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sonnyka_weasley

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Mensajes publicados por sonnyka_weasley

  1. Tania volvió en sí cuando sintió una mano acariciando su frente. Las palabras de Maia le llenaron el corazón de alivio y felicidad pese a lo dolorido y frío que sentía el cuerpo en esos momentos. Giró su rostro hacia la izquierda donde Maia se había tendido sonriendo. La pelirroja le devolvió la sonrisa y sin saber por qué, tras unos segundos de silencio ambas empezaron a reir a carcajadas ahí tumbadas.

     

    ¿Viste cómo salimos lanzadas? No podía dejar de gritar, casi me quedé afónica. Fue alucinante. — Su voz sonaba algo ronca y sin fuerza, pero aún así era divertida y emocionada. Se rodeó hasta quedar de lado mirando su compañera. Le alborotó el pelo entre risas a modo de broma y rodó en la nieve para quedar fuera de su alcance para la respuesta.

     

    Al menos todo aquello había tenido un final feliz. Se puso en pie y armó una bola de nieve para lanzársela a Jeanne que acababa de aparecer a un lado de ellas. Las chicas estaba felices y nadie les negaría una pelea de bolas tras haber conseguido salir sanas y salvas y con valor de aquel templo maldito.

    ************

    Holis!! hice este posteo para poder adjuntaros el link al examen de vuelo, aunque todavía hice sólo la primera parte porque nos avisaron ayer. Espero las notas ansiosaaa!! Aquí dejo el

    link. Besitos.

  2. El día había llegado y ahí estaba. Había despertado en un salto de la cama y se había puesto unas zapatillas deportivas y un chandal para poder hacer todo tipo de movimientos sin ninguna traba. Desayunó con rapidez una par de piezas de fruta con un té para activarse y sin más se dirigió hasta el ministerio para realizar su examen de vuelo.

     

    Ya se encontraba escuchando las indicaciones de la instructora y pudo ver algunas caras conocidas entre los presentes. Le guiñó el ojo a Maia que se encontraba a unos cuantos alumnos de ella y al verla algo nerviosa, vocalizó de forma exagerada la palabra "tranquila" sin sonido alguno para no interrumpir a la profesora y que la morena la entendiera.

     

    Contempló el paisaje preparado para el examen, era impresionante que aquello estuviera dentro de una planta del ministerio, si la hubieran soltado ahí sin más no habría adivinado nuca donde se encontraba.

     

    Miró hacia el suelo mientras escuchaba la primera directriz. A diferencia de muchos, ella no había montado nunca en una escoba pero aquello sólo la motivaba más a aprender a hacerlo. Nunca había volado de ninguna manera y estaba ansiosa por probar y experimentar.

     

    ¡Arriba! — Dijo con toda la seguridad y autoridad posible. La escoba se revolvió un poco en el suelo al principio, pero la italiana volvió a repetir la orden con más convicción y ésta subió hasta su mano estirada como si de un imán se tratara. Sonrió contenta al ver que no había sido tan difícil, algunos lo habían conseguido a la primera y otros aún seguían intentándolo.

     

    Seguidamente, pasó una pierna por encima del palo y lo sujetó con firmeza entre sus manos. No perdía de vista a Alyka que se paseaba entre ellos con la siguiente lección. Tan sólo debían de dar una patada al suelo y la escoba se elevaría. Debían controlar no pasar más de los dos metros de altura.

     

    Sin más, dio una fuerte patada al suelo y la escoba se elevó unos centímetros del suelo. Ahora entraba a funcionar su equilibrio, algo de lo que la chica carecía en muchas ocasiones, no era su punto fuerte. Aún así, hizo un gran esfuerzo por mantenerse quedando por encima de él y consiguió subir y bajar de manera correcta aunque con las gotas de sudor corriendo bajando por su frente.

     

    No había estado del todo mal, tendría que perfeccionar su equilibrio pero poco más. La hora del examen ya llegaba.

  3. La pelirroja esbozó una sonrisa, aunque con aire cansado, ante el comentario gracioso de Jeanne. Con todo lo ocurrido no había podido cruzar palabra con ella aún, aunque parecía una chica alegre incluso en situaciones como aquella.

     

    Sí, al menos para que la hermosa ilustración no se hubiera hecho añicos... — Comentó mirando hacia arriba y frotándose con cuidado el chichón de la frente. El maldito estaba empezando a doler demasiado agregando el dolor de la nariz rota. Tendría que curarse, pero ya habría tiempo cuando estuvieran fuera de aquel templo tan cautivador al principio y totalmente despreciable para ella a la hora del intento de partida. — Vamos Maia, sube tú primera... ¿Maia?

     

    La morena ya no estaba a su lado. Tania giró sobre si misma con rapidez, pensando que quizá las profesoras le hubieran jugado una mala pasada, pero la joven se encontraba un poco más apartada examinando lo que parecía uno de los trozos que habían caído del dibujo. Al instante, todos los presentes se vieron envueltos en una bruma no muy densa pero perceptible y antes de que pudiera preguntarse que era aquello, Maia le pidió que le arrojara algo.

     

    ¿Crees que hará de escudo verdad? Veamos... — Miró hacia todos lados con ojos y manos nerviosas, allí no había piedras, todo era helado. Se agachó sin más a coger un trozo de hielo roto, el más grande que encontró. Si aquello no le hacía daño alguno a su compañera, nada podría hacérselo, había que tener en cuenta también las características mágicas de éste. — Allá va... — No lo lanzó con demasiada fuerza, cabía la posibilidad de que aquello no tuviera función de escudo y no quería lastimarla más de la cuenta, pero era justo lo que parecía. El pedazo de hielo se desintegró antes de tocar a la muchacha.

     

    Aquello era una gran noticia, ya podían ser lanzadas con total seguridad, el último techo se rompería cuando todas chocaran contra él.

     

    Ahora sí... — Comentó la pelirroja guiñándole un ojo a Maia en señal de complicidad. — Ya subamos todas y vayámonos de aquí, en cualquier momento puede ocurrir cualquier cosa y preferiría estar ya fuera cuando pase.

     

    La catapulta seguía brillando con colores eléctricos junto a ellas, en la misma posición que había caído. Debían meterse todas en la cavidad con forma de media esfera que había en uno de los extremos. Tania ayudó a sus compañeras a montarse para luego ayudar a las profesoras, por último se subió ella quedando al frente de todas. Cabían a la perfección mientras se mantuvieran de pie.

     

    Ahora tenía que proceder a activar de alguna manera el instrumento. Recordó de nuevo el nombre leído con anterioridad, si él le había dado aquello él sería también quién lo pondría en marcha.

     

    ¿Preparadas? — Miró a sus acompañantes una a una, los nervios corrían por el cuerpo de todas. Volvió la vista al frente y en a penas un susurro volvió a pronunciar el nombre. — Pahaliah...

     

    Salieron despedidas al instante, todas hacia arriba, protegidas por el escudo que a Maia le habían otorgado. Un fuerte "BUM" sonó cuando todas a la vez se estamparon contra el último techo helado del templo y consiguieron por fin estar fuera. Habían sido lanzadas con una fuerza sobrenatural, Tania no pudo dejar de gritar hasta que no cayó al suelo y el mareo hizo que quedara desmayada en el suelo. La caída había sido brutal para todas, pero los escudos también habían valido para evitar que se destrozaran al caer. La pelirroja yació desfallecida sobre frío hielo y nieve y las últimas imágenes que vinieron a su mente fueron las de la ilustración recomponiéndose trocito a trocito hasta quedar totalmente restaurada. Los nombres de los dos ángeles que las habían ayudado, siguieron brillando con fuerza hasta que poco se apagaron junto con el conocimiento de la chica.

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  4. Maia no pudo contestar a la alegría de la pelirroja de manera tan efusiva. A penas podía abrir los ojos, su cuerpo temblaba sin control... Tania la rodeó con los brazos y la apretó contra sí misma intentando de alguna manera hacerla sentir mejor.

     

    Sí, soy yo, tranquila, todo está bien. — Acarició su pelo mientras la calmaba y no tuvo que hacer mucho esfuerzo para que la morena abandonara sus intentos de ponerse en pie.— Para, para... No te puedes levantar aún, estás demasiado conmocionada, podrías marearte y caer. Sólo déjame explicarte lo que encontré y luego probamos, ¿sí?

     

    En realidad la muchacha no sabía si lo que había encontrado podría ayudarlas a salir de allí, tan sólo era una ilustración en el techo de aquel templo, quizá hubiera miles de ellas en la gran magnitud que ocupaba la edificación, pero aquella representaba a unos ángeles, unos ángeles combatientes cada uno con su arma y había que agregar la intuición de ella. Aquel dibujo la atraía de manera sobrenatural, deseaba con todas sus fuerzas poder alcanzarlo, verlo de cerca, sabía que encontraría alguna respuesta de ese modo.

     

    Le mostró el dibujo a su compañera y le explicó un poco por encima sus ideas, pero Maia parecía no comprender del todo debido a su estado. Aún así, le ofreció todo su apoyo y la animó a seguir con el plan que tuviera.

     

    Cuando la Black le pidió ayuda para levantarse, Tania se levantó echándose a un lado y le tendió la mano. Paró a ver si la chica se mantenía en pie sin dificultad y sin quitarle ojo de encima, sacó una botellita de agua de su mochila, colgada a los hombros, y se la ofreció.

     

    Quédate ésto y mantén bien agarrada tu varita. Éste me ha parecido un sitio seguro, no creo que pase nada, pero no pierdas la guardia en ningún momento. — Cuando terminó sus palabras, le dio un abrazo fuerte pero apresurado a su compañera y volvió a mirar hacia arriba mientras se volteaba y se deslizaba en dirección opuesta a Maia.

     

    La pelirroja se dirigió de nuevo hacia la encrucijada de los dos caminos. Algo le decía que quizá el otro camino no fuera igual al que ya habían pisando tanto ella como Maia. Se quedó parada unos instantes allí en medio, intentando hacer lista de lo peor que se podría encontrar si se adentraba en él. Estaba la vida de todos en juego y ahora también en su mano. El pararse a comprender aquello la puso verdaderamente nerviosa, por eso sacudió la cabeza y seguidamente se despojó del gorro, los guantes y la bufanda de lana dejándolo todo en el suelo. No sentía a penas frío y así se sentía más despejada y con facilidad para trabajar con sus manos.

