RoryKimi

Una docena de medias lunas, afiladas y cortantes, se acababan de estrellar en el cuerpo de Víktor, infringiendole bastante daño. Al ver que la sangre corría por su torso, le dedicó una malvada sonrisa a su contrincante, el cual se arrepentiría de haber conseguido hacer derramar sangre del sueco. Aguantando el dolor ferozmente, apuntó hacia una pequeña ramita que sobresalía de un árbol cercano a su rival.

- Morphos - susurró entre pequeños gruñidos a causa del dolor. Al instante, la rama se convirtió en una víbora venenosa, que se avalanzó sobre Kritzai desde el aire. La serpiente tenía la misión de inyectarle su veneno letal en el cuello de su nieto, para después intentar estrangularlo en la misma zona. En un instante la víbora ya había descargado todo su veneno y empezaba a estrangular a Kritzai, aunque la víbora no tubiera la fuerza suficiente para estrangularle completamente, supondría una pequeña molestia para él. Si no conseguía un antídoto, moriría en breves momentos.

La nieve se empezaba a teñir de rojo con su sangre, así que el sueco se apresuró a tratar sus heridas. Apretando sus dientes violentamente para calmarse, empezó a sacar, una por una todos los proyectiles que se alojaban en su torso. Decidió hacerlo lo más rapido posible, para que el dolor no se prolongara demasiado y no perder mucha sangre. Cuando ya se había quitado todas las medias lunas, se quitó su ropa superior y se dispuso a conjurar el hechizo sanador. << Episkey >> tan solo tubo que repetir una vez la palabra en su mente para que todas sus heridas se hubieran cicatrizado satisfactoriamente. El duelo se estaba alargando demasiado, y pronto podría acabar con su propio nieto.

Kritzai se había defendido con el mismo hechizo que había usado Víktor para atacarle, como resultado una gran llamarada ondeó por el cielo por unos intantes, muestra del choque entre ambos conjuros. Sin un segundo para respirar, Kritzai se dispuso a ejecutar su contraataque. Negando levemente con la cabeza, suspiro y apuntó de nuevo hacía su pecho - Sectumsempra - dijo aclamando.

Al momento, un rayo de color verde salió de su varita hacia el pecho de su rival, el hechizo le provocaría un dolor fulvurante además de heridas que podían a ser mortales si no se trataban como es debido, el cual por su parte había lanzado otro hechizo. Los rayos silvaron por el aire antes de llegar a su objetivo, pero no tardaron mucho en impactar. Primero fue el hechizo de Víktor el que alcanzó a Kritzai en el pecho, una pequeña sonrisa se dibujó en su cara. No es que le gustase el dolor ajeno, pero tenía sus motivos.

De todas formas, la alegría no le duró mucho, pues acababa impactarle el Absorvere de Kritzai. Unos pequeños crujidos provenientes de su mano izquierda y un profundo dolor en esta fueron lo primero que sintió tras el hechizo. Apretó los dientes con fuerza, era algo que le servía para aliviarse psicológicamente. A duras penas, cogió su varita con la mano derecha, y como pudo la usó << Episkey >> repetía reiteradas veces en su interior, apuntando hacia su muñeca. A los pocos segundos empezó a notar como el dolor, paulativamente, iba desapareciendo. Empezó a sentir una sensación indescriptible en la muñeca, señal quizás de que sus huesos se habían regenerado.

Con confianza, empezó a ejercitar la muñeca y la mano agitándola y rotándola para asegurarse de que todo había salido bien. Se volvió a incorporar sobre la blanda nieve y con la varita de nuevo en la mano izquierda, se preparó para el posible contraataque de su rival.

Una voz femenina, casi con total seguridad la de Ethiane, le invitó a abrir la puerta y meterse en la oficina. Las únicas personas que se hallaban en aquel instante en la oficina eran él, ethiane y otras tres personas a las cuales no conocía de nada, pero que serían sus compañeros de trabajo durante un tiempo, quizás mucho. Unos minutos después de que Víktor hubiese tomado asiento, la puerta volvió a ser golpeada. El joven que se hallaba tras la puerta, cuyo nombre era Otto, se sentó junto a los demás. El sueco no sabía como se trabajaba en aquellos lugares, así que no sabía que esperar.

Pillándolo desprevenido, Ethiane cogió un puñal de plata y les hizo hacer el juramento de fidelidad. Un pequeño corte en el pecho era lo único que le hicieron, el cual al segundo había cicatrizado completamente, dejando tras de sí una pequeña marca. Tras hacer el juramento, se tocó con curiosidad la marca para ver si notaba algo, un dolor, una escocedura, pero no sintió nada...

- Ninguna información relacionada con este sitio saldrá de aquí, se lo aseguro a todos los presentes - tras esto se volvió a sentar en su asiento. Ethiane empezó a leer un pergamino. Después de leerlo por encima, habló a todos los que estaban en la sala, buscando a los "valientes" que llevaran a cabo la tarea. Aunque no sabía si avalanzarse sobre su primera misión o no, Víktor alzó la mano con seguridad - Yo mismo me ofrezco voluntario -

Como cualquier otra día desde hacía semanas, Víktor se hallaba investigando a fondo el libro de su anterior familia al cual no le había dedicado mucha atención, en él se explicaban conceptos básicos sobre el mundo mágico. Era un libro que le encantaba leer, pero aquel día no podría completar su lectura. Una lechuza se hallaba posada al otro lado de la ventana, picoteando levemente el cristal. Su pico guardaba una especie de carta, así que no dudó en abrir la ventana y cogerla del pico del ave. Tardó un par de segundos en leer la carta y entender que tendría que ir ahora mismo hacia la academia.

Deambuló un poco por los pasillos del castillo Huaghton, hasta encontrar a Secajo, el elfo personal de su prometida, limpiando las ventanas de la entrada principal. Solía recurrir a él cuando necesitaba una aparición a cualquier lugar. Tan solo le hacía perder dos o tres segundos, y él siempre le solía recompensar a espaldas de su prometida.

- Secajo, llévame a los Jardines Sumaes, ¿podrías hacerlo? Son solo tres segundos, después puedes volver - resoplando, el elfo se acercó al pelirrubio, dispuesto a llevarlo a su destino. Al instante, se hallaba en las proximidades de los jardines. Todo estaba completamente a oscuras, pero por suerte el pelirrubio sabía moverse en la oscuridad, cual cazador en busca de su presa. Tras comprobar que todo estaba en su sitio, se acercó lentamente hacia el grupo que se congregaba a unos pocos metros. Tan solo reconocía un par de los rostros, el de Kritzai, el cual había llegado hace poco y la directora del departamento donde trabajaba, la mismísima hija del ministro. Había otras dos personas, pero no las conocía. Escuchó las presentaciones, tras lo cual dió un paso al frente para presentarse.

- Buenas noches, mi nombre es Víktor Huaghton, el apellido lo adopté de mi prometida Anne K. Huaghton. Tengo dieciocho años, trabajo en el ministerio como aprendiz en el Departamento de Misterios. Mi objetivo es llegar a ser Director en el Departamento de Misterios, y bueno, si la suerte sonríe en mi favor llegar a ocupar un puesto de relevancia en San Mungo. Nací en Suecia y hace unos años me vine aquí con mi madre, y al poco tiempo ella murió. Y bueno... ahora me encuentro aquí - Tras terminar con la presentación, hizo una poco notable reverencia hacia Juve, hacia la cual tenía mucho respeto y admiración.

