RoomiiMusic95

Buenas tardes! (O día, o noches, dependiendo la zona horaria) Hace mucho que no entro a mi amado foro pero he vuelto En fin, tengo que hacer algunos cambios estéticos (Necesito que borren la imagen que tengo y la reemplacen por la que dejo) y otros que borrarán mi antigua identidad y demás. Dejo todos los datos abajo, saludos y mucho chocolate para quien lo edite Hasta el otro mes!

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Nombre del Personaje: Romina Michelle Black Atkins

Edad: Joven, 19 años

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Familia(s) :

* Familia 1 : Atkins

* Familia 2: —

Padre(s) Sanguíneo: Derek Lúcien

Padre(s) Adoptivos: —

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Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda Familia Atkins
Link a Bóveda Familiar 2: —

Siguió con la mirada cada gesto y movimiento que la ojiverde realizaba. Frunció el ceño al ver que tomaba de su vaso pero no le replicó nada; la había puesto nerviosa y aquello era un gran punto a su favor. Creyó notar un poco de duda al comienzo del discurso de su hermana y dejó asomar una leve sonrisa. Leah era valiente, hasta se atrevía a bromear cuando tenía altas probabilidades de ser asesinada a lo muggle.

—Yo también te extrañé—reconoció en voz alta, aunque pareció que hablaba sola.—Entiendo por qué lo hiciste—agregó enarcando las cejas. Aclarándose la garganta, comenzó su explicación con tono solemne. —Me extrañabas demasiado, te emborrachaste y decidiste teñirte el cabello para que al verte al espejo no recordaras que estaba lejos. Síndrome de separación de gemelos, necesitas medicación.

Se rió de su propio sarcasmo y llamó al camarero para pedir otro jugo. Leah seguramente tomaría su clásica copa de vino, a menos que quisiera subirse a la mesa para dar un espectáculo digno de una borrachera monumental. Luego de tomar los pedidos, quien las atendía se alejó sin decir palabra, tal vez impresionado por la escena que había protagonizado.

—Te queda horrible—le dijo a su gemela mirándola a los ojos, aunque sabía que aquello no era verdad. Después de todo, sus rostros eran absolutamente iguales y la castaña no dudaba de la hermosura de sus facciones. La egolatría era otro de los rasgos que compartían.—Oh, traje algo para ti.

Llevó una mano al bolsillo de su pantalón y extrajo una caja del tamaño de una uva. Lo apuntó con la varita y dando dos finos toques se transmutó en una caja más grande atada con un bonito moño azul. Desde el momento que lo había encontrado en un mercado de pulgas mágico en Grecia supo que era perfecto para la ex castaña. Incluso había peleado contra una sangre sucia para obtenerlo; y como siempre, el dinero había ganado.

Lo depositó con delicadeza junto al vaso de jugo vacío frente a la italiana y sus ojos se llenaron de expectación.

Aún no había dejado el vaso de vuelta en la mesa cuando la suave luz de la taberna se vio disminuida por una sombra que se posó a su lado. Levantó la cabeza para ver quien osaba molestarla, pero se quedó inmóvil; abriendo los ojos como platos. A pesar de escuchar su voz, podía oírla claramente en su cabeza, y la verdad la golpeó como una Bludger enloquecida. Sus manos se cerraron automáticamente, su semblante calmado se trasfiguró y la ira traspasó sus ojos castaños.

—¡LEAH VITTORIA BLACK, EXPLÍCAME EN EL NOMBRE DE MORGANA QUE HICISTE CON TU CABELLO!—gritó con fuerza, sin interesarse en lo absoluto por aquellos que estuvieran a su alrededor. Sabía que atraería de inmediato las miradas de todos los presentes pero su enojo era más fuerte que su usual estado taciturno. Se encontró a la altura de los ojos de su hermana, sin dejar de escuchar la desesperación de la otra.

Tomó un mechón de cabello de la ojiverde para examinarlo. Era del color de los trigales, y sentaba bien sobre su tez pálida. Casi ni se distinguía que aquel no era su color natural, seguramente le había pedido ayuda a Franko, que estaba versado en el tema de las tinturas. Apagó las terribles ganas que tenía de tironearle el cabello y arrastrarla hasta una peluquería para que volviera a ser igual a ella, y suspiró. Ni siquiera sabía cuando había sacado la varita, pero la guardó nuevamente en el bolsillo de su pantalón.

—Veo que me he perdido de mucho últimamente—comentó controlando la bilis de su voz. Se sentó nuevamente en su lugar y con un gesto invitó a su gemela a imitarla.—Y para responderte, no tenía miedo de verte, pero ahora preferiría clavarme una daga en cada ojo.

Se produjo un silencio incómodo en el que se dedicó a juguetear con el vaso de jugo. La verdad era que jamás reaccionaba así contra la Black, ni siquiera en los peores momentos. Pero ver que había cambiado su apariencia, hecho trivial para algunos; había sido difícil para ella. Leah era su fiel reflejo en todos los sentidos, la única persona por la que viajaría hasta el fin del mundo y sacrificaría todo lo que tenía, aunque nunca lo dijera en voz alta.

En su vida, la única constante era su gemela, y ahora ni siquiera eran idénticas. Se sentía traicionada.

La Black miró el oscuro cielo estrellado mientras caminaba a la taberna. Consultaba el reloj cada dos segundos, lo que solo contribuía a que se incrementara su mal humor. Se apartó un mechón de cabello que caía de sus ojos y con la vista fija en su muñeca, ingresó a la taberna donde se había citado con su hermana.

Dio una rápida inspección a su alrededor hasta encontrar una mesa vacía y apartada. Con rápidos pasos cruzó el local y tomó asiento. Había llegado diez minutos más temprano que la hora pautada para no correr el riesgo de despertar el odio de Leah. Suficiente era que hubiera pasado los últimos meses prácticamente desaparecida visitando el mundo apenas dejando una nota que rezaba “Voy a visitar puntos turísticos y a molestar a los muggles, volveré pronto” en su habitación.

Alguien se acercó a atenderla y pidió un vaso de jugo, el intenso calor de la noche le producía sed. Se acercaba la hora de la cita y en su mente comenzó a inventar explicaciones convincentes que poco después se dio cuenta que no servirían debido a la conexión mental que compartía con la Rambaldi. Suspiró y comenzó a practicar su cara más adorable, esperando proyectar la culpa suficiente para aplacar el temperamento que la ojiverde despediría al respirar.

Depositaron el vaso frente a ella, y tomó un largo sorbo de inmediato; sin ocultar la vista de la entrada. Lo apoyó sobre la mesa, justo encima de la huella de agua que había dejado el vidrio sudado. Llevó la mano a su antebrazo izquierdo de pura costumbre, acariciando la bonita Marca Tenebrosa que hacía tiempo ya que no le ardía. Sin dudas lo extrañaba, pero no sabía si podría volver.

Divisó una silueta atravesando la puerta pero no le dio importancia, aquella no era Leah. Dio otro sorbo al jugo, rezándole a los dioses para que le concedieran a la italiana piedad fraternal.

Hola, vengo al fin a editar la ficha xD La primera imagen va en lugar de la otra, y los títulos donde corresponda, aunque seguro que ya lo saben y aclaro al vicio xD

Nombre del Personaje: Romina Michelle Black Ravenclaw

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Familia(s) :

* Familia 1 : Black

* Familia 2: Ravenclaw

Padre(s) Sanguíneo: —Evarela Black Haughton y León Corvinus Crowley

Padre(s) Adoptivos: – Damien Ravenclaw**

Raza: Demonio.

[...]

[...]

Nació el 17 de mayo de 1943, en plena Guerra Mundial. Recibió el nombre de Michelle Grey y vivió con sus padres en Liverpool toda su infancia. Desde pequeña demostró gran talento para la magia y un alto poder para persuadir a la gente, entre otras habilidades un tanto extrañas para su edad y proveniencia.

Al cumplir los 17 años, la bruja encontró una reveladora carta escondida en el altillo de su hogar, lugar al que desde niña tenía prohibido entrar. En el papel se relataba cómo sus supuestos padres la raptaron el mismo día de su nacimiento, a raíz de una disputa entre familias enemigas. También halló el diario de la señora Grey, donde descubre que además tiene una hermana gemela y que sus padres biológicos son de la raza de los demonios.

Iracunda, se enfrentó a sus secuestradores ese mismo día, haciendo que estos escaparan no sin antes ocasionarles heridas de gravedad y prometiéndoles la muerte si los volvía a ver. Una vez sola, la demonio comenzó una vida independiente al encontrar trabajo-muggle, para su disgusto-como mesera en The Cavern Club; donde se hizo muy amiga de los músicos que allí tocaban.

Todas las noches tenía pesadillas inconexas y con ellas pudo recrear la historia de su hermana perdida, con la que había soñado toda su vida sin saberlo; ya que pensaba que la persona en sus visiones era ella misma. Esta se encontraba viajando y degustando sus poderes y fortuna a través del viejo continente; y a pesar de sus deseos de encontrarse con ella, su condición económica no la dejaba moverse de su ciudad.

La noche de su cumpleaños número 18, mientras estaba trabajando en el bar; una chica idéntica a ella apareció pidiendo algo de licor. Michelle la reconoce de inmediato, aunque Leah pronto demuestra desconocer la historia de su secuestro y les toma toda la noche comparar su pasado y sus poderes. Su hermana considera su trabajo algo simple para una persona de su linaje, y pronto se marchan a visitar a sus padres. Su apariencia es la misma ya que pueden controlar su crecimiento a voluntad, así también van descubriendo los poderes de su raza.

Entre tanto, la estancia en su verdadero hogar solo se vio opacada por el deseo de venganza que ambas compartían, lo que derivó en una infructuosa búsqueda de los Grey ** y el posterior asesinato de todos los integrantes de dicha familia.

