Jump to content

Prueba de Metamorfomagia


Amara Majlis
 Compartir

Publicaciones recomendadas

La mañana de la prueba de metamorfomagia, Amara se encontraba en el páramo donde era el punto de partida para aquel suceso tan importante con un cesto tejido en los pies y dos pequeñas tazas de porcelana donde había un líquido entre ámbar y amarillo que al beberlo les haría perder un poco sus recuerdos. Dentro del cesto, ambas brujas dejarían sus pertenecías que llevaran encima, anillos, amuletos, medallas, todo. Debían ir completamente sin ningún artículo mágico, ya que no los necesitaban para aquella prueba. Al llegar se encontró con Dennis, a la cual le sonrió, se acercó hasta ella y le entregó la taza con el líquido ámbar, hizo exactamente lo mismo con Juve.

Bienvenidas a su prueba de Metamorfomagia. —hizo una pausa y empujo con sus pies el cesto en el suelo —hagan el favor de dejar su varita, anillos y más amuletos en él. No los van a utilizar. —pidió, de esa forma evitando que bebieran el contenido de la taza. Para cuando ambos hubieran dejado todas sus pertenencias en el cesto, Majlis les hizo una señal de que podían beber. —Anden pequeñas, beban, beban.

El líquido ámbar les haría olvidar todo lo que no tuviese que ver con la Metamorfomagia, recordarían de forma perfecta que saben cambiar de apariencia, pero no que pueden hacer uso de la magia o que tienen en su haber otra habilidad. Mediante más cerca de vincularse con la habilidad irían descubriendo aquellas habilidades que se habían borrado de manera momentánea.

La sensación de pérdida que están teniendo es completamente normal, poco a poco se van a sentir completos. —les miro a los ojos-

La prueba estaba dividida en 2 partes, la primera parte tenían que sortear tres pequeñas pruebas que los harían llegar a las 7 puertas dentro de la pirámide donde empezarían con la segunda parte de la prueba. Para dar inicio a la prueba ellos debían caminar alejándose de la choza de la Arcana, en ese lugar encontrarían 2 caminos, uno por cada uno, que al pasarlo con éxito iba a volverse un mismo camino.

El primero de los tres retos era el más sencillo, era de los primeros cambios que se sufría al ser un niño, escapar mediante la habilidad de una figura de autoridad. El segundo reto consistía en cruzar un río ayudado por una balsa en la que sólo cabía una persona de complextura delgada y un niño, así que para que ambas pudieran cruzar debían ponerse de acuerdo para cambiar. El último reto de esa primera parte pasaba al momento de poner un pie fuera de la balsa, a cada uno lo transportaría a una situación donde tuvieran que usar la habilidad para el bien de una persona ajena a ellos, hasta que lograran entender que la metamorfomagia era un regalo para ayudar al otro no iban a poder empezar la segunda parte de la prueba.

Es momento de partir mis niñas, nos veremos pronto.

Tras esas palabras las dejo ir. Estaba segura que ambas brujas llegarían a presentarse hasta donde se encontraba la puerta al portal de la Metamorfomagia y la prueba tras aquel portal era el más complicado de todos.
ySe9y8A.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La Delacour no había podido conciliar el sueño más que un par de horas aquella noche pensando en lo que la esperaba al día siguiente en su prueba de vinculación con la habilidad. Había sentido más ansiedad que en los últimos meses a raíz de las diversas situaciones que se habían presentado en su vida, tanto que durante el tiempo que permaneció despierta estuvo cambiando de color de ojos como cuando era niña y aún no controlaba aquellos cambios, cuando al fin logro dormir su elfo no demoró en despertarla porque era hora de partir.

 

Se preparó con un pantalón negro y botas a juego, una camisa blanca y sobre su ropa colocó una túnica negra. Tomó su varita y todas los amuletos y objetos que llevaba siempre consigo y se dirigió al páramo donde la Arcana la había citado aquel día. En el lugar Amara la saludo con una sonrisa y acercándose a ella le entregó una taza que contenía un líquido ambarino, lo mismo hizo con la otra bruja presente Juv, al parecer ambas tomaría la prueba ese día. Recibió la taza mientras saludaba — Buen día Amara, Juv— y procedía a escuchar que debían dejar todas sus cosas en aquella canasta a los pies de la mujer.

 

Eso debía ser parte de la prueba por lo que ni siquiera se molestó en cuestionar a la Arcana, ella era quien decidía como se harían las cosas así que colocando la taza con cuidado a un lado procedió a quitarse los amuletos que tenía al cuello así como los anillos, por último dejó su varita con la sensación de que le faltaba algo muy importante para ella pero si esa era la manera de probarse en la habilidad tendría que aceptarlo y encontrar fortaleza en otras cosas y no solo en esos objetos.

 

Tomó nuevamente la taza y cuando la Arcana lo indico bebió el líquido que contenía, no tenía sabor alguno sin embargo cuando lo bebió era como si un hormigueo en su lengua luego se extendiera a toda su cabeza, como cuando alguna parte de su cuerpo se empieza a dormir. Luego escucho a la mujer sobre que tendrían una sensación de pérdida, de pronto por eso era aquella sensación.

