Jump to content

Sakura Anarchy

Magos
  • Mensajes

    73
  • Ingresó

  • Última visita

Mensajes publicados por Sakura Anarchy

  1. perdón por pasar tan tarde a lo de los censos pero he estado muy ocupada últimamente.

     

    Nick: Sakura Anarchy

    Ficha: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=97828&st=0&p=4280396entry4280396

    Bóveda: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=98426

    Parentesco: Hija de Mónica

     

    ¿Nos llevas en la ficha? Si [ ] No [X ]

    *En caso de que sea NO: ¿Piensas ponernos como familia en tu ficha? si, estoy en proceso de cambiar mi ficha casi por completo

    Aspiraciones o bando de pertenencia:por ahora, Mortífaga.

  2. Sin poder evitarlo tuve que separarme de Val. Aún tenía en mente que debía agradecerle a ella y a los demás de alguna forma. Tras ser protegida del tigre de bengala gracias a al hipogrifo seguí con mi camino. Aún mantenía a mi lado a mi imponente tigre quien estaba dispuesto a recibir cualquier hechizo con tal de defenderme. Los hechizos volaban con rayos de luces tratando de impactarle a cualquiera que pasara.

     

    Seguí corriendo sin parar hasta llegar lado de una de las mortias, Bridget. La chica estaba defendiéndose de los ataques de los odefos mientras yo me acercaba a ella quien ahora me indicaba era hora de salir

     

    -Bien-susurré mirándolo con mis azulados orbes y me aferré de su brazo para poder salir así del lugar a uno donde ahora estábamos sanas y salvas.

  3. Salí de mi celda gracias a Val, quien resultaba ser también mi pariente. Con rapidez corrí por los pasillos con la bruja y detrás de nosotras nuestras recientes creaciones nos seguían. Mi tigre de bengala corría a un lado derecho de nosotras mientras que el gran oso se mantenía nuestra espalda. Giré mi rostro un segundo para mirar a Val mientras corríamos, quería agradecerle por esto, pero no creía que el momento fuera el adecuado por lo que solo me limité a sonreírle con toda la dulzura y calidez que pudiera.

     

    Me mantuve corriendo por la prisión camino a mi salida. No podía ocultar que me sentía un poco cansada pero no podía flanquear en ese momento, tenía que salir de ahí No muy lejos de mí, a unos 10 metros aproximadamente, visualicé a Jessie una odefa quien al verme le lanzó un corpu patronus en forma de un tigre de bengala. Mi tierna sonrisa ahora se tornó a una macabra y ahora con mi varita en mano y lista para salir tenía que defenderme.

     

    De pronto el hipogrifo del expectro protego de uno de los mortios llegó a defenderme del amenazador tigre de bengala dejándome totalmente ilesa mientras buscaba mi camino a la salida.

  4. Aún tenía mis ojos cerrados mientras me encontraba sentada en el pequeño banquillo de mi celda. No muy lejos comencé a escuchar un ruido diferente al anterior, ya no eran gritos si no fuertes pisadas que se acercaban a mí con rapidez. Abrí mis ojos de golpe para encontrarme con la sorpresa de ver a una mortia frente a mí a lo otro lado de los barrotes. Me incorporé con rapidez caminando hacia ella lo más que las cadenas me permitían. La bruja me entregó mi varita y sin decir más la recibí con rapidez. Val empujó con fuerza la rejas haciéndolas abrirse y me liberó de mis ataduras.

     

    Sin pensarlo dos veces me giré nuevamente ahora con mi varita en mano, pese al hecho de que aún me mantenían captiva mis cadenas. Apunté con mi varita al banquillo donde posteriormente me encontraba sentada y susurré.

     

    -Morphos- El banquillo se transformó inmediatamente en un hermoso tigre de bengala con intenciones solo de protegerme. Una sonrisa se coló entre mi rostro de porcelana, lo cual le daba un toque aniñado a este. No podía ocultar que esto me emocionaba. Tras todo esto salí junto a val quien recientemente había creado a un oso para protegernos

     

  5. Traté de asomarme los mas que pude de entre los barrotes de la oscura celada, pero mi intento fue en vano. La cadena que se encontraba alrededor de mi cuello me impedía moverme aún más. Tenía que retroceder. Como odiaba las cadenas, dese siempre ha sido así. Bajé mi mirada a mis mulecas y tobillos observando aquellos aparatos que me inmovilizaban. La última vez que había visto encadenadas mis extremidades, estar eran mucho más pequeñas y de aspecto más indefenso.

     

    Suspiré una vez más, al parecer los gritos de mis colegas aun no cesaban; aun así no planeaba unirme a ellos. Quería mantenerme lo más tranquila y serena posible, como siempre. Retrocedí unos pasos sintiendo como mis ataduras se aflojaban aunque sea un poco.

     

    -Hace tiempo que no me alimento…-susurré llevando una de mis manos a mi garganta sintiendo así el metal frío de una cadena que ayudaba a neutralizar el calor que emanaba de mi garganta sedienta de sangre.

     

    No planeaba estar aquí captiva mucho tiempo, sabía que pronto los demás mortios intervendrían. Solo esperaba no estar débil para entonces, aunque lo dudaba; estaba acostumbrada a pasar varios días sin ingerir ese líquido carmesí que tanto me encantaba.

  6. Me mantenía en la oscuridad de mi celda, como si nada me perturbara. Había perdido la cuenta del tiempo que llevaba dentro de ese lugar ¿Una hora, dos horas? No lo sé. Suspire con tranquilidad pero sin dejar mi postura arrogante ni un solo momento. Tal vez podía estar bajo los barrotes de la prisión fenixiana, pero eso no haría que yo me rebajara a cualquier cosa. Cerré mis ojos con afán de descansar la mirada un poco y con suerte hasta podría relajarme un poco; pero no, me mantuve en mi rígida postura pero sin abrir mis orbes.

