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Prueba de Legilimancia #14


Rosália Pereira
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Pereira se encontraba en el centro del laberinto, a las afueras de la sala de las siete puertas de las habilidades mágicas, aquella sala donde se encontraba la estrella de cinco puntas rodeada por aquella serpiente que se mordía la cola, el Ouroboros. Se encontraba algo ansiosa, ambas pupilas habían forjado una entretenida y simple enseñanza, siempre apoyándose la una a la otra durante la clase pero esta vez ambas lo harían de forma individual. Y aquello traía un dulce sabor al paladar de la arcana quien se encontraba con altas expectativas respecto a las mujeres en cuestión.

 

Para empezar, las dos mujeres llegaron a la orilla del lago por un traslador entregado luego de que contestaron la pregunta en el Invernadero. Zoella estaría en una esquina del gran lago y Alessanda en el lado contrario. Ambas observando en el horizonte la gran isla que ocultaba el laberinto donde cada pupilo sorteaba las pruebas que lo preparaban para el gran portal.

 

Para lograr cruzar, debían de convencer al guardián de la canoa. Un viejo hombre que en su mente se encontraba una maraña de pensamientos negativos a ambas brujas; colocado ahí por Rosália, y estas debían de manipularlo a su antojo para que les fueran entregadas las canoas.

 

“Manipulación del recuerdo” era lo que sería soltado en un susurro cuando se encontraran con el hombre, siendo esta la suave clave que les daría a entender el accionar.

 

Cruzado el lago, y una vez hayan tocado la orilla de la isla, en sus mentes una voz conocida les hablaría. La voz de un hijo clamando por su ayuda. Thomas y Kyle llamarían a sus respectiva madre, presos de la agonía provocando un incontrolable desespero en las mortifagas. Pero aquello no era más que un fantasma llamando a las brujas para adentrarse al bosque, debían determinar con sus mentes la ubicación del llamado, debían de buscar con el poder de la Legilimancia aquella mente que los llamaba e intentaba jugar con sus pensamientos. Una vez encontrado el indicio de esto, la apertura de los grandes setos del laberinto sería encontrada por ellas, dando pie a la tercera prueba.

 

Dentro del gran laberinto sortearán por los largos y grandes pasillos, buscando el camino correcto que les llevaría a la zona central, donde la gran pirámide esperaba ansioso por abrir el portal a sus mentes. En el camino, Rosália comenzará a manipular lo que ambas mujeres observan, encontrándose en cierto pasillo con todo aquello que deseaban en lo más profundo de su ser y en las pupilas estaba el recrear visiones externas suyas para engañar a la propia Arcana, quien determinaría si aquellas visiones eran lo suficientemente fuertes para aperturar los setos hasta la última prueba.

 

Alrededor de la pirámide la flora abundaba, cubriendo la verdadera entrada a la pirámide de las siete pruebas. Triviani y Delacour se encontrarán cara a cara con una estatua totalmente idéntica al ser que más aman en la tierra, la expresión de la estatua reflejaba la más pura decepción, y al ambas hurgar en los pensamientos falsos de la estatua se encontraran que ellas fueron las causantes de la mayor decepción, debiendo así borrar aquello de la mente de la estatua para que la arbolada fuera abierta a la zona central.

 

Rosália Pereira aguardaba paciente a sus pupilas, sosteniendo en cada mano los anillos plateados de principiantes, comunicados con el anillo propio que conservaba la pelirroja, aquel que parecía una fina enredadera tan verde como las mismas plantas que cubrían su cuerpo y con una jade tan brillante en su superficie, siendo esta el anillo de la habilidad.

 

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Alessandra gimió cuando sus pies tocaron tierra, al igual que usar la aparición el traslador le daba nauseas por el estado actual de embarazo avanzado que tenia, pero no podía quejarse, había llegado a la prueba, que era lo que mas ansiaba desde que había pisado el invernadero de la Arcana, levanto un la vista para ver a lo lejos la pirámide, que había cruzado y aprobado en cuatro oportunidades y esperaba que aquella no fuera la excepción.

 

-Zoe- iba a llamar a la Triviani cuando se dio cuenta que estaba sola.

 

Suspiro.

 

Siempre presentaba las pruebas sola y aunque pensó que Rosalia las haría trabajar juntas frunció el ceño con molestia al ver que no era así, busco con la mirada algún rastro de algo que le ayudara a ver que debía ser, ya que en medio de su camino había un gran lago que no podía cruzar a nado y no tenia nada para que la trasportara. El ruido de un bote golpeando contra una madera capto su atención acercándose lentamente donde había un hombre en una canoa, aliviada de que la pudieran llevar al otro lado se le acerco al hombre que solo le lanzo una mirada furibunda haciendo retroceder a la embarazada.

 

-Disculpe, puede ayudarme a cruzar al otro lado?- le pidió amablemente.

