Kvothe

-¿Cómo era esa frase muggle?

-¿No es acaso la que utilizas todos los días?

-Oye genio, yo uso muchas frases de pretexto cada día de mi vida

-¿Porqué mejor no apresuras el paso en vez de pensar en frases con las que puedas justificar tu inpuntualidad?

Me quedé callado; esta vez Gómez tenía razón. Busqué de entre mis bolsillos mi reloj pero !oh sorpresa! había olvidado que mi característico disfraz de chapulín colorado (no había tenido tiempo para conseguirme otro) no disponía para mi ningún compartimento entre las prendas. Sin cartera, sin reloj, sin nada más que mi alma y mi chipote chillón en mano; tan solo esperaba que nadie me preguntara donde había guardado mi varita.

-¿Y el regalo para Ania?

Quise darme de topes contra el muro de piedra a mi lado; ya había entrado a los terrenos de la academia de magia.

-Tengo que devolverme...

-Ahora si que "no contaban con tu astucia"

Corrí hacia casa, como cuando aquélla ocasión en la que me habían descubierto comiendo de aquélla "sagradísima" tarta tipo fondant que Lord Maverix había mandado hacer y traer desde Noruega, para la celebración del duodécimo aniversario en el que su cabellera había dejado de caer gracias a la intervención de la bruja del pueblo, y su maravillosa poción. La tarta estaba destinada para ella, quien de no recibirla como cada año, dejaría de fabricar dicho brebaje para el vanidoso Maverix. Y ya hacía un mes que había recibido la noticia de que el susodicho noble apenas le quedaban tres pelos en su calva cabeza rosada.

Después de hora y media me vi de nuevo en la academia, con la cajita de regalo de mi hermana en la mano. Si Ania no me perdonaría jamás faltar a su graduación, cuanto más llegar sin presente para ella; la creía hasta capaz de excomulgarme!! Si no quisiera tanto a esa chaparra...

Asomé la cabeza por encima de la multitud de gente que había allí acumulada (mi cabeza y mis antenitas) buscando a la brujita para la que siempre estaría primero antes de nadie más. A final de cuentas me daba gusto estar allí para felicitarla por tan notable logro (uno que ni siquiera yo había comenzado) y no quería que me tomara como un desconsiderado cuando estaba tan orgulloso.

-Mira, ceguetas, está por allá

Era difícil saber que dirección me apuntaba Gómez, siendo poco más que una voz en mi cabeza, pero regularmente siempre mirábamos en una misma dirección. Pude ver a Ania a lo lejos, y pronto me escabullí de entre la gente para llegar hasta ella. Le tapé los ojos con la mano, llegando por detrás, confiado en que la sorprendería.

-Adivina quien soy... chaparra... (?)

Kvothe Weasley Gryffindor

Los grupos comenzaron a movilizarse, al cabo de unos segundos ya nadie se encontraba en el claro de la cueva, aunque yo de cueva no le encontraba mucho. No era muy diferente al bosque, y aunque el sol ya no rayaba en lo alto, había suficiente luz para iluminarlo todo y tener una perfecta visión conforme nos adentrábamos en él; era como un bosque en dos diferentes planos, y si por el que habíamos llegado tenía todas las virtudes de cualquier bosque inglés, al que habíamos entrado podría decir que se hallaba en un estado más puro. Era simplemente increíble.

Hubo tiempo para que la chica libélula me presentara a los demás integrantes del grupo, que resultaron ser familiares suyos. Desde sus abuelos, a los que no les quedaba el papel por lo jóvenes que se veían, hasta sus tíos Finnick y Vladimir, que sin lugar a dudas tendrían mas o menos mi edad. Pero en el mundo de la magia no todo era como se veía, cosa que me hizo acordar de mi madre, a quien era posible que pronto me viera mas viejo que ella por causa de su eterna y lupina juventud.

— Que agradable campiña familiar — comenté, a voz de todos cuando terminó Bodrik de presentarme a cada uno, tras lo cual comenzamos la marcha hacia el norte.