     

    De pronto, un sonido a lo lejos llegó vagamente a mis oídos. Gracias a mis cualidades de vampireza pude escuchar claramente de lo que se trataba. Eran unos canturreos con una infantil tonada. De inmediato supuse que ese sonido venía de unas celdas lejanas, donde otros de mis compañeros de bando estaban.

     

    Con sumo cuidado me levante del pequeño banquillo de madera. Lentamente me acerqué lo más que pude a los barrotes; el sonido que producían las cadenas al chocar contra el suelo era fantasmagórico. Era imposible de ignorar el tacto frío del metal contra mi piel. Cuidadosamente asomé un poco mi rostro tratando de buscar a los demás mortífagos, pero lo único que pude ver fue una largo pasillo extendiéndose ante mi

    • Me gusta 1
  7. Me encontraba en uno de los negocio del callejón con una de mis compañeras de bando. Mientras ambas esperábamos en la recepción del local a que alguien nos atendiera, un grupo de fenixianos nos tendieron una emboscada; por desgracia la única afectada fui yo. Los odefos, haciendo mucho alarde me amordazaron y silenciaron. Yo simplemente no opuse resistencia, lo cual desconcertaba a algunos de mis captores. Sabía que si pedía ayuda o trataba inútilmente de defenderme, solo sería una burla y pondría en riesgo la seguridad de mis compañeros de bando. Con suma serenidad dejé que un odefo me llevará hasta Abaddon. No iba a forcejear eso solo me haría lucir deprimente.

     

    Al llegar a la prisión dicho chico me guio hasta una húmeda celda que había sido destinada para mí. Aun amordazada e inmovilizada casi por completo, el mago me hizo ingresar a aquella pequeña estancia. Mis azulados orbes se clavaron en el con una mirada tranquila y cínica, al igual que la sonrisa que ahora se tatuaba en mi rostro de porcelana. El odefo solo se limitó a quitar las cuerdas que ahora me inmovilizaban y cambiarlas por un juego de cadenas que ahora ataban a mis extremidades y a mi cuello. Sin responder nada más, El odefo se marchó.

     

    >> Esto claramente no es a lo que estoy acostumbrada…<< pensé haciendo un gesto arrogante mientras me acomodaba como podía sobre un banquillo de madera. La verdad es que todo esto me traía muy malos recuerdos de mi infancia, pero con el tiempo había aprendido a bloquearlos por completo para no verme afectada por ellos. Con trabajo logre sentarme derecha en aquel banquillo, como si de la realeza se tratara. No iba rebajarme a nada estando dentro de esta descuidada prisión.

     

    Off: No entendí muy bien pero bueno, aquí está mi entrada de nuevo.

  8. Me encontraba en uno de los negocio del callejón con una de mis compañeras de bando. Mientras ambas esperábamos en la recepción del local a que alguien nos atendiera, un grupo de fenixianos nos tendieron una emboscada; por desgracia la única afectada fui yo. Los odefos, haciendo mucho alarde me amordazaron y silenciaron. Yo simplemente no opuse resistencia, lo cual desconcertaba a algunos de mis captores. Sabía que si pedía ayuda o trataba inútilmente de defenderme, solo sería una burla y pondría en riesgo la seguridad de mis compañeros de bando. Con suma serenidad dejé que una odefa me llevará hasta Abaddon. No iba a forcejear eso solo me haría lucir deprimente.

     

    Al llegar a la prisión dicha chica me guio hasta una húmeda celda que había sido destinada para mí. Aun amordazada e inmovilizada casi por completo, la bruja me hizo ingresar a aquella pequeña estancia. Mis azulados orbes se clavaron en la fenixiana con una mirada tranquila y cínica, al igual que la sonrisa que ahora se tatuaba en mi rostro de porcelana. La bruja solo se limitó decirme que pronto vendría alguien a darme agua y comida, aquello lo dijo con una amabilidad que no podía entender. Sin responder nada más, la odefa se marchó.

     

    >> Esto claramente no es a lo que estoy acostumbrada…<< pensé haciendo un gesto arrogante mientras me acomodaba como podía sobre un banquillo de madera. La verdad es que todo esto me traía muy malos recuerdos de mi infancia, pero con el tiempo había aprendido a bloquearlos por completo para no verme afectada por ellos. Con trabajo logre sentarme derecha en aquel banquillo, como si de la realeza se tratara. No iba rebajarme a nada estando dentro de esta descuidada prisión.

    • Me gusta 1
  9. No había duda, la Academia de Magia era una edificación preciosa; dicha idea cursaba por mi mente mientras caminaba por los antiguos pasillos de esta. Esta noche se celebraría una velada en el salón principal donde alumnos como ex alumnos se reunirían para pasar un rato ameno donde podrían olvidarse de sus obligaciones solo por un rato.

     

    El clima nocturno era fresco y agradable, por lo que opté por usar un elegante vestido negro que se amoldaba perfectamente a mi figura. La caída del vestido era lo que más me había agradado: en la parte de enfrente dejaba mis piernas al descubierto mientras que en la de atrás caía con una sutil cola hasta mis pies. Para completar todo el conjunto, portaba unos tacones platinados y mi lacio cabello cayendo detrás de mis desnudos hombros.

     

    Iba un poco retrasa debido a que me había quedado embelesada observando los detalles en piedra de las paredes de la academia, pero apresuré el paso hasta llegar al salón principal. Al llegar dicha habitación observé de esquina a esquina tratando de buscar algún rostro conocido. La decoración era muy hermosa, relucientes e imponentes estatuas que representaban cada una de las casas eran las protagonistas en la estancia. De pronto, mis azulados orbes se posaron sobre una rubia figura que era conocida para mí. Se trataba de Etoile Black, una de mis parientes y por lo que podía apreciar, ella era una de las organizadoras de este evento.

