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Maia Black Evans

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Mensajes publicados por Maia Black Evans

  1. Holaaaaaaaaa personasss humanasss de la humanidad foreril (?) XDDD tenía mil siglos sin pasar por estos lados T__T seguro muchos me extrañan :c pero no importa aquí los deleitaré de nuevo con mi presencia (?) XD ok no v.v

     

    Nada pues, me presento xD soy Magic Evans, estoy medio loca y vivo medio perdida de todo xDD pero no se asusten que siempre ando pendiente (?) XD Espero entender todo bien y pues poder ayudar y todas esas cosas, colaborarles como elfina doméstica y todo eso xD

     

    En fiiiin, besos para todos y si me necesitan solo denme con el latigo :mmm: xDDD

     

     

    Me emocioné con lo de antro de perversión :perv: XDDD

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  2. Se levantó temprano aquel día para dirigirse al departamento de transportes mágicos, deseaba con ansias agilizar la documentación correspondiente para su examen de aparición. No era la primera vez que visitaba el lugar, sabía perfectamente ahora como llegar directamente a la sexta planta. Una vez dentro del ascensor recordó la escena bochornosa que tuvo lugar el día que gestionó su examen de vuelo, había caído de rodillas al suelo por un resbalón con sus zapatos de tacón alto, por lo que decidió aquel día ir vestida con jeans y zapatos bajos. No quería arriesgarse. Los ojos de la morena se fijaron en la recepción apenas el elevador abrió sus puertas y con paso firme se acercó hasta allí.

     

    - Buenos días. Soy Maia Black Evans. Vengo a tramitar la solicitud para el examen de aparición. – Explicó sonriendo. – Si es tan amable, me podría indicar ¿qué debo hacer?.

     

    La felicidad embargaba el rostro de la pelinegro, estaba muy emocionada debido a que sus clases en la academia por fin habían terminado. De ahora en adelante las cosas cambiarían para ella.

  3. La respuesta que le dio la profesora simplemente confirmó lo que pensaba. El castigo para los traidores era la muerte. Tragó saliva y asintió con la cabeza en señal de entendimiento. Aquello no le sorprendía, incluso respetaba el hecho de que fuera así, los integrantes del bando mortífago sabían a lo que se enfrentaban cuando entraban en él, al menos eso creía.

     

    Observó ahora a Boss, quien tomó la palabra para indicar que visitarían un nuevo lugar, e inmediatamente hizo aparecer un portal iluminado por un fuego azul que la morena no reconoció, era extraño, pero a la vez hermoso. Siguió con paso lento a los profesores y a sus compañeros de clase, se sentía un poco aletargada aún, debido a la prueba que les habían impuesto. Quedó enceguecida por unos cuantos segundos luego de atravesar el portal, los rayos del sol dieron de pleno en su cara y era algo que no se esperaba, ya habiéndose aclimatado a la sombría fortaleza oscura.

     

    El lugar a donde habían llegado era definitivamente lo que a la Black Evans le agradaba; luz, naturaleza resplandeciente, y sonidos armoniosos. Sonrió ampliamente, girando sobre sí misma para deleitarse la vista con el paisaje que se presentaba. A la distancia observó un formidable templo de color blanco. Mantuvo un semblante alegre mientras escuchaba al que esperaba fuese su líder próximamente. El hombre era un cordial anfitrión y los llevó a recorrer los alrededores. La pelinegro caminó detrás del grupo deteniéndose de vez en cuando para admirar la vegetación y a una que otra de las maravillosas criaturas que habitaban el lugar.

     

    Se impresionó aún más cuando vio a una hermosa ave posarse sobre el hombro de Elessar. El espectacular fénix armonizó el ambiente con una suave melodía, era un sonido grato y reconfortante. Finalmente llegaron a un descampado donde tomó asiento en uno de los troncos, cerca del profesor y sus compañeros, por su parte, Mónica parecía estar en lo más mínimo interesada en lo que pudiera hacer o decir su colega.

     

    No dejaba de sorprenderse; la pura criatura se elevó desde el hombro de su dueño y se posó sobre cada uno de los integrantes de la clase. – Que hermoso eres – Le susurró al ave cuando se detuvo sobre ella, dejando caer una lágrima en su mano al acariciarle. Al levantar el vuelo le dejó una suave pluma.

     

    Boss explicó los beneficios que traían las lágrimas del ave, y con emoción les indicó que estaban bendecidos. Maia sonrió ampliamente, pasando la delicada pluma por su rostro, estaba encantada con el regalo de Fawkes. Acto seguido, llegó la parte de preguntas y respuestas. Escuchó con atención cada una de las interrogantes formuladas por sus compañeros, esperando su turno.

     

    La joven no tenía idea de qué preguntar, creía saber los principios básicos del bando al que deseaba pertenecer con ansias, sin embargo, algo debía decir.

     

    - ¿Cómo puedo tener un fénix? – Sonrió tímidamente al simpático hombre esperando que no se tomara la pregunta como una falta de respeto, sólo deseaba disipar un poco la tensión que se sentía ante las preguntas serias de los demás integrantes del grupo. - La verdad es que no tengo dudas... Por los momentos. Sé que llegaran, pero justamente en este instante sé lo que necesito saber. – Finalizó mirándole con un poco de vergüenza.

  4. No había visto esto D: Pues si no es por Nico no me entero (?) >:( Le daré el honor de un duelo con yo a alguien :perv: xD

     

    Nick: Maia Black Evans

    Padrino o miembro de la Orden con quien desean luchar: Athena Ravenclaw R.

    Disponibilidad de tiempo (diaria, día por medio, semanal): Todos los días o día de por medio :3

     

    Bueno es es toddy (?) Besitos :blush:

     

    Chaus :unsure:

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  5. ¡Hola a todos toditos!

     

     

    Pues primero me disculpo por no haber sido muy activa en el simulacro :cry: la verdad me llevaba muchas horas poder preparar un posteo, por último tuve muchas complicaciones muggles, blabla y todo eso x-x así que no pude ponerle más empeño :c lo siento.

     

     

    Tarea:

     

    Con respecto a la tarea, la verdad no sé qué decir. Creo que los hechizos que utilicé estuvieron bien, aun así las intercalaciones me costaron demasiado, sobre todo que me confundí en el posteo del "séneca", porque no sabía si lo que hacía estaba bien o qué, todo ello relacionado con la duda del "absorvere". A pesar de todo eso y lo poco que hice creo que no tuve mayores errores, pero eso ya me lo diran ustedes. (?)

     

    Tengan piedad de mí :cry: no me pongan tan mala nota

     

    Besitos, y muchas gracias a los profes por las clases, a todos los que me soportaron y a los compis, Adiós!!!

     

    PD: Me encantó romperle la mano a Aziid *-* xD

  6. Lo primero que vio fue el rostro de la Haughton frente a ella, sus facciones reflejaban una expresión divertida. Pestañeó varias veces, sintiéndose aturdida, buscando alguna explicación en la mirada de la mortífaga. No la obtuvo. Maia se encontraba evidentemente confundida, un remolino de pensamientos acudieron a su mente de forma simultánea, causándole una leve punzada de dolor en las sienes.

