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Samantha Sokal

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Todo lo publicado por Samantha Sokal

  1. Samantha siguió a su ex profesor a través del hueco abierto entre dos estanterías y se encontró en una habitación con sillones y una máquina de café. Suspiró, seguramente no iban a ofrecerle algo más fuerte. De todos modos, tampoco habría servido de nada, el alcohol no la ayudaba a tomar coraje. Se sentó mirando hacia abajo. ¿Cómo empezar? Elvis no la conocía, suponía que sabía poco o nada de ella. Hacía años que no lo veía. -Bueno -dijo al fin- llegó la hora de explicar. Levantó la mirada. No creía que Gryffindor fuera a juzgarla, mas bien era ella la que siempre se juzgaba y se condenaba por no sentirse a gusto en el mundo mágico. - He vivido mas de 15 años entre muggles -comenzó- intentando olvidar que soy una bruja. Hice una carrera, me hice una reputación, tengo amigos y aun conservo mi departamento en el Londres muggle. Y quiero seguir así. Eso era lo más difícil de explicar. Qué quería seguir así, quería seguir viviendo una doble vida. no estaba segura por qué pero tenía la impresión de que en algún momento querría dejar el mundo mágico otra vez y para siempre, y quería estar segura de tener un lugar adonde volver. Su hogar nunca estaría en Ottery o en el Diagon, ya ni siquiera consideraba su hogar a Kronborg. Su hogar estaba en en el St Thomas' Hospital y en el apartamento del Soho. - Volví al mundo mágico porque necesitaba aprender a controlar mi magia luego de ... eh... un incidente poco agradable -siguió explicando. Se sintió culpable de llamar "poco agradable" al hecho de haber matado a una persona sin intención, pero aun no estaba lista para contar toda su vida a nadie. Ni siquiera a cambio de ayuda con su problema. Después de todo, su actual problema no tenía nada que ver con la muerte de su colega en Dublín. - El hecho es, Elvis -tomó aire antes de seguir- que aun conservo mi trabajo muggle. Pedí una licencia para hacer una investigación ya que paso mucho tiempo en el ministerio de la magia y en clases, y tengo un par de negocios acá. Pero mis conocidos están sospechando. Y obviamente, no sospechan la realidad, sino que sospechan... y comentan... que estoy cometiendo un acto ilícito -no estaba segura si debía contar que algunos sospechaban que estaba haciendo experimentos con seres humanos. Miró a los ojos a su ex profesor de duelo. -No puedo desmemorizar a nadie porque no sé hasta dónde llegó el rumor. Pero tengo que acabar con eso. Sino la que estaré acabada seré yo -terminó. @
  2. Mientras Samantha se encontraba en el lugar vio entrar a Ellie. ¡Por los dioses! ¡Lo último que quería era que la encuentren allí! ¿Y si la bruja escocesa sabía a qué se dedicaban en ese lugar? A Samantha le gustaba pensar que no le importaba lo que la gente dijera de ella, pero su vida muggle era un secreto que no pensaba compartir con cualquiera. Aunque.... no estaba segura de si Ellie conocía su doble vida. - Elvis -se apresuró a responder con una sonrisa un poco tímida- si. En Hogwarts. fuiste mi profesor de duelo- maldita sea, otro tema mas del que no quería hablar. Eillen Moody no podía enterarse de su problema, Elvis Gryffindor no podía enterarse de su estrepitoso fracaso en la prueba del libro de Fortaleza por culpa de no saber nada de duelo. Cerró los ojos. esperaba que esa visita no se transformara en una pesadilla. - Tengo un problema -le dijo a su ex-profesor. Mejor era ir directamente al grano. - No se si ustedes trabajan también resolviendo problemas en el mundo muggle. pero creo que mi problema podría resolverse con magia. En realidad no solo lo creía, estaba segura. de hecho con unos cuantos hechizos desmemorizantes tal vez se resolviera, pero... ¿cuánto duraría en volver a aparecer? Johnny no solía exagerar, si desconfiaban de ella volverían a hacerlo. Además, quién sabe hasta donde habían llegado las habladurías. Lo que necesitaba era una tapadera, una tapadera permanente. Miró de soslayo a la Ellie y le dijo a Gryffindor. ¿Podemos hablar en algún lugar donde nadie nos escuche? @@