     

    -Luce ocupada, será mejor no perturbarla- susurré para misma mientras comenzaba a darme paso entre los estudiantes- pero no conozco a nadie…- finalicé con una pequeña mueca en mi rostro al tiempo que me recargaba en una solitaria pared.

    Los rostros de los estudiantes lucían animados y felices por reunirse con sus amigos, parejas etc. Suspiré hondamente observándolos, aun me costaba entender cómo las personas podían formalizar sus lazos con otras personas. Un estruendoso chirrido proveniente de la estatua del centauro me distrajo de mis pensamientos. Rápidamente la sala se llenó de murmureos intrigantes mientras una nube de humo inundaba la misma.

     

    -pero que rayos…- dije poniéndome a la defensiva sacando de mi vestido mi varita empuñándola con fuerza en mi mano. No muy lejos pude divisar como Etoile y su acompañante eran lanzados por una bruja que había aparecido tras el estruendoso chirrido.- ¿Una Odefa?- susurré mientras comenzaba a avanzar entre la multitud con intenciones de ayudar a la rubia. Mis intenciones de avanzar fueron inútiles, había inhalado el humo que antes había aparecido y ahora comenzaban a surtir sus efectos. Empecé toser bruscamente cayendo de rodillas contra el suelo mientras trataba de ponerme en pie nuevamente con torpeza, pero de pronto todo se tornó oscuro.

     

    Mis ojos se abrieron nuevamente. ¿Dónde estaba? ¿Por qué estaba usando un vestido de fiesta? ¿Quién era yo…? Estas preguntas rodeaban mi cabeza al tiempo que me levantaba del suelo. Todos los presentes eran desconocidos para mí y en sus rostros se reflejaba una confusión como la mía. En mi mano derecha tenía una especia de vara de madera del cual su utilidad no estaba muy definida para mí, pero aun así decidí guardarla, quizá me sea útil más adelante… no lo sé.

     

    Una voz se escuchó en todo el salón, una rubia chica había tomado la palabra y nos pedía que la siguiéramos. ¿Por qué debía hacerle caso a una extraña? Quizá fue ella quien ocasionó todo esto. Observé a la chica con suma desconfianza. Estaba confundida y asustada, no sabía que es lo que estaba pensando, pero aun así mi rostro se encontraba inexpresivo. Uno a uno los chicos comenzaron a seguir a la rubia saliendo de la estancia.

     

    -bueno… no me quedaré sola- dije a regañadientes siguiendo al grupo con sigilo y cautela. Avanzamos por unos hermosos pasillos decorados con cuadros y velas, todo encajaba perfecto para darle un toqué tétrico al lugar. La rubia chica se detuvo frente aún cuadro y de este salió una molesta voz reclamándole. Me sobresalté un segundo debido al reciente fenómeno ¿Cuadros hablando? Eso es de locos.

    • Me gusta 1
  10. Mazmorras~ llevando a Derek (?

     

    Me mantenía firme y a paso apresurado pese al hecho de tener a uno de mis compañeros de bando sobre mi espalda e inconsciente. Sabía que tenía que llegar cuanto antes a San Mungo para poder así asegurar la salud del mortio. Mis ropas ahora se encontraban andrajosas, lo que antes era un elegante vestido negro ahora era un deshilachado pedazo de tela, sucio debido a la sangre que caía de las múltiples heridas del chico.

     

    Por fin me encontraba dentro de las instalaciones del hospital; miré hacia todos lados tratando de encontrar a alguien. Tomé el cuerpo de Derek de los brazos y lo reafirme a mi espalda para así evitar que este cayera. El peso no era problema para mí, debido a mis cualidades de vampiresa podía recibir pesadas cargas; aunque no consideraba eso del todo femenino.

     

    -uff…que viaje- susurré para mí al tiempo que me paseaba a un paso apresurado pero decente debido a los demás internados; eso de llamar la atención no fue de mi agrado.

     

    Finalmente encontré las mazmorras, donde se atendían solamente a los mortífagos. Al llegar ahí me paseé por un pasillo buscando alguien que pudiera brindarme su ayuda con el cadáver de Derek, pero lo único que encontré fue una camilla a medio camino. Con cuidado posicioné el cuerpo del fallecido sobre esta mientras esperaba que alguien viniera.

     

    -¿Alguien por aquí?- dije en tono alto para hacerme notar, aunque creo que ya se sabía de mi presencia.

  11. Continuaba mirando la copa a contra luz con cierta fascinación hasta que me percaté que el elfo ya había desaparecido. Posicioné ahora mi mirada en mi compañero quien se encontraba en un cierto transe, el cual fue interrumpido posteriormente por sus propias palabras.

     

    -Provecho…-repetí con sutileza haciendo un grácil gesto con mi cabeza. Me llevé la copa a los labios haciendo que el filo de esta rozara en los mismos antes de dar el sorbo inicial. Ingerí un poco de ese vino el cual me parecía dulzón y exquisito; y al juzgar por la expresión de mi acompañante, él pensaba lo mismo.

    Después de unos segundos de haber catado el vino, Dark se dirigió a mí preguntándome ciertos datos de mí persona.

     

    -Pues… toda mi vida he vivido en Londres ¿y tú?- dije con serenidad mientras me acomodaba de una manera más cómoda. Segundos después, una segunda pregunta fue lanzada- Cuanto tiempo…-susurré mirando de lado con una sutil frialdad al recordar mi pasado- Siempre he sido así, desde que tengo memoria-. Respondí unos segundos después retomando la compostura- ¿ y tú?-.

