Jump to content

Lady Aletheia

Magos
  • Mensajes

    111
  • Ingresó

  • Última visita

Mensajes publicados por Lady Aletheia

  1. Un fuerte ráfaga de viento resopló con fuerza y un fuerte golpeteo se sintió contra los ventanales, lo que atrajo mi atención una vez concluidas mis palabras. Al parecer, el inestable clima londinense había cambiado drásticamente y lo que anunciaba ser un día solariego, ahora sería una tarde invernal. Por una de las ventanas de la oficina pude ver el cielo que se había tornado gris y la lluvia que arreciaba contra el vidrio. Cerré los ojos resignada ante lo inapropiados que resultaban mis zapatos, y lo nefasto que hubiese resultado tener que trasladarme por medio muggles por Londres para regresar al Castillo Black, pero para mí fortuna mi licencia de aparición había llegado a mi escritorio, momentos antes de venir a la reunión

     

    Rápidamente otro suave ruido acaparo mi atención, la puerta de la sala de reuniones se había abierto con sigilo, dando a paso a una joven de cabellos fucsia, a quien pude ver desde donde me encontraba sentada. El agitado vaivén de su pecho, sus labios entre abiertos y ojos algo desorbitados, denotaban la prisa que llevaba. Su sonrojo tampoco le jugaba a favor, pues conjugaba con su cabello y evidenciaba aun más cuan apesumbrada se encontraba por llegar tarde.

     

    En mis rojos labios afloro una media sonrisa al oír sus disculpas por la tardanza, y ver que tomaba asiento a poca distancia mía y pasaba la vista por los presentes. Mis azules ojos brillaron divertidos, en cualquier parte del mundo podía esperar impuntualidad, menos en Londres, aquello resultaba paradójico. La media sonrisa de mis labios se amplió levemente ante aquel pensamiento, mientras esperaba a que la reunión continuase. Tomé nota de lo ya conversado, aunque aquello me resultaba innecesario.

     

    - Estamos hablando sobre nacionalidad- le indiqué en voz baja a la recién llegada, poniéndola al tanto de la reunión- Es necesario actualizar los registros y discutimos el modo más efectivo de realizar el censo- concluí para luego regresar mi atención a la reunión, que parecía no haber avanzado mucho.

     

    - Por cierto, creo no haberme presentado - Puntualicé lo evidente, antes que retomásemos la discusión- Aletheia MacGreini, trabajaré en la Oficina Internacional de Ley Mágica - puntualicé a los presentes.

     

     

     

     

     

  2. Una nota color violeta surco volando el aire y se posó ante Gyvraine, la Jefa de la Oficina Internacional de Ley Mágica. Según el contenido de tal mensaje, deberíamos presentarnos a la brevedad en la sala de juntas, tanto Jefes como empleados tendríamos una reunión con la Jefa del Departamento. Como era de esperar el revuelo de los últimos días significaría trabajo extra y sin duda, nuevas medidas reguladoras para evitar nuevos “ataques terroristas”.

     

    - Nacionalidad. Ja! que Ilusos - Pensé para mi, el verdadero origen de aquellos actos, para mí no estaban en los extranjeros, pero si ellos deseaban creer que medidas como regularizar la nacionalidad de los residentes extranjeros reduciría sus riesgos, mejor. Sonreí de medio lado, mientras sacaba mi varita y con leve floritura invocaba una pluma y un pergamino.

     

    Mientras yo me retrasaba en invocar tales objetos, mis nueva Jefa y su “protegida”, según entendí, se adelantaban hasta el sitio donde sería la reunión. Seguí sus pasos a cierta distancia, e ingrese con unos minutos de retraso al lugar citado. Se trataba de un salón amplio, finamente decorado al igual que todo el Departamento, muros enchapados en caoba en la parte inferior y en la parte superior recubierta de una blanca pintura.