     

    No lo pensó un segundo más. Con los ojos cerrados y apretados en una mueca, adelantó un pie. Con un pequeño saltito, terminó de avanzar y quedó agachada y acurrucada tapándose la cabeza con las manos, pero allí no pasó nada. Ya estaba dentro del segundo túnel y no había ocurrido lo más mínimo. Bajó sus manos y miro a su alrededor todavía agachada y desconfiada. Aquel camino parecía igual de oscuro que su hermano, al menos eso visto desde fuera, pero la pelirroja divisó algo al fondo que no parecía igual. El final del camino estaba completamente iluminado al igual que la sala anterior. Su corazón empezó a palpitar muy deprisa con la esperanza latiendo a la vez, echó un rápido vistazo hacia arriba y hacia los lados del túnel, esperando que nada pudiera impedirle llegar hasta allí, y sin más empezó a deslizarse a toda la velocidad que pudo mientras sentía a sus espaldas que un estruendo la perseguía. No volvió la vista atrás en ningún momento, quería llegar a la luz como fuera, no desviaría la atención, tan sólo luz, tan sólo luz... Se lanzó hacia ella con la cabeza y las manos por delante en el último tramo pequeño y cayó tendida de bruces bajo la luz que emanaba del techo. No supo nunca que fue aquel estruendo, no le dio a tiempo a girarse, su cuerpo se había esfumado con la luz haciéndola sentir mareada y cayendo de bruces de nuevo contra el suelo.

     

    Sintió un terrible dolor en la nariz y en la frente. Con una mueca de dolor, se giró para quedar boca arriba y llevó la mano derecha hacia su cara. Se palpó el rostro aún con los ojos cerrados y soltando maldiciones. El chichón que había imaginado que tendría, estaba ahí, y podía calcular por el tacto que tenía un tamaño importante. <<Genial, tengo un chichón enorme, por si no me dolía bastante la cabeza ya>> pensó al recordar las anteriores veces en que aquellas voces profundas habían penetrado sus oídos hasta meterse en cada recoveco de su cabeza. Abrió los ojos y tocó su nariz dolorida, miró sus dedos y algo de sangre, también esperada, había teñido las yemas de éstos. << Vale... Creo que también me he roto la nariz, vamos mejorando...>>

     

    Se levantó del suelo con algo de pesadez por el cansancio, las esperanzas eran lo único que sostenían en pie a la muchacha en esos momentos, si bien no se equivocaba, antes de estamparse de bruces la segunda vez, había sentido como algo tiraba de ella hacia arriba. Aquella luz la podía haberla trasladado a otro lugar.

     

    Giró sobre sí misma para mirar la estancia. La luminosidad allí, al igual que en la sala donde había dejado a Maia, se colaba por el techo y tras éste, sí se podía ver el cielo y las nubes con total claridad. El cielo se veía hermoso, sonrió para sus adentros y cayó en la cuenta de que sabía donde se encontraba. Bajó la mirada hasta sus pies y la pasó detenidamente por el suelo hasta llegar al fondo. Las ilustraciones estaban allí, así que debía encontrarse justo encima de su compañera.

     

    Se deslizó hasta el medio del camino y se agachó para mirar a través de ellos la sala de abajo. Maia seguía allí, pero ya no estaba sola. Las profesoras habían llegado con Jeanne, el único que faltaba era Cornelius. No podía oir nada de lo que hablaban, pero después de lo sabido por el patronus de Aymeé, no tenía duda de que querrían entregar a la morena al sacrificio. Se puso de pie con un bufido y pegó una patada a la pared helada más cercana. Ya estaba allí, había conseguido llegar, esperaba encontrar ayuda en aquellas ilustraciones que desprendían tanta magia, pero se mantenían igual desde allí arriba, como simples dibujos.

     

    Se dejó caer rozando su espalda contra la pared hasta quedar sentada. Abrazó sus rodillas dobladas frente a su pecho y lloró a sus anchas pensando que no había valido de nada llegar hasta allí. Maia moriría sin que ella pudiese evitarlo y quizá ella saliera de allí con vida pero eso poco le importaba ya. Se frotó los ojos con ambos manos y observó desde allí a los ángeles del suelo con gesto abatido. Eran verdaderamente hermosos, mágicos... Seguro había sido una trampa de las muchas que habría en aquel lugar.

     

    Tardó unos segundos en darse cuenta que había pasado algo por alto. Cada ángel llevaba una especie de palabra al lado en letras estilizadas y en color verdoso, pero una, tan sólo una, brillaba más que las demás. Se levantó de forma apresurada, de nuevo la sangre corría veloz por sus venas y calentaba su cuerpo dándole algo de vitalidad. Se abalanzó hacia al dibujo y lo tocó con sus manos nerviosa, intentando abarcarlo todo. Mostraba a un ángel con el torso masculino descubierto, de largo cabello rubio y facciones delicadas. A su lado, se posaba el arma correspondiente, una catapulta de colores eléctricos. Leyó en voz alta la palabra que lo acompañaba.

     

    Pahaliah...

     

    Lo ocurrido a continuación pasó tan rápido que la chica sólo recobró conciencia cuando se vio de nuevo tirada en el suelo rodeada de miles de pedacitos de hielo roto pertenecientes al techo/suelo de los dibujos. Se había hecho añicos, y el motivo no era otro que el que estaba frente a ella. La catapulta que mostraba el ángel había aparecido al pronunciar aquella palabra, rompiendo así el suelo con sus peso y ahora quedando en medio de Tania y el resto del grupo.

     

    Ésta se levantó después de divisar a Maia y a Jeanne, se deslizó hasta ellas con rapidez y las puso a su espalda para que quedaran apartadas de las profesoras. Levantó su varita con decisión contra ellas. La sola idea de enfrentarse a Adisson o Aymeé le daba miedo, pero no permitiría que le hicieran nada si podían conseguir salir de allí de otra manera.

     

    Esto nos ayudará a salir, no hará falta el sacrificio de nadie.— Intentó decir de la manera más segura posible y sin titubear en ningún momento. Bajó la varita sin apartar la vista de las docentes y cuando creyó oportuno cogió de las manos a sus compañeras y las llevó con ella hasta la catapulta. No sabía el por qué, pero en el momento en que la vio allí, ya sin ser un dibujo, supo el proceso que debía seguir para sacarlos a todos de allí. Se dirigió primero a Maia.

     

    Creo que debemos montar todos aquí para salir impulsados hacia arriba... Llámame loca si quieres, pero no tenemos muchas más opciones y creo que ésta es la correcta.

     

    No dejaría a las profesoras allí, ni mucho menos, obvio ellas la podrían ayudar más que nadie en aquella situación. Volvió de nuevo la vista hacia ellas y les preguntó desde su posición esperanzada en que la ayudarían y no la tomarían por loca y la entregaran a ella en el lugar de Maia esa vez.

     

    ¿Estáis conmigo? — Su voz ya sonaba ronca, estaba cansada, y pareció más una súplica que una pregunta. Miró a sus compañeras y le ofreció la mano a la morena para ayudarla a subir. — Vamos, no hay tiempo que perder.

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  5. hola hola familia! Vengo por lo mismo que los anteriores, el tema del árbol.

     

    Bueno, antes de mi desaparición (?) figuraba en el arbol como hija de Galedra y León. Cuando volví ya no pertenecían a la familia pero Sol me adoptó, así que me gustaría aparecer ahora como hija adoptiva de ella e igual que esta familia también sea adoptiva e única de momento xD Todavía ando sin familia sanguínea.

     

    En fin creo que eso es todo, si necesitáis algo más sólo decídmelo y ya ^^

     

    Saludineshappy.gif

  6. Estaba realmente contenta. Le acababan de dar la noticia de que seguía perteneciendo a su casa de siempre, "Los Dragones de Lancashire", y ahí estaba...

     

    El día era claro, el Sol brillaba alto y fuerte debido a las fechas tan próximas al verano, y aquella edificación se veía hermosa bajo aquella luminosidad. Siempre se había preguntado cómo es que consiguieron hacer tal estructura partiendo de un volcán, aunque claro, mediante magia se podría decir que casi todo es posible, pero aún así debió ser un proceso complicado y lento.

     

    La distancia entre el hogar estudiantil y la muchacha se fue acortando a la vez que ésta avanzaba sin prisa y despreocupada. Sabía que en el patio principal de la Academia, estaba depositada la cabeza de dragón que llevaba a los miembros de la casa de forma directa hasta allí, pero ella aquel día prefirió caminar hasta el lugar y divagar en su mente mediante el paseo. Llevaba unos shorts y una camiseta de maga corta en tonos claros y había recogido su pelo en dos trenzas francesas, una a cada lado. El pequeño dragón impreso hacía más de un año en la parte posterior de su muñeca, brillaba radiante pese a sus tonos oscuros, parecía como si él también se alegrara de volver.

     

    Los muros negros de granito ya estaban a pocos pasos. La puerta con aquellos dragones entrelazados se abrió al poner los pies frente a ella, la había reconocido como miembro de la casa, después de eso, la muchacha quedó totalmente convencida de que volvía a su segundo hogar. Traspasó la puerta y admiró como el primer día la amplitud del lugar. Oyó voces hablar en otra parte de la sala, las siguió mientras esperaba saber de quiénes se trataban, pero cuando llego al lugar las caras eran desconocidas.

     

    Que tonta... Pensó la italiana con media sonrisa. No había caído en la cuenta de que había pasado el mismo tiempo para ella que para los demás. Sus antiguos compañeros ya se habrían graduado y los que ahora habitarían la casa serían nuevos alumnos que igualmente dejarían el sitio a los que vinieran después. Se acercó hasta las chicas con pasos joviales y con una sonrisa se les presentó.

     

    Hola chicas, soy Tania, un gusto conoceros. ¿Me podríais decir dónde puedo buscar a las jefas de casa? Acabo de llegar y necesitaría hablar con Galedra o Leah.— Le consultó a las muchachas. Se había enterado de que Tau había dejado el puesto a Leah, su hermana, y tenía ganas de verla al igual que a su madre, aunque también le resultaba triste no ver más a Tau recorrer las estancias de la casa.

     

    Esperó a que las chicas le ofrecieran alguna información mientras se apoyaba de lado en una pared frente a ellas.

  7. Tania asintió con la cabeza esbozando una sonrisa cuando Dylan le pidió que lo acompañara al despacho. Se inclinó un poco para agarrar su mochila de nuevo y se la echó al hombro mientras caminaba tras él. El chico muy amablemente le cedió el paso para entrar y seguidamente le ofreció asiento mientras él buscaba los formularios en unas carpetas del fondo.

     

    — No hay tanto desorden, al menos no tanto para alarmarme a mí.— Dijo riéndose mientras tomaba asiento. La pelirroja tenía que admitir que ella era muy desordenada, pero aún así, en su desorden ella levaba su orden. Miraba a su alrededor observando el despacho cuando Dylan le preguntó si quería beber algo.

     

    — Ahora que lo dices, un poco de agua no me vendría mal.— Tomó el vaso de agua y le dio un pequeño sorbo al tiempo que el chico ya le acercaba el formulario. Lo leyó por encima mientras escuchaba las indicaciones que le daba Dylan.