  12. Tras haber quedado de acuerdo con mi acompañante acerca del vino, él se limitó a pedirlo a unos pequeños elfos que pasaban por ahí sirviendo en las mesas. Tras esto, se dedicó a responder la pregunta que antes le había realizado acerca de la decoración del lugar. Pese al hecho de que trababa de controlar su emoción respecto al tema, no podía llegar a ocultarla por completo y eso se delataba en el tono de su contestación hacia mí.

     

    -Si yo también creo que han hecho un gran trabajo. Este tema invernal me agrada bastante-respondí con suavidad mirando el entorno tratando de captar cada detalle de la estancia- además creo que las auroras boreales son un lindo to…- no pude finalizar mis palabras. Sin darme cuenta, Dark había extendido una de sus manos a mi frente con afán de acomodar uno de los cabellos de mi flequillo que se había soltado del tocado. Mis azulados orbes se abrieron más de lo normal y mis mejillas se tornaron aún más rosadas. Sin duda alguna, este tipo de situaciones me ponían bastante nerviosa y no sabía cómo reaccionar a ellas; nunca había estado acostumbra al contacto ni al afecto de nadie.

     

    -emm bueno creo que… que es bastante linda la decoración- dije aclarando mi garganta mientras me acomodaba nuevamente sobre mi asiento; como si buscara una posición en la que me sintiera más “cómoda”.

     

    Segundos después uno de los elfos encargados de atendernos, ser acercó a nosotros con una charola en manos. En esta se encontraban una botella del vino del menú y dos bellas copas de cristal con bellos gravados que hacían alusión a copos de nieve cayendo. Esta criatura abrió la botella de vino para nosotros y además lleno nuestras copas con este, dejando así en nuestra mesa: las dos copas servidas y la botella ya abierta.

     

    Tomé entre mis pequeños y blanquecinos dedos la copa, con un dejo de gracia en mi postura. El color del vino me parecía fascinante, ya que se parecía bastante a aquel líquido carmesí que estaba acostumbrada a beber. Me quedé unos segundos observando la copa a contra luz de las auroras boreales; esto daba un efecto realmente hermoso. Moví con delicadeza mis dedos haciendo que la copa se moviera ligeramente y así permitiendo que el vino se asentara un poco.

  13. Sin darme cuenta, me adelanté a la mesa asignada donde ya se encontraban algunos magos y brujas desconocidos para mí. No era mentira que conocer gente nueva era algo que se me dificultaba, siempre me ponía a la defensiva ante cualquier cosa. Aunque esta noche daría todo mi esfuerzo por ser una persona amable. Segundos después Dark llegó a mi lado saludando con cortesía a todos los presentes, por lo cual yo no quise quedarme atrás.

     

    -Buenas noches a todos- dije en un tono sutil mientras tomaba asiento en una cristalina silla de hielo que mi acompañante había sacado para mí-Gracias-. Finalicé con una leve sonrisa.

     

    Acomodé mi largo vestido para evitar que este se llenara de molestos pliegues y arrugas al tiempo que me retiraba la chalina de piel dejando así mis hombros y brazos al descubierto, ya que las bajas temperaturas de la estancia no eran problema para mí.

    Sobre la mesa se encontraban pequeños papeles decorados que contenían el menú que se serviría durante la velada. Tomé uno de estos entre mis manos y comencé a leerlo. A decir verdad, ninguno de los platillos me parecía prometedor, pero aun así los nombres de estos me parecían ingeniosos y atrayentes. Supongo que después de todo acabaría pidiendo un postre o algún vino, ya que los dulces siempre me habían encantado. Dirigí mi mirada a Dark quien ahora hacía una mueca graciosa para llamar mi atención. No pude evitar sonreír con ligereza por lo que traté inútilmente de disimular esta ocultando mi rostro detrás del menú.

     

    La voz del chico llegó a mis oídos haciendo que dejara mi rostro nuevamente al descubierto, este me preguntaba si algo del menú me apetecía y por lo visto el deseaba una copa de vino.

     

    -Si el vino me parece bien- accedí mientras cerraba el menú y lo dejaba nuevamente sobre la mesa de hielo. Nuevamente, la voz de Dark resonó entre los dos. El muy amablemente hacía un comentario acerca de mi vestido- Gracias, tú también te ves muy bien-finalicé con una sonrisa al tiempo que mis mejillas se encendían en un tono rosado.

     

    -y dime… ¿Qué te parece la decoración?-dije tratando de regresar a mi anterior compostura con el fin de encontrar un nuevo tema de conversación.

  14. Sin duda alguna el invierno había llegado, especialmente a aquel blanco y mítico paraje que se extendía sobre nosotros mostrándonos una idílica vista de una helada y delicada construcción. El suave vaivén de la brisa hacía bailar a las gráciles copas de los árboles que ahora eran adornadas con pequeñas flores de Hielo. Mis azulados orbes jamás habían visto una belleza como aquella. Como agradecía en estos momentos a mis cualidades de vampiro que me hacían apreciar aún mejor esta preciosa vista.

     

    En esta ocasión me encontraba camino a la gala de Navidad en compañía de un joven chico. Sé que era raro verme acompañada de alguien, pero esta vez quise cambiar las cosas un poco; solo esperaba no salir con un comentario frío o descortés como acostumbraba y arruinar todo.

    La gran gala se celebraría en el imponente castillo de hielo y paso a paso que dábamos mi acompañante y yo, nos permitía apreciar mejor la estructura de aquella edificación; el hielo la hacía lucir suave y delicada lo que incrementaba la belleza de esta.

     

    Para esta ocasión había decidido usar un estilizado vestido rojo que se ajustaba a la perfección a mi figura femenina y considerando el clima, había optado por traer conmigo una pequeña chalina de piel negra que combinaba a la perfección con mi vestimenta y además aportaba elegancia y sofisticación al conjunto completo. Para finalizar, decidí llevar mi oscura cabellera en un sencillo tocado que dejaba al descubierto mis pálidos hombros y cuello.