Después de las presentaciones, les dieron a elegir entre tres trasladores, una sombrilla, una botella de agua y un peluche. Sin ningún motivo especial, cogió el peluche en mal estado. Al momento, empezó a dar vueltas sobre sí mismo, pero solo durante unos segundos. Poco a poco la velocidad bajó, y pudieron ponerse de pie sobre el suelo. Unas ruinas destruídas eran lo más significativo que se podía ver. No parecía estar en ese estado por la falta de cuidados o el abandono, más bien parecía que hace tiempo el lugar fuera el escenario de una batalla entre magos. Ni tan solo una piedra quedaba en pie, era una muestra de lo que quedaba tras un encuentro entre los mortífagos y los fenixianos.

Por seguridad, cogió la varita y la sujetó con firmeza. Desconocía los que las profesoras tenían preparado para la clase.

------------------------------------------------

EDITO PARA LA PRESENTACIÓN OFF

OFF ROL:

Me llamo Joaquín Jesús (prefiero que me llameis Rory, un nombre que me pillé de peque +.+) y vivo en Andalucía (España). Concretamente en Sevilla, donde llegamos a los 50ºC. Por eso estoy aquí, con un ventilador en la cara (?) Tengo 17 años y voy a estudiar proximamente arquitectura (espero que algún día podais decir: !He tio, yo conoci al famosisimo arquitecto Rory por un foro¡ (?) Mis grandes cometidos en la vida son: ser la sombra de Anne K. Huaghton (mi prometida en el rol), comer lacasitos y salir de fiesta xD

Mi personaje se llama Víktor. Tengo infinidad de hijos con Anne K. Haughton, además de un bastardo... por parte de Anne ¬¬. Voy a tener también dos hijos proximamente, (todos podeís ser padrinos, peleense por el puesto (?)). Sabe hablar muchos idiomas muggles, es mortífago por influencia familiar, y es integrante en el departamento de misterios (saludos a Juve xD). Podeis verme pasear por la mansion Haughton, el rol de cancion de hielo y fuego (donde proximamente seré rey de Essos (?)) y por el quidditch de los juegos del hambre

- Gracias Secajo, te recompensaré cuando vuelva a casa. Ya puedes marchar. Adiós - Al instante después de decir las palabras el elfo doméstico desapareció tan rápido como había llegado a Víktor a aquel lugar. Tras despedirse de él, empezó a avanzar sin problemas por la nieve. Hacía tiempo que no visitaba su tierra natal, y era esa la razón por la que había elegido un bosque de Suecia para su duelo con su nieto. Se sentó un momento sobre la fría nieve, tomó un poco de esta y se la llevó a los labios. Anhelaba volver allí y conocer de nuevo a la familia, pero había comenzado una nueva vida al otro lado del mar del norte, y era lo que más apreciaba en aquel momento, pero había que admitir que siempre sienta bien volver a sus raíces.

Al ser verano, Víktor no sabía que temperatura esperar en aquel lejano bosque, apartado de la vida humana. Hacía más calor que de costumbre, el sol empezaba a asomar entre las distantes montañas, dejando varios minutos de luz cada cierto tiempo. Dejó al aire su rubia cabellera quitándose la capucha, se quitó los guantes y preparó la varita en mano. Esperando a su rival, se apoyó en un árbol de las cercanía y miró a la poca vida que habitaba en los bosques. Liebres, renos, buhós y lobos eran de los únicos animales que merodeaban por los alrededores según su experiencia. El bosque lo había visitado de pequeño, y conocía cada rincón del bosque. Aullidos de lobos a lo lejos, los cantares de los búhos preparandose para dormir, el correteo de las liebres que se confundían con la nieve. Había vuelto a su hogar, se sentía como en casa.

En medio de aquel espectáculo, un crujido de una rama alertó al sueco, que instintivamente apuntó con su varita hacía el lugar del que procedió el sonido. Una sombra se movía entre los árboles. Sin pensarlo dos veces, se dirigió hacie ella, hasta quedar a diez metros de su nieto. No tenía mucha cautela por lo visto en andar por el bosque.

- Venga, que tengas suertes y todas esas pamplinadas - quería empezar y terminar cuanto antes el duelo, pues tenía cosas más importantes que hacer - empezaremos fuerte, ¿vale? - apuntó nuevamente hacía el pecho de Kritzai, y empezó a armar su estrategia - Fuego Maldito - una llamarada empezó a salir rápidamente de la varita del pelirrubio con forma de un lobo adulto. La llamarada se empezó a extender en dirección a Kritzai, el cual si no se defendía sufriría de graves quemaduras. Si no la trataba a tiempo la herida se agravaría.

— Ya te puedes ir, pesado. Siempre lloriqueando porque te exigo demasiado. Si te pido que me lleves a la entrada del ministerio es porque no tengo opción, ¿entiendes? Callate, ya te puedes ir — Así acababa de responderler Víktor al elfo doméstico de Anne, el cual se estaba poniendo muy pesado sobre el tema de las apariciones. Siempre solía pedirle que le llevara a tal sitio, pero por suerte en poco tiempo ya podría sacarse el permiso, aunque eso sería otro día. Ese día sería el primero en su nuevo trabajo como aprendiz en el ministerio, concretamente en el departamente de misterios.

Aunque estaba algo nervioso, intentaba disimularlo como podía, algo que se le daba bien en cierta medida. Con paso rápido se dirigió a la cabina teléfonica, para en unos instantes estar en el atrio. Otras veces ir al ministerio era un dolor de cabeza entre tanta gente de por medio, la cual a veces te solía empujar para hacer sitio, y te obligaban a hacer largas colas para poder entrar en los sitios de trabajo. Pero esta vez, parecía otro mundo. No tenía la sensación de estar respirando el aliento de otra persona que había cenado pescado el día anterior, la sensación de estar todo el trayecto peleando constantemente para poder salir del elevador... No, ese día no era como los otros definitivamente. Azares del destino quizás.

Tras pasar todos las plantas en el elevador, por fin llegó a la novena planta, el lugar donde trabajaría. Salió en solitario del elevador, el cual llevaba vacío desde la sexta planta, y se dirigió al centro de la habitación, tal y como Anne, su prometida la cual había trabajo allí, le había contado que era. Tenía, simplemente, que pensar al lugar que debía de ir. La sala se movía constantemente, un sistema de defensa para impedir la entrada a intrusos. Con los ojos cerrados para procurar la máxima concentración, repitió en su mente su destino << Oficina Privada de Ethiane Slytherin >> Debía de acudir a ella para presentarse, o eso suponía. Al abir lentamente los ojos, pudo comprobar como, en efecto, una puerta se hallaba junto a él.

Dudando se si llamar y esperar o entrar directamente, prefirió elegir la primera, dado que sería la más adecuada. Se demoró un poco en llamar, todavía no controlaba sus nervios del todo. Obligándose a sí mismo, llamó tres veces a la puerta. Esta produjo un sonido hueco típico de las puertas al fin y al cabo, pero al haber tanto silencio puso los pelos de punta a Víktor. Sin esperar a que respondiesen, se dispuso a presentarse.

— Hola, soy el nuevo... el nuevo aprendiz de Investigaciones Alternas. Vengo... no sé a presentarme y eso, supongo... — la inseguridad se notaba en sus palabras. Volvió a llamar otra vez, y empezó a esperar una respuesta.

Como cualquier otro día normal en las vacaciones, Dani, al terminar de desayunar encendió su portátil e inició sesión en algunas redes sociales. Hacía años que su grupo de fans le había, en cierta forma obligado, a crearse algunas cuentas para tener contacto con los fans. No le entusiasmaba tener que mirar cada mañana para informar de cada cosa que hacía, pero por una vez encontró algo jugoso. Varias miles de personas habían comentado en su muro de Twitter sobre un programa, a especificar un "Gran Hermano", que se llevaría a cabo pronto, como no solo para famosos, como él mismo. Ignorándoles (pues muchas veces ocurría eso) se metió en sus cuentas de Facebook y MySpace, sorprendentemente también hablaban de la misma noticia, y pedían al humorista que fuera. Varios email's le llegaron, avisándole de que él mismo había sido convocado para aquello.

