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Andrew J

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Mensajes publicados por Andrew J

  1. El silencio. Había siempre dos formas del mismo, el incómodo y agobiante que parecía durar para siempre o uno en el que no se necesitaba decir nada para hacer de un segundo agradablemente eterno. Así habían sido los escasos segundos de silencio entre la presentación que había hecho él y la respuesta de la bruja.


    Como se había temido Andrew, no se encontraba frente a una mujer que pudiera intimidar con facilidad, ni de hecho aunque lo intentara, parecía obvio que estaba acostumbrada a lidiar muy personalmente con sus asuntos y al aprendiz no le sorprendió en lo más mínimo que en lugar de que ella aceptara la mano que le ofrecía simplemente dedicara una mirada con desdén y bebiera del interior de una botella. ¿Qué sería de la vida sin retos?


    Las palabras de la bruja, aunque enigmáticas, despertaron los sentidos del mago. Sería sin duda una conversación interesante, definitivamente mucho más que cualquiera que se estuviera dando en aquella celebración navideña que se que había invadido el Gran Salón. Nuevamente la sorpresa era elemento presente, aunque no siempre a su favor.


    Andrew sonríe como toda respuesta a las primeras palabras de Alexis, no sin dejar de percatarse de que a pesar de lo que le dice, no ha dicho su nombre. Aunque ha dado buenas esperanzas, pues ha dicho que que lo iba a averiguar. Envuelta en ese halo de misticismo se levanta del sofá en el que se encontraba segundos antes cuando él se acercara por por primera vez y entonces él aprovecha para sentarse cómodamente recibiendo la invitación a beber y nuevas preguntas por su parte. Al menos se muestra interesada, al menos no le ha rechazado.


    - Mira - dijo tomando la botella que ofrecía, oliendo su contenido más por curiosidad que por temor. Absinthe, pues pocas cosas tiene un olor tan etílico, ella no mentía al decir que era fuerte. Juguetea con la botella antes de continuar - disculpa no haber reconocido tu fama, temo que solo me dejé llevar por la belleza y éste, pues no quiero dudas, sí es un halago - añadió cruzando una la pierna por encima de la otra - temo que sí te había visto antes en la Academia, pero no podría precisar cuando - continuó encogiéndose de hombros, al final de cuentas estaba siendo bastante sincero. - Dudo que sea lo importante aquí - repuso y finalmente dio un trago a la botella. El alcohol abrasaba su garganta provocándole un escozor interesante y un calor que extiende a todos sus miembros.


    - ¿Qué se supone que debo hacer para saber tu nombre? - pregunta de pronto regresando la botella a su dueña e invitándola a sentarse junto a él - Creéme, haría cualquier cosa - aquello no tenía mucho que ver con el nombre de la bruja, en realidad era casi una advertencia, aunque seguramente ella lo imaginaba. - supongo que acabar con tu botella podría ser buen comienzo - Andrew alza la vista en busca de los ojos de su interlocutora - o uno muy malo. No hay forma de saberlo de antemano - agrega con misterio y le dedica una sonrisa.





  2. Rol con Alexis Miller

     

    De las pocas cosas ciertas en la vida una de las que más sobresalían era que el tiempo no esperaba a nadie. Y es que así justamente era como habían transcurrido ya varios días desde que el americano pusiera pie en Londres, no por primera vez pero sí por tiempo indefinido.

     

    Por su parte no había realizado grandes progresos en un tema social, apenas si había acabado su primer clase de la Academia y al parecer eso lo ponía un paso más cerca de graduarse, fue una sorpresa para él que a pesar de que muchos de los estudiantes fuesen adultos, se les asignaba una casa a la cuál pertenecer y en especial con la cual identificarse. Andrew ahora se veía a sí mismo como un Dragon de Lancashire. Satisfecho con ello, aunque poco sabía de su casa pero en su opinión estaba por descubrirlo. Error, ni siquiera sabía que le esperaba en el Gran Salón.

     

    Si con algo se podía contar era con la ostenticidad de los magos, era evidente que no podían resistirse a convertir todo, incluso sus construcciones, en algo completamente extraordinario y salido de tono. Así era el Gran Salón, un cuarto gigantesco con cientos de detalles y tanto espacio como estudiantes, profesores y visitantes hubieran en la Academia, contaba con diferentes secciones que permitían diferentes ambientes.