Luego de aplacar sus deseos vengativos, las Black retoman el viaje que Leah había comenzado tiempo atrás, instalándose un tiempo en Grecia, lugar que las atraía por su antigüedad y magia ancestral. Vuelven a Londres en los noventa, siendo acogidas por Damien Ravenclaw; y posteriormente ingresan a la Marca Tenebrosa portando el tatuaje con orgullo.

La demonio adopta a través del tiempo a dos chicas: Paty y Ariadne, disputando la tutoría de la última con su primo Franko Lovegood, hasta que ambos deciden actuar de padres para la joven. Su vida se desarrolla con total normalidad, o al menos toda la que puede darse siendo parte de un bando como la Marca.

La bruja, al cabo de un tiempo y con mucho pesar, decide retirarse del bando para ocuparse de su vida personal, aunque conserva la lealtad al grupo que tanto ama.

Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda Familia Black

Link a Bóveda Familiar 2: Bóveda Familia Ravenclaw

Ah, necesitaría que actualicen en el perfil la cuestión de la raza y supongo que la familia, eso es todo, saludos y gracias

En el aire se respiraba la tensión, ya que todos sus compañeros mortífagos no paraban de lanzar acusaciones contra los demás, sin embargo éstos parecían haber olvidado su presencia, lo cual no era una molestia. De hecho, tenía una posición estratégica para analizar toda la situación y por qué no, divertirse con ella tal cual como lo hacía Mía.

Sus manos se dirigieron a uno de los bolsillos mágicamente extendidos de su capa, buscando algo que comer; siempre tenía hambre y más cuando se entretenía. Las limitaciones de la magia no la dejaban conjurar comida y no podía llamar a sus elfos domésticos, para que le trajeran un paquete lleno de palomitas de maíz con caramelo, por lo que tuvo que contentarse con una barra de chocolate. Luego de separar la envoltura, llevó el dulce a sus rojizos labios.

La golosina se consumió deliciosa en su paladar, mientras Valentine trataba de fundirse con su propio brazo, una conducta para nada normal, al menos desde su punto de vista. ¿Era realmente la única en aquella habitación que parecía indiferente con la dichosa búsqueda? Al parecer sí, pero no estaba muy segura de si se trataba de una decisión inteligente. Buscó con la mirada todos y cada uno de los rostros presentes, con la intención de encontrar algo oculto en ellos, y se confundió aún más: la mentira estaba escrita en sus facciones.

Distinguir a un traidor en la Marca no era una tarea fácil, no cuando cada miembro guardaba en su haber personal un sinnúmero de crímenes y pesares que los habían llevado a lo que eran en la actualidad. A veces consideraba que no necesitaban máscaras, suficientes eran las que habían construido para guardar todos los resentimientos y rencores del pasado. La castaña se mordió el labio inferior, pensando que hacer a continuación.

<<De tin, marín, de...¿cómo seguía?>> canturreó mentalmente, sorteando rostros con la mirada. Iba a dejar la cuestión librada al azar, pues a sus ojos; todos en aquella sala eran culpables de algo. Pik había acusado a la rubia, Neos a Pik, Valentine a Gazel; y ella aún no elegía a quién apuntar. Se tomó unos minutos más para meditarlo, y cuando al fin encontró un hueco entre las recriminaciones; se aclaró la garganta para hablar.

—Pues, tomando en cuenta que todos aquí estamos en una batalla interna, no me pesa decir lo siguiente. Creo que el culpable es nada más y nada menos que Mía, quién a pesar de estar en nuestra búsqueda, parece representar un punto neutro bastante incierto. ¿Deseas que encontremos al culpable o que lo disfracemos?—preguntó en voz alta, lo suficiente para que los demás recordaran su presencia en la habitación. Había cruzado las manos sobre sus rodillas, y su pose era altanera y aristocrática. Su tono, pese a estar exponiendo tamaña acusación, era el mismo que usaría para hablar del clima, suave y seguro; casi dulce.

Una sonrisa de suficiencia adornó su rostro, aunque en su mente solo se lamentaba por no tener más chocolate con el cual saciar sus ansias. No se sentía de humor para confrontaciones en ese momento, y esperaba que sus compañeros retomaran el hilo de la discusión por ella en vez de seguir atacándose entre sí. Al fin y al cabo; ninguno tenía una idea clara de por qué estaba en esa habitación, pero la Ravenclaw estaba determinada a salir de allí con vida y sin despeinarse.

Hola! Quisiera entrar a la familia *-* Tengo que completar dos líneas antes de la fichita? espero que no, me da flojera. Ah, ya he pedido la baja en la familia que estaba antes, y el cambio de sanguínea a adoptiva en la otra, así que pronto modificaré la ficha, si es que me aceptan *ojos de perrito*

*¿Por qué quieres ser un Black?: Porque mi personaje es de apellido Black y además es mi familia mortífaga favorita.

 

*¿Por quién te gustaría ser adoptado?: Por Evarela

 

*¿Te comprometes a respetar las pautas/reglas/condiciones que has leído en este tópico?: he leido y acepto los términos y condiciones

 

*¿A qué otra familia perteneces?: A la Ravenclaw.

 

*¿Cuál es tu Nick en harrylatino.com?: RoomiiMusic95 (aunque ya ni entro)

 

*Bóveda de Personaje: Bóveda 95947.

 

*¿Será tu familia sanguínea o adoptiva?: Sanguínea

El calor sofocante y tropical parecía aumentar conforme pasaban los segundos. Una gota perlada de sudor cayó por su frente, y contuvo los deseos de sofocarla, pues estaba concentrada totalmente en la sombra que la había atacado. No estaba segura de cuanto tiempo llevaba en aquel islote abandonado, pero su razón le hacía creer que había estado allí parada por una eternidad.

De pronto una refrescante brisa la cruzó por completo, apaciguando su calor y, por si fuera poco; drenando en su interior una energía inigualable. Un cosquilleo se extendió por cada una de sus terminaciones nerviosas y se sintió poderosa e invencible. Una sonrisa se posó en sus labios, sus miedos se habían disipado y estaba lista para combatir a aquella aterradora sombra.

Como si despertara de un sueño, sus ojos castaños se elevaron hacia la extraña figura, pintados de desafío. Su rostro se ensombreció momentáneamente. Donde unos segundos-u horas, quizás-antes se erguía el horripilante y desconocido espectro, ahora estaba parada una muchacha. Ojos marrones, cabello castaño y piel blanca; complexión aristocrática. Su reflejo. Por un momento se mostró confundida. <<¿Leah?>> aventuró su mente, buscando como siempre la conexión mental que compartía con su gemela.

Las olas hicieron eco en el silencio de la isla. Aquella no era Leah. No podría tener los ojos tan idénticos a los suyos, los de su hermana eran del color de las esmeraldas, y pese a sus poderes demoníacos; ninguna podría cambiar de apariencia si la otra no lo consentía. Suspiró levemente, aliviada. Al menos no tendría que pelear contra su familiar más querido...Sin embargo, debía pelear con ella misma.

—Séneca—susurró apuntándose, sabiendo que de inmediato la garganta de su oponente se secaría. Era una ironía, rodeadas de tanta agua como estaban, aunque desde pequeña había escuchado que no debía tomar agua salada por más que estuviera muriendo de sed, y probablemente su otra yo también lo sabía. Moviéndose detrás de su efectivo muro sin cesar, haciendo imposible detectar su ubicación, probó un hechizo nuevo que su actual rango no le permitía usar.—Fuego púrpura—pensó, sintiendo un aura violeta de poder extenderse a través de su arma. Si daba justo en el blanco, su reflejo quedaría inconsciente. Se mordió el labio, ¿que tal si todo lo que ahora estaba enviando le afectaba también?

OFF:

Perdón por la tardanza, estaba de ausencia como ya había dicho y pues, no pude hacer ningún hueco para el foro u.u Luego hago lo siguiente, asi que posteen, posteen! xD Aquí la tarea atrasada:

Templario:

*Aqueora: es un efecto el cual produce una corriente de agua desde la varita, que se transforma en una esfera protectora de todos los ataques que no sean efectos, y tiene como plus de curación un aura que cura alguna herida a elección, aunque solo en el primer turno.

Knight:

*Gladius: una invocación que crea una espada para-rayos neutrales y se puede usar al mismo tiempo que la varita. Además, si se la clava en el suelo le quita poder al oponente, lo que significa que consume una de sus acciones en el segundo turno.

Demon Hunter:

*Guardián:es un efecto que se realiza sobre los cadáveres, devolviendo al espíritu del muerto para que este quede bajo el mando de quien lo invoca, sus características son similares a las de un inferi.

*presiente que alguien va a katanearla pronto* Hola! Hace siglos que no me paso por el foro, pero estoy de vuelta y pues, estoy lo que se dice, acomodando las cosas. Y me apena mucho tener que hacer esto, pero voy a solicitar la baja de la familia. Mamá no me mates D: aunque sea que me dejen como amiga de la familia o algo, eso no se puede? Me da cosita irme, en serio, pero hace siglos que no me paso y estoy acomodando todo en el foro u.u

Espero que sepan entender y mamá, no me mates u.u Te quiero y siempre tendré problemas mentales no importa en qué familia esté u.u

Off: (¿Era necesario? Lo puse por si acaso)

Vengo a dejar la tarea, creo que era una sola cosa que tenía que aclarar sobre el resumen, las respuestas a las dudas me han servido de mucho, gracias. Aqui cito la pregunta, lamento la demora y espero llegar a las líneas o muero (?)

“Si se intercala un Rayo a un Efecto, el Efecto se vuelve difuso lo que da tiempo para defenderse.” ¿El efecto se vuelve difuso? Me explicas esto?

 

Rta:Revisando me he dado cuenta que me equivoqué, lo puse al revés. Lo que quería decir era que el efecto del Rayo se retrasaba, lo que daba tiempo a defenderse. Espero que se haya entendido ahora, esto suena a trabalenguas u.u

Creo que eso es todo, si me olvidé de algo me avisan con tomatazos (?) y edito Saludos!