Desagradado con la idea, apagó el ordenador. Ya había actuado en otros show's, y todos acaban igual. Uno subía a la gloria y los otros o se hacían amantes de otros para dar escándalos y asistir a otros cuatros platos más, en un intento desesperado por seguir en pie. Había caido en desgracia en más de uno de esos show's, así no había ninguna razón para que fuera a ser diferente. Entonces unos días después y tras haber declarado que no iba a participar, en el silencio de una mañana de mitad de septiembre, se empezaron a oir gritos, en la misma puerta de su casa. Subió a la primera planta, para poder asomarse por el balcon y ver que ocurría. Al momento en el que salió, la turba que gritaba empezó a aplaudir y a silvar. Muchos de ellos llevaban pancartas, pidiendo que se presentara al programa. Había caído en desgracia hace unos meses por un pequeño escándalo, y era raro que tanta gente se presentara en su puerta. Sorprendente era ver a toda esa gente en la Quinta Avenida, reunida por un único motivo.

Algo emocionado por el apoyo de sus fans, alzó la mano derecha bien alta, mientras abría el dedo pulgar hacía arriba, el signo de que iría. Los fans empezaron gritar, mientras Dani se metía en su casa, cerrando la puerta que daba acceso del balcón. Pero antes de irse, dió un pequeño saludo a las cámaras que se habían colocado en el edificio de la acera de enfrente.

Fue a su portatil, lo encendió y se metió en Twitter, para responder a la convocatoria del show.

CONVOCATORIA

 

La compañía de producciones S.A., lo invita a participar en el reality show que está en puerta. Para ello, se llevará a cabo un casting en las instalaciones del edificio [1001 Broadway; Oakland, CA], el día 5 de Octubre de 2014 a las 9 am, donde pasarán por pruebas que evaluaran su capacidad para ser uno de los partícipes del programa.

 

Datos personales:

1. Nombre (Real y artístico si lo posee): Dani López / "El Boquerón"

2. Edad: 30

3. ¿Es ciudadano estadounidense?: No

4. Profesión: Actor, Humorista

5. ¿Ha causado alguna controversia a lo largo de su carrera? (Especifique): He sido acosado de fraude fiscal y de evasión de impuesto en mi país natal, España. Después de que el tribunal de justicia me hiciese pagar un dinero que yo no robé, indignado me vine a vivir a E.E.U.U. Hace unos meses, antes de vinir aquí, en España tenía una novia embarazada, con la cual corté debido a que me puso los cuernos. Ella era una periodista de alta fama, y debido a eso me puso en mi contra, y mi popularidad cayó por los suelos.

6. ¿Qué está dispuesto a ofrecer al programa?: Mi sonrisa, mi humor y mis ganas de vivir.

7. ¿Cómo define su personalidad?: No me tomo la mayoría de cosas en serio, y soy capaz de reirme de las bromas que me hacen a mí mismo. Soy despreocupado y alegre, suelo ser amigable y no me dejo seducir por la primera que pasa, aunque en lo que seducción se refiere soy mujeriego.

8. Adjunte foto (Descripción física del personaje): Cabello negro, pelo corto. Ni muy delgado ni muy gordo, lo que se suele decir por "normal". LLeva un poco de vello facial. Tiene un par de pendientes pequeños. Ojos de color castaño y siempre acompañado por una sonrisa.

 

Foto (off: se que no es necesario, pero vale más una imagen que mil palabras):

http://4.bp.blogspot.com/-jndcrH8SCm0/ThyckyZhVvI/AAAAAAAAAJA/QjTk7iUUACU/s320/daniel+rovira.jpg

Tras unos dias agotadores viajando por el país en avión haciendo escalas en diversas ciudades para hacer un poco de turismo, llegaron al fin a Oakland, en California, muy cerca de San Franciso. Habían llegado unos días adelantados, así que se alojaron en un hotel de Oakland. Por fin, el día había llegado, ese mismo día eran las convocatorias para el curioso show. Con un papel en mano, fue buscando el lugar indicado. << 1001 Broadway... >> Pensaba, mientras veía pasar los edificos en su limusina. No tardó en llegar al edificio donde se harían las grabaciones. No sirvió de nada haber cogido previamente unas gafas de sol y un sombrero para que no le reconociesen, pues en la puerta una multitud de personas se congregaban para dar la bienvenida a los famosos. Con el pulso acelerado, salió de la lujosa limusina, y se dispuso a entrar en el edificio.

Un único mostrador era lo que había en el pequeño vestíbulo. Detrás de él, una secretaria de pelo rubio dorado era la encargada de recibir a los famosos.

— Hola, buenos días — se le escapó un bostezo, no estaba acostumbrado a madrugar — Estoy convocado al show de Producciones S.A y me preguntaba donde están los estudios para hacer el casting.

— Claro, siga el pasillo de la derecha y al final se encuentra la sala para el casting — dijo mientras señalaba el pasillo. Tras darle las gracias, empezó a recorrer el pasillo, hasta encontrarse con doble puerta. Abrió tímidamente la puerta para ver como un par de personas se halalban terminando los últimos detalles. — Hola, ¿es aquí el casting para el show? — entonces, de improvisto, una mujer le indicó que debía de presentarse en el escenario para la entrevista.

No fue nada, un pequeño interrogatorio sobre algunos hechos de hace pocos meses y sobre sus grandes estrellatos y le dejaron marchar, con la convicción de que estaba aceptado. No sabía si quedarse para ver al resto de concursantes o si marchar hacia el hotel para esperar a que le llamasen. Optó por lo primero, pues sentía curiosidad por conocer a sus próximos compañeros en el afamado show.

Off:

Me da pereza hacer la presentación of rol, osea que la voy a copiar de duelo avanzado (?)

Me llamo Joaquín Jesús (prefiero que me llameis Rory, un nombre que me pillé de peque +.+) y vivo en Andalucía (España). Concretamente en Sevilla, donde llegamos a los 50ºC. Por eso estoy aquí, con un ventilador en la cara (?) Tengo 17 años y voy a estudiar proximamente arquitectura (espero que algún día podais decir: !He tio, yo conoci al famosisimo arquitecto Rory por un foro¡ (?) Mis grandes cometidos en la vida son: ser la sombra de Anne K. Huaghton (mi prometida en el rol), comer lacasitos y salir de fiesta xD

Con mucha gratitud, Víktor dió gracias a Secajo, el elfo personal de su prometida, por haberle podido ayudar a llegar a la entrada del departamento de magia, una cabiba de teléfonos. Siempre solía ayudarle cuando se lo pedía, y era algo que le gustaba del elfo, el cual, a los dos segundos había desaparecido de nuevo, tras cumplir su cometido. Se hallaba frente a una cabina de teléfonos, la cual era de las únicas entradas al ministerio. Con prisa, entró en la cabina, marcó unos números, y al momento se encontraba en el atrio.

Por desgracia para el sueco, hoy el lugar lucía muy activo, oleadas de magos entraban y salían en elevadores, dispuestos a ocupar sus lugares de trabajos. Tubo que esperar, impaciente, unos minutos, hasta que al fin pudo entrar en uno de los elevadores, aunque entraba de milagro, pues se tubo que encogar bastante para lograrlo.