 

Empezó a caminar ante las palabras de Amara al igual que noto que la otra mujer lo hacía, pasó cerca una choza donde sabía había estado practicando los cambios que era capaz de hacer desde niña. Continuó alejándose de ese lugar hasta llegar frente a una bifurcación donde dos caminos se dejaban ver, por instinto tal vez decidió emprender sus pasos por el de la derecha, conforme avanzaba el suelo de tierra del que había estado hecho ese sendero se convirtió en un verde prado, levantó la mirada para verse rodeada de hermosos rosales, altos árboles y a lo lejos veía una edificación inmensa con un letrero que decía "Primaria Evergreen", se acercó a una pequeña fuente y cuando vio en ella su reflejo los ojos que le regresaron la mirada eran los de una pequeña de 6 años, ella estudiaba allí. De pronto una voz enojada la llamó — Delacour, donde estas pequeño demonio, ya se que fuiste tu quien dejó el salón de pintura de mil colores — la mujer venía en su dirección gritando por lo que echó a correr de inmediato.

 

Porque se enojaba tanto solo había dado color a ese lugar, mucho color, corría con todas sus fuerzas pero ya casi le daban alcance. LLegó hasta la huerta de la escuela y entró rápidamente pero no había nada grande donde pudiera esconderse, ella podía cambiar el color de sus ojos y a veces unos mechones de cabello, tal vez pudiera cambiar algo más así que se fue hasta el rincón del lugar donde había un cultivo de hortalizas para mezclarse con ellas pero su cabeza y brazos quedaban al descubierto, con todas sus fuerzas deseo poder cambiar el color de su cara y cabello al verde de aquellas plantas, así como el de sus brazos al café de la tierra donde estaban. Cerró sus ojos y aguanto la respiración. — Donde estás no puedes esconderte del castigo que vas a llevar — Escuchaba a la prefecta pero ella no movía un dedo, sintió sus pasos pasar cerca a donde se encontraba pero cuando escucho la puerta de la huerta cerrarse supo que no la había visto, no se movió hasta que escucho a la mujer gritar afuera mientras seguía su búsqueda.

 

Se levantó y salió por la puerta trasera y empezó a correr nuevamente, tal vez si llegaba a casa y explicaba lo que pasó no la castigarían. De pronto el camino se hizo algo familiar, observó sus manos y ya eran del tamaño de una adulta nuevamente. Siguió aquel sendero hasta llegar a un río donde encontró una balsa un poco pequeña, de pronto Juv llegó también al lugar, ahora eran dos para subir a una balsa pequeña y poder cruzar el río ya que no podía dejarla tirada en el camino. — Creo que debemos encontrar la forma de subir ambas en la balsa y que pueda aguantar, pienso que puedo hacerme lo suficientemente delgada para no pesar tanto — dijo a la mujer mientras esperaba por su opinión, debían decidir pronto para que pudieran continuar su camino. Mientras aguardaba tenía la sensación de que hubiese podido hacer esto de otra manera aunque no podía en ese momento recordar como.

wAJlYfY.gif

 

OR8NJoF.png

 

IY4YjHl.gifWyWrY0U.gif947PwJZ.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

—La noche suele ser una excelente compañera, pero hoy está siendo la excepción —terció una lóbrega sonrisa en sus labios. Echando una mirada despreocupada a la cama, ahí dormía plácidamente su querido Jaén. Perdido en un mar de sueños que le alejaban de la realidad, pero la Black Lestrange, no necesitaba conciliar el sueño de momento, pocas veces cerraba los ojos y fingía que descansaba como lo hacían el resto de los seres mágicos. Pero debido a su condición vampirica, no le era necesario descansar sobre una cama o perderse en un profundo sueño. Poco a poco el sol se asomaba por el horizonte, despuntando los primeros rayos, anunciándole que era momento de alistarse para salir rumbo a la pirámide.


Una nueva prueba, le esperaba fuera de la comodidad que le brindaba la mansión Black Lestrange. Delante de sus ojos pasaba la imagen de sus primeros cambios, despertando en ella una intriga que creció con el paso de los años, verse frente al espejo con los rasgos de un felino o la tonalidad del cabello más oscura o clara de lo normal. Su ojo derecho viéndose atrapado por un verde esmeralda que resaltaba su blanquecina faz, contrastando a la perfección con el mar oscuro y bravo que era el izquierdo. El recuerdo de Alanna, le remeció el interior, tras conocerla pudo aceptar de una forma más afable la habilidad que ambas compartían como un secreto a voces.


—Volveré pronto —se despidió del Malfoy dejándole un beso en la comisura de los labios. Calzándose su acostumbrada chamarra de piel oscura, acomodando su corsé verde esmeralda, guardó su varita en la pretina de sus jeans azul rey. Llevaba consigo todos los amuletos y alianzas que le unían a las habilidades que dominaba con perecía. Ahora estaba a poco o nada de vincularse con un quinta y eso le provocaba una emoción que sólo experimento la vez que pudo cambiar su piel por la de un reptil. Era un dato curioso en ella, pero sabia que era parte de su ser y lo aceptaba sin duda alguna.


