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Serto

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Mensajes publicados por Serto

  1. 1.- Link al tópico de su ficha de personaje: http://www.harrylatino.org/index.php/topic/103840-ficha-de-serto/

    2.- Link de las bóvedas de negocios que posea el personaje: --

    3.- Link del tópico de registro de sus familias:
    Familia N° 1: --
    Familia N° 2: --

    4.- Link a las bóvedas de sus familias:
    Bóveda Familia N° 1: --
    Bóveda Familia N° 2: --

     

    Saldo en Bóveda previo a la Migración 2021: 100 G

  2. A lo mejor vivir en familia no estaba tan mal como creía. Si necesitaba dejar a sus hijos al cuidado de otra persona no tenía problemas con tantos familiares en casa. Estaba cerca de sus hermanos y sobrinos, eso tenía que ser grato pero siendo magos, por muy lejos que pudiesen estar, no había excusas para no ir a hacerles una visita casi o todos los días.

     

    No tenía pareja y entendía que no pensase independizarse. Ella sola con mil niños seguro era el caos total.

     

    Se puso a responder a la chica que se llamaba Mia. Las miraba mientras conversaban pero no prestaba mucha atención a lo que decían a no ser cuando se dirigían a mí o me mencionaban.

     

    —No te preocupes, no interrumpes. —donde caben dos caben tres. —Soy Serto. —me presenté después de que ella lo hiciese.

     

    —¿Vivís en la misma casa y casi no os veis? —pregunté mirando para Anna pero me daba igual cuál de las dos me respondiese. Solo miraba para ella porque la conocía un poco más. —Ya no me suenan tan extrañas tus palabras. —reí dirigiéndome a Anna. —Sí, me he dado cuenta. —sonreí. Me daba cuenta de que compartían casa y rara vez coincidían.

     

    —Sí, lo soy. —ahora ella también sabía que era nuevo. —¿Alguna de las dos quiere la cerveza? —pregunté tratando de ser amable. Agarré la jarra. Estaba casi toda la cerveza. —Es una pena que nadie se la tome. —añadí.

     

    Les quería preguntar una curiosidad que tenía.

     

    —¿Qué parentesco tenéis?

  3. Al escucharla entendía por qué era directora y no una empleada más. Su obligación era curar y ella lo hacía aunque algunos pacientes no se lo mereciesen por el comportamiento que tenían.

     

    —Lo haré. —dije refiriéndome a enviarle la lechuza. No tenía mi propia ave pero ya encontraría la manera de hacerme con una. Solo una vez había tenido una y no me había durado mucho tiempo. Había comprado la más barata de la tienda, era vieja y débil, no duró ni dos semanas...

     

    —Te creo aunque me suene imposible. —me sinceré. Decía que se podía tener mucha intimidad pero no estaba seguro. Aunque vivas en un castillo enorme si habitas con muchas personas no sé qué intimidad puedes tener. Solo la creía porque ella vivía en uno y sabía más que yo pero me costaba.

     

    Claro. Ahora entendía por qué podían permitirse castillo y mansiones. No todos los magos serían ricos pero tenía la impresión de que ella sí entraba en ese grupo, siendo directora...

     

    Dejé el tema aparcado. Tenía una pregunta.

     

    —¿Cómo es vivir con todos tus familiares? —cuestioné. —¿Nunca has pensado en mudarte con tu pareja y tus hijos? —me atreví a preguntar. Lo que yo había visto en familias de mi país tanto de muggles como de magos era eso. Encontrar pareja, mudarse a una casa ellos solos y tener hijos.

  4. Era normal lo que me contaba pero no me estaba dando mucha tranquilidad. Pensar que podía ir al hospital por el efecto de un hechizo mal intencionado pero que podía acabar muerto por un virus que se escapó...

     

    —Debemos de estar agradecidos por vuestro trabajo. —sonreí. Me ponía los pelos de punta que sin los sanadores medio Londres podría estar muerto aunque yo no entraba dentro de esas estadísticas. Nunca había estado en ningún hospital mágico y esperaba no tener la necesidad de ingresar en uno en toda mi vida.

     

    —Yo me plantearía muy seriamente curar de una persona que ha intentado agredirme. —no tenía la suficiente profesionalidad como para salvar la vida a alguien que me agrede. No se lo merece.

     

    Al verla beber me entraron ganas de imitarla. Comenzaba a tener la boca seca pero mis reflexiones de antes me impedían seguir tomando mi bebida.