 

Pero en vez de tener una respuesta afirmativa recibió una sacudida de cabeza negando le el favor que le acaba de pedir, consternada la Nigromante observo los ojos oscuros del hombre para ver que solo tenia desconfianza en ella, no quería ayudarla porque algo malo le haría, no confiaba en ella y le daba mala espina. Frunció el ceño molesta por lo que decidió manipular su mente para que la llevara al otro lado.

 

- Manipulación del recuerdo- susurro apuntándole con la varita al hombre.

 

Al entrar en su mente saco las ideas que tenia mala de ella, las modifico que si la ayudaba le daría oro, le ayudaría ademas con medicina al ver que tenia una enfermedad, contento el barquero le permite subirse a la canoa no sin antes recordarle que estaría esperándola con lo prometido. Alessa pasa el lago con la canoa hasta que choca con la punta el borde de la isla la voz de su hijo Kyle le pide ayuda.

 

<<-Kyle!->> grita al sentir como la voz mental de su hijo se apaga de pronto.

 

Con el corazón agitado se precipita a salir del bote, llevaba bastante tiempo que no veía a ambos adolescentes, tanto Kyle como su gemela Lucie habían decidido a recorrer el mundo cosa que a ella en realidad no le gusto pero que no pudo hacer mucho cuando los demás se habían puesto del lado de sus hermanos. Nunca una carta ni nada pero aun así siempre esperaba que llegaran pronto.

 

<<-Mama, duele->> se quejaba el Myrddin.

 

<<-Ya voy, donde estas?->> le preguntaba adentrándose al bosque, trato de buscar el olor del rubio pero nada, su esencia no estaba solo su mente.

 

<<-Ven por mi->> le pedía con agonía.

 

Alessandra no estaba segura donde iba, solo caminaba, se había tropezado un par de veces por ramas que sobresalían en las tierras pero se había agarrado de los arboles impidiendo su caída. Tanto su cabeza como su respiración iban volviéndose irregular a medida que avanzaba mas al centro de aquel lugar, lo sabia porque la vegetación iba siendo cada vez mas espesa, con su mente concentrada en la de Kyle avanzo hasta llegar a un puente de madera, sentía la mente de su hijo mas adelante, con cuidado fue pisando la madera vieja de aquel puente hasta el otro lado.

 

<<-Kyle, ¿donde estas?->> le seguía llamando.

 

<<-Te necesito, ven por mi->> le llamaba.

 

Alessandra no sabia el tiempo transcurrido hasta que se topo con unos arbustos, su cara había dado de lleno en ellos y la mente de Kyle desapareció en el momento que los arbustos comenzaron a abrirse.

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Triviani sintió el tirón del estómago una vez tocó el traslador que la arcana le entregó en el invernadero, viendo ante sus ojos el remolino que se hacía con la imagen del invernadero para pasar a detenerse en la tan conocida orilla del lago, aquel que la conduciría a las pruebas de la isla y finalmente se encontraría con el portal, la mayor prueba que debía se realizar.

 

Observó a sus costados, encontrándose con la nada misma. Estaba sola, con su varita en mano. Comenzó a caminar por la orilla del lago hasta encontrarse con un hombre protegiendo a la canoa, se acercó con calma y llamó su atención para pedirle prestada la embarcación.

 

- ¡Atrás! Soy el guardián de la Canoa y usted, Zoella Triviani, tiene determinantemente prohibido su uso - habló, irguiendo su cuerpo y mostrando la vara que sostenía como arma de ataque. Frunció el ceño y se adentra a sus pensamientos con solo una mirada a aquellos oscuros ojos que poseía. Una lluvia de negativas en torno a su persona aparecieron.

 

La bruja supo que aquella era la primera prueba a la que se enfrentaría, donde tenía dos opciones. Borrar todo o solo cambiar lo que este pensaba. Triviani ya había utilizado el borrar recuerdos ¿Sería tan sencillo cambiarlos?

 

Tomó fuertemente su varita, realizando una suave floritura mientras pronunciaba - Transmemo - y con ese hechizo cambió toda negativa a la aceptación, el guardián de la canoa le daría a Zoella los remos con total devoción y le dejaría partir a la isla.

 

- Ni un pas… ¿qué? ¡Señorita! Ha llegado, la estaba esperando - el viejo hombre tomó a la mujer por el brazo con total delicadeza y la acercó a la orilla del agua. Le entregó los remos y la ayudó a mover la canoa - Reme con cuidado, no vaya a caer en el agua ¡Nos vemos luego! - se despidió, mientras la Triviani comenzaba a remar por sobre el agua, en dirección a la isla.

 

Zoella remo los metros restantes, sintiendo a la pequeña embarcación chocar con la arena. Lanzó los remos y bajó del bote, tocando la arena con las suelas de sus zapatos. Escuchó a lo lejos un susurro “Zoella” se acercó al bosque y comenzó a seguir el rumbo de esa voz.