  3. Samantha miró a ambos lados de la calle. En el fondo sabía que aunque alguien la viera entrar allí no podrían sospechar nada. Se suponía que era una tienda de libros nada mas, y ella solía comprar libros. Sin embargo, a pesar de todo, quería ser precavida, al final de cuentas así como ella se había enterado de la verdadera función de ese lugar otras personas seguramente también lo sabrían. - Tranquila -se dijo para si misma- tu aquí no tienes problemas con nadie.- Bien sabía que en el fondo esta afirmación no era cierta y su vida en el mundo mágico había sido una innumerable seguidilla de idas y venidas. Sin embargo, lo que la llevaba a pedir ayuda era su antes tan apreciada vida en el mundo muggle. ¿De verdad Jack creía que ella estaba haciendo experimentos con seres humanos? Sabía que nunca había tenido fama de muy escrupulosa pero nunca pensó que la creyeran capaz de una cosa así. Sin embargo lo había oído, bueno, no ella. En realidad lo había oído Johnny, pero no tenía por que no creerle. Fue hasta la séptima estantería, contó los estantes. Ahí estaba, el décimo. Tomó el quinto libro y dejó un papel con sus datos, aunque obvió el tema de la familia. Ni siquiera sabía si pertenecía a la familia Ollivander y de todos modos, ellos no tenían nada que ver con su "problema". Volvió a poner el libro en su lugar y se dirigió a la puerta. No tenía idea de que vendría ahora. @
  4. Para @@Valeskya Granger por si no la conoce... Gustavo... eterno.... https://www.youtube.com/watch?v=wDbTQQJ0z3U Canción animal Hipnotismo de un flagelo dulce, tan dulce cuero, piel y metal carmín y charol. Cuando el cuerpo no espera lo que llaman amor... Cada lágrima de hambre el mas puro nectar nada mas dulce que el deseo en cadenas. Cuando el cuerpo no espera lo que llaman amor... (Siempre) mas se pide y se vive canción animal canción animal. No me sirven las palabras gemir es mejor cuando el cuerpo no espera lo que llaman amor. Mas se pide y se vive canción animal canción animal.
  5. Al menos las cosas se habían calmado. Samantha no tenía intenciones de pelear, al final de cuentas, el cuervo estaba vivo. No, Sort estaba vivo. Iba a ser su compañero y mas vale que empezara a llamarlo por su nombre. Luego de aceptar la propuesta del vodka el muchacho se había acercado a acariciar el animalito, Samantha lo dejó, y no pudo evitar que sus manos se tocaran. respiró hondo hasta que el chico dio unos pasos hacia atrás separándose. Era demasiado atractivo para no sentirse turbada por él. - Soy danesa -dijo titubeando- y un poco alemana. No estaba acostumbrada a que la llamaran hermosa. Nunca había tenido problemas en ligar pero la mayoría de las veces era ella quien tomaba la iniciativa y dejaba siempre claro que ese tipo de apelativos le molestaba. Ultimamente habían empezado a sentarle bien, tal vez era por la gran inseguridad que sentía dentro del mundo mágico. Sabía que tenía fama de seria y dura y eso, aunque la divertía un poco, no terminaba de gustarle. En realidad ella no era tan fría como parecía. - El local es de unos amigos -aclaró- yo soy dueña de una pequeña parte y vivo arriba. Si no te molesta podemos ir a mi cocina, allá tengo el vodka. Realmente prefería dejarle el espacio libre a Antoni y su esposa. - Sígueme -dijo yendo hacia la escalera. Una vez que llegó arriba el cuervo se soltó de sus brazos y voló hasta un perchero de su habitación. Aparentemente había elegido un lugar en la casa. Lisbeth lo siguió con la mirada desde la cama, pero Samantha llegando hasta la puerta de su dormitorio la apuntó con la varita y le gritó varias frases en danés. La gata sabía lo que eso significaba, le daba igual lo que su dueña había dicho, sabía que esa varita podía hacer mucho daño, no tocaría al cuervo ni que sus 7 vidas dependieran de eso. Parada en la puerta sam se miró al espejo, tenía el pelo revuelto y seguía con ese camiseta de dormir. pensó en cambiarse. Daba igual, era casi un vestido minifalda. Luego miró hacia atrás a ver si el muchacho de ojos azules había subido a la planta alta. Suponía que sí, pero con el asunto de Lisbeth y el cuervo no había pensado en que debía mostrarle donde era la cocina, seguramente la había podido encontrar solo. @@Vladimir Karkarov