     

    — No, creo que ningún problema, me paro aquí mismo a rellenarloy te lo dejo a ti, ¿no?

     

    Sacó una pluma de su mochila y apoyó el papel en la mesa. Sin más se pudo a rellenarlo.

     

     

    Formulario del examen de vuelo:

    Ficha de Identificación Personal:

    ~ Nombre del examinado: Tania Rambaldi

    ~ Enlace a su ficha personal:

    ficha

    ~ Persona a la que se avisará en caso de terminar en el Hospital San Mungo: León Corvirnus Crowley

    Consentimiento informado:

    La escoba es el único objeto legal como medio de transporte que no necesita ser registrado. Es una de las formas de transporte mágico más utilizada y aceptada en Gran Bretaña, aunque es algo cultural. En el pasado, los magos eligieron la escoba como medio para volar por ser discreta, barata y fácil de llevar.

    Los alumnos de RB de la Academia de Magia y Hechicería que hayan sido mandados al Departamento, deberán recurrir al Consejo Regulador de Escobas para realizar el examen. Con esto se sabrá si el mago o bruja está capacitado para manejar el medio de Transportes.

    Yo, León Corvirnus Crowley, padre deTania Ramaldi, he leído y comprendido el presente informativo, asumo los riesgos que mi hija corre al realizar el examen de vuelo y libro de toda responsabilidad al Departamento de Transportes Mágicos.

    Firma del responsable

    Link de la ficha del responsable.

    ficha

    Lo releyó una vez más para comprobar que todos los campos estuvieran rellenos y le tendió el papel a Dylan a la vez que se levantaba.

    Espero que esté todo correcto, ha sido un placer tratar contigo, nos vemos en otra.— Le tendió la mano con una sonrisa y seguidamente salió del despacho.

  8. El frío comenzó a acentuarse cuando la pelirroja echó la última ojeada al muro formado por el hielo. No sabía con certeza el tiempo que había pasado, pero estaba segura de que al otro lado ya no había nadie, la profesora habría optado por seguir otro camino con Jeanne y lo mismo deberían hacer ellas. Echó un vistazo a su alrededor en la penumbra, toda la luminosidad que había al principio se había apagado, pero el lugar había adoptado una tonalidad rojiza que hacía que la visión no fuera nula del todo.

     

    Al menos no nos dejaron a ciegas, lo único que podemos hacer es caminar y ver con lo que nos topamos.— Volvió a alzar su varita y, susurrando el hechizo adecuado, la punta de la varita se llenó de luz haciendo el mismo trabajo que una linterna muggle. — Así está mejor, deberías hacer lo mismo Maia, necesitamos toda la luz que podamos obtener.

     

    Comenzaron a caminar despacio y cautelosas, pero fueron pocos los pasos que dieron cuando divisaron una luz con un haz azul que se dirigía hasta ellas. A los pocos segundos ya se había parado frente a las muchachas, comprobando así que se trataba de un patronus, un lince con abundante pelo, típico de las nieves. Escucharon el mensaje atentas, desde el principio hasta el final, hasta que el patronus desapareció. Quedaron unos segundos en silencio en los que cada una lo fue asimilando como pudo.

     

    Sin duda era la voz de Aimé. La pelirroja lo primero que sintió hacia ella fue odio, un odio que tuvo que mitigar y no sacar al exterior en ese momento, ¿cómo diablos no les había dicho eso antes?¿antes de que se formara el muro igualmente las llevaba a ambas a la muerte? Tenía que ser así, todos eran demonios menos ellas y por tanto las únicas válidas para el sacrificio... Estaban solas. No sólo tendrían que guardarse de los guardianes del templo si no que también de sus propias profesoras y compañeros, estarían siendo tentados por los demonios guardianes y pronto acudirían a la llamada, dejarían su cuerpo abandonado tras horribles torturas psicológicas y se unirían a ellos.

     

    El semblante de la chica se iba endureciendo conforme iba atando cabos, la mandíbula y los puños apretados, intentando no perder el control y destrozarse los nudillos contra cualquiera de aquellas paredes heladas. De ninguna manera pensaba ofrecer sacrificio a nada ni a nadie y espera que la opinión de su compañera fuese la misma, debían permanecer lo más serenas posible y atentas a cada minúsculo movimiento y leve ruido que se manifestara.

     

    Volteó la cabeza hacia su compañera cuando le habló, sacándola de sus pensamientos. Intentó relajar el rostro y escudriñó su mirada a la vez que le contestaba. No creía que que la chica la traicionara en el último momento y la entregara para el sacrificio, ella desde luego no lo haría, pero debía asegurarse y medir bien las palabras de su compañera.

     

    Espera, espera... — la tomó de la mano para que se detuviese —Ya sé que no hay que perder más tiempo, pero antes quiero saber si estás conmigo... — No encontró las palabras exactas al instante por lo que titubeó un poco antes de continuar debido a la gravedad de la cuestión. — Estamos rodeadas de demonios, no sólo los guardianes, también todos los que nos acompañaban... Somo las dos únicas humanas aquí... Yo no te entregaré, quiero que intentemos salir de aquí las dos con vida, si morimos quiero que sea peleando codo con codo.

     

    Tania esperó que Maia comprendiera y estuviera de acuerdo, así que la siguió hasta el lugar que había señalado para ver qué podían hacer.

     

    En mitad de uno de los muros helados, lo que parecía una puerta sin pomo estaba incrustada en él. La visibilidad tras de ella no era tan opaca como en los muros, pero aún así no pudieron distinguir lo que había al otro lado, aunque sí se percataron de que era mucho más delgada que el propio muro. Observó a la morena que sin palabra alguna, convocó un fuego con su varita y empezó a derretir la apertura y viendo que daba resultado, tomó su varita y la acompañó en el trabajo. A los pocos minutos la puerta había desparecido.

     

    Un frío horrible salió de la estancia, acompañado de una gran luminosidad. Cuando se adentraron ella, se dio cuenta de que su compañera había resbalado un poco por lo que optó por volver a deslizarse como si llevara unos patines. Aquel lugar contiguo, no tenía nada de especial, era una especie de pasillo que terminaba en dos caminos, uno hacia la derecha y otro hacia la izquierda. Se deslizó a todo lo largo de éste adelantándose a Maia y después volviendo hacia atrás con ella. Los caminos eran oscuros al contrario que aquella galería y la italiana se paró en seco preguntándose de dónde venía tanta luz. Quizá no estuvieran tan lejos de la salida.

     

    Miró las dos paredes que la abarcaban, tampoco nada de especial, tan sólo muros helados iguales que todos los que habían visto ya. Alzó la cabeza hacia arriba esperando no encontrar nada tampoco, pero lo que vio le inspiró mucha curiosidad. El techo era completamente liso, desprovisto de rugosidades y carámbanos amenazantes. Era igual de ancho y largo que la estancia, y en él había plasmados unos dibujos en diferentes tonos. Por los diferentes claros que los dibujos dejaban, la claridad de fuera entraba a sus anchas en la sala y se podía distinguir aún mejor las ilustraciones del techo.

     

    Semejantes a personas adultas, de estilizada figura, vestían togas algunos y otros radiantes armaduras, unas alas blancas asomaban por sus espaldas... Aquellos sólo podían ser ángeles. Cada uno portaba un arma diferente en sus manos, lanzas, espadas, arcos... La chica no pudo seguir deleitándose ni buscarle significado a aquello, oyó la voz de una mujer gritar y se volteó sin demora hacia donde estaba Maia. Se deslizó a toda velocidad por aquel pasillo, la chica no estaba donde la había dejado y embobada con lo descubierto no había reparado en ella. Desde el cruce de caminos la pudo ver tirada en el suelo del de la izquierda a pocos pasos de allí. Se adentró en él y con tan sólo deslizar uno de sus pies unas voces le atronaron el cerebro pidiendo su muerte. Sintió que se mareaba por momentos pero continuó dejando su peso en los pies que iban solos hacia adelante, llegó a hasta la chica y cogió una de sus manos y la arrastró como pudo hasta la "sala de los ángeles" bajo aquellas voces profundas que por momentos le hacían perder hasta la visión.

     

    Curiosamente todo cesó cuando la pelirroja irrumpió de nuevo en la claridad, cayendo al lado de su compañera que seguía inconsciente. Supo al momento que mientras permanecieran allí estarían a salvo al menos de aquellas voces que mediante engaños las querían llevar a la muerte. Sintió ganas de vomitar al ponerse de nuevo en pie, se recostó en la pared unos segundos para mitigar aquello y mientras observó la figura de Maia en el suelo.

     

    Se acercó y le buscó el pulso, todo estaba bien por lo que la zarandeó un poco para que reaccionara.

     

    Maia, Maia... despierta. Ya ha pasado todo, era una trampa. — Le decía mientras echaba ojeadas de nuevo al techo. Tenía que despertar y ver aquello, la chica intuía que en aquella sala encontrarían la ayuda necesaria para salir con vida de allí. La morena abrió los ojos con lentitud y algo molestos por tanto brillo al despertar. — ¡Genial, estás bien! — Tania la abrazó nada más abrir los ojos con una inmensa felicidad, no estaba todo perdido y apostaría por ellas mismas en todo momento.

     

    **********

    Sólo pude traer el link al permiso de vuelo los cambios en la ficha me fue imposible hacerlos, y no pude contar todo lo que quería en el rol. Ando con prisa, lo siento =( el siguiente será mucho mejor. Aquí dejo el

    link al permiso de vuelo.

  9. La espera tan sólo duró unos segundos, un joven alto de cabellos rubios se colocó tras el mostrador y atendió a la muchacha de manera amable. Tania esbozó una sonrisa tendiéndole la mano.

     

    — Encantada, yo soy Tania. Me gustaría saber si es aquí donde debo pedir el formulario para el permiso de vuelo, y si así fuera, necesitaría uno para solicitarlo.— Expresó educadamente y sin perder la simpatía que la caracterizaba, aunque sus estómago ya empezaba a rugir de hambre deseoso de llegar casa y almorzar.

     

    Esperó atenta las indicaciones de Dylan mientras el ajetreo de la planta se hacía más claro conforme iba pasando el rato. Intentó imaginarse a ella misma, en un futuro, trabajando en una oficina similar a aquella, pero la idea no la atrajo demasiado, no por el hecho de trabajar si no porque no creía que aguantara tantas horas al día encerrada entre 4 paredes viendo pasar por delante papeles y más papeles. Pensó al instante que tampoco debía de sacar conclusiones precipitadas, hasta que no llegara la hora de llevar a cabo un trabajo y practicarlo, no podría decidir si aquello le gustaba o no.

