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Sortilegios Weasley

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Mensajes publicados por Sortilegios Weasley

  1. Bolas de nieve volaban en todas direcciones, algunas impactaban directo en el cuerpo o cabello de la pelirroja mientras que otras eran esquivadas con agilidad. Sortilegios reía como una niña pequeña y era tanta la felicidad que reía a carcajada limpia, su risa se perdía con la del resto de centauros que disfrutaban de una tarde de diversión.

     

    Pronto Gyvraine se sumó al juego, pero dando un toque original a la guerra de nieve, la rubia con una floritura de varita cambió sus zapatos por unos patines de nieve, y con elegancia comenzó a dar graciosas vueltas sobre el congelado lago.

     

    De pronto la ojiverde sintió un pequeño golpe en el hombro, al regresar la vista comprobó con asombro que se trataba de una bola lanzada por Luke, y sonriendo al muchacho dijo.

     

    - Mmm… No debiste hacer eso – la muchacha solo bromeaba pero tomó con agilidad un montoncito de nieve y comenzó a perseguir al muchacho mientras le daba forma de esfera .

     

    Los gritos, risas caídas dominaban el ambiente, nadie sabía ya desde donde llegaban las pelotitas heladas ni tampoco sabían a quienes se las arrojaban, lo único que les importaba ya era disfrutar del momento.

     

  2. - Me gusta esa idea- respondió Sofía con el mismo entusiasmo que la pelirroja.

    - Fuertes, que buena idea, así no te dan con bolas de nieve – dijo Luke sonriendo.

     

    La ojiverde también sonrió, pero nuevamente lo hizo maliciosamente, ya se encargaría de que unas cuantas bolas de nieve impactaran en el muchacho. Justo cuando la muchacha abría la boca para agregar unas cuantas palabras, sintió como algo suave y frío chocaba contra su espalda.

     

    - Pero ¿Qué…? – susurró.

     

    Asustada y sorprendida se regresó para ver que había sido y vio a Sophie que reía traviesamente. Una sonrisa se formó en el pálido y bello rostro de la muchacha, haciendo que su nariz llena de graciosas pecas se frunciera en una mueca encantadora.

     

    Se agachó con rapidez y tomó un montoncito de nieve entre las manos, con delicadeza la moldeo hasta darle la perfecta forma de una esfera pero antes de poder lanzarla contra Sophie observó como Sofía lanzaba una bola de nieve hacia Luke, quien no tardó en sumarse a la lucha.

     

    Riendo con felicidad la pelirroja lanzó la pequeña bola de nieve hacia su jefa de casa que esquivó la pelotita con las justas.

     

    - No impota, todavía hay más – comentó Sortilegios riendo mientras hacía más municiones de nieve y las lanzaba contra el grupo.

     

  3. - Vaya cuanta nieve… sería genial una guerra de nieve – dijo Luke, pero luego mirando como Sortilegios jugaba con la pequeña esfera de nieve agregó – Aunque claro yo sirvo de árbitro.

    -

    La joven sonrió maliciosamente al escuchar sus palabras, aunque a ella no le gustaba mucho el frio la idea de una guerra de nieve le parecía refrescante y divertida.

     

    Caminaron junto al grupo que hablaba de diversos temas. Caminaron durante unos quince minutos aproximadamente y la pelirroja sentía cada vez más admiración por aquel bello y escondido paraje. Había nieve por doquier, nieve en las rocas, nieve en los árboles e incluso unos cuantos animalitos, que se dejaban ver solo por segundos, tenían nieve en sus cálidos pelajes y de rato en rato sacudían sus cuerpos de manera graciosa.

     

    Por fin llegaron al final del blanco sendero, un muro de árboles enmarcaba un inmenso lago de aguas congeladas a causa del frio extremo que traía consigo el invierno.