     

    Pasados unos segundos ordenó sus ideas, sin embargo, no tenía la certeza de si había sido real o un mal sueño lo que recordaba. Tenía muchas dudas al respecto, pero se mantuvo callada al ver que aparecía una última joven (Meiiden). Miró de reojo a cada uno de los presentes en aquella habitación totalmente desconocida para ella, preguntándose si ellos estarían tan confundidos o si sabían dónde se encontraban.

     

    Seguidamente, la profesora se expresó aclarando parte de lo ocurrido, dando respuestas a preguntas que nadie había formulado, pero que seguramente todos tenían. Pero, ¿qué se suponía que debían juzgar los alumnos? Era obvio que cada quien había actuado de acuerdo a la situación, a la prueba que les habían impuesto. A su parecer, pensaba que lo que había hecho era lo más acertado, pero ¿cómo saber si era lo correcto? No era nada fácil juzgarse a sí misma, solo podía mantener su posición al respecto, más no calificar de bien o mal lo que hizo.

     

    La pelinegro observó a la mujer alejarse hacia una pared, y por primera vez desde que estaba allí reparó en que el lugar tenía un aspecto tétrico, lúgubre, tanto dentro de la estancia como por fuera. A través de los grandes ventanales se podía apreciar el mal tiempo que reinaba, aportándole un aura más tenebrosa al lugar. Al cabo de unos instantes esclareció donde se encontraban. La Fortaleza Oscura. Un ligero estremecimiento recorrió a la Black Evans al escuchar aquello, además de sorprenderse de que tenían la oportunidad de preguntar a Mónica cualquier cosa acerca del bando mortífago. Como era de esperarse las preguntas no se hicieron esperar, comenzando por el Líder de la Orden del Fénix.

     

    Atentamente escuchó las preguntas y explicaciones que se suscitaron, llegando su turno.

     

    -¿Qué pasa con aquellas personas que deciden apartarse del bando mortífago una vez estando dentro? – Formuló aquella interrogante con algo de nerviosismo en la voz, incluso no sabía hasta qué punto su pregunta pudiera ser tonta.

  7. Grupo Plata

     

    Bingo. El mago se había confiado y el hechizo lanzado por la Black Evans surtió efecto inmediato en Aziid, quebrándole bruscamente los huesos de la muñeca de su mano derecha. El dolor producido por aquella herida debía ser intenso, el mago podría soportarlo, incluso no quedar imposibilitado del todo, pero la lesión evidentemente haría imposible manejar la varita con total eficacia, cualquier encantamiento lanzado con la mano lesionada saldría desviado, irregular, incorrectamente.

     

    La morena observó cómo su rival emprendió un nuevo ataque hacía ella. Tal como había previsto la bruja, Aziid utilizó su mano derecha lesionada para lanzarle un kiorke. El látigo azul de neón que debía impactar en Maia, salió desviado 3 metros a la derecha de esta, perdiéndose en el aire, sin impactar en ningún ser vivo o cosa.

     

    -¡Séneca!– Pronunció con seguridad apuntando directamente al cuello de Aziid. El hechizo dio de pleno en la garganta del mago, deshidratandola, la sensación de sequedad le impediría pronunciar cualquier hechizo por un largo rato.

     

    No obstante, el ojiverde (Aziid) realizó una nueva floritura con su varita, sosteniéndola aún con su mano lastimada. El rayo enviado hacia Maia se desvió nuevamente impactando en un estanque de agua, evitándole a la morena sufrir de un penoso ataque intestinal y vomitar babosas.

     

    -¡Evanesco!– Murmuró apenas, ahora apuntando directamente a la Rambaldi (Liza-Angel). El hechizo la liberó de las cuerdas que ataban sus brazos, dándole ahora la oportunidad de desatar las cuerdas que le sujetaban las piernas y tapaban su boca.

  8. Grupo Plata

     

    El ataque de la Black Evans no había salido dispuesto a lo planeado, pero era algo que se esperaba. Se mordió el labio inferior con fuerza, pensando que Aziid era un gran rival, por lo tanto debía tenerle sumo cuidado. Mantuvo la vista fija en el mago de ojos verdes y se preparó para la ofensiva.

    -¡Silencius!– Exclamó, apuntando hacia Aziid. El efecto fue inmediato, impactó en el ojiverde dejándolo silenciado antes de terminar de pronunciar el morphos, por ende, la araña que esperaba crear con el hechizo nunca se formó para envenenarla.

     

    El intenso calor que provocaban los rayos solares en las afueras del Bar-Casino del pueblo era inclemente, torturando a los alumnos que se enfrentaban en la calle. El fino polvo que se levantaba se adhería a la piel, aunado al exceso de transpiración. La pelinegro se secó el sudor de la frente con la mano izquierda, manteniendo firme su varita en la derecha. Ruidos provenientes del interior del bar se escucharon, al parecer algún mago (stnazi) tenía un duelo solitario dentro del local, hecho que no importunó en nada a Maia, ya que se encontraba fuera del bar.

     

    -¡Absorvere!– Pronunció con claridad, apuntando a Aziid. El efecto del hechizo, debería impactar en él y resquebrajar violentamente los huesos de su muñeca, donde tenía sujeta la varita.

     

    La morena respiraba agitadamente, se sentía agobiada pero aún así mantuvo su posición de defensa.

  9. Grupo Plata

     

    Observó con curiosidad a la chica Rambaldi que llegaba vestida con un atuendo un tanto extravagante, sin embargo, la Black Evans no le prestó tanta atención, le preocupaba más observar los movimientos del grupo contrario. Suspiró y sintió la humedad generada por el sudor, su camisa se pegaba de la espalda debido a ello. Hubo intercambio de palabras entre Liza y Aziid, que en vez de romper la tensión acabaron por poner más nerviosa a la morena.

     

    Al cabo de unos minutos, inició el enfrentamiento. El astuto Aziid atacó a la Rambaldi, dándole tiempo a esta de protegerse y así mismo atacar, lamentablemente sin éxito, había que reconocer que el chico era listo. Rápidamente el mago (Aziid) dirigió su ataque a Maia.

     

    -¡Sectusempra!– Exclamó con firmeza. Un rayo salió de su varita, dirigido directamente hacia el patronus corpóreo invocado por el ojiverde (Aziid).

     

    Las múltiples heridas causadas por el impacto del hechizo dejaron al feroz lobo sangrando inconsciente, evitando hacerle daño a la pelinegro.

     

    -¡Oppugno!- Pronunció, apuntando con su varita al enorme oso que protegía de cerca a Aziid. El hechizo surtió efecto de inmediato, ahora el animal obedecía las órdenes de la Maia, por lo que se abalanzó inminentemente sobre el mago (Aziid) con la firme intención de clavar los colmillos de su enérgica mandíbula en su cuello, y a la vez rasgar con sus poderosas garras la piel de su cara, para dejarle desfigurado y herido de gravedad.

     

    La Black Evans suspiró profundamente y mantuvo la varita fuertemente sujeta.

  10. Elessar tomó la palabra cuando el último alumno hubo mostrado sus recuerdos. Algunos fueron conmovedores, tristes e incluso atemorizantes. Conversó con algunos acerca de lo que mostraron en aquel cristal, no eran críticas, ni consejos, simplemente expresaba su punto de vista con respecto a cada imagen vista. Hubo palabras que penetraron en lo más profundo del alma de la Black Evans, haciéndole sentir un nudo en la garganta.