  10. Las puertas del elevador se abrieron en la sexta planta del Ministerio. En la recepción se adentró la figura de la pelirroja ojeando una nota y rascándose levemente la parte superior de la cabeza con el dedo índice en gesto de confusión. Levantó la mirada para ver la sala y miró en una de las paredes donde aparecían las señas de aquella planta, las comparó con las de su nota y con un gesto de alivio corroboró que estaba en el lugar indicado.

     

    Acababa de salir de clase, estaba ya hambrienta y con ganas de llegar a casa, pero las profesoras aprovecharon los último minutos para informarles de que debían ir a pedir el formulario para conseguir el permiso de vuelo. Repartieron a todos notas iguales a las de ella con las señas del lugar y ella había preferido ir cuanto antes y dejarlo pronto averiguado.

     

    Buscó con la mirada el mostrador de recepción mientras guardaba el papelito en uno de los bolsillos del shorts blanco que llevaba, cuando lo encontró se encaminó hacia él pasando la mirada en diferentes puntos de la planta. Empleados iban y venían con papeles en sus manos y otros visitaban el lugar, como ella, por puros trámites. Se colocó frente al mostrador y descolgó la mochila de clase de sus hombros para ponerla a un lado de sus pies. Tamborileando con los dedos de manera sutil sobre el mostrador, esperó que alguien viniera a atenderla para poder pedir el formulario indicado para rellenar.

     

  11. Quietus.— La pelirroja siguió el mismo procedimiento que antes, pero esta vez para devolver a su voz el volumen natural, ya que se había percatado que los muros helados del terrible templo habían vibrado de manera más amenazante en respuesta al alto sonido. Observó a su compañera, que por el rostro, parecía estar concienciándose de la situación en la se encontraban y sacaba su varita a la vez que manifestaba su preocupación por la respuesta de las otras que no llegaba.

     

    Espero que no, quizá estén planeando algo entre ellas, o al menos eso es lo que prefiero pensar.— Terminó con una media sonrisa y forzando la vista para intentar ver a través del muro que las separaba.— Es imposible.— Terminó dejando los intentos y sentándose apoyada sobre el muro. Jugueteó con la varita desde allí, de manera nerviosa, mientras observaba como Maia se alejaba unos pasos y miraba los distintos caminos que se cruzaban. Si no conseguían volver a unirse con Jeanne y Aimé, no les quedaría más remedio que buscar una forma de salir desde su lado e intentar no morir en el intento. A la pelirroja se le erizó el vello bajo la ropa.

     

    La joven al menos había descubierto que con sus botas podía deslizarse tan ricamente por el hielo, así que ya tenía algo de ventaja con ello, puesto que así podría avanzar aún más rápido si algo o alguien la persiguiera. Estaba imaginándose patinando a toda velocidad con Maia montada a sus espaldas cuando ésta la sacó de su pensamientos al acercarse de nuevo. El comentario y el gesto triste de la chica la hizo flaquear unos instantes haciendo que sus ojos comenzaran a aguarse, pero controló aquello para no afectar más la situación ni a la muchacha. Aún así, no dudó en hablar claro para que se fuera preparando.

     

    Está haciendo que todo se derrumbe, le da igual destrozarlo todo con tal de acabar con nosotras, intrusas para él... Claro que no nos quiere aquí.— Habló mientras volvía a levantarse e intentaba poner un aire despreocupado a la respuesta tras aquel flaqueo— Todas sabemos que no será fácil salir de aquí, pero no sé si todas sabemos que no es imposible...— puso las manos sobre sus hombros y apretó con delicadeza para transmitirle valor— ¿tú lo sabes, amiga?

     

    Tania quería que su compañera sintiera de verdad que de alguna manera podrían salir de allí con vida, era algo imprescindible para que no se abandonaran a su suerte y sus cerebros comenzaran a funcionar con rapidez y destreza. Hasta después de no terminar la frase, la Rambaldi no se percató de que la había llamado amiga, no sabía por qué lo había hecho aunque su subsconciente sí lo sabía.

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  12. La situación se estaba volviendo peor conforme veían alejarse a la Evanik con el chiquillo. Parecía como si caballos enfurecidos galoparan sobre el templo haciendo temblar todo con un ruido ensordecedor que se clavaba en las sienes, los haces de luz cegadora que siguieron al retumbar no se podía decir que fueran celestiales, si no un aviso que daba paso a un retumbar aún más fuerte. La italiana no quería mirar para ningún lado, se tapaba los oídos con las manos enguantadas en lana y se deslizaba completamente inclinada hacia delante. Podía sentir los carámbanos del techo chocar entre ellos con fuertes y agudos sonidos, prefirió no levantar la mirada y pasar rápido bajo ellos apremiando a las demás quitando sus manos por unos segundos de las orejas y haciendo aspavientos con ellas.

     

    Había elegido seguir a la Westrong por el simple motivo de que le agradaba más pero, si se paraba a pensar, no había escuchado el plan de ninguna de las dos, lo que a la chica le hizo dudar si había hecho lo correcto. Si todo no hubiera pasado tan rápido, probablemente habría intentado que el grupo no se dividiera pero ahí estaba, junto con dos compañeras y una profesora, las cuatro desalentadas por la situación.

     

    Sólo cuando los ruidos enloquecedores cesaron, la profesora se dejó caer sobre el hielo con la crispación en el rostro y con pequeños temblores. Se podría decir que estaba mucho peor que sus alumnas, o al menos eso parecía simple vista. A la italiana le faltaba el aliento, había empezado a sentir mucho calor y unas chapetas rojas aparecieron en su cara, ella no podía sentarse en ese momento, era un manojo de nervios y debía utilizarlos para no rendirse y acabar de una vez con todo aquello. Le pasó el anorak a su compañera Maia que se abrazaba el torso debido al frío, ella en esos momentos estaba bien con tan sólo la camiseta térmica.

     

    Toma... Lo necesitas más que yo. — Se lo ofreció para después sacar su varita de la mochila y apretarla fuerte con su mano mientras la profesora comenzaba a hablar y a explicarles lo que ocurría. Permaneció estática ahí sentada después de hablar, aunque sus ojos la delataban divagando en su mente. Tania ya se había imaginado todo aquello, casi había aprendido que los profesores en sus ideas podrían ser hasta más irresponsables que los propios alumnos, por lo que no le extrañó nada de la explicación.

     

    Los ruidos continuaron, esta vez parecían más lejanos pero igual de aterradores. La voz de la Westrong siguió sonando entre ellos, estaba afligida y hablaba sobre su pasado de manera abatida, lo que a la italiana le crispó los nervios. No veía mal que la profesora se desahogara, al igual que lo hicieron sus compañeras y ella haría a continuación, pero precisamente el abatimiento no era la solución allí.

     

    Yo nací en el seno de una familia numerosa. A los 8 años decidí quedarme con unos tíos que vivían a pie de playa en una cabañita pesquera. Allí pasé una infancia feliz, de manera humilde y sencilla, rodeándome todo el rato de la naturaleza y de la libertad que en Ottery no tenía.— En su voz se percibía el aire risueño que la caracterizaba pero que ahora permanecía medio oculto tras unos ojos melancólicos. Se agachó de cuclillas frente a a profesora y agarró fuerte sus manos mirándola directamente a los ojos con decisión.— Hace unos años regresé, y no precisamente para ésto. Amo la vida y ella me ama a mí, hoy no será mi final ni el de vosotras.— Terminó con convicción en el intento de que todo aquel temor y desgracia que se cernía sobre ellas no las derrumbara.

     

    El templo se agitó por completo al instante, haciendo que la joven cayera sentada. Se arrastró hacia atrás impulsándose con sus piernas en el instante justo en el que un muro se derrumbaba cayendo en medio del grupo. Ella quedó en un lado junto a Maia mientras que las otras dos quedaron al otro. El grupo se dividió de nuevo, lo que precisamente no les convenía.

     

    Junto a Maia, oyó las voces de Jeanne al otro lado, aunque ninguna logró entender nada. La morena parecía estar al borde de un ataque de nervios, así que Tania se le acercó para rodearla con los brazos e intentar tranquilizarla.

     

    Tranquila, habrá algo que podamos hacer.— Decía mientras la estrechaba entre sus brazos y sentía su cuerpo temblar. La oscuridad se había cernido sobre el lugar y no podía ver nada a través del muro. La idea de escalarlo no era mala, pero no podía ver si al final de éste quedaba hueco para saltar. Tocó con sus manos el frío hielo que separaba el muro una idea se le vino a la cabeza.

     

    Alzó su varita para ponerle en vertical bajo su barbilla y susurró:

     

    Sonorus.— Así su voz sonaría como si tuviera pegado a la boca un megáfono.— ¿Aimé? ¿Puedes oírme? El muro creo que es demasiado alto para escalarlo pero.... — lo tocó de nuevo mientras divagaba— puede ser que entre las cuatro podamos derruirlo mediante magia, ¿qué me dices?

     

    La chica quedó esperando una contestación mientras le pasaba un brazo por encima a su compañera en señal de protección. Tania había sido asustadiza también, pero a su corta edad había vivido situaciones peliagudas en las que había comprobado que con calma y decisión se podía salir airoso de encrucijadas como aquella. Sentía temor, por supuesto, como todas, pero tenía que ser fuerte y conseguir que Maia obtuviera valor para enfrentar aquello.

     

    *********

    Siempre me pasa igual, se me olvida la parte en off xDD Bueno no es el mejor rol que he hecho,pero no sé qué pasa que la inspiración me tiene abandonada hace unos días. He pedido cambios en mi ficha,la modifiqué casi entera pero aún no los han realizado, de todas maneras aquí está >>>>>

    Ficha saludines chicas, el rol está muy interesante ^^

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  13. Holiiis! Venía a pedir varios cambios en mi ficha. Para menos lío postearé tan sólo las partes que modificaré. Muchas gracias de antemano, ahí dejo las actualizaciones:

     

    FICHA DE TANIA RAMBALDI

    http://i.imgur.com/G2olRq3.jpg

    Datos Personales:

    Nombre del Personaje: Tania Rambaldi

    Edad: 18

    Familia(s):

    Familia 1:

    Familia 2: Rambaldi

    Padre(s) Sanguíneo:

    Galedra Artyanne Erielle

    León Corvirnus Crowley

    Padre(s) Adoptivos:

    Sol Lestrange

    Perfil del Personaje:

    Raza: Humana

    Aspecto Físico:

    Mide alrededor de 1'65 y es de complexión delgada, aún así, su cuerpo dispone de curvas no muy pronunciadas pero sí atractivas y compensadas. El pelo anaranjado, le cae por la espalda hasta la cintura en multitud de ondas, algunas deciden moldearse hasta convertirse en bucles y otras prefieren permanecer onduladas tal cual. En varias ocasiones lo lleva recogido, y en esas ocasiones se deja llevar por su imaginación e inventa mil maneras de hacerlo.

