Prueba Libro del Caos

[Mia.]

Aún ciega, negó con lentitud pero con la confianza de tener a la mítica criatura de un ojo respaldando todos sus ataques, esbozó una media sonrisa y se puso a pensar en lo que tenía por delante, aún podía causarle algún daño considerable a Bakari, de eso estaba enteramente segura, así que tras escuchar como este conjuraba un hechizo que no conocía, soltó una risotada, seguramente estaba haciendo uso de hechizos que aún no poseía (sí, se refería a sí misma la Black Lestrange) Puesto que sabía de sobremanera que el Uzza si los tenía. Asimismo, la cuestión, en vez de molestarle, le causó gracia.

 

—Absorvere —siseó aprovechando esa pequeña ventana de tiempo que tuvo antes de que pudiera decir algo más aparte de ese peculiar hechizo que logró que el séneca no le afectará más, ordenando a Cíclope que apuntará directamente a la mano con la que el Uzza sostenía la varita mágica, logrando en esos momentos que los huesos que la unían se rompieran con un sonoro crack, causándole un dolor considerable y que le fuese imposible apuntar bien con su varita mágica.

 

Había intentando invocar nuevamente la suerte del Caos, pero no había funcionado, resignada, consideró sus posibilidades y al llegar a la conclusión de que aún tenía al menos un par asintió tranquilamente, deseando que terminarán los efectos de la arena del hechicero, así que abrió los ojos y con una grata sorpresa notó como le era posible enfocar destellos de luz, sí estaba pasando lo peor.

 

—Obsistens—pensó, logrando que una capa luminosa de color negro apareciera delante de ella protegiéndola de las flechas de fuego que habían comenzado a viajar hasta su posición. Sí, el Cíclope le había avisado del peligro inminente, así que respirando con pesadez negó con lentitud, porque sí bien ese hechizo la había protegido de morir, no podía confiarse realmente, porque por poco el silencius pudo haberle costado la vida.

 

Agradecida de que la capa luminosa habría absorbido las flechas, negó con lentitud y asintió con tranquilidad preparándose para lo siguiente que viniera, logrando enfocar cada vez un poco más todo lo que se extendía a su al rededor.

Editado 28 de Octubre del 2017 por Mia Black Lestrange

[Bakari]

1d3

Para el Señor del Caos:

[Bakari]

Una vez más el viejo logró impactar la mayor parte de sus hechizos, salvo por la devolución de los hilos de fuego, todo fue éxito. Sin embargo, la chica reía ante su situación como si estuviese burlándose del Uzza el cual comenzaba a pensar que su cerebro sufría una especie de trastorno mental que le afectaba enormemente y no diferenciaba entre el bien y el mal o sus nervios confundían dolor con alegría. No pudo deducirlo, pero sus años de experiencia y vejez le decían que tenía algo de razón.

En ese momento, el Señor del Caos le otorgó la posibilidad de utilizar cualquier hechizo de los bandos que necesitase. Le agradeció con un ademán de su cabeza y no tuvo que pensarlo mucho, ya tenía lo tenia decido desde antes, ahora solo cambiaba el hechizo para un toque más caótico y complacer así al ente que le daba la oportunidad.

- Vara de Cristal - Mencionó recordando viejos tiempos.

Su varita comenzó a crecer poco a poco, hasta convertirse en una especie de vara larga que sobrepasaba su estatura, poseía una apariencia de cristal atractiva, brillante, rojiza como la sangre derramada tantas veces por su culpa en los campos de batallas. La guerra volvió a su cabeza en forma de recuerdo y casi lo domina para tratar de asesinar a la chica frente a él. Continuó, escasos segundos después diciendo Fuego Maldito, invocando una hechizo de la Marca Tenebrosa.

Una llamarada de fuego apareció en el escenario, imponente y hambrienta de consumir con el calor algún objeto o persona, incluso causó la sonrisa del Señor del Caos. El fuego no tuvo necesidad de recorrer cierta cantidad de distancia arriesgando ser intervenido por un tipo de defensa absurda, no. De inmediato y tomando por sorpresa a la joven, el hechizo impacto en ella causando graves heridas quemaduras que se vieron reflejadas en su cuerpo. Necesitaba curarse.

- Expelliarmus - Profirió siguiendo con el ataque inclemente.

La sonrisa desapareció del rostro del Señor del Caos quien esperaba un ataque más sanguinario, pero no, no esa vez. Un rayo de luz azulada viajó a toda velocidad hacía la chica tratando de hacer que su varita saliera lejos de su mano por lo menos cinco metros a la derecha de su dueña. Trato de que la joven se diera por vencido en ese momento o empezará a reírse trastornada como se la imaginaba en ese momento.

El piar de los pájaros en la lejanía lo sacaron de sus pensamientos más macabros, llevando a la zona de espiritualidad donde siempre le agradaba estar. Necesitaba un descanso, meditar y quizás un buen café.

[Mia.]

1d3-2

Rueda del Tiempo

[Mia.]

Había recuperado por fin la vista, algo que le alegró porque sabía que era lo mejor para su prueba, la cual la mantenía al borde de la defensiva o ataque, según fuese el turno.

 

Mirando como Bakari en ese momento transformaba su varita mágica en un objeto totalmente diferente, se sorprendió. Sí, era un hecho que estaba utilizando poderes de Libros que aún ni siquiera soñaba con adquirir y no por falta de fondos o capacidades, sino por el simple hecho de no necesitar ese poder por el momento, por lo que consideraba que detendría su formación durante algunos meses, sí eso haría.

 

Cavilando, observó como un Fuego Maldito comenzaba a formarse en el aire, algo interesante de ver... tentada a permitir que este la impactará negó con lentitud, puesto que sí bien causaba pocos daños, tendría que curarse de permitirlo, así que no, no era una opción viable y mucho mejor cuando aún tenía la ayuda de Cíclope.

 

—Detritus —ordenó al mítico personaje, logrando en esos momentos que con un movimiento de su brazo una fina capa de humo color oscuro apareciera delante de ella, protegiéndola de cualquier posible ataque.

 

De ese modo, el detritus absorbió el Fuego Maldito y este no le causó daño alguno. En cuanto se recuperó un poco, por su defensiva tan rápida, negó con lentitud y se puso a pensar en que era lo que podía hacer contra el rayo que iba directamente en su dirección en ese momento. pero al recordar que tenía la niebla protegiéndola, esbozó una media sonrisa y observó como el ataque quedó en solo un intento.

 

Sintiéndose bien de poder usar los hechizos de su bando, se relajó un poco y considero seriamente su siguiente ataque, y al ver que aún no podía considerar nada seriamente, pensó un poco más y a su mente se vino uno más.

 

—Necrohands —pensó, logrando que el cíclope en esos momentos invocará a dos manos fantasmales, las cuales no tardaron demasiado en salir de la tierra y en colocarse delante de ella, protegiéndola al igual que su detritus.

 

Tras esta acción, la criatura de un solo ojo despareció sin dejar rastro alguno. Nuevamente estaba sola, pero al menos tenía un par de ayudas, que podrían ayudar a mantenerla con vida durante algún tiempo.