  6. Samantha estaba enojada, sin embargo se obligó a bajar un cambio en su estado emocional. Si bien desde que estaba en la comunidad mágica había aprendido a controlar su ira sabía muy bien el daño que podía hacer. Y eso aun le daba miedo. Aemás, después de todo, era probable que el mago extranjero tuviera razón, no había entrado buscando problemas, aunque los hubiera encontrado. Dejó la varita sobre la mesa y acarició al cuervo que tenía en brazos. Ya lo había decidido, lo adoptaría. No tenía lechuza por lo tanto él llevaría sus mensajes. Lo llamaría "Sort" (negro en danés). ¿Lisbeth? Pues Lisbeth tendría que acostumbrarse, como se acostumbran todos los gatos que tienen un emplumado en su familia. Miró al muchacho mas tranquila. Y ahora más interesada. Joven, atractivo, ojos azules... aun así no parecía estar interesado en ella, a pesar de su vestimenta, o falta de ella. Muy bien. tal vez podrían ser amigos. Ella también era una extranjera en Londres y sabía lo difícil que era adaptarse. - Disculpa -dijo avergonzada- es que , para mi, los cuervos son especiales -y añadió- Eres ruso ¿no?. Quieres un vaso de vodka, tengo de los buenos. @@Vladimir Karkarov
  7. - ¿Que qué?????? - dijo Samantha cuando escuchó que ese tipo había matado a un cuervo. Miró en dirección a la mancha oscura que había en el suelo del atelier. Con lágrimas en los ojos soltó a Lisbeth al tiempo que le dijo- Du, gå op! La gata conocía a su dueña, cuando estaba enojada mas valía no contrariarla mas. Samantha se acercó a la mancha oscura y se arrodilló frente a ella, no le importaba si la camiseta se le subía algún centímetro más allá del decoro. Alguien había matado a un cuervo. Dejó la varita a un lado, sobre el piso, y unió sus manos apoýandoleas sobre lo que alguna vez había sido uno de los pocos animales que amaba. Cerró los ojos y levantó la cabeza murmurando una plegaria en norso antiguo, el idioma de su padre. En menos de un minuto el cuervo estaba vivo otra vez, era solo un pichón. Samantha lo tomó con su mano izquierda y lo puso contra su pecho. Luego recogió su varita y se puso de pie. - ¿Quién-es-usted? -preguntó con voz helada y apuntando la Tyr hacia el mago de acento extranjero- no me importa su nombre, ninguna varita justifica lo que acaba de hacer. @@Vladimir Karkarov
  8. Samantha se había quedado dormida leyendo un libro cuando de repente algo la sobresaltó. Un ruido a cristales rotos, y provenía de abajo, del Atelier. No sabía si había alguien pero la bruja escandinava tuvo un cierto temor de que Lisbeth estuviera haciendo de las suyas con algún bote de pintura, y maldita sea, no quería tener que limpiar a la gata ni tener un bengal azul o verde. Vestida solo con una camiseta larga de dormir bajó corriendo las escaleras, tan dispuesta a retar a Lisbeth que solo se dio cuenta de que había gente cuando ya estaba en medio de ellos. Por un lado Shena, por el otro un muchacho alto y morocho. No tenía idea de quien era. Levantó en brazos su gata medio incómoda, no tanto por el largo de la camiseta que bien podía parecer un vestido minifalda sino más bien por su cabello revuelto y los pies descalzos. Era obvio que iba de entrecasa. Se oyó un trueno. Frunció el ceño mirando al cielo. Thor estaba enojado, media hora antes el clima había estado despejado. - Shena... ejem... -carraspeó acariciando a Lisbeth- no sabía que había visitas. Luego miró al chico de arriba abajo sin ningún disimulo, pinta de extranjero, ojos muy celestes - lindo color- pensó. Sin siquiera preocuparse por su atuendo inapropiado levantó las cejas con interés y curiosidad. -Y usted... ehhh.. señor... es.... esperó la respuesta. @@Vladimir Karkarov@@Shena Cindy de Ryvak M.