 

“Mamá” escuchó ahora, con desespero y reconoció la voz de Thomas, su hijo. La Triviani sintió el desespero salir de sus labios y solo frunció el ceño ¿Qué hacía su hijo ahí? Comenzó a correr, siguiendo el sonido incesante de la voz de su pequeño llamándola por ayuda, estaba en peligro por lo que percibió y el temor calo cada hueso de su cuerpo.

 

Se encontró en medio de una arbolada, escuchando como un gran eco esa voz, la voz del hijo que más se parecía a ella en cuanto a físico, llamarla temeroso. Gritó su nombre incontables veces, buscando el origen de la voz pero nada llegó. Cerró sus ojos, y buscó la voz, el dueño de esa voz con su mente, con la legilimancia buscó entre sus pensamientos el origen de la voz.

 

Sus oídos zumbaban, el grito incesante de agonía de Thomas seguía aturdiendo a la Triviani que comenzaba a sentir un verdadero desespero en su interior. Gritó de frustración pura y comenzó a correr en otra dirección, creyendo que aquel era el origen de la voz de su hijo. Su mente seguía trabajando, intentaba evocar lo que había aprendido de la Legilimancia a la situación pero el miedo supera cualquier intento, su hijo peligraba, pero no era su hijo, él estaba fuera del país. Y ahí supo de que era solamente una voz, en su pensamiento de la cual debía encontrar el origen.

 

Y lo supo, trotó incesantemente hasta encontrarse con los inmensos setos que estaban protegidos por un fantasma similar al de su hijo, el cual solo se desvaneció frente a sus ojos. El laberinto le dio la bienvenida a la calva que siguió sus pasos rumbo a lo que se avecinaba, y que ella no sabía de qué se trataba.

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Pereira observó a ambas mujeres sortear los diferentes obstáculos, logrando los dos primeros en tiempo record y cada una a su manera, con su forma unica de evocar la Legilimancia mediante su mente, acomodando a conveniencia lo que creía el guardián de las canoas y corriendo a salvar a sus hijos solo con la ubicación de los pensamientos del fantasma.

 

La arcana aguardo paciente, mientras ambas se adentraron al laberinto y comenzaron a cruzar por pasillos que las llevaban cada vez más cerca del centro. Decidió intervenir, materializando dos visiones de sí misma frente a sus pupilas. El ambiente cambió, una visión externa de lo que tanto anhelaban. Zoella veía frente a sus ojos el poder, la codicia y riqueza, mientras que Alessandra observaba a todos sus hijos reunidos, mayores y a algunos nietos frente a ella, ofreciéndole en una sola visión la inmortalidad.

 

Ambas brujas tenían frente a sus ojos una falsa esperanza futura, una visión que debían desenmascarar. Habría algo que no encajaba y que sería el pie para descubrir la falsa visión, debían de adueñarse de la visión y convertirla en suya, realizado esto se transportarán al final del laberinto, donde un frondoso jardín les daba la bienvenida. La última prueba antes del laberinto.

 

Alrededor de la pirámide la flora abundaba, cubriendo la verdadera entrada a la pirámide de las siete pruebas. Triviani y Delacour se encontrarán cara a cara con una estatua totalmente idéntica al ser que más aman en la tierra, la expresión de la estatua reflejaba la más pura decepción, y al ambas hurgar en los pensamientos falsos de la estatua se encontraran que ellas fueron las causantes de la mayor decepción, debiendo así borrar aquello de la mente de la estatua para que la arbolada fuera abierta a la zona central.

 

Rosália Pereira aguardaba paciente a sus pupilas, sosteniendo en cada mano los anillos plateados de principiantes, comunicados con el anillo propio que conservaba la pelirroja, aquel que parecía una fina enredadera tan verde como las mismas plantas que cubrían su cuerpo y con una jade tan brillante en su superficie, siendo esta el anillo de la habilidad.

 

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Alessandra observo como se abría paso frente suyo los arbustos de un laberinto, al dar un paso estos se cerraron enseguida detrás suyo, ya había pasado por otras pruebas por lo que sabia que debía seguir el laberinto para ver si lograba llegar a la pirámide y toparme con la arcana. Camino varios metros tocando los arbusto pensando en como hacer para llegar al final.


Mientras caminaba se paro de golpe al ver la figura traslucida de Rosalia a unos metros de ella, aquello le recordó a la imagen que la brasileña les dejo a Zoe y a ella para aprender a hacer lo mismo, pero la pelirroja paso a un segundo plano cuando vio a sus hijos y nietos, su corazón se estrujo y sus ojos se llenaron de lagrimas al verlos sonreír felices con ella.


-Perdón- susurro.


Al velos mayores le dio felicidad de saber que habían seguido con sus vidas bien pero sin ella, quería ver todo aquello, muchas veces había escuchado que los hijos y nietos seguían bien, sanos, felices y con gestos y parecidos de ella. Las lagrimas caían de sus ojos llenas de felicidad pero aun así aquello pasaría igual, sus hijos siempre seguirían adelante estando ella o no, le dolía, pero era cierto.