     

    Después de escuchar con atención las reflexiones finales de Boss, continuó la Haughton. De igual modo abordó al resto de los alumnos del grupo. La morena sintió un leve estremecimiento cuando la profesora le habló. La oyó con mucha atención, y le fue imposible no sentir cierta simpatía por aquella mujer, había algo en ella que la hacía especial, tal vez su seguridad y templanza. Asintió con la cabeza ante las palabras que le expresó la profesora y le dedicó una tímida sonrisa.

     

    Finalizado el tema de los recuerdos, llegó la parte que quizá probaría de qué estaba hecho cada uno. Mónica explicó que debían adentrarse ahora a través de aquel portal que momentos antes había sido una pared de cristal. <<¿Dónde había quedado aquello de que no nos ordenarían a entrar por allí?>> Pensó resignada, mordiéndose el labio inferior. Maia sabía muy bien que no existía ninguna clase sencilla en la academia, que siempre eran duras pruebas, pero tal vez esta sería una de las peores. Suspiró profundamente y esperó su turno.

     

    ***

     

    Llegado el momento se adentró por el tétrico pasadizo. Sin darse cuenta había entrado con los ojos cerrados, luego de unos pasos los abrió lentamente, pensando que se encontraría a oscuras. Su sorpresa fue encontrarse en la que fue su casa alguna vez, el hogar que compartió con su ex esposo, Oliver. Anduvo por lo que era el salón principal, y se detuvo por un momento girando sobre sus propios pies, no daba crédito a sus ojos, ¿Qué era todo aquello? De repente se sintió asfixiada, le faltaba el aire, y unas inmensas ganas de llorar se apoderaron de su ser.

     

    Escuchó ruidos provenientes de la planta superior de la vivienda, por lo que sacó su varita y la empuñó firmemente en su mano derecha. Subió lentamente, las voces comenzaron a oírse claras, una mujer sollozaba y un hombre se reía. Su corazón latía tan fuertemente que parecía que en algún momento se saldría de su pecho, no entendía qué estaba pasando, sin embargo, no se detuvo. Caminó sigilosamente siguiendo el sonido de las voces que se intensificaban cada vez más, dándose cuenta de que provenían de la habitación principal. Se acercó hasta allí y frente a esa estancia observó como una un haz de luz se filtraba por la puerta entreabierta, la empujó con un suave puntapié y se quedó petrificada con la imagen que observó.

     

    Su madre se hallaba tirada en el piso, no emitía ya ningún sonido, era un cuerpo inerte sentado contra la pared de un extremo de la habitación. El rostro de la bruja estaba manchado de sangre, inflamado, casi irreconocible. A su lado, de pie se encontraba Oliver.

     

    -Hola nena, ¿Te unes a la fiesta? – Espetó el hombre sonriendo, evidenciando un tono divertido en su voz. – Las brujas como ustedes sólo aprenden de esta manera.

     

    En cuestión de segundos la morena se abalanzó hasta el lugar donde se encontraba Aurora, se arrodilló a su lado llorando y tomando su pulso, aún estaba con vida. Miró fijamente a Oliver y sintió un inmenso dolor, era más bien culpa lo que se blandía dentro de su alma. Aquello estaba pasando debido a su debilidad, al poco amor propio que se tenía. Siempre antepuso el amor que sentía por ese hombre y allí estaban las consecuencias.

     

    -No llores querida, en cuanto termine con esta harpía te enseñaré modales a ti también– Dijo, arrojando la varita de Aurora a los pies de Maia, estaba rota a la mitad.

     

    Oliver levantó el puño, preparándose para embestir nuevamente toda su furia contra la desvalida mujer, pero un hombre enmascarado apareció en la escena. Era alto, llevaba una larga túnica negra, sin duda era un mortífago. Un silencio que pareció eterno se cernió sobre la habitación, mientras que el recién llegado apuntaba hacía su ex marido una oscura varita. Maia salió de su estupor y se levantó, se interpuso ante el mortífago y Oliver.

     

    -Esto es algo que debo arreglar yo. – Murmuró con total confianza, dirigiéndose al misterioso mortífago – Has roto muchas promesas Oliver, sin embargo, yo siempre mantuve la mía.

     

    - ¡Incárcerus! – Exclamó directamente hacía el muggle. Tres cuerdas dirigidas hacia su torso, brazos y pies le ataron haciéndole caer de rodillas. – Esta será la última vez que dañes a alguien – Siguió apuntándole, mientras sus ojos se clavaban fijos en los de él. – Ahora sí, debes temer, claramente es una amenaza. Aun así te daré la última oportunidad de recapacitar y dejar de hacer daño a quienes no lo merecen, tan solo por tu ignorancia.

     

    Dicho aquello se acercó hasta su madre, la mujer respiraba con dificultad, Maia sabía que en cualquier momento podría morir, desaparecer para siempre de su vida. Pensó en conjurar algún hechizo que la hiciera mejorar, pero algo había pasado. En la habitación ya no se hallaba nadie más que ella y Aurora. Se levantó bruscamente y dio unos pasos, de pronto vio sobre una mesita cercana una especie de pergamino arrugado, le llamó la atención porque de este fulguraba una luz amarillenta. Lo tomó y leyó las palabras escritas en el papel.

     

    -¿Entregar todos mis recuerdos? – Murmuró para sí misma. Volteó y miró a su madre desfallecida, leyó nuevamente la nota, ahora las lágrimas corrían por sus mejillas. La única forma de salvar a su madre era entregando todo lo vivido hasta ahora, sus pensamientos, sus recuerdos, todo.

     

    Dejó el papel donde lo había encontrado y se acercó hasta la mujer, la abrazo susurrándole al oído lo mucho que la amaba. Si esa era la única forma de que su tesoro no se desvaneciera, pues, estaba dispuesta a hacerlo, prefería no recordar nada en absoluto a pasar el resto de su vida culpándose con un recuerdo tan frustrante como el de perder a su ser más querido. Se mantuvo abrazada a ella y susurró.

     

    – Acepto el trato - Su mente quedó en blanco.

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  11. El intenso sol del mediodía dio directo en su cara, haciéndole entrecerrar los ojos por unos segundos. Llevó su mano izquierda hasta la frente, abierta, intentando hacer una especie de techo que la protegiese de la intensa luminosidad. Pestañeó varias veces y distinguió el paisaje árido donde se encontraba, un primitivo poblado. El lugar no era cálido, simplemente ardía con el inclemente calor que irradiaba el astro rey. Un minuto y la morena ya se hallaba transpirando, una gota de sudor bajó desde su sien, recorriendo un extremo de su cara hasta llegar al cuello, le incomodaba esa sensación, le hacía sentir obscena, impúdica. Se quitó la pesada chaqueta de cuero que llevaba, quedando vestida con una simple blusa de algodón manga corta, un jean ajustado y sus botas de excursionista.

     

    -Llévate esto Arwen. Es más que obvio que aquí no la necesitaré – Se dirigió a su elfina, la cual le había trasladado hasta el sitio previsto para aquella clase.