Por razones que no eran de mi incumbencia los abuelos de la chica libélula se colocaron detrás de la comitiva que mi nueva amiga lideraría desde ese momento. Cosa interesante, que hubiesen otros dos varones de la familia Lockhart en el grupo y su cabeza confiara más en ella. Quizás era irrelevante pero aquéllo no se me escapaba, y me hablaba mejor de las cualidades de Bodrik que bien aún no conocía.

— Realmente no soy estudiante de la academia — respondí a la chica, explorando con la mirada mas allá de unos verdosos arbustos en los que había percibido un poco de movimiento. Quizás alguna libre, o un cervatillo — pero tengo familiares a quienes les interesa bastante mi formación mágica en este lugar, y por ello me invitan a este tipo de... actividades — no alcancé a divisar nada, solo una extraña ventisca que agitó las copas de los árboles por unos segundos — creo que no están lejos de lograr que me inscriba en ella — agregué, pensando en que si las cosas eran tan interesantes como la expedición en la que nos encontrábamos, pronto aceptaría — pero y tú, estudias allí?

Una nueva brisa comenzó a sentirse, esta vez no estaba en la copa de los árboles que nos rodeaba, sino por los arbustos y venía en una sola dirección. Al mirar, una bola de luz se acercaba hasta nosotros, tomando poco a poco la forma de un animal.

— ¿Es eso un patronus?

Kvothe Weasley

Mis cejas se arquearon ante la despreocupada respuesta de la chica, creando una sonrisa en mis labios un segundo mas tarde al percatarme, con gran alivio, de que no era el único distraído por allí. Entorné la mirada hacia el lugar donde había visto a los centauros, pero ellos ya no estaban allí, entonces me percaté de que todos se habían puesto su capa blanca, de manera que me dispuse a sacar la mía mientras la misma joven me invitaba a pertenecer a su grupo.

— Pues no tengo objeción para pertenecer a tu equipo, pero será mejor que nos apeguemos a uno que ya esté casi conformado; de otra manera terminaremos mas perdidos que lo que estaremos buscando — comenté, mientras abrochaba mi capa alrededor de mi cuello y la extendía bien.

No había pasado un minuto cuando ya se nos había asignado a un guía y a otros compañeros de búsqueda. Me sentí casi afortunado por no haber tenido dificultades para unirme a un grupo a pesar de no hallarme entre ningún rostro conocido. Para no apartarme y perder detalles me quedé cerca de la chica, que al parecer conocía a la gran mayoría y no mostraba ninguna señal de que yo le molestara. Era agradable, como pude apreciar desde el primer instante.

Mientras se organizaban, hice una apreciación rápida de todos en el grupo con el que me tocaría buscar (según pude informarme por lo que llegué a escuchar entre comentarios) a la Náyade extraviada. Traté de evocar a todos los conocimientos que tenía sobre las ninfas y todo en cuanto hubiese escuchado de ellas, pareciéndome lo más oportuno puesto que realmente deseaba ser de ayuda. En ese momento pude notar como el joven que hablaba con la "chica libélula", se dirigía a mi.

— Si, gracias, realmente quiero ser de ayuda. Además esto suena a aventura segura — le respondí, tras lo cual se presentó, revelándome su nombre y estirando el brazo hacia mi. Por supuesto, correspondí y le estreché mi mano — Soy Kvothe, pero prefiero me digan Kote, es mejor para todos — agregué, dado que siempre tenía problemas para que los demás pronunciaran bien mi nombre. Nos soltamos las manos y miré entonces a la chica — Lo mismo para ti, Bodrik... ese es tu nombre, no es así?

Las primeras indicaciones fueron dadas, y nuestro grupo fue asignado a la zona norte.

— ¿No es extraño que una ninfa se pierda precisamente este día? — arrojé la pregunta sin más, aunque quizás ya muchos la hubiesen formulado.

