Lilymione Black

Apenas recibí la noticia de la tercera prueba del torneo de las cuatro casas había comenzado, salí disparada para ayudar a mis compañeros. El problema era dónde se habían metido y en que se suponía que consistía dicha prueba. Sentía como la adrenalina corría por mis venas y mis piernas daban largas zancadas intentando apresurar el paso.

Un chico desconocido pasó corriendo por mi lado. Ahora todo el mundo iba apurado a todos lados que ya ni saludaban. Le resté importancia al asunto para concentrarme en encontrar a los Aethonans. Iba a retomar el paso cuando Jake pasó a mi lado de la mano de Luz…ambos iban apurados.

- ¡Jake! - grité para llamar su atención. Al no ser escuchada opté por llamar a Luz- ¡Luz! - fruncí el ceño y me crucé de brazos amurrada. ¡Por las medias de Merlin! ¿¡Donde iban?! Corrí en dirección contraria rogando encontrar a los demás Aethonans.

Los Baños Averiados ¿Cómo no lo pensé antes? Entré al lugar y al instante la música me sorprendió. Nunca antes había estado n este lugar, por lo que la idea de música en los baños se me hizo bastante extraña. Con la vista busqué a mis compañeros, pero al parecer el mundo hoy estaba en mi contra pues no había nadie.

- Rayos - murmuré comenzando a correr para alcanzar a Jake y Luz.

Rol Básico 13

Suspiré sintiéndome más que agradecida a la mujer que respondió mi pregunta, y su sonrisa me hizo sentir menos culpable. Ya no tenía más inquietudes sobre este departamento, por lo que revisé rápidamente el pergamino con mis apuntes y alcé la vista.

- No muchas gracias, creo que ya tengo todo lo que necesito- asentí desviando mi vista hacia el capitán Sparrow y Jade, el primero se veía realmente impaciente en la espera de los alumnos de Rol Básico- De verdad, te lo agradezco mucho- agregué a la volviéndome a la mujer, asentí a modo de despedida y me di vuelta en dirección a la pared, donde me apoyé para retocar mi informe.

Ya no tenía tiempo, por lo que apresuradamente guardé el pergamino y la pluma dentro del bolsillo de mi gabardina y me acerqué a Nemo y Jade. Había finalizado mi última tarea, un extraño nudo creció en mi garganta. La idea de acabar un curso era nostálgica y poco llamativa, pero debía avanzar en mi aprendizaje, y para eso era necesario pasar de cursos.

El sonido de varios pasos apresurados me sacó de mi breve momento de cavilaciones, mis compañeros estaban saliendo de la oficina guiados por el capitán y Jade. Sacudí mi cabeza en un reflejo innato por despejarme y al igual que los demás alumnos de Rol Básico salí del lugar rumbo al Maharella.

Al andar por los pasillos sentía como mi cabello ondeaba a mis espaldas, bajé la vista observando la insignia que aún llevaba prendada al pecho y con una mano intenté removerla, pues ya había acabado con el trabajo en el ministerio. Fruncí el seño al no lograr mi objetivo, pero me di por vencida suponiendo que tenía algún hechizo. La sonrisa que no se había borrado de mi rostro me acompañó hasta el imponente Maharella.

Rol Básico 13

Deslicé rápida y furiosamente la pluma sobre el pergamino amarillento acomodándome al ritmo en que la mujer respondía a mi pregunta. Sentí como la punta de la pluma rompía el delicado papel, era obvio que estaba algo acelerada y no medía la fuerza que ejercía. Alcé la vista para agradecer a la mujer cuando esta se volvió para responder a otras personas. Suspiré esperado que terminara con ellos para volver a hacer otra pregunta.

- Discúlpame de nuevo-murmuré acercándome a ella que ahora se encontraba acompañada de otra mujer que supuse sería otra funcionaria. Observé a mi alrededor sorprendiéndome de ver a muchos más compañeros. Todos en el departamento debían estar realmente atareados.

- Necesito que me respondas un par de preguntas más- comenté haciendo una mueca casi imperceptible que reflejaba culpabilidad. Sentía ser un estorbo entre todos, pestañé varias veces para despejarme y formular la pregunta. En aquel pequeño lapsus escuché vagamente como respondían las preguntas de mis demás compañeros, me servirían a mí también- ¿Con cuántos funcionarios cuanta este departamento? ¿Cada uno tiene funciones específicas o todos trabajan en general?

Tenía muchas preguntas que hacer para poder recopilar datos y armar un informe decente, pero no quería ser una molestia, más de lo que ya era, así que me limité a preguntar lo básico. Una o dos preguntas más serían suficientes para poder entregar una buena tarea en la academia. Mordí mi labio inferior esperando una respuesta.

Rol Básico 13

Acomodé la insignia que llevaba prendada en mi ropa, en ella realzaban las iniciales AMH, lo que indicaba que yo era una estudiante de la Academia y que estaba en el ministerio por una tarea que se me había asignado. Dejé que mis pies me guiaran por los pasillos hasta el Departamento de Cooperación Mágica Internacional, que era el lugar que yo había escogido para llevar a cabo mi tarea. Ahí debía averiguar qué función cumplía ese departamento dentro del ministerio y datos que me sirvieran para hacer un informe sobre él.

El frío en el ambiente era bastante desagradable, mas no dejé que eso bajara mi buen ánimo. Era la última tarea que debía hacer para Rol Básico 13 y esto me hacía llevar una sonrisa dibujada en el rostro, sin bien es cierto, no tener más trabajos me aliviaba mucho, pero dejar una clase era triste, pues lo pasaba muy bien con mi compañeros y profesores.