  9. Samantha estaba leyendo cuando escuchó el sonido de la puerta del Atelier. Como no estaba segura de si había alguien en el local bajó las escaleras desde su departamento esperando a ver si su elfo, Wizard, le informaba quien era la persona que había llegado. Antes de mirar hacia la entrada no pudo dejar de reparar en el cuadro de la recepción. Los personajes nunca estaba como la vez anterior que ella lo había mirado. Aun así nunca los había visto moverse. Siempre había pensando en esa pintura como si fuese una pintura muggle, o mejor dicho, como si fuesen varias pinturas muggles que alguien iba sustituyendo una por otra. ¿Qué habrá querido decir a Antoni cuando la pintó? -pensó. Ni siquiera estaba segura de si esa obra era de su amigo. - ¿Que ocurre Jerard? - dijo viendo al elfo saludar a una alguien. Sam no solía atender el lugar, en realidad no tenía idea de qué era lo que la había impulsado a bajar. Pero ya que estaba allí vería de qué se trataba. @@
  10. Samantha miró su guardarropa. No tenía ni idea de como había que vestirse para una fiesta de graduación. Mucho menos si era una fiesta con piscina. Al final se decidió por unos jeans azules y una camiseta de tirantes de diseño. Llevaría el traje de baño en su bolso, pero no estaba muy segura de si se lo iba a poner. Tomó la chaqueta de cuero y se subió a la Harley preguntándose si debía llevar un regalo ¿se hacían regalos en las graduaciones? Ella ni fiesta había hecho. No estaba lejos del Hotel, pero le gustaba sentir el ruido del motor y hacía días que no se daba una vuelta en moto. Cuando entró en el que una vez fuera su hogar no pudo evitar sentir un dejo de nostalgia por su habitación. vivía bien en el atelier, pero Aliento de dragón había sido su primera morada en el mundo mágico. Para su desgracia ya estaban todos los conocidos. Odiaba llegar tarde a cualquier lado, pero en las fiestas siempre lo hacía. Se paseó un poco por el lobby del hotel buscando alguien con quien charlar. Ahí estaba Dennis también, otra recién graduada a quien fue a felicitar con un abrazo... Albus con una chica a la que había visto por ahí (Samantha le sonrió de lejos un poco tentada de risa) ....Y Heberth. - Mis felicitaciones -le dijo afectuosamente a su compañero de trabajo. Buscó con la mirada a Antoni o a Shena pero no los encontró. Ah, pero allí estaban Ellie y Mel. Fue hacia ellas con intención de unirse a alguien conocido. @@Albus Severus Black@Tamarindo@Hannity Jane@@heberth portillo@@Dennis Delacour@@@@
  11. En la parte alta del Establecimiento. Se preparó un sandwich de pollo y se abrió una botella de cerveza. Había cocinado el pollo en la plancha, había destapado la botella con un abridor, había untado mayonesa en el pan con un cuchillo. -No hay caso -se dijo Samantha con un suspitro al darse cuenta de que llevaba mas de media hora en la cocina- siempre seré muggle. Con el sandwich en una mano y la botella en la otra fue hasta su habitación. Estaba rendida. Demasiadas horas de trabajo en el ministerio, demasiada tensión en sus otras actividades, y ... nada de relax o diversión. Se sentó respaldada en la cama tomando un sorbo de la botella de Carlsberg. Pensó que le haría falta un aparato de Tv. Que curioso. Tenía un aparato de Tv en el dormitorio de su departamento muggle y jamás lo prendía. Pero es que en el mundo muggle, aun viviendo sola, jamás se sentía sola. Una vez mas se preguntó que estaba haciendo allí, ¿realmente era donde debía estar?¿realmente era donde "quería" estar? la respuesta era "Si..." o mejor dicho "Si, pero...." . El hecho es que extrañaba el hospital, a sus compañeros, el sonido de su celular (que allí no parecía tener casi señal), a Johnny, y hasta el maldito televisor. -Tengo que salir un poco mas- se dijo, mientras acariciaba a Lisbeth que se había acomodado a su lado- sino terminaré convirtiéndome en una bruja amargada o, peor aun, huyendo otra vez. Termino la bebida, dejó el plato en el suelo y se dio vuelta. En menos de 10 minutos estaba dormida.