Paseó los ojos por la bonita sala que su tío había escogido para impartir aquella clase. <<Es un salón dentro de otro salón>> reflexionó con diversión, el mundo mágico no dejaba de asombrarla a pesar que desde que nació se había visto involucrada en él. Escuchó con atención las palabras del ojiazul y realizó una mueca silenciosa de sus palabras; llevaba el sarcasmo a flor de piel. Su hermana había resultado una pequeña sabelotodo y no dejaría pasar la oportunidad de burlarse por ello.

Al fin el profesor empezó con su explicación, exhibiendo sus amplios conocimientos de una manera simple y sintética. Apoyó su mentón sobre una mano y dejó que las palabras fluyeran hasta su mente, no era nada difícil aprender para ella. De hecho, lo encontraba placentero. Quizás tenía que ver con ser descendiente de Rowena Ravenclaw, todos sus familiares parecían compartir el mismo amor por la sabiduría.

Tomó la pluma y sacando un pequeño block de hojas amarillas, anotó con precisión la diferencia que su tío realizaba sobre la magia. Tomaba nota no porque fuera a mirarla luego, sino que aquel era su método para retener mayor cantidad de información en su vasta memoria. La imagen del Patronus la puso a pensar. ¿Qué forma adoptaría el suyo al conjurarlo? Nunca se había enfrentado a un Dementor pero tenia una gran cantidad de momentos felices para usar; como aquella vez cuando...Insconcientemente se llevó una mano al antebrazo izquierdo, sintiendo un dejo de calor debido al recuerdo de su iniciación en el bando.

Volvió la vista a la pizarra, esperando no haber perdido demasiado de la charla por su distracción. Miró el cuadro de Snape y anotó en su hoja "Las maldiciones son para hacer daño, SIEMPRE." con énfasis en la ultima palabra y tres líneas para subrayarla. Sin duda, aquella sería la más útil de las clases que podría tomar. Necesitaba versarse en aquel arte para mejorar sus capacidades de tortura. Pese a ser un tema delicado, tenía total confianza en sus capacidades y era bastante precavida como para no intentar nada que pudiera hacerle daño sin practicar con anterioridad.

La sola mención de "tarea escrita" le hizo soltar un bufido. Era bastante fácil, pero esta vez procuró que su pergamino fuera mas legible que el anterior. Se puso a escribir con rapidez, mascullando un insulto por lo bajo. No quería pensar en eso de salir a buscar respuestas, ¿por qué las clases no podían ser mas...normales? Alejó los malos pensamientos y dobló el pergamino antes de entregarlo y salir.

Lista de hechizos:

 

* Strellatus: Encantamiento.

 

* Morisoseo Ánima: Maldición.

 

* Furnúnculus: Maldición.

 

* Incárcerus: Encantamiento.

 

* Oppugno: Encantamiento.

 

* Vitae: Transformación.

La castaña no se molestó en cambiarse de ropa y entró al salón portando un vaso de café del tipo vienés; cubierto con una espesa y deliciosa crema batida y chispitas de chocolate. Después de tanto asunto ministerial, se merecía un descanso. Tomó asiento frente a su tío, cuidando no tirar su bebida y envió el bendito pergamino con las respuestas. Mientras esperaba la próxima tarea, llevó su índice lleno de crema hasta su boca, degustando el dulce sabor.

1. ¿Cree usted que sus empleados estén bien capacitados en lo referente al Conocimiento de Maldiciones?:
   Por supuesto, de otra manera no los tendría trabajando aquí, los hubiese despedido de inmediato.
    
   
2. ¿Usted tiene nociones de cómo resolver un accidente provocado por una maldición?:
   Por supuesto, si no, no estaría en este cargo.
    
   
3. Mencione cuatro Maldiciones que usted crea que son de mayor riesgo para la comunidad mágica:
   Cualquiera mal empleada lo es; es necesario tener un absoluto control y conocimiento para manejar ciertas cosas. Las prohibidas y temidas son: Imperius, Cruciatus, Avada Kedavra y Obliviate.
   

 

OFF:

Dioses tío, nos haces renegar -.- Aquí dejo los links de la visita, luego pasaré a editar para agregar lo de las respuestas de Tita, lamento la demora.

Tarea: Entrevista

 

Links:

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~Para conocimiento de Maldiciones

Despacho de Ethiane Slytherin B.L.

Tenía ganas de beber un poco de café, pero eso no sería posible por el momento. El solo hecho de pensar en pasteles y acompañamientos para el té aumentaban sus ganas de salir del edificio; pero se contentaba con el hecho de que solo sería una visita de corta duración y que por lo visto quien las recibía tenía las mismas intenciones de que así fuera. La Triviani tomó la palabra y la castaña se dedicó a mirar sus gestos mientras hablaba.

De improviso, la demonio apareció un par de pergaminos para anotar la tarea, una excelente idea que había pasado por alto. La practicidad de su hermana no dejaba de asombrarla. Podía escuchar sus pensamientos y sabía que tampoco aprobaba aquella incursión al Ministerio. Cuando finalizaran la clase se dedicaría a maldecir a su querido tío Kurt con la excusa de "practicar lo que aprendí" aunque primero debía pasar aquellas pruebas, por mas tediosas que estas fueran.

El pergamino que su gemela había conjurado se posó frente a ella. La caligrafía de Leah era simplemente exquisita, aunque pronto la arruinaría realizando sus preguntas con una horrible letra que recordaba más bien a una intrincada telaraña. Esperó a que la ojiverde realizara sus preguntas y se cruzó de piernas para adquirir una posición más cómoda.

Acomodó su vestido mientras pasaba la vista por la bonita oficina. Por un momento se imaginó en una similar, trabajando para el Ministerio, pero pronto lo descartó; no estaba hecha para eso, o al menos no tenía la disciplina suficiente. Cuando llegó su turno miró con una sonrisa a la mujer que las atendía y con voz suave comenzó con su interrogatorio.

—Bien, yo debía preguntar...—se quedó un momento en silencio, tratando de formular todo a la perfección.—¿Cree usted que sus empleados estén bien capacitados en lo referente al Conocimiento de Maldiciones? ¿Tiene nociones de cómo resolver un accidente provocado por una maldición?—sacudió un mechón de su cabello y suspiró antes de terminar—Y la última pero no menos importante: ¿Puede decirme cuatro Maldiciones que usted crea que son de mayor riesgo para la comunidad mágica?

Sonrió con satisfacción, la pluma se suspendía en el aire esperando a que la Slytherin contestara semejante cantidad de interpelaciones para por fin poder irse. El caramelo de limón ya se había disuelto en su paladar, dejando un leve sabor ácido y dulzón que pronto logró animarla. Cruzó las piernas de nuevo hacia el otro lado y observó de reojo a la Ravenclaw; interesada de repente en aquellas memorias que le eran vedadas. ¿Cuantas cosas ocultaba el Departamento de Misterios? La única certeza era que el nombre había sido bien colocado.

~Rol para clase de Conocimiento de Maldiciones

Departamento de Misterios, despacho de Ethiane Slytherin.

Se apareció a unas calles del Ministerio. El aire de Londres estaba levemente enviciado por una reciente llovizna y los escapes de los autos que pululaban hacia todas partes. Sacudió su cabello y posó una mirada lacerante sobre un niñito que se había parado frente a ella. Tenía la boca levemente abierta y la bruja sospechó que había visto su inusual manera de llegar a una vereda. Rodó los ojos, solo a su tío se le ocurría enviarla al mundo muggle.

Afortunadamente no tenía que inmiscuirse demasiado con aquellos despreciables seres, ya que con solo cruzar la calle en diagonal podría meterse a la cabina telefónica que la llevaría directamente a las entrañas del sistema mágico. Para la ocasión había elegido un vestido rojo oscuro y un saco de lanilla oscuro, pero conservaba sus cómodas zapatillas, las cuales daban un toque juvenil al conjunto. Esperó pacientemente hasta que el ascensor descendió, aquel modo de moverse siempre la mareaba.

El interior del Ministerio era como un hormiguero lleno de capas, sombreros puntiagudos y murmullos. Todos parecían saber adonde ir y procuró no mirar a nadie, odiaba sentirse inexperta o vulnerable. Llegó a uno de los ascensores cuidándose de no golpear su cabeza con los avioncitos de papel que, como su hermana le había explicado hacia tiempo; llevaban mensajes internos de oficina a oficina.

Observó su reloj justo cuando el ascensor se detenía por novena vez, anunciando la llegada al Departamento de Misterios. Suspiró de alivio, solo tenía unos cinco minutos de retraso, todo un récord para su haber personal. Saltó fuera del elevador esquivando a sus compañeros de viaje y caminó con rapidez adonde suponía que la ojiverde la esperaba. Sonrió angelicalmente-al menos no había recibido una reprimenda-y se paró a su lado.

—Es el único camino que conozco, Señorita Ministerial—masculló con un deje de diversión, reanudando la marcha. La sala era bastante peculiar, y pronto su efecto giratorio acrecentó sus ganas de despedir todo el desayuno. Por si fuera poco, no podía ver nada en la mente de Leah, y para cuando dieron con la puerta correcta su nivel de irritación ya había alcanzado su tope. Gruñó y dejó que su gemela la guiara por aquel lugar.

Desenvolvió un caramelo de limón que encontró de casualidad en su bolsillo y suspiró audiblemente, al fin estaban en la puerta de la oficina correcta. Entró a paso lento y saludó a Ethiane, la conocía de varios lugares-clases, misiones de la Marca y sus habituales guardias-por lo que se adelantó y con confianza tomó asiento. Ya se había cansado con tanta caminata y pudo detectar en el rostro de la Slytherin el hastío del trabajo, así que esperó que la visita fuera corta.

—Gracias por recibirnos—dijo la castaña, pese a su mal humor nunca se olvidaba de sus modales.—Supongo que será breve, solo un par de preguntas y nos iremos—miró de soslayo a su hermana, esperaba que esta continuara con su discurso.