La vida seguía, seguía aunque uno muriera, pero su caso era distinto, siempre volvía aunque fuera sin recuerdos, sonrió con tristeza ante esos pensamientos, que dura era la vida, el ciclo en ella siempre naciendo, creciendo y muriendo.


La visión frente suyo desapareció al comprender aquella verdad, la verdad que no siempre se conseguía lo que quería, que la vida seguía pero cuando iba a dar un paso para seguir su camino sintio un tirón en su cuerpo avanzando con rapidez por el laberinto hasta un frondoso jardin, la pirámide estaba cada vez mas cerca lo cual le emocionaba mucho y la ponía nerviosa, tantas pruebas le ponían los pelos de puntas.


Camino unos pocos pasos hasta que llego a lo que era una estatua de Kamra, sonriendo feliz pensando que al menos algo bueno tenia aquella clase avanzo mas rápido hasta llegar donde estaba la imagen de su esposa pero se detuvo petrificada al ver la decepción en su mirada, su garganta se hincho por las lagrimas que se contuvo en derramar, estaba en una prueba por lo que pensó en mente fría y le leyó la mente a la estatua donde Kamra le sacaba en cara haber dormido con otra persona y mas aun embarazarse, ya lo habían hablado muchas veces pero aun así aquel miedo estaba presente siempre y ahora lo estaba viviendo en aquel lugar,


-Obliviate- dijo apuntando su varita a la mente de la estatua, observo los ojos de aquella persona que amaba con el recuerdo de su decepción, de contarle que había estado con otra persona y con cuidado borro aquello que no deseaba que contaminara la mente de la estatua.


Una vez que los recuerdos estuvieron borrados una arboleda se abrió detrás de la estatua para permitirle el paso a la pirámide, Alessandra avanzo con cuidado hasta donde estaba la mujer.


-Hola Arcana Rosália-saludo la rubia con una sonrisa.

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Triviani corrió por el laberinto en total silencio, su cuerpo estaba con toda energía pero su mente comenzaba a mostrarse agotada, cansada. Ver a su hijo no le sirvió del todo, extrañaba ver ese rostro de adoración cada que estaban juntos, ser cariñosa solo con él o simplemente hablar de lo que Thomas quisiera. Le escribiría una carta, sin importar si esta era contestada o no, pero primero debía de terminar la prueba.

 

Cruzó por unos pasillos, izquierda, derecha, y luego izquierda otra vez. Se encontró con un par de pasillos cerrados para regresar en sus pasos y tomar otro rumbo. Hasta que en un cruce se tropezó con Rosália, o bueno una visión de ella. Zoella detuvo sus pasos, meditando qué decir o hacer, pero la arcana desapareció antes de siquiera hacer algo. La bruja se dispuso a seguir cuando observó un cambio frente a sus ojos, la fortaleza oscura se alzaba y con ello el despacho del líder.

 

Pergaminos con su nombre, nombrandola como líder de la marca tenebrosa. Fascinada observo todo aquello, y de un momento a otro cambió, un inmenso castillo frente a ella, con miles de elfos y Dennis frente a este esperándola con dos niños corriendo a su alrededor y un bebé entre sus brazos. Anhelo ese poder, esa familia. Y luego cambió, una bóveda llena de galeones, su bóveda a rebosar de dinero mágico.

 

Se sumergió de tal forma en aquella visión que comenzó a creer que realmente lo tenía todo. Riqueza, poder, todo lo que su codicioso anhelo había querido. Observó su brazo, con el tatuaje de los discípulos de Nosferatus incompleto... No, no tenía todo y quizás no lo tendría todo nunca. Frunció el ceño, era mentira, todo lo que vio era mentira... ¿Lo era?

 

Cayó en cuenta entonces, no siempre obtienes lo que quieres, aun cuando das el todo por el todo siempre te faltará algo. Triviani aunque no lo aceptó, comenzó a digerirlo, no podría tener todo el poder del mundo jamás, siempre le faltaría algo a su ambicioso ser, nunca estaría satisfecha, nunca lo está.

 

Maldijo en todos los idiomas que sabía, negando, mientras su mente trabajaba en obligarla a aceptarlo pero se negaba. No, podía tenerlo todo, debía tenerlo todo, tenía que tenerlo todo a como dé lugar. O quizás no todo, sino aquello que su vida le alcanzara a tener. Aquello pareció satisfacer a Rosália y su visión porque la calva sintió un tirón en su estómago, tirón que la transportó fuera de los grandes setos a un jardín repleto de flores de diferentes especies.

 

Una estatua llamó su atención y con pasos calmos se acercó a ella. La Delacour hecha piedra se encontraba frente a ella, y justo con ese rostro que tanto miedo había tenido por ver. La decepción hecha persona, era lo que la calva observaba en la estatua de Dennis. Un escalofrío la recorrió completa en cuando se atrevió a adentrarse en la mente de la estatua.