     

    Sostuvo firmemente su varita en la mano derecha, y se echó a andar, fijándose de lado a lado. El aparente pueblo desolado estaba constituido por algunas casuchas desvencijadas, que incluso servían a la vez como locales comerciales. La vida vegetal era casi nula y la animal se conformaba por uno que otro caballo escuálido amarrado frente a estanques de agua.

     

    Un sonido musical la encaminó hasta un arruinado bar, por el bullicio dedujo que definitivamente allí se encontraba aglomerada la mayor parte de la gente de ese poblado. Frente al local se encontraba ya el profesor y tres alumnos. La Black Evans se detuvo sin emitir palabra alguna cerca del profesor y esperó.

  12. Una vez que el grupo se hubo presentado, tomó la palabra de nuevo Mónica. Las palabras de aquella mujer denotaban demasiada seguridad, no le molestaba en absoluto que su profesora estuviera convencida de que cualquiera de los presentes pudiera cambiar de opinión o decidir que ideales seguir, al fin y al cabo era la experiencia como bien había dicho lo que le inspiraba a afirmarlo.

     

    Observó como de pronto la mortífaga comenzó a alejarse caminado entre las tumbas, era claro que deseaba que la siguiesen, y así lo entendió el grupo que se reunía allí, por lo que se levantó de su asiento y se puso en marcha junto con los demás. Se detuvieron frente a un monumento sepulcral hecho de mármol, tenía una especie de entrada. Maia suspiró inquieta, pensando que tendrían que adentrarse y sortear quién sabe qué peligros, sin embargo, sus cavilaciones pronto fueron interrumpidas por la voz de la profesora que indicaba que no entrarían en aquel lugar.

     

    A continuación, solo se escucharon unos extraños murmullos emitidos por la pelirroja y sin más una luz cegadora los obligó a cerrar los ojos. La morena entornó la vista y se sorprendió al observar que se había formado una pared de oscuro cristal en lo que era la entrada, pero lo que más le asombró fue ver como el reflejo de los presentes desaparecía del cristal y se formaban imágenes que creaban una clara escena. <<¿Qué tipo de magia era aquella?>> pensó, sin apartar la mirada de lo que parecían ser los pensamientos de la mortífaga.

     

    La primera escena alertó a Maia, sintió impotencia al ver como se evocaba la injusticia del pasado. El segundo pensamiento le inspiró ternura pero a la vez un dejo de tristeza, haciéndole recordar a su propia madre. La última representación le hizo sobresaltar, se preguntaba si en un futuro ella misma sería capaz de enfrentar a sus enemigos con tal fiereza, hasta ese momento nunca se había planteado la posibilidad de matar a alguien. Estaba convencida de que moriría si fuese posible por defender sus ideales, pero ¿sería capaz de quitarle la vida a alguien?. Bajó la mirada algo afligida. Ya no había más que ver por parte de la profesora.

     

    Después de un momentáneo silencio, la mujer explicó lo que había mostrado el cristal. Maia escuchó atentamente sus palabras, entendió que tenía sentimientos, que podía amar, llorar y sufrir. Comprendía las razones que dio la mortífaga, pero no las compartía en absoluto, estaba incluso de acuerdo en que es prioridad y menester defender a la familia, pero no de aquella forma. Técnicamente era venganza y discriminación. Maia no concebía la idea de que pagaran justos por pecadores, no se podía encasillar a todos por los errores que cometieron sus antepasados, era simplemente ilógico.

     

    Los pensamientos que mostró el profesor fueron completamente distintos, era evidente que lo que quería dar a entender era otro punto de vista. La escena fue conmovedora, incitaba a la reflexión, a recapacitar si tal era el caso. De todo lo visto y escuchado por ambos profesores sólo se podía deducir que no existían personas completamente malas ni completamente buenas.

     

    Ahora el turno era de los alumnos. El corazón de la pelinegro se agitó, aquello no lo esperaba, era una mujer bastante tímida y reservada, no se sentía preparada para mostrar parte de sus sentimientos a un grupo de personas que veía por primera vez, que no tenían nada que ver con ella. Osadamente varios de sus compañeros mostraron y explicaron sus pensamientos, ahora era su turno. La Black Evans inspiró una gran bocanada de aire y la exhaló lentamente, se resignó a la idea y se situó frente al cristal, donde inmediatamente un torbellino de imágenes comenzaron a reflejarse.

     

    -Te amo, Maia. Deseo que seas mi esposa, aun así debo admitir que le temo a lo que eres, pero no me importa, así como a ti tampoco te importa lo que soy – Un joven sujetaba su mano izquierda colocando un sencillo anillo solitario en su dedo anular.

    - No debes temerle a la magia, Oliver. Te amo, y prometo que nunca la usaré en tu contra.

     

    La imagen de los dos jóvenes se disolvió después de que un tierno beso consolidara la promesa de la Black Evans. Inmediatamente otra escena se formó.

    -Eres mi esposa, me perteneces y harás exactamente lo que me plazca. Ya no necesitas esta basura.

     

    El mismo joven ahora rompía en dos la varita de la bruja con un fuerte pisotón, mientras que la zarandeaba del brazo salvajemente. De los ojos de la bruja solo brotaban lágrimas, sin decir palabra alguna.

     

    El cristal se mantuvo por unos segundos en pausa, pero más imágenes aparecieron.

     

    Maia se encontraba con tres chicas en una habitación, llevaba una pequeña maleta. Las chicas le abrazaron consolándola.

     

    -Puedes contar con nosotras, somos tus amigas– Expresó solidariamente una de las chicas.

     

    -Sí, a nosotras no nos importa que seas una bruja, ni le tememos a que nos conviertas en sapos – bromeó otra poniendo los ojos en blanco.

     

    El recuerdo se disolvió rápidamente luego de que las mujeres estallaran en carcajadas. Maia se alejó cabizbaja. Aquella rememoración le habían afectado, sin embargo, un atisbo de sonrisa decoró su rostro. No tenía mucho que explicar, o por lo menos eso era lo que pensaba. Suspiró profundamente y observó a cada uno de los presentes algo avergonzada.

     

    -Pues, eso. Me casé con un muggle. Como podrán haber visto al principio él no tenía problema en que yo fuera una bruja, sin embargo, con el tiempo todo eso cambió. Me maltrató física y psicológicamente, de todas las formas posibles, pero aun así mantuve mi promesa, nunca usé mi magia en su contra – Dijo, sosegadamente.

     

    -No me considero débil por ello, intenté enfrentar mis problemas maritales con amor, diálogo, pero no funcionó. Pude haber contrarrestado cada golpe con un simple hechizo, pero le amaba, y no deseaba hacerle daño, mucho menos en desigualdad de condiciones – Tragó saliva y continuó.

     

    - Algunos de ustedes tal vez pensaran que soy una tonta, que tengo razones suficientes para odiar a los muggles, pero no es así. Las mujeres que aparecieron allí también son muggles y me apoyaron cuando decidí dejar a mi marido, me protegieron con su cariño, su bondad y su amistad. No puedo juzgar a todos por igual, tan sólo porque uno de ellos me haya lastimado. – Finalizó, mirando el rostro de cada uno, deteniéndose por más tiempo en el de la profesora.

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  13. ¡Holas! :cry:

     

    Acá dejo el duelo que me tocó analizar, lloré mucho :c bueno casi xD en fin T_T a ver que tal me va...