    Fue entonces cuando al dirigirse a uno de los sillones se encontró con la bruja que había observado días atrás. Sabía absolutamente nada de ella pero tenía una figura y mirada azul cautivante. Si el aprendiz no recordaba mal, había visto a aquella mujer días antes dirigiéndose a su clase, en los jardines buscando el aula correcta. No creía en las casualidad, muy al contrario prefería creer que podía forjar su propio destino y siendo que la timidez no era su característica más fuerte decidió jugarse todo chance con aquella bruja. Después de todo ¿acaso tenía algo que perder? . De hecho cuando lo consideró mejor, se dio cuenta de que bien podía elegir acercarse a uno de sus ya conocidos compañeros o probar suerte con lo desconocido, nadie podía culparlo de elegir el azar.

     

    - Disculpe - dijo apelando a su tono más empático aunque sin llegar a ser abrumador - mi nombre es Andrew Delacour - añadió extendiendo su mano con elegancia - podría inventarme alguna excusa patética sobre porque me acerqué hasta usted señorita - continuó sin dar mucho espacio de que ella hablara - pero no se ve usted como alguien que se impresione por las tonterías, así que será mejor si somos honestos. ¿Su nombre es? - preguntó sosteniendo aún el aire la mano para estrechar la de su interlocutora.

     

    Estaba dicho, a partir de aquel momento era cuestión de suerte que ella decidiera presentarse también o simplemente rechazar el intento social del Delacour. En su interior el mago esperaba que aceptara, pues no dudaba que estaba frente a una mujer interesante posiblemente con mucho que contar y aún más que vivir.

     

     

     

     

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  3. Cada presentación de los compañeros era entretenida a su forma, puesto que ninguno podíamos repetir el Delacour no sabía como se las habían apañado los últimos, pero ciertamente no dejaron de impresionarlo cuando al fin el últimos de sus compañeros hacía una presentación que le ganaban las estrellas requeridas para continuar.

     

    Había sido atinado realizar aquel tipo de actividad en la clase, Andrew debía reconocer que ahora se sentía un poco más familiarizado con sus compañeros y aunque él no era tímido, había resultado una oportunidad excelente para familiarizarnos un poco entre nosotros y entonces estar listos para la siguiente actividad.

     

    Pero no había forma de alistarse para aquello.

    Casi, como si más bien hubiesen estado esperando a que pasara el último estudiante el escenario, unos poltergeist, o al menos eso habá sugerido Helen, invisibles por supuesto y con características risas escandalosas se habían apoderado de pertenencias de cada uno. Era hasta ahora que el Delacour comprendía de mejor manera los susurros y demás que había escuchado entrando a la carpa, parecía que no eran fantasmas en su mayoría como había supuesto hasta ahora. La profesora Helen evidentemente lo sabía.

     

    Pero no tuvo tempo detenerse en aquel asunto por mucho más. Lo que habían tomado del Delacour estaba lejos de ser algo importante, así que él soltó más bien una risa burlona - Buen intento llevarse mi saco - pero entonces notó su saco caído al pie de la silla y un gesto de alarma reemplazó la sonrisa socarrona del aprendiz y entonces tuvo que hacer un examen más cuidado de sus pertenencias. No le tomó mucho darse cuenta de que el reloj en su mano izquierda era su objeto por hallar. Intentó serenarse pues sabía que acabaría por encontrarlo, pero no le hacía mucha gracia aquel tipo de bromas.

     

    Con el entrecejo fruncido dió unos cuantos pasos en dirección a los compañeros que comenzaban a reunirse e idear posibles estrategias de búsqueda. A lo que en realidad prestaba más atención Andrew era al listado de objetos perdidos: su reloj, dos collares de zafiros, una pulsera de la profesora, la guitarra de Alonzo y un broche antiguo; lo único que parecía fuera de lugar eran la guitarra y la mochila del profesor Cris.

     

    - ¿Tal vez usaron la mochila para echar todas las cosas? - adujo el Delacour, reflexionando en voz alta más que preguntándole a los compañeros que comenzaban a dividirse en grupos de búsqueda y cubrir así mejor el espacio. El se dirigió al este.