Colocándose en el centro de su habitación, cerraba los ojos invocando un grupo de manos que le envolvieron de pies a cabeza. Desapareciendo en medio de la bruma espesa que expulsaron estás, le llevaron a los terrenos del Ateneo. La mentora de Black Lestrange y Dennis, ya estaban dentro del lugar, encaminado sus pasos hacia donde estaban el par de féminas, les obsequiaba una ligera reverencia como saludo cordial. Tomando la taza que le ofrecía la Arcana, olisqueó el contenido de esta sin detectar aroma alguno proveniente de la infusión—Un placer verlas, estoy lista para lo que nos tenga deparado —soltó con una sincera sonrisa en los labios bebiendo un poco del liquido caliente.


—Olvidar no es algo que me apetezca, pero si debo hacerlo —encogiéndose de hombros echaba una mirada a la cesta. Ahí reposaban las pertenencias de Dennis y las dela rubia, no tardaron en hacerle compañía a las de su compañera de prueba. Su varita negra como el ala de un cuervo de desprendió de su surda mecánicamente, causando en ella un desapegó que le incomodaba de cierta manera—Pronto nos volveremos a ver —terminando el contenido de la taza, sintió en su cabeza un calor agradable por momentos, perdiendo poco a poco algunos de sus recuerdos del pasado. Reconociendo que la Oclumancia, no pudo ayudarle a evitar eso y no le quedo más que respirar profundo y aceptarlo.


Dos caminos se abrían delante de sus ojos, tras abandonar el sitio donde habitaba Amara. El viento agitaba sus cabellos dorados o eso sentía ella, aunque al estar bajo el efecto del brebaje dado por la mujer, no estaba del todo segura, aunque de momento no se ocuparía de ello. El camino de la izquierda, le obsequió un paraje oscuro, retratando de fondo un cielo nublado y relampagueante, aquel que sin duda alguna anunciaba una tormenta que azotaría los terrenos de los Black Lestrange. Sus pasos se vieron amenazados por su padre Jocker, aquel hombre que era demasiado severo y demandante con la rubia, chocando con ella constantemente en todo momento—No he hecho nada malo, no creo merecer una reprimenda como esa o ¿si? —preguntaba mirando fijamente los ojos de su progenitor—He cambiado como lo haces tu y no pienso dejar de hacerlo, no voy a renunciar a está habilidad. La metamorfomagia forma parte de mi y de nuestro linaje, ¿no lo has notado? —sin sacarle los ojos de encima seguía hablando-


—Mia es como yo, pero no lo ves —reprochaba recordando el recelo que sentía por Juv, no era culpa suya no ser hija de la misma mujer—Ha sido tu vida llena de excesos, no la mía —se alejaba un poco del hombre mutando sus facciones por las de un guepardo, cambiando el color de su cabello por un azul oscuro y sus brazos y piernas se cubrieron con la piel de un cocodrilo, encarando una vez más a su padre lo atacaba—¡¡¡ Esto es lo que soy y siempre seré, soy tu hija y eso no podes cambiarlo. Acéptame de ese modo o imponme el peor de los castigos, pero ni así podrás mutar mi esencia más pura y real, padre —arrastrando la última palabra con coraje apretaba los puños.


Ahora era una adulta de 20 años, ya no era la pequeña Juv de 12 años que se puso al tu por tu con el patriarca de su familia. El camino a seguir fue andado por la vampira, ya no tenía ningún cambio en ella y le esperaba delante Dennis, escuchando con atención la propuesta de la Delacour, no le agradaba para nada ser de nueva cuenta una niña. Pero al parecer su acompañante tampoco estaba dispuesta a serlo —Creo que el destino lo decidirá, pero no tengo tiempo para eso —mutando su anatomía se transformó en una niña de 6 años. Era la edad ideal y su complexión era delgada y atlética, porque desde siempre su padre Jocker, le enfrentó a duros entrenamientos aunado a sus salidas constantes de la mansión para poder alimentarse con sangre fresca. Su cambio fue repentino para ella, porque dentro de su cabeza, no existía dato alguno de que lo hubiera hecho en el pasado.

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

BwJfDFR.jpeg

Básicamente ya eres la mitad de una maldición

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Juv no lucía muy feliz cuando la rubia le había dicho que forma tomaría para subir a aquella balsa, se le noto en la expresión cuando había terminado de hablar pero luego sus palabras la hicieron caer en cuenta de que las cosas eran de esa manera, no tenían mucho tiempo para llevar a cabo lo que se les había pedido para poder llegar al sitio donde debían enfrentar su prueba final. La Black Lestrange tomo la forma de una pequeña niña de inmediato sin ningún contratiempo por lo que acto seguido la Delacour empezó a disminuir el grosor de sus extremidades y su torso así como la complexión de su rostro, si hubiera podido pesarse de seguro se habría quedado asombrada al darse cuenta que era prácticamente una persona con el peso de una niña.

 

La ojiazul sintió su ropa casi colgando pero aun así se las ingenio para subir a aquella balsa junto con la bruja que era su compañía en ese recorrido. Podría apostar que con esa complexión tan delgada hasta un fuerte viento la hubiera elevado del piso. La balsa comenzó a moverse a través del rió como si tuviera la orden de moverse en cuanto ambas brujas hubieran subido a ella, el silencio se hizo presente entre ambas, no era momento para conversaciones triviales y cada una tal vez tenía tantas cosas en mente que lo que menos pensaban era en llevar una conversación casual como dos compañeras de trabajo que se encuentran en un café o negocio del Diagon.