     

    Me detuve en el umbral antes de entrar, recorriendo en una fugaz mirada a los presente, para mi sorpresa solo a dos de ellas no conocía, o nos había presentado oficialmente. Una de ellas de cabellos negros y ojos violetas, que según escuche se llamaba Selene y acaba de ser ascendida. La otra, quien presidía la reunión, resulto ser bastante familiar para mí, se trataba de la directora del Departamento, sus cabellos Castaños y ojos miel podía asegurar haberlos visto antes aunque solo fugazmente, al igual que su voz, pero tardaba aun en completar el recuerdo.

     

    − A lo que me refiero es que debemos mantener un control de la gente que hay dentro del país. Debemos registrar a los magos que no tengan nacionalidad perteneciente a nuestro país, así tengamos que empezar por nosotras mismas. − Habló la directora, mientras yo tomaba asiento con sumo cuidado de interrumpir la reunión. Tenía la costumbre de moverme con sigilo y de no ser notada, y en efecto así lo hice, y pude seguir el tema de la reunión.- Hay dos maneras de otorgar el registro y permisos a los magos: Por familia e individual ¿Y, qué opinan?- Tras aquella pregunte, fue la Jefa de mi Departamento quien hablo y dio su propuesta, la que a mi parecer resultaría efectiva.

     

    - Si me permiten -Hablé finalmente al oír la propuesta de Censar familia por familia, y finalmente haciéndome notar- Cierto es que hay muchos residentes extranjeros en Ottery, me incluyo entre ellos, ello según los registros de ingreso que posee el ministerio. Pero esos registros son obsoletos, pues nadie regula la salida, y se pierde el rastro de muchos extranjeros e incluso de los ingleses- Expresé basándome en el trabajo administrativo que aquella mañana había realizado. - Considero y según lo que expresó Gyvraine, que aquel plan de acción es el más adecuado. - Dije clavando mis frios ojos en ella, y luego pasando la mirada por los presentes.

     

    - Lo más oportuno es solicitar a los patriarcas de cada familia, una nomina de todos sus miembros, donde se especifica la nacionalidad de todos, independiente si son ingleses o no. Ello, sería la primera etapa que propone Gyvraine - Añadí, esquematizando lo que sería el plan de acción - En una segunda etapa, basándonos en la nomina de miembros, citar por familia y censarlos. Así podremos avanzar en dos áreas de inmediato. Por un lado limpiar de los registros a aquellos de los que se ha perdido el rastro y se han marchado de Inglaterra. Y registrar a los residentes extranjeros - Tras aquellas palabras guarde silencio atenta alas reacciones de los presentes, al notar que nadie pretendía hablar, continúe - Obviamente, será necesario fijar fechas para que cada familia se presente, informarles con anticipación, no solo a los Patriarcas, sino también a todo Ottery. Para lo cual sería importante publicar las fechas de citación en El Profeta, y enviar las lechuzas a cada familia y posteriormente a cada miembro. Sugerí para luego guardar silencio y esperar comentarios.

     

    Recorrí la estancia con la mirada, y clave mis ojos en al Directora quien guardaba silencio en la cabecera de la mesa, sus finos rasgos y porte elegante me resultaba demasiado familiares. Pero no estaba segura de estar asociando bien su imagen, desde que llegue Ottery, solo había compartido con familia Black y mis compañeros de Academia, así que debía conocerla de alguno de esos dos sitios. Pero, ¿dónde?, en ese momento mientras esperaba comentarios, lo recordé, una discusión entre Heitt , mi madre y Orión, mi abuelo, donde ella al igual que ello habíamos intervenido. Sonreí, Londres era demasiado pequeño, de ello no había duda.

     

     

     

     

  3. Esperaba a que Gyvraine recibiese los pergaminos que le extendí, cuando percibí la esencia de alguien se acercaba, por primera vez en años, no pude descubrir de qué tipo de criatura se trataba. Por instinto dejé caer mi mano derecha a mi costado, dispuesta a sacar a Elahz, mi varita, del sitio donde la portaba. El visitante golpeo la puerta dos veces, quizás resultase absurdo que estando en el Ministerio de Magia me pusiese alerta, pero lo ocurrido en aquel partido de Quidditch, dejaba entrever la escaza seguridad imperante en Ottery.

