipnótica llamándole, necesitaba ir, necesitaba volver.

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  9. Estaba de nuevo ahí en aquel castillo, pero esta vez era diferente, su mirada violácea fija en aquella puerta, que era lo único que le separaba de ella. Suspiro imaginándole. Su imagen lo lleno de una energía que parecía proceder solo de ella. Farkas había pasado gran parte de la noche despierto intentando encontrar la mejor manera de volver a aparecer en la vida de Sol.

    Aquella “relación” distaba mucho de ser normal. Pero aun así era de las pocas cosas que lo hacían sentirse un poco humano. Dibujo una sonrisa en sus labios recordando el sabor de los labios de aquella bruja.

    Una chillona voz lo abstrajo de sus pensamientos haciéndolo perder la concentración.

    - El ama Sol estará feliz de verle.- Siempre le había parecido que la elfa de Sol era extraña, lo miraba de una manera que parecía ver más allá de su propio cuerpo.

    - Eso espero …- susurro frotándose las manos con nerviosismo. Era tan extraño, aquella bruja lo hacía sentirse como un adolescente preocupado por el miedo a su rechazo.

     

    - Adelante ¿Que espera? - la elfa señalo el balcón que daba a la habitación de su ama, Farkas sonrió agradecido, gesto que apenas duro un segundo.

     

    Cerro los ojos y apareció en aquella terraza, definitivamente era la de la habitación de Sol, flores de mil colores se esparcían pese al invierno. El aroma de su perfume parecía estar impregnado incluso en las mismas flores. Se tomó su tiempo antes de tomar el valor para acercarse y abrir la puerta, quizás de forma más brusca de lo que habría deseado.

    La puerta se abrió de par en par mientras en el interior una silueta femenina totalmente familiar se mostraba ante el, aunque como era de esperarse la mujer parecía confundida y dispuesta atacar.

     

    - Me pareció mucho más lindo darte una sorpresa- expreso sin acercarse demasiado, conociendo el temperamento de aquella mujer primero debía cerciorarse de que lo reconociera.– Y mira como me recibes…- camino con paso decidido con las manos en alto en señal de paz, mientras el rostro de la bruja cambiaba del recelo a una flamante sonrisa.

    - Eres un tonto…- balbuceo antes de correr a sus brazos. El demonio la atrapo guardando apenas el equilibrio, agradeciendo el entusiasmo de aquel recibimiento, con Sol jamás podía adivinarse su reacción. Sus delgados brazos enrollados en el cuello de Farkas y sus piernas alrededor de su cintura.

    El estrecho contra su pecho sintiendo su calor, su perfume. La tomo de los hombros y la separo para poder mirarla más detenidamente. Beso su frente con un dejo de ternura que extrañamente conservaba a pesar de todo, era extraño sentir esa especia de tibieza en su interior cuando estaba con ella, era como un suspiro del pasado, algo extrañamente agradable.

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  10. -Y si vienes a casa conmigo? Hay tantas habitaciones y todas tan vacías... vamos no te hagas del rogar sera lindo pasar tiempo juntos, te prometo que no intentare nada mas...al menos que tu quieras...-

     

    -Casi me convences- le sonreí, era inevitable hacerlo cuando ponía esa expresión aniñada como si tuviera 6 años y estuviera pidiendo un dulce. -Pero sabes que no me gusta incomodar a nadie.... y aunque digas que no incomodo... prefiero el hotel- concluir sin dejarle mas opción que aceptar mi decisión.

     

    -Lo que si vas a hacer es acompañarme a buscar un hotel por que necesito darme una ducha descansar y especialmente comer algo ....mas que algo- la verdad es que empezaba a sentir hambre y esa no era la sensación mas agradable del mundo.

     

    -Que hotel me recomiendas?- le pregunte mientras la volvía a abrazar y un torbellino negro nos envolvía, desaparecerse era mi forma favorita de ir a un lugar a otro, después de los vuelos en escoba.

  11. - Creo que nunca dejare de asustarte con mi efusividad-

     

    - No, definitivamente no- sonríe al verla sonrojarse por nada, tan típico de Sol, me detuve a observar su rostro con detalle, los años no pasaban por aquella mujer, se veía tal como la recordaba, su sonrisa su piel tersa, el sonido de su risa.