     

    - Podríamos patinar en el lago luego de nuestra guerra de nieve – propuso la pelirroja con emoción mirando al grupo – Y para la guerra de nieve ¿Nos dividiremos en grupos y construiremos fuertes? – preguntó a continuación ilusionada.

     

     

  4. La pelirroja miraba asombrada a su jefa de casa, sacó su varita y apuntando a los árboles garbados en la pared susurró algunas palabras en voz baja. De inmediato una brisa helada golpeó los rostros de los centauros con fuerza, la pelirroja cubrió su rostro para que la brisa que azotaba no la lastimase pero en sus manos podía sentir el extremo frio.

     

    Al mirar su alrededor se vio rodeada por inmensos árboles, todos escarchados y parecían estar pintados de blanco. Al caminar sus pies se hundían en la nieve la muchacha se alegraba de traer botas térmicas pues el frio casi no penetraba hasta topar su delicada piel.

     

    El claro cubierto de nieve se veía como un sueño, todo tan blanco se veía como una de esas viejas pinturas que conservaba guardada en su baúl.

     

    Se acercó con suavidad a un árbol que parecía ser tan viejo como el mundo, con delicadeza poso su delgada mano en la corteza fría a causa de la nieve. Sintió, bajo el frio, la calidez propia de un ser viviente y sonrió.

     

    - ¿Cuántos años tiene este claro? – preguntó en voz baja para sí misma.

     

    Se agachó y tomó un montoncito de nieve helada, sintió como poco a poco la bolita que había hecho se derretía a causa de su calor corporal y aspiró el fresco aroma del ambiente antes de seguir al grupo que caminaba por el sendero blanco.

     

  5.  

    Los jóvenes centauros seguían escuchando las indicaciones de su jefa de casa, quien les contaba con mucho ánimo todo lo que podrían hacer en el claro nevado junto al lago. En la mente de la pelirroja se dibujaban bellas imágenes del paisaje que Gyvraine describía y podía imaginarse a sí misma junto a sus compañeros en medio de una divertida guerra de nieve.

     

    Una muchacha de pelo negro ingresó con lentitud a la sala común y se colocó junto al grupo que discutía junto a la chimenea. Sortilegios tampoco la conocía pero ya se acercaría luego a saludarla.

     

    Por fin luego de una larga pero amena charla, el grupo se movió hacia el claro del que Gyvraine les había hablado. Con ansias la ojiverde sujetó su cabello en una cola para impedir que el viento se lo arrojara al rostro.

     

    - Guerra de nieve… Guerra de nieve – murmuraba ansiosa.

     

     

    OFF

     

    Hola hola centauros... Espero que hayan tenido que hayan tenido unas felices fiestas y que este 2011 esten llenos de éxitos !! ^^

     

    Pd: Gyv... Ammm quería rolear que entramos en el claro nevado pero decidí no hacerlo porque no sabía como describir el paisaje :blush:

  6. - ¿Recuerdan lo que nos Gyv acerca de las guerras de nieve? – pregunto Sofia a los dos muchachos que acababan de regresar con las bebidas calientes.

     

    Los tres centauros iniciaron una plática, hablaban sobre lo divertido que sería hacer una guerra de nieve. La pelirroja sonreía mientras recordaba viejas navidades.

     

    Gyvraine, la jefa de casa, los escuchaba unos cuantos pasos más allá, sentada en una cómoda y elegante butaca. Disimulaba leer el profeta pero en realidad escuchaba las palabras de los jóvenes con atención y al cabo de un momento se levantó y se dirigió con elegantes pasos hacia los tres jóvenes, quienes la miraban interrogantes.

     

    - Antes de que les cuente mi secreto, debo entregar algo a su dueña, Sortilegios, esto es tuyo. Sé que lo harás excelente.- miró fijamente a la pelirroja mientras abria una pequeña cajita.

     

    Ante los ojos de la ojiverde una pequeña insignia de color verde se dibujó, mostraba el escudo de la casa de los Centauros, a la que con tanto orgullo pertenecía, y en alto relieve se hallaba una “P” dorada.