  12. Samantha se bajó de la moto en la vereda del local y miró hacia arriba. Las luces de las dos ventanas del piso superior estaban apagadas, ya se encenderían, había decidido que una sería la cocina y la otra una mezcla de estudio y salita para recibir visitas , aunque en realidad no estaba segura de si alguna vez iba a recibir una visita. De lo que sí estaba segura era de que para su habitación elegiría el cuarto con vistas al jardín. Entró por la puerta del local con Lisbeth enroscada en su cuello y Wizard siguiendola a saltitos. Había pasado a buscar a su elfo por el hotel de Antoni y lo había encontrado mejor de lo que lo dejó- Antoni sería mejor amo que yo- se dijo, observando a la pequeña y pálida criatura que le miraba con adoración en sus grandes ojos celeste pálido. - ¿Le llevo el baúl hacia arriba?- pregunto Wizard. - Si, gracias- respondió Samantha, ya había abandonado el intento de que el elfo la tuteara o de pretender ayudarlo en lo que él consideraba sus obligaciones. Entraron por el negocio, por ahora no quedaba otro remedio, aunque Samantha habia decidido hablar con Antoni para saber si no podía tener al menos un pasillo que se dirigiera directamente a sus aposentos sin pasar por el lugar frecuentado por clientes. Subió la escalera con paso cansado, no por cansancio físico, sino porque una vez mas volvía al mundo mágico, y una vez mas sentía eso como una derrota. -No debería ser así - se dijo- eres tan bruja como el que mas- Sin embargo sabía que quizas si no hubiese pasado su últmo año como médica de guerra entre muggles tal vez no habría vuelto. El mundo muggle siempre la decepcionaba, y al mundo mágico le tenía miedo. Sentía que no pertenecía a ningún lado. - Espero que esta vez funcione -suspiró. Entró a su habitación, ya preparada desde antes de haberse ido, y vio como Wizard ya había abierto su baúl. Comenzó a sacar sus prendas con una sonrisa triste. No había mas que pantalones de cuero o jeans, camisetas blancas o negras, muy pocas cosas de color. las botas, las camperas de cuero, y algún vestido de fiesta que había comprado esta vez. Una vez acomodados sus libros, que ocupaban mas de la mitad del baúl miró el fondo, ahí se apilaban un par de túnicas como las que usaban la mayoría de las brujas, decidió que mejor dejarlas allí, sabía que no las usaría, o las usaría muy poco. - ¡Vuelve pronto, no te pierdas! - dijo al ver que Lisbeth saltaba por la ventana seguramene con la intención de inspeccionar su nuevo terreno. Esperaba que no hiciera destrozos en un jardín tan bonito sino Antoni la mataría. ¡El bueno de Antoni!. Le había mandado una lechuza desde el correo para informarle de su llegada, esperaba verlo pronto. Miró a su alrededor, aun faltaban muchas cosas que hacer para que aquella habitación se "sintiera" como un hogar para ella, pero había empezado. Estaba de vuelta. @
  13. Samnatha vio la serie de fotografías que le mostraba Antoni. Estaban muy bien hechas, eran muy artísticas. Luego le mostró un lugar tipo atelier, en donde él pintaba, esto la llenó de entusiasmo. - Vaya, pintas muy bien- dijo, y agregó- crees que podría encontrar en algún rincón del local, una habitación tranquila, donde pueda instalar un caballete para mi... pinto al estilo muggle, no se si le puede interesar a los clientes, pero me interesa a mí... y siempre puede aparecer algún loco amante de las cosas muggles- terminó no muy convencida. Si su socio le decía que si debía ir a su apartamento del Soho a buscar sus materiales. Pensaba que si pudiera hacer alguna de sus actividades muggles en el mundo mágico estaría mas a gusto en él y no tendría ganas de huir tan seguido. @
  14. Samantha estaba en su habitación leyendo un libro de anatomía cuando Wizard tocó a su puerta. - Pasa- dijo la bruja con una sonrisa. - Traigo una nota para usted, señorita Samantha- repuso de inmediato el elfo, que siempre se sentía incómodo cuando tenía que interrumpir a su ama en cualquier tarea que estuviera haciendo. - ¿Una nota? ¡Oh!, pero si es de Antoni- exclamó la bruja con alegría- Quiere que vaya a su negocio. Gracias Wi. Puedes irte. A Samantha siempre le había gustado el arte, había gastado gran parte de su sueldo como cirujana en cuadros, aunque no tenía ninguno demasiado famoso pero sobre todo, mas allá del arte ajeno, siempre le habia gustado pintar, y en su época de quirófano mas de una vez había calmado la tensión de su trabajo gracias al pincel y al bastidor. En su piso del Soho tenía una habitación a la que llamaba "El taller", allí acumulaba telas y esculturas que nunca había mostrado a nadie, algún día las sacaría a la luz , y sabía a quien se las mostraría primero, después de todo, uno de sus amigos había tenido el lujo de conocer a los mas grandes artistas de la historia, - lo bueno de ser vampiro- pensó. Y ahora tenía que ir al atelier de Antoni, hacía rato que pensaba