En el Estadio de Quidditch

[JuanaLovewood]

Se puso unas zapatillas cómodas, una calza negra y una musculosa blanca, su ropa típica para un duelo. Esta vez se disculparía con Lena por haberla mandado a San Mungo un tiempo atrás. Es que no había sido ella, sino Hillary, su segunda personalidad. Pero de ello ya habían hablado, Lena se había recuperado y de nuevo amigas.

 

Juana sonrió recordando cuando se pelearon en el parque, terminaron ambas tendidas en el suelo riendo, con el cuerpo lleno de pasto.

 

Llegó al New Trafford y se dispuso a observar el lugar hasta que vio la silueta de Lena a lo lejos. Decidió no darle ventaja alguna y comenzó antes de que esta la viera.

 

-Incárcerus

 

Dijo y tres cuerdas fueron dirigidas a la silueta, atándola fuerte y ajustadamente. Una se había dirigido a su cuello, otra a sus brazos y otra a sus pies. Eran cuerdas gruesas, pero estaban bien separadas y tendría que desaparecerlas una a una.

[Lena Jones Black]

Corrí al estadio de quidditch ya que no queria llegar tarde al duelo y darle ventaja a mi amiga. Llevaba puestas unas botas de cuero y un jean, mi ropa favorita. Sali de mi casa lo mas rapido que pude y al llegar al estadio vi que tres cuerdas gruesas de dirigían hacia mi y apunté hacia estas pensando Evanesco y las tres cuerdas (que aún no se habían separado) desaparecieron.

 

Fingí que me ataban y me tiré al suelo. Cuando vi que Juana se acercaba a mi confundida apunté a ella.

 

-Desmaius. Hola, amiga.

 

Juana cayó desmayada y su varita cayó unos metros atrás de esta. Entonces corrí hacia esta y la cogí.

Editado 23 de Septiembre del 2014 por Lena Jones Black

[JuanaLovewood]

Se acercó curiosa al ver que Lena no reaccionaba y al estar muy cerca, vio que le apuntó y se desmayó. Soñó algo que no recordó y tardó mas en reaccionar puesto que se había golpeado la cabeza con el suelo, con algo muy duro que la dejó inconsciente. Al despertar, ya no tenía su varita por lo que terminó perdiendo las dos acciones. Decidió dejar que Lena hiciera lo que quisiera con la varita y esperó mirándola desafiante.

[Lena Jones Black]

Sonreí al ver que Juana no tenía nada que hacer ya que no tenía su varita. Era una buena forma de vengarse por la vez que casi me mata. Embrujo Punzante pensé y un rayo viajó hacia Juana, provocando en su cara deformaciones horribles que me dieron una leve sensacion de dolor.

 

-Silencius

 

Dije luego para que Juana no pudiera hablar, luego le tire su varita pero esta cayo unos metros mas atras.

[JuanaLovewood]

Su cara se inflamó y fue horrible. No podía ver casi nada, excepto otro rayo dirigido a ella. Quiso hablar para pedirle disculpas pero estaba muda. Vio una silueta que arrojaba algo similar a un palo, era su varita. Pero Lena le calculó mal y la varita dio en el pecho de Juana, esta la cogió e hizo lo que debía hacer. Ya que Lena no quería aceptar sus disculpas, la pagaría muy feo. Poco a poco su cara se fue tornando normal y pudo hablar, entonces apuntó y se juró a si misma nunca perdonarla en la vida.

 

Pero desvió la varita a una araña, el insecto temido de Lena, entonces un simple Oppugno bastó y al decirlo la araña estaba a su servicio. Pudo ver, cuando estaba cerca, que era venenosa, eso lo mejoraba. -Ve, inyéctale tu veneno, y mátala.

 

La araña lo hizo al instante y Lena cayó, su cara se estaba inflamando y el veneno estaba ya recorriendo su sangre.

[Lena Jones Black]

Una araña se dirigió a mi y me picó, el veneno me inflamó la cara, me empecé a sentir mareada y tenía la sensacion de que moriría pronto. Es que asi era. Quise apuntar con mi varita a Juana pero esta cayó puesto que yo estaba débil. Juana me había mentido, queriendo hacerme creer que ella no me había mandado al hospital, y ahora se venga porque no le creo...

[JuanaLovewood]

-Sectusempra

 

Corrió hasta la sangrada, le sacó su varita y volvió a su puesto.

 

-Sectusempra

 

De nuevo el mismo hechizo. Lena, con veneno y dos horribles aperturas en el pecho, quedó allí, fría, inmóvil. Juana se había vengado.

 

-Ve a San Mungo... Oh, espera, los muertos no van a ningun lado.

 

Dijo y caminó a Lena, miró su cara y tenía ganas de patearla, pero no lo hizo porque a esta ya no le dolería. Estaba muerta. Golpeó su varita contra su cabeza y con un leve crac desapareció de allí, llevándose la varita de Lena.