    De tez media, con la parte superior de su nariz y mejillas salpicada de pecas. A su nariz, pequeña, le sigue una boca carnosa y expresiva, de contornos definidos. Sus ojos, un poco achinados pero grandes, son de color marrón y con un brillo de curiosidad constante, siempre deseosos de ver.

    No tiene una forma de vestir definida, pero para diario no suele utilizar grandes ropas, tan sólo prendas que la hagan sentir cómoda, eso sí, sin perder la clase que había heredado de sus padres.

    Cualidades Psicológicas:

    Normalmente, es de carácter afable y risueño; cercana y cariñosa con cada persona en su medida y siempre la acompaña ese aire soñador y revoltoso que más de una vez en su infancia la había metido en trifurcas, cosa que no cambió mucho al crecer. Es constante en lo que hace siempre que no la estén presionando, amante de todas las artes y la naturaleza. Le gusta tratar las heridas o el malestar corporal con remedios caseros que ella misma hace, recogiendo las hierbas apropiadas para cada cosa y creando, mejunjes, infusiones y.... ((?xDD.Tiene un especial sexto sentido para con los animales.

    En ocasiones le gusta la soledad, pero sólo cuando siente que el mundo va demasiado rápido y se pierde unos días por algún paraje natural, acompañada de una tienda de campaña y poco más. Defiendo con pasión sus ideales y es fiel a sí misma siempre, a no ser que en situaciones extremas tenga que fingir lo contrario. Siempre que le agrada la compañía, se permite bromear y hablar de todo sin tapujos, en el caso contrario prefiere permanecer callada y observar con atención, pero pocas personas logran captar alguna vez el estado real de la chica en esas situaciones. No es muy enamoradiza, pero sí amante de los placeres.

    Historia:

    Un 1 de julio, Tania nace en el seno de una familia numerosa aunque sin figura paterna. Su madre, siempre inquieta, no acostumbraba a vivir durante todo el año en el mismo lugar, por lo que se pasa parte de la infancia recorriendo el mundo. En uno de aquellos viajes la vida de la chica da un giro inesperado.

    Tania cuenta con 7 años cuando su madre decide que todos pasarían el año que entraba en Monterroso, un pueblo costero de Italia, que forma parte de una porción costera denominada Cinque Terre, ya que son cinco pueblo, junto a ese, los que abarcaba. Se alojarían con unos parientes lejanos, Lysander ** y Abi**, una pareja jóven y cariñosa que, desde el principio, sintió debilidad por la pequeña. Vivían en una casa pesquera a pie de playa y les gustaba la vida sencilla. Fue por eso por lo que la italiana decide quedarse con ellos tras hablar con Galedra, lo que la pareja acepta encantada. Para la pequeña aquello era un paraíso, ellos le transmitieron el amor por la naturaleza y la enseñaron a manejarse en el lugar de manera avispada. La instruyeron en la pesca, la caza con arco, el cultivo, remedios caseros con diferentes hierbas... A la vez que siguieron la doctrina normal de una escuela, ya que la chica no había sido inscrita en ninguna institución muggle.

    En el verano que cumplió 9 años, conoció a Athena Ravenclaw, con quien comparte su primera experiencia mágica y cimenta la base de una gran amistad que duraría para siempre. (Párrafo en construcción)

    Lo que falta hasta los 16 años, los empleó en culturizarse aún más descubriendo sitios ocultos en el pueblo, disfrutando de una pasión desde hacía poco manifestada, la lectura, y ayudando a sus "tíos" en el día a día. A Partir de haberlos cumplido, decide regresar a Ottery donde su madre y hermanos viven en la actualidad, al igual que Athena. Se despide de sus tíos dándole las gracias por todo y esperando volver a verlos. Parte a Londres algo triste pero igualmente nerviosa y emocionada por el cambio.

    Una vez allí, su madre le explica toda la historia que de pequeña no le había contado, lo acontecido con su padre. Al terminar, también le comunica que el hombre se encuentra en Ottery y estaba dispuesto a conocerla, así que la chica se lanza al encuentro. Al principio sólo por curiosidad, pero al conocerlo y ver cuánto parecido tenían, la sangre la llama y comienza a quererlo..

    Se aloja con ellos en la Rambaldi, una familia adoptiva a los que coge mucho cariño, y de vez en cuando pasa temporadas en la Ravenclaw con Athena y Galedra. Sería en este tramo de de tiempo cuando la chica se inscribiría en La Academia de Magia y Hechicería.

    Al tiempo, la Ravenclaw desaparece por motivos patriarcales a la vez que sus padres abandonan la Rambaldi, por lo que Sol queda a cargo de ella por petición de Galedra. Actualmente se sigue alojando allí, con algunos de sus hermanos y demás y siempre sin perder el contacto con sus padres y su adorada amiga.

    Otros Datos:

    Otros datos:

    Link a Bóveda Familiar 1: --

  14. Todos habían hecho sus presentaciones, todos menos uno. A la Rambaldi le resultó extraño que Cornelius, con el que compartía otra clase en la Academia, se mantuviera en silencio cuando sin duda era su turno. Si mal no recordaba, no puso objeción alguna de hacerlo en la otra. Los profesores esperaron varios segundos a ver si el chico arrancaba, pero esos varios bastaron para que la profesora perdiera un poco la paciencia y le preguntara directamente de manera atrevida y poco simpática. Con la intervención del profesor Weasley, la cosa quedó como estaba, el chico no llegó a decir su nombre y encima se habría creado algo de tensión entre el pequeño alumno y la profesora.

     

    Tania, prefirió mantenerse ajena a todo aquello. Bastante tenía con enfrentar aquella primera clase, de modo que prestó atención cuando el profesor empezó con la teoría. Hizo una floritura corta con su varita, haciendo aparecer antes ellos un gran pergamino de tono terroso flotando en el aire. En él se fueron formando palabras a la vez que el hombre hablaba, como si una mano incorpórea lo hiciera por él. La chica sacó sin preámbulos un cuaderno y una pluma de su bolsa, y sentada en el suelo fue cogiendo apuntes y siguiendo las palabras del Weasley. Había comenzado explicando lo que en general se entendía como duelo y terminó hablando sobre una de las maneras en las que se podían clasificar los hechizos. Cuando hubo terminado, le cedió el turno a su compañera para que expusiera su parte teórica a los alumnos.

     

    En este caso, la mujer no se valió de ninguna base para la escritura. Conforme iba hablando, las palabras en color negro se formaban directamente en el aire mientras la Black caminaba entre los alumnos explicándoles una manera más concreta de copilar los hechizos. Por último, añadió de qué hechizos y recursos nos podíamos servir si acabáramos heridos durante un duelo. La joven, no dejó de tomar nota de todo y también se preocupó de no perder mucho de vista los pasos de la rubia profesora, no le daba muy buena espina aunque la opinión que se iba formando de ella como profesora era bastante buena.

     

    La teoría había terminado. No tuvo ninguna duda sobre lo explicado cuando la Black preguntó. Se puso en pie habiendo guardado antes el cuaderno y la pluma en la mochila, y esperó a ver cómo seguía la clase. No le pasó por alto la mirada que la profesora le dirigió al Weasley, sus siguientes acciones avecinaban algo y no le costó mucho trabajo adivinar que la parte práctica iba a comenzar. Sin duda Mía sería la que atacaría primero.

     

    Aquello no empezó como la pelirroja esperaba. Tenía entendido que antes de comenzar, había que situarse y hacer una leve reverencia al contrincante, pero en este caso, la Black lanzó el ataque sin separar los labios, saltándose al parecer de la joven, toda clase de protocolo. Aunque no habían salido palabras algunas de su boca, Tania pudo saber de qué hechizo se trataba cuando hizo el efecto esperado en el Weasley. Toda la cara se le hinchó, tanto que a penas si podía ver los ojos de él tras los bultos. La profesora soltó una carcajada para después apagar los quejidos del oponente a través de otro hechizo. La voz del mago quedó totalmente apagada, como si le hubiesen bajado el volumen al mínimo, por mucho que intentara gritar nadie en la faz de la tierra lo podría oir.

     

    La chica mantuvo el aliento durante la demostración de aquellos hechizos, entendía que aquello sólo era parte de la clase pero advirtió notoriamente que la bruja estaba disfrutando con ello, disfrutaba teniendo en su poder al mago para probar los hechizos con él y hacerle el daño que ella creyera conveniente. Calculó sin perder de vista al profesor, el tiempo que tardaron los hechizos en abandonar su cuerpo para poder recordarlo cuando se diera la ocasión, y respiró más tranquila cuando se recuperó y con total normalidad siguió la clase.

     

    Parecía que el efecto del primer hechizo era doloroso e incómodo pero no duraba demasiado, la chica pensó que siendo así no sería tan horrible someterse a aquello durante la clase, de alguna manera tenía que otorgarse valor y resistencia para llevar las cosas a cabo en su momento. Algunas cosas de las que no se podían hacer si eras atacado, en este caso no protegerse, ya estaban evidenciadas, por lo que se cambió el rol y ahora sería el Weasley quien atacara.

     

    Lanzó el hechizo en una exclamación, y seguidamente unas chispas rojas nacieron de la varita para recorrer el tramo hasta la bruja e impactar sin ningún impedimento contra su pecho. Al instante, la estricta y fría profesora se retorcía de risa sin poder parar, se apretaba con ambas manos la barriga mientras su risa cantarina resonaba por todo el panteón. A Tania le resultó terriblemente graciosa la situación, pero sólo se permitió esbozar una leve sonrisa de diversión para mitigar lo que por dentro eran carcajadas contagiadas por la risa de la profesora. El verla envuelta en aquellas risas hasta despedía un aire simpático del que probablemente carecía la mayoría del tiempo. No le dio tiempo a merodear más en el asunto, el Weasley lanzó un nuevo hechizo.

     

    Esta vez, tres cuerdas salieron disparadas de la varita de éste que fueron a enrollarse alrededor del cuerpo de la bruja dejándola impedida de brazos y piernas, con tan sólo la movilidad de su cabeza y el sonido de su risa que aún no cesaba. Tras unos minutos, ya pudo volver a la seriedad habitual pero justo el profesor se preparaba para lo siguiente. Lanzó esta vez el hechizo a una roca cercana, consiguiendo mediante éste, que pasara de ser un mineral de tamaño considerable a ser un perro de edad joven. El cánido obedeció el mandato del mago y corrió de forma juguetona hasta la bruja para terminar lamiendo su cara en señal de cariño. La risa de la Rambaldi fue algo más evidente esta vez pero poco notoria, entre tierna y divertida, y más al ver las muecas de asco y los intentos fallidos de levantarse de la profesora. Con un leve gesto, el mago hizo quedar quieto al animal y su compañera se deshizo de las cuerdas para levantarse. Aquella demostración si había sido divertida, a Tania le pasó por la cabeza que la idea de haberse sometido a un cruciatus le habría dado menos vergüenza que aquello.