     

    Análisis Duelo Juve Aiiden Aiel Malfoy y Evander Haughton M. Haugran

     

    Juve: Sectusempra (No impacta). Acción 1 - Turno 1.

    Evander: Protego (Protege del Sectusempra). Acción 1 - Turno 1.

     

    Juve: ---

    Evander: Silencius (Impacta). Acción 2 - Turno 1.

     

    Juve: Embrujo Punzante (Impacta). Acción 1 - Turno 2.

    Evander: Finite incantatem (Finaliza el efecto del embrujo punzante) Acción 1 - Turno 2.

     

    Juve: Expelliarmus (No impacta). Acción 2 - Turno 2.

    Evander: Protego (Protege del Expelliarmus). Acción 2 - Turno 2.

     

    Juve: Sectusempra (Impacta). Acción 1 - Turno 3.

    Evander: Silencius (No hace efecto). Acción 1 - Turno 3.

     

    Juve: ---

    Evander: Incárcerus (Impacta). Acción 2 - Turno 3.

     

    Juve: Evanesco (Desaparece las cuerdas). Acción 1 - Turno 4.

    Evander: ---

     

    En este caso el triunfo se lo lleva Juve, ya que el sectusempra que envió en su tercer turno impactó contra Evander quien no se aplicó un Episkey de emergencia en su posteo.

     

    Bueno, confieso que tengo el cerebro seco :cry: Besitos a todos!!

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  14. El crujido de huesos partiéndose se sintió alrededor de la muñeca derecha de la Black, tomándola por sorpresa, inmediatamente un agudo dolor hizo mella en su mano, lo que la hizo gritar debido a la lesión causada por su rival. Por un segundo observó a Lia con gesto de asombro, mordiendo su labio inferior para reprimir cualquier otro chillido.

     

    La morena tomó su varita con la mano izquierda y apuntó su mano derecha que pulsaba a causa del intenso dolor <<¡Episkey>> Pensó concentrándose.

     

    El hechizo que se aplicó fue de efecto inmediato, hizo que los huesos de su mano se aliviaran, disminuyendo el dolor rápidamente. Su contrincante, sin embargo, no mermó en el ataque despidiendo de su varita un rayo que por la distancia de 7 metros en la que se encontraban una de la otra no impactó haciéndole daño.

     

    Sonrió mirando a Lia, la chica no había curado las heridas provocadas por el fuego maldito, era más que obvio lo que pasaría con ella.

  15. La Scamander se protegió del rayo acertadamente, sin embargo, el duelo apenas comenzaba, y era hora de demostrar todo lo aprendido en clases, tal vez algún día tendría que utilizar todos los conocimientos adquiridos para salvar su propia vida o la de sus seres queridos.

     

    -¡Fuego Maldito! – Exclamó, apuntando la varita que llevaba en su mano derecha directo hacia Lia. Una llamarada en forma de gorila rápidamente se abalanzó sobre la chica, dejándole quemaduras por todo el cuerpo.

     

    La mirada de la Black Evans destelló y de inmediato en su rostro se formó un gesto de satisfacción cuando recibió el intrascendente ataque de su rival. Las cuerdas enviadas por Lia apenas sujetaron su brazo izquierdo, dejándole en total y plena libertad su brazo derecho y demás extremidades. Sacudiendo impetuosamente el brazo se liberó de las cuerdas que precariamente le sujetaban.

     

    -¡Sectusempra! –Dijo con firmeza, mientras de su varita salía un rayo en dirección a la Scamander, provocándole diversas heridas sangrantes en el pecho, brazos y piernas.

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  16. http://i.imgur.com/AfhoQj2.jpg

     

    En una antigua cantera de extracción de arena volcánica, ubicada en la Isla de Lanzarote, se encuentra actualmente un Jardín de Cactus. El lugar tiene aproximadamente cinco mil metros cuadrados y alberga más de siete mil ejemplares botánicos de especies diversas. La entrada está formada por un laberíntico juego de robustos bloques, una estructura central con forma de choza la cual oculta la visión interior y provoca un efecto sorpresa en el visitante. El lugar representa un ostentoso modelo de intervención arquitectónica integrada en el paisaje.

     

    El traslador utilizado para llegar al lugar dejó a la Black Evans tambaleándose en la entrada del Jardín. Observó el paisaje árido con inquietud, estaba próximo el anochecer por lo que el cielo proyectaba una intensa gama de colores rosáceos y violetas.

     

    "Cerrado por mantenimiento" indicaba un cartel en una de las paredes adyacentes, sin embargo, las puertas estaban abiertas de par en par. Se adentró sigilosamente con la varita en mano, prestando suma atención a cualquier ruido o movimiento. Los faroles de iluminación ya estaban encendidos, lo que hizo suponer a la morena que el duelo no sería en la oscuridad plena.

     

    Una dócil brisa soplaba desde el este, sosegando el calor desértico y brindando una sensación de alivio en el rostro de la bruja. No se sentía precisamente acalorada, incluso su vestimenta era sencilla y fresca, pantalón de jean azul oscuro flexible, blusa beige manga corta ajustada al cuerpo y botas de cuero marrón tipo excursionista. Su cabello iba trenzado en un moño que caía sobre su espalda.

     

    Siguió caminando por el lugar, sin encontrar aún la presencia de su rival. Deambuló entre unos cuantos escombros y bajó unas amplias escalinatas que le llevaron hasta una extensión de terreno con senderos empedrados que conectaban diferentes áreas ajardinadas. En el centro se encontraban dos pequeñas lagunas artificiales con monumentos de piedra, y por todo el lugar predominaban cactus y formaciones rocosas de diversos tamaños.

     

    La Black Evans, se situó en el centro de la construcción, cerca de las dos lagunas, sujetó su varita con firmeza cuando su rival apareció. -Señorita Scamander, este es un bonito lugar para pasear, espero que también lo sea para nuestro duelo – Saludó sonriendo.

     

    -¡Sectusempra! – Exclamó firmemente apuntando a Lia, un rayo salió despedido de su varita directo a la bruja, si le impactaba le provocaría heridas sangrantes en la piel que probablemente la llevarían a la inconsciencia.

  17. El panorama que vislumbró no era precisamente el que esperaba. La mirada de la Black Evans inspeccionó con premura a su alrededor una vez que la presión que asfixiaba su cuerpo cedió. Definitivamente odiaba los trasladores.

     

    Tumbas erosionadas con el paso del tiempo, vegetación salvaje, humedad, lluvia y barro componían el antiguo cementerio donde ahora se encontraba. Dio unos pasos y sus botas de cuero se embarraron considerablemente, aunque para eso eran, estaban diseñadas precisamente para "todo terreno", al menos eso decía la etiqueta. Había escogido una vestimenta casual que incluía jean azul oscuro de tela flexible, suéter negro ajustado y una túnica del mismo tono. Si algo le había enseñado la academia era a usar la indumentaria más corriente y cómoda que pudiera.

     

    La lluvia se incrementó, por lo que se dio prisa en encontrar el sitio donde debían encontrarse los profesores. Caminó entre las tumbas, con cuidado de no pisar ninguna, algunas estaban prácticamente enterradas bajo musgo, ocultas bajo hojas muertas y montículos de tierra. Recordó lo mucho que le gustaba visitar el panteón donde estaban enterrados la mayoría de sus familiares, de pequeña se entretenía observando las lápidas, creando en su mente historias fugaces cuando leía las fechas de nacimiento y muerte de los difuntos. Lamentablemente este cementerio no era agradable en lo absoluto para la morena.