     

    Pasaron tan solo unos segundos y la puerta se abrió dando paso a una joven de aspecto infantil y de grandes ojos avellana. Llevaba un vestido de seda azul y unos zapatos de tacón, por su paso irregular, supuse no acostumbraba usarlos. Un sonrisa algo burlesca se asomo en mis labios ente aquella idea, para mí caminar era como danzar y me costaba entender como alguien tuviese problemas para algo tan básico.

     

    -¿Interrumpo? Puedo regresar luego.-Preguntó sin saludar, dirigiéndose a la jefa de oficina, para luego pasar su mirada hacía mí.

     

    Sus ojos y los míos se cruzaron un momento, parte de ella parecía ser humana peor otra me resultaba extraña, no acostumbraba ver aquellos rasgos en humanos, solo en aquellos criaturas de los bosques. La escudriñé con una fugaz mirada, utilicé toda la sutileza para que ella no percibiese mi curiosidad. Agudicé mis sentidos y en especial mi olfato, quizás su sangre me diese alguna señal.

     

    - Hadas -Susurré para mis adentros, apenas transcurrieron unos segundos entre su pregunta y mi rápido chequeo. Dirigí mi fría mirada hacia Gyvraine, esperando a que ella respondiese, pero no parecía muy atenta ni a al recién llegada ni a mí, ni siquiera estaba segura si prestaba tención a los informes que le acaba de entregar.

     

    - Buen día -Saludé haciendo gala de mis modales antes de responder a su pregunta- No, no interrumpes, solo entregaba unos reportes para su revisión - Señalé y una sonrisa que pretendía ser amable afloró de mis rojos labios. Un tenso silencio imperó en el lugar, fue en aquel momento que caí en la cuenta de un detalle de importancia, ni ella ni yo nos conocíamos- Disculpa, creo que no nos hemos presentado - recalqué lo evidente- Mi nombre es Aletheia MacGreini, y trabajaré aquí, en la Oficina Internacional de Ley Mágica.- Especifiqué mientras le extendía una de mis blancas y finas manos, en señal de saludo.

     

  4. Noté la extrañase plasmada en el rostro de quien sería mi nueva jefa, quien parecía no esperar mi presencia en aquel lugar. Pero a pesar de su estupefacción, su saludo no se hizo esperar, tendió su mano hasta mí y se presentó. Tas aquella intervención se acerco a uno de los escritorios desocupados y busco un pergamino, el memo que informaba mi llegada. La sorpresa resultó ser mía al notar el caos que imperaba en tal oficina, y la aparente desinformación.

     

    - Aquí está el aviso que vendrías - señaló tras leer un trozo de papel- vaya que todo por aquí es un caos, como verás apenas estoy reorganizando la oficina - comentó mientras me señalaba los escritorios desiertos y una débil sonrisa afloraba en sus labios.

     

    - Veo que aun sigue el revuelo por los incidentes en el partido de Quidditch -dije mientras le devolvía aquella débil sonrisa con un aun más escueto gesto de mis rojizos labios, los que apenas se curvaron. Pero ella no respondió a mi comentario, y se abstrajo en documento que sin duda se relacionaba con la nefasta visita del Ministro Español.

     

    Vagamente me indicó que m ubicase en uno de los escritorios desocupados, y que me preparase para un largo día en aquella oficina. Nada que no esperase de antemano, pero las repercusiones por los muertos y desaparecidos no tardarían en hacerse llegar y así también las misivas por parte de Ministerio Español, reclamando por la seguridad y pidiendo tomásemos medidas. Seguramente no faltaría aquel que pasándose de listo, alegase que aquel acto Terrorista atentaba contra la buena Convivencia internacional y presupuesto, contra más de algún Tratado suscrito entre España e Inglaterra.

