Le mystère de Kitana

Kitana supo en que casa había sido seleccionada, no se sorprendió, aunque le agradó saber que iba a ser ese su nuevo hogar.

Tomó sus cosas, no eran muchas, ya que no tenía recursos para comparlas.

Se miró al espejo, siempre hermosa, con el cabello suelto y muy largo, se puso una túnica negra con azul, y con la "capucha" se tapó lo más que pudo su bello rostro.

Caminó por aquel camino mohoso, estaba oscuro, pero eso le gustaba a Kitana.

Sus pasos eran lentos, pero seguros, observaba todo a su alrededor, hasta que aparecía un claro, y divisó una chimenea. Allí ya estaban algunos de sus compañeros.

Entró mirandolos a todos fijamente, como acostumbrababa a hacerlo.

Hola dijo timidamente y buscando rápidamente con la vista un lugar para sentarse