Kelly Macnair

Después de un rato en el que la lluvia pareció aumentar las chicas estuvieron cada una por su lado volando y haciendo distintas maniobras en las escobas, Kelly escuchaba los comentarios del comentarista. No reconoció la voz pero se le hacía ligeramente familiar y sobretodo muy animada, ya era seguro que aunque el partido fuera un desastre sería un desastre entretenido.

Ya el estadio se encontraba a medio llenar, la asistencia habías sido muy buena y eso en parte le alegraba y en parte le asustaba. Por poco perdía de nuevo la calma pero una voz la sacó de sus pensamientos, era el comentarista presentando los jugadores. Dio una vuelta alrededor de los postes y al llegar al centro sus sentidos se activaron, una gran bola roja se acercaba a tremenda velocidad hacia el poste a su derecha.

Estuvo a pocos microsegundos de volar hacia la derecha pero su instinto le dijo que fuera a la izquierda justo a tiempo cuando la quaffle hizo un efecto muy bueno con mucha fuerza, sus dedos rozaron lo superficie del balón y se arquearon parando la rotación y por ende impidiendo que entrara en el gran aro. Por muy poco se había salvado de un tanto marcado por Ludmy pero debía reconocer que había sido muy difícil.

La otra joven observaba atenta todo y fue a buscar otra quaffle haciendo que la peli rulo se colocara en el centro de nuevo esperando un tiro igual o mejor que el anterior pero este nunca llegó en cambio Helen voló hasta su lado y gritó para que la otra se acercara aturdiendo levemente a la vampira. En cuanto Ludmy llegó junto a ambas la primera explicó cómo podrían entrenar.

- A mi me parece buena idea, primero entre las tres nos pasaremos la quaffle un par de veces y luego ustedes realizan tiros y practican un poco la defensa y el ataque en un uno a uno y el ataque en grupos ¿No? Así creo que cubrimos todo – Finalizó sin dejar de lado su tono ligeramente autoritario – Tenemos nuestra mitad de la cancha para entrenar como gustemos así que vayamos – Voló hasta quedar en la mitad de la mitad y esperó a sus compañeras sonriente.

Aunque la lluvia cayera con todas sus fuerzas sus ánimos estaban altos, el aire siempre había sido su elemento por eso le encantaba poder volar y eso combinado con su pasión por el quidditch la tenían con una fuerte sensación de emoción y alegría. Sensación que al parecer era compartida por las otras ya que se notaban contentas.

Al salir del vestuario notó algo que le sorprendió en parte, el clima había cambiado asombrosamente. Los fuertes rayos de sol que con anterioridad le habían molestado casi al punto de irritarla ahora eran reemplazados por gruesas gotas de agua y grandes nubes grises, seguro que eso haría del juego algo mucho más interesante y por loco que pudiera sonar, la vampira se sentía con mayor comodidad al estar jugando bajo un aguacero que al jugar con el mejor de los climas posibles.

Buscó con la mirada alguna persona que como ella, tuvieran un uniforme verde y encontró dos personas montadas en sendas escobas volando alrededor del estadio. Antes de subirse a la suya realizó unos ejercicios de movimiento de articulaciones (concentrándose especialmente en los brazos) y luego se estiró. Al estar segura que era suficiente calentamiento se colocó unas gafas impermeabilizadas y se elevó unos metros dando para dar unas vueltas y acostumbrarse al clima.

Después de esto dirigió su rumbo hacia los tres aros gigantes a un extremo del estadio y divisó a dos de sus compañeras a pocos metros de distancia y en una de las gradas un gran estandarte que cambiaba de forma le hizo reír. Definitivamente debía felicitar a la persona que lo trajo. Ahora necesitaba practicar las atajadas así que debía hablar con las jóvenes pero al no conocerlas mucho sentía cierta pena la cual aumentó al no recordar muy bien los nombres de ambas.

- Helen, Ludmy – Dijo después de hacer memoria y en voz alta para que ambas la escucharan – ¿Cuándo terminen de acostumbrarse al campo pueden practicar los tiros? Primero háganse pases y luego jueguen uno contra uno hasta que llegue el otro cazador – Intentó hablar sin parecer autoritaria y luego esperó a que aceptaran o rechazaran su idea.

Las ansias por comenzar eran cada vez mayor para la ojinegra pero ella sabía que si no se relajaba seguro le iría muy mal así que cerró los ojos sintiendo las gotas caer sobre su rostro. ¿Un juego más no sería muy difícil verdad? Ganar no es obligatorio y no cambiará mi nota, se repetía constantemente. Pero ganar es mucho mejor que perder, le recordó su lado competitivo. Pero no lo es todo ¿O sí?. Eso era lo último que le faltaba, que su mente se dividiera para discutir que era mejor. Vació su cerebro de todo pensamiento y volvió a abrir los ojos sintiéndose mejor. Perder no la haría reprobar la clase pero daría todo de si por ganar.