     

    Mientras pensaba en todo aquello, ya había tomado ubicación en un escritorio, no era nada fuera de lo común ni cargado de lujo, pero sí bastante cómodo aunque requería de algo de orden. Sobre él, una serie de documentos sin revisar y unos cuantos registros sin archivar, parecía que nadie allí llevaba un correcto trabajo burocrático. Removí aquellos documentos y los archive por país, para luego clasificarlos por familias. Cuando todo aquello estuvo en correcto orden, clasificado y archivado en una repisa que se ubicaba a mis espaldas, tomé asiento y modifique el contenido de la placa que se encontraba frente a m, ahora en vez de estar en blanco rezaba “Aletheia MacGreini, Empleado”.

     

    - Desaparecidos y Muertos - Murmuré al leer un nuevo pergamino que frente a mi aparecía, se solicitaba entregásemos a la brevedad un detalle al Ministerio Español, sobre los ciudadanos españoles que se encontraban en el estadio de Quidditch el día del ataque, La lista de extranjeros era larga, no solo españoles, sino también de otras nacionalidades que también vinieron a presenciar aquel partido.

     

    Tomé aquel memo y busqué entre los documentos que acaba de ordenar, la lista de victimas y la clasifiqué según el estado de ellas, muertos, desaparecidos y heridos, para luego preparar un detalle por cada país, siendo prioritario España. No deseábamos que alegasen mala gestión, junto al cargo de fallas de seguridad. Avoqué toda la mañana en revisar cada detalle de ellos, solicitar informes a San Mungo, y preparar informes detallados por cada víctima, y una nomina resumen, junto a las leyes mágicas internacionales quebrantadas y su posible aplicación.

     

    - El informe para el Ministerio Español - Señalé una vez acabada mi labor y presentándome ante Gyvraine, aquel informe debería ser revisado y visado por ella antes de hacerlo llegar a su destinatario.

     

  5. Tomé la red flu, medio de transporte que no era del todo de mi agrado, pero no quería abusar de Olfard, mi elfo domestico, y prefería viajar por mis propios medios, más que mal aquello sería solo por un tiempo hasta que me diesen mi licencia de aparición. Crucé el flameante fuego verde una vez ante mí apareció el vestíbulo del Ministerio de Magia, rutina que debería repetir constantemente de ahora en adelante, suspiré, aquel empleo resultaba un reto para mí. No se traba de capacidades, pues sabía que las poseía, pero había deseaba ascender en aquel departamento y para ello se requeriría de mi presencia constante.

     

    Caminé por el vestíbulo hasta los ascensores, y esperé silente la llegada de este, para presentarme en el que sería mi puesto de trabajo. Cuando este llegó, subí rodeada de magos y brujas, ningún rostro familia, aunque todos parecían sumidos en sus propios pensamientos. Junto a nosotros una gran cantidad de memos, dirigidos a los diferentes departamentos, se bajaban o subían cada vez que el ascensor abría sus puertas.

     

    - Departamento de Cooperación Mágica Internacional - Anunció la voz femenina. Me abrí pasó entre la multitud y bajé del elevador, caminé por lo que parecía ser un vestíbulo desde el cual uno se podía dirigir a las diferentes subdivisiones de aquel departamento.

     

    Caminé hasta el centro de aquel vestíbulo y me detuve a apreciar mi nuev sitio de trabajo. Blancas paredes enchapadas en roble en la mitad inferior, daban un aire de elegancia y sofisticación, en el centro dos sofás blancos de dos cuerpos, dispuestos en diagonal uno frente a otro. Mientras que dos butacas del mismo color completaban un rombo, en cuyo centro había una mesilla auxiliar, con los diferentes periódicos tanto del Mundo Mágico, como del Mundo Muggle.

     

    Cuatro mamparas de vidrio a su costado señalaban las diferentes oficinas de aquel Departamento. Placas de Bronce rezaban la información de cada oficina, una de ellas anunciaba el nombre del actual director del departamento, mientras que las otras tres, indicaban las subdivisiones de aquel lugar, “Organismo Internacional de Normas de Instrucción Mágica”, “Oficina Internacional de Ley Mágica” y “Confederación Internacional de Magos, Sede Británica”. Era aquella segunda oficina a la cual me debía dirigir.