     

    - Accio reloj - conjuró por lo bajo, sin mucha esperanza de que funcionara. Y desde entonces comenzó a caminar más alerta observando a su alrededor. Unos arbustos que crecían muy cerca unos de otros sería lo primero que intentaría revisar.

     

     

     

     

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  4. Conforme las presentaciones avanzaban el sentimiento de ansiedad se acrecentaba en el interior del Delacour, pues aún permanecía la incógnita de cuál sería la metodología de la clase, hasta el momento las presentaciones era lo acostumbrado, pero si algo había aprendido el americano es que los magos, al menos en Londres, no dejarían pasar la oportunidad de hacer algo ostentoso y diferente.

     

    La idea que había tenido Andrew estaba solo en parte equivocada, no era ostentoso lo que ahora observaba mientras entraba acompañado por sus profesores y compañeros de clase, pero era diferente y algo intimidante. A pesar de que parpadeara con fuerza y se pellizcara en al menos una ocasión, el sonido de varias docenas de personas viajaban con volumen hasta los oídos de todos, y sabía que era de todos pues se había detenido a observar la reacción de sus compañeros. Nada, no era que el aprendiz hubiese enloquecido o estuviera teniendo un episodio psicótico, los sonidos si estaban allí y el alivio solo llegó cuando la voz de su profesor Criss hizo la pregunta que rondaba su cabeza, al menos una parte de alivio pues la respuesta de Helen no sería la más tranquilizadora de todas. Eran efectos de sonido: en su mayoría.

     

    Luego de algunos segundos de aquella primera impresión era más sencillo concentrarse en otros aspectos, como el escenario tan iluminado al frente o al hecho de que Criss ya había escalado en éste y de manera fluida (como si hubiera planeado aquello con antelación) realizó un número muy visual ayudado con su varita mágica. Andrew ya sabía que debían hacer antes de que el profesor lo expusiera, aunque eso no ayudó a controlar por momentos su pánico escénico.

     

    El tiempo que le tomó a la profesora impresionar sus estudiantes con sus dotes de cantante el Delacour lo dividió entre su atención al escenario y a trabajar en su propia presentación. Fue más sencillo motivarse cuando fue planteado como un reto "¿Quién se atreve?" había preguntado una voz socarrona. Andrew frunció el entrecejo. Él se atrevería.

     

    Aunque no lo haría de primero como había hecho con su presentación, por el contrario dos compañeros comenzarían a explorar la posibilidad de realizar algún acto en compañía, por otro lado el compañero cuyo nombre (si no recordaba mal) era Alonzo, se adelantaba y a pesar de que por un momento creyó que haría otro acto de magia, su varita sólo la había levantado para conseguirse un instrumento musical. El Ryddleturn arrancaba arpegios, acordes y otras notas de aquella guitarra eléctrica y de pronto el Delacour se sintió muy a gusto rodeado de aquellas notas, casi como en un concierto de Rock.

     

    No era de los que aplazara sus compromisos, así que procedió al escenario mientras Mia y Dimitri susurraban entre sí. Su talento no era un arte, aunque no era fácil, sus recursos eran naturales. Lo que mejor podía hacer Andrew, era hablar y aprovecharía su gran carisma para una pequeña sesión de stand up comedy. No es que no estuviera nervioso, no es que fuera tan seguro de sí mismo o ególatra: es que debía hacerlo.

     

    Para lo único que utilizó su varita el Delacour fue para hacer aparecer un micrófono falso. Luego comenzaría por familiarizarse con el público, alguna referencia graciosa a los actos de sus profesores (aunque no ofensiva, pues realmente habían hecho un buen espectáculo) y alguno que otro chiste - ¿Sabes como se dice escoba voladora en japonés Mía? - preguntó de pronto Andrew acercándose a su público y dirigió su falso micrófono a su compañera quién algo sorprendida pensaba que responder, pero el Delacour no le dio tiempo suficiente - Simekaigo memato - finalmente luego de congeniar con el público había terminado su número con algún otro chiste gracioso y luego de hacer una reverencia. Las estrellas aparecerían sobre él calificando su actuación.

     

    Una primero, dos... y finalmente una dudosa tercera habían asomado. Conforme y algo satisfecho había regresado a su asiento. Más animado pues ahora podría disfrutar del ingenio de sus compañeros.