Después de dejar de lado esa sensación de continuas vueltas y un ligero cosquilleo por parte de las llamas al fin pisaba lo que parecía ser césped recién plantado. Jamás se cansaría de entrar cuando entraba al estadio y su estomago daba un brinco ansiando montar en la escoba. Dio una vuelta sobre si misma recorriendo el lugar y buscó gente de su equipo alrededor, se dirigió a una puerta con un cartel que decía “Equipo verde (Chicas)” suponiendo que ese sería el vestuario y al entrar se encontró con una que otra chica cambiándose.

No pudo evitar sonrojarse levemente al notar aquello, siempre había sentido cierta reticencia por esa confianza entre chicas de cambiarse juntas. Era muy celosa con su cuerpo, a pesar de tener muy buena figura por el quidditch. Eso combinado con el hecho de su atracción por el cuerpo femenino, el cual a veces podía llegar a incomodar, la hicieron buscar un vestidor de los individuales. Al llegar vio que había un pequeño casillero que al tocarlo se abrió mágicamente mostrando el uniforme que ella y sus compañeros habían conseguido.

Se quitó la ropa que hasta ahora había usado y se colocó primero un pantalón verde botella de tela elástica ajustada y cómoda para volar y en el torso una musculosa de color negro que le quedaba semiajustada, sobre todo esto una túnica de color verde esmeralda, atrás el número 20 y su nombre en vistosas letras blancas. Se miró satisfecha a un espejo en la pared lateral, estaba encantada con aquel uniforme a pesar de no ser de un color precisamente de su agrado. Después a juro debía agradecer al departamento del ministerio encargado de donar los uniformes puesto que habían hecho una magnífica elección.

Se calzó unas botas bajas de cuero negras y unos guantes de piel de dragón y momentos antes de salir del vestidor la morena se amarró su enrulado cabello en una cola de caballo y cogió su fiel escoba sin la cual jamás podría jugar. Se extrañó de encontrar menos gente que antes en los vestidores conjuntos y supuso que estarían fuera entrenando un poco antes del juego lo cual era muy inteligente de su parte.

- Allá vamos – Fueron las últimas palabras que dijo antes de salir de nuevo al césped para entrenar con su equipo.

Otra cosa tachada en la lista de Kelly, bates y guantes. Esto de recolectar cosas en verdad estaba siendo un éxito y seguro que el juego sería aun mejor. Se sentía emocionada y en parte agradecía haber faltado a toda la clase de Rol Avanzado 17 a pesar de tener que recursar y no poder graduarse cuando le tocaba. La sola idea de saber que para pasar una materia debía hacer aquello que más le gustaba, volar, era alucinante. Es verdad que primero tenía que pedir unas cuantas cosas pero era poco comparado con lo que le esperaba.

Ya el cansancio era presente pero solo necesitaba ir a un lugar más para poder regresar a la academia y descansar. O por lo menos eso se repetía mentalmente una y otra vez para intentar creer que sería cierto aunque no lo fuera. Volvió a tocar el botón para llamar el ascensor y en unos pocos segundos este llegó completamente vacío a excepción de unos cuantos memos.

Bostezó y se estiró intentando espantar el cansancio, ¿Cómo soportaban todos aquellos trabajadores del ministerio estar allí encerrados por tantas horas? Tan concentrada estaba en sus pensamientos que había olvidado marcar la planta a donde iba. Tocó el botón que tenía el número cinco en él y enseguida el elevador se puso en marcha hasta dejarla en el piso al que iba.

Salió internándose en un lugar muy parecido a los que ya había visitado, varios cubículos, muchas personas caminando de un lado a otro solas o acompañadas y uno que otro de sus compañeros estando allí por la misma razón que ella. Esperó como siempre a que alguien la buscara pero a diferencia de otros sitios aquí parecía que la gente estaba aun más metida en sus asuntos así que en cuanto alguien pasó a su lado la vampira lo detuvo antes que siguiera su camino.

- Disculpa que te interrumpa. Hola, mi nombre es Kelly Haughton Macnair. Vengo por las clases de Rol Avanzado 18 en la Academia de Magia y Hechicería. Estamos organizando entre alumnos y profesora un juego entre dos equipos, verde y rojo. Pero estamos pidiendo una pequeña ayuda a todo el ministerio para conseguir cosas que nos puedan ayudar a tener un mejor evento – Sacó uno de los carteles y se lo entregó.

