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Ish Dahut

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Mensajes publicados por Ish Dahut

  1. xD Recien me di cuenta que nunca vine a decir que habitacion queria xD asi que vuelvo por estos lares, quiero una en el segundo piso, en la parte que tenga vista a los jardines, pero la que este mas alejada de la escalera xD asi me evito ruidos molestos (?)

     

    Muchas gracias, no se que mas decir para exceder el limite de spam xDDDDD

     

    besitos *O*

  2. Ish siguió con la vista los movimientos de Carlo, era raro ver a un hombre hacer gala de semejantes costumbres, aunque gracias al cielo, aquellos modos la hacían sentirse más segura y cómoda de seguir su tertulia con él. Parecía uno de los filosofos griegos que se pasaban las horas buscando las respuestas en el cielo.

     

    - Yo no sé nadar —sentenció recordando lo que él había dicho.

     

    Bajó nuevamente la mirada a las hojas del libro que él aúno había terminado de prestarle. Seguramente luego de toda una vida alejada de la vida mágica, aquello le serviría de guía para sus futuras acciones. El sonido de los pajarillos que revoloteaban por el jardín, le hacía recordar lo que oía constantemente en los pasillos de la Academia; las voces susurrando sobre su futuro en la guerra mágica.

     

    - Los mortífagos fueron satanizados —comenzó esperando que él también viera eso de manera objetiva—, y quizá de cierta forma tienen razón en hacerlo y si son los malos de la película.

     

    Los hombros de Ish se relajaron apoyando su espalda en la corteza del árbol y mirando el cielo que aún tenía cautivado a Carlo.

    - Pero debes reconocer que estaban realmente convencidos de sus ideales —comentó para finalizar, sin darle mayor importancia.

  3. La amabilidad de Carlo la hacía sentirse menos presionada a comportarse de manera impecable, y pronto sintió que su respiración era la de una bruja común y corriente. Se lo agradeció en silencio mientras leía por fin el título del libro, parecía interesante de verdad.

     

    - No quise insinuar que era, eras —se corrigió sonriendo— viejo ni nada. Suelo tratar de usted a los recien conocido.

     

    Usó el lomo del libro como si fuera la extensión de su nívea mano y golpeó ligeramente el hombro de Carlo, como si fuera un amigo de infancia. COmo aqquellos amigos de infancia que nunca tuvo y que siempre anhelo de los libros de historietas que logró conocer.

     

    - Pero tú pareces buen chico —explicó

     

    Extendió ambas manos entonces, sosteniendo el libro a la altura de los ojos.

    - ¿Me lo prestas? —preguntó encogiéndose de hombros antes de volver a sentarse en el césped, esperaba que él hiciera lo mismo, pero no se lo insinuó con palabras sino que alzó sus ojos hacia él, como reprochandole que no estuviera ya sentado como ella— Si. Acepto que el lugar es bastante solitario, pero un día como hoy, se ha vuelto concurrido.

  4. - Muchas gracias —agradeció haciendo nuevamente una reverencia, si, había sido profesor—. Quizá me habrías odiado como alumna, son muy mala en los duelos.

     

    Le hizo gracia la facilidad con la que reconoció su punto más débil y esbozó una tímida sonrisa, mientras caminó hacia donde estaba el libro de Carlo. No leyó el título, pero comenzó a pasar una tras otra las hojas, como si quisiera encontrar un tema de conversación entre ambos, pero las letras parecían burlarse de ella y sólo bailoteaban en las hojas, no lograba entender una sóla de las palabras y no sabía porqué.

     

    Ruidos lejanos la hicieron volver a alzar su rostro, y se percató que no estaban sólos en aquel lugar, aunque si alejados. Al parecer ella no se había equivocado en pensar que ese espacio era uno de los favoritos de los estudiantes.

     

    - ¿Vienes muy seguido por aquí? —preguntó fijando nuevamente su atencióon en el antiguo profesor — ¿Lo puedo tutear?

     

    El día caía sin mucha gracia mientras el viento soplaba con más fuerza sin lograr causarle ningún tipo de frío, pero lo que si logró fue alborotar sus violaceos cabellos para impedirle abrir los ojos con claridad. Sonreía mientras dispersaba los cabellos y los sostenía en una cola al lado.

  5. Escuchó y miró la mano de Carlo extenderse hacia ella pensando que la expresión de asustada se le había ido del rostro, pero un súbito calor en sus mejillas le indicó que no era así. Separó una de sus manos del árbol y estrechó la mano del joven.

     

    - Mucho gusto, —saludó dejando que su cuerpo se relajara un poco más, lo suficiente como para soltar el árbol— es la primera vez que vengo aquí. Parece muy tranquilo y alejado del ruido de la Academia.