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  5. El Delacour se hallaba relajado en el fresco interior de su habitación en la Mansión de su familia. Estaba consciente de que era apenas su primer día en la Academia y no se sentía nervioso, la palabra más adecuada para describirle era: ansioso. Un desayuno liviano después emprendió su camino hasta Londres, no quería por ningún motivo llegar tarde, al menos no el primer día, pues del resto no podía prometer nada aún.

     

    Al llegar a la estación que le llevaría hasta la institución se vio en la obligación de lamentar su vestimenta, una camiseta de mangas cortas, un jeans y unas zapatillas casuales; el verdadero problema era el saco que había agregado encima de todo aquello, ahora lo cargaba en su antebrazo para evitar sudar con aquel clima tan atípico de Londres.

     

    La estación de trenes no parecía tan llena aquel día, por lo que Andrew dejó escapar un suspiro de alivio, si había algo que no soportaba eran los lugares excesivamente llenos, no tenía problemas con un aula llena de estudiantes, eran sitios como conciertos lo que realmente evitaba. Luego de que el mago observara a su alrededor tratando de ubicar el tren correcto se dirigió allí con paso decido, aún le era algo complicado ubicarse en aquel país viniendo desde otro continente enteramente.

     

    La Academia se veía tan fascinante como había esperado de un edificio creado por magos y para educar magos. La verdad es que su ansiedad no le permitió apreciar más el edificio y en lugar de eso prefirió entrar de una vez, después de todo no sabía cuan difícil le sería localizar los jardines, lo que le recordaba lo extraño de una locación así para una clase, pero es que posiblemente estaba subestimando las clases de los magos, quizá demasiado acostumbrado al sistema de los muggles.

     

    Los jardines, tan extensos como eran, no fueron un reto de encontrar ni mucho menos lo era la clase, pues una carpa (inconfundiblemente de circo) se erigía en una explanada, una mujer de cabellos castaños y un hombre con los suyos de un particular azul, esperaban en la entrada. Sus semblantes serenos y confiados demostraban, sin duda alguna, que serían los profesores muy a diferentes del pequeño grupo de estudiantes que se comenzaba a acumular a su alrededor .

     

    Apenas unos minutos después se presentaron, el Delacour intentó poner el máximo de su atención, aquello siempre era fácil al principio. Y se sintió más despabilado e involucrado cuando fue su turno de presentarse.

     

    - Yo soy Andrew Delacour - dijo en dirección a sus profesores y compañeros -nací en Estados Unidos - su acento lo delataba de todas maneras - y he llegado a Londres apenas hace poco. De hecho, conozco pocas personas por tanto es un gusto estar aquí - finalizó guardando silencio para escuchar sus demás compañeros y compañeras presentarse.

     

     

    __

     

    OFF:

    Buenas, pues me perdí la clase anterior de generales así que estoy muy emocionado de por fin poder comenzar lo que me han dicho son unas clases muy divertidas a diferencia de las muggles jejeje. Llevo eso sí algunos días en el foro y puede ser que no haya roleado mucho, pero si me he dedicado a leer mucho para intentar aprender rápidamente.

     

    Mi nombre es Andrew, soy de Costa Rica y tengo 20 años. Voy a la universidad, estudio ingeniería eléctrica. Con mi personaje, pues algo tenemos parecido pero lo cierto es que aún ando descubriendo como quiero que sea, así que lamento si no puedo ampliar en detalles.

     

    Lo que sí es cierto es que me da mucha emoción comenzar la academia y que es un gusto conocer los profesores y pronto a los demás compañer@s.

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  6. ¡Cuán dócil a su tacto parecía la Ryddleturn! Era muy sencillo dejarse guiar por sus curvas, su cálido cuerpo atlético. Pero debía recordarse ser un caballero en todo momento, aunque si fuera sincero habría reconocido lo difícil de concentrarse en otra cosa que no fuera aquella joven tan seductora con la que había topado el Delacour.

    Cerró los ojos con el rostro relajado cuando sus manos lo recorrían, despacio y premeditadamente y entonces fue cuando sus labios se encontraron en un beso algo temeroso al principio, pero el mago realmente sostenía a la bruja de la cintura y su agarre se hizo más firme con aquel gesto. El sonido del cristal al romperse los trajo de regreso al lugar donde estaban, nada apropiado para aquellos gestos desaforados.