 

La balsa toco la orilla luego de cruzar el rió y con un asentimiento de cabeza se despidió de la bruja con la cual había viajado, esperaba luego con calma incluso poder conversar de ese día y lo que habían tenido que pasar. En cuanto puso un pie fuera de la balsa fue como si todo para ella diera un giro casi haciéndola caer, cuando sintió estabilidad nuevamente estaba en un pasillo a media luz, parecía un pasadizo secreto en medio de dos habitaciones y ella vestía lo que parecía un uniforme del servicio de alguna casa. De pronto pudo escuchar la voz de dos hombres conversar. Uno de ellos decía con tono cínico al otro < el bebe nació bien, un varón y mi prima esta sana pero diremos que ambos murieron en el parto, quienes la atendieron están en los calabozos junto con ella y el bebe partirá esta noche con rumbo desconocido para que nunca nadie sepa de su existencia, ahora yo seré el conde de Kensington y todo el dinero de la familia pasara a mis manos ya que no hay más familiares > no entendía porque estaba en ese lugar pero sabía que ella podía hacer algo para ayudar a esa criatura y a su madre, tenía un don e iba a usarlo. Lord Andrew y el otro hombre partieron ya que iban a sellar el nuevo nombramiento como conde frente a todo el pueblo en la capilla de la mansión.

 

Lo primero era poner a salvo al pequeño, así que busco unas prendas de la habitación del primo de su señora Emma se cambio para luego tomar su imagen, ahora tenía un metro ochenta de alto, cabello negro y ojos negros, piel blanca y complexión fuerte, rápidamente por entre los pasadizos llegó hasta la zona de desembarco del rió cercano a la mansión y variando el tono de su voz llamó al encargado justo cuando se disponía a partir < Detente, necesito que me entregues al bebe, ha habido un cambio de planes> ante la duda del hombre lo interpelo < es que ya no sabes seguir ordenes o quieres que te envié al calabozo > sin dudarlo el hombre busco al niño y se lo dio. Regreso a través de los pasadizos a su habitación en la mansión. Quedaba lo suficientemente alejada del resto de la casa para que lo escucharan incluso si lloraba pero igual estaba profundamente dormido.

 

Ahora debía ir en busca de la llave del calabozo y esa la tenía el jefe de la guardia, lo encontró a la entrada de los calabozos y le pidió la llevara hasta donde estaba su prima y el resto de sus aliados, cuando el hombre le dio la espalda lo golpeo en la cabeza y le quito la llave. No podía presentarse como Andrew frente a la joven o no confiaría en ella así que esta vez cambio su cabello al rubio y sus ojos a un verde claro, al llegar donde estaba encerrada la legitima heredera y sus colaboradores más cercanos le explico la situación diciéndoles que era urgente que evitaran ese nombramiento.

 

Guió al grupo hasta donde estaba el bebe y lo entrego a su madre, ahora debían dirigirse a la capilla a impedir que el criminal se hiciera dueño de todo pero aún quedaban un par de aliados de Lord Andrew en la entrada, y haciéndose pasar por el jefe de la guardia, un hombre regordete, calvo y bajito los distrajo para que el grupo pudiera entrar al lugar justo antes de que fuera tarde, los hombres se dieron cuenta de ello y empezaron a disparar en dirección de la mujer y su hijo así que se interpuso en el camino recibiendo el disparo y cayendo al suelo, porque su magia no la había protegido?, magia? ella podía usar magia pero no tenía su varita porque la había entregado, recordó en medio del dolor de la herida. Al escuchar como Lady Emma explicaba todo a los presentes y el conspirador era detenido los hombres huyeron y ella sintió una sensación de satisfacción. Había arriesgado su vida pero había podido ayudar a alguien gracias a su habilidad.

 

Cerró los ojos ante el dolor y cuando los abrió ya no dolía nada y estaba de pie junto a una enorme pirámide, había logrado llegar al sitio donde se esperaba diera comienzo la parte más difícil de su prueba, solo esperaba poder afrontarla con éxito.

wAJlYfY.gif

 

OR8NJoF.png

 

IY4YjHl.gifWyWrY0U.gif947PwJZ.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

—¿Seis años? —replicó sintiendo la brisa golpear su marmóreo rostro, ya no era una pequeña y se encontraba sola a la orilla del río. Sus orbes mutaron de color volviéndose el izquierdo verde esmeralda y el derecho azul oscuro, ambas gemas destellaron con fuerza advirtiéndole que otra prueba estaba por hacerse presente dentro del terreno. El recuerdo de Alanna se avivó como lo hace el fuego al ser atizado dentro de una chimenea, abrazando con sus brasas todo lo que estaba dentro de la habitación que resguardaba el cuerpo de una joven temerosa. Ya no estaba dentro de los terrenos que conducían a la pirámide, solo le acompañaba el sollozo incesante de una joven de cabello azul intenso.


Ahí yacía cubierta por una manta roída la mejor amiga de Juv, transformada en un ser con facciones de reptil y la piel de una serpiente. Era una postal de película de terror, pero para ella era normal y no le causaba el menor malestar verla a la cara, si se le podía decir de ese modo a su faz—¿ Estás bien? —preguntaba el joven que les acompañaba. Jaén era más retraído con el tema de sus cambios físicos, no le sentaba para nada bien, mostrarse así ante los que formaban parte de su familia o su circulo de amigos. El hombre pertenecía a una familia antigua y sumamente respetada de vampiros, no era para nada conveniente que se diera a conocer su condición como metamorfomago. Pero para Alanna y Juv era otra cosa, retarse a realizar cambios en su aspecto, desde el color de ojos y cabello, pasando por el transformar su piel en la de un cocodrilo.