     

    A medida que nos adentrábamos en el castillo la temperatura bajaba drásticamente, lo cual no era inconveniente para mí y para mi acompañante Dark. Los mínimos efectos que podían llegar a causar las bajas temperatura en mi era ese inusual y rosado rubor en mis mejillas de porcelana. La decoración del helado lugar era exquisita y muy de acuerdo con las festividades.

     

    Sin notarlo, llegamos ante el salón del trono donde las mesas ya estaban listas para recibir a todos los invitados. El salón estaba adornado con un impresionante remolino de nieve que causaba un fantástico efecto en el techo del salón del trono. Estas festividades me traían tantos recuerdos, esta era la primera vez que celebraba Navidad en mucho tiempo; ya que me dolorosa infancia me había privado de esta clase de festejos. Sin darme cuenta, mi compañero me había preguntado acerca de la ubicación de nuestra mesa.

     

    -mm no lo sé… creo que es esa- dije en un suave susurro apuntando con disimulo a la mesa de hielo que se encontraba en la esquina comenzando a dar pasa hacia ella.

  15. Erath pareció hacer caso omiso a mis rudas palabras, pero aun así no podía evitar sentirme culpable al decirlas. Caminamos unos minutos en silencio por los sombríos pasillos de la prisión, como si nuestro diálogo anterior hubiera construido una barrera invisible entre nosotras. De pronto, ese silencio se interrumpió con la tranquila voz de la pelirroja indicándome el camino, por lo que yo solo me dediqué a asentir.

     

    Unos segundos después llegamos a un celda que Erath había seleccionado y lo primero que llamó mi atención fue la espectral y oscura figura que custodiaba ese lugar. Un dementor. Era la primera vez que veía uno tan de cerca y conocía a la perfección sus efectos, por lo cual me mantuve tranquila y respetuosa ante aquella creatura.

     

    La voz de mi medía hermana resonó con ironía en esa cerrada estancia. Yo prefería guardar silencio y evitarme esa clase de saludos que no tenían sentido para mí. La celda en la que nos habíamos metido era la de Belu Snape y mi pelirroja acompañante empuñando su varita fue la primera en hacer los honores y comenzar con nuestro pequeño juego. Embrujo punzante, lo reconocí de inmediato la cara de la fenixiana comenzó a deformase acompañada de un gran dolor. En ese momento, no puedo evitar sonreír. Erath parecía estar disfrutándolo también pero esto solo estaba comenzando.

     

    Caminé con lentitud hacía la prisionera observando inexpresiva sus deformaciones y como el dolor hacía su trabajo. Saqué con suma lentitud mi varita paseándola con delicadeza sobre mis níveos dedos preguntándome que movimiento sería conveniente ahora. Después de unos segundos mis azulados orbes brillaron más de lo normal mientras que con mi arma mágica acariciaba el “rostro” de Belu.

     

    -Furnunculus…-susurré en el tono más dulce y macabro posible al tiempo que de mi varita se liberaba un rayo en dirección al rostro de la prisionera. Uno segundos después el deformado rostro de Belu comenzó a llenarse de ampollas y forúnculos que causarían más dolor aun y que no dejarían de crecer a menos que la magia misma interviniera.

     

    Retrocedí unos pasos para observar pensativa los efectos de mi reciente hechizo, no sabía si seguir o dejar “reposar” mi reciente hechizo. Lo único que sabía con claridad era que deseaba ir lento sin saltarme nada.

  16. Sin dudarlo tomé su mano. Las potentes ráfagas de viento no tardaron en envolvernos al igual que esa sensación de vacío en el estómago. Por suerte, solo fue cuestión de segundos para que nuestros pies tocaran el suelo nuevamente. Esta vez y por fortuna mis mareos habían sido nulos.

     

    Giré mí enmascarado rostro en dirección a Erath, quien su identidad también estaba resguardada pero su olor era inconfundible como sus rizos color fuego que caían libremente por su espalda. Escuché la voz de mi media hermana dándome una sutil bienvenida a lo que sería mi primer trabajo como mortífaga oficial.

    Clic-clac, era lo único que sonaba en esos sombríos pasillos gracias a los tacones de ambas mientras buscábamos un juguete con quien pasar un buen rato. El sonido fue interrumpido de pronto por la voz de Erath quien me daba las opciones de lo que podía hacer en ese lugar.

     

    -¿Acaso crees que quiero hacer guardia?- dije instintivamente mirando sus exóticos ojos. De nuevo lo había hecho, poniendo la rudeza y frialdad de frente ante todo y con alguien que no lo merecía. Como siempre.

  17. Buenas noches/días -w-

     

    Me paso por aquí por que estoy interesada en unirme a este escuadrón:3 si es posible claro. No se si necesito hacer algo previamente o llenar algún tipo de inscripción para entrar, pero de ser así estoy dispuesta. Prometo ser lo mas activa posible, no tengo ningún tipo de problema de conexión y cosas por el estilo. Espero que nos pongamos en contacto pronto

     

     

    Saludos :3

  18. No cabía duda de que la situación en la que nos encontrábamos era demasiado incomoda; no solo por el resiente beso entre la mortífaga y el licántropo, sino también por el comportamiento de mi media hermana Erath. Aún me sorprendía la existente relación entre mis padres adoptivos y aun que trate de ocultarlo inútilmente ellos lo notaron. Giré mi rostro hacía la mesa de bebidas pretendiendo buscar algo, lo cual era incoherente ya que yo no tomaba.