 

Cayó de rodillas, la rubia se sentía decepcionada de estar con una asesina a sangre fría, una traficante y prostituta. Lagrimas cayeron de su rostro. No podía ser cierto, eso no era lo que su amada novia pensaba de ella... ¿O quizás sí? Debía de hacerlo olvidar eso, debía de borrar ese pensamiento de la estatua y encargarse que su novia jamás volviera a pensar siqueira aquello, aunque fuera verdad.

 

- Obliviate - Pensó, mientras realizaba una floritura circular con su muñeca, borrando todo rastro de ese pensamiento. Sorbió su nariz y limpió sus lágrimas mientras percibía la apertura de la arboleda al fondo, dando paso a la zona central de la isla donde Rosália esperaba frente a la pirámide, con la presencia de Alessandra llegando.

 

Sin emitir palabra alguna solo se acercó. Sintiendo toda la pena del mundo acumularse en su pecho, queriendo desaparecer para hundirse en el alcohol tan pronto como fuera aprobada o quizás desaprobada de la prueba final.

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Y finalmente ambas brujas terminaron de sortear las pruebas de la isla, llegando con diferentes expresiones, pensamientos y sensaciones que estaba segura les agobiaba de tal manera, Rosália quiso, quizás apiadarse de ellas pero no podía. El mismo nivel de exigencia era utilizado para cada pupilo bajo sus enseñanzas, los saberes de la Legilimancia no podían tomarse a la ligera y lo dejaba claro frente a cada práctica, cada lección, cada prueba y cada alumno aprobado que ella presenciaba.

 

Extendió los anillos plateados a ambas brujas, esperó a que estas lo tomaran y suspiró, volviendo a repetir la misma pregunta que tantas veces había pronunciado - Como es protocolo, debo volver a preguntarles - anunció, juntando las manos frente a su cuerpo - ¿Están listas para presentar la prueba del portal? - interrogó. Cuando hubo recibido la aprobación de ambas solo se giró en 180º en su propio eje, y llevó sus pasos hasta la pirámide.

 

Se adentraron a la sala de las siete pruebas, donde las puertas de los portales de las habilidades se encontraban. Los arcanos acompañaban como era de costumbre a los aprendices hasta su interior, donde se hallaba la estrella de cinco puntas rodeada por aquella serpiente que se mordía la cola, el Ouroboros. Cuyo significado remite a la naturaleza cíclica de las cosas y a la idea del eterno retorno.

 

Pereira pensaba que ambas interpretaciones se refieren a la concepción de la existencia como un ciclo que siempre recomienza, y cuya continuidad consiste en un constante renacer como, por ejemplo, cómo cada alumno rompe barreras dentro del portal de la habilidad que cursa al momento.

 

La pelirroja se detuvo frente al portal ya abierto, extendió a cada mujer una mano - Sus varitas - pidió, antes de dejarlas cruzar. Observó detenidamente a cada una, transmitiendo toda la calma que podía solo con una sencilla y efímera mirada.

 

- Como es bien sabido, el portal se transforma en torno a cada aprendiz que se introduce en ella. Nadie sabe qué pueda suceder, todo puede englobarse al pasado, presente o futuro e incluso a una realidad inexistente. Deberán hacer uso de todo su conocimiento aprendido bajo mi tutela y usarla, entendiendo las profundidades y responsabilidades que esto traiga consigo - profeso, tomando una pausa - Estaré viendo todo, sin intervenir o ayudar. Estarán solas, con su mente y recuerdos. Trabajen con sabiduría. Si corren peligro toquen con su dedo pulgar el anillo, si veo necesario las traeré de vuelta para coger una pausa y nuevamente retomar cuando sea necesario, desde este punto cabe destacar - finalizó.

 

Sostuvo ambas varitas, y sonrió levemente - Encontrarán cualquier respuesta dentro del portal, su tarea será entender a qué duda está respondiendo - finalizó, para dar un paso al costado y solo esperar a que cada una diera el fin cuando el portal lo decidiera.

 

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La calva observó en silencio a la pelirroja y a Alessandra, sentía su sistema a nada de desconectarse y dejar a la deriva de todo. Pero aguantó, aguantó un poco más, ya la prueba estaba a nada de terminar y ella lo superaría, ella lo lograría. Observó el brazo extendido de Pereira y tomó el anillo de aprendiz. Lo colocó en su dedo en total silencio y sólo escuchó las indicaciones que fueron soltadas.

 

- Estoy lista - contestó tajante, para luego seguir a la mujer en conjunto con la rubia a su costado. Las tres adentraron a la sala de las siete pruebas, donde las puertas de los portales de las habilidades se encontraban. Siendo Alessandra y Zoella escoltadas por Rosália a donde se hallaba la estrella de cinco puntas rodeada por aquella serpiente que se mordía la cola, el Ouroboros. La calva por primera vez no observó su alrededor, era la cuarta prueba a la que asistía y ya conocía el centro de la pirámide en cuestión.