Planta tras planta, el elevador se fue vaciando, hasta que al fin llegó a la sexta planta, algo que indicaba una misteriosa voz. Se vió arrastrado, entonces, por una ola de personas que salían del elevador. Tras unos segundos, la "marea" había parado, y ya no se divisaba nadie por los alrededores, algo que le venía de perlas. Como hizo en la anterior visita, preguntó al empleado donde se encontraba la sala para las pruebas de vuelo. Amablemente, el recepcionista le señaló una puerta, en la cual se realizaban dichas pruebas. Al abrirla, se encontró en medio de un extenso campo verde, en el cual se harían las pruebas.

Un grupo personas se hallaban reunidos a unos pocos metros. Entre ellos su compañero Cillian y una persona que imponía respeto, la cual debía de ser la instructora seguramente. Sin llamar mucho la atención, escuchó las indicaciones de esta, tras lo cual se posicionó al lado de una de las escobas, que se encontraban en el suelo para su uso. Alzó la mano derecha sobre la escoba, y siguió las intrucciones — !Arriba, arriba¡ — dijo serenamente. No tubo que repetir las palabras, pues su escoba se había elevado rápidamente hasta quedar entre sus manos.

Con poca seguridad, se montó encima de ella. Con firmeza, se posó lentamente sobre la escoba, mientras con las manos sujetaba con fuerza el palo. Fijando en como lo hacía su compañero Cillian, dió un par de patadones al suelo. Primero sin éxito, pero a la segunda había conseguido elevarse poco más de dos metros. Rezando para que no le diese vértigo, se inclinó levemente hacía delante. Avanzó un par de metros hacia delante, e instintivamente, se inclinó de nuevo hacia detrás, para volver a donde estaba al principio.

Con una sonrisa en la cara, debido a la experiencia del pequeño vuelo, se bajó de la escoba, no sin darse un golpecillo en el suelo, debido a que no había caido bien. Se incorporó muy rápido, y se sacudió la ropa a la misma velocidad. Esperaba que nadie hubiera visto el estrapitoso golpe, así que disimulando se acercó a Cillian, el cual se hallaba mirando la escobera. Debían de elegir una de las escobas que se les ofrecían.

Maldito Cillian, se me ha adelantado ¬¬ Exigo la muerte... na, es broma. Haber si se reune de nuevo el trío dinámico xD Hola buenas a todos, vengo de duelo básico y vengo a... hacer la clase, simple y llanamente xd

Me llamo Joaquín Jesús (prefiero que me llameis Rory, un nombre que me pillé de peque +.+) y vivo en Andalucía (España). Concretamente en Sevilla, donde llegamos a los 50ºC. Por eso estoy aquí, con un ventilador en la cara (?) Tengo 17 años y voy a estudiar proximamente arquitectura (espero que algún día podais decir: !He tio, yo conoci al famosisimo arquitecto Rory por un foro¡ (?) Mis grandes cometidos en la vida son: ser la sombra de Anne K. Huaghton (mi prometida en el rol), comer lacasitos y salir de fiesta xD

Mi personaje se llama Víktor. Tengo infinidad de hijos con Anne K. Haughton, además de un bastardo... por parte de Anne ¬¬. Voy a tener también dos hijos proximamente, (todos podeís ser padrinos, peleense por el puesto). Sabe hablar muchos idiomas muggles, es mortífago por influencia familiar, y estoy a punto de ingresar como aprendiz en departamente de misterios. Podeis verme pasear por la mansion Haughton, el rol de cancion de hielo y fuego (donde proximamente seré rey de Essos (?)) y por el quidditch de los juegos del hambre

Una cosilla, sobre el duelo que tenga que llevar a cabo. No quiero que mi contrincante sea Kutsy, la cual se estará paseando por el chat del foro ¬¬. Motivo? ya me enfrente a ella en duelo básico, así que me vendría mejor enfrentarme a otra persona, pero como creo que seremos pocos pues no hagais mucho caso

Siento los errores de ortografía, no hay ganas de poner tildes ni nada m-m

Nos vemos!

Tras unos cuantos minutos avanzando lentamente en el estrecho y largo túnel llegaron a dislubrar una luz, señal de que se hallaban cerca de la salida. Con mucha cautela, uno a uno fueron saliendo del maloliente túnel para adentrarse en lo que parecía ser una despensa, dentro del palacio troyano. Cillian tomó la iniciativa, y como cabeza de grupo empezó a guiar a ciegas al grupo por los palaciegos pasillos. Con algo de suerte encontraron lo que parecía ser el acceso al ala principal. La noche empezaba a caer, y las antorchas se encendieron, iluminando el lugar. Una ruda puerta de madera se encontraba frente a ellos, la cual, junto con dos guardias les separaban de Helena.

Para sorpresa de Víktor, el traslador, aparte de cambiarles de ropa, y de llevarles al pasado, habían hecho posible que pudieran hablar un griego clásico fluido, prueba de ellos era que Cillian había podido incluso convencer, con una excusa cuanto menos barata, a los guardias para que le dejasen pasar. Los soldados se apartaron, y dejaron paso para que pudieran entrar. Víktor, tomando la delantera, abrió las puertas impaciente, para saber que se ocultaba en la sala.

Una música aguda se podía escuchar a lo lejos, proveniente quizás de arpas y liras, muy populares en la época, que se situarían unos metros más lejos, en el comedor principal o de un vestíbulo seguramente. Sin embargo, una voz cantante femenina hacía que la música quedara a segundo plano. La voz, bella como los angeles celestiales, provenía de una mujer, de pelo largo y moreno, la cual estaba sentada en una especie de sofá, cual princesa. Con imprudencia, Víktor alzó la voz para identificar a la muchacha.

— Traemos noticias importante de Paris, hijo de Príamo, para Helena — La joven chica se volteó, y con una risita se dirigió hacia el grupo de magos. Era una muchacha bella, llevaba una flor morada en el pelo, de la cual desprendía un olor exótico, que podía llegar a los olfatos de la mayoría de los presentes. Con un paso rápido, hizo señas para que le siguieran. Solo caminaron un rato, pues solo les había llevado a una puerta en la misma sala.

— Tercera puerta a la izquierda — dijo misteriosamente, mientras abría la puerta, la cual daba acceso a un largo pasillo, en el cual había muchas puertas de alta gama. Debía de ser los aposentos de la familia real, o quizás solo fuese una emboscada. Quien podía saber... Con la imprudencia que había demostrado a lo largo de la pequeña aventura, se dirigió en compañía de las profesoras y de sus compañeros, a la puerta citada por la muchacha. Al llegar a la estancia, intentó abrirla con cuidado, pero no cedía. Esta vez, con un poquito más brutal volvió a intentar abrir la puerta, sin éxito.

— Bueno... pues... ¿algún plan? Podriamos abrirla con magia... intentar forzarla... o simplemente llamar a la puerta — una sonrisita burlona apareció en su cara, esperando respuesta de sus compañeros.

Haciendo caso omiso de las magulladuras que soportaba su cuerpo, se levantó rápidamente y corrió en dirección a Leyla, la cual yacía sobre el suelo, formado por las hojas secas de las que prescindían los árboles y por las ramitas, también arbóreas. Antes de atenderla, apuntó de nuevo a sí mismo para curarse por completo. << Episkey >> Las heridas de antes se sanaron completamente y cicatrizaron como es debido.

Puso entonces su atención en Leyla, al cual por fortuna todavía respiraba, pero muy débilmente. Sin un segundo que perder, rompió con la fuerza de sus manos la cuerda que el mismo había conjurado, para que su compañera pudiera respirar. Los minutos pasaron, y el sol ya se había ocultado, dando lugar a una luna que asomaba en el cielo.

Aunque en cierta forma no era bueno aprovecharse del estado de shock de su compañera, cogió, con rudeza, la mano diestra de la maga, en la cual se sujetaba su varita. Forzosamente, abrió sus dedos de la mano, intentando ante todo no romperle ninguno, tras lo cual le arrebató su varita de sus frías manos, prueba de que el vencía en el duelo. Guardó la varita en su bota izquierda, al contrario que la suya propia y empezó intentar "reanimar" a Leyla.