     

    Sortilegios titubió antes de tomar la insignia que Gyvraine le ofrecía, miraba la pequeña “P” con asombro. Ser la prefecta de su casa era un gran honor que la tomó por sorpresa, tomó con delicadeza la insignia y la observó largo rato, ninguna palabra salía de su garganta, parecía que las palabras se habían quedado atoradas en ella.

     

    Miró a sus jefas de casa con gratitud y con una sonrisa las abrazó fuertemente. Se colocó el prendedor en la túnica antes de hablar.

     

    - Gracias Gyvraine, Sophie. Prometo no defraudarlas y cumpir mi deber con mucha responsabilidad – dijo la ojiverde con emoción.

     

    Muchos pensamientos pasaban por la mente de la joven pelirroja, se sentía muy agradecida con sus jefas de casa y con sus compañeros, los veía como su familia y espera poder cumplir con su rol como prefecta, se esforzaría mucho.

    - Y bien ¿A quién le gusta la nieve? – pregunto Gyvraine - Porque pienso invitarlos a un lugar donde hay mucha... magia – término para luego relatarles su idea.

     

    Sus palabras se vieron seguidas de susurros emocionados por parte de los tres jóvenes y Sophie, miradas expectantes y sonrisas alegras se cruzaban en la estancia iluminada por la chimenea.

     

    - Es una idea estupenda Gyv – dijo la pelirroja sonriendo - ¿Cuándo empezamos? – preguntó expectante.

     

    OFF:

     

    ^^ Gracias por el blinkie esta muy lindo.... Gracias Gyv.. Gracias Spphie :love:

     

  7. - Si, es algo curioso – dijo sonriendo ante las palabras del chico – Soy nueva, llegué hace poco y bueno, recién estoy empezando a conocer a todos los Centauros – contestó la pelirroja mientras se quitaba un mechón de cabello y se lo colocaba tras su oreja.

     

    El muchacho era muy simpático y también muy atento. La pelirroja aceptó con gusto el chocolate caliente. El ambiente estaba volviéndose cada vez más frio y en un tiempo como aquel algo caliente era muy bien recibido.

     

    La muchacha se levantó de un salto del sillón para acompañarlo a buscar las bebidas, se tuvo que enrollar nuevamente la bufanda al cuello, pues con el movimiento esta se había soltado un poco.

     

  8. Alisó una pequeña arroga en su falda blanca mientras escuchaba a un joven que se encontraba cerca suyo, en un sofá cerca de la chimenea.

     

    Lo observó detenidamente intentando recordar si lo había visto antes, pero fue en vano. Su rostro no figuraba en su memoria. No hace mucho que se había enterado que pertenecía a la casa de los Centauros y sabía que todavía no conocía a todos sus compañeros, pero esperaba poder hacerlo con el tiempo.

     

    - Hola Luke, también es un gusto conocerte – dijo la ojiverde aceptando la mano que el muchacho le extendía – Yo soy Sortilegios.

     

  9. Se abrochó el último botón de su abrigo negro y se enrolló la bufanda de lana antes de entrar a la estancia de los Centauros. Sabía que no se había pasado a saludar hace algunos días y se sentía mal por ello.

     

    Avanzó con paso lento por las escalinatas de piedra negra, caminaba con cuidado pues sus botas resbalaban con cada paso que daba. Pronto la Sala Común se dibujó ante sus ojos. El paisaje siempre la maravillaba pues daba la impresión de encontrarse en un bosque. Por Navidad estaba todo adornado con bombillos, guirnaldas y luces de colores.

     

    Su vista se centro en las únicas tres personas dentro de la Sala. Entre ellas reconoció a Gyvraine, su jefa de casa.

     

    - ¿Cómo están chicos? – preguntó cuando estuvo frente a ellos – Parece que todos siguen celebrando – dijo mirando a su alrededor.