     

    - Me encanta verte. ¿Como estas? ha pasado mucho tiempo...y ¿Apros vino contigo?-

     

    -Es bueno saber que alguien está feliz de verme- incline la cabeza y apoye mis labios en su frente por unos segundos –Apros…. Apros está con su madre- respondí sin darle muchos detalles, y evite mirarla de frente mientras fingía que todo estaba bien.

    -¿Donde te estás quedando?-

     

    -La verdad es que no me estoy quedando en ningún lugar… tendría que ir a la cuidad y buscar un hotel algo semejante, no estoy preocupado por eso- me separe de ella y la observe en silencio era tan extraño que habláramos sin sarcasmos, sin tratar de lastimarnos, sin echarnos cosas a la cara, sonreí de forma inevitable

  12. Tantos recuerdos lo invadían, aquel día que le habían asignado una casa, según su parecer la mejor de todas era un Aethonans de Salem, recordaba a la perfección lo fastidioso que podría llegar a ser el fantasma de esa casa, las veces que decidió no cumplir las normas del lugar y escaparse pasado el toque de queda parecía una buena idea, el día que conoció a la futura madre de su hijo…. Su hijo…. Apros un suspiro escapo de sus labios…hacía casi ocho años que no lo veía pero por el momento eso era lo mejor.

     

    Estaba tan sumergido en sus pensamientos que no tono que alguien se acerco a él y al sentir ese roce en su mejilla todo su cuerpo se tenso, abrió los ojos y el tono purpura los dominaba se incorporo de forma repentina con el ceño fruncido, como había sido tan imprudente si era alguien que lo quería ver muerto lo podría haber decapitado sin ningún problema.

     

    - Hola –

     

    Ella? Allí? En ese preciso instante? Esto debería ser una broma del destino. El demonio parpadeo un par de veces mientras el purpura de sus ojos se disipaba dejando espacio al azul que todos conocían.

     

    Antes que pudiera saludarla o incluso preguntarle como lo encontró la tenia abrasándolo y entre ellos la banca de piedra en la que antes estaba sentado, ella lo abrasaba con tanta fuerza que el demonio estaba inclinado hacia el frente con la rodilla apoyada sobre la banca para no perder el equilibrio

     

    -Sol? Lestrange?- pregunto como para estar seguro de que se trataba de ella. –Princesa no es que me moleste que me abraces pero… seria mas cómodo sin la banca entre nosotros no lo crees?- se susurro separándose un poco de ella para poder bordear la banca y así tenerla de frente.

     

    -Te ves hermosa- le dijo una vez que pudo mírala con más detalle, sonrió de lado y esta vez fue el quien la envolvió en un abrazo. –Como has estado-

  13. Cuanto tiempo había pasado desde la última vez que se dio el lujo de recorrer aquel sendero… no podía decirlo exactamente pero sabía que habían sido años, hacía años que no se sentía tan relajado, y tal vez esa era parte de la magia de los jardines.

     

    El viento soplaba frió haciendo agitar con suavidad las túnicas de los estudiantes que se cruzaban con él, la mayoría caminaba en dirección contraria en busca de algún refugio, pronto empezaría a nevar y la temperatura descendería eso sin contar que si no recordaba mal aún existía un toque de queda para los alumnos al caer la noche.

     

    El demonio camino hasta el banco más cercano al algo, y se dejó caer en el de forma cansada, cerró los ojos, estiro el cuello dejando caer la cabeza hacia atrás, respiro profundo sus pulmones se llenaron de aire y su mente de recuerdos de su época de estudiante.

     

    Sus botas marrones tipo CAT dejaron rastros de sus pisadas que pronto serian total mente cubiertas por la nieve que ya había empezado a caer, lleva puesto pantalones de jeans que tenía un hechizo sencillo par ano terminar empapados con la lluvia o la nieve, su torso lo cubría con un suéter marrón y bajo este se asomaba levemente una tela blanca posiblemente el de una remara, sobre toda su ropa portaba su túnica gris desabotonada como era su costumbre usarla en época de estudiante.