     

    Se incorporó en conjunto con la bruja, la música asaltó los oídos de ambos como un cañonazo, de pronto ella tenía muchísima razón, aquel no era el lugar para estar ni mucho menos para seguir. Atrapó la mano de la bruja luego de que muy decididamente le pidiera que se marcharan de ahí y se puso de pie aún sosteniéndola, esperando a que se pusiera de pie. Lo siguiente que hizo el mago fue halar la bruja hasta su pegarla a su cuerpo cuando se hubo levantado y allí mismo le había plantado otro beso, aunque ese era más desesperado y especialmente más confiado.

     

    - En definitiva no se puede - confirmó el mago soltando la mano que había puesto en la cintura de la pelicastaña durante aquel beso apasionado pero sosteniendo la otra con firmeza entre una de las suyas - pero tú eres la guía, te seguiré a donde vayas - le afirmó al oído antes de girarse para salir de su mano de aquel local. - o bien - dijo deteniéndose unos instantes - puedo llevarte al único otro lugar en el que he estado, mi habitación en el Castillo Delacour - dijo sin asomo de nervios y con la voz más seductora que se le conocía, sabiendo el descaro de lo que proponía. Pero es que cualquier asomo de inocencia sería más bien un insulto para aquella joven sin mencionar que una vil mentira.

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  7. No había equivocación alguna, formaban parte de un juego… uno de seducción donde no cabía posibilidad de perder.

    Sus gestos amenazaban con romper la concentración del americano. Cada vez era más sencillo observar en lugar de sus ojos, sus piernas cruzadas, sus hombros descubiertos, su cuello apenas visible entre mechones de cabello. Las palmas del Delacour estaban inquietas.

    De improvisto, como todo con ella hasta ahora, sentía el punto específico presionarle con rudeza en su cuello. Él no dudaba que la bruja hablara en serio cuando afirmó que era capaz de matarlo pues no dudaba de sus habilidades mágicas y muy a pesar de la posición tan comprometida en la que se encontraba, él no temía por su vida. No, mucho más peligroso era el roce de los labios de la Ryddleturn contra los suyos, su respiración cálida en su rostro acelerando el pulso y respiración, despertando los sentidos.

     

    Sonrió nuevamente cuando ella lo dejó nuevamente casi en su posición original sobre aquel sofá, aunque esta era una sonrisa de victoria. ¿Qué caso tenía resistirse más?

     

    - No me importaría que me siguiera un ejército entero si el premio por meterme en problemas eres tú – el mago se había inclinado sobre la bruja, ésta vez sin ninguna duda. Su voz era aterciopelada, casi tan peligrosa como la varita que había apuntado ella.

     

    La obligaba a retroceder un poco su torso mientras que el suyo quedaba sobre el de ella, la palma de una traviesa mano subía por el costado de su muslo, sin osar demasiado lejos, todavía. Le sonreía y miraba dispuesto a detenerse en cuanto ella hiciera algún gesto de rechazo pero aquel no llegó. Cuando la tuvo casi recostada depositó un beso en la base del cuello de la bruja mientras sostenía con firmeza su cintura un poco arqueada. Soltó una risita, dejando escapar aire cálido en su cuello, cuando ella afirmaba que podía enseñarle muchas cosas. El Delacour tampoco dudaba aquello

     

    - ¿Crees que un captor revelaría su escondite? - preguntó con ironía y levantando el rostro para volverse a sumir en el verde de sus ojos - solo te puedo adelantar - alternaba sus palabras con diferentes besos suaves en distintas partes de su cuello - que no querrás volver. Y seguramente yo no querré salir de allí hasta haberlo aprendido todo de ti... - hizo una pausa también - de duelos, claro.

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  8. La música seguía a ritmos sincopados, subiendo y bajando el ritmo en los momentos más oportunos. Algunos atrevidos en la pista y otros en mesas más alejados del bullicio. Lestat ya se encontraba enfrascado en una conversación con otra bruja y Alba... bueno Alba seguía con sus ojos fijos en el aprendiz.



    Andrew no podía sentirse más a gusto con aquella pelicastaña, que si bien apenas le venía conociendo era evidente que había una química entre ellos, una atracción. Lo que en realidad lo tenía especialmente sorprendido era aquella decisión que demostraba a cada palabra la bruja, no parecía temerle a nada. También parecía que ella no era inmune a sus provocaciones y mejor aún, parecía disfrutarlos.