La típica, pero efectiva, maniobra del boca a boca. Con sumo cuidado empezó a darles suaves y constantes golpes en el pecho, mientras a la par le suministraba aire por via bucal. Tenía mucho aprecio a su amiga, y no quería dejar que se muriese en aquel lugar y por su culpa. Tras dos minutos consecutivos, abrió los ojos tímidamente — Ey, al fin abres los ojos. Has estado inconsciente unos minutos, ya sabes... Ha sido un combate cuanto menos entretenido, ¿no? — Intentaba distraerla para que no cayese de nuevo, pues era algo que solía pasar.

Demostrando unos buenos reflejos su contrincante había salido corriendo en busca de su varita, la cual era imprescindible para ejecutar hechizos, claro está. Un instante después, Leyla le estaba apuntando de nuevo con su recuperada varita, dispuesta a proseguir con el duelo. Acompañado del suave silvido de la brisa, un pequeño cumplido salió de los labios de Leyla.

— El placer, me temo, es todo mio — una tímida sonrisa se asomaba en sus facciones, mientras veía como su rival intentaba atacarle — Incárcerus/i] — De su varita salieron tres gruesas cuerdas en dirección a su compañera, con intención de amarrarla. Una de las cuerdas iría dirigida a sus piernas. La cuerda juntaría forzosamente ambas piernas, impidiendo que se pudiera mover. La segunda iría a la altura de las muñecas, haciendo igual efecto que la primera, solo que con los brazos. Tendría serías dificultades para ejecutar algún hechizo, pues su varita quedaría mirando hacía el suelo. La tercera, al contrario que las demás, iría dirigida a su garganta, con objetivo estrangularla suavemente. Tardaría mucho en haer efecto la última cuerda, pero si lo lograba Leyla quedaría en estado de shock por insuficiencia de oxígeno.

Ambos hechizos silvaron el aire antes de llegar a Víktor y a Leyla. Primero las cuerdas impactaron en su objetivo, inmovilizando completamente a Leyla. Por desgracia, y sabido de antemano, el rayo enemigo impactó en el sueco, el cual inmediatamente empezó a retorcerse en el suelo de dolor. La sangre empezó a fluir en su pecho. Apresurado, cogió su varita y se apuntó a sí mismo << Episkey >> tras repetir mentalmente el hechizo sanador, empezó a notar como la sangre dejaba poco a poco de manar de su pecho. Sin embargo, la sangre seguía fluyendo, pero en menor cantidad.

Se recompunso, obligandose a sí mismo, y dejó a la luz como su sonrisa, tenebrosa, se formaba en su cara. Sabía que, en cuanto se recuperara del todo, podría hacer lo que quisiese con la demonio.

— ¡Jaque! — Víktor era aficionado al ajedrez, y sobretodo al mágico, así que no había inconveniente para dejar soltar el comentario.

Bajo los escasos y tenues rayos de luz que iluminaban el frondoso bosque se hallaban Víktor y su compañera de clases, manteniendo entre ellos un duelo de práctica. Quizás hubiera preferido enfrentarse a Kritzai, para decirle un par de cosas, pero sonría para sí mismo, pues Cillian estaría combatiendo con él. Tras dejar a un lado sus pensamientos, observó como reaccionaba su compañera. La maga Leyla se había zafado fácilmente de su ataque, invocando ante ella un escudo protector que al instante absorbió el hechizo del sueco. Víktor no estaba muy de humor para llevar un combate largo y cansado, solo deseaba volver a casa, tumbarse en la cama y relajarse, sin preocuparse de nada en absoluto. Por desgracia, no se podría ir hasta que terminase el duelo, por lo que debía de acabar con su amiga y compañera tan rápido como pudiese, pero de la forma menos dolorosa para ambos, claro. Sería quizá un combate largo, o lo mismo terminaba en unos minutos, pero al menos aprendería algo, que era a lo que venía al fín y al cabo.

Ya había tenido duelos con varias personas, pero a cada duelo que terminaba aprendía algunas cosas, que usaba en sus duelos. Esperaba aprender algo de su compañera, la cual por su parte ya levantaba su varita en contra del sueco — Expelliarmus — de su varita salió un rayo en dirección a Leyla, con objetivo de desarmarla temporalmente de su varita, haciendo que esta saliese volando cuatro metros a su derecha. Casi al mismo tiempo, su contrincante había conjurado un hechizo sin que se diese cuenta.

Los hechizos, tras cruzar el espacio entre los duelistas, habían impactado en sus blancos. Primero el de Víktor, desarmando a la demonio, después impactó el de su rival. A los segundos, empezó a notar un profundo agudo dolor en su cara, a la par que le crecían unas ampollas en todo el rostro, impidiéndole ver demasiado bien. Identificó el hechizo al segundo, y conjuro mentalmente el encantamiento para contrarrestarlo — Finite Incantatem— Tras repeterir las palabras reiteradas veces en su mente, empezó a notar como el dolor, el incesante dolor, por fín desaparecía. Instintivamente, se llevó las manos a la cara, para asegurarse de que estaba como normalmente.

Víktor se hallaba bastante distraido, mirando como una figura se alzaba entre los griegos, liderándolos en el ataque. Cabello rubio, armadura griega, llevando al Hades a cualquier enemigo que encontraba a su paso, firme, decidido... era el famoso semidios Aquiles, sobre el cual se cantarían poemas sobre su valentía, el amor por su amigo, el castigo a Héctor... un hombre que podía cambiar el mundo con un solo espadazo, y que moría a causa de una flecha en el pie, irónico a decir. Había sido siempre un sueño, desde que leyó la Iliada y la Odisea, conocer a los numerosos héroes que participaron en aquella guerra que duró años. Sentía deseos de ir y tener la experiencia de luchar contra ellos, pero no podía.

La profesora Athena, sacándolo de su mundo particular, le había mandado, junto a sus compañeros, seguir un pequeño sendero entre los arbustos, el cual llevaba al templo del dios de las artes y la belleza masculina. Tras unos pocos minutos caminando, encontraron las ruinas del templo, las cuales habían sido mancilladas y saqueadas por los griegos, privada de todos sus tesoros, el templo parecía un simple edificio inútil. Cuando los helenos se hubieron ido, Víktor, tomando la iniciativa empezó a encaminarse hacía el templo.

— Verás, Cillian. Se dice que algunos troyanos huyeron de la ciudad para no ser cruelmente asesinados o esclavizados por los griegos. Según cuenta la leyenda, estos troyanos huyeron por un pasaje subterráneo, que conectaba el palacio con varios puntos alrededor de la ciudad. Uno de ellos es este templo, bueno, supuestamente. Si es verdad, podríamos llegar al palacio antes de la caída de la luna sin problemas — tras la breve explicación se apresuro a entrar en el templo, el cual no medía mucho más de tres metros de altura. No era un gran templo, tipo Panteón, no, era un edificio construido para dar gracias a Apolo por su supuesta colaboración en la construcción de la muralla troyana.

Aunque era verdad que en el pequeño templo se albergaban tesoros religiosos, además de ser hogar de las sacerdotisas y de algunos oráculos. Con varita en mano, Víktor se acercó con paso silencioso hacía la entrada al templo. Tras subir algunas escaleras, vió una de las atrocidades helenas. Habían matado, agredido, y seguramente violado a todas las sacerdotisas, las cuales no tenían nada que ver con la guerra. Tras soltar una lágrima, la cual se secó al instante, empezó a caminar entre los inertes cuerpos para llegar al centro del templo. Hechó un vistazo atrás, solo para asegurarse de que le seguían. No sabía con exactitud donde se encontraba la trampilla o pared falsa, entrada al túnel.

