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Aehikiel

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Mensajes publicados por Aehikiel

  1. <<Claro, me tenía que tocar la que más problemas me podía dar. Perfecto. Conociendo mi suerte probablemente salga un dragón y nos coma antes de que crucemos palabras; o peor, que crucemos palabras y después nos coman.>>

     

    Aehikiel pensaba siempre en positivo en situaciones de tensión.

     

    Se levantó de la piedra y se puso en movimiento. La fuente de magia más próxima era dentro de la casa de la que fue expulsado y, por ende, el lugar más indicado para revisar primero.

     

    -Entremos, "Prefecta". Tal vez encontremos algo interesante si logramos entrar a la casa.- dijo sin siquiera voltear.

     

    Caminó de nuevo a la entrada y se tomo su tiempo para examinar cómo podía entrar en ella. Salió corriendo y se lanzó a la ventana, con una voltereta logro aterrizar a salvo y entrar. Trató de no moverse, deduciendo que el movimiento podría activar alguna trampa que lo saque de nuevo de la casa. Como nada pasó por más de un minuto, caminó por el salón.

     

    Todo estaba en muy mal estado. El piso estaba roto y corroído y los muebles estaban reducidos a escombros; las paredes, los "adornos", el techo, todo estaba en un estado deplorable, enmohecido, desgastado. El color marrón y gris estaba estampado por todas partes y el ambiente estaba pesado. <<Al parecer solo falta sangre para poder decir que aquí paso una masacre, me cuesta respirar aquí dentro... ¿Qué habrá pasado aquí?>>. Caminó al frente de la puerta y la vio con suficiencia, se preguntó por un momento si el que puso el conjuro en la puerta no pensó que se podía entrar por la ventana.

     

    -Bueno eso no importa, lo más importante ahora es ver si hay alguna pieza de la dichosa esfera- Las puertas se abrieron de golpe y fue expulsado de nuevo, cayendo en la misma posición que antes -. Claro, tenía que hablar...

     

    Aehikiel se levantó con cuidado de no caer de nuevo, estaba mareado, sacó su varita luego de unos segundos y decidió probar con un hechizo. Se cansó de esa puerta.

     

    -Sectusempra- gritó a la puerta, esta se abrió de nuevo y le devolvió el ataque. Se golpeó con el árbol que estaba atrás de nuevo pero esta vez decidió quedarse acostado en el piso -estupida magia.- - y así cerró los ojos para pensar.

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  2. El sarcasmo y puede que algo de odio reinaba entre las miradas de Aehikiel y Lyle.

     

    <<Excelente, no solo estamos varados en medio de quien sabe donde, sino que ELLA está aquí... Una bienvenida que recordaré por siempre.>>

     

    La frustración empezó a invadirlo, después de su intento de charla en aquel bar lo mínimo que se podía esperar entre ellos era enemistad. Sin embargo, esta era la oportunidad para terminar aquella discusión... si la oportunidad se daba.

     

    <<Aunque debería enfocarme en buscar una salida de este lugar... la abuela Valkyria dijo que nos quedáramos en este lugar pero eso no nos servirá de nada. También mencionó algo de una esfera y unas piezas que debemos buscar... y buscar en pareja, ¿Debo estar con Lyle para resolver esto de una vez? Mejor espero que la jefa organice los grupos, puede que mi suerte me complazca en esta ocasión, aunque ¿Qué sería bueno en una situación así, estar con ella o separados?>> se planteó esa pregunta mientras le dedicaba otra mirada de resentimiento a la pelinegra y decidió subir a pensar un momento y despejar la mente.

     

    Subió las mugrientas y chillonas escaleras. Eran muy estrechas, solo podía pasar una persona a la vez. Cuando llegó a la entrada notó que el lugar donde estaban antes era un sótano y que la entrada principal de lo que parecía una casa estaba un poco más a la derecha. La curiosidad empezaba a hacer estragos en su mente, quería saber como era la casa así que se dirigió a la entrada del lugar. Cuando estaba justamente enfrente de las puertas dobles de caoba negro se sintió como un policía muggle <<Incluso si soy un ser mágico me gustaría...>> Pisó bien con su pie izquierdo y con toda la fuerza que podía conferir a su pierna derecha pateó las puertas y sacó su varita mientras volvía a su posición bípeda, apuntó con ésta hacia el interior preparado para cualquier cosa que saliera a su encuentro.

     

    - ¡Policía!... - contener su sonrisa de satisfacción era difícil, la sensación de autoridad era increíble incluso si no había ser viviente dentro -. No se escondan, ¡Puedo ver...!- en el mismo instante que puso un pie dentro de la casa, una fuerza invisible lo hizo levitar y lo expulsó de la misma, lanzándolo contra un árbol.