darse una vuelta por ahí, su amigo conocía su interés por el tema y muchas veces la había invitado. Y ella necesitaba un lugar en el mundo mágico en donde poder pintar. Miró la hora, no era tan tarde, se puso unos jeans y la tradicional camiseta blanca de tirantes, tomo la chaqueta y allá se fue. No necesitaba la moto, el negocio estaba a unas pocas manzanas del lugar y el aire fresco le iba a venir bien. Miró el edificio sonriendo, definitivamente Antoni tenía buen gusto. Tocó a la puerta, pero se dio cuenta de que estaba abierta, obvio, era un negocio. Por un momento se sintió como una tonta, había sentido como si fuera una casa, una casa en la que le gustaría vivir. - Hola- dijo en voz alta- ¿hay alguien?. Tal vez Antoni no estaba, tal vez tendría que esperarlo. Bueno. No importa. Buscó un lugar y se sentó, pensando en sus cuadros y en los recuerdos del pasado. @
  15. -¡Antoni!- dijo Samantha dándole un abrazo a su amigo mientras Lisbeth pegaba un salto hacia el mostrador de recepción. -¿Luzco bien?- ,dijo riendo, si algo no iba con ella era la coquetería. Se maquillaba un poquito, pero ni se notaba, Además su pelo estaba revuelto por el viaje en traslador, pero bueno, Antoni siempre había sido un caballero así que no se lo iba a hacer notar. - No quiero hacerte perder tiempo- dijo la bruja con una sonrisa - solo quería verte, saber como estás, y decirte que vengo a quedarme. No se si mi antigua habitación estará libre, pero tu sabes, necesito algo lo mas aislado posible y con salida a los jardines... por Lisbeth- añadió volviendo a tomar la gata entre sus brazos. -Y por cierto , sé que tus elfos han cuidado de Wizard- se sintió un poco avergonzada- la verdad se los agradezco mucho, sé que soy muy descuidada con él, no tiene la culpa de tener una ama tan loca y despistada como yo. @
  16. Samantha depositó su gran bolso e el suelo. Esta vez había estado mucho tiempo afuera y se había llevado todo del hotel. Suponía que también había perdido su habitación. Suspiro, la última vez que había estado ahí había sido con Johnny, solo una noche y este había salido huyendo sin siquiera recorrer el mundo mágico. Y ella tras el, como tantas veces. -Bueno, no importa- pensó- tiempo al tiempo, ya vendrás de vuelta brujo, no puedes renegar de tus poderes- Se acercó al mostrador con Lisbeth sobre su hombro, la gata parecía tener buenos recuerdos del lugar, miraba todo extasiada y con un ronroneo de placer que hizo que Samantha se sintiera aun mejor. De repente un torbellino menudo se abrazó a sus piernas. - Señorita Samamntha- dijo un elfo de ojos celestes visiblemente agitado- creí que nunca volvería.- Sam miró hacia abajo, hacia esa criaturita que le seguía siendo fiel aun cuando ella siempre lo abandonaba. - ¿Como has estado Wizard? - Muy bien, los elfos del hotel me escondieron en el subsuelo y no dejaron que me falte nada. -Por los dioses Wizard- djo la mujer escandinava- no voy a prometer no dejarte de vuelta porque me conoces, pero juro al menos intentaré dejarte con alguien.- (hizo una nota mental para agradecer a Antoni por sus bien educados elfos) Vio un camarero que pasaba haciendo equilibro con una bandeja y lo paró: - Disculpe- dijo- busco a Antoni Tonks, uno de los propietarios. Si está en el local podría decirle que Samantha Sokal lo busca, por favor- y trate de que no se desmaye al decir mi nombre, estuvo a punto de agregar. @
  17. Hace dos semanas... Samantha decidió que era hora de cumplir la promesa que se había hecho a si misma. Y sabía que no iba a ser nada fácil. Se pasó toda la primera noche de su llegada al mundo muggle recorriendo bares y tugurios de mala muerte. No lo encontró. Tampoco estaba en su casa. ¿Estaría trabajando? Si era así estaba sonada. No volvería en días y cuando lo hiciera estaría intratable. Durmió casi todo el día en su viejo departamento y volvió a salir, los mismos bares, el mismo olor a alcohol barato. Cuando ya casi se estaba dando por vencida, lo encontró. Los codos apoyados en la barra , un cigarrillo en una mano y un vaso de whisky en la otra. Se le acercó despacio, no sabía que grado de embriaguez podía tener y tampoco sabía como la recibiría, y en vista de la propuesta que quería hacerle mejor no despertar la fiera de entrada. Se paró a su lado y dejó que él la descubriera. tardo unos minutos y sin mirarla dijo: - Vaya con lo que trajo el gato, Samantha Sokal, ¿ya te has cansado de tanta magia junta? -recién ahí inclino la cabeza para mirarla, una mueca que en él bien podía tomarse como una media sonrisa. Samantha respiró, No estaba tan borracho y tampoco estaba enojado. - Hola Johnny- dijo en voz baja, mientras le hacía señas al cantinero que le trajera un vodka doble. - No me cansé de la magia, solo te extrañaba. Y pensé.... este... en que alguna vez me hiciste la promesa de venir conmigo a la comunidad. - ¿Y me creíste?