Mi primer beso y algo más
Había estado preguntándome con qué historia loca, reflexiones y demás, podría volver a hacerme presente en esta sección. Lo malo es que no encontré ninguna que pudiera hacer reír tanto como a mi me gustaría, lo bueno es que encontré algo, quizás, un poco mejor.
Cuando estaba en la escuela, hace algunos muchos años (quien se atreva a decir que estoy vieja lo golpeo con la cuchara ¬¬), tuve un profesor de Artes Plásticas al que le encantaba dedicar sus horas de enseñanza, más a la literatura que al arte en sí. Aunque claro, la literatura también es una forma de arte, pero espero que entiendan a qué me refiero.
Los primeros dos meses se dedicó a explicarnos la razón que Van Gogh tuvo para cortarse una oreja (un supuesto acto noble de amor, aunque a mí me causa más repulsa que un gesto enternecedor, lo siento xD); nombrarnos algunas de las obras de Monet y la inspiración que tenía en la naturaleza (es curioso que recuerde todo esto xD); entre otras cosas.
No sé cómo llegamos a la parte literaria, el caso es que nos hizo leer un libro que, hasta hoy, me sigue gustando y he intentado encontrar en todas las librerías de Mendoza, por internet, etc etc. Recuerdo que la primera impresión que tuve de mi profesor fue: Está loco. El docente a cargo de Literatura que tenía ese año, nos había hecho leer más de 10 libros en sólo seis meses. Ninguno me gustó tanto como el de Arte
Quizás muchos hayan leído, al igual que yo, este libro. Pero no pude evitar el compartirlo, una vez más. He aquí una de las historias de "Chocolate caliente para el alma de los Adolescentes".
Mi primer beso, y algo más
http://1.bp.blogspot.com/_dp7UOd1Yn40/SXWeDeowIwI/AAAAAAAAA_4/0RNFHaiCQpc/s400/mi+primeer+beso.jpg
Yo era una adolescente muy tímida y también lo era mi primer novio. Cursábamos el bachillerato en una ciudad pequeña y llevábamos seis meses de novios. El noviazgo consistía sobre todo en tener las manos húmedas de tanto tomárnoslas, realmente ver películas de vez en vez de besuquearnos, y hablar boberías. En muchas ocasiones estuvimos a punto de besarnos- ambos teníamos unas ganas tremendas de hacerlo- pero ninguno tenía el valor de tomar iniciativa.
Por fin él decidió lanzarse al ruedo un buen día, mientras estábamos sentados en el sofá de la sala de mi casa. Cuando decidió arrimarse estábamos hablando del calor que hacia (¡en serio!). Como me tapé la cara con un cojín para bloquear el avance, ¡él termino besando un pedazo de tela floreada!
Yo deseaba mucho ser besada, pero estaba demasiado nerviosa para dejar que él se acercara. De modo que me corrí hacia el otro extremo del sofá y él siguió mi ejemplo. Luego nos pusimos a hablar de la película y él hizo su segunda intentona. Lo volví a bloquear.
Llegue al final del sofá. Él también. Volvimos a entablar conversación. Cuando hizo su tercera intentona… me levante. Parecía tener resortes en las piernas.
Me fui al portón de entrada, me recosté contra la pared, cruce los brazos y le dije con impaciencia:
- Bueno, ¿al fin me vas a besar, o no?.
- ¡Claro! -contestó.
Así que me paré derechita, cerré los ojos, fruncí los labios, y levanté el rostro. Esperé… y me quede esperando (¿por qué no me besaba?) abrí los ojos; y en ese momento se me venía encima.
Sonreí.
¡ME BESÓ LOS DIENTES!
Pude haberme muerto.
Él se fue.
Muchas veces me pregunte si él le había contado a sus amigos acerca de nuestro infortunado encuentro romántico. Como yo era extremada y dolorosamente tímida, terminé escondiéndome durante los siguientes dos años, lo que dio por resultado que no volviera a salir con ningún muchacho durante el resto del bachillerato.
De hecho, si llegaba a verlo a él o a cualquier otro chico buen mozo mientras caminaba por los pasillos del colegio, me escondía en el primer salón que encontraba, hasta que hubiera pasado. ¡Y eso que los conocía a todos desde el jardín infantil!
En mi primer año de universidad decidí dejar de lado la timidez de una vez por todas. Deseaba aprender a besar con desenvolvimiento y donaire. Lo logré.
En la primavera regresé a casa. Decidí concurrir al café bar que estaba de moda, y al entrar me encontré ni más ni menos que con mi antiguo amigo del beso en los dientes, sentado en una de las butacas del bar. Me acerque a él y le di una palmadita en el hombro. Sin remilgo alguno, lo tomé entre mis brazos, lo recosté sobre el espaldar de la butaca y le di un apasionado beso. Enderecé la butaca y lo miré victoriosamente a los ojos, diciéndole al mismo tiempo:
- ¿Y qué opinas de eso?.
Él se limito a señalar a la mujer que estaba a su lado.
- Juana María, te presento a mi esposa -dijo.
*********************
OH JUANA MARÍA!!! Esperen, yo no soy Juana María ¿Quién de acá es una Juana María? >_> xD
X.O.X.O Gypsy Girl (?????) xDDD
7 Comentarios
Comentarios recomendados