     

    Aehikiel tosió un poco por el golpe y se levantó algo atónito.

     

    - Al parecer, hacerme daño se ha hecho una costumbre últimamente.- murmuró con desdén.

     

    Caminó de nuevo cerca de la entrada del sótano y se sentó en una roca que estaba cerca y miró a su alrededor en busca de algo peculiar. Solo era un bosque con un aura extraña que no lograba describir con exactitud. Miró a su abuela tratando de descifrar lo que pensaba y luego miró el lugar de donde salió a la luz. Esperando de alguna forma que las chicas salieran. Sin ánimos de saber ninguna de las dos cosas, miró el cielo nublado y los copos de nieve que caía de él y cerro los ojos para relajarse de las pequeñas sorpresas que le habían tendido quien sea que dejó la esfera en la sala común.

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  3. Aehikiel caminaba por la academia en busca de la estatua que daba a la entrada de su sala común. Hace un par de horas había recibido una lechuza indicando que debían reunirse ahí.

     

    Esta era la primera vez que pisará la sala común pero por extraño que parezca no estaba muy emocionado al respecto. De hecho, estaba algo decepcionado de no estar mucho tiempo con su nueva familia pero estudios son estudios y debía conocer a sus compañeros de habitación. Se tomó su tiempo para apreciar el arte medieval de la academia mientras buscaba la entrada.

     

    -Si giro a la derecha entonces encontraré la es... ¿tatua? - el demonio había llegado a un callejón sin salida -. No puedo creerlo, mi primer día y ya me he perdido.

     

    Siguió caminando por una hora más antes de conseguir llegar al punto de inicio.

     

    -A ver si ahora no te pierdes.- se dijo a si mismo, regañándose.

     

    Con las indicaciones que le habían enviado logró de alguna manera llegar a la estatua. Leyó el cántico para abrir la puerta pero el latín no se le daba muy bien. Después del segundo intento se frustró y lanzó el papel, se lanzó al piso sentándose con las piernas cruzadas y con cara malhumorada. Dejó que la emoción se disipara y tomó aire para intentar de nuevo

     

    -Espero que esta vez se abra de una... ¿Qué es esto?- a unos cuantos centímetros del papel se encontraban unas piezas metálicas muy pequeñas. Atraído por las extrañas piezas, se acercó a ellas y pudo sentir el rastro de magia que estas desprendían. Decidió tomarlas y se las metió en el bolsillo derecho de su Jean negro.

     

    -Veamos...- musitó levantándose con el papel en la mano para intentar abrir la puerta por tercera vez. Murmuró el cántico y por fin, la pesada estatua se empezó a mover dando paso a unas escaleras descendentes de color negro caoba. Un aire frío salió de ese lugar, una sensación extraña y tenebrosa lo invadió en el preciso momento en que vio hacia abajo.

     

    -Esta sensación... ¿Qué significa? Es como si algo malo me esperara abajo pero se supone que estoy dentro de la academia ¿Qué podría pasar?

     

    Con su confianza renovada entró y al pisar el primer escalón una presión en el pecho lo sorprendió, apretando su corazón y haciendo que rodara por las escaleras hasta llegar a la sala. Su pesado equipaje le cayó encima mientras el trataba de recobrar el aliento ¿Que fue esa presión anterior? Aehikiel se tomó su tiempo para recomponerse entre la tos que no paraba por la repentina sacudida. Mientras, echaba un ojo a su alrededor; todo estaba muy mugriento, sucio, había telarañas por doquier y todos los muebles estaban rasgados. El lugar daba la sensación de estar abandonado desde hace años.

     

    -Hpmh. Y pensar que pasaré aquí toda mi vida académica- dijo con sarcasmo. Obviamente esa no era la sala común, algo había ocurrido mientras caía por las escaleras pero ¿Qué era?

     

    Miró a las personas que estaban ahí, reconoció a su abuela. Se sorprendió un poco al ver que era una de las jefas de la casa, vio a su compañera algo extrañada por toda la conmoción.

     

    -Abuela... Un placer verte aquí

     

    Terminó de ver a las chicas y se sintió un poco incómodo al ser el único hombre en la sala. Una chica le llamó la atención, Lyle... la chica misteriosa de la carta ¿Ella también estaba aquí? Eso no importa en ese momento.

     

    -Bueno, ¿Qué paso aquí? No creo que la mala decoración sea parte de la bienvenida...

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