¿Te suponía mas inteligente? - No, jamás te creo, pero tú sí te crees. Y se que te intriga. después de todo tú también eres un mago. Aunque te guste tan poco como a mi. Tardó mas de dos horas y varias medidas de alcohol en convencerlo. Tuvo que hacer incontables promesas, de las cuales, seguramente, se arrepentiría en el futuro. De todos modos esperaba no tener que cumplir con todas. Al final lo logró. John Constantine, hechicero, exorcista y maestro en artes oscuras iba a visitar la comunidad mágica asegurando comportarse y no meterse con nadie. Samantha no confiaba del todo en él, demonios, vampiros, John se había pasado la vida combatiéndolos, sin embargo la bruja creía que si no se metían con él él, él no los molestaría, Además John no era ningún tonto, sabría que en ese mundo estaría en franca minoría. Llegaron al Callejon Diagon en la moto de Samantha, ella la dejó en el parking del hotel y ambos bajaron hacia la recepción. John miraba asombrado hacia todos lados, Bueno, no es que se le notase que estaba asombrado, pero Samantha sabía que era así. El lugar era bastante mas lujoso que los que su amigo solía frecuentar y tanta variedad de criaturas mágicas DEBIA asombrarlo. - ¿Así que esto es un elfo doméstico? - dijo John mirando despectivamente a Wizard que había ido corriendo a saludar a su ama. - No se puede decir que sean lindos, pero supongo que son útiles. A mi apartamento le vendría bien una limpieza- agregó con una mueca y sacando su paquete de cigarrillos encendió uno. -No pretendas que me quede si no se puede fumar - remató. Samantha ni se inmutó y pidió a Wizard que llamara a Antoni, uno de los dueños del hotel y su amigo. Por suerte - pensó- Antoni no era ni un vampiro ni un demonio. @
  18. Hola. Quiero aprender pero ni siquiera tengo el PS instalado. Veré de instalarlo en estos días y empezaré a ver con los tutoriales. Pregunta: porque tengo muchas cosas en la netbook. ¿El programa ocupa bastante lugar, no? espero poder instalarlo allí, que es la máquina mas nueva que tengo. Sé que no dan links para descargas pero si alguien me quiere dar una mano estaré agradecida, por Pm mando el mail. Sino buscaré por otro lado. Igual, gracias.
  19. Samantha siguió al elfo hasta lo que sería su nuevo hogar. No sabía cuanto tiempo se quedaría pero le gustaba el lugar. La habitación le gustó de inmediato. El elfo había sacado la cama accesoria y Samantha con su varita amplió la cama que quedaba para hacerla doble. Le gustaba dormir en camas grandes. Abrió el transportador donde había metido a Lisbeth y la gata salió dispuesta a olisquear su nuevo entorno. Comenzó a restregarse por las esquinas y los muebles. Samantha sonrió. A Lisbeth le gustaba el lugar. -Elian te llamas,¿no?- le dijo al elfo que la había acompañado. -Cenaré en el restaurante, al menos por hoy. después seguramente lo haré muy seguido aquí. Pero hoy quiero conocer el lugar. Estaba a punto de buscar su cartera cuando se dio cuenta de que a un elfo no se le da propina. Ay, estaba demasiado acostumbrada a los hoteles muggles. En cuanto el elfo se fue, la bruja se sacó las botas y se tiro en la cama mirando el techo. esta noche cenaría y saldría a recorrer bares. tal vez pudiera hacer algún nuevo amigo. se sentía sola en la comunidad mágica, tan sola como nunca se había sentido entre los muggles.
  20. - Yo estoy de acuerdo con tu propuesta Antoni, pero no me gustaría que por mi causa tengas problemas con tus socios o familiares. No conozco a Pandora, por lo cual no se que pueda tener en contra mía.- Samantha se preguntó que ocurría allí, ¿una desconocida la miraba de mal talante? Ni siquiera sabía quien era esa chica, a decir verdad ni le importaba, pero si le importaba no crearle problemas a Antoni. - Hay de todo en este mundo- pensó suspirando. - si esta chiquita est****a pensaba que entre Antoni y ella había algo mas que una amistad es que no había reparado en la diferencia de edades. Antoni era su amigo, pero Samantha tenía bien claro que podría ser su madre.