Tomó una cereza y la mordió reduciéndola a un frenesí de dulce sabor en su paladar en cuestión de segundos. Estaba recostada en el techo del castillo, observando el cielo azul limpio de nubes que esa tarde ofrecía. Su oscuro y ondeado cabello colgaba de la cornisa, moviéndose con la ocasional brisa; y el sol le acariciaba los párpados cerrados con su calor. En pocas palabras, la paz absoluta.

Un fuerte y reconocible crack rompió el silencio del viento matinal, obligándola a incorporarse de un salto. Desde el último episodio con los elfos personales; había perdido la poca estima que podía albergar a las criaturas, aunque estas se las arreglaban para seguirla molestando a voluntad. Envió una mirada de profundo odio a Honey y le quitó la carta que sus manitas sostenían con un solo movimiento de varita. La despachó con un gruñido y abrió el sobre con rapidez.

—Diablos—masculló, desapareciéndose. Su habitación estaba oscura pero únicamente tomó una túnica negra para cubrir sus jeans y su camiseta verde y echándose una ultima mirada al espejo para apreciar su reflejo; desapareció rumbo a uno de sus lugares favoritos en el mundo. La Academia se veía tan tranquila como siempre, y ella seguía llegando a sus clases con el tiempo justo. Algunas cosas nunca cambiaban.

Justo antes de entrar, divisó una silueta que reconocería en cualquier parte y bajo cualquier disfraz, pues era igual que la propia y la mente de aquella persona no era misterio alguno para ella. Leah se adelantó a abrir la puerta y la castaña entró con una sonrisa, parándose en el cancel con estupefacción. Si miraba hacia atrás, la ojiverde aún sostenía el picaporte pero a su alrededor y donde se suponía que se alzaba una pared, no había nada mas que aire.

Era un bonito bosque, pero de inmediato sus sentidos se pusieron alerta, recordando fugazmente la cantidad de situaciones a la que se había tenido que afrontar en su época como principiante en las artes mágicas. Esa mañana aprendería sobre el poder de las maldiciones, y aunque estaba emocionada; tenía cierto temor de lo que su tío podría llegar a hacerles. Instó a la Triviani a que la siguiera y tocando permanentemente la varita en el interior de su bolsillo, se adentró en la curiosa floresta.

La cabaña era pintoresca, pero no se detuvo a observarla con mucho detenimiento. Esta vez ella fue quien tomó la iniciativa y entró al cuartito; saludando con un escueto movimiento de cabeza. Tomó asiento frente a la mesa de trabajo-podía jurar que era la primera vez que lo hacía; todas sus clases habían sido un sinnúmero de situaciones particulares totalmente distintas a una clase catalogada como "normal" y soltó un pequeño suspiro, ¿Era necesario presentarse?

—Buenos días señor Ravenclaw—canturreó con una sonrisa, como si se tratara de una dulce niña de primaria.—Mi nombre es Romina Black, mis ocupaciones son prácticamente nulas y tengo el honor de ser matriarca de la familia Ravenclaw—su sonrisa aumentó a una expresión de orgullo y tamborileó los dedos sobre la mesa antes de que el pergamino apareciera sobre la superficie.

Rodó los ojos, no era lo que se dice fanática de escribir, pero sus bolsillos siempre guardaban lo necesario para cualquier ocasión de emergencia. Estuvo un buen rato revolviendo en sus pertenencias y al fin encontró una pluma auto-recargable con la cual comenzar su primera tarea. Tronó los dedos y mordiendo la punta de la plumilla escribió con rapidez todo lo que las preguntas del profesor evocaban. Terminó en unos minutos y aunque su caligrafía dejaba bastante que desear, envió la hoja frente a Kurt.

~Tarea No.1

 

1.- ¿Por qué he tomado la clase?: Porque cierta persona me ha obligado ha despertado mi curiosidad por las maldiciones y lo considero una práctica útil para mejorar mis habilidades mágicas.

 

2.- Maldiciones: en general, se trata de hechizos complejos de realizar que tienen-casi siempre-el fin de lastimar de gravedad a un oponente.

 

3.- Clasificación:

Las maldiciones mas importantes son las Imperdonables (a saber Cruciatus, Imperio y Avada Kedavra), luego existen otro tipo de maldiciones generalmente utilizadas en duelos para infligir dolor o debilitar enormemente al enemigo; como el Sectusempra, y otras para burlarse o vengarse del enemigo, como el Mocomurciélagos.

Además de éstas, existen ciertos rituales de connotación oscura que buscan destruir o dificultar la vida del afectado; que incluso han llegado al mundo muggle y son reconocidas como el vudú o las maldiciones gitanas, egipcias o bíblicas, entre las más comunes.

Sonrió satisfecha, era la primera vez que compartía una clase con su hermana y sabía que no sería fácil, pues ambas podían escuchar los pensamientos de la otra y caer en la tentación de copiarse era muy fuerte. Después de todo, esperaba salir de allí sabiendo como torturar mejor a sus elfos en primera instancia, y luego a ciertas personas a las que les debía una venganza.

OFF:

Pues, lo haré rápido porque tengo hambre y aún no he cenado T.T Mi nombre es Romina, tengo 17 años y soy de Argentina, me gustan las cerezas, leer, escribir y la música; estoy en mi último año de escuela secundaria y quiero estudiar Letras Modernas (Literatura) en la universidad.

Soy bastante parecida a mi pj aunque a ella le gusta el café, le da flojera escribir y su cabello es más manejable xD Y ella es mortia y yo no xD Creo que eso es todo, ya quiero seguir con la clase tioso *O* Digo ejem, profesor xD

Se detuvo al ver que la rubia retomaba su discurso. Enarcó una ceja, se había acostumbrado tanto al peligro que su cuerpo se tensaba de solo pensar en las amenazas que albergaba aquel ambiente desconocido. Apretó la varita hasta que sus nudillos se pusieron blancos, manteniéndose alerta ante cada palabra nueva que su jefa decía. Estaba impaciente por ver lo que seguía, pero no movía ni un músculo.

Soltó una risita al ver sufrir al dragón, era gracioso que algo tan simple pudiera aniquilar a una bestia tan grande. ¿Dónde estaba su fuego, sus fauces mortales? Reducidas por un par de pedruscos. Con un simple movimiento de varita todas las defensas que sus compañeras habían formado desaparecieron, y entonces la castaña supo que nada sería tan fácil como había parecido hasta el momento.

Dio una mirada hacia donde la Ángel Caído señalaba, y tragó en seco. Entre los enemigos se encontraban algunos de sus allegados más queridos. No era una persona demostrativa, pero cuando se trataba de sus familiares tendía a protegerlos a toda costa. Apretó los dientes insultando mentalmente, no interesaba cuantas bestias o magos tuviera que vencer; aquellos parientes eran su debilidad y ahora tendría que herirlos.

En cuanto lo consideró oportuno, lanzó un par de Incendios sobre la siguiente acromántula, y observando como esta se achicharraba avanzó entre el desastre. Ahora nadie más existiría, solo ella y su amor por el bando. Fijó los ojos en el grupo que debía atacar, concretamente en Leah, su hermana. ¿Cómo podría agredirla, si compartían una conexión tan fuerte?

<<Si estuviera en tu lugar, ella haría lo mismo>> le dijo su conciencia, instándola a levantar su varita. Nunca estaba segura en quien confiar, pero ahora se daba cuenta de que dudar de los demás era inevitable. Nadie estaría a salvo de las sospechas, excepto ella misma. Su vida debía regirse por sus ideales y no por los sentimientos vanos que dejaban los lazos familiares. Al fin y al cabo, una vez había creído tener una familia y había terminado sufriendo una traición.

—Silencius—pronunció, apuntando a su gemela. Sabía que la otra odiaba quedarse callada pero no quería gritos lacerando sus oídos cuando siguiera con su tortura. Sonrió sarcásticamente y sin bajar la varita, lanzó el siguiente ataque.—Crucio—susurró, saboreando la palabra en la punta de los labios.

El efecto fue inmediato. La Black cayó al piso, retorciéndose de dolor sin poder proferir otro sonido más que el raspar de sus ropas contra el piso de piedra. A través de la conexión, su cuerpo se estremeció, sintiendo el suplicio disminuido de la ojiverde. Podía escucharla quejándose con claridad en su mente, pero no dejó de torturarla por un largo rato, hasta que al fin se aburrió de sentir esa comezón recorriéndola de punta a punta.

Su víctima se quedó inmóvil en el piso, respirando con dificultad. A diferencia de muchos compañeros, ella prefería una tortura más higiénica, derramar sangre le parecía algo totalmente innecesario cuando sabía que podía infligir mucho más dolor que solo el físico. Se llevó una mano a la cadera y otra al mentón, en posición especulativa. ¿Quién de todos ellos sería el próximo en obtener su merecido?

OFF:

Lamento la tardanza, estoy ocupada con el mundo muggle y bueno, siempre termino entregando tarde Lo siento u.u Me encantaron tus correcciones Juve Aquí la otra parte:

II Asignación

 

I-. Cualidad: Inteligencia y sangre fría.

Defecto: Amor por los seres queridos.

 

II-. Rolear en Off una estrategia de ataque verbal contra un oponente, omitiendo el uso de hechizos:

—Es inútil—comentó con una sonrisa genuina.—Piensas que terminarás bien. Crees que todo está a tu favor, y tu cabeza está llena de historias en las que el bien triunfa sobre el mal. Pero, ¿No lo ves? —preguntó en un tono ciertamente académico, señalando a su alrededor.—Son puras mentiras. A nadie le interesa el otro. Al final te quedas solo, todos te olvidan. Al final serás otro mártir de una causa inútil, el nombre de un caído que nadie recordará al cabo de unos años—clavó sus orbes en los ojos de su oponente, y su semblante denotó lástima.—Cuando termine contigo, el mundo seguirá escuchando sobre la Marca Tenebrosa, pero, ¿quién hablará de ese joven “valiente”?—preguntó, haciendo comillas con las manos para dar énfasis a su sarcasmo—No te preocupes, te lo diré: Nadie.