 

Avanzó hasta detenerse frente al portal de la Legilimancia, este ya estaba abierto y a la espera de someter a ambas mujeres a la prueba final. Entregó la varita a la arcana y siguió escuchando la última advertencia, la que hacen todos los arcanos pero a su forma. En su mente se quedo esa frase grabada "Encontrarán cualquier respuesta dentro del portal, su tarea será entender a qué duda está respondiendo", la ansiedad comenzó a hacer de las suyas y Zoella ignorando el palpitar acelerado de su pecho acortó los pasos, entrando finalmente al portal.

 

Un inmenso prado la envolvió, era primera vez que no se encontraba con una oscuridad envolvente. Giró a su alrededor, buscando algo pero solo escuchó una voz que la llamaba a lo lejos.

 

- Zoella - gritaba con voz calma desde el horizonte. Se detuvo y llevó su mirada a la izquierda, desde donde venía la voz. Comenzó a correr en esa dirección, siguiendo esa voz que solo la llamaba, sin emoción alguna, pero ella sabía que algo pasaba. Una casa, se encontró con una casa a la lejanía. Aceleró al máximo su corrida, abrió la puerta y subió rumbo a la habitación del lugar, de donde la voz seguía llamándola.

 

Abrió la puerta y se encontró con todos reunidos frente a Candela, su madre. Ella era quien la llamaba, en la cama, en su lecho de muerte. La bruja quedó estática, observando como la castaña llevaba sus ojos lunares a los de su hija, y extendía la mano - Ven, ya me estoy por ir - pronunció. Los lentos pasos de la Nigromante llegaron al costado de su madre, esta se arrodilló en el suelo y entre sus dos manos tomó la del ser que le dio la vida.

 

- Mi Zoella, ten paciencia. No desistas de tus ideales y se fiel a tu pensamiento. Sé fuerte, sé valiente, sé guerrera. Ama sin prejuicios y barreras, abraza cada que puedas y no alejes a los que te quieren - soltó con un hilo de voz, que se fue apagando progresivamente. La vampira comenzó a negar, su madre falleció frente a sus ojos, frente a los ojos de todos sus hijos que se encontraban en aquella habitación sencilla.

 

A su alrededor todo comenzó a apagarse, y la calva empezó a escuchar las voces de sus hermanos atacar - No debiste dejarla sola - decía uno.

 

- Nunca debiste venir a verla.

 

- Murió y ahora tu estarás sola, nosotros no te queremos.

 

- ¡Usurpadora inservible! ¡Tu la mataste!

 

Gritó con fuerza y el lugar cambió, frente a ella estaba Dennis observándola con pena absoluta. Zoella entró en sus pensamientos, con el poder que había adquirido del aprendizaje de Rosália, y se encontró con la pena ajena que la calva le provocaba. "No, eso no es así" se decía, comenzando a sentir un fuerte dolor en su pecho.

 

- Obliviate - pronunció, borrando todo recuerdo juntas, evitando que sintiera pena y vergüenza por ella. Aun con el dolor que le provocaba, si debía de alejarse, lo haría.

 

Su entorno comenzó a girar como un remolino, hasta transformarse en la habitación que por un tiempo compartió con Jeremy. Escuchó su voz en la ducha y ella solo esperó. No entendía lo que observaba en el portal, no entendía que intentaba hacerla creer esta vez.

 

Paseó por la habitación, sus ojos habían dejado de llorar y su corazón se encontraba calmado. La Triviani había aprendido que cada acto tiene una consecuencia, que leer los pensamientos no era tanto una virtud como ella creía pero en cierta forma era una manera de mantener al margen otros aspectos.

 

Suspiró, para ella la Legilimancia, o al menos lo que había aprendido era control. Control de su mente, sus emociones y sus ideas. A llevar más allá el manejo de sus emociones, para enseñar quizás lo que ella pensaba, mostrarle a otros.

 

- Llegaste - escuchó a su espalda, girándose para ver al Triviani caminar con el torso desnudo hacía ella. La calva frunció en ceño al verlo rodear su cintura y besar sus labios con cariño ¿Era esto el pasado? Lo más seguro.

 

- Los niños estaban preguntando por ti. Les dije que estabas trabajando y ya regresarías - la mirada de ella comenzó a reflejar confusión. ¿Por qué precisamente esto? Nuevamente, las pruebas la relacionaban con algo de su hermano. Acarició sus brazos, intentando alargar este momento, uno de los que siempre extrañaría vivir con su hermano.