  21. -Hola Antoni- dijo Samantha sonriendo- Como ves decidí aceptar tu oferta y pasarme por aquí. la verdad no tengo un lugar fijo donde vivir, salvo mi departamento muggle, adonde voy muy seguido, pero bueno, ahí siempre estoy expuesta a visitas muggles y esas cosas- confesó sonrojándose. La cuestión- recalcó - es que necesito una habitación mas bien espaciosa pero sin lujos, con una buena provisión de vodka y aire acondicionado. Y en donde mi gata pueda vivir también. Sé que Lisbeth puede ser un problema, pero me gustaría que pudiera salir a los jardines, si no la molestan es mansa, le gusta estar sola. Además, mi elfo Wizard debería poder vivir con los elfos del hotel, a cambio puedes usar sus servicios mientras estemos acá. No se cuanto tiempo me quedaré, nunca sé que haré con mi vida pero necesito un lugar tranquilo donde estar y donde poder ir y venir a mi gusto. Se quedó expectante a ver que respondía su amigo. Sabía que no todos los hoteles aceptaban animales y menos si su dueña pretendía que pudieran vagar por ahí. - No se- terminó - tu dirás si puede ser o no.... @
  22. Samantha había pasado unas semanas en el mundo muggle y dudaba de volver a la mansión Rosier. Sabía que la recibirían bien pero ella necesitaba privacidad, algo que en esa casa no había. Hace poco se había encontrado con su amigo Antoni que le había anunciado que había abierto un hotel y decidió ir a investigar. Ni bien llegó se dio cuenta de que era un poco lujoso para sus gustos, pero pensaba que Antoni podía hacer que las cosas funcionaran y definitivamente ella necesitaba un lugar donde vivir. Se acercó a la recepción y pidió de hablar con El Sr Tonks, sabía que el no era el único propietario por lo que esperaba no tener inconvenientes en lo que iba a pedirle. Su elfo Wizard tendría que vivir con los elfos del hotel, mientras que su gata Lisbeth debería poder tener acceso a su habitación, siempre dormía con ella. Además su habitación debería estar en un lugar tranquilo, lejos del ruido de los jugadores de gotcha y esas cosas. Quería un lugar tranquilo, sobre todo teniendo en cuenta que muchas veces dormía mas de día que de noche. Y debería tener un lugar para aparcar su Harley. ¿Es que Antoni podría ofrecerle todo esto mas unas reservas inagotables de vodka? @
  23. Samantha se sentía bastante incómoda. Ese hombre la intimidaba y ahora encima había una desconocida que parecía ser su amiga. Por otra parte no solía hablar de su padre y ahora lo había hecho, por suerte el vampiro no lo conocía. O tal vez por desgracia. - No tengo mucho mas que decir Señor - dijo en respuesta a la acotación del dueño de casa de que no habían avanzado mucho. ¿hacia donde quería avanzar? ¿qué quería saber? - Teniendo en cuenta que soy una intrusa tiene derecho de sospechar de mi, ¿Quiere preguntarme algo mas? Sino preferiría retirarme y dejar que disfrute de la compañía de su amiga. Si me lo permite tal vez alguna vez vuelva de visita- dijo acotando con ironía- cuando usted considere que soy merecedora de conocer sus jardínes..... Y su biblioteca - pensó, pero no dijo nada y se limitó a mirar al vampiro directamente a los ojos. @@Hades Ragnarok @@Emilia Malraux
  24. Samantha se sentía bastante incómoda ante la presencia de la extraña mujer. Ya el hecho de que el dueño de casa fuera un ser tan intimidante la turbaba un poco, encima ahora se sentía mas observada. Trató de recomponerse y luego de saludar a la chica miró al vampiro a los ojos para responder su pregunta. - Mi padre... si... Mi padre se llamaba Valtyr Sokal. Valtyr es uno de los nombres por el que se lo conoce a Odín, quiere decir, Dios de la muerte- dijo en voz baja. No sabía si alguno de los presentes había oído hablar de su padre pero por las dudas, sabía que en su época había sido un mago tenebroso conocido en toda Europa. -Murió hace años en un duelo- dijo bajando la mirada. Aun le dolía el recuerdo de su padre e hizo un esfuerzo para que no se le llenaran los ojos de làgrimas. Su madre casi no lo había llorado, pero ella si, mas allá del rigor con que la había educado su padre había sido su amigo y quien le había enseñado prácticamente todo lo que sabía. @@Hades Ragnarok
  25. Samantha se sorprendió al oír que alguien tocaba la puerta. No sabía mu bien porqué pero su anfitrión no le parecía la clase de persona que recibe visitas constantemente. Cuando el vampiro abrió vio a una mujer joven y bonita. -Vaya- pensó Samantha,- que historia será esta? Se había quedado apartada, no quería interrumpir ni incomodar, sin embargo no pudo dejar de oir a la chica. ¿Hades? ¿ Lo había llamado Hades? Al instante se dio cuenta de que el dueño de casa nunca le había dicho su nombre. Sonrió, Si ella hubiese tenido que elegir un nombre para el vampiro habría elegido precisamente ese. No conocía a nadie mas con un nombre tan bien puesto. No supo que hacer. Sabía que debía irse, pero no quería, tal vez pudiera pasarse otro día. Tal vez algún día el extraño Hades le dejaría ver la estatua de Jömungandr @@Hades Ragnarok @@Emilia Malraux

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