     

    Aun sin abrir los ojos se pasó la mano derecha por el rostro y desordenando su cabello el que había crecido unos cuantos centímetros más de lo que le hubiera justado su barba y bigote rubio lo hacían ver algo mayor pero era lago que tampoco le importaba mucho. Por ahora solo deseaba quedarse allí inmóvil por unos minutos recordando.Cuanto tiempo había pasado desde la última vez que se dio el lujo de recorrer aquel sendero… no podía decirlo exactamente pero sabía que habían sido años, hacía años que no se sentía tan relajado, y tal vez esa era parte de la magia de los jardines.

     

    El viento soplaba frio haciendo agitar con suavidad las túnicas de los estudiantes que se cruzaban con él, la mayoría caminaba en dirección contraria en busca de algún refugio, pronto empezaría a nevar y la temperatura descendería eso sin contar que si no recordaba mal aún existía un toque de queda para los alumnos al caer la noche.

     

    El demonio camino hasta el banco más cercano al algo, y se dejó caer en el de forma cansada, cerró los ojos, estiro el cuello dejando caer la cabeza hacia atrás, respiro profundo sus pulmones se llenaron de aire y su mente de recuerdos de su época de estudiante.

     

    Sus botas marrones tipo CAT dejaron rastros de sus pisadas que pronto serian total mente cubiertas por la nieve que ya había empezado a caer, lleva puesto pantalones de jeans que tenía un hechizo sencillo par ano terminar empapados con la lluvia o la nieve, su torso lo cubría con un suéter marrón y bajo este se asomaba levemente una tela blanca posiblemente el de una remara, sobre toda su ropa portaba su túnica gris desabotonada como era su costumbre usarla en época de estudiante.

     

    Aun sin abrir los ojos se pasó la mano derecha por el rostro y desordenando su cabello el que había crecido unos cuantos centímetros más de lo que le hubiera justado su barba y bigote rubio lo hacían ver algo mayor pero era lago que tampoco le importaba mucho. Por ahora solo deseaba quedarse allí inmóvil por unos minutos recordando.

  14. -Si tienes razón hay muchas cosas que no se de vos- hablo sin voltear a mirarla - pero ten en cuanta que nunca las sabre si no me las dices- giro sobre sus talones para poder verla de frente, ella corrió las cortinas dejando que la luz inundara la habitación y el demonio entrecerró los ojos por un momento para poder acostumbrarse.

     

    Sonrió de lado ella no dejaba de desafiarlo jamas -si veo que estas muy bien- dijo mientras recorría el cuerpo de la bruja con una mirada lasciva, camino hasta pararse frente a ella -para ser sincero bruja- estiro la mano y sostuvo la mandíbula de la bruja con firmeza pero sin lastimarla obligandola a mirarlo -hay mas de una cosas con la que podrías ayudarme- le guiño el ojo.

     

    Por la ventana aun se podía ver como el tiempo solo empeoraba la nieve no había dejado de caer en toda la mañana, los elfos trabajaban de forma constante tratando de mantener los jardines limpios pero esta vez la naturaleza les estaba jugando una mala pasada, el roble que se observaba desde la recamara de Sol parecía estar hecho depuro hilo y el columpio que colgaba de una de sus ramas se agitaba con fuerza gracias al viento.

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  15. - También estoy contento de verte, y saber que estas bien- mustio enarcando una ceja y eso era todo lo que tenia que decir para que empezara una guerra entre ambos, lo sabia pero simplemente no podía evitarlo ella terminaba provocanldoo hasta el punto de hacerlo enojar lo suficiente como para quitarlo de sus casillas,pero Farkas no era un santo el disfrutaba ponerla nerviosa verla fruncir el ceño era sin duda una de sus actividades favoritas.

     

    -Mis explicaciones?- pregunto mientras daba un paso hacia ella - en verdad quieres escuchar por que desaparezco?-sus ojos brillaron con aquel característico purpura pero solo por un par de segundos -ambos sabemos que en realidad no deseas escuchar explicaciones de sobre que estuve haciendo tanto tiempo lejos ni deseas saber si volveré a marcharme-

     

    -Por que estas en esta casa? tenia entendido que no te gustaba recordar- miro a su alrededor inspeccionando el lugar, era una habitación elegante pero había algo en ella que no encajaba, tal vez se trataba de la dama de ojos tristes que fingía enojo desde su posición frete al tocador.