     

    Con paso ligero pero seguro me encaminé hacia ella, mis zapatos de tacón, terminados en punta de un oscuro color obispo, apenas sonaban al chocar contra el caoba parqué. La mampara se encontraba abierta, así que entre por ella para anunciar mi llegada a aquel lugar. Aquel día, llevaba una fina blusa de seda sin mangas, cuello alto amarrada que dejaba caer un cinta por el costado izquierdo, en el mismo color que los zapatos. Mientras que completaba la tenida con una falta recta color gris perla, que llegaba justo sobre mi rodilla, acompañado de una chaqueta en el mismo tono.

     

    - Buen día, mi nombre es Aletheia MacGreini - Anuncié ante una joven de castaños y lacios cabellos, y piel extremada blancura, Vampira como yo según pude notar. La muchacha leía “ El Profeta” y parecía no haber notado mi presencia, una sarcástica sonrisa se asomó en mis labios -” Gyvraine C. Sullivan, Jefe de Oficina Internacional de Ley Mágica” - Leí para mis adentros la placa que anunciaba su cargo y el nombre de con quien hablaba. La joven alzo la vista, sin comprender muy bien de que le hablaba, pero supuse se debía a lo abstraída que se encontraba con el periódico.

     

    - Nueva empleada de la Oficina - Expliqué cuando sus ojos se posaron en mí, escudriñando mi apariencia y porte. El cabello castaño con sus dorados visos, se encontraba sujeto en una alta cola, haciendo que me viese más altiva de lo habitual. Mis fríos ojos de aquel color azul piedra, tan poco habitual de ver, denotaban seguridad, mientras la delicada línea violácea alrededor de mis ojos advertía cierta cautela.

     

  6. Mi examen de aparición había r4esultado perfecto, o al menos así era a mi ver, pero aun quedaba esperar los resultados, los que tardarían algunos días. Ahora el turno de demostrar que una escoba, no tan solo servía para barrer, sino también para volar, debía presentarme a rendir mi examen de vuelo. Me acerqué a una de las empleadas del Departamento de Transportes Mágicos y le pregunte donde se encontraba el “Consejo Regulador de Escobas” y si efectivamente, allí estaban tomando el Examen de Vuelo, no deseaba dar vueltas a tientas en el Ministerio de Magia.

     

    - Por el pasillo a la izquierda - Respondió con voz rasposa y sin mucha amabilidad, respuesta que solo consiguió de mi, una ceja arqueada y un falso gracias. Claro, quizás su mala respuesta se debía a que cargaba un alto de documentos y unos cuantos memos la perseguían atosigándola, pero aquello no era mi problema, sino de ella y el Ministerio. Si los empleados eran ineficientes, o si no entregan la información oportuna, no era algo que a mí me competiese.

     

    Seguí las indicaciones y me encaminé hasta el final del pasillo donde encontré una reluciente placa de cobre donde rezaba “Consejo Regulador de Escobas”. Golpeé dos veces la puerta, para luego entrar, la puerta chirrió cuando la abrí, y una maltrecha Barredora salió despedida hacia el corredor, con un rápido movimiento evité que golpease y me acerqué a otro empleado que, supuse, recibía a quienes rendirían el examen.

     

     

    - Buen día, mi nombre es Aletheia MacGreini - Me presenté ante el empleado quien se limitó a asentir, sin tomar importancia a aquel dato- Vengo a rendir mi examen de Vuelo, le entregue mi formulario a una empleada del Departamento de Transportes Mágicos- Agregué, para que comprendiese mis intenciones en aquel lugar.

     

    - Srta MacGreini, su formulario llegó esta mañana- Señaló con voz cansina, seguro llevaba toda la mañana recibiendo formularios- Tomé asiento, mientras su examinador la llama a rendir el examen. Señaló y dirigió su mirada a las butacas ubicadas fuera de aquella oficina.