 

III-.Delinear paso a paso su paso por la Marca Tenebrosa, aspectos que hayan marcado su vida dentro y fuera de la misma.

 

Pues, entré a la Mini bastante tiempo después que salí de la Academia, y al cabo de, no se, un mes, me ascendieron a la Marca. Participo en el Escuadrón Spritze y en Guardianes, y ahora estoy tomando las tutorías de rol, duelo y por supuesto, perfil. No me involucro demasiado en la parte de duelos pero estoy tratando de ser más activa en ese aspecto y trato de compensarlo con lo demás.

 

Cosas que me han marcado dentro del bando son la unidad y la devoción y compromiso por los ideales que se nota, todos tienen. Y fuera del bando no sé, del foro me gusta todo, me eligieron matriarca de la Raven así que eso es como un "hito histórico", y mugglemente (no se si va, lo incluyo por si las dudas) pues, es mi último año y estoy nerviosa por la universidad u.u

 

IV-.¿Que les incitó a optar por el bando oscuro?:

 

Siempre me han gustado los Mortios, desde que leí los libros y vi las películas. Tengo como una cierta debilidad por lo oscuro, lo malvado y como me encanta escribir dentro de esa temática; al descubrir el foro supe que debía pertenecer al bando para poder desarrollar un personaje de esos que tanto admiraba como fan de la saga. Otra cosa que me animó fue que mi gemela del alma Leah estaba dentro del bando y fue como mi guía y mi modelo a seguir para llegar hasta donde estoy hoy.

 

V-. Colocar qué es lo que esperan obtener al finalizar la tutoría, citando principalmente el ámbito del perfil. Delineando a detalle como creen que pueden evolucionar en un antes y un después:

 

Quiero un personaje más calculador, más sangre fría, y espero conseguir adecuar mis actuales y futuros roles a una idea más “mortífaga”. Ahora me está costando menos describir mi pj así, por lo que creo que la clase me servirá bastante para conseguir mi objetivo.

Rol auspiciado por la Spritze

*Lisbeth Karkarov

Unos minutos después que su esposo, una mujer despiadada pero de gran belleza irrumpió en la habitación. Anna Rose era gran amiga de su suegra, y había accedido a buenas primeras con la idea del secuestro. La rusa no podía decir que se llevaran muy bien pues sus temperamentos eran iguales, pero al menos se soportaban como para mantener conversaciones o torturar a la gente en conjunto.

Por supuesto, no contaba con que la castaña perdiera los cabales al descubrir que faltaba un integrante de los Wilkes. Congelada en su lugar, observó como la otra conjuraba un látigo y tomaba por el cuello al búlgaro. Alzó la varita inconscientemente, sin saber que hacer por unos segundos. La mirada ambarina de Anna la amonestó antes de que pudiera hacer nada, seguida por palabras que denotaban odio.

—Solo quería ayudarte—mintió la rubia, guardando la varita bajo la manga.—Al inútil se le ha escapado la mocosa en el camino—explicó, levantándolo de un tirón de su camisa. Las marcas en su cuello estaban al rojo vivo, y sabía que estaba sufriendo en silencio. Merecido se lo tenía, por arruinar el plan.—Ni creas que nos iremos—terció ante la orden de la recién llegada, cruzándose de brazos sin soltar su varita.

<<No pienso dejarla a solas con Egmond>>razonó la mujer, sintiendo una punzada de celos en el estómago. Se apoyó contra la pared y se quedó dura como una estatua, mirando el show que la otra montaba con los prisioneros. Sus gritos habían logrado despertarlos, y ahora la chillona se disponía a azotarlos con su nuevo juguete.

Dio otra pitada a su cigarrillo, golpeándolo con suavidad para que las cenizas cayeran al suelo. No quería dejar a la castaña sola pero tampoco quería quedarse a expensas de sufrir un latigazo sobre su pálida y delicada piel. Entrecerró los ojos expulsando el humo con lentitud, haciendo que este calmara su nerviosismo. Pese a su aparente tranquilidad exterior, su cabeza era un remolino de pensamientos.

Disfrutó en grande el intercambio de palabras entre los Wilkes, pese a no ser ella quien los torturaba. ¿Cómo se sentiría ver a su hija desangrándose frente a sus ojos, sin poder hacer nada? No podía imaginarse aquellas emociones, pues nunca había experimentado nada tan fuerte. El odio era quizás lo único que la mantenía con ganas de vivir, el odio y el dinero de su marido.

Su mano buscó a la de su compañero automáticamente al sentir un ruido en la puerta. Una horda de magos-mortífagos-apareció frente a sus ojos; y no pudo hacer nada por detenerlos. Ni siquiera había pensado en un hechizo cuando vio como atacaban a Anna Rose y a su esposo. En cuestión de segundos, un dolor profundo se extendió por su cuerpo: doce medialunas filosas se habían clavado en su pecho y la varita se le había escapado de las manos.

Cayó al suelo de rodillas, con sus manos y su vestido llenos de sangre; las cuchillas aún insertas en su piel. Atisbó entre todos los magos el cuerpecito de una niña: Homura. Si no hubiera estado tan cansada, seguramente estaría golpeando al Karkarov por su tamaña estupidez.

—Vladimir—susurró, como si lo recordara de pronto. Giró la cabeza para encontrarlo a su lado, como siempre. Solo que esta vez la visión fue aterradora, de tantos cortes y fluido escarlata que emanaban de él. Se quedó en silencio, prestando atención. ¿Adónde se había ido su varita?

Sus zafiros recorrieron cada rincón de la habitación, topándose con sangre y una gran cantidad de zapatos antes de divisar el arma de fresno que la había elegido hacia más de una década, y se arrastró con cuidado hacia ella. Nadie le prestaba atención, entre tanto reencuentro y odio hacia la castaña. Supuso que era solo cuestión de suerte, unos minutos más y quizás ella fuera la del látigo en mano.

Recogió también la varita de nogal del búlgaro, y con prisa volvió junto a él. La sangre seguía emanando de sus heridas, pero nada que no se pudiera curar. Tomó su mano nuevamente y desapareció, lejos de los demás. El proceso fue traumático, y se sintió morir mientras el suelo se volvía nada. Era como montarse en un Pegaso embravecido.

—Maldita sea—masculló, comenzando con el doloroso proceso de extracción de las medialunas—Episkey—pronunció en cuanto hubo terminado, apuntándose al pecho. Las cortaduras desaparecieron de inmediato, y solo quedó la humedad de la sangre en su vestido junto con los proyectiles manchando la bonita alfombra blanca de su habitación. Hizo lo propio con su marido, cerrándole las incisiones. Sin embargo, el color acre de su piel se acentuaba con el correr de los minutos.

La bruja se incorporó con celeridad, corriendo hasta su ropero. De un modo u otro encontró un frasco de poción revitalizadora y corrió hacia el cuerpo inerte del hombre. No perdió el tiempo y le abrió la boca de par en par, vertiendo todo el contenido del recipiente directamente en la garganta. Su respiración era entrecortada por toda la carrera, y no se caía por el simple hecho de que sus brazos la mantenían en equilibrio con el piso.

—Vladimir, gracias a Morgana—suspiró de alivio al ver los ojos grises abiertos de par en par, llenos de confusión.—Luego te lo explicaré, solo vámonos.

Levantó una ceja, algo confundida. Se podía decir que había llegado con el tiempo justo, ¿ahora se consideraba “tarde” llegar al minuto siguiente de la hora establecida? Se estiró en su asiento y se levantó con lentitud, empujando la silla de madera hacia atrás. El chirrido fue lo único que cortó el silencio impuesto a la fuerza de miradas confundidas. ¿De qué iba la reunión? Le molestaba profundamente no saberlo, así que se mantuvo callada esperando a que alguno de los presentes comenzara a hablar.

La mujer rubia se paró en medio de la habitación, una posición estratégica para observarlos a todos. La demonio corrió un mechón de su cabello de su rostro, mirando de un lado al otro. Encontró rostros familiares y otros desconocidos, aunque no mantenía una relación estrecha con ninguno de sus compañeros. La única información que disponía de ellos era que pertenecían a la Marca, y a lo sumo sabía los apellidos o nombres de varios.

De pronto la joven tomó la palabra. Lo que dijo resultó chocante para la Ravenclaw. ¿Traición? Aquello no tenía sentido. O pensándolo bien, podría tenerlo. Conocía historias sobre magos y brujas que habían jugado al doble agente, pasando información vital de un bando a otro. Siguió el hilo de las palabras de su interlocutora, descubriendo que esta la veía acusatoriamente. ¿Qué había hecho ahora?

Su mente era un torbellino de pensamientos y consternación. Odiaba la traición, su propia historia podía dar cuenta de ello. Que le mintieran era lo peor que cualquiera podría hacerle. Tenía fervientes deseos de saber cuál era el propósito de la reunión, pero los demás comenzaron a exponer sus propias conclusiones del asunto.

Su rostro se adornó con una sonrisa sarcástica. Ahora lo comprendía, o al menos creía estar bastante cerca de la verdad. Dio un par de pasos hacia atrás, apoyándose en el respaldo de la silla que había usado con anterioridad. En cuanto se sintió cómoda y sin riesgos de caerse, se cruzó los brazos en posición relajada y tomó la palabra con una pequeña sonrisa debido a la última broma de Valentine, compañera del escuadrón Spritze.

—¿No es todo esto un poco tonto? Él—señaló a Neos con un ademán de cabeza—tiene razón. ¿Qué caso tiene acusarnos entre nosotros si ya sabes quién es el traidor? Sería más efectivo darnos Veritaserum en el té. Al fin y al cabo, cualquiera en esta habitación puede ser a quien acusas. Todos tenemos cosas que esconder, incluso los que lucen más inocentes.