     

    Ya habían terminado con la práctica, la joven había estado tan absorta con la clase que no había percatado más en sus compañeros. Paseó la mirada entre ellos, de nuevo se extrañó por el comportamiento del pequeño alumno, que parecía esconderse detrás de una compañera y miraba de soslayo a los demás como si se sintiera perseguido. Lo miró unos segundos más con el ceño fruncido por lo misterioso del asunto, pero la voz de una nueva chica que antes no estaba en el grupo le desvió la atención. Se presentó como Helen, y tanto el nombre como su aspecto se le hacían realmente familiar,estaba segura de haberla visto en alguna ocasión e intuía que podría haber sido en algún evento con su familia. De todos modos, al final de la clase intercambiaría algunas palabras con ella y se presentaría.

     

    Lo que pasó a continuación, dejó intranquila durante toda la clase a la pelirroja. Uno de sus compañeros, Azzid, había comenzado a atacar a una de las alumnas sin previo aviso ni permiso de los profesores, haciendo una demostración por su cuenta. Primero hizo aparecer mediante el avis, pájaros que aletearon a su alrededor, aumentó el tamaño de uno de ellos y los lanzó contra la alumna para en el último momento desviar su camino. No satisfecho con aquello, los volvió a lanzar en picado hacia abajo en el intento de asustar a la joven bruja y que no le diera tiempo a defenderse del próximo hechizo. El chico no abrió la boca esta vez, tan sólo cuando impactara en la chica sabría decir de qué hechizo se trataba.

     

    La italiana apretó fuerte su varita entre las manos mientras con gesto de enfado y discrepancia miraba la escena. Le parecía perfecto que ya hubiera alumnos que sin haber tomado aún ninguna clase de duelo ya tuvieran algo de práctica en el asunto, pero eso no creía que diera permiso a hacer lo que quisieras y cuando quisieras en una clase. Se sentó a ojear sus apuntes intentando no prestar atención a lo que pasaba mientras en su cabeza se formulaba la pregunta de si los profesores pararían aquello o darían libertad de utilizar los hechizos cuando quisieran. Esperaba que no fuera así, no tenía por qué poner en peligro su salud en una simple clase de la Academia. Cuando todo estaba controlado por los profesores, nada tenía por qué salir mal.

  15. El día había llegado. Aún tendida en la cama, estirazó sus brazos y piernas y se dio medio vuelta para quedar de espaldas a la ventana. La claridad del día ya irrumpía en la habitación y la chica deseaba quedarse unos minutos más divagando en su mente mientras empezaba a acostumbrar su vista a ella. Acarició su pelo recordando cuántas ganas había tenido de comenzar aquella clase, en los últimos días había obligado a su mente a no pensar lo que ocurrió en la anterior y de manera sorprendente lo había conseguido, pero ya estaba próxima, a tan sólo un par de horas y los nervios fueron aflorando ya en la noche anterior al recibir un aviso de las que serían sus profesoras. Al principio, pensó que la clase se habría anulado por algún motivo, sabiendo la suerte que tenía seguro habría ocurrido alguna desgracia teniendo así que anularla, pero cuando desplegó el pergamino y leyó de manera pausada no supo si hubiera preferido el primer pensamiento.

     

    Alargó la mano desde su posición a la mesita de noche para leerlo de nuevo, lo había dejado allí sin enrollar antes de acostarse. Las profesoras aconsejaban a los alumnos que llevaran prendas abrigadas pero igualmente cómodas, lo que a la chica le hacía más bien poca gracia. Odiaba el frío en exceso, hacía que sus músculos se entumecieran por completo y al llevar tanta ropa se sentía agobiada por la limitación de movimientos. Dejó el pergamino sobre la cama y de un salto se escabulló de ella que se empeñaba en seguir acurrucándola entre sus suaves sábanas y la mullida almohada.

     

    ¿Y ahora qué demonios me pongo? Pensó mientras se frotaba los ojos frente al armario abierto. Tenía pocas prendas de invierno, aunque sí un buen anorak que su prima le había regalado nada más llegar a Ottery. Lo despojó de su percha y lo puso sobre la cama. Al instante una bombillita se encendió en la cabeza de la italiana. Recordó que unos años antes en la familia surgió un viaje para ir a esquiar por lo que tuvo que comprarse buenas prendas para la nieve, ahora la cosa estaba en encontrarlas. Le habría pedido a Kero que la ayudara, seguramente él sabría dónde estaban, pero le había dado el día libre y la verdad es que lo tenía bien merecido. Vació casi del todo el mueble hasta dar con la maldita ropa, unos pantalones anchos de esquí en color blanco y una camiseta térmica en un tono verdoso. Con eso y el anorak tendría bastante, las botas y demás complementos de abrigo siempre estaban colocadas tras la puerta.

     

    Echó una ojeada al reloj de madera artesanal que reposaba siempre colgado de la pared frontal a su cama y vio como la hora se le había echado encima al demorarse tanto buscando aquella ropa. Se vistió tan rápido como pudo y cogió la mochila que siempre andaba tirada por algún lugar del dormitorio. Metió en ella el gorro, la bufanda y los guantes, los tres de lana y de color anaranjado. El anorak lo llevó en la mano, allí no hacia tanto frío como para ir tan abrigada. Bajo apresurada los escalones de la mansión y antes de salir pasó por la cocina para coger algo de fruta e irse sin más.

     

    Pasó el camino distraída, mordisqueando una manzana, cuando quiso darse cuenta ya estaba frente a la puerta de roble de la clase. Tiró el hueso de la manzana en una papelera que había justo al lado y empujó la puerta para adentrarse en ella. Lo que encontró allí era de esperar. La sala estaba vacía, tan sólo con los pupitres y sillas, lo que parecían unos cubos de hielo, reposaban de manera individual en cada una de las mesas haciendo sin lugar a dudas de trasladores.— Cómo no...— Soltó la italiana con una sonrisa. Si se paraba a pensar, ella había hecho aún poco uso de las aulas, en todas las clases que había comenzado lo primero que veía al entrar eran los trasladores para llevarlos a otro lugar.

     

    Antes de tomar uno de ellos, se quitó la mochila para ponerse el anorak del mismo color que la camiseta para volver de nuevo a colgarse la mochila, no quería que en el revuelo del traslado la prenda saliera despedida de sus manos. Una vez con la ropa y los bultos en su posición, tomó el cubo con ambas manos y empezó a sentir como el objeto hacia su trabajo. Algo invisible tiró de ella y al momento se vio envuelta en remolinos de colores manteniendo la respiración. El aterrizaje fue todo un desastre. Conforme iba cayendo hacia abajo, la chica pudo distinguir que el suelo estaba compuesto de lo mismo que todo a su alrededor, hielo, y no supo de qué manera colocarse para caer con delicadeza. El resultado fue que nada más poner los pies sobre éste, sus pies resbalaron haciéndola caer para atrás. Apena se hizo daño, de hecho su primer impulso fue echarse a reir por lo sucedido, aunque aquello habría tenido más gracia si alguien hubiese estado allí con ella.

     

    Se incorporó un poco quedando sentada, podía sentir el hielo helado bajo su trasero aunque los pantalones y las demás prendas hacían muy bien su función, pero las manos las tenía ya heladas y rojas y el frío se colaba por debajo de su pelo y el cuello. Recordó al instante que lo demás lo había metido en la mochila así que, sin levantarse si quiera, se fue colocando las cosas una a una. Eso ya era otra cosa, estaba completamente abrigada de cabeza a pies ahora lo único era poder levantarse de allí y llegar al lugar sin resbalarse otra vez.

     

    Hizo mil malabarismos para poder quedar de pie parada en el sitio. Cuando lo consiguió por fin, echó la mirada al frente y... quedó boquiabierta. La entrada de un templo enorme se manifestaba ante ella bajo el deslumbrante Sol. Tuvo que poner una de sus manos a modo de visera, los rayos de éste rebotaban en la superficie de hielo deslumbrando y reflejando mil colores. Aquello sólo podía ser magia, el modo en el que se alzaba aquel templo de hielo no daba lugar a dudas, incluso podía percibirla corriendo por sus sentidos.

     

    Avanzó como si patinara, ya había comprobado que las botas escurrían bien así que no le fue muy difícil recorrer lo que le quedaba así. Se fue deleitando con la hermosura del lugar conforme iba deslizándose por el interior. Los carámbanos colgaban del techo helado amenazantes y el sin fin de columnas que sujetaban el templo, estaban perfectamente talladas. La transparencia del lugar dejaba que los rayos del Sol entraran dándole mucha luminosidad y creando colores inimaginables. Al final del camino, ya pudo ver a sus compañeros y a las dos profesoras con ellos. Seguía deslizándose, y cayó en la cuenta de que no sabía cómo frenar, aquello no eran unos patines. Así que chocó aunque muy suavemente con una de las chicas que parecía haber llegado de las últimas, era la que estaba más cerca de la entrada.

     

    —Lo siento, no podía frenar, ¿estás bien?— Se disculpó en voz baja. Se quedó junto a ella y escuchó la presentación de las dos profesoras.

     

    La Evanik fue la primera en hablar. Parecía estricta en sus palabras y arrogante en su mirada y caminar. La italiana debía admitir que la Westrong a simple vista le caía mucho mejor. Al igual que le había pasado en duelo con Heko, ella por lo menos en vez de miradas penetrantes e incómodas, les había mostrado sonrisas.

     

    Una vez terminaron ellas, los alumnos empezaron a tomar la palabra. Escuchó a cada uno desde su posición. Había una chica, Jeanne, que compartía su opinión sobre el frío; Cornelious, como el mismo había dicho, era el más pequeñajo y Maia, la chica con la que había chocado, parecía bastante nerviosa y al igual que Tania, era la segunda vez que volvía cursar a la clase. Llegó el turno de la pelirroja y se presentó como todos.

     

    — Hola, soy Tania,—comenzó pasando la vista por todos sonriente para dejarla finalmente en las profesoras— y al igual que Maia es la segunda vez curso esta clase, no tuve oportunidad de terminarla la vez pasada. Espero que en esta ocasión todo salga bien.

     

    No dijo nada más de momento, ya empezaba a notar más el frío al estar tanto rato parada y tenía ganas de comenzar la clase para entrar en calor. Justo cuando una de las profesoras parecía que iba empezar a dar indicaciones, algo ocurrió. No sabía qué, pero algo pasaba. Las profesoras se miraban preocupadas y al instante hablaban entre ellas algo acaloradas algo más apartadas. Lo que pasó a continuación, los alumnos sí pudieron percibirlo, de hecho verlo. La puerta de entrada se selló, imposibilitando que alguien entrara o saliera.