     

    Siguió el rastro de unas pisadas que quizá pronto desaparecerían y dejarían como consecuencia pequeños charcos, saltando de vez en cuando para no tropezar con la maleza silvestre. Comenzaba a preocuparse de haber errado el camino o de llegar tarde a su primera lección cuando escuchó un murmullo. El instinto de Maia le hizo detenerse y buscar la varita dentro de su túnica, la aferró con fuerza mirando hacia el frente, intentando atisbar la procedencia del sonido.

     

    Su corazón estaba acelerado, sus sentidos en estado de alerta. <<Chica tonta>> pensó al percatarse de que aquel lugar inhóspito podría ser peligroso, que algo o alguien podría haber salido de la nada, atacarla o torturarla, y ella como el ser más inocente con la varita guardada. Permaneció unos segundos estática, y un repentino estremecimiento le invadió, reacción producida por el frío que se calaba en su cuerpo debido a lo empapada que estaba.

     

    Después de un par de minutos la joven continuó el camino, aferrando esta vez su varita con firmeza. Deambuló unos cuantos pasos y llegó a lo que parecía el final del cementerio. Resopló aliviada al observar que por fin había llegado al sitio designado. En aquel espacio se encontraban ya los tutores y alumnos, así que se acercó con sigilo, sin pronunciar palabra alguna y tomó asiento cuando el profesor lo indicó.

     

    La presentación y palabras de aquel hombre le inspiraron confianza por lo que sonrió asintiendo levemente con la cabeza mientras le escuchaba. La historia que contó acerca del cementerio le resultó interesante a la vez que un tanto escalofriante. Por su parte, también escuchó con atención y respeto a la mujer que continuó. Era joven, bella y todo lo que Maia se negaba a ser... Mortífaga. Las presentaciones de los alumnos le sorprendieron aún más. No comprendía como a estas alturas todavía existiera quienes apoyaran un bando que solo se dedicaba a causar estragos, a infundir terror y miseria. Arqueó las cejas cuando la joven Ryddleturn finalizó y se puso de pie.

     

    -Buenas. Mi nombre es Maia Black Evans –Se presentó sonriendo mientras realizaba una ligera reverencia- Estoy a favor de la Orden del Fénix y en un futuro espero ser miembro activo. Mi convicción es firme, aunque hago eco de las palabras de la señorita... Pink, estoy dispuesta a aprender lo que ambos nos enseñen, tengo la mayor disposición y la mente abierta para comprender lo que ambos bandos procuren.

     

    La morena finalizó su presentación sonriendo y tomó asiento nuevamente.

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  18. ¡Buenas y buenos! *-*

     

    Me tengo que presentar ¿no? igual lo hago porque yo soy toda salida xD Bien, para los que no tienen el placer de conocerme (?) :blush: me llamo Mayanin, edad indefinida, soy de Venezuela. Estudié publicidad y mercadeo, actualmente estoy vagando por la vida :') Soy adicta a The Walking Dead, Game of Thrones y juegos del Facebook (mandenme vidas T.T) aparte de eso me gustan cosas simples como leer, ver peliculas y no me acuerdo que más.

     

    Mi personarijillo del foro es así bien simplito, una chica inglesa, tímida, miedosa, llorona, sonsita, pero toda un amor. Y eso es todo (?)

     

    Con respecto a la clase pinta muy bien *-* espero poder aprobarla y graduarme de una vez, que tengo la vida triste :cry:

     

    ¡Besitos chuposos para todos!

     

     

    Fichita :3

     

     

    Ficha del Personaje

    Nombre del personaje: Lulú Macfadyen

    Edad: 25

    Nacionalidad: Inglesa

    Descripción Física: Es de alta estatura, mide 1.70 aproximadamente, de contextura delgada. Tiene el cabello rubio, largo y suele llevarlo un poco alborotado. Tez clara, ojos café, labios carnosos. Imagen.

    Descripción Psicológica: Es una mujer extrovertida, vanidosa y frívola. Piensa que todos los problemas se solucionan con dinero. Detesta los sentimentalismos, sin embargo, en su alma hay mucha bondad sólo que no le gusta demostrarla.

     

    Historia: Nació en Inglaterra, es la tercer hija de un matrimonio de bajos recursos. Su infancia y adolescencia fue precaria e inestable, con dificultad terminó la escuela secundaria y se dedicó a trabajar en tiendas por departamento para poder colaborar con los gastos familiares.

     

    A los dieciocho años comenzó a trabajar como modelo, su belleza no pasaba desapercibida para algunos clientes que visitaban el lugar donde trabajaba, por lo que le llovieron propuestas. Se dedicó a realizar comerciales para algunas marcas de ropa y perfumes, su carácter tan comunicativo le abrió muchas puertas, se relacionaba con gente de alta sociedad, dejándose ver en innumerables celebraciones y espectáculos.

     

    Su carrera en el modelaje duró apenas dos años. Se casó con un productor de películas, multimillonario que le doblaba la edad, por lo tanto dejó su carrera para dedicarse de lleno al matrimonio, el cual consistía en eternas vacaciones, poco era el tiempo que la pareja pasaba en su mansión. Su marido le complacía en todo, dándole a entender que era la dueña y señora del mundo. Cuatro años después su marido fallece en un accidente automovilístico, dejándola devastada. La pérdida de su marido fue significativa, pero se repuso a los meses, la sociedad ahora la tildaba de "viuda millonaria".

     

    Debido al tedio y a la costumbre de no estar en un lugar tanto tiempo, decidió embarcarse en un nuevo viaje, se decía que era una especie de recreación actual del tan popular “Titanic”, las importantes esferas de la alta sociedad se embarcarían sin duda a tal aventura, y ella no podía faltar.

     

     

  19. ¡Hola a todas y todos! *-*

     

    Bueno, mi nombre es Mayanin, sí, es algo rarito el nombre pero así son los padres de crueles :cry: xD Ahm, soy de Venezuela, edad indefinida, estudié Publicidad y Mercadeo, actualmente no estoy trabajando ni nada, solo vagueando por la vida. Mis gustos son simples, leer, cine, adicta a series actuales como The Walking Dead, Game of Thrones y otras mucho más viejas que mejor ni nombrar. También soy viciosa de juegos de Facebook y aprecio mucho a las personas que me mandan vidas y regalitos +.+ publicidad subliminal. Mi cuenta del foro es algo viejita, pero pasaba solo por cosas puntuales que tenían que ver con el .com, el año pasado comencé con la academia, al poco tiempo desaparecí y he regresado, esta vez espero poder finalizar :3

     

    Con respecto a mi personaje, Maia Black Evans, es una joven inglesa que pertenece a la familia Delacour y Stark, es aspirante a la Orden del Fénix *0* y bueno es pues... una chica demasiado tímida, sufrida, sentimental y llorona, hasta me da lastimita a veces, a todo le tiene miedo, pero es muy buena y tierna. No es muy interesante el personaje pero la idea es que vaya creciendo a medida que pase el tiempo, eso quiere la Maiacita, conocer y relacionarse con el mundo mágico porque a pesar de ser bruja de sangre limpia y todo eso tuvo un padrastro y un esposo muggle, por lo tanto se alejó mucho y ahora desea encajar de nuevo.