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- Si ustedes quieren formar parte de nuestro patrocinio serian muy amables si nos dieran una pequeña contribución monetaria, cualquier cantidad de dinero que nos puedan dar será de gran ayuda para todos los alumnos – Sonrió inocentemente poniendo cara de cachorrito y en cuanto obtuvo la respuesta un brillo cruzó sus ojos – No sabe cuán agradecida estoy, me gustaría que aceptara esta invitación para que todos los del departamento asistan al juego “Por la Educación”

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Le dio una de las invitaciones y salió al pasillo buscando el ascensor, al entrar tocó el interruptor que la llevaría al atrio para por fin salir del ministerio, eso significaba tener que volver a ir al Londres muggle pero valía la pena. La búsqueda de cosas y dinero había sido un completo éxito y no llegaría a la Academia con las manos vacías. Una gran sonrisa se extendió en su rostro.

Al terminar mis preguntas el rostro de Marsh me sacó una pequeña risa, al parecer no se esperaba tantas preguntas tan seguidas pero me parecía mejor hacerlas todas de una vez y luego si tenía más dudas podría volver a preguntar. Después de un rato en el que pareció meditar lo que me respondería yo saqué un pergamino y pluma y comencé a escribir los datos claves que necesitaría al tiempo que ella iba respondiendo.

 

• Conocimientos necesarios: Leyes Mágicas, Idiomas, Historia de la Magia, Artes Oscuras, Defensa contra las artes oscuras
• Se pueden correr riesgos, siempre ser lo más honesta posible.
• Tener cuidado con las preguntas realizadas, se puede molestar a la gente

 

Al terminar de escuchar y de anotar me quedé un momento pensativa. Con cada una de las palabras de la otra vampira mi interés en aquel trabajo solo aumentaba, incluso el posible peligro que se podría correr me resultaba sumamente atractivo.

 

- Yo había pensado integrarme ahorita como aprendiz, pero creo que prefiero primero terminar la academia.- Medité un momento por si tenía alguna otra pregunta- ¿Cuál ha sido la entrevista mas tediosa de realizar y cual la más entretenida? Al tener que ir a distintos sitios para entrevistar a la gente, ¿Cuál ha sido el que más te ha dado emoción de ir y cual el que al llegar te quisiste dar vuelta y regresar a tu casa? ¿Alguna vez te asignaron una entrevista y deseaste no tener que realizarla?- Sonreí después de terminar, tal vez eran muchas preguntas pero tenía curiosidad y en Marsh solo veía una rica fuente de información.

 

- Creo que un pequeño tour guiado por el lugar no estaría nada mal, de nada serviría que entrara a trabajar aquí si no me gusta la zona de trabajo ¿verdad?- Bromeé, la verdad mi gusto por formar parte del equipo del profeta era tanto que me importaba muy poco si tuviera que trabajar debajo de un puente.

 

Escuché unos paso caminar hacia donde yo me encontraba y me giré justo cuando una chica de cabello rulo a la cual reconocí como la jefa del clan de vampiros al que yo pertenecía, Marshley, llegaba frente a mí. Había escuchado que ella trabajaba aquí y tenía suerte de habérmela encontrado. Escuché como me hablaba ofreciéndome su ayuda y nos sentamos en un sofá.

 

- Hola Marsh ¿Cómo estás? Si justo necesito a algún empleado para que me ayude con mi tarea y llegas como caída del cielo- Acomodé un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y seguí hablando- Es para mi clase de rol básico en la academia, necesito algo de información acerca de un trabajo que me guste y escogí el profeta.

 

Esperé un momento a que procesara mis palabras y aproveché para formular las preguntas que tenía, al inicio me sentía perdida porque no sabía que formular pero ahora mil preguntas surgían en mi mente y estaba ansiosa por saber las respuestas.

 

Aquel trabajo realmente había llamado mi atención y fue la primera opción que me vino a la mente en cuanto las profesoras nos dijeron nuestra tarea. Además aprovecharía al máximo esta oportunidad para resolver todas las dudas y finalmente decidir qué sería de mi futuro. Si había algo que me gustaría hacer después de acabar la academia seria ser reportera en ese famoso periódico mágico.

 

- ¿Qué requerimientos piden aquí para poder entrar y trabajar aquí? ¿Qué es lo que hacen aquí exactamente? ¿Cuáles son los aspectos positivos y los negativos de trabajar en el profeta? ¿Qué es lo mas difícil de este trabajo?- Dejé de preguntar por el momento y esperé a que me contestara mientras yo cruzaba mis piernas.

Caminaba a paso apresurado por el Callejón Diagon. Una capa ondeante color negro cubría mi ropa la cual consistía en un jean oscuro y una camisa de 3/4 de manga blanca con unos converse blanco con negro, mi cabello recogido en una cola alta dejando algunos mechones por fuera.

 

No sabía exactamente la dirección del lugar pero me habían dado como punto de referencia un edificio imperdible, gringotts. Al llegar al gran edificio blanco di una mirada alrededor hasta que mis ojos detectaron un letrero con las palabras "El Profeta".