    Aquel primer acercamiento que había hecho no había sido más que una prueba... la cuál había pasado con nota más que satisfactoria.



    Volvió a componer su mejor sonrisa, cuando ella, algo cohibida, explicaba en qué consistía su trabajo y finalizaba su bebida. El siguiente acto que realizó fue llamar al bartender y sin estar muy consciente de lo que sucedía, Alba lo guiaba de la mano a un lugar distante de la barra. Todo el trayecto el neutral sostuvo la mano de la bruja con firmeza, siguiendo obediente sus pasos hasta el rincón apartado. Aún con la delicada mano de la bruja entre la suya el Delacour tuvo que respirar profundo una vezo sino habría halado a la chica de su mano para atraerla hasta su pecho y besarla allí mismo. Pero no podía perder los estribos de aquella manera, no quería arruinar nada.



    La Ryddleturn explicó que allí se estaría más cómodo y asintió ante la afirmación pues ahora se encontraban en un sofá mullido lejos de miradas curiosas. Cada vez le gustaba más la forma de pensar de aquella chica.



    - Pues - comenzó sin saber en realidad por donde iniciar -por el momento solo me dedico a explorar - comentó en un tono innecesariamente enigmático, pues realmente solo se refería a que salía a la calle con intención de familiarizarse geográficamente y socializar si había oportunidad - en realidad espero a que de inicio la Academia - entonces hizo una mueca, aquella no le emocionaba mucho pues imaginaba que serían clases magistrales, largas, aburridas e inútiles - aunque no estoy emocionado al respecto - confesó encogiendo los hombros y sonrió pues ahora contestaría su segunda pregunta. - Me emociona más esa curiosidad tuya - entonces se reacomodó hasta quedar muy contiguo al cuerpo de la bruja - y me gustan los problemas - rozó con el índice el muslo de la pierna que tenía cruzada- y prefiero los inesperados - acomodó un mechón suelto detrás de su oreja - pero la respuesta es no. Nada de novia.



    Después de todo la bruja no había tenido ningún reparo en hacer aquellas preguntas o de tomar alguna acción. Con sus actos el hombre solo le dejaba saber a la bruja su interés también, pero agregaría unas palabras por si existiera duda.


    - ¿Acaso debo temer por algún mago poderoso que venga a reclamar su chica o me saldría con la mía si te rapto esta noche?

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  9. El neutral debía reconocer que había llegado a aquel lugar con la plena certeza de que sería la persona allí con mayor seguridad, mayor temple; pero aquella mujer había llegado a demostrar lo equivocado que podría estar. Una nueva emoción afloró entonces, sería de mayor provecho aquel encuentro.

    ¿Cuánto? Tanto como se dieran permiso.

     

    - ¿Pero acaso sabías que el acento británico es considerado de los más atractivos y sensuales? - comentó cuando se refirió a su acento americano, allí estaba: un cumplido sutil, pero con la intención adecuada. Dio otro sorbo a su bebida, apenas si quedaban un par de tragos más.

     

    De pronto los pensamientos del Delacour comenzaron a cavilar, recordaba haber llegado aquella noche a aquel sitio con la única intención de hacer una nueva amistad al menos un conocido, pero no parecía ser este el caso. Comenzaba a parecer el juego de una conquista y sí aquella mujer tan segura y confiada de sí misma que incluso había hecho el primer acercamiento... Andrew no echaría atrás.

     

    Su siguiente gesto que incluyó un susurro en su oído despertaró algún deseo, curiosidad. Había dicho "lo que quieras" y aquella era una gran promesa, tanto como lo era de tentadora. El Delacour sonrió abiertamente dejándole saber que apreciaba tal ofrecimiento.

     

     

    - Atrevida, me gusta - murmuró asegurándose de que ella pudiera escucharlo y terminó de un sorbo el restante del líquido. - diría que motivos familiares - dijo rascándose la barbilla con la palma de su mano, un gesto muy típico de él. No es que no quisiera contárselo a la bruja, es que era todo el asunto muy enrevesado - y llegué hace un par de días. Confieso que es usted la primera persona que conozco en este lugar - dedicó un guiño descarado a la bruja - así que lleva razón, es mi suerte haberle conocido... - también se acercó hasta el rostro de la mujer, pero de una forma peligrosa, sino hasta que estuvo muy cerca de los labios, se desvió hacia su oído derecho - de habernos conocido- volvió a su posición original, mientras con un gesto pedía un refill de su bebida.