     

    Por otro lado, Erath pareció superar bastante bien la reciente noticia dando al aire un sarcástico comentario que fue ignorado. Tras esto, Andrés propuso continuar la celebración en su castillo con el motivo de que logrará familiarizarme más con mi nuevo hogar. Mi pelirroja media hermana no tardó en responder a la reciente propuesta con un notable desagrado, pero por otro lado Mónica intervino. Ella se acercó a Andrés susurrándole palabras que traté de no escuchar, pero después de todo decidimos ir al Castillo Haughton.

     

    Yo me mantenía totalmente callada, solo asintiendo si era necesario, temía que alguno de mis comentarios empeorara la situación. No quería tomar ningún partido. Avancé hacia la entrada del gran salón con mi bolso en mano esperando que mis acompañantes llegar hasta mí. Ya que no podía aparecer en ningún sitio aun, decidí aferrarme respetuosamente al brazo de Mónica .

  19. Continuaba conversando amenamente con mi padre adoptivo y eso me daba oportunidad de conocerlo un poco más. El había respondido que nunca llegó a añorar su estancia en la academia, lo cual entendía perfectamente y era un punto en común entre nosotros. Por otro lado mi contestación a su segunda pregunta no era lo que él esperaba; quizá no fui lo suficientemente clara, pero solo quería que entendiera que no había razón alguna por la cual su naturaleza habría de molestarme. Antes de que pudiera concretar mis últimas palabras, Mónica llego y me vi obligada a compartir un cordial diálogo con ella.

     

    Segundos después Erath regresó del tocador de damas con una actitud algo sarcástica e irónica hacia la matriarca Haughton. Debo admitir que su comportamiento me había causado una leve impresión que pude retener con éxito; pese al hecho de que yo no era lo que se dice “afectiva” mis modales eran intachables. La mortífaga respondió con severidad a los comentarios de la pelirroja, pero aún así mantuvo el recato en todo momento. Tras esto, la misma nos preguntó si deseábamos continuar la celebración en el castillo Haughton.

     

    -A mi me parece bien si eso los hace sentir más cómodos- repuse con naturalidad mirando a todos los presentes esperando sus opiniones al respecto.

     

    De pronto, algo que no me esperaba sucedió. Andrés se había acercado a Mónica más de lo normal propiciándole un beso sutil en sus labios. No pude esconderlo, mis azulados orbes se abrieron más de lo normal tras presenciar esa escena. ¿Acaso ellos tenían algo? Bueno, eso era más que obvio pero… ¿por qué ocultarlo de nosotras? Tratando de recuperar la compostura los mire a ambos buscando respuestas.

  20. Tras la partida de la pelirroja, me acerqué con algo de timidez a mi padre adoptivo Andrés, que por más que tratara de serenarse aun parecía algo molesto o afectado por los comentarios de la Haughton. No sabía cómo reaccionar a este tipo de situaciones, mejor dicho, no sabía cómo reaccionara a la mayoría de las situaciones, pero aun así traté con esfuerzo ser un poco más cálida. El Greyback me había asegurado que todo estaba bien, que de cierta forma ya estaba “acostumbrado”

     

    Tras unos incómodos segundo de silencio -en los cuales no se me ocurría que decir- Andrés intervino preguntándome si extrañaría la academia. Que pregunta tan elocuente, algo que nunca me había planteado. Me tome unos segundos pensando mientras torcía mis rosados labios en una mueca.

     

    -A decir verdad, no… no creo extrañar la academia-respondí mirándolo ahora con mis azulados orbes. Las razones de aquella conclusión aun no las tenía del todo, pero aun así sabía que no sentiría añoranza alguna. Unos instantes después, mi padre adoptivo volvió a preguntarme algo más, pero esta pregunta era diferente lo cual me hizo sonreír con sutileza.

     

    -¿Por qué habría de incomodarme?-le dije al Greyback con naturalidad y la sonrisa aun tatuada sobre mis labios.

     

    En ese instante una voz femenina se escuchó detrás de mío, la reconocí de inmediato, se trataba de mi madre adoptiva Mónica. Giré mi cuerpo sobre mis talones y ahí estaba ella, tan hermosa como siempre, pero ahora lucía un vestido color verde esmeralda que resaltaba sus rojizos cabellos. La Haughton me saludó con un beso en la mejilla al tiempo que me felicitaba. Sabía que al igual que yo, ella no era del todo afectuosa; pero no podía culparla, al contrario, la entendía perfectamente.

     

    -Muchas gracias por venir Mónica-repuse con cortesía y ya que ella se había esforzado por tener un gesto afectivo conmigo, yo también tendría uno hacía ella. Le sonreí con serenidad al tiempo que posaba grácilmente una de mis manos sobre su hombro solo un segundo. << Espero haberlo hecho bien…>> pensé mientras miraba aun a la mortífaga con la misma naturalidad.

     

     

     

  21. Personas seguían llegando al evento para ver a los graduados y felicitarlos, pero yo por mi parte ya me encontraba con algunos de mis familiares más cercanos saludándolos y agradeciéndoles su presencia. Andrés, mi padre adoptivo había contestado a mis palabras con amabilidad y cariño a lo que yo le respondí con una suave sonrisa. Era agradable saber que alguien se preocupaba por mí; agradable y nuevo en cierta forma.

     

    Erath la recién llegada había tenido el gesto de traerme hermosa joyería como presente, lo cual me dejaba sin palabras. Por otro lado, la pelirroja no parecía estar muy contenta por la presencia de mi padre en la ceremonia, lo cual me ponía un tanto nerviosa ya que ambos individuos parecían tener un sereno dialogo de indirectas.

     

    -Has escogido bien Erath- dije tratando de distraerla un momento, pero no me funcionó del todo ella seguía enfocada en el Greyback respondiendo a su comentario con algo más subido de nivel.

     

    No quería que hubiera ninguna clase de espectáculo en la ceremonia y mucho menos quería que perdieran el recato e hicieran algo de lo que podían arrepentirse después. Coloqué mi mano en el hombro de Erath tratando de darle entender que quería que se detuviera, pero antes de que pudiera decirle algo esta me respondió que iría la tocador de damas.