 

- ¿Como no lo vi antes?- Recorrí el espacio que me separaba de un edificio de tamaño similar al del banco mágico. Este estaba hecho de mármol blanco e intuí que la decoración era del siglo XVI o XVII lo cual hacia que se viera muy bien.

 

Dirigí mi rumbo hacia sus puertas y al entrar me encontré con que el interior estaba decorado igual que el exterior, varios magos y elfos rondaban por allí pero yo no sabía a quién hablar así que caminé hasta la recepción donde esperaba me atendiera alguien.

 

- Buenas, vengo de la clase de Rol Básico y quería saber si es posible que alguien me responda unas cuantas preguntas de este trabajo- Hablé con tono educado y con una sonrisa y me desabroché la capa entreabriéndola ya que sentía algo de calor.

 

Otra vez me encontraba caminando por los pasillos junto con muchas otras personas, la mayoría íbamos al mismo lugar, el Consejo Regulador de Escobas, algunos se veían ansiosos, como yo, otros estaban pálidos del miedo. Para algunos aquella seria una de las primeras veces en montar en escoba, por no decir la primera, para otros en cambio era una de las tantas ocasiones montados en una de esas.

 

Yo ya tenía experiencia volando en escoba como perteneciente a anteriores equipos de quidditch pero igual no me podía confiar, cualquier cosa podría pasar detrás de aquella prueba, quizás hasta un examen mental me podrían hacer así que nunca se sabía. Después de varios compañeros entrar tocó mi turno, caminé hasta la puerta y la abrí.

 

Cualquiera que hubiera visto mi rostro se hubiera reído, la boca de labios medianamente gruesos semi-abierta y los ojos negros y un poco achinados desorbitados. Pero es que la sorpresa era mucha, al entrar por la puerta se veía un gran campo muy parecido al de quidditch pero de manera más campestre.

 

Moví la cabeza despejándome y caminé hasta una hilera de escobas último modelo, no las reconocí pero parecían ser más modernas que mi Nimbus 2009, pasé mi mano entre todas aquellas hasta que sentí un cosquilleo con una de las escobas y elegí esa. Me monté de manera que no me resbalara ni para delante ni para atrás y con una patada en el suelo ya estaba volando.

 

La sensación del viento pegando en mi rostro era inigualable, la emoción me hizo gritar un poco mientras daba una rápida vuelta por todo el lugar haciendo maniobras y dando círculos en el aire. Hasta ahora todo iba bien y fácil, quizás demasiado fácil y por eso no me sorprendió que de repente una grandes rocas empezaran a caer del techo haciéndome hacer maniobras evasivas para evitarlas.

 

Luego de eso unas grandes estalagmitas surgieron del suelo, se veían muy afiladas y si no tenia cuidado quedaría gravemente herida, logre escapar de ellas haciendo zigzags pero una de ellas me raspó el brazo haciéndome sangrar. Aquello no me distrajo aunque comenzaba a dolerme el brazo.

 

De repente todo se quedó en penumbras y grandes bolas de fuego comenzaron a perseguirme, me incliné un poco haciendo aumentar la velocidad de la escoba y tras pasar por un aro de fuego la luz volvió y el fuego desapareció pero mi olfato detectó el inconfundible aroma de algo quemándose, giré mi cuello y noté que las ramillas de mi escoba se incendiaban, por poco choco con una pared la cual me hizo realizar un derrape. Saqué mi varita de una funda en mi bota y susurré:

 

-Aguamenti- Aquello hizo aparecer un chorro de agua de mi varita el cual apagó el fuego.

 

Me sentía exhausta por lo que paré momentáneamente en el aire, había llegado a lo que parecían ser los postes de gol del campo de quidditch cuando unas quaffles empezaron a ser disparadas en mi dirección, pare algunas de ellas con las manos, otras con los pies y algunas casi se me escapan pero a último momento la cola de mi escoba voladora las rechazaba violentamente; en total fueron doce las quaffles atajadas.

 

Al finalizar aquello todo se quedo calmado, solo mi respiración agitada se escuchaba, al parecer todo había acabado así que descendí hasta donde estaba la examinadora que también era una de mis profesoras de rol básico y le sonreí.

 

- Estuvo muy interesante, estoy segura que mi capitán del equipo de quidditch se alegrara de que haya presentado esta prueba ya que me sirve de entrenamiento- Miré la escoba y volví a hablar- Lamento lo de las quemaduras, la velocidad es siempre un pequeño problema para mí.

 

Dicho esto deje la escoba junto a las otras y salí por la puerta y con otra cabezada los saludé, no estaba segura de si me darían los resultados del examen de una vez pero solo por si acaso me senté en unas sillas y aproveche a curarme la herida con un episkey, no era precisamente buena con aquel hechizo pero no podía andar por allí sangrando y dejando todo manchado.