     

    Asentí y me dirigí a uno de los asientos ubicados cerca de la puerta, con sumo cuidado tomé asiento y me limité a esperar. Observe el mobiliario de aquel departamento, y pude notar lo escueto que este era, sin mucho lujo y bastante sencillo. En los muros vi una serie de recomendaciones respecto al adecuado uso de la escoba, su mantenimiento y sobre como escoger una escoba apropiada. En otro cartel noté la lista de sanciones, respecto al uso inadecuado de escobas y el manejo de estas sin licencia.

     

     

    - Aletheia MacGreini - Llamó una joven de cabellos castaños con tonalidades rojizas, me puse de pie al oir mi nombre y me encaminé hacia ella -Srta MacGreini, Mi nombre es Sara Weasley, jefa del Departamento y seré quien supervise su examen. - Señaló mientras me indicaba que la siguiese.

     

    Con paso ligero la seguí, lo tacones que aquel día llevaba apenas rozaron el piso, mientras que mi largo cabello rubio tomado en una alta coleta, se movían con el vaivén de mi caminar. Una vez dentro de la sala me señalo que tomase una escoba y el sitio desde el cual debía iniciar mi vuelo. Me detuve a observar toda la gama de escobas que ellos disponían, todas en perfectas condiciones y de un modelo fuera de serie, pues no se encontraban disponibles para la compra en ninguna tienda de Inglaterra. Su mango liso, perfecto, pulido con sumo cuidado, supuse, tan solo con mirarlas que debían ser muy livianas y no por ello fáciles de manejar, pues el viento sería el que las dominase si el mago no posee la experticia necesaria.

     

     

    - ¿Escogió ya una escoba? -Me apresuró mi examinador, pregunta ante la cual aceleré mi análisis de aquellas obras de arte, en materia de transportes.

     

    - Ha de ser como escoger un caballo - Pensé para mis adentros prestando especial atención en cada detalle de las escobas. Finalmente hubo una que llamó mi atención, poseía un mango negro con una leve curvatura en la parte superior, mientras que sus cerdas eran de un pálido color amarillo, casi blanco- Arriba - llamé con voz clara y segura, la escoba se encontraba a cierta distancia de mi, y al oír mi llamado comenzó a vibrar, como si cobrase vida propia y hubiera esperado ansiosa mi llamado.

     

    - Cuando usted diga - indiqué cuando la escoba estuvo en mis manos y ya me había ubicado en el punto de inicio.

     

    La sala desde dentro se veía bastante más amplia de lo esperado, se trata de un gran patio interior, con más de treinta metros de altura y más del triple de ancho, dimensiones inimaginables para tratarse de una oficina. Un gélido viento soplaba en su interior, jugando con los altos arboles que se distribuían por todo la estancia, entre los arboles podía vislumbrar diversas aves, techos y montañas, además de artefactos muggles, como antenas. Una verdadera carrera de obstáculos que debería recorrer de cabo a rabo, de manera circular por todo su perímetro, al menos en tres ocasiones antes que mi examen concluyese.

     

    Me ubique en una alta roca, sitio desde el cual partiría, deje que la escoba flotase sola a mi lado unos segundos mientras disfrutaba del viento y definía su dirección. Mis cabellos rubios ondearon tras de mí, y mi delgada blusa de gaza, se pego a mi cuerpo aun antes de montar mi escoba, el viento soplaba contra mi restaría velocidad a mi vuelo, pero disfrutaría de él e iría contra la corriente. Monté aquel artefacto, di un firme golpe en el piso con mi pie derecho y emprendí el vuelo, rápidamente me eleve más de quince metros.

     

    Una vez en el aire, incliné mi cuerpo hacia adelante, para facilitar el manejo de la escoba y poder avanzar. Poco a poco adquirí velocidad, a medida que esquivaba unas aves y me inclinaba hacia la derecha para pasar entre las ramas de dos frondosos árboles, que amenazaban con apresarme entre sus ramas, pero mi rápido giro se los impido. El viento se colaba por mis ropas, mientras que las aves se cruzaban en mi camino, a las que pude evitar sin inconvenientes ni sobresaltos.