Kvothe Weasley

Me quedé mirando el prendedor antes de tomarlo. En las indicaciones se especificaba su uso para el traslado hacia el lugar en que se llevaría a cabo aquélla "reunión", no sabría llamarlo de otra manera y la verdad era que poco sabía de todo aquéllo. La simple palabra "Danzas" me hacía reconsiderar la oferta, pero había aceptado asistir como promesa a mi madre que de una u otra forma trataba de animarme a que me iniciara en las clases de la academia. Por supuesto, lo haría, pero no lo consideraba aún el tiempo.

Levanté la mirada hacia el reloj, fijándome en la pequeña aguja del segundero que poco a poco daba la vuelta completa y se acercaba a la hora señalada —Bien, es ahora o nunca.

Viajar por medio de trasladores siempre resultaba toda una experiencia. Cuando joven, si no terminaba tumbado en el suelo lo hacía devolviendo el estómago sobre los zapatos de alguien; la falta de experiencia me hizo esta vez trastabillar un poco, haciendo que casi llenara mi calzado con lodo, pero al ver el río que corría por aquél lugar, y el calor que arrastraba el aire consigo, me hizo desear haber caído en la fresca corriente.

Lo más que pude hacer fue acercarme y ponerme en cuclillas para levantar un poco de agua en mis manos y beber un poco antes de refrescar mi rostro. Repitiendo la acción para humedecer un poco mis rojizos cabellos, tratando de aplacarlo con mis dedos.

Me figuraba que la reunión comprendería algunas actividades en el bosque que bordeaba el río por ambos lados, y por lo mismo habían sido específicos en los atuendos que habríamos de utilizar. Haciendo caso a tales requerimientos mi vestimenta comprendía unos pantalones grises de cómoda tela que le permitía flexibilidad a mis piernas y una playera a manga larga color azul celeste, con el cuello abierto y unido por una cinta del mismo color. Unas botas deportivas que me ayudarían en cualquier tipo de terreno y, por supuesto, una capa blanca guardada en el pequeño morral que cargaba, de forma cruzada por mi torso, donde mi varita también se encontraba.

Por supuesto, yo no conocía a nadie allí. No era estudiante aún, y estaba de regreso por el pueblo después de muchos años de viajes con la Troupé. Ningún rostro me era familiar, y mientras avanzábamos a lo que parecía el nacimiento del río (pues caminábamos con él como guía) iba preguntándome qué sería de aquéllos infantes con los que había compartido tantos juegos cuando niño, y de los que me había separado por mis necias ideas. ¿Habría de encontrármelos algún día?

Suponía que muchos de ellos, que provenían de familias con el don de la magia, habrían ya de ocupar importantes puestos en la comunidad mágica. ¿Serían felices?... ¿Pensarían con nostalgia en aquéllos tiempos cuando todo se reducía a la oportunidad de jugar?... ¿Qué era lo que acababa de decir la guía del grupo? Mis ojos se detuvieron en el lugar al que habíamos llegado ¿A qué hora habían aparecido aquéllos centauros? Parecía que había dejado la hora de dejar de soñar y enfocarme en lo que me rodeaba.

— Perdón, estoy un poco confundido — me había acercado a la chica que se hallaba más próxima a mi. Me pareció curiosa su blusa que lucía una libélula estampada — ¿Qué es lo que debemos buscar? — Todos ya habían comenzado a formar grupos.

Familia Gryffindor :3 vengo a pedirles asilo en su familia y en su castillo para poder ser uno de ustedes. Ya vengo apalabrado con Kytta, quien me ha ofrecido ser mi madre adoptiva por facebook xDDDD acá lo haremos oficial.

• Nick: Kvothe (me pueden llamar Kote, es mejor)

• Ficha Personal: en fabricación

• Bóveda Personal: sin ella aún

• Parentesco: hijo adoptivo de KyttalackPerduts

Como otros datos, pertenezco a la familia Weasley, y allá ya me corretean con el tema de mi ficha de personaje y bóveda, por lo que prometo traer esos datos pronto para que todo esté completo, y así me sirve que agrego a ustedes de una vez a ella.

Espero conocerles pronto a todos