Nelliah_Weasley

Nelliah había acabado por fin un duro día de clase y decidió pasarse por la Sala Común de los Centauros.

Se sentía ligeramente nerviosa, seguramente allí dentro habrían muchas personas, 'veteranas' en su gran mayoría, y acompañados de amigos y compañeros, lo que le producía un leve pinchazo en el pecho.

<<Bueno, un momentito y ya está. No tengo mucho que hacer allí, supongo...-Se iba diciendo la pelirroja a sí misma mientras bajaba las interminables escaleras.>>

Con las piernas cansadas, aún bajando escalones, se topó con una pequeña pero hermosa puerta de madera tallada cuidadosamente, y cubierta por enredaderas con pequeñas flores de colores.

Se quedó allí plantada, sin atreverse a mover un músculo, mientras sus ojos recorrían con interés aquella puerta tan curiosa.

Pero estaba claro que no podía quedarse ahí todo el día, por lo que agarró el pequeño pomo de hierro y lo accionó. La puerta se abrió y un lugar que nunca hubiera imaginado se abrió ante sus ojos.

. . .

La estancia era de cuento. Las ramas de árboles, enredaderas y flores que forraban las paredes de la sala, era lo primero que más llamaba la atención. Se podían escuchar el canturrear de los pájaros, producidos por algún hechizo, e incluso un pequeño riachuelo cruzaba el salón con un ruido relajante y claro.

Pero cuando Nelliah pensó que se encontraba en un pequeño -y precioso- bosque, advirtió el mobiliario, serio y elegante, que extrañamente entonaba con la decoración de la Sala Común, con una gran chimenea y montones de alumnos que parloteaban, reían y hacían sus tareas.

Los ojos verdes de la chica escanearon el lugar, pensando qué podía hacer y dónde, y divisó un pequeño butacón vacío a lo lejos.

Se acercó intentando no llamar mucho la atención -cosa que consiguió-, y, una vez sentada, fingió estar buscando algo en su mochila, por hacer algo.