     

    El demonio hablaba mientras avanzaba hacia la bruja, y cuando la tuvo frente a frente inteno tocarle el rostro pero tan Lestrange como siempre ella le volteo la cara y se escabullo alejándose de el, no se la iba a poner fácil pero aFarkas eso era lo que mas le justaba .

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  16. El demonio permaneció en la sala hasta que la elfa volvió a aparecer ante el, volvió a mirarlo como si estuviera analizándolo o como si deseara regañarle y eso empezó a molestarlo, enarco una ceja mientras se paraba erguido si aquella criatura se atrevía a decir cualquier cosa que a el le parecía inapropiada tendría un motivo mas por el cual disculparse con la bruja.

     

    -Señor ... tenga la gentileza de seguirme ... lo están esperando- Farkas no tuvo mas que seguir a la elfa, la cual camino escaleras arriba sin decir palabra alguna cosa que el demonio agradecía mentalmente, de tanto en tanto la criatura giraba a mirarlo para estar segura de que el aun la seguía.

     

    La elfa se debuto frente a una de las habitaciones del ultimo piso, golpeo la puerta con su pequeña mano y desde el interior se escucho una voz femenina que parecía algo malhumorada por ser molestada, la elfa abrió la puerta y se hizo a un lado para que el demonio entrara, Farkas la observo por un minuto y luego entro y allí estaba la bruja a quien buscaba, con el pelo suelto un poco alborotado, dándole la espalda. dio un paso hacia ella y el sonido de la puerta cerrándose hizo que la bruja girara y lo mirara y el demonio simplemente permaneció quieto esperando que ella reaccionara.

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  17. - A pasado tanto tiempo- fue lo que cruzo por su mente cuando sus pasos se detuvieron justo frente a la entrada de aquel imponente castillo, suspiro y luego llamo a la puerta seguro de que seria recibido por algún elfo que luego de hacerle un escaneo completo con la mirada lo dejaría pasar y sabia a la perfección que allí empresaria lo difícil.

     

    -como rayos voy a decirle que una vez mas yo simplemente desaparecí? - se pregunto a si mismo mientras desprendía el cierre de su campera de cuero marrón oscura que llevaba puesta dejando ver el pullover gris que llevaba debajo y un poco de la remera negra de magas cortas que usaba, giro un poco y miro hacia el jardín y vio como lo que antes era una tenue llovizna ahora tomaba mas fuerza, sus botas estaban un poco salpicadas por el agua que se había acumulado en el pasto y sus jeans habían corrido la misma suerte.

    La puerta de abrió y frente a el una elfa de la cual no recordaba el nombre pero que siempre que el preguntaba por su ama ella fruncía el ceño como si quisiera regañarle.

     

    -Se encuentra....

    -Pase por favor .. iré a buscarla....

    La elfa ni siquiera dejo que terminara la frase ella simplemente sabia que el iba a ofreser la ya acostumbrada disculpa así que se resigno a seguirla hasta la sala, donde permaneció de pie mientras esperaba ver a la bruja. volvió a suspirar como si eso lo ayudara calmar un poco el ambiente que ya se sentía tenso

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  18. -Mi mujer?- pregunto enarcando una ceja - No - dijo casi sonriendo -Hilary es la madre de mi hijo... pero eso no la convierte en mi mujer- El demonio volvió la mirada a su hijo que había soltado un de las manos de Sol para tratar de alcanzar a su padre, Farkas estiro los brazos y tomo a su hijo por la cintura para luego sentarlo en sus piernas, lo soltó por un momento en los que Apros jugaba con la ropa de su padre estirando el pulloer.

     

    -Se que no es el ideal de familia que podría ofrecerle a mi hijo pero...- dejo la frase sin terminar por que simplemente no tenia una buena razón para dar que podía decir, se encogió de hombros mientras sacaba un vaso antigoteo que en su interior contenía un liquido claro - Son cosas que pasan... supongo- se lo entrego a Apros que inspecciono el vaso como dudando que funcionara.

