El Punto en Medio

[Hayame Snape Potter Black]

Cinco minutos.

-La situación es espeluznante, ya son doce desaparecidos y este evento parece que no tiene conexión con algo en específico...

Solo tenía cinco minutos de haberse sentado en su vieja silla de Jefa de Departamento, cerrando los ojos y rememorando aquella ocasión en la que hubiera aparecido un sol gigante para secarlo todo en la oficina (o había sido su hermana) cuando los pasos de alguien ingresando en el piso del Departamento la hicieron alzar una ceja; y en apenas unos segundos, ya un grupo de personas se había parado del otro lado de su escritorio hablando todos al mismo tiempo mientras que ella intentaba analizar el cómo era que no le estaban gritando a Matt en lugar de a ella.

-Estamos hablando de algo de la escuela!! y Accidentes se encarga de todos los asuntos extraños y misteriosos que ningún otro departamento quiere tocar...

Realmente, ahora se preguntaba por qué había decidido regresar ese día...

-Muy bien, muy bien... suficiente!! -exclamó la Snape golpeando con una de sus manos el escritorio lo que provocó que aquellos hombres se callasen de golpe y la mirasen con susto -entonces, a ver si he entendido bien -frunció el ceño y entornó los ojos -están diciendo que han llevado un par de nuevos Armarios Evanescentes a la escuela o son los viejos y que de alguna manera en el pasillo entre ambos...

-Ajá, cada cierto tiempo se abre un tercer pasadizo y una vez que ingresan, nadie sale -explicó uno de aquellos hombres con severidad -y nadie más quiere ir a investigar por temor a no regresar...

-Y pretenden que alguien de nuestro departamento se sacrifique así sin más -resopló la Snape mirándoles con gesto aburrido mientras que aquellos políticos se veían entre ellos; por supuesto, panda de cobardes -bien... acabo de regresar y ya me aburrí así que... qué mas da -soltó cerrando los ojos mientras se colocaba una larga gabardina de cuero negro solo por verse cool y aquellos hombres la veían con sorpresa

-En verdad?

-Pues si... de todas maneras, seguro que los demás departamentos se enteran pronto y al rato vamos a tener a más gente metiéndose en esos armarios a investigar... seguro que se escuchan voces y se ven sombras negras tendremos fantasmas, espectros y cosas terribles rondando por la escuela y eso no es muy bueno -sonrió de lado mirándoles de reojo antes de irse caminando -pero primero, iré por una poca de más ayuda...

Sabía que esa era una muy buena oportunidad para hacer algo divertido pero además, quería aprovechar un poco el saber que había alguien ahí arriba de la que podía abusar, ehhh aprovecharse, ehhh... usarla de carnada o de rehén?... lo que viniera primero o de último, la verdad solo pensaba en lo divertido que sería aquello y si algo se complicaba, siempre podía fingir demencia y llevársela lejos y tomarse una multijugos con sus pelos pero una bebida sabor a cordero... bueno...

- @ Sagitas Potter Blue lista o no, tengo que entrar aunque estés en calzones y bailando la mamushka!! -avisó al llegar a las puertas de la oficina del Ministro

Lo que más recordaba de aquel sitio era haberlo inundado en un tiempo pasado, mojando a la Ministra de aquel entonces y cubriéndola con pirañas mordelonas pero ahora todo era diferente y la realidad era, que no había entrado a las oficinas para ver a su hermana; sería una experiencia completamente nueva así que sencillamente giró la perilla e ingresó, preguntándose que la esperaría del otro lado... y si la acompañaría a ver que habría dentro de aquel camino de oscuridad entre los dos armarios... y si se escondía algo realmente tenebroso adentro...

[Sagitas E. Potter Blue]

¡Cansada, muy cansada! Tras un año andando de aquí para allá, por fin tenía un momento de descanso. Pronto habría elecciones de nuevo y, con un poco de suerte, la normalidad podría instaurarse de nuevo. No, no iba a dimitir ni a dejarme arrebatar lo que tenía. Me refería a que, con 12 meses más en el puesto, podría terminar todo lo que había montado y dejar que dieran sus frutos.

Me quité los zapatos e hice aparecer un balde de agua helada, con sal diluida y con hierbas flotando. Los pantalones se arremangaron de forma mágica hasta las rodillas y metí los pies, soltando un gemido de placer en el contacto con el agua. 

-- ¡¡Aaaaah!! -- solté, sabiendo que, tal vez, no era muy corriente decir eso en pleno despacho del Ministerio. Me era igual, había sacado a todos de mi vista y ordenado que nadie me molestara. Me recliné sobre la silla ministerial y volví a susurrar de placer. -- ¡Aaaaah, qué fresquitoooo!!

Me puse a silbar mientas escribía órdenes de última hora para los funcionarios de educación cuando sentí el grito. No me dio tiempo de reaccionar; si algo tiene Hayame es que es demasiado rápida para mi gusto. Se abrió la puerta de golpe diciendo algo de un baile y unos calzones, sus incoherencias típicas.

-- ¡¡Persona non grata, persona non grata!! -- grité, para avisar a los aurores que se suponen que estaban por allá de guardia. No sé qué es lo que tienen mis familiares, que todos consiguen burlar a mis guardaespaldas.

Pero me puse a reír. Hayame parecía tener una cara pícara de alguien que prepara una travesura.

-- ¡Me apunto! -- dije, aplaudiendo. -- Estoy hasta las narices de ser una bruja buena y educada. Necesito travesuras. ¿Qué pretendes?

La conozco, algo cruzaba su mente y yo, buena chica, buena hermana, quería estar cerca.