—No, no lo está y ambos lo sabemos. Nos atacaron en los terrenos de los Masterson Chambler, ¿sabes lo que eso significa? —replicaba con furia la vampiro. Elevando poco a poco el calor de su sangre, aunque era poco común en ella debido a su raza vampirica. Su temperatura corporal siempre estaba en los 60°, pero eso era lo que menos le alejaba del resto de los seres que habitaban dentro del Londres y el mundo mágico, jamás se sintió conectada con ellos y era común si distanciamiento de los seres que se consideraban humanos o pertenecían a otros clanes. No era adepta a relacionarse con los licantropos o los demonios, pero con los metamorfomagos si que tenía un nexo más poderoso que el que afianza la sangre entre los hermanos que la comparten. Su mirada delineaba las facciones que poco a poco se volvían humanas, el perder la noción del tiempo era un gesto compartido con la mujer que ya no emitía un solo sonido.


Su respiración era normal o eso daba a entender, pero al ser vampira no necesitaba de los pulmones para mantenerse consciente. Alanna era otro cantar, porque su cuerpo era más avanzado que el de Black Lestrange, adaptando las parte de animales o seres de otros hábitats a su forma de vida. Sus ojos buscaban los de su compañera de andanzas, estaba cansada de andar dentro del mundo y estaba cercana la hora de su descanso, perder a la persona que siempre le llevo de la mano por las oscuras sendas que eran las malas decisiones que tomo, no hacía soportable la idea de ver la sangre brotar de su abdomen. Los detalles fluyeron como lo hace el agua que busca desembocar en el mar, recorriendo un camino que le llevará al paraíso anhelado.


—¿Qué paso? —inquirió tomando el rostro de la rubia entre sus manos, simulando el nido donde reposa un ave mal herida—¿Quienes lo han hecho? —escaparon las palabras de sus labios como una bandada de patos que vuelan hacia el sur, buscando escapar del inclemente invierno. Sus manos eran un remanso de paz improvisado para la fémina, acunando con sus orbes bicolor la gallarda estrella que destellaba y cubría con un manto irreal el rostro de su amigo y compañero de vida. Al menos ellos se veían de ese modo, porque sus sentimientos debían permanecer sepultados debajo de toneladas de odio y resentimiento.


—Salimos a cazar como siempre, no estábamos demasiado lejos de terreno descampado. Nos dijeron que ahí podríamos cazar animales sin molestar a nadie, no existe una sola casa en un radio de 100 metros. Avanzábamos con paso sigiloso por si acaso, cuando ella sintió como la punta de una flecha se clavaba en su espalda, abriendo una herida que traspaso hacia el otro lado —haciendo una simulación con sus manos intentaba ser lo más concisa posible en su explicación. El relato era interrumpido de cuando en cuando, percibiendo un dolor punzante en su costado izquierdo, posiblemente su marca de Caín estaba haciendo de las suyas.


—Fue él, no ellos —intervino su amiga —Dijo que acabaría conmigo, si continuaba empecinada en defender mi estatus como metamorfomaga. Juv jamás ha aceptado lo que soy y jamás lo aceptará, porque para el esto es una deshonra y lo condena a las habladurías de la sociedad —tragaba con dificultad al tener el pecho herido. Sus ojos se perdían de cuando en cuando en la inmensidad del tiempo, arrancándola por momentos de la realidad. El mutar parte de su esencia, no era una condena como tal, no ante sus ojos y su ego de veía alimentado al retar a su progenitor.


—¿Ves?, justo por esa misma razón discuto con mi padre todo el tiempo. Desea forzarme a cosas que no deseo hacer, no hablo de imposiciones comunes y corrientes. Pero eso no importa ahora, corrimos para intentar escapar de nuestros atacantes, pero la madre de Alanna se apareció de la nada. Estaba delante de nosotros gravemente herida, quizás por que ella le heredó ese don a mi contraparte, pero de todos modos no existe justificación para lo que les han hecho. Yo no pude contenerme y me abalance contra uno de ellos, creo que era su hermano Henry, no lo tengo del todo claro. Recorrimos el terrenos con su madre a cuestas, no pudimos abandonarla a su suerte —trajo a su memoria el momento en que esa mujer, le salvó de morir en las fauces de un licantropo cuando era pequeña.


Aprendió a dominar todo lo relacionado con su raza, pero le faltó un pequeño detalle. Detectar a los traidores que buscaban exterminar a los vampiros originales, aquellos que no pueden morir y son los más antiguos que habitan sobre la tierra. Black Lestrange se cuenta entre ellos y se mantiene sana y salva con astucia y otras cualidades que le permiten salir bien airada de situaciones que ponen en peligro su integridad física o psicológica—La mataron sin remedio, aunque peleó hasta su último respiro mirando complacida la mujer en la que se transformó su única hija, no fue sencillo sobreponernos y salir nuevamente disparadas como un par de balas de una escopeta. Avanzamos por el terreno trastabillando un poco, no era el cansancio sino el temor de ver a otra de nosotras caer de forma irremediable, tal y como lo hace una casa de cartas al ser arrasada por el viento —entrecerrando sus ojos supo que el final estaba cerca.