     

    Y eso es todo lo que tengo que decir sobre la guerra de Vietnam Maia y Mayanin *0* espero aprobar esta clase y que me tengan paciencia :cry:

     

    ¡Besitos chuposos para todos!

     

    Chaus :unsure:

  20. Awww *-* esto me parece genialisisimo!!! Ya quiero +.+ de una vez digo que quiero premio de consolación :cry: que soy pésima para juegos, concursos y cualquier cosa que sea de competencia (?) xD igual les deseo mala suerte a los demás y toda buena suerte para mi :rolleyes: xD ok no :sad: pero igual pues, a divertirnos, gracias por organizar esto *-* No nico, no se regalan hipogrifos <_< eso al menos espero :unsure:

     

    *Salgo bailando en circulos*

  21. Observó las cuatro escobas, eso significaba que el examen sería diferente para cada tipo. <<Bueno, ya que estamos... Me gustaría un poco de velocidad>> Pensó exhalando un largo y profundo suspiro. La pequeña práctica había desencadenado la emoción de la Black Evans, se encontraba inquieta, con ganas de comenzar su prueba y con un poco de suerte aprobarla.

     

    -Voy...yo– Se adelantó tomando una Saeta de Fuego al ver que la primera joven finalizaba su prueba.

     

    Cuando la examinadora le indicó se montó sobre la escoba, sujetándola con las dos manos. Sintió como la madera se amoldaba bajo la piel, muy suave al tacto. Pateó el suelo con determinación y subió a toda velocidad, eso era más rápido de lo que esperaba, sin embargo, la sensación del viento contra el rostro era fascinante, por lo que sonrió satisfecha.

     

    Se detuvo en el aire esperando lo que vendría a continuación y allí la vio. Una pequeña esfera dorada se dirigió velozmente hacia el lado contrario de donde se encontraba la morena –Vamos, preciosa, tenemos que atraparla- Susurró sujetando firmemente la saeta, su cuerpo estaba flexionado hacia delante, tocando casi el palo de la escoba con la barbilla.

     

    Su cabello se batía hacia atrás de la cabeza debido a la velocidad que iba, era increíble que en pocos segundos aquella escoba acelerara de tal forma, pero realmente lo disfrutaba, por el rabillo del ojo podía atisbar solo colores difuminados, aun así sus ojos no perdieron de vista a la veloz snitch.

     

    De pronto la pelota cambió de dirección, aleteando hacia arriba unos diez metros. La pelinegro apenas disminuyó la velocidad para cambiar su trayectoria, la siguió y extendió su mano derecha para tomarla entre sus manos, pero la diminuta dorada salió despedida hacia un lado velozmente. <<No huyas pequeña>> se dijo mordiendo su labio inferior, y aceleró sujetándose con fuerza.

     

    -Ya casi– murmuró al estar a medio metro de la snitch.

     

    Estiró de nuevo su mano derecha y sintió el revoloteo de las alas en los dedos, generándole un ligero cosquilleo, finalmente cerró su mano con la pequeña escurridiza –¡Mia!- susurró jadeando, reduciendo poco a poco la velocidad. Dio una vuelta al campo con delicadeza y bajó lentamente. Cuando sus pies se posaron en el césped trastabilló un poco, pero pudo mantener el equilibrio.

     

    -¡Siguiente!- Exclamó sonriendo a las chicas que esperaban, y a paso lento se dirigió hacia la instructora.

  22. Asentí firmemente con la cabeza en respuesta a Tania. Ella había captado a la perfección lo que intentaba decir al pedirle que me lanzara algo. Si aquella bruma azulada actuaba verdaderamente como escudo sería la solución definitiva que tendríamos para salir del maléfico templo. Observé con nerviosismo las caras de Jeanne y las profesoras, y por último como la pelirroja me arrojaba un pedazo de hielo mediano.

     

    -¡Auch!- Exclamé por instinto al escuchar el leve sonido de un cristal rompiéndose.

     

    Me había cubierto el rostro con las manos cuando vi a mi compañera arrojar el hielo, pero no había sentido dolor alguno, no había sentido ni la más mínima vibración. El escudo funcionaba. Caminé con premura hacia la catapulta haciendo caso a la advertencia de Tania, lo más acertado era salir cuanto antes de aquel lugar.

     

    -Preparada– Murmuré sonriendo, pero con el corazón latiendo a tanta velocidad que sentía que se saldría de mi pecho en cualquier momento.

     

    Sujeté de las manos a mis compañeras, el tenue susurro de la pelirroja hizo activar la catapulta de forma automática haciéndonos salir expulsadas hacia arriba. Mantuve los ojos cerrados durante el fugaz trayecto hacia el exterior, abriéndolos despacio cuando nos estampamos contra la nieve. Me incorporé tambaleándome, observando que nuestros cuerpos ya no desprendían aquel fulgor azulado. Me acerqué a Tania quien yacía en el suelo desfallecida y acariciando su frente le hice saber que todo había terminado.

     

    -Estamos a salvo– Sonreí y me acosté en la nieve.

     

     

    OFF:

     

    Bueno... Algo tarde pero acá dejo la primera parte de la prueba de vuelo :wacko: :cry:

     

    Examen de Vuelo

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  23. La fresca brisa de la mañana acarició el dulce rostro de la morena y con sutileza revoloteó sus negros cabellos. El jardín de la mansión Delacour era un buen lugar para relajarse desayunando, sobre todo aquel día en que la Black Evans necesitaba de toda la concentración posible para afrontar su prueba de vuelo. No era precisamente amante de volar, ya que la altura le infundía cierto temor, pero debía atender cuanto antes ese menester.

     

    -No, gracias Arwen. Ha sido suficiente, debo irme – Sus oscuros ojos se posaron en la minúscula criatura que le ofrecía más jugo de calabaza. La mujer se puso de pie tomando el bolso y la delgada capa que le ofrecía su querida elfina –Hasta luego pequeña– Se despidió con una tenue sonrisa, caminando con soltura.

     

    Llegó directo, sin prisas ni complicaciones a la sexta planta del Ministerio de Magia, donde se encontraba el Departamento de Transportes. A diferencia de cuando solicitó el formulario, tomó la precaución de vestir adecuadamente, jeans azules ajustados muy flexibles, una franelilla de algodón estampada y zapatos deportivos blancos.

     

    La Black Evans entró a la estancia donde aguardaba la Jefa del Consejo Regulador de Escobas con un grupo de magos y brujas. Sonrió al conjunto de personas que se encontraban esperando para presentar el examen, algunos expresaban en sus rostros total seguridad, otros comían sus uñas con nerviosismo. <<Vamos, tranquila Maia, tú puedes>> pensó exhalando un leve suspiro, los nervios comenzaban a atacarla. El lugar estaba encantado, era una gran extensión aparentemente al aire libre, se podía observar un cielo azul, vegetación y sentir hasta el olor del follaje. Con sigilo se acercó posicionándose al lado de una escoba, escuchando y siguiendo las instrucciones de la Jefa en todo momento.

