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Legolas del Bosque Negro

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Mensajes publicados por Legolas del Bosque Negro

  1. Impacto sobre el cartel no sobre ti, utilizar un finite implica que reconoces que mi hechizo impacto sobre el cartel, porque si no no podrias eliminarlo no? :blink: que es la finalidad del finite. El cartel se convirtio en piedra y tu lo cambiaste a madera otra vez, tu hechizo tubo efecto, solo que no el que esperabas jeje

     

    Es el mismo caso que cuando lanzaban el perro rabioso contra la tienda, si el efecto no es sobre ti puedo describirlo, por ejemplo si te lanzo algo puedo decir que vuela hacia ti, pero no que impactará sobre ti, tienes la posibilidad de repelerlo, por tanto mi hechizo impacto en el cartel, tu no saliste de debajo jajaja

     

    el enganche que hasta ahora solo había sujetado madera se desprendió dejándolo caer.

     

    Tenias defensa, el impedimenta habria mandado lejos el cartel por lo que no te deje sin ella :D no describi el efecto del ataque sobre ti hasta despues que contestaras con tu hechizo :D

  2. - Finite Incantatem- dijo con voz temblorosa... el pobre chico que vigilaba la tienda, el cartel que había estado sujeto sobre la puerta volvio a la normalidad convirtiendose de nuevo en madera pero aplastando al pobre chico.

     

    Al final habia salido bien, Legolas ingreso tranquilamente en la tienda.

     

    Su paciencia se agoto, se remango la camisa, empuño su varita y murmuró – Vamos aguilitas les daremos duro!- y un rayo salió de su varita convirtiendo en piedra el cartel de la tienda, el enganche que hasta ahora solo había sujetado madera se desprendió dejándolo caer.

     

    El hechizo está, de eso se trataba que no lo encontraras, pero fue lanzado :P aunque fuera un poco casual, los demas forman parte del rol, recuerdos y demás. No me digas que no te has reido ni un poquito :lol:

     

    - Duro (rayo): Convierte las cosas sobre las que se aplica en piedra al formular "¡Duro!". Los objetos no deben poseer un tamaño mayor a una mesa. No se puede utilizar en seres vivos ni en varitas. Puede ser eliminado con Finite Incantatem.

     

    Segun tengo entendido o tal vez esta mal, converti el cartel de la tienda en piedra haciendolo caer de donde estaba sobre ti, con un impedimenta te habrias desecho de el, pero el finite incatatem solo lo devolveria a la normalidad, por lo que de todas maneras quedas aplastado, lo lamento :P

     

    Por tanto aqui traigo mi respuesta y coloco el cartelito de gry.

     

    http://mx.geocities.com/evayjuan1998/fotos/29bdk3t1.jpg

     

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  3. El mago de cabellera dorada se acercó al callejón, hacia mucho rato que eso estaba tranquilo, habría que hacer algo.

    Parado en la misma esquina observo atentamente la calle prácticamente vacía, allí escondido bajo su capa de invisibilidad se permitió pensar un rato mientras veía al guardia pasear de un lado al otro del callejón.

    Pronto cumpliría otro mes con su novia debía comprarle algo, pero el reto que había establecido la noble casa de las serpientes lo tenía totalmente ocupado, incluso rodeado de tiendas no podía comprar nada.

    La paranoia porque alguien atacara los locales contrarios era tal, que cada vez que entraba en uno, fuera el que fuera lo miraban de arriba abajo, así no no se podía comprar tranquilo. Al final terminaría conjurando un “Orchideus”, eso siempre funcionaba en un apuro, las rosas blancas siempre lo ayudaban.

    Recordó aquella vez que con un “avis” había conseguido que el ramo llegara hasta ella conducido por 7 hermosos pájaros, la cara que había puesto era impagable.

    Al estar escondido de miradas indiscretas se permitió decidir el hechizo que utilizaría, la defensa de los chicos de azul era tremendamente difícil de traspasar.

    -Muffliato!- un par de brujas que pasaban por allí y se habían parado a charlar a su lado quedaron totalmente sordas ante lo que pudiera decir o hacer, ya estaba seguro.

    Así escondido como estaba podía entrar con un simple “Alohomora”, todas las puertas estaban cerradas mágicamente por medio de “Fermaportus” desde que habían intentado entrar en varias ocasiones. Pero de todas maneras entrar no le iba a servir de mucho así que desecho la idea.

    En su mente se formo la imagen de el apuntando al pobre vigilante con la varita

    -Expulso!- y el cartel de la tienda “Reducto: Tienda de cabezas reducidas”, el establecimiento por el que se había decidido, iba a parar sobre la cabeza del pobre chico dejándolo inconsciente, era una de las posibilidades. No la descartaría por el momento…

    Pero había otras posibilidades, otras más sangrientas, el asedio a los diferentes territorios empezaba a cansarle, por lo que tenía ganas de pagar con alguien su frustración, ya no ganarían, pero por lo menos se quedaría tranquilo.

    -Flagrate!- y allí escondido de la vista del vigilante comenzó a escribir las diferentes posibilidades en el aire y tacharlas mediante el hechizo, mientras se decidía por la más adecuada, no le gustaba hacer las cosas sin pensar. Imagino otra de las posibilidades que haría que su satisfacción creciera.

    -Forunculus!- y el vigilante se lleno de ampollas ante sus ojos, eso sí lo disfrutaría, ver como el pobre chico se rascaba mientras el entraba tranquilamente en la tienda y colocaba el estandarte.