     

    —Si voy te avisaré con antelación para que puedas recibirme. —sonreí. —¿Vives con tus hermanos? —o lo estaba entendiendo mal o toda, absolutamente toda la familia, vivía junta. Me dijo que Ottery estaba lleno de castillos y mansiones... —¿Todos los magos de por aquí sois ricos? —qué envidia.

     

    Desvié mi mirada a la persona que Anna habló. Ella sí que tenía que ser una alumna, estaba haciendo deberes.

  5. FICHA DE PERSONAJE

    Datos Personales:

    Nombre del Personaje: Serto
    Sexo: Masculino
    Edad: Joven
    Nacionalidad: Francés
    Familia(s): --
    Padre(s) Sanguíneo: --
    Padre(s) Adoptivos: --
    Trabajo: --

    Poderes Mágicos:

    Rango Social: Aprendiz
    Bando: Neutral
    Rango dentro del Bando: --
    Nivel de Poder Mágico:0
    Puntos de poder en objetos: 20

     

    Hechizos adicionales: Los pondrán los moderadores
    Puntos de poder en criaturas: 0

     

    Criaturas controlables en asaltos y duelos: Los pondrán los moderadores
    Habilidades Mágicas:--
    Conocimientos Especiales: --

    Perfil del Personaje:

    Raza: Humano
    Aspecto Físico:
    Es un chico alto que llega a medir 1.83. Complexión delgada. Pelo moreno. Profundos ojos azules con los que puede lograr una mirada seductora. Piel blanca que se vuelve pálida en los meses de menos presencia solar. Tiene pecas alrededor de su nariz que son imposibles de ver a no ser que estés lo suficientemente cerca. No tiene una forma predeterminada de vestir pero no le gusta llevar ropa que llame mucho la atención.
    Cualidades Psicológicas:
    Serto es un joven que intenta ser amable con todo el mundo pero que no siempre lo consigue. No tiene paciencia, odia que le hagan esperar. Le gusta estar solo pero no rechaza una buena compañía porque hay momentos en los que le apetece charlar. Cuando se propone un objetivo no para hasta conseguirlo, es perseverante y no conoce la palabra rendición. Se considera una persona sincera y evita mentir siempre que puede. Bien es cierto que algunas situaciones en la vida requieren mentir. Tiene orgullo y le cuesta mucho perdonar pero si de verdad aprecia a la persona que le ha fallado la acaba perdonando. No es una persona que tenga pronto sentimientos por alguien, en ese sentido es bastante frío. No tiene remordimientos por lo que si en algún momento tiene que hacer algo lícito no duda. Vive a base de impulsos y locuras. Ve la vida como una aventura a pocas cosas les tiene miedo. Si ve una pelea le cuesta no meterse tenga o no algo que ver con él. Tiene facilidad para meterse en problemas.
    Historia:
    Nació en París, fruto de un romance prohibido entre un mago con influencia en Francia y una bruja con pocos recursos. Desde el primer momento le faltó una figura paterna y también la materna. Su padre no se preocupó más por él y solo tenía constancia de su existencia durante fechas señaladas donde le escribía unas cutres cartas. En el presente ni eso... De su madre todavía sabe menos. Desconoce si está viva o muerta y para ser francos no le importa.
    Pasó su infancia en un orfanato. No tiene un mal recuerdo de esos años. Una familia le agarró cariño y le iban a visitar todos los fines de semana. Iban a adoptarlo pero cuando estaban a punto de hacerlo Serto se fue del orfanato para comenzar sus estudios en Beauxbatons. Hasta hoy esos fueron los mejores años de su vida. No sacó grandes resultados académicos pero fueron lo suficientemente buenos como para graduarse sin tener que repetir ningún curso.
    Al año de terminar sus estudios se mudó a Londres, Inglaterra. Desde entonces vive allí. No tiene un hogar fijo, tiene que ir alternando entre casas muggles sin dueños y hoteles donde la estancia no sea muy cara. Hace unos días se apuntó a una Academia de Magia donde espera continuar con sus estudios. Su futuro es incierto pero desea que como mínimo sea igual que su pasado, donde a pesar de todo logró ser feliz.