     

    -¡Arriba!– Exclamó fuerte y claro con la mano derecha extendida sobre la escoba, la misma tardó pocos segundos en subir hasta su mano. Sujetó con fuerza la madera y seguidamente subió sobre esta.

     

    Inmediatamente tomó con las dos manos y con mucha firmeza la escoba, después de un largo suspiro pateó el suelo sintiendo como su pie se hundía en la grama por un instante antes de elevarse. Con suavidad fue subiendo, abandonando la estabilidad del suelo, se tambaleó un tanto debido a la falta de práctica, hacía ya unos cuantos años que no volaba en escoba, pero como bien decía el dicho "Lo que bien se aprende nunca se olvida".

     

    La morena permaneció en el aire, con más confianza continuó remontando hasta llegar a una altura considerable, pero no más de los dos metros. Sonrió plenamente y acto seguido bajó inclinándose ligeramente hacia adelante, acatando las instrucciones de la examinadora.

    -Vaya, vaya... El examen... Bien.– Dejando la escoba a un lado se dirigió a escoger la próxima para la correspondiente prueba.

  24. No era exactamente valentía lo que me había invadido de pronto, era más bien rabia, furia lo que se apoderaba de mí, sentía la sangre circular a toda velocidad por mi cuerpo hasta llegar a mi rostro, estaba enojada por la naturalidad con que tomaban las profesoras el asunto del sacrificio. ¿Éramos mis compañeras y yo simples cuerpos sin alma ni sentimientos?.

     

    No sé cuánto tiempo estuve allí estática observándolas con fiereza, pero si de algo estaba segura era que no me entregaría como un cordero inocente a las fauces de los lobos. Levanté mi varita, la cual había mantenido sujeta firmemente desde que Tania se había ido y la apunté hacia ellas, sin embargo, en cuestión de segundos se produjo un estruendoso sonido acompañado de una explosión de cristales, por lo cual protegí instintivamente mi rostro con los brazos.

     

    -¡Tania! – Exclamé asombrada cuando la lluvia de cristales cesó. La chica había caído del techo de la habitación con la explosión, pero lo más extraño de la situación era el objeto que también había aparecido junto a ella en el medio del grupo.

     

    La catapulta era de considerable tamaño, y era la solución para salir de aquel lugar de acuerdo a lo que había explicado la pelirroja. Asentí con la cabeza aceptando su idea, aunque el nerviosismo comenzaba a emerger en mí. Antes de subir al cacharro observé hacia arriba y noté lo azul que se veía el cielo a través de otro techo, solo que ese era de un cristal completamente transparente. Entonces eso era, debíamos subir a la catapulta y de allí saldríamos impulsadas hacia fuera rompiendo aquel cristal de hielo con nuestros cuerpos. Me estremecí ligeramente con tal pensamiento, podríamos lastimarnos severamente si aquel techo era de hielo rígido. Estuve a punto de mascullar con respecto a eso, pero algo capto mi atención al bajar la mirada.

     

    -¿Qué es...? – Murmuré acercándome a un pedazo de vidrio que yacía en el suelo, era de brillantes colores a diferencia del resto por lo que me acerqué velozmente. La figura de un hermoso ángel de cabellos rubios estaba dibujada en él, tenía alrededor de todo su cuerpo un aura azulada, una especie de escudo protector que evitaba que fuera traspasado por una espada y en letras verdes un nombre.

     

    -Arial...

     

    Susurré aquel nombre al mismo tiempo que tomaba el cristal, y al levantarme sorprendentemente observé como se formaba una bruma en cada uno de los cuerpos de los presentes en la sala. Si aquello era lo que pensaba...

     

    -Tania, arrójame algo con mucha fuerza, por favor – Le pedí a la chica en tono suplicante.

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  25. Mis ojos tardaron unos largos segundos en acostumbrarse a la intensa luminosidad de la sala, era la misma larga estancia en la que había entrado antes de caer en el túnel, pero ya no estaba sola, esta vez había alguien abrazándome, haciéndome sentir protegida. A pesar de encontrarme semi inconsciente supuse que mi amiga me había llevado hasta allí, por eso el dolor y las voces habían cesado.

     

    -¿Tania, eres tú? – Pregunté con un hilo de voz. No podía distinguirla bien, la veía como una silueta multicolor y borrosa pero sin duda era ella, su voz cálida era inconfundible. Intenté incorporarme pero estaba demasiado débil, además el frío del suelo penetraba por las fibras de mi ropa hasta llegar a mi piel haciéndome temblar incontrolablemente, sentía como si estuviera completamente desnuda contra el hielo – ¿Qué está pasando? – Murmuré conteniendo el llanto.

     

    La pelirroja impidió que me levantase explicándome lo que había visto en el techo de la sala, sus palabras rebotaban en mi cabeza como un eco, no lograba comprenderla del todo pero de algo estaba segura, ella había encontrado la posible salida, en esa misma habitación donde estábamos se hallaba la clave para salir del templo.

     

    -Creo... que no te entiendo amiga, pero confío plenamente en ti – Susurré con un nudo en la garganta. Las palabras salían con dificultad, tenía la boca seca, no me sentía nada bien y aún quedaban secuelas de dolor en mi cabeza, leves punzadas en las sienes aunadas al temblor de mi cuerpo – Por favor, ayúdame a levantarme, quiero darte todo mi apoyo.

     

    Tania se apartó de mi lado levantándose y dedicándome una dulce sonrisa, me indicó con ternura que descansara, que ella estaría bien. Asentí con la cabeza y observé como se deslizaba por el hielo, por un momento la comparé con una patinadora profesional, cuestión que me hizo sonreír al imaginarla con un vestidito corto de volantes haciendo piruetas en algún torneo de deportes muggles.

     

    Inmediatamente que la chica salió de mi campo de visión, regresó a torturarme la misma voz desagradable que escuché en el túnel. Mi cuerpo se contorsionó de dolor, sentía millones de cristales cercenando cada centímetro de mi piel, la cabeza me pulsaba con cada palabra <<No hay salida, debes morir>>. La voz se esfumó repentinamente y con ella se fue el dolor, había sido un ataque fulminante, veloz. Ya no sentía frío ni sufrimiento, sólo transpiraba y respiraba con dificultad.

     

    -Sacrificio... - Repetí después de escuchar a alguien. Me senté en el suelo como pude, acariciando mi cabeza, entorné la vista y observé con sorpresa que allí estaban Jeanne y la profesora Westrong, quien dirigía sus palabras hacia mí - ¿Entonces es cierto, debo sacrificarme? – Mi voz salía pausada pero llena de miedo.

     

    El terror se incrementó en mí ser al ver llegar de pronto a la Evanik. <<Que considerada eres>> pensé en decirle cuando expresó que Jeanne y yo debíamos compartir nuestra sangre a aquellos demonios - ¿Y por qué debemos cargar nosotras con esta responsabilidad? Ustedes nos metieron en este grave problema ¿Acaso no tienen la suficiente práctica y habilidad para luchar con los demonios de este lugar? – Me levanté con dificultad mientras las palabras salían de mi boca sin control alguno.

     

    -En todo caso debemos esperar a Tania, ella ha encontrado... ha visto algo... - Titubeé mirando a las profesoras desafiantemente. Tenía demasiada confianza en aquella chica, no tardaría en volver.

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