A los pocos minutos descubrió un pequeño sótano, en el cual habrían estado los tesoros del edificio. Con paciencia, empezó a dar suaves golpes en las paredes, para saber si alguna de ellas producían un sonido hueco, indicando que no habría nada detrás. Durante todo el recorrido había ignorado en cierta manera a los compañeros de clase, y a las propias profesoras, y es que estaba algo deseoso de saber a que se referían los profesores con el susodicho tesoro. Pensando en como habría de convencer a Helena, o en su defecto forzar, para que soltase el misterioso objeto, se encontró con un trozo de pared, no superior a un par de metros de largo, que sonaba hueco.

— Atrás — les dijo a los profesores y a sus compañeros, intentando que se alejaran de la pared lo máximo posible — ¡Confringo! — De su varita salió un rayo dirigida contra la pared. Al impactar, se provocó una pequeña explosión que tiró abajo la pared, formada por piedras. Cuando todas las piedras hubieronse caido, dejaron al descubierto un túnel, el cual se extendía por muchos metros. Satisfecho, se dirigió a sus compañeros — Las damas primero — tras una cómica reverencia, dejó paso a sus compañeros — Lumos — dijo, preparando su varita para proporcionar la luz suficiente para avanzar sin problemas.

Rol en Departamente de Transportes Mágicos

Tras unos breves instantes esperando a que el encargado terminase de hablar con una mujer, este les dirigió hacía una sala, donde le ofrecieron asiento. Tras tomar asiento, el encargado empezó a buscar entre los cajones dos formularios. Al encontrarlos, se lo pasaron a Víktor y a Cillian. El sueco estaba algo perdido con lo que debía de hacer con respecto al documento, así que prestó atención a cada palabra que soltaba el amable encargado. Tras leer detenidamente la hoja de papel se dirigó hacía el muchacho.

— Yo tengo una dudilla, insignificante a decir. Verás, aunque mi prometida no está aquí presente, ella me dió su consentimiento para rellenar la ficha, responsabilizandola a ella. Se puede hacer, ¿cierto? — Al momento se puso a rellenar la ficha.

Formulario del examen de vuelo:

 

Ficha de Identificación Personal:

 

~ Nombre del examinado: Víktor Huaghton

~ Enlace a su ficha personal: Ficha personal

~ Persona a la que se avisará en caso de terminar en el Hospital San Mungo: Anne K. Huaghton

 

Consentimiento informado:

 

La escoba es el único objeto legal como medio de transporte que no necesita ser registrado. Es una de las formas de transporte mágico más utilizada y aceptada en Gran Bretaña, aunque es algo cultural. En el pasado, los magos eligieron la escoba como medio para volar por ser discreta, barata y fácil de llevar.

 

Los alumnos de RB de la Academia de Magia y Hechicería que hayan sido mandados al Departamento, deberán recurrir al Consejo Regulador de Escobas para realizar el examen. Con esto se sabrá si el mago o bruja está capacitado para manejar el medio de Transportes.

 

Yo, Anne K. Haughton, prometida, he leído y comprendido el presente informativo, asumo los riesgos que prometido corre al realizar el examen de vuelo y libro de toda responsabilidad al Departamento de Transportes Mágicos.

 

Anne K. Haughton

Su siguiente tarea en clase sería batirse en duelo con su compañera Kutsy, idea que no le agradaba demasiado, pues ya estaba algo cansado de su breve duelo con la profesora. Suspirando, tocó el traslador que los profesores le ofrecían para un nuevo lugar para el duelo. Al instante sintió como su cuerpo se desvanecía y una destellante luz le obligaba a cerrar los ojos por unos segundos.

Cuando pudo volver a abrir los ojos, se encontraba apoyado sobre un árbol. Otras veces había caido muy mal, pero por fin parecía que empezaba a aterrizar algo mejor. Lo primero que notó fue una desagradable mezcla entre calor y humedad, propias de los trópicos, que le causaba algo de molestia, pues nunca se había visto expuesto a semejante clima. Los altos árboles impedían que la mayor parte de la luz llegase al suelo. Aunque había faltaba la luz, no impedía que pudiera observar la variedad de seres que habitaba por aquellos lares.

Lo único que se podía oir eran gritos de animales, probablemente monos, a lo lejos, el suave susurro de las hojas que se agitaban con la suave brisa, además de el siseante viento que se levantaba timidamente. Distraido con el bello sitio, no se dió cuenta de que una sombra se movía entre los árboles, hasta que esta estaba a unos diez metros de él. Intuyendo quien era, asumió que se trataba de su contrincante Kutsy.

— Hola Kutsy, ¿estás bien? Por el traslador digo... — Volvió a mirar por última vez el bello bosque, antes de empezar el duelo — Bonito lugar, si... Bueno, ¡buena suerte! — en ese momento ya había desenfundado la varita, y la sujetaba con su mano, apuntando hacia la demonio — Sectusempra — Al momento, un rayo color verde oscuro salió de la varita de Víktor en dirección a Kutsy, la cual si no se defendía sufriría de graves heridas por todo el torso, la cual podría ser causa de muerte si no se trataba a tiempo.

Llevaba un par de minutos en aquella especie de ascensor, que se movía de forma irregular entre las numerosas plantas del ministerio de magia. Era la primera vez que visitaba el ministerio, y se había quedado maravillado con la variedad de trabajos y servicios que ejercían en aquel lugar. Sabía que dentro de poco visitaría frecuentemente aquellos lugares, pues había intentado desde hacía meses que le aceptaran como aprendiz en la última de las plantas, el departamento de misterios. Empezó a pensar en su mente como sería aquel lugar y que trabajo desempeñaría, pero no había ido allí por aquella razón, sino para obtener el permiso de vuelo con escoba. Una voz femenina le sustrajo de sus pensamientos, la cual indicaba que efectivamente había llegado al lugar indicado por las profesoras.

Salió del elevador con paso decidido hacía un pequeño escritorio que se hallaba a unos pocos metros, el cual debía de ser la recepción. Solo había unas personas, su amigo y sobrino Cillian y un encargado. Se acercó hacía recepción sin prisa, repitiendo en su mente lo que debía de pedir. Le dió un par de palmaradas en la espalda a Cillian, tras lo cual se dirigió al recepcionista.

— Hola, buenas. Venía a pedir una ficha para el examen de vuelo con escoba... una ficha, una inscripción o lo que sea, si es tan amable — no estaba seguro si había dicho lo que debía de pedir pero espereba que el recepcionista le entendiera.

Víktor no había profundizado en su interior correctamente el conjuro sanador, algo que le venía fatal en aquella situación, pues todavía manaba sangre de las heridas provocadas por las palomas que el mismo había conjurado. Observó como su profesora le lanzaba un rayo en dirección suya. Sin poder negarse a que le impactara, recibió el duro conjuro, tras lo cual empezó a sentir como veía algo borroso, a la par que empezaba a sentir un dolor intenso, el cual no parecía menguar.

Sin darle siquiera un suspiro, la profesora empezó a conjurar un segundo hechizo para rematar la faena — Silencius — por suerte, había sido capaz de decir las palabras, que sellaron los labios de la profesora nuevamente, evitando que completara su hechizo. Tras salvarse por los pelos, suspiro fuertemente y dijo unas palabras para sí mismo — Bueno, para ser mi primer duelo... — volvió a resoplar, mientras pensaba nuevamente en el conjuro sanador << Episkey >>. Al momento, sus heridas sanaron y cicatrizaron, dejándole nuevamente en condiciones de volver a combatir, pero sus planes eran otros.