    Pertenencias:

    Objeto Magico Legendario: --
    Objetos Magicos:
    Objeto 1: Varita mágica
    Clasificación: AA
    Puntos de poder: 20
    Objeto 2: Descripción
    Clasificación: Categoría que le corresponde
    Puntos de poder: Puntos que le corresponden
    Mascotas y Criaturas:
    Criatura 1: Descripción
    Clasificación: Categoría que le corresponde
    Puntos de poder: Puntos que le corresponden
    Criaturas en la Reserva:
    Criatura 1: Descripción
    Clasificación: Categoría que le corresponde
    Puntos de poder: Puntos que le corresponden
    Elfos: --

    Licencias, Tasas, Registros:

    Licencia de Aparición: --
    Licencia de Vuelo de Escoba: --
    Registro de XXX: --

    Otros Datos:

    Otros datos:
    — Tiene un ligero interés por las Artes Oscuras que está creciendo con el paso de los días.
    — Sueña con tener un dragón.
    — Le dan pánico las cucarachas.
    Cronología de cargos:
    --
    Premios y reconocimientos:
    --

    Links de Interés Referentes al Personaje:

    Link al Perfil de Comprador MM: --
    Link a Bóveda Personal: Bóveda 103860
    Link a Bóveda Trastera: Bóveda nº XXXXX
    Link a Bóveda de Negocio: Bóveda nº XXXXX
    Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda Familia XXXXXXXX.
    Link a Bóveda Familiar 2: Bóveda Familia XXXXXXXX.
  6. —Vaya, para ser un hospital no parece que sea un lugar muy tranquilo. —explosiones, escapes de virus... menudo miedo. —Los que necesiten descansar no deben de estar muy contentos. —no me gustaban los hospitales, ni para trabajar, ni para ir de visita y, por supuesto, tampoco como paciente. —¿Te han llegado a agredir alguna vez? —le pregunté.

     

    Gracias a Anna estaba conociendo datos nuevos sobre los venenos que no tenía ni idea. Si mezclaba varios de ellos lograría uno que posiblemente no tuviese aún un antídoto. Esa información podría serme valiosa algún día, trataría de recordarlo.

     

    —Hay lugares que me transmiten confianza y en los que no me importa comer. Luego están otros, como esta taberna, que todo lo contrario. —conté. De ser verdad sus palabras me moriría de hambre. Al no tener mi propia vivienda y al no gustarme cocinar siempre comía en algún restaurante.

     

    Asentí. Como bien decía, estaba de ocupa. No era muy grato reconocerlo pero tampoco ganaba nada mintiendo.

     

    —Es muy amable tu invitación y creo que hasta la aceptaré. —sonreí. —No hay mucha diferencia. Si voy a dormir a tu vivienda seguiré siendo una especie de "vagabundo". Lo único que cambia es que pasaría a estar en un lugar desconocido sin permiso a estar en un sitio que tampoco conozco pero con permiso. —dije serio.

     

    Esperando que ella hablase me percaté de algo a lo que no había dado importancia antes.

     

    —¿Has dicho castillo? —pregunté. —¿Vives en un castillo? —estaba alucinando.

  7. —Debes de tener muchas responsabilidades. —era la directora del hospital mágico, seguro que ganaba un buen salario por tener dicho cargo. Ser el director de algo tenía que ser bastante guay. Tienes que trabajar duro, sí, pero puedes pagar tus frustraciones con los empleados porque nadie manda más que tú.

     

    Asentí. Conocía ambos dichos, en especial el segundo.

     

    —Da igual, no creo que debas ser tan confiada. —me atreví a opinar. —Tienes el hospital para lo que necesites pero un día puede ocurrirte algo horrible y no acabar bien... Imagina que están envenenados, no creo que todos los venenos que existen tengan antídoto, ¿o sí? —no sabía mucho pero me parecía lógica mi reflexión.

     

    —Guau... —susurré sorprendido. Nueve hijos más dos adoptivos... ¡Merlín! —Puedes formar un equipo de Quidditch completo y todavía te sobrarían hijos. —bromeé riendo. Ahora entendía por qué en su día libre estaba en la taberna y no con ellos.

     

    —En el Londres muggle. Hay varías casas completamente amuebladas que no tienen dueños y aprovecho para meterme en ellas. No está del todo mal, el problema es que me pueden descubrir o pueden comprar la casa y me tocaría buscar otra. —le conté. También estaba la posibilidad de irme a dormir a un hotel pero no tenía tantos recursos económicos como para dormir en uno todos los días. —Veré si en el futuro me decido por comprar una de esas casas y así conseguir algo de estabilidad en mi vida —añadí dando suaves golpes en la mesa con mis dedos índice.

  8. —¿Dónde trabajas? —pregunté. Ella tenía mucho trabajo encima y por momentos me sentí aliviado de no tener empleo.

     

    Bebí de mi jarra con suficiente cuidado para no mancharme como antes. Estando solo no me preocupaba ensuciar mis labios con la espuma pero estando con alguien era vergonzoso.