 

- Yo... Te amo. Te amo, y sé que no soy la mejor pero.. - Empezó a decir, recibiendo el ceño fruncido de Jeremy - No, mira. No digas nada ¿si? Dejame hablar. Te amo, no vas a entender nada de lo que diré pero. Entiendo porque me tratas así, entiendo que tienes que superar y entiendo que no puedo forzarte a perdonarme y regresar a lo de antes. Te dejaré libre, te dejaré ser y te dejaré estar. Cuando creas conveniente, hablaremos - Y se despidió con un profundo beso. Soltándose de sus brazos para salir de la habitación sin más.

 

Debía de dejarlo estar, no presionarlo. Había llegado a cursar la habilidad con la necesidad de hacerlo ver que todavía era ella. Y ahora, salía de la habilidad entendiendo que este era un proceso por el que él debía de pasar solo.

 

Salió de la habitación, encontrándose con que realmente salía del portal. Observó a la pereira y sintió el escozor en su dedo. El anillo de aprendiz pasó a ser tres enredaderas enrolladas en su dedo con una hermosa Jade. Había superado la prueba.

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Sentía su cuerpo a punto de caerse, estaba cansada mentalmente como nunca lo había hecho, al estar en clases calmadas yendo de apoco le había resultado mas fácil que aquella locura de enfrentar tantas pruebas seguidas, mas aun que todavía faltaba la del portal, pero había llegado muy lejos ya para no hacer aquello, solo se acerco a la Arcana, después de que Zoella lo hiciera, para tomar el anillo que le estaba tendiendo la brasileña.

 

-Si, sigo estando lista- de estar lo estaba pero solo el cansancio de haber estado quieta en la mansión y de pronto tener tanto ejercicio en su estado tampoco le había caído de mil maravillas.

 

Siguió a las dos féminas al interior de la pirámide, Alessandra no observo a su al rededor porque realmente estaba cansada no porque todo aquello no le impresionara como siempre hacia, incluso mientras se acercaban al portal de las siete puertas observo el Ouroboros, aquel símbolo había sido tomado por muchos antiguos alquimios temerosos de morir tratando de crear una pócima para vivir eternamente, como ella quería solo para estar al lado de sus hijos. Las palabras de Rosalia la hicieron temblar, debía desprenderse de su varita, como siempre pasaba en ese momento se sintio desnuda al entrarle su arma que la había salvado muchas veces.

 

Al escuchar la advertencia de su profesora cruzo el portal, el rayo de sol le golpeo la cara al ver donde estaba, era un pasillo con tres puertas sin etiquetar, no había nada salvo la puerta como lo único que la separaba de ella y lo que hubiera del otro lado, pero lo sorprendente era que eran de distintos tonos, rojo, amarillo y azul al final. No estaba segura si había un orden por lo que entro a la primera puerta donde se llevo una gran sorpresa de ver a Asami, aquella demonio que siempre habitaba en ella, observo el lugar donde vivía, recordando que aquella noche era cuando la mataban, era tan gris, tan solo y solitario, el ruido de un cuerpo moverse la sobresalto, la figura de un hombre se removió en la cama, entro en su mente sintiendo el gusto del deseo de pasar otro momento de pasión con ella, aquello la hizo arrugar el ceño asqueada, ella en esa vida tenia a Kamra, no necesitaba nada de eso.

 

-¿vieni a letto?- le pregunto el desconocido.

 

Alessandra observo su cuerpo que estaba desnudo y sin su vientre abultado, ahora entendía porque la pelirroja había llevado una vida tan ligera, no tenia a quien amar, su madre siempre la había cuidado mucho pero nunca le había demostrado amor, ni siquiera el día en que murió. Miro al joven en la cama para girarse sobre sus talones y salir por la puerta, Asami había estado sola en esa vida, su primera vida, tan sola, sin a quien amar que el recuerdo del Ouroboros volvió a saltar otra vez en su mente. Aquel símbolo era como su vida, siempre muriendo y renaciendo sin un fin o al menos aun no había encontrado el suyo, la serpiente que se muerde su propia cola, representaba el ciclo eterno de las cosas, un ciclo que volvía a empezar por mas que uno tratara de impedirlo.

 

Sus vidas estaban atadas a Asami, aquella demonio era parte de ella, la hacia quien era apesar de que trataba de evitarla, ella había convivido mucho tiempo con la Viglietti que hasta la consideraba una amiga, una hermana, una maestra, a fin de cuenta siempre terminaba aprendiendo de sus errores para evitar cometerlos, ella le aconsejaba aunque muchas veces quería golpearla o apoderarse de su cuerpo. Mientras iba a la puerta amarilla pensaba con una sonrisa en la mujer que tantos problemas le había llevado, admitía que se divertía con todo eso, conocer hijos que no recordaba, jalarle las orejas cuando lo hacia siendo grande y estos se quejaban de que ya no eran niños pero para ella siempre lo serian. Aquello le dio una punzada en su pecho.

 

La puerta amarilla la llevo a sus días como Ángel Myrddin, con sus padres, Dylan y Jay, jugando y riendo juntos a sus hermanos pero la niña estaba hay, ella no había tomado su lugar sino que apareció al lado de sus padres que la miraban con sorpresa a ella y a la pequeña que corría lejos de sus hermanos.