     

    Se encogió de hombros, mirándole. Era un lugar ideal para escapar de las preguntas que rondaban su cabeza o para leer un libro, que era lo que estaba haciendo Carlo, a juzgar por un libro abandonado a pocos metros de distancia de ellos. Quizá era un estudiante de cursos mayores, aunque no se veía tan intimidado como ella, y ella acababa de terminar las primeras clases, quizá fuera un profesor.

  6. La voz de un chico que ella no había notado la hizo dar un respingo hacia atrás logrando que agradeciera estar ya en el suelo. Lo miró con los ojos muy abiertos, seguramente parecía asustada, se puso de pie torpemente, apoyándose en el árbol para no caerse de espaldas. Y no fue sino hasta unos segundos más tarde, que pensó que seguramente parecía una tonta que decidió hablar.

     

    - Hola —saludó haciendo una reverencia ligera y muy extraña, porque tenía ambas manos apoyadas hacia atrás, en el árbol, como si de él surgiera algun tipo de energía—, mi nombre es Ish.

     

    Pero aquella no había sido la pregunta y nuevamente la muchachita de ojitos azules no sabía que estaba haciendo, definitivamente aquellas no eran las maneras de conocer gente en el mundo mágico. Si seguía de aquella forma, pronto la llevarían a San Mungo, o la regresarían al mundo muggle sin posibilidad de regreso.

     

    - Estoy bien, estaba descansando, estoy viendo que hacer —"detente", le susurró su apiadada conciencia y ella obedeció—. ¿Còmo estás?

  7. Las clases habían terminado y prueba de aquello eran los pergaminos que tenía la diminuta mujer entre sus blanquecinos dedos; había aprobado ambos cursos con serios sacrificios personales de su parte. Y se sentía extremadamente rara, tanto que sentir la humedad del césped de los Jardines Sumaes no le causaba ningún tipo de reacción; ni siquiera de tranquilidad. Querer hacer las cosas de una manera la habían llevado a aislarse un poco más de la persona que más la hacía sentir humana, pero es que todo lo que le pasaba le resultaba muy ajeno a su realidad, todo parecía estar codificado con un lenguaje que ella no había aprendido de niña.

     

    Caminaba sin hacerle mucho caso al sol que brillaba sobre sus cabellos violetas, parecía una niña perdida en medio de un bosque abandonado. Las columnas que se veían en la parte trasera del lugar le daban un aspecto de perdido en el tiempo a aquellos Jardines. No era pasado, ni era presente, ni siquiera futuro.

     

    Recogió la falda del vestido azul sin mucha preocupación en arrugarlo o no, y se sentó bajo la sombra de un árbol dejando volar sus calificaciones en la suave brisa de aquel día. Abrazó sus rodillas y rogó por el inicio de nuevas clases. Nuevas distracciones.

  8. Apenas había tomado algunos sorbos de su caliente bebida, cuando una voz desconocida que provenía del último ingreso a la cadetería, la saludó con una línea de coquetería muy conocida.

     

    Como casi siempre, Ish comenzó a ruborizarse, pero asintió viendo el resto de mesas vacías. Con una de sus manos, movió la pila de libros unos centímetros más a su derecha.

     

    - Si —comentó para volver sus ojos azules al chocolate que aún humeaba un poco.

  9. De la pequeña Ish, apenas se veían unos centímetros de su frente; se había escondido —sin quererlo—, bajo una pila de libros que había escogido en cuarenta minutos. Todas viejas novelas que había leído durante sus entrenamientos infantiles, así que más por nostalgia que por interés los había retirado de los escondidos anaqueles de la Librería Hojas de Café.

     

    Caminando lentamente, logró sentarse en la mesa más apartada del mostrador y dejar la pila de historias sobre la mesa. Se acomodó la falda violeta que se había puesto aquella mañana y prosiguió a intentar lo mismo con sus lacios cabellos en el mismo tono, sin éxito aparente, volvían a caer como cuchillas sobre sus hombros.

     

    Uno de los meseros se le acercó.

     

    - Una taza de chocolate, por favor —pidió Ish.

  10. • Nick: Ish Dahut

    • Fecha de Nacimiento. 21 de Abril

    • Bando de preferencia. Sigo sin saber xD

    • Lugar en la familia. Hija de Mònica

    • Mascotas y/o elfos. ¿Puedo pedir? ¡Genial quiero un elfo! :rolleyes:

     

    Sorrry x demorarme tanto pero las cosas en el Ministerio me siguen dando vueltas en la cabeza T_____T ahora mismo me voy a hacer mi ficha y luego me pasarè por casa :)

     

    Saludoooos

     

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