Estaba ya agotado tanto por dentro como físicamente, pues había notado que para llevar un duelo había que tener una gran resistencia, además, su contrincante había sido nada más y nada menos que una de las profesoras de la academia, que a la vez era su cuñada. Era otro de los azares del destino, suponía él. Tras bajar la cabeza en señal de respeto y admiración hacia la profesora, guardó la varita en su bota.

Rendido, se sentó lo más lejos que sus piernas pudieron aguantar, para no interferir en los duelos de sus compañeros. Kutsy era, por lo visto, la única que aún seguía en pie tras el intenso duelo. Era cierto que su ritmo era más pausado que los que habían llevado Cilian y Víktor, pero eso no quitaba mérito.

Su defensa no había salido como había planeado, pues las palomas, bajo el conjuro de la profesora Mía, se habían vuelto contra su invocador, atacándole directamente en su cara, causandoles una heridas que le provocaban un profundo dolor punzante con cada picada de los pájaros. Víktor maldecía sus propias creaciones, las cuales le estaban haciendo pasar un mal rato.

Aunque estaba pasando un auténtico calvario, no dejó de prestar atención a cualquier movimiento de su profesora. Por suerte para él, una vez que las palomas le hubieron herido, estas desaparecion, y dejaron vía libre para que Víktor se defendiera.

— Silencius — Tras conjurar el hechizo, los labios de la profesora se quedaron pegados, evitando así que conjurara el hechizo. Sin descuidarse sus heridas, repitió el conjuro que había oido usar de la profesora Brynfeid en las clases generales, el cual sanaba heridas pequeñas. Se concentró, apuntó hacía las heridas y conjuró mentalmente << Episkey >>. Empezó a notar como las heridas dejaban de dolerle, además de que se sentía bien y en plena forma para seguir el duelo.

Hola, me llamo sombra de Anne (?) y vengo a ver si me permiten pasearme por la mansión cuando me de en gana (?) Soy el prometido de Anne y "por norma" debería de al menos tener lazos con la familia de mi prometida, dejo mi ficha y mi bóveda por si me dejasen figurar en el árbol como prometido de Anne xD (si no quieren igual me pasaré por allí xD) No estoy seguro de si quiero llevar el apellido, porque aparte creo que no puedo xD. De todas maneras si los patriarcas me dejan, me pasaré por allí de vez en cuando xD

Bueno, pues eso. Vengo siguiendo a Anne, así que ya me conocéis xD Mi personaje se llama Víktor, y si me dáis permiso me pasaré por allí para visitar a mi queria (?)

Nos vemos!

Bóveda Personal (aún por autorizar, malditos duendes, llevo esperando casi 1 mes (?)): Bóveda

Ficha (El día 28 voy a editar, así que no tengáis mucho en cuenta la ficha xD): Ficha

Bueno, pues hola a todos xD

Cuando intentó conjurar el Expelliarmus, notó como sus labios se pegaron, imposibilitandole pronunciar el hechizo. Tardó un poco en comprender que fue el propio Leandro el que le había silenciado para solucionar el conflicto. Tras la regañina de los profesores hacia su persona, el pelirrubio bajó la cabeza con algo de indignación, pues solo intentaba desarmar a Kritzai para poder seguir con la clase normalmente. Obligado por los profesores, y contradiciendose a si mismo, inclinó la cabeza en señal de respeto y perdón, primero a los profesores, después a Kritzai, al cual además le lanzó una mirada intimidante. Aunque políticamente era su nieto no sentía cariño alguno por él.

Después de unos minutos en silencio, los profesores empezaron a hablar y a organizarse para empezar a impartir la parte práctica de la clase. Fue llamado por Mía, junto a Cillian y Kutsy. Cuando estubo lo suficientemente cerca de ellos, les susurró:

— ¡Eh, que casualidad! El trío dinámico reunido de nuevo — Soltó una pequeña risa al aire, mientras observaba a sus compañeros. Después de algunas aventuras en común, habían estrechado una buena amistad entre los tres, compartían intereses, y pronto a la misma familia. Tanto Cillian como Kutsy eran, políticamente sus sobrinos, algo sorprendente. Azares del destino habían hecho de ellos buenos compañeros, y ahora les tocaba enfrentarse a su profesora Mía, la cual portaba una sonrisa maliciosa, la cual casi nunca desaparecía de su cara. Otra casualidad era que Mía fuese su propia cuñada, algo que solo descubrió días antes.

Tras separarse un poco del otro grupo de alumnos, Mía empezó a practicar con sus alumnos los duelos. El primero al que lanzó un hechizo fue a su propio hijo Cillian, atacándolo con un Sectusembra. Sin siquiera tener la oportunidar de ver como se defendía su compañero, un nuevo rayo salía de la varita de la profesora Mía en dirección a Víktor.

— Avis — pronunció el sueco apuntando delante de él. De la varita aparecieron doce palomas blancas, las cuales se colocaron delante de Víktor para protegerle del rayo. Cuando el hechizo enemigo impactó en una de las palomas, esta despareció, tras lo cual las once restantes también depasarecieron. Se había logrado proteger con éxito saliendo ileso de la situación. Por educación, esperó a que la profesora terminase con Kutsy, tras lo cual se puso en posición para defenderse de cualquier ataque, o por el contrario para contraatacar.

Perdonadme, pero el arbol genealogico no aparezco como padres de los hijos de Anne ¬¬ Bueno, en verdad fue mi culpa, no os explique bien. Yo soy el padre biologico o adoptivo de la mayoría, los que son adoptados pues eso, soy su padre adoptivo xD

Si algun hijo de Anne no me acepta como tal pues bueno, pero al menos algunos me quieren como padre, y por eso creo conveniente que donde pone "Hijos de Anne K Huaghton" salga mi nombre tambien, tal que así "Hijos de Anne K Huaghton & Víktor"

Solo era por decir, es que lo mire y bueno, me fije en ese detalle

Mientras conversaba con sus compañeros vió como, desde lo lejos, su hija Mery se acercaba poco a poco a la fiesta, merodeando por los alrededores en busca de un hueco o un grupo de gente conocida, quizás. El rubio, algo resignado, dejó a un lado a Anne para sentarse junto a Cillian y así dejar vía libre para que Mery estuviera con su madre. Su prometida puso una cara un tanto rara, pero con gesto le indiqué que mirara trás de sí para ver a su hija.

Tome la jarra de cerveza entre mis manos y rezé a todos los dioses que le eran conocidos para que las cosas no salieran mal. Tras unos ratos así, se dió cuenta de que sus compañeros estaban, quizá, algo sorprendidos por el tema de su compromiso con su prometida. Mery todavía se estaba acercando, así que aprovechó para decirles.

—Eso no es nada, ¿os acordais de Kritzai, el de la clase de duelos básico? Pues resulta que es hijo de la chica pelirroja que ahi allí— les indicó agitando un poco la cabeza con tal de no señalar, algo que era de mala educación —¿Y sabéis qué? Preparaos para la bomba, ella es mi hija— les debía de dar la explicación para que no hubiera todavía mas malentendidos —Si queréis luego os explico— dijo finalmente, para cuando acabó Mery se había acercado y se había presentado, aunque se le notaba que de mala gana.