Clavó una mirada en la rubia nuevamente, suspirando audiblemente. Sospechaba que ésta los había reunido con la finalidad de divertirse, pero eso no significaba que fuera la única que iba a hacerlo. Nadie en su sano juicio levantaría la mano como si estuviera en una clase para decir “Hey, escuchen, soy un doble agente” en una habitación llena de poderosos magos y brujas sin escrúpulos a la hora de asesinar.

Metió la mano en el bolsillo, tocando su varita de cerezo en un acto inconsciente. No tenía idea adonde los llevaría aquella situación, pero mantenía la calma a pesar de sus deseos por saber quién era el traidor. Tendría que esperar un poco más para enterarse, pero sus instintos le decían que aquello valía la pena.

OFF:

Hola! Perdón por la tardanza de unos cuarenta minutos u.u Y creo que salió como corto el rol -.- En fin, gracias por las correcciones; me han servido de mucho y aunque me cuesta estoy tratando aplicar los consejos, supongo que pronto me acostubraré. En cuanto a lo de las dudas, con la gramática me llevo bien así que por el momento no tengo nada para preguntar. Saludos!

Rol auspiciado por Spritze.

*Lisbeth Karkarov

Los minutos pasaban y su nerviosismo era equivalente a la cantidad de pitadas que le daba al cigarrillo. Comenzó a pasearse por la habitación como un león enjaulado, acompañada únicamente por el sonido de sus tacones al golpear duramente el suelo. Cuando estaba a punto de salir en busca de su marido, sintió un ruido en el pasillo.

El hombre entró cargando los cuerpos de dos mujeres. La rubia se detuvo y lo miró fijamente, evaluando uno a uno sus movimientos. Dejó que atara a las prisioneras y les quitara las varitas; esperando el momento justo para hablar. En cuanto el castaño se giró para mirarla, notó aquella asquerosa inseguridad en sus ojos. La rusa se adelantó unos pasos hasta quedar a centímetros de su esposo.

—¿Dónde está la niña?—susurró, sus ojos cristalinos desprendiendo un calor furioso y abrasador para quien la viera. Él abrió la boca para replicar, pero no quiso escuchar nada de lo que decía, ni el tono dulce y apaciguador que usaba para pronunciar su nombre. Podría haberle lanzado un maleficio, pero optó por una manera más muggle y certera; dándole un buen cachetazo en la mejilla.

No podía entender como estaba casada con ese hombre. Todo lo que tenía que hacer era seguir el plan que ella misma había trazado, pero no. Tenía que comportarse como un niño retrasado y arruinarlo todo. ¿Para qué tenía el acceso a la magia, si no la utilizaba? Era una mocosa de unos diez años, por el amor a Merlín. ¿Cuán difícil podía ser lanzarle un Desmaius y cargarla con el resto?

Comenzó a gritarle todo lo que pensaba, sabiendo que los capturados tenían un buen rato de sueño a causa de tanto hechizo y golpes. Tenía ganas de ahorcarlo con aquella corbata que apenas hacia unas horas había ayudado a anudar, pero se conformó dejando salir sus reproches lo más alto que sus pulmones lo permitirían. Por supuesto, el muy cobarde no se quedaría a escucharla.

Lanzó el cigarrillo al suelo y lo pisó con todas sus fuerzas, casi rompiendo el tacón de su zapato en el proceso. Más que culpar al inepto de su marido, se culpaba por haberlo dejado solo. Debía haber esperado para hacer todo el trabajo ella misma. Sin duda la falta de la cría les traería problemas, pero nada que no se pudiera solucionar. El primer paso sería encontrarla, y ya tenía en mente como hacerlo.

Lanzó algunos hechizos de seguridad por toda la habitación y reforzó-mágicamente-las ataduras de los prisioneros y se recargó contra la pared, cansada física y mentalmente. Con lentitud en sus movimientos logró deshacerse de su molesto calzado. Luego, con una simple vuelta de muñeca cambió su vestido por una túnica oscura y sobria que igualmente dejaba entrever sus delicadas formas.

Alguien venía por las escaleras, podía sentirlo con total claridad. Vladimir apareció con una copa de whisky y su atuendo festivo completamente arruinado. Evitó mirarlo. Sabía que así lo haría sentirse más culpable e ignorado, teniéndolo para siempre en la posición de inferioridad que él mismo se había dado. ¿Cuán tonto podía volverlo el amor? Jamás había sentido tanto afecto por nadie, y se consideraba afortunada por ello.

Encendió un nuevo cigarrillo y acompasó su respiración. El Karkarov sería el causante de sus canas prematuras, podía jurarlo. Lo miró de reojo, como si se tratara de un objeto más presente en la habitación. Era demasiado joven para soportar tantos errores. Casarse con un treintañero en un principio había parecido una buena opción. Siempre había sentido cierta debilidad por los hombres mayores, aunque madurez era lo que menos encontraba en el búlgaro.

Dio un suspiro haciendo que las volutas de humo ascendieran enmarcando su rostro, y miró hacia el techo. La parte más difícil pronto llegaría, su suegra no estaría muy contenta de saber que habían extraviado a la más joven del clan Wilkes. Incluso podía escuchar su voz reprendiéndolos; o quizás era la voz de su conciencia recriminándole su propia torpeza.

Se examinó en el espejo por última vez. Desde su cabello hasta sus zapatos, su apariencia era impoluta, reflejo de sus deseos de perfección y elegancia. No dejaba ningún detalle al azar, por más que usara un par de jeans y una camiseta gris debajo de su túnica negra. Se tomaba el tiempo necesario hasta para atar de una manera apropiada sus zapatillas, por lo que no era extraño que llegara tarde a todas partes. Aquello no le interesaba demasiado, a menos que su reunión fuera importante, como aquella vez.

Se encaminó a la ventana y desapareció en una columna de humo, sintiendo el leve tirón en el estómago que dejaba aquel modo de transportarse. Abrió lentamente los ojos y comenzó a caminar por la empedrada calle de aquella ciudad donde se encontraría con los demás mortífagos citados. Tenía algo de frío, por lo que metió las manos en los bolsillos de su pantalón, siempre en contacto con su amada varita.

No tuvo que recorrer mucho trecho para llegar al lugar. Desde donde estaba, podía vislumbrar algunos rostros familiares y una multitud de personas desconocidas que escuchaban con expectación y creciente terror el discurso de una bruja de aspecto autoritario. Llegó junto al resto de sus compañeros cuando esta lanzaba a una criatura por los aires como si de un muñeco se tratara.

Prefirió no hablar o llamar la atención de manera alguna, y con semblante indiferente escuchó todas y cada una de las palabras de la llamada Aiiden. El pánico de la plebe parecía crecer con cada uno de los movimientos de la mujer, y tenían razones para hacerlo. Era temeraria, de eso no quedaban dudas.

Una media sonrisa adornó su rostro cuando sintió el crack que los huesos del enemigo producían al romperse. Desde donde estaba, tenía una posición estratégica para disfrutar por completo del espectáculo. No sabía las razones de la masacre que al parecer se llevaría a cabo en las próximas horas, pero tampoco las preguntaría. Aquel pueblo podría darle todas las excusas que quisiera para sobrevivir, pero no le interesaba en lo más mínimo lo que tuvieran para decir.

Retrocedió inconscientemente un paso para alejarse del charco de sangre que el chico de cabellos castaños emanaba, no deseaba mancharse las zapatillas con sus fluidos putrefactos. No le agradaba aquel modo de tortura, prefería los juegos mentales y la ironía antes que el derramamiento de la sangre sucia, aunque si así debía hacerlo no se oponía.

Extrajo la varita de los pliegues de su túnica, el momento de probarse a sí misma y a los demás su valor estaba más cerca de lo que suponía. Respiró hondo, confiada en sus habilidades. Se posicionó al lado de Anastasia, su madre adoptiva, y le envió una sonrisa como saludo. Ver un rostro conocido siempre la ponía de buen humor. En ese momento la mujer de ojos azules habló nuevamente, y no pudo más que asentir a sus palabras.

Su mayor deseo, era demostrar su valía e iba a hacerlo tal cual como sus ancestros lo harían; magia. No llevaba el Ravenclaw en vano, era una descendiente directa de una de las fundadoras de Hogwarts, no cualquier cosa. Sin contar que era una mortífaga, sin duda alguien demasiado importante para aquella escoria y sin duda, más fuerte de lo que aparentaba su sonrisa.

Una horda de toda clase de criaturas apareció con una floritura de varita, y la joven estuvo a punto de suspirar con hastío, pero se controló. Odiaba a aquellos monstruos, especialmente a las acromántulas. Sus compañeras reaccionaron con rapidez; creando defensas de toda clase, pero ella alzó su arma y apuntó al primer arácnido asqueroso que se cruzó en su camino.

—Sectusempra—pronunció, observando cómo finos cortes en la superficie peluda del engendro despedían sangre oscura y pegajosa, vaciándolo en cuestión de segundos. Sonrió satisfecha con su trabajo, y prestó atención a las palabras de Lisa, quien se había acercado a ellas.

—Es cierto—concedió con suavidad cuando esta hubo terminado. —Pero no puedes negar que será divertido—agregó sonriente, lanzando un nuevo hechizo a una de las abominables criaturas que buscaban atacarlas.

OFF: Lamento mucho la demora, estuve ocupada con el colegio -.- Aquí la tarea:

Primera Asignación

 

I-.Enumerar cualidades, defectos y aficiones de sus personajes: Pues, mi personaje es ante todo jovial y sarcástica, a veces raya lo infantil pero al mismo tiempo es perversa. Le interesan demasiado sus seres queridos pero es indiferente y de sangre fría ante todas las situaciones. Es perfeccionista (no decido si es un defecto o no) y su mayor defecto es la impaciencia y la impuntualidad. En cuanto a sus aficiones, disfruta de la música y ama comer postres, chocolates y dulces a cualquier hora (me salió glotona xD).

 

II-.¿Por qué consideran que merecen estar dentro de esta tutoría?: Porque la necesito, mi personaje es demasiado vago a mi parecer y a veces se me dificulta rolearlo en “plan malo”.