—Peleamos juntas una última vez, no ha sido tan decepcionante o ¿si? —tosía expulsando sangre por la boca. Sus fuerzas eran mermadas por el abrazo indulgente de la muerte, aquella que siempre les enfrentó sin temor a arrancarlas de los brazos de la vida. Pero era demasiado egoísta hacerlo de una forma artera y ventajosa, porque era mejor esperar a que el destino, le diera el triunfo al ángel de la muerte. Poco a poco sus ojos se cerraron, sellando sus fosas nasales con bloques que le impedían al aire fluir con rapidez, pero al ser un ser no vivo, aquello no le causó el más mínimo malestar a la Masterson. Quedando apoyada su cabeza sobre la espalda de la Nigromante, le entregaba parte de su vida y dejaba plasmada en esa acción el cariño y respeto que desde siempre le tuvo.


—Hasta siempre, huntress —escuchaba dentro de su cabeza esa despedida. Sus ojos se cerraron de golpe, proyectándose en su cabeza una a una las imágenes de todo lo que ocurriera horas antes, ella luchando por salvar a su compañera, lanzando zarpazos a diestra y siniestra, clavando sus colmillos en la piel del hombre que se hacia llamar padre de la fémina. Arrancándole el brazo arrojándolo lejos de su ubicación, abandonando su forma animaga cambió su aspecto por el de un reptil, al menos su piel era la de un cocodrilo acompañando esa cualidad con las facciones de un lobo blanco, resaltando sus orbes bicolor. Era presa de la furia y la rabia, sólo eso impulsaba cada una de sus acciones.


Continuaba con sus ataques sobre el hombre, sesgando su vida con un zarpazo que dejo sobre su cuello, desprendiendo este en parte. La herida era grande y las venas sobresalían con una tonalidad carmesí, amoratadas por el impacto de sus afiladas garras. El resto de los hombres, le miraban con temor y recelo, pero no demoraron en atacarla y causarle un dolor mayor, al que ya padecía la fémina—Morirán todos, no podrán huir de mi —arremetiendo contra cada uno de ellos, dejaba sobre la tierra un grupo de cuerpos mutilados y ausentes de vida. No pudo salvar Alanna, pero en parte la vengó al lanzar a sus asesinos al peor de los infiernos, dándoles una muerte que les caló hasta lo más profundo de sus huesos.

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

BwJfDFR.jpeg

Básicamente ya eres la mitad de una maldición

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Mis encantadoras mujercitas, —la arcana les recibió con una sonrisa —¿Cómo les fue en el trayecto hasta este lugar? —la argelina comenzó el discurso que había hecho para ellas después de verles pasar cada una de las diferentes pruebas que había puesto para ambas brujas. —Ha llegado el momento que les haga la pregunta más importante. Pero antes, no sé cuántas veces han estado frente a estas puertas, mucho menos sé cuántas veces han leído estos pergaminos, pero es importante que los lean con detenimiento antes de responder mi pregunta.

Amara les entregó un par de pergaminos a cada uno. En cada par de pergaminos se hallaba el del portal de las siete puertas y el segundo sobre los breves apuntes de las pruebas de las habilidades. Dio varios minutos para que pudieran leerlos y después de que pasaran esos minutos, les miro a los ojos para tener una respuesta sincera a la pregunta que estaba a punto de hacerles sobre el nuevo reto.

Después de leer ambos pergaminos, ¿Desean entrar a la prueba del portal? —aun sin esperar sus respuestas les entregó un anillo de platino con un pequeño cristal de diamante incrustado era uno de los tantos anillos que al momento de vincularse con la habilidad iban a tener una comunicación directa con Majlis —Si deciden seguir adelante, el anillo les permitirá estar en contacto conmigo. Si no es así, les pido de favor que me lo regresen.

La mujer argelina se quedó en la expectativa de la respuesta, no les había dicho que en dado caso de que, al entrar, no llegaban a terminar la prueba o decidían abandonarla no podrían volver a presentarla, ya que estaba implícito en los pergaminos que les había dado a leer, pero estaba segura que ambas mujeres habían leído hasta el más mínimo detalle.

ySe9y8A.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Nuevamente se encontraban frente a la Arcana, había superado las pruebas preliminares que se le habían impuesto para poder llegar a la parte final de su recorrido, frente a ellas se hallaba la gran pirámide donde estaría el portal que la llevaría a lograr su objetivo. Escucho las palabras de Amara quien explicaba que debían leer los pergaminos que le tendía. La verdad es que era la primera vez que se enfrentaba a una prueba de habilidad y a ese lugar u era algo que la tenía bastante nerviosa pero haría todo lo que estaba a su alcance por lograr la vinculación.

 

Después de leer los pergaminos una vez más la pregunta fue hecha por parte de la Arcana al tiempo que le entregaba a ella y a su compañera de habilidad un anillo que le permitiría estar en contacto con ella. Lo tomó sin dudar y colocándolo en su dedo anular de la mano derecha respondió a Amara - Estoy lista y quiero entrar a la prueba del portal - fueron las palabras dichas a la mujer. Estaba nerviosa y la ansiedad la consumía pero iba a usar todo eso a su favor y probar que era capaz de afrontar dicha prueba.