     

    Farkas coloco las manos se su hijo en las manijas del vaso y luego de acercarlo a la boca del niño lo inclino un poco para que pudiera beber el contenido -Aun no se acostumbra a este intruso entre los biberones pero... si no lo intenta no podrá hacerlo nunca- esbozo una sonrisa y luego volvió su mirada a la bruja.

     

    -Gracias por ofrecerme tu ayuda... me gusta mucho cuidar de Apros, pero debo confesar que en ocasiones no se que hacer...- dijo de la forma mas sincera posible y para que negarlo tener un hijo había sido maravilloso pero complejo y aun que tal vez no lo dijera en voz alta lo amaba por sobre todo en la tierra pero nunca había tenido que ocuparse antes de nadie y Apros llego a cambiar radicalmente su mundo.

  19. -¿Donde esta su mamá?- pregunto y Farkas volvió a mirar a su hijo que parecía bastante concentrado en mantenerse de pie, ajeno a todo lo demás a su alrededor,lo observo por unos segundos y no pudo evitar pensar en su madre y en lo que ella debería estar sintiendo en esos momentos lejos de su hijo.

     

    -No se donde esta su madre- confeso -pero no creas que lo abandono... la historia es un poco mas complicada que eso- un suspiro involuntario escapo de sus labios seguido de una nostálgica sonrisa - Ella jamas abandonaría a su hijo, ella es... una gran mujer... pero estar cerca nuestro no es sencillo- explico encogiéndose de hombros.

     

    -En esta etapa de su vida Apros necesita estar bajo mi cuidado y cuando este listo, podrá volver junto a su madre- el demonio desvió la vista hacia el lago - se que ella espera ese día con ansias pero aun no es el momento... aun no-

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  20. La veía hablarle a su hijo de forma gentil y eso era algo que no esperaba tal vez por lo que había ocurrido, tal vez por el carácter de Sol o simplemente porque el mismo no estaba muy acostumbrado a no ser tratado con gentileza, mirar a su hijo le traía algunos sentimientos encontrados siendo quienes eran sabía que se avecinaban tiempos difíciles y aunque el no desearía que Apros los viviera no había forma de eludir el destino.

     

    -No hay nada que disculpar Sol… el tema esta…- en ese momento giro el rostro a mirar a su hijo que había tomado la flor que Sol le entrego y luego de mirarla por unos minutos decidió llevársela a la boca –Apros no..- dijo tratando de evitarlo pero ya era tarde el pequeño decidió tragar los pétalos de la flor –bueno que se la coma creo que significa un acepto tus disculpas- dijo de forma divertida.

     

    -Sol 4 pétalos no van a matarlo relájate- dijo al ver la expresión de la bruja entre divertida y algo preocupada por el niño. Volvió a detener su mirada en la bruja como si fuera la primera vez que la miraba mientras sentía que su hijo se apoyaba nuevamente en su rodilla para tomar impuso y ponerse de pie.

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  21. Sus ojos se clavaron en ella y su lenguaje corporal le decía que ella venia en son de paz, así que Farkas trato de relajarse sin mucho éxito, Arpos no despegaba su miraba de la bruja que parecía lista para salir corriendo en cualquier momento.

     

    Farkas acaricio la cabeza de su hijo llamando su atención y tratando de tranquilizarlo, aparentemente lo consiguió pues Apros volvió a sonreír ante la caricia y luego sujeto la mano de su padre antes que él pudiera quitarla de su alcance.

     

    -No interrumpes nada Sol…- dijo y aprovecho la pausa para observarla detenidamente –quieres acompañarnos?- las palabras salieron de sus labios mucho antes que su mente pudiera analizarlas, dudaba que ella aceptara la compañía de ambos teniendo en cuenta como había terminado el último encuentro.

     

    Apros mantenía la mano de su padre fuertemente sujetada y con su mano libre arrancaba pedazos de césped y lo colocaba en la palma de su padre que seguía abierta dejando que Apros la llene de pequeñas hojas un poco de tierra y uno que otro insecto que encontraba en el suelo y al que sin quererlo terminaba presionando de más antes de colocarlo en la mano de Farkas.