     

    Estaba por dar mi segunda vuelta, cuando el escenario cambio y la dirección del viento también, ahora este corría en la misma dirección que yo, y en vez de arboles, me encontraba entre puentes. Nada más ni nada menos que los acueductos de Segovia, supuse debía pasar entre sus altos arcos de piedra, y así lo hice. Crucé zigzagueante sus arcos, siguiendo la trayectoria que me correspondía, mientras junto al frío viento un fuerte granizo golpeaba mi espalda, mi cabello, afortunadamente amarrado, se dejaba guiar por el viento y ondeaba sobre mi hombro izquierdo.

     

    Ya en mi tercera vuelta, la escena volvió a cambiar, bajé la vista y a lo lejos noté que me encontraba en un acantilado y que el agua de un rio corría libre bajo mis pies, y aunque la visión resultaba algo borrosa, no era perturbadora para mí. El viento dejo de correr, pero una fuerte nieve comenzó a caer, alcé la vista y frente a mí, imponente se alzaba una montaña, contra la cual impactaría sino la esquivaba. Con suma rapidez, giré hacia la izquierda y cerré los ojos, mi rápido movimiento amenazaba con marearme y aquello no sería gracia. Por fortuna apenas rocé aquella montaña, y otras tantas que se alzaban frente a mí, y ningún tipo de mareo me abrumó, aunque la nieve estaba comenzando a escarchar mis cabellos y la ropa veraniega que aquel día llevaba. Si bien al ser vampiro, y el frío no me afecta, si me molestaba sentir mi ropa húmeda, en especial los jeans negros que se pegaban desagradablemente a mi piel.

     

    Finalmente y tras pasar por el estrecho espacio que quedaba entre dos rocas, mi tercera vuelta se dio por concluida y pude aterrizar en la misma roca donde había comenzado mi examen. Sonreí una vez pise tierra firme, pues a mi ver había realizado un buen trabajo entre los obstáculos y las inclemencias del clima, aunque aquello debía ser evaluado por Sara, la encargada de evaluar mi desempeño. Suspiré, con un dejo de satisfacción y de alivio, tras haber concluido, pero con la convicción que el vuelo en escoba no estaba en mi lista de favoritos.

     

    - Srta. MacGreini, hemos concluido. En unos días tendrá sus resultados- y con aquellas palabras me mostro la salida y pidió le devolviese la escoba, a lo cual accedí sin problemas. Una vez fuera, procuré secar mi ropa por medio de un hechizo y acomodar mis cabellos, antes de disponerme a salir del Departamento de Transportes Mágicos y regresar al Castillo Black.

     

     

     

     

  7. La espera a fuera del Departamento de Transportes Mágicos no fue tan larga como esperaba, una eficiente empleada del departamento chequeó mis formularios y me indico me acercase a rendir mis exámenes. Primero me encaminé hacia la sala donde se efectuaría el examen de aparición, pude ver a algunos de mis antiguos compañeros de la Academia esperando a rendir su prueba y a otros dirigirse a rendir la prueba de vuelo. Saludé con un sutil venia a algunos de ellos, mientras esperaba mi turno.

     

    Me acerqué a uno de los muros laterales de la sala de espera, y deje caer con suavidad mi espalda sobre este, apoyándome en ella. Mi semblante relajado demostraba que no me atemorizaba aquella prueba, las 3D’s no eran un impedimento para mi, pues contaba con determinación en cada de uno de mis actos, y mi capacidad de mentalizar objetivos era alta.

     

    Sentí una suave brisa golpear mi blanco rostro, y jugar con mi blusa, al tiempo que la puerta del Centro Examinador de Aparición se abría, cerré los ojos y disfrute de aquella caricia invisible que el viento dedicaba a su paso. Me extraño que aquel frío aire saliese del edificio, pero considerando que estaba en el Ministerio de Magia, nada me debía extrañar.

     

    - Aletheia MacGreini –Llamó la encargada de tomar el examen, una vez que la sala estuvo desocupada- Es su turno, debe ubicarse en el circulo rojo que esta a su derecha explicó al tiempo que yo me incorporaba, posé mis ojos azul piedra en ella y asentí, indicándole que la seguiría.