     

    Ya estamos... Pensó la italiana sabiendo que aquello se convertiría en otra aventura de la que no sabía si saldría con vida o no.

     

    Las profesoras ya estaban en plena controversia, una discrepaba con la otra y parecían no querer seguir el camino juntas, aunque sí salir de allí. Les dieron a elegir con cuál de ellas querrían seguir y Tania no lo pensó dos veces. Patinó hasta la Westrong y esa vez si consiguió frenar por si sola bordeándola.

    ********

    Edito porque al igual que en duelo... Se me olvidó la presentación off rol... Soy un desastre con patas xDD Pues bien me llamo Sonia y podéis llamarme como queráis, aquí he comprobado que se lleva el Sonny, así que como gustéis. Soy Española, de Córdoba concretamente y aficciones pues... me gusta leer, escribir, la música, bailar, los animales, las series (amo Juego de tronos y Walking dead igual que Maia), los animales (tengo 4 perros) y no sé, muchas más cosas. Ya os iré contando. Venga saludines y perdón por editar.

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  16. Parada frente a la puerta principal de la Academia, la italiana aguardaba la llegada de su sobrina. Aún no había tenido el placer de conocerla pero su hermano Fokker le había hablado mucho de ella y casualmente ambas comenzaban sus clases de duelo a la vez. Le había mandado una lechuza justo después de haber recibido la del aviso de las clases y aunque no había obtenido respuesta, había decidido de igual manera esperarla un rato antes de subir a clase.

     

    Allí parada pudo ver como algunos alumnos iban llegando, no supo por qué pero de las chicas ninguna intuía que fuera ella y no sabía exactamente si pertenecían o no a la misma clase pero era bastante probable que así fuera, por lo que la chica se empezó a poner un poco nerviosa. Bajando la cremallera de la sudadera que llevaba, se despojó de ella para mitigar un poco el calor que empezaba apretar ya debido a la hora tan cercana al medio día. Debajo de ésta, llevaba una camiseta de tirantes blanca de estilo deportivo y unos pantalones de chándal en azul y blanco que había conseguido en una de sus compras por las tiendas muggles. Las zapatillas de deporte en blancas al igual que la camiseta ni siquiera recordaba cuándo las adquirió, lo que le hacía sospechar que probablemente habría sido algún regalo de los que su elfo (Kero) le iba dejando de vez en cuando escondidos por la habitación. La pelirroja esbozó una sonrisa con el último pensamiento.

     

    Siguió con la vista fija en la entrada a los terrenos y jugueteando con unos de sus mechones rizados decidió que lo mejor sería subir ya si no quería llegar tarde. Alargó el brazo hasta su bolsa con fastidio, le habría gustado llegar con ella y haber intercambiado unas palabras antes pero no podía arriesgarse a llegar tarde por ello.

     

    Justo cuando se echaba la mochila al hombro, sus ojos se posaron casi sin ninguna orden en otra figura que se adentraba en los terrenos. Se quedó quieta con la esperanza de que ya fuera ella pero no sin un leve golpeteo de su pie en el suelo. Conforme la silueta se fue acercando, Tania pude notar que también venía apresurada y cuando pudo distinguir las facciones de la chica no tuvo duda alguna de que se trataba de ella. Una gran sonrisa apareció en su rostro con su llegada.

     

    —¿Kytta? ¿Eres tú verdad? Soy Tania, tenía muchas ganas de conocerte, tu padre me ha hablado mucho de ti—. Se presentó para después regalarle dos cálidos besos en sus mejillas.— ¿Recibiste la lechuza? Pensé que sería buena idea llegar juntas, si te digo la verdad me aterra un poco todo ésto—. Terminó recordando el motivo por el que estaban allí. Obvio ella quería aprender, ella siempre quería aprender y no era una persona que se pudiera calificar de miedosa, pero los duelos... No eran del todo de su agrado, aunque por ello no quería decir que fuese a prestar menos atención y ponerle menos ganas. Sabía que al final algo sacaría en claro de aquellas clases.

     

    La joven miró su reloj de pulsera y apremió a su recién conocida sobrina para entrar a la Academia y buscar la clase. Aquel edificio tan inmenso no ayudaba nada a la poca orientación que la Rambaldi tenía por lo que le pasó el pergamino con el plano de la edificación a su compañera.— Toma Kytta, nunca me he llevado bien con los planos y sus semejantes—. Se lo pasó sin dejar de mira con admiración el vestíbulo. Todas las veces que había estado allí y cada vez que entraba le parecía más grande.

     

    La hija de Fokker parecía haber encontrado el lugar así que ambas con apremio, caminaron una al lado de la otra hasta que encontrar la puerta en la que rezaba DB46. La pelirroja se adelantó para internarse en la habitación seguida de su compañera para descubrir que allí no había nadie. Lo que sí pudieron distinguir que se saliera de lo normal eran las ramitas de olivo puestas en cada mesa y el hecho deque ya faltaran algunas daba a entender, al menos a la italiana, que podrían tratarse de trasladores. Miró de soslayo a la otra chica que seguramente estaría pensando lo mismo que ella y dibujando una sonrisa en su rostro cogió la que tenía más cerca y sintió la familiar sensación de que un gancho tiraba de su ombligo para arriba separando su cuerpo del suelo e introduciéndola en un remolinos de colores en el que daba vueltas a toda velocidad hasta que por fin pudo ver el cielo azul y poder controlar su llegada hasta el suelo. Perdió un poco el equilibrio al caer, aún así había sido uno de sus mejores aterrizajes.

     

    Antes de observar el lugar a donde la habían llevado a ella y al resto del grupo, volteó la mirada hacia un lado para comprobar si su sobrina había tenido problemas con la transportación, pero se encontraba allí sana y salva. Le guiñó un ojo y extendió sus brazos caminando hacia atrás y observó cada milímetro del lugar en el que habían aparecido. Maravillada por lo que veía recordó cuántas miles de historias le había contado su prima Athena sobre aquel lugar, la Acrópolis de Atenas. Cuando hubo observado un poco, diferenció las esculturas que llevaban a cabo el trabajo que mismamente haría una columna, un signo por el que pudo recordar que el sitio se trataba de un templo que se irguió en honor a Atenea, Poseidón y Erecteo, de ahí que el nombre del templo fuera Erecteión.

     

    Sabía que tendría mucho que mirar durante la clase si quería deleitarse con todo aquello, pero ya debía de unirse al grupo de alumnos que habían llegado y empezar la clase. Escuchó atentamente las palabras que ambos profesores les dijeron, no pudo evitar ponerse nerviosa con el comentario final de ella, esperaba que el profesor fueran un poco más llano de lo que parecía la mujer y por el momento así se manifestó. Su voz era más amable y al menos tuvo el detalle de sonreírles mientras hablaba. Les indicó que ahora era su turno para presentarse y así empezaron a hacer los que habían llegado primero.

     

    Le pareció muy interesante el punto de vista del primer chico, Azzid, sobre el duelo. Aquello le daría que pensar durante toda la clase, quizá partiendo de aquel pensamiento podría enfrentar la clase con más agrado e incluso encontrarle la gracia a todo aquello. Las siguientes chicas parecían muy nerviosas en la presentación pero se las veía animadas y con ganas de comenzar y la última la dejó un poco extrañada al presentarse sin nada más que decir que su nombre. Ya sólo quedaban ella y su sobrina y al ver que ésta parecía no arrancar, se dispuso a tomar la palabra adelantándose un paso.

     

    —Bueno, pues mi nombre es Tania y actualmente me alojo con mi segunda familia en la Mansión Rambaldi. Vengo con ganas pero no sin una pizca de desagrado frente a los duelos. Aunque debo decir que las palabras de Azzid me dieron qué pensar y pienso que podré tomar las clases desde un punto de vista que se asemeja más con mi forma de ser—. Se presentó y fue del todo sincera frente a sus compañeros y profesores sin perder la sonrisa.

     

    Una vez hecha la presentación, deshizo el paso que había dado, para volverse a poner al lado de su sobrina y con unos leves golpecitos en su pierna le indicó que era su turno.

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    Lo siento, tuve que editar porque se me olvidó la presentación off rol. Me enfrasqué tanto en el rol que olvidé lo demás xD

    Bueno empiezo por mi. Me llamo Sonia pero me podéis decir como gustéis, aquí en el foro casi a todo el mundo veréis llamarme Sonny ^^ Tengo 21 años y soy de Córdoba, una ciudad preciosa del sur de España y actualmente no ando haciendo nada. Estuve trabajando pero imagino que andaréis un poco enterados de como andamos en España con el empleo... muy mal. Así que ahora dentro de nada voy a echar la matrícula para retomar mis estudios y poder ser alguien en esta vida xDD Me gusta mucho hablar, leer, hablar, escribir, hablar, la música, hablar, salir por ahí con mi chico y amigos, hablar, amo a mis cuatro perritos y a los animales en general, bailar... ¿dije hablar? xDD Ok, soy muy habladora y creo que algo le transmití también a Tania.

    Hablemos de ella. Pues ella es bastante parecida a mí en la base. En las situaciones que desconfía o en la presencia de algún tipo de persona con la que no se sienta cómoda y tranquila es silenciosa y observadora. Controla cada palabra que sale de su boca, y al revés a la inversa. Le gusta vivir de manera sencilla y es curiosa hasta límites insospechados, haciendo que eso le cause a veces problemas de todo tipo. Una buena amiga y familiar, bromista y optimista. Es difícil derrumbarla moralmente. Y bueno no sé que más decir de momento, ya vayan conociéndola.

    Un saludín, espero que la clase sea divertida y constructiva

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  17. —Sí, los jardines se ven muy bonitos iluminados en la noche y son bastante amplios...—Comentó pensativa.— Sería el lugar perfecto—. Le devolvió la sonrisa a la que ahora estaba allí como profesora y no como no alumna. Era una idea muy buena la de la fiesta y más para la pelirroja que acaba de regresar allá. Muchos alumnos habían ido y venido en el tiempo que ella no había estado y poder reunirse todos para un acontecimiento le venía que ni pintado. Pero bueno, todo aquello no eran más que especulaciones para pasar el rato.

     

    Ambas observaban los terrenos de la Academia desde gran altura, en concreto desde la última planta del edificio. Siempre acababan allí si se encontraban por los pasillos entre unas cosas y otras haciendo que dejaran sus quehaceres para divagar un rato con una buena vista del paisaje. De hecho tenía que aprovechar ahora, ya que en nada comenzarían las clases y no le quedaría tiempo para repetir tan seguidamente aquellas retiradas.

     

    —Aún no me mandaron la lechuza, pero creo que no falta mucho. Espero que mi matrícula no se haya traspapelado por ahí—. Le respondió con algo de preocupación en la voz. Tenía entendido que las clases ya deberían de haber empezado, pero si la lechuza aún no le había llegado debía de suponer que no, así que sólo le quedaba esperar.— Sabes que sacaré buenas notas prima, aunque de vez en cuando me escaquee de alguna clase—. Terminó con una sonrisa falsamente maliciosa.