    Antes de seguir con sus ideas de estrategia reparo en algo, quizás no estaba solo.

    -Homenun revelio!- las palabras salieron de su boca dándole la localización de cualquier enemigo que pudiera estar cerca. Una vez hecho esto volvió a su tarea, le encanta jugar a la estrategia.

    Sus pensamientos volvieron a ser interrumpidos.

    -Incarcero!- el perro que había estado atacando las diferentes tiendas quedo amarrado en una de las esquinas del callejón, ya no volvería a molestar a los leones.

    -Levicorpus!- y el vigilante apareció colgado de una pierna de la puerta del local, era un hechizo de niños, el contramaleficio era fácil y mundialmente conocido, solo había uno pero seguramente el vigilante lo conocería. ¿Le daría tiempo a entrar en el establecimiento y cerrar la puerta antes que lo recordara?

    -Flagrate!- pronunció de nuevo descartando la idea, era demasiado fácil.

    -Locomotor mortis!- las piernas unidas del vigilante lo hicieron caer de boca sobre el suelo frio del callejón a estas horas prácticamente desierto. Le sangraba la nariz y no sabía muy bien donde estaba, sería una bonita imagen.

    -Flagrate!- otro descarte, era un juego de niños librarse de eso.

    El roció de la mañana empapaba el bajo de su capa, era algo realmente molesto.

    -Tergeo!- pronuncio sin pensarlo mucho haciendo que la capa quedara totalmente seca a lo que le siguió otro hechizo, para algo debían de haber servido las clases en el colegio de magia más prestigioso de Inglaterra –Impervius!- ahora ya no se mojaría mas.

    Estaba comenzando a cansarse de toda esa situación, que tal si decía simplemente Abra cadabra! Y esperaba que el vigilante se quedara con los ojos abiertos mirándolo fijamente y sin entender que había pasado? Al menos sería divertido.

    Mientras su impaciencia se acrecentaba más y mas buscó algo más que hacer, ese estudiante no se iría nunca? Hacia horas que estaba allí parado, volvió a alzar su varita, las mujeres de antes estaban lo suficientemente lejos.

    -Accio cerveza de mantequilla!- y una botella salió volando del establecimiento más cercano del callejón de al lado sin que el vigilante se percatara. Porque no ponían contrahechizos en las tiendas?, paso su mano por el tapón intentando abrirla, ya entendía porque no estaba protegida, debía de llevar días en la tienda.

    -Waddiwasi!- el tapón de la cerveza que sostenía en la mano salió disparado dándole al vigilante en el ojo, el chico se retorció de dolor, también sería divertido, aunque no sabía como de eficaz, el tapón cayó al suelo permitiéndole tomar su bebida.

    Su paciencia se agoto, se remango la camisa, empuño su varita y murmuró – Vamos aguilitas les daremos duro!- y un rayo salió de su varita convirtiendo en piedra el cartel de la tienda, el enganche que hasta ahora solo había sujetado madera se desprendió dejándolo caer.

    Por su mente pasaron otros momentos en los que la magia le había sorprendido, eran muchos y pasaron como una película por su mente, se vio a sí mismo como si la imagen de un pensadero se tratara.

    -Evanesco!- gritaba sentado en la mesa del Gran comedor practicando una tarea de una de las clases, cuando de pronto los apuntes de historia de la magia desaparecieron, paso tres días pidiéndolos.

    -serpensortia!- y una serpiente salía de su varita ante una asustada compañera, se metió debajo de una mesa y no quiso salir, la chica corrió por la Sala Común durante cinco minutos.

    -Rictusempra!- y la profesora de Transformaciones había estado riendo durante veinte minutos retorciéndose sin poder hablar, eso le hizo ganarse un castigo.

    -Relashio!- las ampollas habían durado una semana, no sabía el efecto que tendría cuando lo conjuro sobre su compañero de habitación que le había robado el libro de pociones.

    -Reduccio!- y las llaves de su baúl desaparecieron para no volver a ser encontradas nunca más por cualquier ser viviente, así de efectivo había sido el hechizo.

    -Petrificus totalus!- paso dos días investigando como podía deshacer el hechizo para que su madre no se enterara que el perro ya no ladraba por las noches.

    -Riddikulus!- y el boggart que tenía enfrente se convirtió en su madre, el problema es que su madre lo ayudaba a practicar y él la había metido de cabeza en el cubo de la fregona, con las piernas hacia arriba y gritando –protego! Protego!-

    -Sonorus!- su madre se entero, pero el vecino también por lo que llamo a la policía ya que eran las tres de la mañana y las explicaciones volaron durante la mitad de la noche.

    -Verdimillius!- nunca olvidaría la lección, es mejor no ver lo que otro oculta en determinadas ocasiones.

    -Obliviate!- su padre había olvidado el castigo, pero también darle la paga de esa semana.

    -Oppugno!- el perro que había sido petrificado en otra ocasión consiguió traer el periódico por primera vez en su vida, cosa que asusto tanto a su madre que paso una hora sobre la mesa.

    -Mobiliarbus!- el naranjo del patio nunca volvió a ser el mismo, además de que había terminado cayendo sobre el cobertizo de las herramientas provocando el castigo que después hizo olvidar a su padre.

    Volvió a la realidad esperando a ver qué pasaba frente a la pequeña tienda…

     

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