Suspiré llegando a la oficina de departamento que buscaba y acomodé mi ropa, ya que no sabía cómo había quedado después de tan arremolinado viaje sobre el Maharella . Alisé la gabardina azul marino que cubría mi cuerpo y ordené mi cabello con las manos, esta vez lo llevaba suelto con dos pequeñas pinzas a cada lado de la cabeza, lo que me daba un aspecto bastante infantil.

Adentro del departamento reconocí a varios de mis compañeros que tal vez estaban haciendo lo mismo que yo. Si perder más tiempo me acerque a uno de los funcionarios del departamento para hacer unas preguntas.

- Disculpa, ¿Te molesto? - Lo que menos quería hacer era interferir en los trabajos ajenos por lo que educadamente pregunté si era molestia, a lo que el funcionario negó amablemente- ¿Puedo hacerte unas preguntas?, son para la Academia - con la pluma que saqué del pequeño bolsito que llevaba en mano, apunté a la insignia de mi pecho. Con un asentimiento de su parte, estiré el pergamino dispuesta a anotar cada palabra.

- ¿Cuál es la función principal de este departamento? - comencé. Supuse que esta pregunta la hacían todos, mas era lo básico para saber. Tal vez los pobres funcionarios ya estaban aburridos de estudiantes. Con la pluma en la mano esperé a la respuesta de mi pregunta.

Sonreí asintiendo ante la explicación de Arabella, ahora que lo recordaba en su presentación de Rol Básico, había señalado que trabajaba en el Departamento de Transportes Mágicos, pero yo con mi excepcional mente, lo había olvidado. Seguí por el pasillo de la derecha, el que ella misma me señaló y llegué frente a una puerta en la que realzaba la inscripción “Exámenes de Vuelo”, obviamente ahí era la “prueba de fuego”.

Un nudo se formó en mi garganta al momento de alzar mi mano para abrir el picaporte de la puerta. Noté como mi respiración se aceleraba siendo irregular y entrecortada, al igual que los latidos de mi corazón, que eran claramente audibles. Era más que obvio que estaba nerviosa, y por más que inspirara y expirara para relajarme, no lo lograba.

- Tranquilízate Lilymione - Comenzando a frústrame, me obligué a abrir la puerta y a entrar a la habitación.

El lugar me sorprendió, no estaba acostumbrada a ver “aire libre” dentro de una habitación, solo lo había hecho en una de las clases de la academia. Por suerte el aire libre me relajaba, y tener que hacer mi examen de vuelo ahí, me calmó bastante. Suspiré agradeciendo interiormente a quien eligió ese lugar y me acerqué a uno de los examinadores.

Muy amablemente me indicó que tomara una de las escobas que se encontraban tendidas sobre el piso y que comenzara con mi examen, esquivando los obstáculos que se presentarían a medida que avanzara. Le obedecí y una vez con la larga escoba en mis manos, inspiré, lista para comenzar.

Monté la escoba, despejando todo tipo de distracción, me sentía más liviana y ya no estaba tan nerviosa. Miré al examinador esperando que me diera el pase para comenzar, con un asentimiento de su parte, me impulsé con el pie derecho e me incliné levemente hacia la parte delantera de la escoba.

En un abrir y cerrar de ojos estaba en el aire avanzando hacia unos árboles. Giré mi cabeza para mirar a mi examinador y quedé realmente sorprendida de verlo tan lejos. A primera vista, no me había dado cuenta de lo amplio que era aquel lugar, mas ahora ya estaba completamente enterada de eso. Volví mí vista al frente empeñada en dar todo de mí.

El viento me quitaba todo el cabello de la cara, dejándome la vista despejada, y la adrenalina comenzaba a correr más a prisa por mis venas. Incliné más mi cuerpo hacia adelante para ganar velocidad dirigiéndome directamente hacia los arboles. A medida que estos se presentaban me inclinaba a la derecha o izquierda según fuese necesario. Sentí como una chispa crecía en mi interior al pasar todos los árboles.

Sonreí de medio lado, mas mi sonrisa se transformó en una línea recta al ver frente a mí unos grandes aros que flotaban y que en conjunto tenían forma de espiral. Me concentré mucho en no chocar con ninguno de mis nuevos obstáculos, volviéndome a inclinar sutilmente para lograr giros y curvas perfectamente. Escuchaba el zumbido de aquellos aros tras mi paso a gran velocidad y con gran dificultad, entrecerrando mis ojos veía el fin del “túnel”

Una vez terminada esa parte, giré para volver al punto de inicio, tomando altura para dar un fin digno a mi prueba. Llegué al lugar indicado y me detuve unos segundos observando que a mi alrededor no hubiesen más obstáculos, y me lancé en picada. La sensación de vértigo me invadió y mi escoba se sacudió muy levemente, pero logré estabilizarla justo al momento de comenzar a frenar para no chocar contra el piso.

Lentamente me bajé de la escoba notando como mi respiración estaba agitada, supuse que mi rostro tenía un patético color rojo chillón y mi cabello estaba desordenado. Sentía mi cuerpo algo agotado, mis brazos me dolían al igual que las piernas. Aún así tenía una sonrisa de satisfacción en mi rostro. Me acerqué nuevamente al examinador con la escoba en la mano.

- Espero haber estado bien – murmuré recuperando el aliento.