 

-Yo..- empezó a decir Alessa pero fue interrumpida por Dylan.

 

- No siempre son momentos malos, morir es parte de la vida, nadie puede evitarla- le dijo su padre con caricias.

 

-Ni siquiera los vampiros viven para siempre, ganan enemigos y cuando están asqueados de vivir deciden matarse...la vida sin amor o incluso larga cansa, llega un momento que pierdes el sentido y el hecho de saber quien eres realmente- le explico su madre poniéndose de pie a la vez que le tendía sus manos.

 

Alessandra sintio mucho amor por ellos y quería que supieran que ella les amaba a pesar de no ser su hija real, al menos no ser aquella Ángel, sus sentimientos por ellos seguía dentro suyo, compartía con Ángel recuerdos como sentimientos, su amor por sus padres era tan grande como el que tenia por Gerome y Perenela. Tomo la varita de su padre y con ella la llevo a su sien.

 

<<Cogitatere>> pensó, con los recuerdos de ambos con ella, sus juegos, sus risas, sus palabras de cariño, su apoyo, sus enojos, todo lo que habían vivido y su amor incluso después de su muerte, al separar la varita de su cabeza el hilo quedo en la punta brillando esperando que fuera puesto en algún lado.

 

<<Los quiero a pesar de todo>> les dijo en sus mentes.

 

Cuando los niños comenzaron a acercarse al matrimonio Alessandra se alejo y cruzo la puerta amarilla nuevamente al pasillo, donde estaba la puerta azul, sentía un gran tirón que la hacia ir sin poder evitarlo, suspiro y avanzo cruzando la puerta en el momento que su vista fue cegada por unos segundos, cuando volvió a abrir sus ojos observo a Kamra dormir a su lado, su corazón se acelero al verla tan hermosa. Ya entendía todo aquello, Ouroboros, el ciclo de la vida y la muerte, el amor y vivir eternamente. Sonrió disfrutando estar acostada al lado de su esposa, había recorrido muchos años sola hasta que encontró a Kamra, en sus otras vidas no les importaba morir porque no tenían a nadie, Asami había muerto sabiendo que no le interesaba a nadie, ni siquiera a su madre, con Ángel había sufrido desamores y la desaparición de sus padres y ahora que tenia todo lo que siempre había querido no quería dejarlo, y su temor a morir era aquello, perder todo lo que siempre anhelo.

 

-Te amo, Ma Petite- susurro besando los cabellos blancos de Kamra para volver a salir por la puerta.

 

Al cruzarla se topo nuevamente con la arcana esperándola con Zoella a su lado, sonrió con cariño a ambas mujeres, aquel camino le había hecho ver sus viejas y nueva vida, su soledad y su destino, Kamra iba a estar siempre esperándola, por eso había sido a la ultima que vio, su amor por la Ashryver fluyo por sus venas a la vez que el anillo de aprendiz mutaba por el mismo que tenia la arcana, sabiendo que había pasado aquella prueba con mucho esfuerzo.

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Pereira las dejó entrar al laberinto en silencio, mientras se encargaba de esperar a que el portal las condujera por el camino de su verdad, el camino de la respuesta a esa incógnita que la arcana logró encontrar en la mente de ambas, la cual ellas ignoraban. Percibió las emociones cambiantes, y como estas iban mermando con el pasar de los segundos, llenandolas de una total calma.

 

Entendieron, las dos entendieron el porqué de unas cosas y el para qué de otras. Admitieron sentirse de una forma y aprendieron expresar otras cosas. Rosália sintió la calma de ellas como suya, y sonrió ampliamente aprovechando que ninguna la observaba. Los puntos cumbres de la prueba final de las dos llegaron, mermando la incógnita y respondiendo a esa inmensa interrogante que tenían grabadas en sus mentes.

 

- Las respuestas solo se obtienen desde una perspectiva diferente - pronunció para si misma. Sintiendo como ambas mujeres obtenían la vinculación a la habilidad. Salieron, Triviani primero y segundos después la Delacour. Le regaló un asentimiento a cada una, extendió la mano con ambas varitas y las observó tomarlas.

 

- Felicidades Legeremantes. Esta nueva enseñanza les traerá mucho que usar a su favor. La habilidad ha sido vinculada de forma exitosa por la responsabilidad que mostraron durante la clases. Son dos mujeres fuertes, y sabrás atender a su llamado con esta habilidad, cuando el momento lo amerite. No abusen de su poder, y siempre tendrán un espacio en mi invernadero para aprender - finalizó, para enviar a ambas brujas nuevamente a la puerta exterior del invernadero.

 

Quienes entraron como dos mujeres confundidas y desequilibradas mentalmente, salieron como damas en total y absoluto control de sus mentes y cuerpo.

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