     

    - Tal vez quiera explicarme que hace una mujer de tanta elegancia como la suya en su vida cotidiana - pregunté continuando la conversación, suponía que tendríamos tiempo de más para esos coqueteos sutiles, aunque aquello solo llevaba a que alguien terminara yendo más allá.

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  10. Los escasos minutos que duró el bartender en servir la bebida solicitada, el hombre los había aprovechado para observar el show principal que ofrecía el lugar aunque no tuvo mucho tiempo para ello.No parecía que el mundo mágico se hiciera esperar o bien el Delacour había topado con suerte, quizá con demasiada suerte. La figura de una bella mujer había aparecido junto a él. Sus palabras eran fluidas parecía muy segura de si misma, aquello aún más que su apariencia la hacía muy atractiva.

     

    Le dedicó un sonrisa retorcida antes de contestar de igual forma con los ojos fijos en los verdes suyos.

     

    - Andrew - dijo tomando la mano de la Ryddleturn con delicadeza y depositando un formal beso en ella - Delacour - finalizó y soltó la mano de la bruja con especial cuidado también - un verdadero placer -y otra sonrisa asomó en la comisura de sus labios. Se tomó unos segundos para observar el rostro de la bruja tratando de encontrar las palabras para continuar pero entonces alguien más se había acercado hasta ellos.

     

    Era otro hombre de apariencia imponente y un físico marcado. Sus palabras eran afables y me daba la bienvenida tanto al país como al lugar, la perspicacia sugería que seguramente trabajaba allí o era al menos un colaborador.

     

    - Disculpa - dijo caballerosamente hacia Alba antes de girarse a contestarle al mago.

     

    - Andrew Delacour - repitió su nombre con el sentimiento de que era raro hacerlo tan seguido. Y extendió la mano para estrechar la del mago en un apretón amistoso - alcancé a ver apenas el final - confesó imaginando que seguramente tenía razón sobre eso de volver a las brujas locas - espero no se moleste pero - y entonces miró con mayor intensidad al mago, camaradería de hombres - estaba hablando con la señorita y no quisiera ser mal educado - con aquello esperaba que el mago no se ofendiera, pues realmente podía preguntarle un par de cosas sobre la vida allí en Londres, pero no podía desaprovechar la conversación con aquella bella joven.

     

    - ¿Así que eres del país? - preguntó girándose hacia la bruja con la bebida en la mano - porque podría ocupar una guía - su acento poco británico seguramente ya lo había delatado sobre su nacionalidad.

     

     

     

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  11. 1.- Link al tópico de su ficha de personaje:
    Andrew J.

    2.- Link de las bóvedas de negocios que posea el usuario:
    --

    3.- Link del tópico de registro de sus familias:
    Familia N° 1: Familia Delacour
    Familia N° 2: --

    4.- Link a las bóvedas de sus familias:
    Bóveda Familia N° 1: #94786 - Familia Delacour
    Bóveda Familia N° 2: --

     

    Saldo en Bóveda previo a la Migración 2021: 1210 G

  12. Aquel clima infernal típico londinense no era ninguna sorpresa aquel día. Las calles mojadas arrancaban extraños sonidos a las llantas de los carros, las personas con sombrillas chocaban en las aceras mientras que algunos intrépidos con apenas una capa evadían la multitud avanzando velozmente.

     

    Tal era el caso del Delacour.

     

    Una ráfaga de viento despeinó las castaños cabellos del mago mientras asía el pomo de la puerta, cuyo chirrido quedó ahogado por las melodías que emanaban del interior de aquel bar que parecía popular y ofrecía un ambiente animado.

    Sus pasos ahogados por la alfombra en el piso fueron más lentos una vez que hubo ingresado al lugar, apacibles como si premeditara cada uno de ellos; aunque quizá lo más impresionante era su observar alrededor y aquella sonrisa confidente que se debatía entre confidente y pícara.