 

III-.¿Por qué consideran que son dignos de formar parte del Bando Mortífago?: Soy digna porque sé que quiero estar en la Marca, admiro sus ideales y su elitismo. Además se que tengo potencial que explorar como mortífaga y siempre doy lo mejor que puedo tanto on rol como off rol; me enorgullezco de formar parte de este grupo selecto.

 

IV-.¿Que características consideran que deben erradicar, para poder ser mortífagos auténticos?: Mi personaje suele tener actitudes “buenas” y muchas veces no me doy cuenta de esto cuando roleo, así que considero que debería pulir un poco esas cuestiones para enderezar mi idea de rol.

 

V-.¿A que mortífago admiran o consideran que sea una leyenda dentro del bando? (de los que están actualmente dentro del mismo): Pues, a Bagy y a Danyellus, sus personajes me parecen simplemente geniales.

Tiró la manga de su túnica hacia abajo, de puro aburrimiento. Hacia media hora que había esperado pacientemente, café de por medio, para estar frente a las puertas de la Fortaleza, un lugar cuya belleza, a pesar de haber presenciado ya varias veces, aun la dejaba sin aliento.

Muchos dirían que la vista de los torreones recortados por los eternos rayos y nubes grises conformaba un paisaje lúgubre, pero para ella significaban algo mucho más grande. Con solo acercarse a la entrada uno podía sentir el poder emanar del interior, las promesas de fama y grandeza susurraban en los oídos de los visitantes.

Chequeó una vez más su reloj, considerando que ya era hora de ingresar al edificio, y metiendo las manos en los bolsillos, comenzó a caminar al punto de encuentro. No tenía idea-como tantas otras veces-de lo que allí le depararía, por lo que apretaba su varita de cerezo en el interior de su capa.

Debajo de esta llevaba un sweater oscuro, unos jeans y sus clásicas y cómodas zapatillas. Tenía algo de frío, por lo que la túnica había sido su último detalle antes de salir. Su cabello estaba aprisionado en una coleta alta, dándole un aspecto serio a su imagen juvenil. Nunca descuidaba ni un centímetro de su apariencia, reflejo de su perfeccionismo crónico, heredado de familia.

Conforme se iba acercando a su destino, silbaba una vieja melodía que había aprendido cuando era solo una niña, viviendo con sus padres falsos en una vida de mentiras felices. Después de todo, agradecía sus circunstancias, porque habían sido las causas de su inmejorable presente.

Empujó la puerta suavemente y entró en silencio, entornando los ojos para ver mejor el interior. Solo dos personas se encontraban en la estancia, por lo que asintió con la cabeza y se dispuso a saludar, haciendo gala de sus anticuados pero finos modales.

—Buenas noches, espero no haberme retrasado.

La castaña cruzó la habitación y tomó asiento con total naturalidad, obteniendo una mejor vista de los otros. Se trataban de una bruja rubia y un mago al que reconoció como Neos. Se habían presentado en la mansión Triviani un tiempo atrás, pero desde ese entonces no lo había vuelto a ver.

Se cruzó de piernas, por lo que la túnica se le deslizó hacia los costados, dejando ver sus pantalones desgastados. Puso las manos sobre su rodilla más alta, tratando de controlar su impaciencia. Quizás era por eso que siempre llegaba tarde a todas partes, odiaba tener que esperar por las cosas. Al fin, su ansiedad ganó a su silencio.

—Y bien, ¿Cuál es el motivo de la reunión?—preguntó con tono tímido, clavando sus ojos marrones en los allí presentes.

OFF:

Lamento la tardanza, maldito mundo muggle -.- Creo que me quedó un poco corto u.u Aquí las preguntas:

Tarea 1°:

 

-¿Por qué crees que necesitas las tutorías?: Porque me encanta el rol y quiero mejorarlo en todos los aspectos posibles.

 

-¿Qué esperan al finalizar esta tutoría?: Pues, rolear mejor y pulir algunos detalles.

 

-¿Qué opinan de la temática de la tutoría?: ¡Me encanta! Amo los policiales :3

 

-¿Cuáles son los aspectos positivos que percibes en tu rol?: Bueno, no lo sé, tengo buena ortografía, coherencia y cohesión; y siempre trato de mejorar.

 

-¿Cuáles son los negativos?: A veces caigo en la monotonía y me quedo en las mismas acciones o sinónimos. Otra cosa que me pasa es que últimamente hago roles cortos en comparación a los que hacia en la Academia o al graduarme.

 

-¿Qué te cuesta más trabajo al hacer el rol?: El principio xD Es decir, lo pienso demasiado, y si no tengo una idea puedo aplazar el rol para siempre, o simplemente cansarme por lo que mencioné en la pregunta anterior, suelo caer en la monotonía.

 

-¿Qué opinas de la tutora?: Es malvada (?) Pues, me gusta como roleas, y la temática que elegiste me parece que da para estirarla bastante, por lo que me parece la clase va a ser muy llevadera. Suerte y felicitaciones, espero que no te hagamos renegar tanto xD

Cuando estaba a punto de tratar de desaparecerse, algo sucedió. Sintió una presión muy fuerte en la palma derecha, y se dio cuenta que había estado cerrando el puño vacío. ¿Y su varita? Automáticamente llevó las manos a los bolsillos, pero tampoco estaba allí.

Miró a su alrededor, buscando frenéticamente. La arena era tan fina que parecía una alfombra suave y mullida, pero no había rastro alguno de su arma. ¿Se le habría caído al océano? Era imposible, no estaba tan cerca de la orilla. El color del agua era de un azul claro, quizá demasiado y en escasos lugares una que otra tonalidad más oscura podía apreciarse, como pinceladas. La marea estaba calmada y no era visible ningún tipo de animal, tampoco nada que perturbara las débiles olas.

De un momento a otro, su varita se materializó frente a ella. La tomó de un manotazo, sintiéndose segura de nuevo. Aquel simple objeto era como una extensión de su brazo y en su mente, era el máximo símbolo de distinción entre ella y un muggle.

El reflejo del sol hizo que notara rápidamente como una sombra de apariencia humana se apareciera a unos metros de ella. Resaltó entre toda aquella luz como un agujero negro, una sombra que exhalaba terror, maldad y desesperanza. De toda su negrura, lo único que podía distinguir era su macabra sonrisa de sarcasmo.

Se sintió débil por unos segundos, con la certeza de que la cosa, fuera lo que fuese, era mucho más poderosa que ella. El individuo alzó una lengua de oscuridad que comprendió se trataba de su brazo, y la apuntó con una varita. Presa de su estupor, la bruja vio como de esta se despedían doce filosas medialunas cortantes, brillando con la luz del sol. Elevó su mano con rapidez, en un acto reflejo, y se defendió.

— ¡Fortificum!—murmuró, creando un muro de unos cuatro metros de alto. Este se extendía frente a ella cortando la playa a la mitad, y era de piedra; aunque ella podría ver perfectamente a su oponente a través del cerco. Las medialunas impactaron contra su invocación, sin hacerle daño.

Su se disponía a lanzarle un nuevo hechizo, por lo que la demonio apuntó con su varita de cerezo, dudando si aquello funcionaria, y envió un contraataque.

— ¡Silencius!—pronunció, dejando a su oponente sin oportunidad de enviarle un nuevo hechizo que la hiriera. Emitió un pequeño suspiro y comenzó a moverse de un lado a otro detrás de la muralla que ella misma había construido, sintiéndose un poco más tranquila.

A su lado, las olas del mar representaban el único sonido que podía oír, y estas tapaban el ruido de sus zapatillas hundiéndose levemente en la tierra. No entendía por qué la habrían mandado allí, pero si se trataba de una prueba, pelearía hasta pasarla.

OFF:

Pues, veamos que dudas se me ocurren:

-¿Qué quieren decir cuando se menciona que el Protego “absorbe” ataques o elementos físicos?

-¿Morsmodre puede ser utilizado por cualquier rango?

-Ya que nos dieron hechizos hasta Tempestad, he leído el Vitae y en general no entiendo, ¿es como un Morphos, pero sin que los objetos se transformen en animales reales, o cómo es?

Creo que son dudas tontas, pero del resto he entendido bastante bien, o eso me parece. Saludos!

Se despertó en una cama desconocida. Se asustó y se levantó de un salto, tomando la varita que reposaba sobre la mesita de luz. Apuntó a todas partes pero el lugar estaba vacío, y fue bajando su arma poco a poco, a medida que recordaba lo sucedido.

Había estado hablando con su madre y su hermana en la sala, pues habían recibido visitas de Aleera. Pero luego su madre se había retirado, y la castaña seguramente se quedó dormida en el sillón de la estancia, ajena a todo lo que sucedía. Leah la habría dejado durmiendo allí, pero, ¿Qué había sucedido con Anastasia?

Un cúmulo de información atacó su memoria al pensar en ese nombre, y comenzó a ver ciertos recuerdos que compartía con su madre, o quizás con su gemela. Se tambaleó y tuvo que apoyarse en la pared, cerrando los ojos para concentrarse en lo que veía.

Tomó aire y suspiró audiblemente. De todas las imágenes, lo único que había sacado en claro era que su madre había sufrido un colapso mental o algo por el estilo y la muerte le había pasado cerca. Demasiadas confusiones y mucho tiempo de descanso innecesario, no era bueno para la castaña en lo absoluto; aunque no podía hacer mucho, ya que cuando dormía pocas cosas la despertaban.

El piso del baño estaba frio al contacto de sus pies descalzos, y odió su reflejo despeinado. Decidió tomar una ducha antes que nada, no quería aparecerse ante el resto de la familia con tal aspecto. Cuando se estaba vistiendo el estómago le gruñó, y supo que su siguiente parada seria en la cocina.