     

    Rieron y conversaron durante un rato, corría una suave brisa allí arriba que les acariciaba el rostro y el Sol lucía espléndido añadiéndole una buena temperatura al ambiente. Volteó a mirar de nuevo a su prima y le habría dicho que sí a la propuesta si aquel estallido no la hubiera dejado sin respiración. ¿Qué demonios había sido eso?

     

    Justo después de aquello el ruido del bullicio en la Academia se hizo cada vez mayor y automáticamente sacó su varita del bolsillo de atrás del pantalón y la alzó bien erguida y sujeta por el puño. Se miraron tras escuchar el fuerte aleteo en descenso para voltearse rápidamente siguiéndolo con el oído y acompañándolo de la vista. Lo que vio la dejó de piedra. Un enorme dragón lanzaba llamas a diestro y siniestro a varios metros de allí y pudo distinguir cabecitas pertenecientes a profesores alumnos que trataban de alguna manera calmar a aquella fiera. La sangre empezó a correr muy rápido por las venas de Tania y miró de soslayo a su prima que de seguro la querría mandar con los demás alumnos al Gran Salón, y no se había equivocado. La profesora le pidió que fuera hasta allí pero también ella sabía la respuesta aquello.

     

    — ¿Bromeas? ¿Un dragón irrumpe en los terrenos de la Academia y me mandas al Gran Salón?— Se echó a reir entre nerviosa y emocionada por el carácter de la situación.— ¡Ya vamos Athena, o no lo perderemos todo!— La agarró fuerte de la mano y la arrastró escaleras a bajo con un brillo emocionado en sus ojos.

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  18. Holis Rambaldinos!tongue.gif

    ¿Cómo están italianinis? Me presento para los que no me recuerden, que serán muchos porque vi que se fue bastante gente y hay mucha nueva desde que me fui. Soy Sonia y vivo en España concretamente en Córdoba. Entre a la familia como hija de Gale y León hace algo más de un año y por motivos ajenos a mi voluntad tuve que dejar el foro sin poder si quera avisaros. En fin, me gustaría de nuevo volver a la family ya que siempre les he querido mucho y al menos ustedes continúan, mi otra familia la Ravenclaw tuvo que cerrar =(

     

    Si me aceptan de nuevo acá, me gustaría aparecer como prima de Athena que al fin y al cabo también lo éramos antes. Os dejo aquí el formulario, saludines!wink.gif

     

    - Nombre: El de mi personaje Tania (lo que me recuerda que tengo que cambiar el nick) y el mío Sonia aunque por aquí lo han acortado y se suele escucuchar Soni =P como gustéis.

    - Ficha de personaje: Mi ficha tengo que hacer modificaciones, pero es válida.

    - Bóveda personal: Mi Bóveda

    - ¿Qué parentesco quieres tener? ¿Con quíén?: Bueno la cosa es que quiero seguir siendo prima de Athena, aunque bueno si alguien me quiere como hija adoptiva también puede ser una opción +.+

    - Quieres que la Rambaldi sea tu familia adoptiva o sanguínea? Adoptiva

    - e-mail: sonnya_91@hotmail.es o sonii_91@yahoo.es

    - Cumpleaños: 1 de Julio

  19. Ya había pasado una semana de mi regreso a Ottery después de un largo año perdida en aquella jungla amazónica sin ni siquiera la ayuda de mi varita. La pobre se había hecho añicos cuando salí despedida de aquel globo aeroestático y chocó contra uno de los robustos y fuertes árboles que encontró en su camino y es por eso por lo que me encontraba aquí en el Callejón Diagón. Necesitaba adquirir una nueva cuanto antes, las clases estaban a punto de empezar y un año sin una ya es suficiente. Me urgía sentir la magia correr por mi brazo hasta la punta de mis dedos y a mi compañera que sería la que proyectaría mi magia cuando se lo pidiera.

     

    Caminé mirando escaparates pero sin detenerme demasiado, buscando el lugar concreto donde iba aunque de sobra sabía dónde estaba. Aún recordaba la primera vez que había pisado la tienda Ollivander's, regentada por mi abuela, y era el mejor sitio donde sabía que encontraría una adecuada para mí.

     

    Me detuve cuando llegué al gran escaparate. Siempre iluminado y con estantes donde reposaban distintos tipos de varitas con sus respectivas fundas y de gran variedad de diseños. Me dirigí hacia la puerta de cedro rojo y me dispuse a entrar mientras echaba una ojeada al árbol genealógico que había en la puerta. Sin duda era de la familia Ollivander's.

     

    Todo seguía tal cual lo recordaba. El interior de madera y lleno de estantes con infinidad de varitas. Cualquiera de tantas que había sería la mía y estaba deseosa por averiguar cuál así que me acerqué al mostrador para ver si andaba por allí mi abuelita.

     

    Al ver que atendía a una señora le dirigí una pequeña sonrisa y le hice un gesto para que no tuviera prisa, yo mientras me sentaría por allí a descansar un rato el cuerpo aún un poco afligido por lo pasado.

     

    Ya me habían quitado parte de los vendajes que había necesitado para mis heridas aunque aún eran visibles algunos golpes por el cuello y un vendaje en la muñeca, y los músculos aún un poco doloridos hacían que me cansara demasiado pronto de caminar o hacer cualquier tipo de esfuerzo un poco más alto de lo normal. Aún así, la recuperación estaba yendo sobre ruedas.

     

    Esperé mientras veía como los elfos subían y bajaban de escaleras apoyadas en los estantes limpiando y colocando diferentes cajitas con sus varitas dentro.

  20. Ataviada con unos jeans anchos en negro y una camiseta del mismo color, me encogí en mi chaqueta oscura resguardándome del frío. Llevaba en un trozo de pergamino la dirección que mi sobrina, Brid, me había dejado con la dirección del pub donde se encontraría.

    Mis pasos sonaban rápidos, deseosos de poder entrar al local y calentarse al ritmo de la música.

     

    Los copos de nieve empezaron a caer llenando mi pelo suelto de lo que parecían trocitos de algodón, pero gracias a Merlín ya había llegado al esperado lugar y sacudí mi cabeza antes de entrar.

     

    La música sonaba fuerte y todos bailaban en un lugar o en otro. Era un ambiente oscuro, iluminado por algunas luces que circulaban por algunas pistas, pero en uno de los lugares del piso superior, divisé un pelo rojizo conversando en una de las mesas. Allí estaba, no había sido tan difícil.

     

    No pensaba que estaría acompañada, aunque bueno así conocería gente, después de tanto tiempo sin aparecer por Londres ya a penas conocía a nadie.

     

    Cuando estuve lo suficientemente cerca como para que me viera, me acerqué a ella bailando y pegoseando a la vez que me reía para después darle un beso en ambas mejillas.

     

    - ¿Cómo estás sobrina? Este sitios es genial - le dije mirando a mi alrededor -. Aunque no sabía que vendrías tan acompañada - miré a los demás sonriente -. Me llamo Tania, encantada de conoceros, espero que mi sobri no hable muy mal de mí - bromeé mientras me sentaba a su lado y buscaba con la mirada a un camarero que me atendiera.

  21. Mientras esperaba allí sentada con el elfo danzando y curioseando todo, una chica de cabellera azul celeste salía por una de las puertas despidiéndose de otra muchacha.

    Ese pelo azul me resultó muy familiar y aún más cuando vino hacia mí y sus ojos del mismo tono me miraron amables. Era Tau, la jefa de mi casa, me sorprendí de lo pequeño que era el mundo.

     

    Me levanté cuando se ofreció a ayudarme y le pasé la hoja del registro.

     

    - Gracias Tau, no sabía muy bien cómo iba ésto, es el primer elfo que tengo a mi cargo - le dije mostrándole a Kero que intentaba entrar por una de las puertas.

     

    - Kero... - le dije con voz cansina.

     

    El elfo disimulado se vino a mi lado y se quedó quieto como inocente mientras Tau me decía que todo estaba en orden.

     

    - Genial, pues gracias de nuevo, nos vemos por los Dragones - me despedí encaminándome hacia el ascensor.

  22. Subíamos en el ascensor Kero y yo. El elfo se movía nervioso y no paraba de hablar mientras ascendíamos.

     

    - ¡Qué bien! ¡Ya me vas a registrar! Y esta ropa que me conseguiste huele muy bien... - decía emocionado.

     

    Ya le había conseguido un atuendo en condiciones y había tirado en la primera ocasión que tuve, el sucio trapo que él llamaba "su vestimenta", se mostró reacio al principio ya que estaba muy acostumbrado a él, pero cuando vio lo que yo le ofrecía no dudó un segundo.

    Ahora llevaba unos pantalones cortos y una camiseta a rayas horizontales de color azul.

     

    - Sí, voy a poner en trámites el registro, pero debes comportarte, mantén tu euforia para cuando salgamos de aquí, ¿vale pequeño? - le dije mientras éste asentía con la cabeza.

     

    Salimos del ascensor y vimos a gente sentada esperando y otros paseaban de un lado para otro cansados por la tardanza. Saludé a los presentes con una sonrisa y me dirigí hacia los papeles de registro que habían sobre el mostrador. Tomé uno y me dispuse a rellenarlo.

     

    Ficha para el Registro de elfos.

     

    • Nombre del elfo: Kero

    Indicar si sirve a un mago/bruja o familia: bruja

     

    • En caso de servir a un mago/bruja

    Nombre del mago/bruja: Tania Mancini

    Tiempo en el que lleva sirviendo al anterior: 3 días

    Nombre de quien lo registra: Tania Mancini

     

    • Link de la ficha de personaje, registro de negocio o registro de la familia para la que sirve el elfo: Ficha de Tania Mancini

     

    Me llevé la solicitud conmigo hacia uno de los asientos y Kero se sentó a mi lado después de quitármela para leer lo que había puesto. Miré hacia la gente que esperaba y pensé que aún me quedaría un largo rato allí...

  23. Aquí llegué a dejar mis datos, espero que todo esté correcto.

     

    - Nombre: mi nombre real es Sonia, pero podéis llamarme como el nick, el personaje... Cómo gustéis.

    - Ficha de personaje: Mi Ficha

    - Bóveda personal: Mi boveda

    - ¿Qué parentesco quieres tener? ¿Con quien?: hija de Galedra ^_^

    - ¿Quieres que la Rambaldi sea tu familia sanguinea o adoptiva?: Adoptiva

    - Email: sonnya_91@hotmail.es

    - Cumpleaños: 1 de julio

    - Mascotas: No tengo mascotas

     

    Espero ser aceptada ;)

    Besotes, ciao!

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