     

    Lo cierto es que aquel hombre no conocía a muchos magos o brujas de aquel país, pero tampoco parecía preocuparle ser extranjero y desconocido, pues estaba seguro de que su carisma le conseguiría casi cualquier cosa. Era cuestión pasar a la acción y no se conocía gente en lugares callados o al menos no era tan extrovertido y un evidente reto.

     

    - Dirty Martini - ordenó con una voz grave y sus ojos avellana emitieron un imperceptible brillo. Socializar nunca sería tarea fácil pero en realidad sería la casualidad la que se encargaría del resto.

     

     

     

     

     

     

     

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  13. Pues, no sé que decir... a mi con solo conseguir un espacio en la familia voy a estar contento. Así que Mei, puedo ser tu tío la verdad eso me parece bien, aunque no imagino a mi personaje tan viejo... Pero hay tíos jóvenes, así que me suena bien.

     

    Aunque tengo una pregunta, eso no implicaría que quién me adopta es quién sea su madre o padre ? digo, porque entonces sería esa persona debería estar de acuerdo, no quiero ser una imposición.. jejeje

    pero gracias Mei y y Laimi por la bienvenida, me da mucha emoción pertenecer a la familia.

    saludos.

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  14. Ficha de inscripción:

    Ficha: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=105004

     

    Bóveda: Aún no tengo

     

    Sanguínea o Adoptiva: Sanguínea

     

    Skype: tampoco tengo

     

    Mascotas u elfos domésticos: nada

     

    ¿Por qué quieres pertenecer a esta familia?
    Pues me invitó Mei Black Delacour y me ha gustado la historia.

     

    ¿Con quién quieres tener alguna clase de parentesco y cuál?

    No conozco a nadie :(

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  15. http://img2.wikia.nocookie.net/__cb20131230151948/gfaqsff/images/d/d4/Robert_Downey_Jr._Cigar.jpg

    Datos Personales:

    Nombre del Personaje: Andrew J.
    Sexo: Masculino.
    Edad: 25 años.
    Nacionalidad: Estadounidense.
    Familia(s): Delacour

    Padre(s) Sanguíneo:
    --
    Padre(s) Adoptivos:
    --

    Trabajo:
    --


    Poderes Mágicos:

    Rango Social: Aprendiz.
    Bando: Neutral.
    Rango dentro del Bando: --

    Puntos de poder en objetos: 60

    Hechizos adicionales: --

    Puntos de poder en criaturas: --

    Criaturas controlables en asaltos y duelos: --

    Habilidades Mágicas:
    --

    Conocimientos Especiales:
    --


    Perfil del Personaje:

    Raza: Humano.

    Aspecto Físico:
    Cuerpo atlético y músculos levemente marcados. Altura: 1.77m. Pelo corto corto castaño, casi siempre desordenado. Vestimenta de etiqueta cuando lo requiere pero prefiere un aspecto más casual. Ojos color avellana. Suele llevar la barba sin hacer, pero cuando la recorta lo hace en forma de candado alrededor de su mandíbula.


    Cualidades Psicológicas:
    No se anda con rodeos para decir lo que piensa. Es egoísta en cuanto a sus ambiciones se refiere, por tanto no deja que mucho se interponga en su camino hasta sus metas. De carácter burlesco y confiado que le confiere un aire de pícaro y seductor. Con una moral bastante arraigada con especial odio por la gente cruel, superficial y mentirosa.

    Historia:
    En construcción.



    Pertenencias:

    Objeto Mágico Legendario:
    --

    Objetos Magicos:

    Objeto 1: Varita Mágica
    Clasificación: AA
    Puntos de poder: 20

    Objeto 1: Espejos Comunicadores
    Clasificación: AAA
    Puntos de poder: 40


    Mascotas y Criaturas:
    --

    Criaturas en la Reserva:
    --

    Elfos:
    --



    Licencias, Tasas, Registros:

    Licencia de Aparición: --

    Licencia de Vuelo de Escoba: --

    Registro de XXX: --



    Otros Datos:

    Otros datos:--

    Cronología de cargos:--

    Premios y reconocimientos:--


    Links de Interés Referentes al Personaje:

    Link al Perfil de Comprador MM: --
    Link a Bóveda Personal: Bóveda 105301
    Link a Bóveda Trastera: --
    Link a Bóveda de Negocio: --
    Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda 94786 - Familia Delacour
    Link a Bóveda Familiar 2: --

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