     

    -Adelante- Dije serenamente mientras veía como la pelirroja se alejaba por el salón.

     

    Por otro lado estaba Andrés, quien se había alejado a la mesa de bebidas. No sabía si ir con él o dejarlo solo, no quería incomodarle. Suspire hondamente y caminé con decisión hasta el teniendo como objetivo ser lo menos desagradable posible.

     

    -Me disculpo por su comportamiento- dije sin mirarlo mientras que con mis dedos jugueteaba un poco con la tela de mi vestido.

  22. Regrese a mi lugar con mi diploma en mano y mi brillante prendedor esmeralda sobre mi vestido. Una parte de mi aún no podía creer que ya me estaba graduando; después de todo ya me estaba acostumbrando a las locuras de la Academia. Mientras caminaba desvié mi mirada hacia la puerta al momento en el que Coco, mi compañero, hacia su entrada triunfal saludando a los demás graduados a lo que le respondí con un suave gesto con mi mano.

     

    Me reuní con Etoile nuevamente en la mesa repleta de dulces; ya no podía esperar para probarlos. De pronto algo me distrajo; giré mi rostro sobre mi hombro y sorpresivamente encontré a Kya, una de mis profesoras, hablando con mi media hermana. Tras haber felicitado a la Rubia, la recién llegada se dirigió a mí con el mismo fin y disculpándose por no haber traído ningún presente mientras me brindaba un sutil abrazo; abrazo que correspondí con la misma delicadeza. Era extraño mantener contacto a si con alguien que había sido mi profesora; ya que desde la primera vez que vi a la imponente chica me acostumbré a verla como mi superior.

     

    -Muchas gracias Kya- Respondí con una amable sonrisa en mi rostro tatuada en mi rostro- vamos… los presentes son lo de menos-.

     

    Tras haber charlado brevemente con Kya desvié mi rostro nuevamente hacía la mesa repleta de postres y Golosinas. Sonreí al tiempo que estiraba mi pequeño dedo hacia un pastelillo con una cubierta color rosa pastel y lo llene de esta para después llevármelo a la boca. En ese instante me percaté de unos flashes fotográficos, pero al tratar de encontrar la procedencia de estos con mi mirada, no encontré a nadie.

     

    De pronto una masculina voz se me hizo familiar; y al girar sobre mis tobillos me encontré con Andrés, mi padre adoptivo; quien ahora me recibía con un suave abrazo y un beso en mi frente. Aun no estaba del todo acostumbrada al contacto afectivo, pero aun así quise intentar correspondiendo aquel gesto con una sonrisa cálida y sincera.

     

    -Gracias por venir-repuse aun con la misma expresión sobre mi rostro de porcelana, pero de un momento a otro mis azulados orbes se abrieron más de lo normal al terminar de escuchar las palabras del Greyback-¿Un regalo? ¿Para mí?- Finalicé tratando de ocultar inútilmente mi sorpresa al tiempo que mis mejillas se encendían en un tono rosado y débil.

     

    Antes de que pudiera decir algo más, un nuevo invitado se acerco a nosotros; mi media hermana Erath. Al verla aquí mi sorpresa aumentó; sentía algo extraño en el pecho que aun no podía definir del todo, pero si algo estaba seguro era que realmente me alegraba contar con la presencia de aquellas personas que indudablemente se habían ganado mi aprecio- aunque me costara aceptarlo-. La pelirroja me saludó con un sutil beso y abrazo al mismo tiempo que felicitaba por mi logro.

     

    -Gracias Erath, de verdad agradezco tu presencia- respondí con ese serenidad que tanto me caracterizaba.

    Una parte de mi estaba sorprendida de que Erath había decidió asistir a mi graduación después de los pequeños encuentros que habíamos tenido en el pasado. La Haughton sacó de su bolso una cajita color azul rey y la extendió hacía mi.

     

    -¿es enserio?- dije mirando a la chica con mis ojos bien abiertos mientras recibía la cajilla entre mis blanquecinas manos. Al abrirla me encontré con un hermoso collar con unos zafiros incrustados y un anillo decorado con una rosa color verde menta- No sé qué decir… Mucha gracias, son bellísimos - Finalicé aun con mi mismo tono mientras mi mejillas se sonrojaban nuevamente.

     

    <<vaya… cuanto cariño me rodea hoy>> pensé aun me costaba creer que todos habían tenido el gesto de venir a verme y mucho menos de hacerme un presente; nunca nadie me había regalado algo , no por cariño al menos.

  23. Cerré mi espejo de mano de golpe en un hondo suspiro. No podía creer que este día ya había llegado, pareciera que fue solo ayer cuando empecé con la academia, pero hoy cerraría este ciclo.

     

    Caminé con soltura por los anchos pasillos de la Academia mientras repasaba en mi mente todos los momentos memorables que había pasado en este lugar. El conjunto que llevaba puesto para la ocasión había sido un regalo por parte de mi madre y este estaba conformado por un largo y sencillo vestidocolor salmón que se movía al compás de mis pasos. Esta prenda estaba decorada por un delgado cinturón negro y acompañado por unas zapatillas de tacón del mismo color. Era extraño para mí verme arreglada de esta forma, ya que mi larga cabellera, que siempre dejaba caer por mis hombros, ahora se encontraba atada en un elegante peinado.

     

    Sin darme cuenta y aun estando sumida en mis pensamientos, llegué hasta las puertas del gran salón donde yacía mi hermana Etoile. La rubia vestía un largo vestido de color neutro que se amoldaba perfectamente a su complexión y que resaltaba su belleza natural. Hice un pequeño ademán con mi mano para saludar a mi hermana al tiempo que entrabamos juntas al recinto.