 

Entró a la pirámide con paso decidido hasta llegar al Salón circular que tenía forma de una estrella de cinco puntas, en el lugar siete puertas le daban la bienvenida a la rubia, como si su instinto la guiará se encaminó a la puerta que creía debía ser la correcta para su habilidad. La abrió y al cruzar el umbral de la misma se encontró con un paisaje totalmente diferente a donde se encontraba.

 

El lugar le recordaba a uno de sus sueños, era un lugar apacible a la orilla del mar, sobre la arena una luz brillante emitió sonidos que con el tiempo se volvieron palabras - para que quieres poseer la habilidad? - escucho preguntar a aquella luz, - ya la poseo solo quiero dominarla, quiero usarla para el beneficio de las personas que amo y en favor de los necesitados - dijo sin dudar.

 

Desde joven había sentido los cambios darse poco a poco en ella sin entender el porque hasta que con el tiempo averiguó el don que poseia, siempre quiso fortalecer aquella habilidad pero con el fin de ponerla al servicio de sus ideales - Entoces prueba tus palabras - escucho decir a la luz para luego ver como el paisaje cambiaba y ahora estaba en el Ministerio.

 

El atrio estaba lleno y en una tarima frente a todos el ministro de magia informaba que la orden del Fénix estaba extinta y que nunca habían sido realmente un bando, simplemente Magos y brujas jugando a ser protectores sin lograr nada. No pudo evitar el coraje al escuchar esas palabras y cerró los puños para contener la frustración. De pronto empezó a recorrer con la mirada a los presentes, muchos eran sus compañeros de bando pero no podían decirlo y su mirada apesadumbrada le recordaba lo que habían perdido, otras personas se lamentaban pensando en que ahora estaban a merced de la oscuridad.

 

No podía permitir aquello y dejar que la esperanza se perdiera, haciéndose hacia una esquina del atrio lejos de la vista de la gente cambio su imagen, ahora era la viva presencia de la líder de la orden y su madre Mei Black Delacour, su cabello oscuro y estatura así como cada facción y expresión, su madre había tenido que dejarlos pero su lucha vivía en cada uno y no dejaría morir los ideales del bando.

 

Usando una luz blanca en su rostro se encaminó a la tarima ante la mirada incrédula de la multitud, cuando estuvo frente al ministro retiro la luz de su rostro mostrándose como la líder de la orden del Fénix. - El bando esta más vivo que nunca, seguiremos protegiendo a la comunidad y luchando por acabar con los Magos oscuros y cualquiera que quiera dañar a la comunidad mágica sin importar quien sea - dijo observando como las expresiones de sus compañero de bando volvían a brillar con una luz de esperanza, su habilidad le permitía dar ánimo a quien en ese momento sentía tristeza. Sus gestos eran como los de su madre, su voz y movimientos los mismos, nadie podría en duda que era ella y eso le demostraba cuanto había dominado la habilidad.

 

- siempre estaremos observandolos y protegiéndolos, nada ni nadie podrá vencer a la orden del Fénix. Lealtad y sacrificio - término de decir para luego con una floritura de su varita hacer que la fuente principal lanzará agua en todas direcciones, aprovechando el descuido cambio su aspecto al de una joven de cabello rojizo, ojos verdes, piel blanca y varias pecas sobre sus mejillas y nariz, de estatura más alta que la que tenía cuando se hizo pasar por su madre y complexión delgada. Con su nuevo aspecto se mezcló en medio de la gente viendo como sus compañeros fenixianos irradiaban alegría y como sus detractores rabiabana más no dar.

 

Mientras pudiera usaría su habilidad para mantener viva la lucha por sus ideales y el de los que luchaban por lo mejor para la comunidad. Se dirigió en medio de murmullos por lo sucedido a la entrada del Ministerio, en el momento en que cruzó la puerta se vio afuera de la pirámide, y frente a ella la Arcana Amara, solo esperaba haber cumplido con lo que se le pedía.

wAJlYfY.gif

 

OR8NJoF.png

 

IY4YjHl.gifWyWrY0U.gif947PwJZ.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

—Creo que la respuesta es más que obvia —respondió con una lóbrega sonrisa dibujada en sus labios. Era común en ella ese gesto tan peculiar y gélido, jamás dejaba a la vista sus sentimientos, porque no los poseía. Luego de perder a Alanna y Antares, para ella el único significado de la vida radicaba en dominar todo el poder que se poseía y se controlaba a conciencia. No era sólo lanzarse al ruedo descabezadamente, sino entender con pelos y señales el uso de su habilidad, controlar los cambios físicos y psicológicos, no era lo mismo emplear su Animaría para salvar a los que apreciaba, porque se mostraba como un guepardo en todo su esplendor. Para ella la metamorfomagia iba más allá de mutar el color de sus ojos o cabello, radicaba en los ideales que desde siempre defendió a capa y espada.