Víktor no iba a dejar la fiesta porque estubiera presente su hija, con la cual estaba algo enemistada, así que se preparó para cualquier tipo de situación que pudiera ocurrir. No había olvidado lo que había pasado la última vez, pero se levantó decidido y se dirigió a ella. Le dió dos besos en las mejillas, tras lo cual le susurró:

—Perdóname... quiero explicarte porque nunca supiste de mi existencia, pero cambia de humor, sino se me haría imposible. Logré calmar a cierta lobita para que no te pegase, no mereces que te hieran. Pero tampoco ella se merece que la hables así. Amí si quieres dime lo que quieras, no se puede herir lo que ya está muerto. Recuerdalo, y un día te explicaré— Lo dijo a una velocidad asombrosa, con voz clara pero lo suficientemente suave como para que solo se enterase ella —Te querré como a una hija, y eso no me lo quitarás—

Tras decir las palabras, se sentó de nuevo en el banco que compartía con Cillian y Kutsy, tras lo cual dió un sorbo a su cerveza de mantequilla, la cual se le hacía extrañamente amarga.

Cuando ya todos se hubieron presentado adecuadamente uno por uno, los profesores fueron dando instrucciones para que se levantasen de sus pupitres para abandonar aquella clase. Había notado que una de sus profesoras era muy distinta a las otra que había tenido, era una sensación un tanto extraña, pero cada uno tenía su forma de ser, así que le restó importancia. Les dirigieron entonces hacia lo que parecía ser un transportador, con forma peculiar, exactamente el de una bota. Víktor ya había usado transportadores anteriormente, de hecho ya en la clase de duelo básico tuvo su primer contacto con uno, aunque el resultado no fue el previsto, pues quedó empapado. Esperaba que esta vez no pasase nada malo, al menos a él.

En cuanto todos, incluido el pelirrubio, tocaron la bota, empezó el proceso de transporte, por llamarlo de alguna manera. Era una sensación todavía muy extraña para él, después de usar un transportador siempre notaba un tirón fuerte en el costado derecho, el cual no desaparecía hasta minutos después. Después de transportarse, tardó un poco en recuperar el sentido y observar como, desgraciadamente, había caido encima de la profesora Athena, la que es su futura suegra. Con la cara sonrojada a causa de la vergüenza, se hechó a un lado, tras lo cual la ayudó a incorporarse.

Después de ayudarla a levantarse, el sueco posó su mano en el costado, por el tirón provocado por el viaje. Se quedó sorprendido al oir un ruido metálico al rozar su costado. Se miró con curiosidad, notando que su vestimenta había cambiado. Llevaba una armadura típica de la época clásica de la antigua Grecia helenística. Se revisó completamente el vestuario, todo había cambiado y no tenía nada de lo que llevaba apenas hace unos momentos, excepto su varita mágica, la cual estaba en su sandalia. Con algo de molestia, se quitó el casco que llevaba puesto, poniendo al descubierto su rubia cabellera.

Todavía no veía del todo claro, otro de los efectos del transportador. Buscó con sus azulados ojos al resto de compañeros y a las propias profesoras, las cual tambien habían sufrido cambios en su vestimenta. Escuchó las breves palabras que les dirigían los profesores, las cuales fueron cortadas con el ruido chirriante del cruce entre espadas, de las flechas silvando en el aire, los caballos relinchando y de gritos en una lengua griega, que para suerte del ojos claros dominaba desde hacía años. Cuando ya se disipó del todo el incesante brillo que le impedía ver con claridad logró divisar, no muy lejos de donde se hallaban, las legendaria murallas de Troya. Incluso tuvo que forzar un poco el cuello para poder ver la parte más alta, de donde los arqueros disparaban flechas.

No desconocía aquellas tierras. Era cierto que nunca, en su vida, había estado allí, pero de hecho, los primeros libros que leyó el sueco fueron la Iliada y la Odisea. Aprendió griego por el afán de poder llegar a leer la más fabulosa de las historias griegas en su lengua original, algo que le llevó años. Sabía tanto griego clásico como el hablado actualmente, los cuales se diferenciaban en gran medida. No podía sospechar que su facilidad para los idiomas le ayudaría en las clases de la academia.

Se olvidó por el momento de las murallas para concentrar de nuevo la vista en la profesora Bridget, la cual les encomendó la misión de recuperar el tesoro del rey troyano, el cual según la propia profesora guardaba su yerna Helena, la mujer más bella del mundo. En la mente de Víktor se empezaron a barajar posibilidades de como entrar en Troya, de como llegar a palacio y de como convencer, o en su defecto engañar, a la princesa Helena para que soltara el misterioso tesoro. Lo primero que se le ocurrió fue el truco del caballo de madera, pero los griegos todavían no habían matado a Héctor, por lo que quedaba mucha guerra todavía. Volteó la mirada a sus compañeros, los cuales estaban en su mayoría vestidos como soldados troyanos. Entonces, tuvo una idea

— Pro... profesoras — no estaba del todo claro si su ardid funcionaría, así que tenía miedo de inducirles a la muerte — y si... no sé... Los hombres estamos vestidos con armaduras troyanas, al menos la mayoría de nosotros, y las mujeres estáis vestidas con velos blancos. Podríamos hacer... ¿como si fueramos soldados que hemos, milagrosamente, rescatado a las sacerdotisas de Apolo? Si veis, allí... — Señalo entonces un edificio que estaba ardiendo, del cual salían soldados griegos robando objetos de valor. Era un templo de Apolo, el cual se contruyó para venerar a uno de los creadores de la muralla de Troya, según la leyenda — es un templo de Apolo, dios sol. Era el más venerado, y sus sacerdotisas muy respetadas. No creo que dejen a la intemperie a las sacerdotisas de su dios más importante, sobre todo con la batalla que hay... — una sonrisa se dibujó en su cara — solo debemos de llegar a las puertas y yo podría hablar con ellos.... Solo es una idea, quizás haya otras mejores...

Observó el duelo con curiosidad y atención, anotando algunos de los hechizos mencionados y las estrategias y pautas que ambos profesores seguían. Mientras véia como los profesores se lanzaban mutuamente hechizos, se le empezó a desarrollar un gusto por los duelos. No sería una asignatura aburrido, pensó. Era cierto que a ratos se notaba un poco de tensión entre profesores, Víktor le restó importancia. Tras terminar el duelo, se susurraron unas palabras. Después de intercambiar palabras, estos empezaron de nuevo a dar la teoría. De nuevo apareció el pergamino, por lo que el sueco forzó un poco la vista para ver las letras, las cuales desaparecçian tan rápido como se iban.

Escuchó con atención las palabras que salieron de la boca de Cillian, el cual se había levantado para que se le oyese bien. Sin que este se pudiera siquiera volver a sentar, Kritzai se puso en pie y retó indirectamente a Cillian a un duelo, a tiempo que levantaba su varita hacia él y lanzaba un hechizo. Víktor, con agilidad felina se puso en pie delante de Cillian.

— !Protego¡ — dijo con determinación, mientras de su varita salió un escudo celeste, similar al de Leandro, que aparició a tiempo de interponerse entre él y el rojizo rayo. Para su sorpresa, el escudo absorbió todo el hechizo, quedando Víktor y Cillian intactos. El rubio notó como se le empezaba a hervir la sangre. Aún sin haber salido de su asombro, y algo emocionado, dió un paso hacia delante, haciendo cara a Kritzai.

— Expelliarmus — dijo invocando una luz roja resplandeciente, la cual salió con velocidad de la varita de Víktor, el cual se dirigó hacia Kritzai. Sin esperar el resultado de su hechizo, le dijo:

— Me parece, que para comenzar un duelo ambos magos deberían de estar preparados, ¿no? Detesto los ataque contra la espalda, en los cuales se parte con ventaja. No es hora de luchar todavía, pero si quieres aquí me tienes — sentía como la magía empezaba a fluir con fervor en la sangre, sensación que le agradaba. Miró entonces de reojo a Cillian, el cual estaba a su espalda — Perdóname, sé que te habrías podido defender, pero bueno... — su voz se cortó, mientras volvía a guardar de nuevo su varita en su bota.