     

    Entramos al lugar, por un momento se trató de una sala común y corriente, de muros lisos, pero luego cambió. Sus muros se transformaron en un clásico paisaje irlandés, amplias praderas verdes se vislumbran a lo lejos, un cielo anaranjado que señalaba el pronto arribó de la noche, y por supuesto, un gélido viento que corría amenazando con llevarse más de una capa, en mi caso, ceñía la blusa de gasa azul piedra a mi figura, y jugaba con mis largos cabellos rubios.

     

     

    - Interesante escenario- Pensé tras recorrer el lugar con mi mirar y notar que me encontraba en una alta torre del Castillo MacGreini, en Irlanda, torre en la que acostumbraba sentarme a leer y a practicar diversos hechizos.

     

    - Srta. MacGreini, debe aparecerse en el otro extremo del salón, donde se encuentra el otro circulo rojo- Señaló con calma, pero apremiándome a rendir pronto el examen. Sonreí con frialdad, mientras buscaba el círculo donde debería aparecerme.

     

    No se trataba de una torre, sino de uno de los muros del Castillo, aquellos que alguna vez sirvieron como fuerte, cuyo ancho no superaba los dos metros y en donde, e una de las orillas, se encontraba un círculo de no más un metro de diámetro, donde debería aparecerme.

     

     

    - “Bien Aleth, esto será juego de niños” - Comenté para mis adentros, mientras relajaba mi cuerpo y focalizaba mi objetivo. Mis intensos ojos azul piedra, se clavaron en la gélida roca marcada con rojo, y visualice con determinación aquel que sería mi destino, dos de 3 las D’s estaban resueltas.

     

     

    Con mi objetivo en mente y mi habitual determinación cerré los ojos y me preparé para desaparecer. En cuestión de segundos un gélido aire me envolvió, como si de un torbellino se tratase, todo a mi alrededor giraba sin parar y sin tener forma alguna, un mezcla de lugares que solo servía para confundir. Pero mi mente clara y firme no se dejo atormentar por aquella sensación, más bien la disfrutaba, y jamás perdió de vista su objetivo. Finalmente la tercera de las 3D’S estaba completa.

     

     

    Mis zapatos de tacón se posaron en la cruda roca, con suavidad y sin apenas hacer ruido, la ráfaga glacial de aire que me envolvía comenzó a desaparecer, y una extraña calidez me envolvió, en señal que ya había “aterrizado”. Antes de abrir los ojos y asegurarme se trataba del lugar correcto, debía asegurarme estar entera. Podía sentir toda mi ropa ceñida a mi cuerpo, mis pantalones de jeans oscuro, y la gaza de mi blusa de corte helénico; por su parte mi lacio y rubio cabello, continuaba amarrado perfectamente en un alto moño.

     

    Mis brazos, golpeados por la suave brisa de las colinas irlandesas, mis piernas firmes sostenidas por mis pies, los que habían “aterrizado” perfectos en la roca. Moví mis manos y gesticule una sonrisa, para asegurarme que todo en mi rostro estuviese impecable, y así era, todo en su lugar. Era el momento de asegurarme se trataba del lugar correcto, abrí los ojos y observe a mi alrededor, para luego bajar la vista, bajo mis pies el círculo rojo delineado con claridad sobre aquel muro. Alcé la vista, y al otro extremo de la habitación, la torre desde la cual había desaparecido.

     

    - “Perfecto Aleth, lo has logrado”- Rectifiqué para mis adentros, sonriendo satisfecha, tras aquel chequeo que no duró más que unos segundos.

     

    - Srta. MacGreini, hemos concluido- Anuncio la empleada que tomaba mi examen- Los resultados los sabrá en unos días. -Explicó, mientras me señalaba que saliese del cuarto.

     

    Una sonrisa de satisfacción surcaba mis rojos labios mientras salía al corredor, no habían transcurrido más de dos minutos y el examen había concluido con satisfactorios resultados, a mi ver. Ahora, solo quedaba el examen de vuelo, y sería allí a donde me dirigiría ahora.

     

     

     

     

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.