     

    El gran salón lucia absolutamente hermoso esa noche; como halloween estaba a la vuelta de la esquina, todas las decoraciones de la estancia hacían alusión a aquella celebración. Las antorchas de las paredes y el cielo nocturno lleno de murciélagos, le daban al salón ese toque lúgubre que siempre me había gustado. Caminaba hacía una de las mesas vacías en compañía de Etoile, pero de pronto, mis azulados orbes se abrieron más de lo normal con un brillo especial al notar que las mesas estaban decoradas con centenares de dulces y apetitosos postres. En ese instante no pude evitar de una manera algo infantil, si algo realmente me gustaba en esta vida eran las golosinas.

     

    Después de tomar asiento, la ceremonia dio comienzo. Etolie tenía un semblante preocupado lo cual comprobé después de que ella me confesara en susurros lo nerviosa que se sentía.

     

    -Todo va a salir bien- dije en un murmuro sonriéndole con un sutileza para inspirarle confianza, pero debo admitir que me sentía ansiosa en mis adentros.

     

    Minutos después los profesores presentes dieron una breve introducción a la ceremonia dando noticias del agrado de todos para después entregar los diplomas a los graduados. La rubia fue la primera en ponerse de pie y caminar hacia la mesa de los educadores donde recibió su diploma acompañado de un prendedor que ahora lucía un color verde intenso.

    Mi turno había llegado y suspirando hondamente me puse de pie caminando a paso decidido.

     

    -Gracias- dije al llegar a la mesa del profesorado estrechando la mano del hombre que me entregó un broche que al ponérmelo cambió su color a verde. Sonreí sinceramente al tiempo que saludaba a las demás profesoras que no tenía el placer de conocer y que además me habían entregado mi diploma.

     

    Una parte de mi no podía creer que esto había terminado, pero la otra ya ansiaba con ganas que este momento llegara.

  24. Le había entregado a Erath la cajilla celeste y ella la recibió con una expresión confusa en su rostro al mismo tiempo que justificaba mi comportamiento de la noche anterior. Sentí como la temperatura de mi cuerpo subió de pies a cabeza cuando la pelirroja abría la caja, pero segundos después, su rostro la delató por completo. Al parecer mi presente había sido de su agrado y eso me tranquilizaba solo un poco. Escuché las palabras de agradecimiento de mi hermana, sus sentimientos en esos instantes eran tan puros e sinceros que no sabía cómo maneja la situación.

     

    -No es para tanto… es solo un collar-dije cruzando mis brazos tratando de ocultar inútilmente mi sonrojo con un gesto arrogante.

     

    Erath pidió a su compañero Anastacius que le colocara la joya en el cuello. Cuando vi la manera tan hermosa que ese collar le sentaba a la Haughton, supe que había hecho una buena elección. Anastacius parecía estar fascinado con mi hermana, desde que lo conocí tenía esa expresión ante ella y esa mirada especial; el punto era que el chico nos ofrecía ir a celebrar a un bar la graduación de Erath. Titubeé un instante al escucharlo, no quería incomodarlos ni hacerles el mal tercio y mucho menos arruinar la velada como ocurrió la vez pasada.

  25. De repente, todo se esfumó. Esa realidad alterna donde los mortífagos y los odefos peleaban a muerte por culpa de una familia de muggles se había ido.

     

    Me sobresalté levemente al sentir mi asiento debajo de mí nuevamente. Abrí mis azulados orbes de golpe debido a la sorpresa de tan repentino cambio mientras un leve mareo llegaba a mí. Por un lado no podía creer que todo había sido una “fantasía” ya que todo fue muy real y vívido. Me acomodé en mi silla regresando a mi compostura anterior y ordené con ligereza mi lacia cabellera oscura.

     

    Felicity se había apoderado de la habitación con sus palabras mientras caminaba grácilmente, pero de súbito, la bruja clavó su varita en el suelo de la sala oval causando una gran conmoción. Sentí como todas las paredes empezaban a vibrar soltando un ligero polvo blanco que provenía del los materiales por cuales estas estaban conformadas. Por un momento llegué a creer que toda la sala caería hecha pedazos sepultándonos a todos, pero cuando este fenómeno paro mi idea también lo hizo.

     

    Me percaté de que la sala fue dividida en tres secciones: Los aspirantes a odefos, los neutrales y por último los aspirantes a mortífago, sección en la que yo me encontraba. El rostro de perplejidad de los alumnos incrementó notablemente cuando de las grietas que nos separaban comenzó a emanar un potente fuego azul y el causante de todo esto había sido el fénix de Felicity. Las llamas incandescentes atraían mi atención tanto que me provocaba meter mi mano en ellas.

     

    Al girar mi rostro pude percibir que frente a mí se alzaba una construcción de color blanco y que debo admitir que tenia cierto encanto. Nuevamente, Felicity tomó la palabra explicándonos que aquella edificación era la fortaleza Odefa; tras esto también explico todo debido a los rangos y esas cosas. Como mi interese estaba en el bando contrario solo preste atención a la estructura del palacete Fenixiano.

     

    Patrick interrumpió a los anonadados estudiantes imitando un gesto parecido al de Felicity haciendo así aparecer una nueva edificación, la fortaleza mortígafa. Este nuevo y magnánimo edificio relucía entre las exóticas llamas que alumbraban los rostros de todos los impresionados presentes. Me sentía más atraída a ese baluarte ya que era más de mi estilo. Al igual que Felicity, Patrick tomo la palabra dando una breve introducción sobre el nuevo lugar y el bando que resguardaba.

     

    -Entonces… ¿Cómo subes de nivel específicamente y como lo sabes?- Pregunté con amabilidad y educación aun observando el nuevo paisaje que el mortio nos presentaba.

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.