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  22. Era un típico día de verano, el sol bañaba con sus cálidos rayos los terrenos de la academia y en especial los jardines Sumaes.

    Lugar preferido por los alumnos para matar esas horas libres entre clase y clase y algunos acudían a estos terrenos en busca de un poco de paz tratando de alejarse del bullicio del gran salón o de sus salas comunes, los ex alumnos no dejaban de visitar estos terrenos sin duda recorrerlos reavivaba memorias de tiempos más tranquilos y para algunos tal vez hasta más felices.

     

    Un hombre alto de tez clara caminaba por el sendero de piedra rojiza que conducía a las orillas del lago, calzaba tenis deportivos, vestía de forma cómoda con pantalones de jeans, una remera blanca y un pullover gris claro sobre los hombros amarrado en un nudo descuidado sobre su esternón. Su mirada parecía frívola ante un paisaje acogedor pero era el rasgo que le proporcionaba el celeste de sus ojos, cargaba en brazos un niño de menos de un año tan rubio como él, pero de ojos verdes que a diferencia de su padre le obsequiaba una sonrisa a todos los que veía al paso.

     

    Era extraño que el decidirá pasar un día de verano al aire libre, pero bastaba con verlo con aquel bolso marrón claro con un león estampado en el centro en el cual era evidente que llevaba todo lo que su hijo necesitaría durante el día, esa era la prueba tangible de que Apros había modificado por completo la existencia de aquel hombre de expresión serena casi ausente.

     

    Al llegar a una distancia prudente del lago decidió detener la marcha, depósito sobre la hierba el bolso del león bordado y con cuidado se sentó aun teniendo a Apros en sus brazos, el cual movía los pies ansioso de tocar el suelo y verse libre de los brazos de su padre.

     

    Farkas dejo se sentó cruzando las piernas en posición india y dejo a Apros frente a el. No podía evitar sonreír al ver a su hijo sujetarse de su rodilla con fuerza para hacer el intento de ponerse de pie y volver a caer sentado, muy lejos de llorar por el incidente Apros reía a la par de su padre que lo miraba como si entre ellos hubiera una especie de comunicación única.

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  23. -Todo lo contrario te vez muy bonita- No puedo reprimir una sonrisa al escucharla preocupada por como se veía en ese momento,callo mientras ella soltaba palabras tratando de explicar lo que ocurría y la sonrisa de Farkas se volvió amarga y de pronto un ola de recuerdos invadió su cabeza, su cuerpo se tenso un poco -Aun que no lo creas te entiendo todos tenemos a alguien a quien deseamos volver a ver-

     

    Sujeto el mentón de la bruja y lo elevo un poco para poder mirarla con detalle y mientras el se disponía a memorizar sus facciones delicadas y femeninas, Sol le hacia una petición que no esperaba. Enarco una ceja y se inclino sobre ella depositando un beso en su frente -Tranquila- le susurro con los labios aun pegados a su frente.

     

    -No tengo intenciones de soltarte, de hecho.... -hizo una pausa en la cual se alejo para volver a mirarla a los ojos y con una sonrisa lasciva siguió hablando - se siente muy bien tenerla tan cerca Sol Lestrange - estaba casi seguro que ese comentario iniciaría una posible discusión pero prefería escucharla gritar que llorar.

  24. Cuando la sintió pegada a su pecho no pudo reaccionar en un primer momento, sus brazos simplemente cayeron a los costados de su cuerpo, como único movimiento tubo el mover la mano para guardar su varita.

     

    La respiración de Sol estaba un poco agitada y ella lo abrazaba con tanto fuerza, que aunque no fuera un gesto natural en el su cuerpo reacciono por sí solo, sus brazos rodearon el frágil cuerpo femenino que se aferraba a él como un náufrago a una tabla.

     

    Cuando ella levanto la vista y por fin se atrevió a mirarlo, los ojos le brillaban por culpa de las lágrimas que lo habían humedecido al extremo, su mejillas se teñían de rosa con mayor intensidad a medida que los segundos pasaban y sus labios… el demonio detuvo su mirada en ellos, estaban un poco hinchados, el color carmesí los hacia resaltar, lucían terriblemente suaves y tentadores.