     

    Tomó asiento en un elegante sofá, ubicado cerca de la chimenea. El fuego crepitaba echando chispas y la pelirroja, con agrado, sintió como el calor relajaba sus músculos y calentaba su piel, helada por el frío del ambiente.

     

    - Espero que hayan tenido una linda Navidad – dijo mientras frotaba sus manos enguantadas, para sentir más calor.

     

     

    OFF

     

    Perdoooon por no pasarme T-T.... Buuu..... Perdón perdón... Prometo por la garrita desde ahora venir más a menudo

  10. La pelirroja continuaba arreglando el salón mientras hablaba animadamente con Lonely. Los villancicos aún sonaban aminando a la muchacha que seguía su compás moviendo suavemente la cabeza.

     

    Cuando acabó de colgar una guirlanda, Sophie, una de las jefas de casa, se acercó a ella y Lonely para entablar conversación. La ojiverde retiró de su rostro un mechón rojo fuego de cabello con un ademán grácil y delicado para luego sonreír con timidez a rubia que en ese momento las saludaba.

     

    - Hola Lonely, Sortilegios, bienvenidas, ¿como las ha tratado la academia?

    - Concuerdo con Lonely – dijo la pelirroja cuando su compañera acabó de hablar – Todos son muy agradables y me han hecho sentir bien. Aunque he pasado algo ocupada con la tareas de la Academia.

     

    La estancia estaba quedando estupenda, todo arreglado con los colores navideños. Las tres jóvenes continuaban con su conversación entre risas. Segundos después Milena, la prefecta de los Centauros, se acercó a las muchachas y le pidió amablemente a Sophie que les diera un recorrido por la casa. La rubia hizo una seña a las novatas y juntas salieron de la sala.

     

     

    OFF:

     

    Perdón no he podido rolear en los últimos días T-T.... Los examenes me estaban matando ...

  11. Con nerviosismo me dirigí a la sala donde tomaría mi examen de vuelo. Caminé lentamente con el corazón latiéndome a mil por hora ¡Por Dios¡, pero si parecía que en cualquier momento se me saldría del cuerpo. Respiré profundamente para calmarme sintiendo como el aire entraba a mis pulmones, expandiéndolos casi dolorosamente.

     

    Cuando llegué por fin a mi destino no me podía creer lo que veía: era un paisaje muy bonito. Entre unos árboles frondosos se podía distinguir un cartel que decía "Examenes de vuelo". Unos hermosos bancos blancos servían de sala de espera, así mientras un estudiante estuviese dando su examen de vuelo, el resto podría esperar cómodamente sentados.

     

    Sentado en uno de los bancos estaba nuestro examinador, el cual decidiría quien pasaría el examen y quién no. Se veía muy apuesto y muy joven también, le calculaba tal vez unos 17 años. Y no me equivocaba pues cuando se presentó nos dijo también su edad.

     

    - Buenas, antes de comenzar con los exámenes quisiera presentarme, ya que es la primera vez que soy yo quien los evaluará. Bueno mi nombre es Zack Weasley, recién graduado de la academia, tengo 17 años y bueno... ya no queda más nada que decirles solo... ¡Suerte!

     

    Tragué con algo de dificultad y tuve que llevarme las manos a la garganta para tranquilizarme. Me encontraba más nerviosa y asustada que antes y me arrepentí por no dejar que mi madre me acompañara, pero es que en ese momento pensé que me vería muy niña con mi madre al lado.

     

    Recordando las palabras que ella me dijo antes de salir intenté relajarme un poco. También cerré los ojos y pensé en mi lugar feliz: Un prado lleno de hermosas flores de colores, donde el fresco olor de la verde hierba inundaba mis sentidos relajándome.

     

    Ya casi era la hora y miré al resto de mis compañeros. Al parecer ninguno quería entrar primero y algunos se veían casi tan pálidos como de seguro estaba yo.