     

    —Ese es el tema... Si no le importa la limpieza de la taberna no creo que le importe el estado de los alimentos. —dije mirando los frutos secos. Me di cuenta de que esa regla de tres también funcionaba con la bebida. Nadie me aseguraba que estuviese en buen estado aunque mal no sabía. Posé la cerveza sobre la mesa con una mueca de asco. Estos últimos pensamientos me habían revuelto el estómago. No daría un trago más.

     

    Tenía hijos. Me chocó que prefiriese pasar el día libre en una taberna antes que con sus hijos. Yo no tenía y por ahora ni quería. Si por cosas del destino acababa siendo padre aprovecharía cualquier momento para estar con él o ella.

     

    —¿Cuántos hijos tienes? —quise saber. Lo había dicho en plural por lo que mínimo tendría dos. —No tengo a nadie en Londres. —respondí. No tenía familia, ni tampoco amigos, ni siquiera conocidos...

  9. —Lo mismo digo. —solté por educación.

     

    Me sentí incómodo cuando comenzó a reírse sin motivo aparente. Le pregunté si era alumna y ella se rió, no entendía por qué. Fruncí ligeramente el ceño. Estaba confundido. Poco faltó para que derramase su líquido sobre ella. Si hubiese llegado a ocurrir yo sí tendría un motivo de peso para carcajear.

     

    —¿Por qué no? ¿No tienes paciencia para ello? —para ser profesora se necesitaba tener mucha, los alumnos a veces te podían hacer desesperar. A mi no me importaría serlo, creo que se me daría bien. Sería muy estricto, mi impaciencia haría que no consintiese a nadie un mal comportamiento.

     

    —Me he anotado a la Academia ayer. —con esas palabras quise responder su pregunta. Decir sí sería muy atrevido porque tal vez no cumplía los requisitos y no me aceptaban como alumno, y responder con un no sería pesimista. —Londres es muy grande, no sería muy sorprenderte que no me hubieses visto. —dejé escapar una sonrisa, estaba tratando de ser amable.

     

    El camarero volvió y trajo unos frutos secos. Anna no tardó en coger un puñado.

     

    —¿Vas a comer? ¿No es raro que nos los regalen?—pregunté. Yo no los iba ni a tocar, desconfiaba. —Venía a conocer la Academia, ¿tú? —agarro la jarra.

  10. —Gracias, nada más. —dije al camarero cuando trajo mi bebida.

     

    Agarré la jarra con mi mano derecha y le di un sorbo. Me gustaba su sabor. Posé el recipiente y pasé la misma mano por mi labio, me había manchado con la espuma de la cerveza. Apoyé mis codos sobre la mesa. Estaba comenzando a aburrirme de estar allí. Una chica posó su vaso sobre mi mesa a la vez que me hacía una pregunta. La miré alzando una ceja y ojeé de nuevo la taberna. Estaba todo prácticamente vacío, no entendía muy bien qué necesidad tenía de sentarse conmigo.

     

    —Supongo que no. —respondí encogiéndome de hombros. Mis ojos azules se centraron en Anna, sí, así me había dicho que se llamaba. —Me llamo Serto. —me presenté.

     

    Tatareaba una conocida canción sin dejar de mirarla. —Bueeeno... —pronuncié para romper el odioso silencio. No me gustaba estar en silencio, era muy incómodo. —¿Eres alumna? —cuestioné por charlar de algo. Normalmente me resultaba dificultoso sacar temas de los que hablar con aquellas personas, que como la Ryddleturn, no conocía de nada.

  11. Ayer me había anotado a la Academia y hoy me encontraba paseando por sus alrededores. Por el momento desconocía qué día comenzaban mis clases, mi visita era tan solo para conocer las instalaciones. Era un lugar muy grande, seguro que el número de estudiantes era muy elevado. Pasé al lado de un grupo de amigos con mochila que probablemente fuesen alumnos. Suponía que acababan de terminar con su día escolar, ya era casi de noche y me resultaba imposible pensar que a estas horas pudieran tener clases.

     

    A lo lejos vislumbré una taberna. Decidí acercarme, tenía sed. Tenía un nombre muy curioso, Taberna del Loro Tartamudo... Sonreí, a decir verdad era un nombre original. Empujé la puerta y entré. Fue grato descubrir que no había mucha gente. Me senté en una mesa cercana a la puerta. Ahora me tocaba esperar pacientemente a que me atendieran. Entre tanto me paré a pensar que sería muy interesante ver a un verdadero loro que fuese tartamudo, nunca escuché a uno que lo fuese.

     

    Pasados un par de minutos un camarero se acercó.

     

    —Tráeme una cerveza de mantequilla. —pedí con educación. A ver si tardaban menos en servirme que en atenderme, no me gustaba esperar, la paciencia no era una de mis virtudes.

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