—Existe porque debe ser así —susurró para sus adentros—Estoy lista para entrar al portal, no me lo pensaré dos veces. Confió en mis capacidades, además llevo conmigo el apoyo de dos grandes colegas y amigos, aunque no estén conmigo físicamente —apuntó con su dedo indice a su frente—Están donde tienen que estar —tomando ambos pergaminos los leyó con atención, asimilando y comprendiendo todo lo que enunciaba cada uno de ellos. Le agradaba la forma en que la Arcana manejaba todo, adentrándose poco a poco en la mente de sus alumnos. Su barrera mental se elevó como lo hace un coloso de Rodas, imponente y certero, listo para defender el territorio que le ha sido asignado para salvaguardarlo.


Sus pasos le llevaron hacia la edificación conocía la misma de pe a pa, pero sabía que está mutaba con cada prueba y habilidad. Cada uno de los Arcanos contaban con un método de enseñanza diferente, nunca se conducían por la misma vía y eso era lo que le entusiasmaba más que nada. Andar por parajes desconocidos, entablar relaciones con entes de otros planos y concretar planes que tarde o temprano verían la luz sin lugar a dudas. Sus orbes bicolor delinearon la entrada de la pirámide, percibiendo un aroma que le golpeó de lleno las fosas nasales—Vainilla y menta —parafraseó observando como una de las siete puertas se veía abrazada por una abrumadora oscuridad. Asintiendo categóricamente avanzó con paso firme y seguro, apoyando su surda sobre el pomo lo giro con determinación abriendo la puerta de par en par, adentrándose desapareció de la vista de su mentora.


—El tiempo es relativo o eso se dice —escuchó a sus espaldas—No ha pasado demasiado tiempo, pero cambiaste de una forma abismal —la voz continuó golpeando los oídos de la vampiro, tal y como lo hace un badajo con una campana. Sus pensamientos estaban enfocados en enseñarle como reaccionar, no como actuar ante la adversidad. Porque para eso la Black Lestrange era experta, despertar su lado más oscuro y siniestro, aquel que desataba toda la crueldad que moraba en su inescrutable corazón. Había esperando demasiado tiempo, años y años de desveló y tortura.


—Alanna, no pensé verte aquí. Esto es una prueba, no una masacre y tu estuviste en una, ya sabes de lo que te habló —le restaba un poco de importancia al asunto meciendo su mano sobre el aire—Reconozco mi falta de atención, pero no dejaré que eso siga siendo un lastre. Defendí todo en lo que creía y lo perdí, aquel imperio que soñamos ahora sólo son ruinas y nada lo cambiará. Planeó aprender a controlar cada uno de estos cambios, no necesito entender que poseo la metamorfomagía, sino que soy una misma con ella y eso no cambiará por nada del mundo —respiraba profundo—Antares y tu, manejaron todo a su modo, ya es hora de que yo lo haga al mío —obsequiándole una mirada impasible continuaba con su caminata.


—No es sólo aprender —la voz de su mejor amiga poco a poco se apagó. La conservaría en sus recuerdos más gratos, pero no por eso perdería su rumbo. No quedaba nada del pasado, sino del presente que le abría los brazos como lo hace una madre con su pequeño añorando protegerle de cualquier mal. Desviando su vista hacia el cielo, ansiaba encontrarse así misma de nueva cuenta, perderse en el laberinto de deseos y anhelos que era su nueva vida. Pero de eso no quedaba nada, solamente una huella que fue arrasada por el inclemente viento.


—Esos ojos cambiantes y danzarinos, cómplices de un cambio permanente —mordiendo su labio inferior recorría con sus dedos sus níveas facciones—Busco lo que muchos jamas encontrarán —le hablaba al viento—Esa paz que muchos anhelan y pocos conquistan, justamente por eso estoy aquí. Me aferré a estudiar a fondo mi condición como metamorfomaga, pero no deseo controlar esos cambios, sino saber como emplearlos en favor de los que yo consideré que lo merecen o se lo han ganado con sus acciones para con otros iguales a ellos —agregaba sentándose sobre el suelo adoptando la postura de la flor de loto. La meditación era parte fundamental de su conexión con todo lo que le rodeaba, reconocerse a si misma como un ente con características diversas y cambios que reflejaban parte de su personalidad.


—Estás por la senda correcta, pero... —anunciaba un ente que se dirigía sólo a ella. Su voz era como una suave brisa, tersa y delicada. Su cuerpo se dejó seducir por esa sensación tan placentera, respirando con más tranquilidad que antes, abrazaba la presencia con una sonrisa discreta en sus labios—Perdiste mucho, pero ganaste mucho más —siseaba sentándose contra la espalda de la rubia, estando a la misma altura por la posición en la que se encontraba. Era la voz de la Arcana Amara, anunciándole que el camino elegido era el correcto. Volviendo en si, se levantó con parsimonia del suelo retomando su andar, no quedaba nada más que hacer dentro de la pirámide.


Aceptó de muy buena gana su conexión con la metamorfomagia, topándose con la misma puerta salió por está sin mirar atrás. Pero antes de terminar de salir por ella, se cruzó con su mentora dejándola con una mueca de sorpresa, quizás estaba reafirmando lo que le comunicó mentalmente y comprendió que sus esfuerzos dieron los frutos que ella anheló cosechar desde hace tiempo atrás, pero ahora era una misma con su habilidad y sabría como usarla en pro de quién lo necesitará sin lugar a dudas.

Editado por Juv Malfoy Croft

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

BwJfDFR.jpeg

Básicamente ya eres la mitad de una maldición

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Guest
Esta discusión está cerrada a nuevas respuestas.
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.