     

    - Amm… Bueno, creo que seré yo la primera – dije a media voz levantándome de un salto del banco. Lo mejor sería dar el examen rápido para no sufrir más.

     

    Entre junto con Zack al jardín dentro de la estancia. Me tranquilizó el comprobar que me recordaba un poco a mi lugar feliz. Tomé una de las escobas y miré hacia Zack.

     

    - ¿Estás lista? - preguntó con una sonrisa.

    - Si – murmuré yo casi sin voz.

     

    Me arremangué mi buzo negro, sin perder más tiempo pasé una pierna a cada lado de la escoba y sosteniendo el mango con fuerza me impulsé hacia arriba, sintiendo como rápidamente mis pies se despegaban del piso.

     

    La sensación de sentirme en el aire era casi indescriptible, la fresca brisa agitaba mi roja cabellera y acariciaba mis mejillas. Inspiré profundamente y sonreí. Estuve tentada de cerrar mis ojos, por lo menos por un instante, pero decidí no hacerlo. Era muy peligroso y podría descontrolarme y caer de la escoba.

     

    Miré el rostro de Zack y caí en cuenta que el esperaba que hiciera algo más que solo volar con hacia arriba. Curvé mi espalda hasta casi sentir el mango de la Moscarda en mi pecho y aceleré velozmente.

     

    De repente un objeto me pasó rozando el hombro, con incredulidad vi como un montón de rocas se elevaban del piso para dirigirse a toda velocidad hacia mí con la intención de arrojarme de la escoba. Las había de todos los tamaños, desde pequeñas piedritas casi imperceptibles que golpeaban mi rostro hasta rocas del tamaño de un balón de football, un deporte muggle que conocí en mis días de mochilera.

     

    Intentaba esquivarlas todas moviendo mi cuerpo de lado a lado para que la escoba siguiera mi mismo movimiento. Me sentía tan viva esquivando las rocas, ni una sola llegó a derribarme y eso aumentó considerablemente mi confianza.

     

    Pero antes de poder felicitarme por mi vuelo sentí como un viento feroz comenzaba a soplar justo en la dirección contraria a la que yo volaba. Me calaba hasta los huesos pero yo intentaba mantenerme balanceada y no perder el control de mi escoba. El esfuerzo que hacía era enorme y ya podía sentir a mis músculos agarrotados. Pero, para mi mala suerte el resto de mis obstá***os no me dieron descanso alguno.

     

    Los árboles que adornaban el jardín parecieron cobrar vida y sus ramas se alargaron tomando la forma de garras, hasta casi poder tocarme. Con pavor miré como una gruesa y fuerte rama se dirigía hacia el final de mi escoba, intentando agarrarla. Di una voltereta esquivándola y descendí en picado, miré nuevamente a Zack y lo vi sonriendo así que supuse que no lo estaba haciendo tan mal.

     

    Antes de poder aterrizar en el césped un montón de puntos negros comenzaron a perseguirme. En una primera instancia pensé que eran algo así como unas pasas voladoras, pero cuando los vi más de cerca noté que eran insectos. Mi primera reacción fue gritar pues odiaba a los bichos, pero aguanté el impulso que tenía por saltar de mi escoba y escapar gritando. En lugar de aquello aceleré aún más con la idea de perderlos de vista y dejarlos muy atrás mío.

     

    Zigzagueaba de un lado al otro, sonreí al comprobar que las pequeñas motas negras se habían quedado muy lejos de mi cuerpo. Cuando escuché un silbato bajé mi vista al suelo y vi como Zack agitaba su mano y me pedía descender. El examen había concluido. Con delicadeza aterricé y salté feliz de mi escoba.

     

    - Y bien… ¿Cómo lo hice? – pregunté nerviosa pero emocionada.