     

    Ella balbuceaba frases incompletas, mientras intentaba sutilmente liberarse del amarre que el demonio había formado alrededor de su cuerpo. El demonio mantuvo a Sol pegada a su cuerpo apoyando toda su mano en su cintura ejerciendo un poco de presión para que no pudiera alejarse, mientras su otra mano se elevó hasta el rostro de la bruja, acariciando su mejilla con la yema de sus dedos secando la última lagrima que resbalada por su mejilla, para luego posar su dedo índice sobre los labios de la bruja callándola.

     

    -Paso a paso- susurro- Llegue hoy, no me preguntes como llegue hasta aquí creo que fue instinto o algo así- decía mientras sus dedos recorrían lentos los labios de la bruja para luego acariciar despacio el contorno de su mandíbula.

     

    -Que fue lo que paso? Que te hicieron para que lloraras de esta manera?- pregunto con un poco de furia en la vos, si bien él había peleado un millar de veces con ella, Sol jamás se había mostrado débil y si bien él había hecho llorar a mucha mucha gente, por alguna razón las lágrimas de aquella mujer le sabían amargas.

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  25. Habían pasado meses desde la última vez que estuvo por Ottery, como siempre se había marchado dejando muchos, demasiados asuntos pendientes, pero como evitarlo cuando su presencia era requerida en aquel lugar el solo podía acudir al llamado sin oponer resistencia ese fue el trato.

     

    Un bufido escapo de sus labios mientras sus pies lo guiaban a un lugar del cual solo había escuchado hablar y en donde esperaba encontrar a cierta persona a la que deseaba ver a pesar de saber de ante mano que verla era sinónimo de una discusión absurda y por lo general ambos terminarían enojados y frustrados, pero eso también era algo que no podía evitar… buscarla.

     

    Y allí estaba el demonio con apariencia de hombre erguido desplegando toda su altura, con el cabello rubio algo alborotado que le daba un aire más jovial a su sobria vestimenta que contaba de un traje gris oscuro, camisa blanca, una corbata que combinaba con el traje, zapatos oscuros y elegantes.

     

    Caminaba con completa soltura surcando el gran jardín principal del imponente y llamativo castillo un poco parecido al lugar donde creció pensó mientras se acercaba a la puerta pero este pareceia ser mucho menos lúgubre, sonrió de lado mientras se proponía a llamar a la puerta, pero esta se abrió incluso antes que sus nudillos las tocaran.

     

    Entrar a una casa sin ser anunciado podría ser considerado una ofensa o tal vez un ataque, pero imprudente como solía ser entro, el lugar parecía desierto, el recibidor, la sala en completo silencio.

     

    Subió lentamente las escaleras, y mientras lo hacia una duda surgió en su cabeza, ¿Dónde estaban todos? Eran de público conocimiento los continuos ataques entre bandos en esta ciudad y la crueldad con la que cada pelea de poder se llevaba a cabo.

     

    Mientras seguía merodeando como si esa fuera su casa y sin toparse siquiera con un sucio elfo escucho algo parecido a un sollozo, sus músculos se tensaron y en el bolsillo de su saco busco su varita, camino lento acercándose a la habitación de la cual provenían los lamentos que parecían ser sofocados.

     

    Un millar de imágenes cruzaron por su mente, ninguna de ellas era agradable y por alguna extraña razón sintió miedo que algo le estuviera pasando a ella. A aquella molesta mujer con la que siempre peleaba pero a la que siempre iba a buscar ni bien llegaba a Ottery.

     

    No lo medito e irrumpió de golpe en la habitación, empuñando la varita, con cada musculo de su cuerpo listo para reaccionar a lo que fuera que encontrara dentro, bueno a casi lo que fuera porque lo que encontró lo dejo descolocado, esperaba encontrar…. Cualquier cosa menos a aquella mujer tendida en la cama abrasada a una almohada llorando completamente indefensa y él se sentía completamente inútil, tanto que apenas y articulo su nombre –Sol???- mientras bajaba impotente la varita.

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