Observó la habitación donde se había despertado, la cual sería suya durante sus constantes visitas al castillo. Tomando su varita, cambió el tono carmesí de las cortinas, alfombras y paredes por un frío azul, mucho más apropiado con su personalidad. Se acercó al baúl ubicado en la punta de su cama y en una floritura toda su ropa y sus pertenencias se acomodaron en los muebles. Por último, un buen número de libros se apiló en una de las repisas y varios portarretratos se colgaron en las paredes.

Bajó por las escaleras guiándose por los leves y difusos recuerdos que su mente registraba, y dio con la cocina mucho más rápido de lo que esperaba. Al entrar, encontró a su madre comiendo una manzana y a dos mujeres que no conocía.

—Buenos días—saludó cordialmente, la perfección de sus modales siempre se hacía presente. —Madre, ¿Cómo has estado? Creo que he dormido más que lo usual.

Envió una mirada a la pelirroja, haciéndole saber con esa pequeña acción que ya estaba enterada de todo lo sucedido en su ausencia. Llamó a uno de los elfos y le pidió una taza de café cargado y pastel de cerezas. La criatura se tomó menos de tres minutos en servirle su suculento desayuno, y la demonio tomó un sorbo de su bebida amarga.

Desafortunadamente, no tenia idea del paradero de la ojiverde. <<Deberías presentarme, madre>> avisó mentalmente a la Triviani, mientras tomaba un tenedor para hincar la cubierta de su sabroso pastel.

Pasaba las páginas de un libro con rapidez, completamente ajena a lo que la rodeaba. El ardor fue en un principio imperceptible, pero la quemazón aumentó gradualmente hasta convertirse en un martirio que la obligó a dejar su entretenimiento. Se puso de pie y tocándose el brazo desapareció rumbo a lo desconocido, cerrando los ojos para no marearse con tanto vaivén.

El piso se volvió solido bajo su peso, y rápidamente observó a su alrededor, buscando pistas que indicaran su paradero. Se encontraba en un largo pasillo lleno de antorchas que, alejadas unas de otras, conferían al espacio un aspecto misterioso y tétrico.

Tenía algo de frío, y lamentó llevar una camisa de mangas cortas, poco apropiada para aquel sitio. Metió la mano en los bolsillos de sus jeans, únicamente para tranquilizarse al sentir el contacto con su varita de cerezo. Sus zapatillas retumbaban por aquel viejo corredor, y pronto el enviciado aire comenzó a asfixiarla.

Justo cuando empezaba a cansarse de su paseo, el túnel se cortó abruptamente y la luz la encegueció por unos segundos. Llevó una mano frente a sus ojos en un movimiento involuntario, y cuando el resplandor pareció disminuir, captó la primera imagen de su nuevo entorno.

Estaba en una pequeña playa. En realidad, era una extensión mínima de arena fina y blanca en el medio del mar, sin vegetación o-afortunadamente-cangrejos. El calor era notable, pero existía una pequeña brisa marina que recorría el espacio, dejando el regusto salado del océano en su piel.

Como ya era costumbre, se llevó las manos al cabello y lo corrió de su cara, moviendo con rapidez sus dedos. En unos pocos segundos, su pelo estuvo recogido en una trenza que dejaba su rostro libre. Lo mejor de aquel método es que jamás llevaba algo para atarlo, pues al ser tan ondulado se entretejía solo y no se desataba nunca. Suspiró jugueteando con la punta de su peinado, sin saber muy bien qué hacer.

Los minutos pasaban y ya comenzaba a sentir impaciencia, ¿Para qué la habían llamado? Aquello no era normal. Una ráfaga llevó a sus oídos un susurro que al principio pensó producto de su imaginación. Quizás se trataba de Leah, hablándole a través de su extraña conexión mental. Pero no, esa voz era totalmente desconocida para ella. Se giró hacia todas partes, apretando la varita dentro del bolsillo. ¿Qué juego daba comienzo?

Esperaba que no fuera una carrera de nado, no se veía más tierra que esa a su alrededor. Siempre podría desaparecerse, aunque algo le dijo que no sería fácil. La luz solar parecía aumentar conforme a los segundos pasaban, pero la ventisca subsanaba un poco la elevada temperatura. Se quedó inmóvil, esperando lo impensable.

Off:

Hola! Bueno, aquí dejo el resumen, casi no tengo dudas aunque como siempre aparecerán durante el transcurso de la clase, estoy segura xD

Duelos:

Básico: El que llega primero describe el lugar y el segundo puede completar la descripción. Quien empieza el duelo puede hacerlo con solo un hechizo y en luego dos hechizos por posts. Estos se diferencian de acuerdo al rango y bando. No se puede adelantar al primer hechizo y si no se rolean los efectos del ataque el contrincante puede describirlos como le parezca. Los post no deben editarse a menos que se tenga la aprobación del contrincante.

Intercalaciones: Un mago puede intercalar un hechizo al segundo de su contrincante, siempre y cuando el rol sea correcto. Dependiendo del tipo de hechizo la intercalación tendrá distintos resultados:

• 
   
  
• Si se intercala un Rayo a otro Rayo, ambos se dan por impactados.
  
• Si se intercala un Efecto a un Rayo, el Rayo es contrarrestado.
  
• Si se intercala un Efecto a un Efecto, el Efecto se anula (solo si se utiliza un Efecto que afecte las habilidades de quien será intercalado)
  
• Si se intercala un Rayo a un Efecto, el Efecto se vuelve difuso lo que da tiempo para defenderse.
  

Asaltos:

Estos son iniciados por los AR, y los mortífagos deberán llevar la máscara puesta. En el primer post se debe dejar en claro quién está a cargo y lo hechizos son meramente decorativos. Las personas atacadas durante el asalto tienen una hora para responder o los ataques serán efectivos, y si se defiende a un compañero se debe hacer antes de que este postee.

Si un mago ataca a otro no puede atacar a nadie más durante quince min. ni atacarlo dos veces seguidas sin que el otro haya respondido al primer ataque. No se pueden editar los post y se debe nombrar claramente a quien recibe el ataque que cada mago realice.

Cárceles y bandos:

Cuando un mago es capturado, quien lo atrapa postea en la cárcel dentro de las 24 horas siguientes a la captura, pudiendo cada usuario llevar dos prisioneros como máximo. Los muertos capturados serán resucitados por los captores, a menos que sus compañeros logren llevarlos a San Mungo. Los neutrales también pueden ser capturados, y las varitas quedan en el lugar de captura.

Una vez dentro de la cárcel, los prisioneros pueden ser rescatados (si realizaron al menos tres roles antes del rescate), o negociar un pago de rescate o intercambio de prisioneros. La estancia en la cárcel no puede superar los cinco días con el numero de roles requeridos, y si no es rescatado, el preso se considera muerto al sexto día.

Existe un pago para los rescates de acuerdo al rango dentro del bando, y para que el grupo propietario de la cárcel pueda defenderla alguno debe dar aviso del ataque. Los prisioneros pueden escaparse si pasan 24 horas sin que los carceleros posteen.

-Tengo una duda sobre los rescates ¿cómo es eso de “sacrificar” a dos compañeros para entrar a rescatar? (Es lo único que no entendí bien)

Y creo que eso es todo y me salió tocho, saludos!

Ok, no se como tengo que hacer para donar galeones, estuve averiguando y nadie sabe decirme En fin, después de leer todas las suplicas en el Spa, algo en mi corazoncito mortio se movió y vine a dejar constancia de que te dono 500 G No es mucho, pero seguro ayudará En fin, si hace falta algo mas me avisan (por el MP de las guardias xD)

Saludos, y suerte! Llévate la Copa (?) a la Raven

Sonrió despectivamente y se acomodó contra la pared, mientras el cielo se aclaraba con lentitud. No comprendía como podía tener tan poco sueño, pero debía aprovechar las energías extra. Comenzó a acariciarse los cabellos, y terminó juntando los mechones en una complicada trenza.

Levantó la vista, su primo parecía un muerto viviente, cuidando de abrir bien los ojos para evitar un nuevo chapuzón. La verdad era que tenía muchas ganas de molestarlo de nuevo, pero sabía que una buena broma perdía su encanto si se hacía más de una vez el mismo día. Juntó las manos detrás de su espalda y comenzó a tararear una cancioncita sobre arañas, esa que a Leah tanto le molestaba.

Al final, constató la hora en su reloj y volvió a golpear la cancela, esta vez con aun más fuerza. Un nuevo crujido cortó el silencio matutino y la misma elfina nerviosa apareció frente a ella. Empuñó la varita, mirándola de forma inquisitiva solo para causarle más angustia.

— ¿Dónde están tus amos? —preguntó con una sonrisa amplia, del todo discordante con la fuerza de sus ojos.

—Ellos…todos…duermen, señorita. Ningún amo desea ser molestado a tal hora en la mañana.

La bruja bajó el rostro hasta nivelarlo con el de la criatura, obligándola a enfrentar su mirada. Volvió a sonreír con sorna y posó una mano en el desnudo hombro de la elfina, con firmeza y suavidad a la vez.

—Solo queríamos constatar que todo estuviera en orden, y así lo parece—informó en un tono dulce. —Pero no me interesa si tus amos están durmiendo, una orden es una orden y debías de cumplirla. No dudaré en informarles de tu deplorable servicio, criatura inútil.

Dicho esto, la soltó, sin dejar su gesto apacible; llevando a la sirvienta al borde del colapso. Se irguió cuan alta era y miró al Lovegood con normalidad. La máscara retorcida había desaparecido, arrastrando todo el sarcasmo con ella. Su felicidad era genuina, placentera; pero la mordacidad se notaba agazapada en sus facciones.

—Creo que no hay nada por hacer, todo está tranquilo—le comentó a Franko, guardando la varita en la manga de su túnica. Dio unos pasos hacia el jardín, suspirando audiblemente. — ¿Qué te parece un café para desayunar? Así te despiertas como Morgana manda.

No esperó la respuesta y bajó los escalones que la separaban del césped verde, mientras los primeros rayos de sol despuntaban el horizonte. Sin dudas, sería un largo día para ambos.