  12. Acabando de comer el pastel todos se tomaron muy enserio la idea de arreglar la sala común con adornos de navidad, pues la celebración se acercaba cada día más. La pelirroja colgaba animada los adornos hablando con las que serían sus nuevos compañeros cuando una chica algo tímida entró en la estancia.

     

    - Hola Lonely soy Sortilegios – Sortilegios sonrió a la muchacha que parecía muy avergonzada de haber irrumpido en el salón lleno de gente, y para inspirarle confianza dijo – Yo también soy nueva, llegué hace poco.

     

    Un fuerte sonido atrajo la atención de las dos muchachas que giraron justo a tiempo para ver como un árbol de navidad le caía encima a un joven pelinegro, dejándolo repleto de guirnaldas. Toda la sala estalló en una carcajada mientras que la ojivere se apresuró a ayudar a Sophie para quitarle los adornos a Luis.

     

    - ¿Estás bien? – le preguntó amablemente quitándole una guirnalda verde del cabello y colgándola nuevamente en el árbol.

     

    Algunos minutos más tarde ya toda la sala estaba decorada al estilo navideño. La música sonaba a todo volumen mezclándose con las alegres risas de un grupo de muchachos que disfrutaban del espíritu navideño.

     

    - Me parece muy buena tu idea Luis – respondió la pelirroja luego de que el muchacho hubiese propuesto hacer una cena por navidad.

     

     

     

  13. Con las mejillas ardiendo y tan coloradas como un tomate Sortilegios escuchó las palabras de bienvenida que aquellas dos jóvenes le brindaban.. Al parecer había llegado justo a la mitad de alguna celebración pues en la mesa había un pastel a medio comer.

     

    - Gracias chicas – dijo feliz la ojiverde aceptando el pedazo pastel que su nueva prefecta Milena Triviani le ofrecía – Y claro, puedes llamarme Sorti si es que gustas. Por cierto ¿Quién cumple años? – pregunto la joven mientras se llevaba un pedazo de pastel a la boca ¡Estaba delicioso!

     

    Tras una pequeña carcajada general Sophie L. Granger, la jefa de su nueva casa, levantó la mano con una sonrisa.

     

    - Felicidades Sophie – murmuró la pelirroja dándole un abrazo a la rubia para luego tomar asiento junto al resto de sus compañeros.

     

  14. Caminaba nerviosa recorriendo la Academia de Magia y Hechicería, hace pocos minutos que había visto su nombre en los tablones de las casas y supo exactamente hacia donde debía dirigirse: A la sala de los Centauros de Blodwyn.

     

    Se recogió el cabello rojo fuego en una coleta y sonrió. Una nueva etapa comenzaba para Sortilegios, la muchacha lo sabía. Frente a la imponente y magnífica estatua que custodiaba la entrada la pelirroja se sintió nuevamente como una niña en su primer día de clases, las emociones que la embargaban eran indescriptibles.

     

    Cuando las palabras secretas, que solo un elegido para estar en la casa de los Centauros conocía, la estatua se movió para mostrar una escalera de piedra negra, al final de la misma un inusitado paraje se mostró ante los asombrados ojos de la joven que contemplaba todo con la sorpresa de sentirse en un sueño.

     

    Un hermoso claro daba la impresión de encontrarse en el exterior en un bosque real, pero a medida que Sortilegios caminaba sofás que se veían realmente cómodos y una chimenea que alumbraba la estancia con su tenue luz aparecían para impresionarla con el confortable panorama que el ambiente brindaba. Se detuvo algo azorada frente a la multitud que llenaba la estancia, varios ojos se clavaron con curiosidad en su rostro y algunos murmullos le tiñeron las mejillas de carmesí.

     

    - Hola a todos, soy Sortilegios y me emociona pertenecer a los Centauros de Blodwyn.

     

    OFF:

     

    Hola ¿Cómo estan?^^... Wow me emmociona pertenecer a esta casa :love: ..... En mi vida muggle soy Valeria y tengo 19 años XD....

     

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